De forma muy genérica, cuando hablamos de tolerancia a la frustración estamos definiendo la amarga sensación de impotencia, rabia y tristeza por no conseguir aquello que deseábamos. La frustración es una emoción percibida como negativa cuando no se llega a cumplir un proyecto, una ilusión, un deseo.

Los niños, especialmente los más pequeños, tienen conductas que son consideradas por los adultos como egoístas o egocéntricas. Y, efectivamente, así es, sin embargo, es necesario quitarle a esa forma de comportarse la connotación social o el juicio peyorativo que nosotros ponemos. Este forma parte del desarrollo normal del ser humano que va alcanzando progresivamente mayores niveles de madurez neurológica, tanto a nivel motriz como intelectual o cognitivo. Entre los tres y los seis años, los niños se consideran el centro del mundo, los demás no existen. A esta edad la capacidad empática es aún un proceso muy precario e indefinido y no es hasta los seis años cuando se inicia la etapa de la empatía cognoscitiva o la capacidad de ver las cosas desde la perspectiva del otro, que alcanzará su madurez definitiva en torno a los 10-12 años con la empatía abstracta o social.

Saber esto ayuda a entender la razón por la cual los niños pequeños se comportan de forma narcisista. Ahora bien, de la misma forma que nacemos programados para el lenguaje, pero necesitamos del entorno para producirlo, también necesitamos aprender a ser empáticos y a tolerar la frustración con ayuda de los demás. Con especial protagonismo de los padres que son los referentes fundamentales en edades tempranas.

En este sentido, resulta frecuente ver cómo hay una polarización en la forma de gestionar esta habilidad en los niños. Todos conocemos padres que opinan que a los niños se les debe evitar cualquier frustración, pues ya la vida se encargará de “hacerles sufrir”. También están los del lado opuesto que tienden a frustrar de forma intencional al niño en la creencia de que eso “confiere carácter” y así aprenderán a enfrentar la vida que es muy dura.

Es decir, infraprotección frente a sobreprotección.

En ese continuo habitamos la mayoría de padres, más cerca de uno u otro polo, dependiendo de la situación, del carácter del niño, de la forma en que fuimos educados, de nuestro estado de ánimo en ese momento, cansancio, etc. Es decir, sin una línea consistente de actuación en algo tan básico como es ayudar a nuestros hijos a manejar una de las habilidades emocionales más predictoras de éxito o de fracaso vital.

Algunos de los comportamientos típicos de niños que no han aprendido a gestionar la frustración son:

  • Agresividad: reaccionan de forma agresiva o con rabietas cuando sienten frustración.
  • Abandono de la tarea, no persisten.
  • Impaciencia e impulsividad.
  • Búsqueda de refuerzo o gratificación inmediata.
  • Demandan de forma exigente.
  • Pensamiento polar o radical, poca flexibilidad.
  • Intolerancia al error o al fracaso.
  • Dificultad para adaptarse a los cambios.
  • Ansiedad.
  • Inseguridad.

La vida frustra. Por ello es imprescindible tolerar la frustración y eso se aprende. Hay niños con tendencias de personalidad que estarán más predispuestos y otros más resistentes, pero esta es una aptitud, una habilidad que como tantas otras necesita modelaje y herramientas para ser incorporada.

No ser capaces de tolerar la frustración nos convertirá en adultos emocionalmente discapacitados, ineptos vitales. La vida va a traer frustraciones sí o sí, no siempre nos va a dar aquello que deseábamos incluso esforzándonos mucho. Esto es una realidad y no preparar a nuestros hijos para ello es debilitarles, es dejarles sin recursos de afrontamiento.

Y no se trata de forzar artificialmente las situaciones que producen frustración, ya que eso es innecesario, contraproducente y, en mi opinión, también algo sádico. Pero tampoco debemos evitarlas ni mucho menos, compensarlas. Se trata de aprovechar las frustraciones cotidianas, inherentes al hecho de vivir, como preciosas oportunidades de aprendizaje que, sin ellas, no podríamos hacer.

Nuestro papel como padres y educadores debe ser el del acompañamiento emocional en momentos donde la frustración aparece y duele, reconociendo y validando la emoción primero y ayudando a generar soluciones alternativas después. Pero debe ser el propio niño quien, sintiéndose comprendido y contenido, sea capaz de generar una solución alternativa. No debemos compensar nosotros lo que falló ya que evitaremos al niño la posibilidad de trabajar aptitudes esenciales como la paciencia, la aceptación, la solución de problemas, la demora del refuerzo y la creatividad.

Algunas ideas para ayudar a nuestros hijos a gestionar la frustración:

  • Deja que haga aquello que puede hacer, aunque lo haga despacio y mal. Aunque se equivoque o no lo haga de la forma en que tú lo harías. Con ello estás capacitándole para vivir el error como algo positivo que nos indica cómo no hacer las cosas (luego es un camino, un faro) y estás desarrollando en él la percepción de logro y competencia personal, ambas pilares de una autoestima sólida y resistente a los reveses.
  • No compenses el error haciéndolo tú. Deja que lo vuelva a intentar e invítale a encontrar por sí mismo nuevas rutas para resolverlo. Permanece a su lado, tu papel es ofrecer contención y seguridad para que él encuentre su forma de hacer las cosas.
  • Sé referente. Los niños aprenden, sobre todo, por modelaje y nosotros somos los modelos a través de los cuales filtran la realidad y aprenden a estar en el mundo. Si tú vives el error como algo negativo, si abandonas la tarea cuando te frustras, si vives un revés cotidiano de forma agresiva, estás siendo incoherente con lo que pretendes transmitir. Revisa tu forma de afrontar el fracaso, la frustración y el error. Para educar hay que reeducarse.
  • No dejes que se enfrente a aquello para lo que aún no está listo. Hay situaciones que requieren la intervención de un adulto.
  • Ayúdale a canalizar la frustración de forma constructiva: es necesario que aprenda a identificarla, nombrarla y después encontrar una manera de desactivar la agresividad que pueda generar: sencillas técnicas de respiración diafragmática, el ejercicio físico intenso (correr, saltar, gritar…).
  • No minimices ni anules el llanto. Llorar es una respuesta necesaria, positiva y posterior a la agresividad que genera la frustración, por tanto, es un paso previo para neutralizar la impotencia y sentirnos más preparados para el aprendizaje posterior.
  • Sé empático de verdad. Escucha sus razones y trata de que hable sobre todo de emociones, de cómo se siente. Hablar de ello, es el principio de la aceptación y, por tanto, de empezar a encontrar sus propias maneras de resolverlo. Contar un suceso parecido que te ocurrió a ti cuando eras pequeño, suele ser percibido por el niño como que estás entendiendo realmente su situación dado que la viviste y en ese saberse comprendido hay un enorme camino recorrido.
  • La persistencia en la tarea no tiene que ser seguida ni insistente. Si el niño está intentando algo que no consigue y se frustra, puede ser bueno cambiar de actividad y volver a ello más tarde, cuando el ánimo haya cambiado. Negócialo con él previamente.
  • Dale la ayuda justa y cuando la pida. Es importante que aprendan también a pedir ayuda cuando sientan que la necesitan, pero no des más de lo que es necesario, dale solo aquello que le permita seguir por sí mismo. Los padres tendemos a hacerlo por ellos en la creencia de que les estamos ayudando, pero es una ayuda cortoplacista y que parchea una situación concreta en lugar de generar recursos adaptativos de personalidad a largo plazo.

En definitiva, no te preocupes demasiado por cuánto puedes hacer por tus hijos, sino por cuánto pueden hacer por sí mismos y cuánta solidez vital han construido, gracias a cómo fueron educados.

La temporada navideña es un momento de celebración, alegría y reunión familiar. Sin embargo, es crucial recordar que, en medio de la festividad, existe la responsabilidad de cuidar y proteger a los más jóvenes de nuestra sociedad. Una de las preocupaciones más apremiantes durante estas fechas es el consumo de alcohol por parte de menores de edad. En este artículo, exploraremos la importancia de prevenir esta práctica y ofreceremos estrategias para abordar este problema de manera efectiva.

Consecuencias del Consumo Temprano de Alcohol:

El consumo de alcohol en edades tempranas puede tener consecuencias a largo plazo para la salud física y mental de los jóvenes. El cerebro en desarrollo es especialmente vulnerable a los efectos del alcohol, lo que puede afectar negativamente la toma de decisiones, la memoria y la función cognitiva. Además, el riesgo de adicción aumenta significativamente cuando se inicia el consumo a una edad temprana.

La Responsabilidad Compartida:

Prevenir el consumo de alcohol en menores durante la Navidad no es solo tarea de los padres, sino una responsabilidad compartida entre la familia, la comunidad y la sociedad en general. La educación y la comunicación son clave para construir un frente unido contra esta problemática.

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Estrategias para Prevenir el Consumo de Alcohol en Menores:

  1. Comunicación Abierta: Fomentar un ambiente en el que los menores se sientan cómodos compartiendo sus pensamientos y preocupaciones es fundamental. Establecer un diálogo abierto sobre los riesgos del consumo de alcohol y sus consecuencias puede ayudar a crear conciencia.
  2. Modelo a Seguir: Los adultos actúan como modelos a seguir para los jóvenes. Mostrar comportamientos responsables en relación con el alcohol envía un mensaje claro sobre la importancia de consumir de manera moderada y legal.
  3. Actividades Alternativas: Ofrecer alternativas atractivas y divertidas que no involucren alcohol puede desviar la atención de los jóvenes de esta sustancia. Organizar eventos familiares, juegos y actividades recreativas puede ser una excelente manera de mantener la celebración libre de alcohol.
  4. Educación Escolar: Introducir programas educativos sobre los riesgos del consumo de alcohol en el currículo escolar puede ser eficaz. Los estudiantes deben comprender los peligros asociados con el alcohol y estar equipados con habilidades para resistir la presión de grupo.
  5. Vigilancia Responsable: Los padres y cuidadores deben estar atentos a las señales de consumo de alcohol en sus hijos. La supervisión activa y la imposición de límites claros pueden ayudar a prevenir situaciones problemáticas.

En última instancia, prevenir el consumo de alcohol en menores durante la Navidad requiere un esfuerzo colectivo. La educación, la comunicación y la creación de ambientes seguros y saludables son herramientas esenciales para abordar este desafío. Al trabajar juntos como sociedad, podemos garantizar que esta temporada festiva sea recordada por la alegría y la unión familiar, y no por las consecuencias negativas del consumo de alcohol en los jóvenes.

La NASA ficha a un joven talento de Linares de tan solo 22 añitos. Juan García trabajará en un área clave para el éxito de futuras expediciones interplanetarias

El Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA, famoso por ser el núcleo de algunas de las misiones más innovadoras de exploración espacial, ahora cuenta entre sus filas con un talento español: Juan García, un joven ingeniero aeroespacial de Linares, que a sus 22 años ha logrado lo que para muchos queda en el terreno de los sueños. García ha sido reclutado por la NASA para trabajar en el desarrollo de software especializado en simulaciones de misiones espaciales, un área crítica para el éxito de futuras expediciones interplanetarias.

La historia de García es la de un sueño con destino a las estrellas que comenzó en su natal Andalucía y que, a través de su esfuerzo y dedicación, lo ha llevado a integrarse en una plantilla de aproximadamente 6.000 personas que trabajan en el JPL. «Desde el JPL, donde trabajan unas 6.000 personas, la NASA diseña y controla las naves robóticas que exploran el Sistema Solar», explicó el propio García. En este enclave de la ciencia, se desarrollan y monitorizan rovers como Curiosity y Perseverance, que han marcado hitos en la historia de la exploración de Marte.

García no es nuevo en el ambiente de la NASA. Su relación con la agencia espacial se remonta al año pasado cuando realizó una beca en el mismo centro de la NASA en California. A pesar de las limitaciones impuestas por la pandemia, que le obligaron a trabajar desde la distancia, su rendimiento impresionó a sus superiores, lo que finalmente se tradujo en un contrato indefinido y su traslado a Estados Unidos.

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, destacó el logro del joven ingeniero a través de X con un mensaje que refleja el sentir de una comunidad: «¡Enhorabuena, Juan! A seguir cumpliendo sueños. Linares, Jaén y #Andalucía están orgullosas de ti.«

Desde su etapa escolar, García ha demostrado ser excepcional, formando parte del programa de altas capacidades y saltándose cursos hasta llegar a la Universidad Carlos III de Madrid a los 16 años. Su precoz incursión en la ingeniería aeroespacial y su notable trayectoria son un testimonio de su potencial y de la capacidad de las nuevas generaciones de ingenieros españoles para destacar en el escenario global. Con García, Linares, Jaén, y toda Andalucía ven uno de sus sueños alcanzar la órbita de las oportunidades internacionales.

    • 1«¡Recoge tu cuarto!». «¡Esto no es un hotel al que venir solo a comer y dormir!». «Pero, ¿por qué te acuestas tan tarde si mañana madrugas?». «¡Pero, hijo/a, levántate ya que llegas tarde a clase!». Si usted tiene un hijo adolescente, seguro que se ha sorprendido más de una vez diciendo estas frases, y otras más o menos similares. Algunas de ellas, incluso, se las oyó a sus padres cuando usted pasaba por esa tormentosa etapa de la vida. El tono depende de la cantidad de veces que las haya tenido que pronunciar inmediatamente antes.

      Sí, la adolescencia —definida por la OMS como el periodo de crecimiento y desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre los 10 y los 19 años— es una época dura para los que la pasan, pero también para los padres, que a menudo sienten cómo la paciencia se escapa entre los dedos, dando paso a la desesperación… Pues bien, ha de saber que muchos de esos comportamientos que tanto le cuesta soportar de su hijo, tienen una explicación neurológica, psicológica o fisiológica. Quizá la ciencia le ayude a llevarlo mejor.

    • desorden
      2El desorden (imposible) de la habitación El chiste lo dice todo: «Entrar en la habitación de mi hijo es como ir a Ikea. Voy a echar un vistazo y salgo con seis vasos, dos platos y cuatro toallas». Vamos, que el caso de su hijo no es único. Ni especialmente grave. Mercedes Bermejo, especializada en psicodiagnóstico y psicóloga Infanto- Juvenil y de Familia en Psicólogos Pozuelo, lo explica así: «La adolescencia es una etapa evolutiva en muchos casos de sensación de caos. Por lo que el umbral de tolerancia del desorden o suciedad es más alto que en etapas de vida más avanzadas».

      No se preocupe, es muy posible que se pase con la edad. Aunque José Antonio Marina, filósofo, escritor, pedagogo y presidente de la Fundación Educativa Universidad de Padres aclara: «En los programas de la Universidad de Padres nos interesamos mucho por los niños desorganizados, que muchas veces tienen problemas espaciales o temporales. Durante la adolescencia, el problema del desorden aumenta, pero no surge de nuevo. Se hace más patente porque los adolescentes obedecen menos, se mueven más, tienen más cosas a su disposición, y tienen muchos intereses ‘urgentes’. Hay que recordar que lo que hace difícil ordenar es que, para hacerlo, hay que cesar en una actividad más entretenida».
      Consejo: «El orden es un hábito», recuerda Marina, «y por eso debe fomentarse desde la infancia, como el lavarse los dientes o lavarse las manos antes de comer. Los comportamientos automáticos resultan fáciles, porque no hay que estar tomando decisiones continuamente»

  •  En efecto, al empezar la ESO o poco antes, por arte de magia, empiezan a retrasar la hora de meterse en la cama. Y por las mañanas, no hay quien les levante… Un estudio de 2013 cuenta la razón: " Los ciclos de sueño-vigilia de la infancia cambian debido a los estímulos fisiológicos de la pubertad . En los adolescentes se produce un retraso de aproximadamente dos horas en el inicio del sueño nocturno y la hora del despertar".   Además, lo explica Juan Carlos Portilla, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN): "Se debe a que  la fabricación de melatonina (hormona relacionada con el ritmo del sueño) se produce más tarde por la noche que en niños y adultos , por lo que resulta más difícil conciliar el sueño. Esta condición neurobiológica asociada a otros factores culturales y ambientales ayudan a entender estas características conductuales con respecto al sueño en esta etapa de la vida".   Consejo:  Así que asegúrese de haberle inculcado hábitos saludables como la lectura, le vendrán bien para esas horas de vigilia. Pero antes, Bermejo aconseja fomentar desde la infancia la adquisición de una higiene del sueño adecuada. Pueden ayudarle: poner un temporizador en la televisión para que se apague a la hora de ir a la cama, establecer un horario a partir del cual se apague el móvil y dejar un tiempo de descanso sin deberes antes de ir a la cama.
    3Que retrasen la hora de acostarse… y la de levantarse En efecto, al empezar la ESO o poco antes, por arte de magia, empiezan a retrasar la hora de meterse en la cama. Y por las mañanas, no hay quien les levante… Un estudio de 2013 cuenta la razón: «Los ciclos de sueño-vigilia de la infancia cambian debido a los estímulos fisiológicos de la pubertad. En los adolescentes se produce un retraso de aproximadamente dos horas en el inicio del sueño nocturno y la hora del despertar».

    Además, lo explica Juan Carlos Portilla, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN): «Se debe a que la fabricación de melatonina (hormona relacionada con el ritmo del sueño) se produce más tarde por la noche que en niños y adultos, por lo que resulta más difícil conciliar el sueño. Esta condición neurobiológica asociada a otros factores culturales y ambientales ayudan a entender estas características conductuales con respecto al sueño en esta etapa de la vida».
    Consejo: Así que asegúrese de haberle inculcado hábitos saludables como la lectura, le vendrán bien para esas horas de vigilia. Pero antes, Bermejo aconseja fomentar desde la infancia la adquisición de una higiene del sueño adecuada. Pueden ayudarle: poner un temporizador en la televisión para que se apague a la hora de ir a la cama, establecer un horario a partir del cual se apague el móvil y dejar un tiempo de descanso sin deberes antes de ir a la cama.

    •  "Los adolescentes  experimentan muchos cambios fisiológicos, psicológicos y sociales ", comenta Marina. "Se les amontonan sus tareas evolutivas. No solo tienen alteraciones de humor endógenas, sino también las producidas por sus relaciones sociales. Son muy vulnerables a las opiniones de los demás, están intentando encontrar su identidad, con frecuencia no se comprenden, se dan cuenta de que cambian mucho dependiendo de con quién se relacionan. Y para los padres estos cambios suelen ser conflictivos".   Portilla da una explicación neurológica: " La falta de maduración de la corteza prefrontal  (necesaria en la capacidad para controlar los impulsos) y la falta de sueño habitual en la adolescencia" son también culpables de estos cambios en su humor.    Consejo:  Los padres, según Marina, deben tratar de "comprender los sentimientos de sus hijos y demostrarles que los entienden; pero, eso sí, ayudarles a distinguir que una cosa son los sentimientos y otra el comportamiento, y que los primeros muchas veces no podemos controlarlos, pero los actos sí".
      4Los cambios de humor «Los adolescentes experimentan muchos cambios fisiológicos, psicológicos y sociales«, comenta Marina. «Se les amontonan sus tareas evolutivas. No solo tienen alteraciones de humor endógenas, sino también las producidas por sus relaciones sociales. Son muy vulnerables a las opiniones de los demás, están intentando encontrar su identidad, con frecuencia no se comprenden, se dan cuenta de que cambian mucho dependiendo de con quién se relacionan. Y para los padres estos cambios suelen ser conflictivos».

      Portilla da una explicación neurológica: «La falta de maduración de la corteza prefrontal (necesaria en la capacidad para controlar los impulsos) y la falta de sueño habitual en la adolescencia» son también culpables de estos cambios en su humor.

      Consejo: Los padres, según Marina, deben tratar de «comprender los sentimientos de sus hijos y demostrarles que los entienden; pero, eso sí, ayudarles a distinguir que una cosa son los sentimientos y otra el comportamiento, y que los primeros muchas veces no podemos controlarlos, pero los actos sí».

    • hijo desobedece
      5La rebeldía contra los padres Bermejo apunta a que «tras haber tenido una mayor dependencia del adulto durante la infancia, los adolescentes pasan a una mayor independencia, pero siguen requiriendo del adulto. De hecho, cuanto más es así, mayor necesidad tiene de conflictuar con él. Es la fórmula para poder adquirir la seguridad e identidad que necesita, a través del adulto, de quien ha de poder separarse progresivamente».

      Consejo: Ármese de paciencia y piense que es parte de su trabajo como padre y educador: «Una de las metas de la educación es, precisamente, que alcancen la independencia, sin desvincularse de la familia». Palabras de José Antonio Marina.

      Un estudio de la Universidad de Málaga añade que los padres que expresan afecto —se comunican con sus hijos, no los critican o no los rechazan por un comportamiento— y son inductivos (solo en el caso de las madres) tienen menos conflictos con sus hijos durante la adolescencia».

  • amigos
    6La influencia (casi exclusiva) de sus amigos Sí, lo que dice el último amigo de turno va a ser tenido mucho más en cuenta que lo que pueda decir usted, que le ha criado… Pero es que, como dice Marina, «el centro de su vida ha basculado: ya no es la familia, es el grupo, los amigos». Parte de la culpa, de nuevo, la tiene la química del cerebro: «La oxitocina, un transmisor neuronal al que es muy sensible el cerebro adolescente, parece ser responsable de la gratificación que obtienen de las relaciones sociales. Los amigos de la misma edad no solo comparten intereses comunes: les llenan de nuevas sensaciones», asegura el neurólogo de la SEN. En este artículo publicado en el blog Escuelaconcerebro, el astrofísico Jesús C. Guillén se refiere al «cerebro social»: «Engloba regiones cerebrales que intervienen en lo afectivo y cognitivo en relación a los demás y sigue desarrollándose durante la adolescencia».
    Consejo. Para Marina, «lo importante es que caigan en un buen grupo. Por eso es por lo único por lo que deben preocuparse los padres y tratar de influir, desde que son pequeños».
  • adolescentes locos
    8Ese gusto por el riesgo (y la impulsividad) De nuevo el menor desarrollo de la corteza prefrontal es el culpable de que les mole correr riesgos y ser impulsivos. Lo dice este estudio de la Universidad de Sevilla. Portilla lo explica así: «Las características neurobiológicas del cerebro adolescente permiten reconocer los riesgos en determinadas situaciones, sin embargo, valoran mucho más el beneficio obtenido a pesar del riesgo asumido. Esta característica conductual parece que está influenciada por la máxima sensibilidad a la dopamina que tiene el cerebro en esta etapa; esta hormona es un neurotransmisor que interviene en la toma de decisiones para alcanzar fenómenos de recompensa».
    En ese sentido, Marina incide en la importancia de enseñar a los adolescentes a tomar buenas decisiones: «En los programas de la Universidad de Padres tenemos claro que es una de las funciones primordiales de la educación. Y por eso, la educación de la responsabilidad es fundamental a todas las edades».

    Consejo. Según José Antonio Marina, «la impulsividad puede ser tan solo un modo de hacer visibles sus enfados; pero también puede deberse a que aún no ha aprendido a controlar su propio cerebro. Si este comportamiento es fruto de falta de control de los enfados, hay que volver a lo que comentamos con la rebeldía: tal vez el enfado no se pueda controlar, pero sí la manifestación del este. Forma parte de los límites que hay que poner para hacer la convivencia posible».

    Y añade: «Otra cosa es que el adolescente, que ha aprendido durante su infancia a conducir su cerebro infantil —un ciclomotor—, se encuentra ahora al volante de un Ferrari —su cerebro adolescente que ahora sabemos que se rediseña muy profundamente—, y tener la potencia de un Ferrari es estupendo, pero si no aprendes a conducirlo chocarás en cuanto arranques. La educación de la inteligencia ejecutiva, que es central en nuestros programas, es fundamental en esta edad».

    https://elpais.com/elpais/2018/02/12/album/1518453830_270944.html?rel=str_articulo#foto_gal_8

El descanso nocturno no solo consiste en dormir unas horas, sino en disfrutar de un sueño reparador que permita afrontar la actividad diurna sin fatiga. “El hecho de que los niños se despierten por la noche es normal, sobre todo los más pequeños. Cuando crecen, el desarrollo del niño permite que el sueño sea más largo y disminuyen los despertares nocturnos. Sin embargo, si la dificultad de conciliar o mantener el sueño perdura en el tiempo y produce consecuencias como malestar o somnolencia por el día, se considera insomnio”, explica Beatriz Cabrera, psicóloga del centro de psicología y logopedia, BlaBla,que cifra entre un 25 y un 30% los casos de insomnio entre los niños de entre 6 meses y 5 años de edad.

¿Qué les quita el sueño a los niños?

El insomnio infantil puede ser transitorio cuando está asociado a “cambios emocionales familiares, sociales o escolares. También puede estar causado por estrés debido a problemas familiares, bullying, depresión, ansiedad o consumo de medicamentos y alimentos que interfieran en el sueño”, explica la psicóloga Beatriz Cabrera. Los malos hábitos a la hora dormir restan calidad de sueño a los niños, entre ellos: dormir a deshoras, cambios en los horarios de descanso nocturno, cenas copiosas o bebidas estimulantes. El ejercicio físico antes de dormir, así como los juegos digitales o el ruido ambiental también desajustan el sueño de los pequeños.

El sueño nocturno es un tiempo fundamental para resetear nuestro cerebro y renovar la energía que gastamos durante el día. Los niños necesitan más horas de sueño que los adultos porque están en proceso de crecimiento. “En el caso de los niños entre 1 y 3 años alrededor de 12 horas, de 3 a 10 años, unas 10 horas y entre los 10 y los 18 años, cerca de 10 horas”, explica Beatriz Cabrera.

Noche sin descanso, día complicado para los niños

Las consecuencias del descanso nocturno inadecuado y escaso para los niños se hacen patentes por el día. “Irritabilidad, somnolencia y cansancio, dolor de cabeza, falta de atención que afecta al aprendizaje, accidentes, como caídas y en algunos casos hiperactividad”, comenta Darío Fernández Delgado, psicólogo, logopeda y médico de familia del Gabinete Médico Delicias, que recomienda los menús de buenas noches para ayudar a conciliar el sueño a los niños, como en el caso de los alimentos que aportan melatonina, la hormona que segregamos cuando hay oscuridad y que regula nuestros biorritmos de actividad y descanso o sueño. Algunos de los alimentos que estimulan esta hormona clave para el descanso son “el plátano, la leche o los hidratos de carbono. Un postre ideal para cenar el arroz con leche. La zanahoria, espinacas y los guisantes, así como el pescado azul, el atún, la merluza o las nueces” también favorecen el descanso nocturno, comenta el psicólogo, Darío Fernández,

Cómo arropar el descanso nocturno de los hijos en casa

¿Contar ovejitas antes de dormir? Hay pautas más eficaces para ayudar a que los niños caigan en los brazos de Morfeo. La psicóloga Beatriz Cabrera, las menciona:

1-Mantener una rutina del sueño con horarios regulares de como mínimo 8 horas de descanso nocturno.

2-Evitar cenas copiosas poco antes de dormir. Si el niño tiene hambre durante el tiempo que transcurre entre la cena y el momento puede tomar un tentempié ligero, como leche con galletas.

3-Evitar los productos con cafeína o tomar líquidos excesivamente a la hora de ir a dormir.

4-Usar la cama solo para dormir. Evitar otras actividades como ver la televisión o leer y estudiar.

5-Mantener el dormitorio acondicionado y confortable. Con oscuridad, sin ruido, bien ventilado y a una temperatura agradable.

6-Eliminar del cuarto luces innecesarias, como las de relojes o de adorno.

7-Minimizar las posibles interrupciones del sueño, como los ruidos externos.

8-Propiciar que los niños expresen sus preocupaciones, emociones y experiencias para evitar que se vayan a dormir con ellos y alteren su sueño.

9-Procurar que el niño realice una actividad relajante antes de dormir, como leer un cuento. Evitar ver la televisión o jugar con videojuegos en las últimas horas de la tarde y antes de ir a dormir.

10-Mantener los aparatos electrónicos fuera del dormitorio del niño. Entre ellos, los ordenadores, móviles o videojuegos.

11- Escribir un diario de actividades del día siguiente, cuando tenga el niño tenga edad para hacerlo, con el fin de restarle preocupación porque se le olvide algo. Es recomendable que lo haga, al menos tres horas antes de ir a dormir para que se olvide de las obligaciones del día siguiente.

12-En caso de que el insomnio persista, es recomendable realizar un buen diagnóstico para descartar trastornos del sueño.

https://elpais.com/elpais/2018/10/25/mamas_papas/1540468384_633352.html?rel=mas

Las estampas habituales en los alrededores de un centro escolar son el trasiego de alumnos y los corrillos de jóvenes, pero otras veces existe también una realidad más oculta: la droga a la puerta del colegio. Un total de 222 puntos de venta de estupefacientes fueron desactivados a lo largo del año 2021 en las inmediaciones de las escuelas españolas, según los últimos datos disponibles al respecto del Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad Escolar en los centros educativos y sus entornos del Ministerio del Interior.

El centro escolar debería ser uno de los lugares más seguros para niños y jóvenes; sin embargo, el hecho de que se trapichee con droga no solo crea inseguridad entre el alumnado, sino que también ayuda a normalizar estas sustancias, con el consiguiente riesgo de crear adicciones a temprana edad. Según los últimos datos disponibles de la Encuesta Estudes sobre uso de drogas en enseñanza Secundaria en España, que realiza el Plan Nacional sobre Drogas de Ministerio de Sanidad, los estudiantes entre 14 y 18 años perciben que sería fácil conseguir droga. Concretamente, el 97,7% se refiere al alcohol; el 90,2%, al tabaco; el 44,2%, a la cocaína, y el 78,9%, al cannabis.

Los expertos recomiendan no esperar a que existan problemas para tratar de atajarlos, sino prevenirlos desde la infancia intensificando esfuerzos en la preadolescencia.

Prevención del consumo de drogas en adolescentes: consejos para padres y madres

“Ante ese tipo de escenas, que yo también he visto, los jóvenes muestran incredulidad. Sienten un golpe de realidad frente a la visión más infantil en la que, aparentemente, las drogas son algo ajeno a ellos y, de repente, ven que están ahí mismo”, afirma Tristana Suárez, psicóloga y terapeuta Gestalt. “Se trata de lo que llamamos alta disponibilidad percibida, con lo que los jóvenes reciben el mensaje de que hay tolerancia con las drogas y son accesibles, lo que se convierte en un factor de riesgo para motivarles a consumirlas”, añade Miguel Ángel Rodríguez, subdirector de Programas de la Fundación de Ayuda contra la Drogradicción, Fad Juventud. Las asignaturas pendientes sobre el consumo de drogas entre jóvenes pasan por fomentar programas de prevención en las aulas. “También hay que de invertir en la persecución de la venta, tráfico de drogas y en los tratamientos de personas que tienen ya la adicción”, aclara Rodríguez.

Los menores deberían de estar especialmente protegidos frente a la presencia de sustancias en la puerta de las escuelas. “El entorno educativo debe ser protector y libre de cualquier amenaza que pueda suponer un peligro para los alumnos”, asegura Abraham Bedmar, policía y jefe de equipo del Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad Escolar en los centros educativos y sus entornos de la Unidad Central de Participación Ciudadana. Bedmar destaca la relevancia de la educación como herramienta para prevenir y erradicar el consumo de drogas entre los estudiantes: “Es importante hacer énfasis en que no imiten el comportamiento de otros por simple presión de grupo y vigilar los entornos de los centros escolares, poniendo atención en la detección de posibles puntos de tráfico minorista para su desarticulación”.

Cuando los padres ignoran que la droga está en el colegio

Los progenitores pueden desconocer este tipo de situaciones en las que sus hijos tienen acceso a las drogas a las puertas de su centro escolar. “Lo que suele suceder es que se normaliza la situación y los jóvenes no se lo cuentan a sus padres, lo que genera un sentimiento engañoso de que no hay tanto riesgo y facilita, al menos, probarlas”, incide Suárez. La influencia de la presión del grupo con respecto al consumo de estupefacientes es otra cuestión a tener en cuenta: “Si lo hace todo el mundo por qué no yo, al igual que sucede con el alcohol, con el que no nos escandalizamos tanto y es accesible para ellos”. Efectivamente, ciertas drogas tienen más permisividad social que otras entre los jóvenes. “Es el caso del alcohol. Lo ideal sería la tolerancia cero con las drogas y predicar con el ejemplo”, asegura Rodríguez.

“Solo con ver el trapicheo, el niño está recibiendo un estímulo negativo. La ignorancia sobre el tema lleva, en muchas ocasiones, a la curiosidad y esta, a su vez, a probar”, añade el escritor Adolfo Marchena. “Mi adicción se produjo por varios motivos como la curiosidad”, prosigue, “el desconocimiento y los problemas personales. Por eso es preciso adelantarse y educar a los jóvenes sin ocultar la realidad, ya que la problemática existe porque se trata de un negocio lucrativo”.

A los progenitores, explica Suárez, les preocupa que sus hijos puedan normalizar la presencia y consumo de drogas en las inmediaciones de su centro escolar. “Les inquieta el hecho de que puedan comprarlas fácilmente e iniciar una adicción, que les genere alteraciones sociales, conductuales, así como una disminución de su rendimiento escolar, absentismo o abandono de los estudios”, advierte Bedmar. Este policía explica también cómo afecta a los colegios la presencia de estupefacientes en su entorno: “La instalación de un punto de venta de droga acarrea consecuencias negativas, como suciedad, agresiones o acoso, lo que se traduce en un descenso de la seguridad tanto objetiva como subjetiva y una mala imagen del centro escolar”.

El planteamiento de los adultos de cara a los jóvenes con respecto a las drogas suele ser moralista. “Lo vemos de una manera censora y no damos una visión real de que las sustancias están ahí y toda la vida se han usado”, incide Suárez. Para esta psicóloga, un enfoque más realista protegería más a niños y adolescentes que el simple hecho de demonizar y mirar para otro lado: “Cuando en realidad la tienen al lado”.

Fuente: El País.

Amistad y físico, las principales preocupaciones de los jóvenes.

La amistad y la apariencia física son dos preocupaciones comunes entre los jóvenes en la sociedad actual. En una era donde la imagen y la percepción social juegan un papel importante en la vida cotidiana, los jóvenes a menudo enfrentan desafíos y ansiedades relacionadas con estas dos áreas de su vida.

La amistad es una parte crucial del desarrollo social y emocional de los jóvenes. Los adolescentes y adultos jóvenes a menudo anhelan relaciones significativas y conexiones emocionales con sus pares. Sin embargo, la amistad también puede ser una fuente de preocupación para los jóvenes. Muchos se preocupan por ser aceptados y populares, y pueden enfrentar ansiedades relacionadas con la exclusión social, la soledad o el temor a no encajar. La presión de tener un grupo de amigos, ser aceptado por un cierto grupo social o ser parte de una «clique» puede generar estrés y ansiedad en los jóvenes, especialmente en entornos escolares o comunitarios donde las relaciones sociales son importantes.

Además, el auge de las redes sociales y la comunicación digital ha creado nuevas dinámicas en las amistades de los jóvenes. La preocupación por la cantidad de seguidores, likes y comentarios en las redes sociales puede afectar la autoestima y la percepción de uno mismo, lo que puede generar ansiedad y preocupación por la aceptación social en línea. Los jóvenes pueden sentirse presionados para mantener una imagen perfecta en las redes sociales, lo que puede generar ansiedad y estrés en su vida diaria.

La apariencia física es otra preocupación significativa para muchos jóvenes. La sociedad actual valora la apariencia física y la imagen corporal, y los jóvenes a menudo enfrentan presiones para cumplir con ciertos estándares de belleza. La preocupación por el peso, la altura, el tipo de cuerpo o la apariencia facial puede generar ansiedad y preocupación en los jóvenes, especialmente durante la adolescencia, una etapa en la que el cuerpo experimenta muchos cambios.

La comparación con los demás, la presión de la imagen corporal idealizada en los medios de comunicación y la influencia de las redes sociales pueden afectar negativamente la autoestima y la confianza en sí mismos de los jóvenes. Esto puede llevar a preocupaciones sobre la aceptación social, la popularidad y la percepción que los demás tienen de ellos en función de su apariencia física.

Es importante destacar que estas preocupaciones no son nuevas, pero la sociedad actual, con su enfoque en la imagen y la percepción social, puede intensificarlas. Es esencial que los jóvenes aprendan a desarrollar una autoimagen saludable y una autoestima basada en su valía como personas, más allá de su apariencia física o la aceptación social.

Para abordar estas preocupaciones, es fundamental que los jóvenes reciban apoyo y orientación de adultos de confianza, como padres, maestros o mentores. Fomentar la autoaceptación, la confianza en sí mismos y las habilidades sociales saludables puede ayudar a los jóvenes a enfrentar estas preocupaciones de manera más positiva. También es importante educar a los jóvenes sobre la importancia de la diversidad y la aceptación de las diferencias en los demás y en uno mismo.


La adolescencia es una de las fases de la vida más importantes. En ella, el cuerpo humano experimenta los grandes cambios que llevan a la aparición de los rasgos de la adultez, tanto física como mentalmente.

Ahora bien, la adolescencia no es una etapa única en la que todos los cambios se vayan produciendo en el mismo ritmo. Es por eso que es posible distinguir diferentes etapas de la adolescencia, que van marcando el ritmo del proceso de maduración.
Las distintas fases de la adolescencia

Existen diferentes criterios para establecer en qué momento termina una etapa de la adolescencia y en qué momento empieza otra. De hecho, no hay ningún criterio enteramente objetivo y definitivo para establecer esas fronteras temporales, ni lo puede haber; todo depende de en qué parámetros nos fijemos.

Sin embargo, eso no significa que no exista un cierto consenso acerca de cuáles son estas fases. A continuación puedes verlas explicadas y descritas.
1. Pre-adolescencia

La pre-adolescencia va de los 8 a los 11 años, y consiste en la etapa en la que se produce la transición entre la infancia y la adolescencia. Por eso, existe cierta ambigüedad acerca de si esta fase pertenece a la infancia a la adolescencia. Lo que sí es seguro es que en la mayoría de los casos, la pre-adolescencia coincide con el inicio de la pubertad.
Cambios físicos

Los cambios físicos que se dan en esta etapa son notables y afectan a muchas partes del cuerpo. Por ejemplo, es en este punto cuando los huesos empiezan a crecer de forma rápida y de manera desigual, lo cual puede hacer que cueste un poco más coordinar los movimientos (aparece una sensación de torpeza) y que aparezcan ligeras molestias en algunas articulaciones.
Cambios psicológicos

En esta etapa de la adolescencia se producen grandes progresos en la capacidad para pensar en términos abstractos. Es por eso que se es más capaz de reflexionar sobre situaciones hipotéticas o sobre operaciones lógicas y matemáticas. Sin embargo, normalmente al abandonar esta fase no se tiene un total dominio en estos ámbitos.

Del mismo modo, se tiende a tratar de encajar en los roles de género, para no salirse de los estereotipos relacionados con la apariencia y los comportamientos diferenciados del hombre y de la mujer.
2. Adolescencia temprana

La adolescencia temprana ocurre entre los 11 y los 15 años, y en ella se dan los principales cambios súbitos de tipo hormonal, hasta el punto en el que al abandonar esta fase el cuerpo es muy distinto al que se tenía durante la pre-adolescencia.
Cambios físicos

La adolescencia temprana es la fase en la que se producen los mayores cambios en la voz. Del mismo modo, se desarrolla la musculatura y los órganos sexuales hasta tener una apariencia mucho más adulta. El hecho de disponer de unos músculos más grandes hay que se necesite comer más y dormir durante mayor tiempo.

Del mismo modo, en muchos casos empieza a manifestarse el acné por la cara, debido a un aumento de segregación de sustancia grasa en la piel.
Cambios psicológicos

En la adolescencia temprana se llega a conquistar la total capacidad para pensar en términos abstractos, aunque esto solo se produce si se ha practicado esta habilidad y se ha gozado de una buena educación.

Del mismo modo, el gregarismo ocupa pasa a tener un papel muy importante tanto a la hora de relacionarse con los demás y de buscar referentes fuera de la familia, como a la hora de construir la propia autoestima y autoconcepto. En esta época se experimenta con diferentes elementos que pueden conformar una identidad, como la estética relacionada a tribus urbanas.

Del mismo modo, tiende a valorarse mucho la opinión que los demás tienen de uno mismo. Se considera que la imagen y la estética es un componente primordial de la propia identidad y bienestar.
3. Adolescencia tardía

Esta es la tercera y última de las etapas de la adolescencia, y ocurre aproximadamente entre los 15 y los 19 años, según la Organización Mundial de la Salud.
Cambios físicos

Las personas que se encuentran en esta fase suelen mostrar más homogeneidad en sus características que las que se encuentran en la adolescencia temprana, porque la gran mayoría ya ha pasado por los cambios más bruscos. Esto ha llevado a algunos investigadores a concluir que esta fase no se diferencia sustancialmente de la adultez, y que tan solo es un constructo social existente en ciertas culturas y no en otras. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el impacto psicológico de los constructos sociales es totalmente real y, por consiguiente, puede influir en el proceso de maduración, como veremos.

Durante la adolescencia tardía se acostumbra a alcanzar la altura máxima marcada por el propio crecimiento, y la complexión del cuerpo pasa a ser totalmente adulta. Por otro lado, las aparentes desproporciones que podían darse en la primera fase de la adolescencia desaparecen dando un aspecto mucho más cohesionado a las dimensiones de brazos, piernas, etc. Por otro lado, el cuerpo también gana masa muscular y la propensión a acumular grasas se mantiene más o menos estable o incluso se reduce un poco, si bien la adopción de mejores hábitos alimenticios también cumple un papel en esto.
Cambios psicológicos

En esta etapa termina de desarrollarse la conciencia social y se empieza a dedicar mucho tiempo a pensar en situaciones y procesos que no están limitados a lo que se puede ver, oír y tocar en el entorno inmediato. Es una renuncia al egocentrismo típico de las etapas anteriores, si bien no desaparece del todo.

Los planes a largo plazo pasan a ocupar un papel mucho más importante que antes, y la imagen que se da, aunque sigue siendo relevante, empieza a dejar de ser uno de los principales pilares de la propia identidad. Se abandona buena parte del egocentrismo que definía la infancia y el resto de etapas de la adolescencia, lo cual hace más probable que estos jóvenes se interesen por la política y los procesos sociales en general, pues sus objetivos pasan a estar más relacionados con aquello que está más allá de sus círculos sociales.

A pesar de que la importancia de la estética suele decaer, en algunos casos la estética sigue siendo tan importante que en ciertos casos se puede llegar a desarrollar un Trastorno de la Conducta Alientaria.

https://psicologiaymente.net/desarrollo/etapas-adolescencia

 

La pequeña Ruth, de siete años, tiene claro cómo actuar en la piscina este verano: “Es importante aprender a nadar, estar bajo la supervisión de un adulto y sin hacer juegos peligrosos cerca del agua, porque te puedes caer”, cuenta, aún mojada, tras salir de la piscina del Colegio Litterator de Aranjuez (Madrid). Allí se acaba de celebrar un simulacro de ahogamiento y rescate en piscina del que esta estudiante de Segundo de Primaria ha sido la protagonista. Y algo más: “Tampoco se puede molestar al socorrista, porque él está para ayudar, no para jugar con nosotros”.

Puede que el colectivo infantil no sea el que más ahogamientos sufra, “pero sí es el más evitable. Si la persona adulta asume su responsabilidad, el accidente se puede evitar”, sostiene Laura Muñoz, responsable de Comunicación de la Asociación DIA de Víctimas de Accidentes, organizadora de este simulacro celebrado el pasado 4 de junio y que contó con la colaboración del SUMMA 112 y de la Policía Municipal. En los primeros cinco meses del año, han fallecido 85 personas por ahogamiento; cifra que ascendió a 373 el año pasado, según la Federación Española de Salvamento y Socorristas.

¿Qué hacer en caso de accidente? Lo primero es avisar a los servicios de Emergencias, es decir, marcar el 112: “Cuando se lo explicamos a los niños pequeños, les insistimos mucho en esto, y la verdad es que funciona muy bien”, explica Julián Sánchez, coordinador de Equipos Técnicos del SUMMA 112. “Luego, valorar los signos vitales: si se mueve, si tose o si intenta respirar, algo que cualquier persona puede valorar y que le servirá al SUMMA para saber rápidamente si la víctima está viva. Y, por supuesto, explicar lo que ha pasado y dónde se está”.

Las precauciones de los adultos

A lo largo de los últimos cuatro años (de 2015 a 2018), el número de fallecidos ha alcanzado los 1.706, de los que 111 eran niños y 595 ancianos. Y aunque pueda parecer que las piscinas de casa son más seguras, uno de cada tres ahogamientos sucede en piscinas privadas. Por eso, se esté donde se esté, es fundamental que los padres tomen una serie de precauciones: “Los niños siempre tienen que estar con un responsable adulto; hay que respetar las horas de máximo calor; no dejar juguetes en la piscina o cerca de ella, porque nos podemos despistar, que el niño vaya a por ellos y se pueda caer; y también evitar las comidas copiosas en la piscina”, recuerda Julián Sánchez. Y es que la labor del padre o madre comienza en el mismo momento en que llegamos al recinto:

  • Examina los posibles peligros que haya en la piscina, especialmente si no estás familiarizado con ella: qué profundidad tiene, si hay desagües o algún mantenimiento en curso, por ejemplo.
  • Ponte en el lugar de tu hijo y mira la piscina con sus ojos, incluyendo sus rutas de acceso y el estado de la valla instalada en el perímetro (que, según el Ministerio de Sanidad, ha de tener una altura mínima de 1,2 metros)
  • Tu vigilancia ha de ser permanente mientras estéis cerca del agua (sea piscina, río o playa); nunca la delegues en el socorrista o en otro menor (aunque sea mayor y responsable).
  • Observa la regla del 10/20: mira hacia la piscina al menos cada 10 segundos, y asegúrate de que podrías agarrarle del brazo en no más de 20 segundos.
  • No dejes que se bañen solos.
  • Mejor chaleco que flotadores o manguitos, ya que estos podrían salirse al tirarse al agua, y comprueba que tienen el logotipo “CE” que certifica que está homologado.
  • Enseña a los niños a flotar y nadar cuanto antes, ya que esto incrementará las posibilidades de que no se ahoguen.
Consejos para evitar que los niños se ahoguen en la piscina

¿Qué es lo que no debes hacer?

Socorrer a una persona en apuros es una reacción lógica que, por supuesto, también tenemos cuando estamos en la piscina o en la playa. Pero conviene pensar primero si se está capacitado para prestar esa ayuda: se han dado muchos casos de personas que, queriendo ayudar, acabaron pereciendo junto a la persona que estaba en peligro.

Si hay un socorrista y este no se ha percatado, lo mejor es avisarle y dejarle actuar; si no lo hay y la víctima está activa (es decir, aún se está moviendo), facilitarle un flotador o pértiga a la que se pueda agarrar. Pero si no la tenemos ni estamos entrenados para socorrer a la víctima, “lo mejor es esperar. Si estamos en un lugar donde no hacemos pie, conviene ponerse cerca de la víctima y dejar que se ahogue, es decir, que pase a ser víctima pasiva”, afirma Marcos Andrés, socorrista y trabajador social de Fundtrafic, la fundación de la Asociación DIA. “Entonces ya se le puede abordar y sacar del agua, para iniciar la valoración” y, en su caso, reanimación.

En cualquier caso, la rapidez de acción (siempre con sentido común) es fundamental. Ante un ahogamiento, hay que aplicar la regla del 10%: “Desde que pierde el conocimiento, cada minuto que pasa sin que se actué reduce en un 10% las posibilidades de recuperación de la víctima”, explica Andrés. Puede que, si pasa demasiado tiempo y no hemos hecho nada, la posible recuperación deje secuelas importantes.

También hay otra serie de actuaciones que siempre conviene evitar:

  • No permitas que los niños jueguen con el material de salvamento; no son juguetes.
  • Evita minusvalorar las caídas que puedas sufrir en la piscina, ya que hasta un golpe en apariencia inofensivo puede tener consecuencias serias.
  • No consumas alcohol ni drogas en la piscina, ya que te dan una falsa sensación de control, haciendo que te sobrevalores y no analices bien la realidad.
  • No dejes que tus hijos se metan en la piscina con los cordones del bañador sueltos. Se han dado casos en los que este cordón se ha encajado en alguna rejilla al fondo de la piscina.
  • Es mejor que evites el baño en las dos horas siguientes a la comida, y muy especialmente si el agua está especialmente fría. Lo que nos contaban de pequeños y que nos parecía una exageración tiene su razón de ser: el contraste de temperaturas hará que el cuerpo mueva sangre del estómago, donde está concentrada durante la digestión, a las extremidades. El corte de digestión no causa la muerte, pero sus síntomas (vómitos, mareos) pueden provocar un accidente con consecuencias graves.

Y los niños, ¿qué pueden hacer?

Como padres, es esencial asegurarse de que los niños son conscientes de las medidas de precaución que han de tener siempre presentes, entre ellas ejercer el máximo cuidado al caminar por el borde o áreas aledañas a la piscina (la denominada “zona de playa”), para evitar caídas imprevistas; respetar el tiempo de digestión; que, si ven a alguien que ha sufrido un accidente, o pierden de vista a un hermano o a un amigo, avisen rápidamente a un adulto; y, finalmente, no tirarse de golpe al agua, porque pueden hacerse daño.

En la campaña de este año pedimos a todos los representantes políticos un compromiso para invertir esfuerzos de forma sostenida en el tiempo para erradicar el botellón y provocar su rechazo. Pedimos que desarrollen una estrategia a largo plazo para provocar el repudio colectivo del botellón del mismo modo que se viene haciendo desde hace más de una década con el consumo de tabaco: un hábito, el de fumar, que la publicidad había logrado asociar al atractivo o el glamour, y que las políticas públicas han conseguido desenmascarar y marginar.

Puedes ver la nueva campaña de Los Que No en el siguiente enlace:

Video del spot «Este verano hazte un sin»: 

Además, en el siguiente vídeo, puedes ver los consejos de nuestro compañero Raúl Izquierdo, psicólogo y director técnico de Asociación DUAL. También está la entrevista a Ramón Villalbí, delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD)

Video noticia:

Campaña “Este verano hazte un sin” de Los Que No

La Asociación DUAL pide un “repudio colectivo” del botellón y un incremento de los recursos para prevenirlo:

  • La campaña de Asociación DUAL, financiada por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, alerta a los jóvenes del peligro de inicio temprano en el consumo de alcohol en verano y sugiere realizar actividades alternativas asumiendo un rol activo.
  • Sobre las próximas elecciones generales: “Pedimos a los representantes de las fuerzas políticas una estrategia a largo plazo para provocar un repudio colectivo del botellón del mismo modo que se planteó hace una década con el tabaco”, explica Raúl Izquierdo, psicólogo y director técnico de Asociación DUAL.
  • “Hay comunidades autónomas que han hecho más esfuerzos que otras: algunas se han tomado en serio prohibir la venta de alcohol a menores, que es el origen del botellón” indica Joan Ramón Villalbí, delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD).

‘Este verano hazte un sin’ es el lema de la nueva campaña de Asociación DUAL, financiada por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad, para alertar del alto riesgo de consumo de alcohol durante las vacaciones por parte de jóvenes y adolescentes. “Queremos provocar un debate público para revisar los valores que los adultos asociamos al alcohol sobre todo en contextos de verano como las fiestas patronales”, alerta Raúl Izquierdo, psicólogo y director técnico de Asociación DUAL.

Mensaje de la Asociación Dual


La campaña de DUAL busca superar la formulación negativa clásica del mensaje preventivo que se centra en la resistencia pasiva como ‘di no’, ‘no bebas’, ‘no hagas’. “Instamos a menores y jóvenes a asumir un rol activo: haz cosas distintas y alternativas al consumo de alcohol”, puntualiza el director técnico de Asociación DUAL.

 https://youtu.be/bOJFvMKMS-o

En ese sentido, desde DUAL piden a todos los representantes políticos un compromiso para invertir esfuerzos de forma sostenida en el tiempo para erradicar el botellón y provocar su rechazo. “Estamos pidiendo que desarrollen una estrategia a largo plazo para provocar el repudio colectivo del botellón del mismo modo que se viene haciendo desde hace más de una década con el consumo de tabaco: un hábito, el de fumar, que la publicidad había logrado asociar al atractivo o el glamour, y que las políticas públicas han conseguido desenmascarar y marginar”, explica Izquierdo.
Según el psicólogo, hacen falta campañas anuales periódicas coincidentes con las etapas de mayor riesgo, que sitúen en el debate público el consumo de alcohol en menores “porque existe todavía una gran permisividad social en relación al alcohol y las celebraciones”, señala. “Hay estudios que muestran que el 80% de padres y madres creen que el alcohol anima las fiestas, cosa que no ocurre con otro tipo de drogas”, lamenta Raúl Izquierdo.

Las redes sociales un riesgo y la familia un aliado

En DUAL se muestran preocupados por la “proliferación en las redes sociales de retos virales basados en la sobreingesta alcohólica que ya han comenzado a causar las primeras muertes en otros países”.
“Nos preocupan especialmente estas aplicaciones que son el medio de información y comunicación casi exclusivo de los jóvenes y que resultan ajenos al control y la supervisión de los padres”, indica.


Recuerdan también que la familia es un factor de protección privilegiado de cara a prevenir el inicio precoz en el consumo de alcohol hasta el punto de atenuar eficazmente la presión de grupo que sufrirán los menores que se vean expuestos a un botellón. “La familia no debe renunciar a hacer valer su función como referente frente a la irrupción de nuevas influencias como los amigos durante la adolescencia”, concluye Izquierdo.

Diferencias entre comunidades y sensibilidad social

En esa línea, Joan Ramón Villalbí, delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD) asegura que hay territorios de España donde se han hecho más esfuerzos que otros para evitar el consumo de alcohol entre adolescentes. “Empezamos a ver diferencias importantes entre comunidades autónomas, comunidades que no han sido tan activas y comunidades que lo prohíben y luego no lo hacen cumplir”, indica.
El delegado especifica que hay partes del país donde “el botellón prácticamente no existe”. “Muchos ayuntamientos han adoptado ordenanzas y medidas para limitar o erradicar el botellón, otras comunidades tienen prohibida la venta nocturna de alcohol en comercios, que son el origen del botellón”, señala Joan Ramón Villalbí.

El delegado valora el esfuerzo de administraciones tanto regionales como locales, así como de las entidades del tercer sector para fomentar este cambio de sensibilidad social que estimula a las autoridades a moverse en esa dirección. “La dirección es positiva aunque quizás el ritmo de cambio nos gustaría que fuera más intenso”, reconoce.

Consenso político


El delegado del Gobierno para el PNSD cree que hay “consenso político” para proteger a los menores del alcohol aunque “evidentemente existen diferencias ideológicas”. “Las normativas autonómicas de protección contra los efectos del alcohol en menores se han adoptado por gobiernos de diferentes colores políticos en España”, apunta.
Asimismo considera que los cambios no vienen solo de lo que está prohibido, “tiene mucho que ver con la percepción de la gente y está en nuestras manos ir construyendo y modificando esa percepción”, apostilla.
“Existen diferencias, pero la experiencia demuestra que cuando las autoridades se mueven las cosas cambian”, finaliza el delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas.

Asociación DUAL

Es una entidad sin ánimo de lucro, declarada de Utilidad Pública, pionera en la creación de programas, servicios y centros específicos para el colectivo de personas afectadas por una Patología Dual (trastorno mental y adicción a sustancias), sus familiares y los profesionales vinculados a su tratamiento, además de desarrollar numerosos programas, de muy diversa naturaleza en favor de colectivos socialmente vulnerables.
Desde 2012, desarrolla la campaña ‘Los Que No’ (www.losqueno.com) dirigida a menores de edad, padres y educadores a través de una web con perfiles en las principales redes sociales.
Más información en www.patologiadual.com.