Llega el verano y desde Los Que No hemos realizado un vídeo promocional para darle la bienvenida a modo de prevención contra el alcohol.

Porque en nuestro verano no hay sitio para el alcohol, ¿Y tú? ¿Eres de los que Si? ¿ O de Los Que No?.

Los peligros del alcohol en la adolescencia con la llegada del verano

Con la llegada del verano, los adolescentes suelen buscar actividades para disfrutar de su tiempo libre y aprovechar al máximo las vacaciones escolares. Sin embargo, esta temporada también trae consigo un incremento en el consumo de alcohol entre los jóvenes, lo que representa un peligro para su salud y bienestar.

El consumo de alcohol en la adolescencia es un problema que no debe ser tomado a la ligera. Los adolescentes son más propensos a tomar riesgos y experimentar, lo que los coloca en una situación de vulnerabilidad ante los efectos nocivos del alcohol. Además, su organismo aún se encuentra en desarrollo, lo que hace que sean más sensibles a los efectos del alcohol y más propensos a sufrir daños a largo plazo.

Uno de los principales peligros del consumo de alcohol en la adolescencia es el impacto negativo en el desarrollo cerebral. Durante la adolescencia, el cerebro experimenta cambios significativos y el consumo de alcohol puede interferir en este proceso. Estudios científicos han demostrado que el consumo excesivo de alcohol en esta etapa de la vida puede causar daños permanentes en las habilidades cognitivas, la memoria y el aprendizaje.

Además, el alcohol puede llevar a comportamientos de riesgo. Los adolescentes bajo los efectos del alcohol son más propensos a involucrarse en conductas peligrosas como conducir bajo los efectos del alcohol, tener relaciones sexuales sin protección o participar en peleas y actos violentos. Estas acciones pueden tener consecuencias graves, no solo para la salud física de los adolescentes, sino también para su bienestar emocional y su futuro académico y profesional.

Otro aspecto preocupante es la influencia del entorno social durante el verano. Las fiestas, los eventos al aire libre y las reuniones con amigos suelen ser más frecuentes en esta época del año. El consumo de alcohol se convierte muchas veces en una forma de integrarse y ser aceptado en un grupo, lo que puede llevar a una presión social para beber sin moderación.

Para abordar este problema, es fundamental que los padres, educadores y la sociedad en general estén comprometidos en la prevención del consumo de alcohol en la adolescencia. Es importante educar a los jóvenes sobre los riesgos y consecuencias del consumo de alcohol, fomentar estilos de vida saludables y promover alternativas de ocio que no involucren el consumo de alcohol.

Asimismo, se debe fortalecer la regulación en la venta de alcohol a menores de edad y garantizar que se cumplan las leyes existentes. Los establecimientos y locales de entretenimiento deben asumir su responsabilidad social y abstenerse de vender alcohol a menores, así como promover un ambiente seguro y libre de alcohol para los adolescentes.

En conclusión, el consumo de alcohol en la adolescencia con la llegada del verano representa una preocupación importante para la sociedad. Los peligros asociados a este consumo van más allá de los efectos inmediatos, pudiendo afectar el desarrollo cerebral y conducir a comportamientos de riesgo. Es responsabilidad de todos trabajar juntos para prevenir y reducir el consumo de alcohol en los jóvenes, proporcionándoles información, apoyo y alternativas saludables para disfrutar del verano de manera segura.

La violencia de género y doméstica es un problema social que afecta a millones de personas en todo el mundo. Aunque múltiples factores contribuyen a este fenómeno, existe una correlación significativa entre el consumo de alcohol y la violencia de género y doméstica. En este artículo, exploraremos la relación entre el alcohol y este tipo de violencia, examinando las causas y los efectos que esta asociación puede tener en las víctimas y en la sociedad en general.

El papel del alcohol en la violencia de género

El consumo de alcohol no causa directamente la violencia de género y doméstica, pero se ha observado que existe una conexión estrecha entre ambos. El alcohol actúa como un desinhibidor, afectando el juicio, la toma de decisiones y el autocontrol de las personas. Estos efectos pueden exacerbar los comportamientos violentos y agresivos en aquellos que ya tienen predisposición hacia ellos.

Factores de riesgo

El consumo de alcohol aumenta la probabilidad de que se produzca violencia de género y doméstica por varias razones. En primer lugar, el alcohol puede intensificar los conflictos existentes, ya que disminuye la capacidad de las personas para resolver problemas de manera pacífica y razonada. Además, el alcohol puede provocar un aumento de la agresividad y la ira, lo que aumenta el riesgo de que se desencadenen actos violentos.

Efectos en las víctimas

Las personas que sufren violencia de género y doméstica a menudo experimentan un aumento de la violencia cuando su agresor ha consumido alcohol. El consumo de alcohol puede hacer que los agresores sean más propensos a utilizar la violencia física, sexual o psicológica contra sus parejas o familiares. Además, el miedo constante a la violencia puede tener un impacto significativo en la salud mental y emocional de las víctimas.

Consecuencias sociales

La relación entre el alcohol y la violencia de género y doméstica no solo afecta a las personas directamente involucradas, sino también a la sociedad en su conjunto. Estos actos de violencia generan un clima de temor y desconfianza, y perpetúan los estereotipos de género y las desigualdades existentes. Además, la violencia de género y doméstica puede tener un impacto negativo en la economía, ya que puede generar costos asociados a la atención médica, el sistema legal y la pérdida de productividad laboral.

Para abordar eficazmente la relación entre el alcohol y la violencia de género y doméstica, es esencial implementar medidas preventivas y brindar apoyo a las víctimas. Estas medidas pueden incluir campañas de concientización sobre los riesgos del consumo excesivo de alcohol, programas de educación sobre la igualdad de género y servicios de apoyo a las víctimas de violencia. Asimismo, es fundamental fomentar una cultura de respeto y promover relaciones saludables y libres de violencia en todos los ámbitos de la sociedad.

La relación entre el alcohol y la violencia de género y doméstica es compleja y multifacética. Si bien el consumo de alcohol no es la causa única de estos actos violentos, su presencia puede aumentar significativamente la probabilidad de que ocurran. Es crucial abordar tanto el consumo excesivo de alcohol como los factores subyacentes que contribuyen a la violencia de género y doméstica, con el fin de crear comunidades seguras y libres de violencia para todos.

El Deporte como Catalizador de Relaciones Sociales en la Adolescencia.

La adolescencia es una etapa de la vida marcada por una serie de transformaciones físicas, emocionales y sociales. Durante este período, los jóvenes exploran su identidad y comienzan a forjar relaciones sociales que desempeñan un papel crucial en su desarrollo. Uno de los vehículos más efectivos para fomentar estas relaciones es el deporte. En este artículo, exploraremos cómo la participación en actividades deportivas puede ser un catalizador poderoso para el desarrollo de relaciones sociales positivas en la adolescencia.

El Deporte: Un Puente hacia la Socialización

  1. Formación de Equipos y Compañerismo: La práctica de deportes a menudo implica formar parte de equipos. Estos equipos pueden convertirse en un entorno propicio para la formación de amistades sólidas. La cooperación y el trabajo en equipo necesarios para tener éxito en los deportes pueden fortalecer los lazos entre los adolescentes y crear una sensación de camaradería.
  2. Diversidad y Tolerancia: Los equipos deportivos a menudo incluyen jóvenes de diferentes orígenes étnicos, culturas y antecedentes socioeconómicos. Esto expone a los adolescentes a la diversidad y les enseña la importancia de la tolerancia y el respeto hacia los demás. El deporte puede ser un vehículo para romper barreras y superar prejuicios.
  3. Desarrollo de Habilidades Sociales: La interacción con compañeros de equipo, entrenadores y rivales fomenta el desarrollo de habilidades sociales esenciales, como la comunicación, la empatía y la resolución de conflictos. Estas habilidades son fundamentales para el éxito en las relaciones interpersonales a lo largo de la vida.

Beneficios Psicológicos y Emocionales

  1. Autoestima y Confianza: La mejora en el rendimiento deportivo aporta una sensación de logro personal que puede impulsar la autoestima y la confianza en uno mismo. Los adolescentes que se sienten bien consigo mismos tienden a relacionarse de manera más positiva con los demás.
  2. Reducción del Estrés y la Ansiedad: El deporte es una válvula de escape efectiva para el estrés y la ansiedad. La liberación de endorfinas durante la actividad física contribuye a mejorar el estado de ánimo y a reducir los niveles de estrés, lo que facilita las interacciones sociales más positivas.
El Deporte como Catalizador de Relaciones Sociales en la Adolescencia

Valores y Ética

La participación en deportes también inculca valores importantes en los adolescentes, como el respeto, la disciplina, la lealtad y la perseverancia. Estos valores son fundamentales en la construcción de relaciones sociales sólidas y en la formación de individuos éticos y responsables.

El deporte no es solo una actividad física; es un catalizador poderoso para el desarrollo de relaciones sociales positivas en la adolescencia. Fomenta la cooperación, la diversidad, el respeto y la formación de habilidades sociales esenciales. Además, proporciona beneficios psicológicos y emocionales que fortalecen la autoestima y reducen el estrés. Los adolescentes que participan en deportes tienen la oportunidad de forjar amistades duraderas y aprender lecciones valiosas sobre la vida y la ética.

Por lo tanto, alentemos y apoyemos la participación en actividades deportivas como un medio para enriquecer las vidas de los jóvenes y prepararlos para un futuro socialmente conectado y exitoso.

«Papá, no me avergüences». Los adolescentes se desahogan. Comienzan a elegir su propia ropa, prefieren ir solos de compras o con sus amigos, surgen los primeros secretos, las mentiras… Y, paralelamente, les avergüenzan ciertas conductas de los padres. La más clásica: que verbalicen cosas de su vida personal en las reuniones familiares. Posiblemente, si usted es padre de un hijo o hija adolescente (la Organización Mundial de la Salud -OMS- define este agitado periodo como el que va de los 10 a los 19 años), habrá sentido en sus carnes estas actitudes. Incluso quizá pueda recordar cuando ocurría con sus propios padres.

Estos comportamientos son algo absolutamente natural al llegar a esta edad, ya que la adolescencia es una fase clave en el proceso de la formación de la identidad. En palabras de la OMS, “es un periodo importante del crecimiento y la maduración del ser humano”. Durante este tiempo se producen cambios singulares y se establecen muchas de las características del adulto. Tal y como nos explica Eva María Barata Cuenca, psicóloga clínica y de la salud, además de la evolución física, se producen transformaciones de carácter emocional y social: “Es el momento en el que surge el cambio entre adorar a los padres, que se ven como único modelo de referencia, a convertirse en personas con más independencia. En este proceso, algunos comentarios y conductas de los padres provocan vergüenza en sus hijos”.

El sentimiento de vergüenza hacia los padres que surge en esta fase de la vida del hijo no es algo personal hacia las personas que le trajeron al mundo, sino que tiene que ver con la necesidad del adolescente de encontrar su propio espacio en la vida. “Empiezan a vivir experiencias con más valor y emocionalidad. Existen contradicciones porque, por un lado, mantienen conductas infantiles pero, por otra parte, dan indicios de independencia. Aparece la autocrítica hacia ellos mismos y al mundo que les rodea, buscan su espacio e intimidad, su autonomía y diferenciar su mundo del de sus padres”, señala la psicóloga. Entonces no es de extrañar ver cómo los niños comienzan a confiar más en sus amigos que en sus progenitores, pasando a ser ellos su ejemplo a seguir.

La adolescencia es el momento en el que surge el cambio entre adorar a los padres, que se ven como único modelo de referencia, a convertirse en personas con más independencia. En este proceso, algunos comentarios y conductas de los padres provocan vergüenza en sus hijos”

Para los padres primerizos recordarles que se trata de un proceso natural. Es recomendable afrontarlo con serenidad, escucharles y respetar su espacio aunque sea difícil en los primeros momentos. Lo más adecuado es evitar ciertas conductas que teníamos cuando eran pequeños y que ahora, si las mantenemos, ellos las viven como una crítica a su imagen ante el mundo. Y, sobre todo, restar importancia y no hacer un drama de lo que solo será una etapa transitoria. “Se trata de normalizar ese sentimiento de vergüenza que surge en nuestros hijos y enfocarlo como resultado de un cambio en la edad de estos, el paso de la edad infantil a la adolescencia y la posterior entrada a la edad adulta”, apunta Eva María Barata. Un último consejo: intente ponerse en su lugar y pensar en cómo se sentirá antes de que usted decida lanzarse a contar una historia de su infancia o a intentar ser su colega.

Por si sirve de ayuda, hemos querido recoger las anécdotas de adolescentes sobre las veces que sus padres les han abochornado por una u otra razón. Y lo centramos en el padre…

Nota: aunque surjan dudas después de leer estos reproches, todos los niños consultados aman sobre todas las cosas a sus padres.

COSAS QUE ME AVERGÜENZAN DE MI PADRE

1. María (14 años): «Eran las fiestas de mi pueblo y estaba en la plaza con mis amigas. Mi madre y mi padre, mi tía y algunos amigos de ellos estaban cerca nuestro. De repente, mi padre vino donde estaba yo con mis amigos ¡y se puso a bailar conmigo delante de todo el mundo! Qué horror».

2. Lidia (17 años): «Resulta que mi padre ahora en lugar de enviarme mensajes escritos por guasap me los envía de voz, como hago yo con mis amigas. Un día me envió uno, tenía el volumen alto y me llamaba ‘pispajín’, como hacía cuando tenía tres años. Todo el mundo alrededor lo escuchó. Me puse roja».

3. Jorge (10 años): «Hace poco íbamos en el coche a ver a mis abuelos y un señor se cruzó en la carretera. Mi padre pegó un frenazo y casi le atropella. Los dos empezaron a gritarse e insultarse. Mi padre se enfadó tanto que se bajó del coche. Yo pensaba que se iban a pegar. Al final mi madre tuvo que bajarse también y llevarse a mi padre de allí».

4. Víctor (16 años): «Mi padre se puso a discutir en mitad de un partido de fútbol en el que yo estaba jugando con un padre de un niño del otro equipo. Discutían por quién era mejor. ¡Casi se zurran!».

5. Gabriela (15 años): «El otro día estaba con mis amigas enseñándoles una foto en mi móvil y mi padre me envió un mensaje por snapchat. Claro, mis amigas vieron que era mi padre y quisieron ver el vídeo. Lo tuve que poner y qué vergüenza. Era él haciendo el tonto en la cocina».

6. Sergio (16 años): «Odio que cuente mis historias a sus amigos. Un día hizo que les enseñase a unos amigos suyos que vinieron a casa el chupetón que me había hecho una chica en el cuello. Qué vergüenza».

7. María (16 años): «Cuando se acerca donde estoy con mis amigas y utiliza expresiones viejunas tipo ‘chachi».

8. Adrián (15 años): «Si hay algo que me avergüenza de mi padre es su tono de móvil. Mira que hay tonos donde elegir que se tuvo que descargar Qué viva España. Cada vez que le llaman suena a todo trapo».

9. Elena (12 años): «Me acuerdo de una mañana que mi padre nos llevaba al colegio que se estropeó la alarma del coche y no paraba de sonar. Nos llevó todo el camino a mi hermano y a mi hasta la puerta del cole en plan ambulancia. ¡Nos miraba todo el mundo!».

10. Blanca (16 años): «Unas vacaciones de Navidad, mis padres, mi hermana y yo fuimos a Nueva York y pasamos allí el Año Nuevo. El día de Nochevieja reservamos para cenar en un restaurante en el que los camareros cantaban y bailaban. Una de las canciones fue la de Los Pajaritos. Mi padre se emocionó mucho (demasiado) y salió a bailar y a cantar en mitad del restaurante. ¡Me quería morir!».

11. Rubén (12 años): «Mis padres me llevaron de vacaciones una vez a Disneyland Paris. Cuando nos íbamos del hotel cogieron las toallas de su habitación y se las guardaron en la maleta porque les gustaban para casa. En la recepción vino un señor corriendo antes de que nos fuésemos y les dijo algo que no entendíamos, pero hacía gestos con una toalla en la mano. Yo me puse rojo de la vergüenza porque nos habían pillado, pero mis padres se hacían los locos y decían que no entendían nada. El hombre quería abrir las maletas y mi padre no le dejaba. Todo el mundo nos estaba mirando. Al final nos marchamos de allí con las toallas, pero pasé un rato malísimo».

12. Marina (16 años): «La vez que mi padre me ha hecho pasar más vergüenza fue cuando íbamos a la Plaza Mayor, de Madrid, en Navidad, y al entrar me agarró del brazo y empezó a hacer el idiota, a gritar y a bailar. No podía soltarme y todo el mundo nos miraba».

13. Claudia (14 años): «Mi padre, que tiene Instagram, me sigue. El otro día subí una foto y se puso a comentarla. Yo borraba los comentarios, pero él seguía. Hasta que me puso: ‘¡Pero no borres los comentarios que soy tu padre!’. Le bloqueé. Casi me castiga».

14. Cristina (16 años): «Mi padre tiene la costumbre de cantar en casa a gritos. Hay veces que tiene hasta su gracia, pero un día que fui a casa con mis amigos y estábamos en mi cuarto, empezamos de repente a escuchar algo. Un amigo dijo: ‘¡Es alguien cantando!’. Yo les dije que sería algún vecino. Al final se dieron cuenta de que era mi padre. ¡Casi me muero de la vergüenza!».

15. Andrea (16 años): «Una vez que volvíamos de vacaciones y paramos a comer, vi a uno de los del programa Mujeres, hombres y viceversa y se lo dije a mi padre. Él quería que el chico viniera para que me diese dos besos y me hiciera una foto con él y yo no quería porque me daba vergüenza. Al final mi padre le llamó. Vaya papelón».

16. Gorka (16 años): «Estaba yo en el gimnasio y apareció mi padre con un chandal de Ron Barceló y con la tripa que se le salía por la camiseta. Vino a saludarme y a estar conmigo todo mi entrenamiento. ¡Como si no hubiera más sitio en el gimnasio!».

17. Ohara (19 años): «Pasé mucha vergüenza un verano que fui de crucero con mi familia y estaba una noche en la discoteca del barco bailando con un chico que me gustaba. Mi padre se puso a bailar conmigo sin vergüenza ninguna».

18. Gonzalo (18 años): «Siendo muy pequeño mi padre me llevó al cine a ver una película de Torrente sin que supiese de qué iba. Creo que no es la mejor película para ver con tu padre…».

19. María (19 años): «Una vez en verano, en un restaurante de playa, había dos mujeres con un cuerpo impresionante animando la fiesta. Sacaban a gente a bailar y uno de ellos tuvo que ser mi padre. Hizo mucho el ridículo».

20. Marta (13 años): «El momento más vergonzoso que me ha hecho pasar mi padre fue cuando estábamos de vacaciones y fuimos al karaoke del hotel. Salimos los dos a cantar. Él se puso a bailar y gritar en el escenario. Digo gritar porque lo que hacía no se le podía llamar cantar…”.

21. Miriam 13 (años): «Fuimos a ver un experimento y el señor que lo realizaba hacía preguntas. Mi padre siempre quería contestar y generalmente lo hacía mal. Todo el mundo se reía. Menos yo, claro…».

22. Elia (14 años): «En muchas ocasiones, cuando estoy con mis amigas mi padre se comporta como si fuese muy gracioso y hace cosas que no tienen ninguna gracia. No se qué pretende, la verdad».

23. Carlos (16 años): «Mi padre tiene la fea costumbre de ponerse chanclas con calcetines. En plan guiri».

24. Sergio (18 años): «Me pone enfermo cuando baja a comprar el pan en chandal y con el polo por dentro. Intento no cruzarme con él por la calle».

25. Cris (17 años): «Siempre me ridiculiza cuando vienen amigas a casa. Me suele decir cosas del tipo: ‘Cris, enséñales a tus amigas lo cerda que tienes la habitación, seguro que ellas se preocupan de tenerla más limpia”.

26. Yolanda (17 años): «Me da cosilla cuando me acompaña a algún sitio porque he quedado con alguien y se despide de mi efusivamente, dando besos y abrazos».

27. Jorge (17 años): «Ahora no tanto, pero antes, cuando pasábamos juntos por delante de un grupo de chicas jóvenes solía decirles: ‘Mirad que hijo más guapo tengo’. ¡No venía a cuento!».

28. Adrián (18 años): «Las veces que trata de hablar conmigo o aconsejarme sobre temas (chicas, sexo…) sin que yo se lo pida».

29. Alba (14 años): «Siempre que me acompaña de compras y la música de la tienda está muy alta (tipo Bershka) se pone a bailar sin vergüenza ninguna. Es como: ¡Papá!».

30. Felipe (16 años): «Mi padre es más joven que el resto de padres de mis amigos. A veces se cree tan joven que bromea con mis amigos y suelta comentarios fuera de contexto».

31. Marina (15 años): «Odio que cada vez que salgo con mis amigas me llame 10.000 veces para saber dónde estoy, con quién, etc. Los padres de mis amigas no hacen eso».

Y LOS PADRES, CÓMO SE SIENTEN

B. de. F.

– José Jiménez (realizador audiovisual): «La mayoría de las veces yo me suelo sentir mal. Sobre todo cuando mis hijos me dicen la típica frase de ‘no me trates como a un niño, papá’. Aquí te vas dando cuenta de que tu trabajo como padre está a punto de terminarse».

– José Antonio Guerrero (comercial): «Hay veces que mi hijo se avergüenza de mí por mi forma de vestir o mi forma de hablar. Siempre me paro a pensar si realmente estaré haciendo el ridículo. Al final pienso que a él le pasará lo mismo algún día. Se mirará los pies y llevará los calcetines más subidos de lo que a su hijo le gustaría…».

– Jesús Martínez (administrativo): «Las primeras veces trataba de explicarles que no eran situaciones por las que sentirse avergonzados, que era la edad, lo cual ha derivado en grandes discusiones, enfados y en algunas ocasiones castigos. Con el tiempo te das cuenta de que es mejor dejarles y que se den cuenta ellos mismo. ¡Son adolescentes!».

– Mateo de Luis (empresario): «Cuando haces algo de ese tipo, lo haces porque te sale. No piensas en la impresión que se van a llevar quienes están a tu alrededor. Después, al ver que mis hijos se han avergonzado, pienso: ‘No entiendo, qué hijos más aburridos tengo, seguro que sus amigos están pensando en lo divertido que soy como padre y ellos no lo aprecian…”.

– Jesús Sánchez (médico): «Mi hija era muy vergonzosa. Tengo que reconocer que cada vez que la hacía sentirse incómoda, me entraba la risa y la seguía picando».

– Ricardo García (portero de finca): «Ser padre no es fácil y mucho menos cuando tus hijos llegan a esa edad difícil que es la adolescencia. Siempre intentas ponerte en su lugar pero en ocasiones no puedes evitar sentirte triste y, a veces, humillado».

– Esteban de la Fuente (camarero): «A veces pienso lo fácil que es para mi como padre sacar los colores a mis hijas, son muchos años ya criándolas y conozco sus puntos débiles… Y luego están las fotos de cuando eran pequeñas, que no se por qué les da tanta vergüenza cuando se las enseño a alguien. Pero también soy consciente de lo importante que son para ellas cosas que al resto nos pueden parecer una tontería, así que procuro comportarme con prudencia para no herirlas».

– Francisco Liceras (economista): «Siempre que noto que mis hijas se avergüenzan de algo que he hecho trato de comportarme de la forma más natural posible, sin complejos».

– Juan Maza (cámara de televisión): «Tengo que reconocer que yo soy una persona sin ningún tipo de vergüenza y entiendo que en situaciones concretas mi hijo no sepa dónde meterse. A mí me pasaría lo mismo. Muchas veces soy yo el que acaba con la autoestima por los suelos».

32. Ana (18 años): «Tuve la mala idea de aceptar a mi padre como amigo en Facebook. Ahora cada dos por tres pone fotos o dice cosas ridículas que leen todos mis amigos. El problema es que si le bloqueo se va a cabrear mucho».

33. Gorka (16 años): «Mi padre tenía Instagram y Twitter y cada vez que subía algo respondía y corregía mis faltas de ortografía. Y, claro, no le quería bloquear porque es mi padre. Al final entre toda la familia le denunciamos y le han cerrado la cuenta. Por pesado…».

http://elpais.com/elpais/2015/10/28/icon/1446031051_707770.html

Cuando los hijos llegan a la adolescencia las preocupaciones de los padres se multiplican por mil. Una de las más habituales tiene que ver con el tabaco. Parece que los chavales y chavalas que fuman suelen ser del grupo de los rebeldes y malotes. Probablemente la mala imagen que tiene el tabaco en la actualidad se deba en gran medida a la ley antitabaco que arrinconó a los fumadores, mandándoles a la calle. Pero de aquello hace ya 10 años y la idea que se tiene del cigarro ha vuelto a cambiar. Así se deduce del estudio EDADES (Programa de Encuestas sobre Alcohol y Otras Drogas en España), en el que se apunta a que en el año 2019 el 26% de los jóvenes y adolescentes entre 15 y 24 años había fumado en los 30 días anteriores a la encuesta, llegando al 28.5% en varones y al 23% en mujeres.

Entre otras cosas porque ya no nos referimos solo a los clásicos cigarrillos, sino que ahora hay que estar atento, además, al tabaco de liar, los porros, las cachimbas y los cigarrillos electrónicos. La cosa se complica: a mayor oferta, mayor preocupación. Aunque en definitiva, el enemigo es el mismo: la nicotina. Y lo es porque es una sustancia tremendamente adictiva cuyos efectos llevan a cualquier padre a echarse a temblar. Lo de menos es el modo que tiene de llegar al organismo del adolescente.

Distintas formas, mismo efecto

Rodrigo Córdoba, médico de familia y portavoz del Programa de Actividades Preventivas y Promoción de la Salud de semFYC: “El cigarrillo, según documentos de la industria tabaquera, no es más que ‘un vehículo para suministrar dosis de nicotina’. Por eso, la idea es venderla en cualquiera de sus formas porque el efecto va a ser el mismo en todas ellas. No olvidemos que se trata de un producto adictivo y tóxico que compromete el desarrollo cerebral normal de los adolescentes”. Ahí es nada.

Pues hay más: “Los cambios en la estructura cerebral provocados por el tabaco afectan de manera directa al control directo del estado interno de los adolescentes o a la toma de decisiones. En una edad tan sensible como esta, el tabaco puede cambiar drásticamente el desarrollo del cerebro de los jóvenes y afectar de manera importante a su personalidad”, comenta Córdoba, quien señala el rendimiento escolar y las relaciones familiares y sociales como principales damnificados de la nicotina.

Enfermedades cardiovasculares

Por supuesto, también están los problemas cardiorrespiratorios, como afirma Julio Álvarez Pitti, investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CiberOBN), pediatra y miembro del Comité promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría (AEP): “La nicotina aumenta la frecuencia cardíaca, la tensión arterial y la contractilidad del miocardio. Además es un agente farmacológicamente activo que produce toxicidad aguda y que ingresa fácilmente en el cuerpo y se distribuye por el organismo. Activa múltiples vías biológicas que son relevantes para el crecimiento y desarrollo fetal, el funcionamiento inmunitario, el sistema cardiovascular, el sistema nervioso central y la carcinogénesis”.

Lo que pasa es que los chicos no solo consumen la nicotina a través del tabaco. Córdoba: “Curiosamente, más de la mitad de los jóvenes comienzan fumando tabaco mezclado con cannabis (porro) y la otra mitad fumando tabaco de liar o cigarrillos convencionales.” Pero aún hay más puertas de entrada: “La mitad de los adolescentes españoles reconocen haber probado el cigarrillo electrónico o las cachimbas”, afirma el médico de familia. Y uno de los principales problemas que suponen ambas es que el público en general y los adolescentes en particular no asocian su consumo con ninguna clase de peligro.

Por supuesto, están muy equivocados. Álvarez Pitti: “La utilización de cachimbas no es más que fumar tabaco prensado y mezclado en melaza, que se quema. El humo se absorbe a través de un tubo sin ningún tipo de filtro e inhalando”. No puede sonar peor. O sí, porque atentos a los sistemas electrónicos de administración de nicotina, que además de esta sustancia llevan “líquidos aromatizados como propilenglicol y glicerina que, al inhalarse pueden producir inflamación de las vías respiratorias. De hecho, durante el año 2019 se produjo brote de lesiones pulmonares asociado al su uso”.

Aumenta el uso de e-cigarrillos

Pero esta información no les llega correctamente a los chavales. Probablemente esa es la razón de que su consumo se haya hecho tan popular entre ellos: “Los datos actuales muestran que las tasas de uso de cigarrillos electrónicos están aumentando dramáticamente entre los jóvenes. Los resultados de un gran estudio epidemiológico realizado en EEUU en el año 2014 detectan que el 3,9% de los estudiantes de Secundaria y el 13,4% de Bachillerato habían hecho uso de un e-cigarrillo en los últimos 30 días. Este consumo se había incrementado en ambos grupos de edad en un 650% y 890%, respectivamente, en comparación con los datos de 2011”, asegura Álvarez Pitti.

Hay que tener claro que ninguna forma de consumir nicotina es mejor que otra porque, en cualquier caso, el peligro de la adicción siempre está presente. “Después de uno o dos años consumiendo nicotina, el cerebro se hace adicto a la sustancia y empieza un camino de retorno complicado. Basta con 100 cigarrillos consumidos en el plazo de uno o dos años para volverse adicto a la nicotina”, afirma el portavoz del Programa de Actividades Preventivas y Promoción de la Salud de semFYC. Y la cosa no acaba ahí, como afirma Álvarez Pitti: “El tabaco es vía de entrada a otras drogas ilegales. Tanto porque algunas de estas drogas son fumadas como porque el tabaco induce en ocasiones a acercarse a otras drogas. Por último, el efecto de recompensa que produce la nicotina hace que el cerebro desee repetir esta misma ‘experiencia’, y si es más potente, mejor.”

Fuente: El País

Desde Los Que No, hemos creado una infografía con el tema «Confía en ti, el poder es tuyo Vs El alcohol te controla a ti».

Sabemos que la presión social puede ser intensa en la adolescencia, pero beber alcohol no es la única opción para divertirse y socializar. Aquí te presentamos algunas alternativas saludables para disfrutar de tu tiempo libre sin alcohol.

DESCÁRGATE AQUÍ LA INFOGRAFÍA

infografia alcohol

Confía en ti, el poder es tuyo:


1.      Organiza actividades al aire libre: ¿Qué tal una tarde de fútbol con tus amigos? O ¿Por qué no probar un día de senderismo en la montaña? Hay
muchas opciones para disfrutar de la naturaleza y ejercitarse al mismo tiempo.
2.      Participa en actividades comunitarias: ¿Sabías que muchas comunidades tienen grupos de voluntariado o actividades de servicio social? Además de
ayudar a otros, puedes conocer gente nueva y hacer amigos que comparten tus intereses. 
3.      Explora tus habilidades creativas: ¿Tienes talento para la música, la pintura o la escritura? Dedica tiempo a explorar tus habilidades y encontrar nuevas
formas de expresarte.
4.      Participa en deportes y juegos en equipo: El deporte no solo es saludable para tu cuerpo, sino que también ayuda a desarrollar habilidades sociales y de
liderazgo. Busca un equipo de deporte o club que se ajuste a tus intereses.
5.      Planifica salidas con amigos: ¿Qué tal un día en el cine o un parque de diversiones? O ¿Por qué no organizar una noche de juegos en casa con tus
amigos? Hay muchas opciones divertidas y seguras para disfrutar con amigos sin necesidad de alcohol.
Recuerda, el poder de decidir es tuyo. No dejes que el alcohol tenga el control de tus decisiones y tu vida. Busca alternativas saludables y diviértete de manera responsable.
¡Confía en ti!
 

El alcohol te controla a ti porque:
 

El consumo excesivo de alcohol te controla a ti porque:


1.       Todas las actividades personales y de vida social giran alrededor del alcohol:

Cuando se consume alcohol en exceso, las actividades sociales y personales pueden girar en torno a él, lo que puede llevar a un aislamiento social y a una dependencia del
alcohol.
2.      Sentimiento de pérdida del yo: El consumo excesivo de alcohol puede llevar a la pérdida de la identidad personal y de las aficiones que antes eran importantes.
También puede conducir a una sensación de «dejarse llevar» y a la pérdida de la noción del tiempo y de la memoria temporal.
 
3.      Falsa euforia y luego bajón, depresión: El consumo excesivo de alcohol puede producir una falsa euforia en un primer momento, pero posteriormente puede llevar a
un bajón emocional y a una sensación de depresión.
                                                                                                
4.      Afecta a la salud física / mental y ocasiona dificultad para concentrarse: El consumo excesivo de alcohol puede afectar a la salud y generar cardiopatías,
diabetes, cáncer, cirrosis, disfunción sexual y de fertilidad. En salud mental: Depresión, ansiedad, trastorno bipolar, incluso provocar
esquizofrenia y trastornos del espectro autista. Altera la capacidad de concentración. Es perjudicial para estudiar de forma efectiva y
realizar actividades que requieran estar atento y producir accidentes de todo tipo, incluidos accidentes de tráfico. Mayor probabilidad de participar en comportamientos de riesgo y delitos.
 
5.       Problemas y deterioro en el trato con amigos y familiares: El consumo excesivo de alcohol puede llevar a problemas como el absentismo, la apatía, al deterioro del
trato con amigos y familiares, lo que puede tener un impacto negativo en las relaciones personales y en la vida social en general.
Dificulta la toma de decisiones frente a lo que es realmente importante en la vida Recuerda que consumir alcohol con moderación es importante para mantener una vida saludable y feliz.

El consumo de botellón es el más dañino y puede provocar daños a largo plazo, e incluso irreversibles, en el cerebro adolescente.

Según la última encuesta sobre drogas en enseñanzas secundarias en España (ESTUDES), 3 de cada 4 estudiantes entre 14 y 18 años han bebido alcohol durante el último mes, y un 27 % lo ha hecho rápida e intensivamente, “por atracón”.

Este consumo de botellón es el más dañino y puede provocar daños a largo plazo, e incluso irreversibles, en el cerebro adolescente.

La buena noticia es que el consumo de alcohol en jóvenes acusa una leve tendencia descendente en los últimos años, pero las tasas siguen siendo muy altas.

Un cerebro vulnerable

De nada sirve hablar de los efectos de las drogas de abuso si no se relaciona con la edad de la persona que las toma. El cerebro se encuentra en desarrollo hasta los 21-24 años, dependiendo del individuo. Hasta ese momento, dicho órgano se encuentra en una situación de mayor vulnerabilidad ante la exposición a cualquier compuesto tóxico.

Uno de los grandes problemas en este sentido es la banalización del consumo de drogas teniendo sólo en cuenta a los adultos. Si ese mensaje cala sin hacer distinción de edad, nos encontramos con un grave riesgo para la salud pública.

Valga como ejemplo el cannabis. Los problemas de salud mental asociados a la marihuana, como depresión, psicosis temporal o esquizofrenia, se vinculan a los años que ha cumplido el individuo cuando empieza a consumirla.

Los datos acumulados durante las últimas décadas demuestran que la aparición de demencias de forma temprana se relaciona con la edad del inicio del consumo de alcohol. Sabiendo esto y que el cerebro no deja de desarrollarse hasta al menos los 21 años, es incomprensible que beber alcohol sea legal a partir de los 18 años en la mayor parte del mundo.

Así afecta el alcohol

La respuesta del sistema inmune ante la presencia del alcohol conlleva la activación de procesos inflamatorios que contribuyen al daño cerebral. La neuroinflamación inducida por esta droga se ha relacionado con los efectos neurotóxicos y neurodegenerativos que produce, mucho más marcados durante la adolescencia.

No nos puede sorprender que cuanto más pronto empecemos a tomar bebidas alcohólicas, mayores probabilidades tendremos de desarrollar demencias tempranas. La comunidad científica lleva alertando sobre estos efectos desde hace mucho tiempo. En modelos animales, se observa perfectamente cómo el consumo por atracón durante la adolescencia promueve la aparición de la enfermedad de Alzheimer en el adulto joven.

Ese tipo de práctica ataca a los llamados progenitores neuronales, que abundan en el cerebro adolescente. Son como células madre que se encuentran en espera de convertirse en neuronas e integrarse en las redes neuronales del cerebro. Esto ocurre, por ejemplo, durante el envejecimiento.

Si disminuimos las reservas de los progenitores neuronales pronto en la vida, el mecanismo de defensa contra el envejecimiento queda mermado. Y lo mismo ocurre en otras situaciones de daño cerebral: nos quedamos sin capacidad de respuesta. En estas circunstancias, es razonable pensar que las enfermedades neurodegenerativas aceleren su aparición.

Qué podemos hacer

Nuestro grupo acaba de descubrir una nueva proteína que resulta esencial para el daño que provoca el alcohol en el cerebro adolescente. Inhibirla consigue prevenir el descenso de progenitores neuronales que causa esta droga en los jóvenes.

Además, el compuesto que hemos diseñado para actuar sobre esa proteína, llamado MY10, también regula la respuesta inmune al alcohol. Curiosamente, lo hace de forma diferente en ratones machos y hembras. Dado que MY10 previene totalmente la pérdida de progenitores neuronales en ambos sexos, no parece que la reacción inmune sea la única respuesta al alcohol que desempeña un papel importante en los efectos nocivos sobre el cerebro adolescente.

Como nosotros, muchos otros grupos a nivel mundial trabajan en este tipo de tratamientos, con resultados muy prometedores. Por ejemplo, el grupo del especialista estadounidense Fulton Crews ha observado cómo el fármaco galantamina repara la pérdida de progenitores neuronales en ratas.

En este caso, galantamina sólo se usó en ratas macho y los investigadores observaron que limita la respuesta inmune inducida por el alcohol, lo que limita sus efectos neurotóxicos. Esto es muy interesante porque este medicamento ya se usa para tratar el alzhéimer en humanos. Por tanto, conocemos bien sus dosis, efectos adversos, etcétera.

Pero no debemos engañarnos: la farmacología debe ser la última herramienta; jamás será tan efectiva como la prevención. Esta tarea no debería ser tan complicada. Hay que empezar por una concienciación basada en la evidencia científica. Luchar contra la pasividad familiar y social con el consumo de alcohol en los adolescentes debe ser prioritario. No podemos ignorar esas reuniones de cientos o miles de jóvenes bebiendo sin control.

Entre otras medidas, los expertos alzan la voz para que se adopten iniciativas valientes respecto a la exposición de los jóvenes a los contenidos sobre drogas en medios digitales que no se corresponde con su grado de desarrollo y madurez. Mirar para otro lado no es una opción.

* Gonzalo Herradón Gil-Gallardo es catedrático de Farmacología y decano de la Facultad de Farmacia, Universidad CEU San Pablo.

** Este artículo se publicó originalmente en The Conversation.

La duración del trayecto y el tiempo que se va a estar fuera de casa, así como el tipo de destino y el clima que allí espera, son determinantes para preparar el equipaje. La organización previa y acordarse siempre de llevar un botiquín y algún juego son imprescindibles.

A pesar de que organizar un viaje con niños puede resultar algo abrumador cuando no se tiene experiencia, luego te das cuenta de que todo es ponerse y de que no es tan complicado. Como en casi todo en la vida, basta con organizarse un poco para que las cosas salgan lo mejor posible, también haciendo la maleta de los niños con suficiente antelación. Si además leísteis nuestros consejos para viajar con niños en coche, tren y avión, seguro que el viaje se os hará más llevadero.

Lo primero que hay que tener claro a la hora de preparar el equipaje es de qué espacio se dispone, la duración del viaje y si se va a ir a una zona de frío o de calor. La maleta cambia en función de las respuestas a todas estas preguntas. Otra cosa importante, y que quita mucho estrés a la hora de preparar la maleta de los niños, es tener presente que el destino al que se viaja está lleno de niños que usan ropa, comen, necesitan pañales y se ponen enfermos, igual que todos los demás, así que no hay que delirar a la hora de dejarse algo, porque el 95% de las cosas se pueden conseguir en otros lugares y la ropa se puede lavar en lavanderías. Eso sí, si los pequeños tienen una necesidad muy especial con lo que sea (comida, medicamentos, cremas…), no está de más hacer acopio extra del producto en la maleta, por si acaso allí hay dificultad para encontrarlo.

Qué datos personales (y cuáles no) hay que poner en la etiqueta identificativa de una maleta

La organización es un plus: existen objetos y accesorios que os van a facilitar la vida. Unos de nuestros favoritos son los organizadores de maletas, que son pequeños compartimentos que se adaptan al espacio disponible y que permiten clasificar lo que se mete en cada uno, sin necesidad de mezclar la ropa de todos y teniéndola toda organizada.

Un organizador de viaje para llevar todo ordenado.
Un organizador de viaje para llevar todo ordenado.

El neceser y el botiquín son dos de los elementos más importantes cuando se viaja con niños, ya que usan sus propios productos de higiene personal y de primeros auxilios en caso de ponerse malos. En el caso del neceser, hay que tener presente que, a día de hoy, si viajáis en avión no podréis llevar con vosotros líquidos que superen los 100 mililitros (esos tienen que ir obligatoriamente en maleta facturada). Así que si queréis evitaros ese paso, hay varias opciones: llevar una minitalla, comprar en destino la crema / gel / lo que sea si este es de venta habitual; si es algo muy específico, importante o difícil de conseguir, es buena idea comprar pequeños botes rellenables aptos para subir al avión. En el caso del botiquín, nosotros siempre llevamos desinfectante por si los niños se caen y se hacen una herida, tiritas, termómetro y algo para la fiebre por si acaso, pero el elemento más indispensable del botiquín no es tangible: es el seguro de viaje por si la cosa se complica. Los nuestros han cogido virus que los han llevado al hospital en Estados Unidos y el pequeño se cayó y se abrió una ceja en Tailandia

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La familia de Mola Viajar en un motel de California.
La familia de Mola Viajar en un motel de California.

Qué llevar en la maleta de mano de los niños

Normalmente, para viajar llevamos una maleta grande con la ropa de todos, que solamente abrimos una vez llegados al destino. Y, por otro lado, una maleta pequeña más a mano y a la que podamos tener acceso fácil durante el viaje. En ella siempre metemos, al menos, un conjunto de ropa de recambio, algo de comida saludable para que piquen si el hambre hace acto de presencia y algún pequeño juguete de entre sus favoritos. Por ejemplo, solemos viajar con juegos de cartas como el Virus o Banderis y también con un juego de la oca tamaño viaje, que les chifla.

Otra cosa que nunca falta en la maleta de mano de los niños es una libreta con lápices de colores y algún boli. Con ella dibujan y colorean lo que quieren y se entretienen bastante.

El tema de las pantallas es algo que depende de los padres. Nosotros no abusamos de ellas, pero sí las utilizamos en función de la duración del trayecto, sobre todo en los más largos. Para esas ocasiones también nos llevamos sus auriculares habituales.

Con un carrito de bebé en el Pabellón Dorado (Kinkaku-ji) de Kioto (Japón).
Con un carrito de bebé en el Pabellón Dorado (Kinkaku-ji) de Kioto (Japón).

Cómo visitar el destino con los niños: la logística

Dependiendo de la edad del niño o niña y para que la vida sea más sencilla, os recomendamos que os llevéis en la maleta la opción de transporte más adecuada para ellos. Cochecito, mochila de porteo… es algo que depende de su edad y de la opción elegida. Si os sirve como ejemplo, en nuestro caso y aun cuando ya habíamos dejado de utilizar carrito para pasear con ellos por nuestra ciudad, sí nos lo hemos llevado de viaje. ¿Por qué? Pues porque tenemos dos hijos y cuando no se cansa de caminar uno, lo hace el otro. De esta manera, pueden ir turnándose para subirse en el cochecito (en vez de a nuestra espalda) cuando se cansan y si no, el carro siempre lleva las mochilas del viaje, bolsas con alguna compra, etcétera… Es una opción muy cómoda para viajes largos, en los que se prevén buenas caminatas y cuando ellos aún no están acostumbrados a hacerlas.

Adrián Rodríguez y Gosi Bendrat son autores del blog Mola Viajar desde 2008. Tanto en su blog como en su canal de YouTube cuentan cómo recorren el mundo en compañía de sus hijos, Daniela y Oliver.

Fuente: El País

Un menor con una visión negativa de sí mismo puede llegar a adoptar conductas perjudiciales. Expertos en terapia con menores dan algunas pautas para ayudarles a valorarse correctamente:

Charla con la psicóloga Cristina Gil el próximo viernes 29 (12h.)

Toma un trozo de arcilla. Moldéalo con delicadeza y construye una base sólida. Coloca luego sobre ella otro de tamaño similar y acarícialo sin tratar de disimular sus imperfecciones. Nuestra identidad se construye sobre esas dos ‘piezas’ de barro: el autoconcepto (quién creo ser) y la autoestima (cómo me siento respecto a quien soy). Todos somos, en cierta medida, alfareros que esculpimos a otros. Y los padres son los primeros que marcan ese molde a través de su forma de educar y de relacionarse con sus hijos.

La adolescencia es una etapa crucial en el proceso de definición personal. Durante ese periodo «los menores tienen que tomar todo aquello que sus cuidadores construyeron en ellos durante la infancia y autoconstruirse», explica el psicólogo Fernando Pineda. Y lo hacen en medio de un auténtico torbellino de emociones. Los chavales deben distanciarse de la seguridad que le ofrecen sus padres para reafirmar su individualidad, sentirse aceptado por un grupo de iguales con los que se compara, combatir los complejos en plena revolución hormonal y resistir el embate de los primeros amores (y desamores). Una auténtica prueba de fuego para la autoestima.

«Si un menor llega a los 14 o 15 años con una autoestima dañada debe destruir esa identidad anterior y construir otra sana»FERNANDO PINEDA, PSICÓLOGO.

Un adolescente que aprende a reconocer sus necesidades, fortalezas y debilidades, se acepta sin condiciones, se valora y se respeta percibe que tiene el control sobre su vida, afronta retos, tolera mejor la frustración, no depende de la voluntad de los demás o de las circunstancias, ni permite que le traten mal.

Sin embargo, cuando la visión que tiene de sí mismo no es positiva puede llegar a adoptar conductas perjudiciales. Se castiga porque cree que no vale la pena. Detrás de unas malas notas, de las discusiones constantes, de la rebeldía y/o agresividad, de la fanfarronería puede haber un problema de falta de valoración personal. Si un menor llega a los 14 o 15 años con una autoestima nociva tiene que destruir esa identidad anterior y «crear otra saludable» porque si no es así puede llegar a «hacerse un daño difícil de sanar», explica Pineda, que advierte a los padres, sin dramatismos, que con el paso del tiempo ese poder para recomponerles «se va de nuestras manos para llegar a las suyas».

COMBATIR EL DAÑO CON UNA APUESTA POR UNO MISMO

Alberto (nombre ficticio) tuvo que reconstruirse durante su adolescencia tras ser víctima de acoso en dos centros escolares diferentes. En el primero sufrió una agresión física y en el segundo, lejos de encontrar refugio, fue sometido a «vejaciones y humillaciones constantes«. Durante aquel curso de 2º de la ESO nunca quería ir a clase, los descansos los pasaba con chicos de cursos inferiores e incluso solo. No jugaba, no practicaba deporte y no se relacionaba porque siempre le perseguía el rechazo como una sombra.

«Uno se ve cada vez más sumido en un pozo del que no cree poder salir, no se siente capaz de llevar nada a cabo y ni mucho menos se esfuerza académicamente pues tu condena diaria es en tu centro», recuerda ya desde la mayoría de edad con el pesar de que no se dé la importancia suficiente a esas situaciones de violencia y se relativicen como «cosas de adolescentes». Él aprendió a combatir los desprecios con una apuesta por sí mismo y nuevas amistades: «Al final, uno debe valorarse, así que comencé a hacer deporte e hice mi pandilla en el baloncesto. Tener una red de seguridad social de ese calibre es más que imprescindible para cualquier adolescente, le da a uno fuerzas para continuar y empiezas a valorarte más, a ir a estudiar con más ganas, y a pasar de los demás con más ganas aún».

La psicóloga María Paz Bermúdez Sánchez, catedrática de la Universidad de Granada, aborda en su libro ‘Déficit de Autoestima. Evaluación, tratamiento y prevención en la infancia y adolescencia’ (Pirámide) las múltiples variables que determinan la creación de una imagen positiva de nosotros mismos. «Algunos de estos factores son internos y están relacionados con la manera de interpretar y afrontar los retos cotidianos. Otros son externos, como por ejemplo, los mensajes de aceptación o aprobación que personas significativas hacen sobre aquello que se dice o se hace. El déficit de autoestima es el resultado de una gran discrepancia entre la idea que la persona se ha formado de cómo debe ser para tener éxito en la vida y la imagen que tiene de sí mismo cuando autoevalúa sus conductas, pensamientos o sentimientos», resume.

Una excesiva auto-exigencia puede convertirse en una fuente de frustración para los chavales porque les hace percibir que no tienen capacidad para superar metas o afrontar cambios en los diferentes ámbitos de su vida y nunca se sienten conformes. Esa imagen negativa de sí mismos surge también a menudo de la tendencia a «realizar una atribución interna del fracaso y externa del éxito. Es decir, sentirse responsable de los fracasos y no responsable de los éxitos», explica esta psicóloga.

SÍNTOMAS DE UNA AUTOESTIMA DAÑADA

¿Cómo podemos saber si un adolescente sufre un problema de autoestima? Roberto García, experto en la atención a menores víctimas de acoso escolar, describe algunas señales en su comportamiento que pueden orientar a los padres:

  • Excesiva autocrítica e insatisfacción permanente.
  • Se sienten permanentemente atacados y experimentan mucho resentimiento.
  • Viven en un estado de indecisión crónica, no tanto por falta de información, sino por miedo exagerado a equivocarse.
  • Deseo excesivo de complacer: no se atreven a decir «no» por temor a desagradar.
  • Tratan de hacer todo lo que se proponen a la perfección, lo que les lleva a menudo a la frustración por no conseguirlo.
  • Culpabilidad neurótica: se condena por conductas que no siempre son objetivamente malas, exagera la magnitud de sus errores y delitos y/o los lamenta indefinidamente, sin llegar a perdonarse por completo.
  • A su alrededor se percibe hostilidad. Siempre está irritable, a punto de estallar incluso por cosas de poca importancia; todo le sienta mal, todo le disgusta, todo le decepciona, nada le satisface.
  • Ve sobre todo la parte negativa de la vida y le cuesta disfrutar.

«La baja estima ataca aquello que más valoramos. Si es la inteligencia, se pondrá en tela de juicio la capacidad intelectual, si apreciamos la belleza, no podremos mirarnos al espejo sin ver nuestras imperfecciones…» Y si no nos apreciamos a nosotros mismos, los refuerzos que recibimos de los demás «pierden fuerza». «No nos sirve que los demás nos valoren positivamente», advierte este psicólogo canario.

El desprecio de los adolescentes a su mundo interior puede generar problemas graves en su desarrollo: trastornos en el sueño (insomnio, pesadillas), en la alimentación (anorexia, bulimia, trastornos digestivos, vómitos, náuseas…), dolores de cabeza habituales, dificultad para comunicarse, incapacidad para concentrarse y/o recordar o tomar decisiones. Su capacidad de disfrutar de la vida se ve mermada porque se encuentra sumido en un estado de ánimo triste, ansioso, atrapado por la culpa o esa angustia vital constante que le puede llevar a tener incluso ideas de suicidio. Ese descontento consigo mismo se puede reflejar también en un abandono de su higiene personal, de sus obligaciones y una huida de su realidad a través de la mentira o el consumo de drogas.

Dar a los hijos responsabilidades adaptadas a su capacidad es fundamental para que confíen en sí mismos

Tanto construir una autoestima positiva como sanarla son labores que conllevan mucho esfuerzo y tiempo. «No hay fórmulas mágicas», advierte Fernando Pineda, cuyo canal de YouTube orienta a los padres cada semana en temas claves para el adecuado desarrollo de los menores, pero sí podemos ayudarles a reenfocar su mirada y darse el valor que merecen. Éstas son algunas de las pautas para ese proceso:

1. SANAR LA RELACIÓN SIN CULPA

Durante la infancia, el padre y la madre son la fuente más frecuente y fiable de valoración del comportamiento. «El niño necesita saber si actúa correctamente por lo que el refuerzo o el castigo de los progenitores, la consistencia y la seguridad que perciba de éstos va a influir de manera determinante en la imagen de competencia personal que el menor se va a formar», explica M ªPaz Bermúdez.

Y precisamente por esta influencia paterna, si nuestro hijo llega a la adolescencia con la autoestima dañada, posiblemente la culpa tienda a hacer acto de presencia. Y tal como aparece, debería alejarse. Recomponer la visión que tiene de sí mismo puede conllevar años y mucho esfuerzo, pero un primer paso fundamental es sanar la relación dejando a un lado ese sentimiento de frustración, que sólo obstaculiza los avances, y reflexionar sobre los posibles cambios de actitud. «Si te equivocaste recuerda que todo pasa por algo. Las personas que se tienen que auto-reconstruir son las más fuertes y sabias. Yo agradezco mucho a mis padres todo lo bueno pero aún más todos los errores que cometieron y lo que sufrí pues eso es lo que me permite ayudar y comprender a mucha gente», recuerda Pineda en primera persona.

2. DIÁLOGO Y NORMAS

Una familia «funcional» es esa que fomenta un desarrollo pleno y sano (también de la autoestima) de todos sus miembros y que educa aplicando el estilo democrático, lejos del autoritarismo y la permisividad. El amor, interés , dedicación, comprensión, confianza y escucha activa tienen un lugar prioritario pero no es un paraíso ajeno a los conflictos sino un lugar donde adquirir herramientas para combatir las adversidades, con normas, límites y roles claros, con respeto a la individualidad, comunicación (y negociación) constante y capacidad de adaptación.

3. OBSERVAR SIN INTERVENIR

El instinto de los padres es proteger a sus hijos y esto puede llevarles a tomar la iniciativa ante el más mínimo problema. Es comprensible pero al hacerlo el mensaje que les mandamos a ellos es que «no son lo suficientemente fuertes, inteligentes y capaces de resolver sus propios problemas», asegura Pineda subrayando en rojo que la identidad y la autoestima se construyen con «experiencias no con palabras».

Los adolescentes tienen, pues, que experimentar y hacer frente directamente a sus problemas para creer que son capaces de superarlos. Y los padres, contenerse y permitir que se equivoquen dejando claro que aunque no les vamos a resolver la vida, sí estamos a su lado para apoyarles.

4. HACERLE RESPONSABLE DE SUS LOGROS

Dar a los hijos una responsabilidad adaptada a sus capacidades es fundamental para que se sientan importantes. Si se ven como seres autónomos e independientes tendrán una imagen más positiva de sí mismos. Y para que superen la tarea con éxito, los objetivos tienen que ser realistas (posibles de alcanzar). Hay que tenerles en cuenta siempre a la hora de planificar objetivos. Ellos conocen mejor que nadie sus habilidades y limitaciones. Además, su compromiso será mayor si se siente escuchado. Cuando las expectativas son muy altas o son establecidas por adultos el adolescente puede encontrarse con obstáculos que le abocan al fracaso.

«Facilita a tu hijo experiencias y actividades posibles en las que tenga que implicarse y esforzarse», recomienda la psicóloga María Paz Bermúdez en su libro. De esta manera se le está transmitiendo que es parte esencial y activa de lo que consigue en su vida, de sus logros y éxitos y que lo que le ocurre no es producto de la suerte u otras circunstancias externas. Esto reforzará la confianza en sí mismo.

También hay que dotarles de herramientas para resolver las adversidades y superar retos cotidianos y enseñarles a premiarse a sí mismo cuando consigue objetivos, con ello se consigue que su valor no dependa de agentes externos sino internos.

5. EVALUARLE DE FORMA OBJETIVA

Los padres deben esforzarse en percibir, aceptar y describir al menor como es, no como nos gustaría que fuese. ‘Inflar el ego’ de los hijos no es la mejor forma de brindarles una autoestima sana. Debemos ayudarles a que vean tanto sus fortalezas como los aspectos que pueden mejorar, siempre haciendo énfasis en las capacidades que tienen y en los caminos que pueden tomar para sortear las dificultades. Que sean conscientes de sus virtudes pero también de sus defectos. Pineda nos pone este ejemplo claro: Imagina que te sientes enfermo y vas a la consulta del médico. ¿Qué esperas de él? ¿Que te diga que tienes una salud de hierro o que sea sincero en el diagnóstico? Esa misma honestidad desea encontrar el menor cuando habla contigo.

6. NO COMPARARLE CON NADIE

Aunque el objetivo de los padres al comparar a su hijo con otros jóvenes de su edad sea motivarlo, demostrarle que es posible, el efecto que se consigue es el contrario y afecta negativamente a la autoestima. La clave está en reforzar los intentos, el esfuerzo, y no exclusivamente los éxitos y logros.

7. ELOGIAR Y CORREGIR DE FORMA ADECUADA

Hacer referencia a la conducta concreta en ambas circunstancias. No etiquetar al menor porque de esta manera se puede prolongar la conducta al sentirse incapaz de modificarla porque cree que forma parte de su personalidad. Lo que se busca es corregir un comportamiento negativo, no al menor en su conjunto.

8. APRENDER A EQUIVOCARSE

El error es el requisito indispensable para el aprendizaje y no sirve de nada tratar de esquivarlo con el anhelo (siempre frustrado) de encontrar la perfección o de evitar retos para no fracasar. «Sentirse bien con uno mismo no es algo que hacemos después de corregir todos los errores sino algo que hacemos a pesar de los errores«, recuerda Roberto García.

9. NO DEPENDER DE LOS DEMÁS

Cuando una persona tiene la autoestima dañada busca la aprobación por necesidad, no es sólo un deseo. Y en esas circunstancias se expone a estar bajo un estado de frustración constante. En la adolescencia, la aceptación en el grupo, el ser elegido como amigo, es una de la principales fuentes de bienestar. Y el rechazo, de dolor. De ahí la importancia de quererse sin condiciones para asestar mejor esos posibles golpes y mantenerse en pie.

«Como el sentimiento de lo que vales como persona, se encuentra localizado en los demás, si ellos rehúsan alimentarte con su aprobación te quedas sin nada. No vales», explica García, que da las siguientes pautas para evitar esa nociva dependencia de los demás (recomendable que los adultos también tomen nota):

  • Incentivar en nuestros hijos pensamientos positivos sobre su valía
  • Enseñarles a recurrir a la estrategia del ‘tú’ para responder en caso de conflicto. Por ejemplo, «tu amigo no está de acuerdo contigo y se está enfadando. En lugar de cambiar de postura o defenderte, simplemente contesta : «‘Tú’ te estás enfadando y piensas que yo no debería pensar como pienso».
  • Cuando vaya a comprar ropa o cualquier otro artículo, que confíe en sí mismo y no consulte a nadie su opinión.
  • A la hora de expresarse, que evite buscar respaldo constante en los demás con frases como: «¿No es así?, ¿tengo razón o no?…»
  • Si el adolescente piensa que alguien le está tratando de manipular , que lo haga saber. En vez de ‘ablandarse’ para obtener aprobación, puede decir en voz alta: «Normalmente yo modificaría mi posición para lograr que me aceptes y me quieras, pero realmente creo en lo que acabo de decir».
  • Si nos están diciendo algo que no nos gusta pero puede ser positivo para nuestro crecimiento personal, lo agradecemos. Esto pone fin a cualquier tipo de búsqueda de aprobación.
  • Otra estrategia es buscar expresamente que nos desaprueben y trabajar para que no nos moleste. También, emplear técnicas para ignorar los actos de desaprobación y no prestar atención a los que tratan manipularnos. «Estás hablando en público y alguien no le gusta lo que estás diciendo. Se levanta y trata de forzar una discusión. Respondes, «de acuerdo y continuas.»

10. FOMENTAR LAS RELACIONES PERSONALES Y REALES.

En la adolescencia actual, la búsqueda de aprobación por parte de los demás tiene forma de ‘like’. Y cuando no llega, la autoestima se resiente. Tampoco sale bien parada en esa comparativa constante que los jóvenes hacen de su vida, de sus relaciones o de su cuerpo en plataformas como Instagram. «El problema en las redes sociales no es la exigencia de dar una imagen perfecta sino la evaluación continua a la que es sometida la vida que se expone y, la dependencia que el que la expone tiene de la opinión de los demás. Sin lugar a duda, para evitar los efectos negativos del uso de las redes virtuales lo mejor es reducir su uso, aceptar y transmitir que no es una manera natural de relacionarse y fomentar los vínculos personales y reales».

Incentivar las actividades deportivas, salidas al aire libre o las conversaciones en persona otorga a los menores una fuente de bienestar alternativa que les ayuda a desprenderse del poder actual de las nuevas tecnologías sobre su rutina diaria y que puede provocar, cuando el uso es inadecuado, en aislamiento, ansiedad y depresión.

Esa distancia emocional en Internet facilita, en una de sus vertientes más oscuras, prácticas como el acoso que atentan directamente contra la integridad moral de los menores. Con la experiencia como aval, Alberto pide a aquellos jóvenes que estén padeciendo actualmente una situación de violencia psíquica o física que «exijan que se les respete. Que no se dejen pisotear y mucho menos ser quien pisa a los demás. Y si no es capaz de dar el primer paso solo, que pida ayuda psicológica para poder sentirse cómodo consigo mismo y con los demás».

Y ELLOS, ¿QUÉ OPINAN?

¿Se paran los adolescentes a reflexionar sobre cómo son realmente? ¿Dependen en exceso de lo que piensan otros? Les damos la palabra para que nos expliquen qué circunstancias son las que dañan su autoestima en su vida diaria y cómo recuperan la confianza en sí mismos.

Cómo sanar la autoestima de los adolescentes

Fuente: El Mundo

Qué es el bachillerato

El Bachillerato en España es una etapa voluntaria, que consta de dos cursos. Es el último tramo escolar antes del acceso a los estudios superiores, bien sean universitarios o de Formación Profesional

Tiene como finalidad proporcionar al alumnado formación, madurez intelectual y humana, conocimientos y habilidades que les permitan desarrollar funciones sociales e incorporarse a la vida activa con responsabilidad y competencia.

Requisitos para acceder al bachillerato

Para cursar el Bachillerato en España, el alumno tiene que estar en posesión del título de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria (E.S.O.) o haber cursado un Ciclo de Formación Profesional de Grado Medio. Si se trata de un estudiante que procede de otro país, será necesario que haya convalidado el título que corresponda con esta etapa.

Una vez el alumno finaliza sus estudios de Bachillerato, tiene distintas opciones. Puede continuar su formación académica con un Grado en la Universidad, para la cual será necesaria una prueba de acceso (EBAU) . O bien, cursar un Ciclo Formativos de Grado Superior.

Nuevas modalidades de Bachillerato tras las LOMLOE

Con la aplicación de la nueva ley educativa de diciembre de 2020 (LOMLOE), los tipos de Bachillerato en España se amplían a cinco (Ciencias y Tecnología, Humanidades y Ciencias Sociales, Artes – Música y Artes Escénicas, Artes – Artes Plásticas, Imagen y Diseño y el Bachillerato General).

Con este cambio, se da mayor importancia a las enseñanzas artísticas y se crea una nueva modalidad: el Bachillerato General, para aquellos que aún no tengan decidido hacia dónde encaminar sus estudios.

Mejoras en el Sistema Educativo Español con un diseño de Bachillerato que se adapta a las necesidades de los estudiantes

Tras la nueva ley educativa, la etapa de Bachillerato se flexibiliza, permitiendo a cada alumno diseñar un plan de estudios para los dos últimos años académicos de su vida escolar, que se ajuste perfectamente a sus necesidades.

Los cinco tipos de Bachillerato cuentan con ocho materias comunes de carácter obligatorio para todas las modalidades y otras específicas, de las cuales el alumno cursará una de manera obligatoria y otras dos a elegir entre una amplia oferta dentro de las optativas de cada centro y de cada comunidad autónoma.

MODALIDADES DE BACHILLERATO

PRIMER CURSO
MATERIAS COMUNES
Educación FísicaFilosofíaLengua Castellana y Literatura I
(Lengua Cooficial si la hubiera)Lengua Extranjera I
MATERIAS ESPECÍFICAS SEGÚN LA MODALIDAD

MODALIDAD
CIENCIAS Y TECNOLOGÍAHUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALESMÚSICA Y ARTES ESCÉNICASARTES PLÁSTICAS; IMAGEN Y DISEÑOGENERAL
MATERIAS OBLIGATORIAS(elegir una)Matemáticas IMatemáticas aplicadas a las CCSS ILatín IMatemáticas aplicadas a las CCSS IAnálisis musical IArtes escénicas IDibujo artístico IMatemáticas Generales
MATERIAS OPTATIVAS COMUNES DE CADA MODALIDAD(elegir 2)Biología Geología y Ciencias AmbientalesDibujo Técnico ITecnología e Ingeniería IFísica y QuímicaHistoria del Mundo ContemporáneoEconomía y EmpresaGriego ILiteratura UniversalLenguaje y Práctica MusicalCultura AudiovisualCoro y Técnica Vocal IProyectos ArtísticosCultura AudiovisualVolumenDibujo Técnico aplicado al diseño IEconomía, Emprendimiento y Actividad EmpresarialMaterias de otras modalidades que ofrezca el centro 
Cualquier materia obligatoria que no se haya cursadoOtras optativas propuestas por cada Comunidad Autónoma

SEGUNDO CURSO
MATERIAS COMUNES
Historia de la FilosofíaHistoria de EspañaLengua Castellana y Literatura II
(Lengua Cooficial si la hubiera)Lengua Extranjera II
MATERIAS ESPECÍFICAS SEGÚN LA MODALIDAD

MODALIDAD
CIENCIAS Y TECNOLOGÍAHUMANIDADES Y CIENCIAS SOCIALESMÚSICA Y ARTES ESCÉNICASARTES PLÁSTICAS; IMAGEN Y DISEÑOGENERAL
MATERIAS OBLIGATORIAS(elegir una)Matemáticas IIMatemáticas aplicadas a las CCSS IILatín IIMatemáticas aplicadas a las CCSS IIAnálisis musical IIArtes escénicas IIDibujo artístico IICiencias Generales
MATERIAS OPTATIVAS COMUNES DE CADA MODALIDAD(elegir 2)Biología, Geología y Ciencias AmbientalesDibujo Técnico IITecnología e Ingeniería IIQuímicaFísicaEconomía y EmpresaGriego IIHistoria del Arte
Geografía
Historia de la Música y la DanzaCoro y Técnica Vocal II
Literatura Dramática
Técnicas de ExpresiónFundamentos Artísticos
VolumenDibujo Técnico aplicado al diseño II
Economía, Emprendimiento y Actividad EmpresarialMovimientos Culturales y Artísticos
Materias de otras modalidades que ofrezca el centro 
Cualquier materia obligatoria que no se haya cursadoOtras optativas propuestas por cada Comunidad Autónoma

En España, además de estudiar el bachillerato español, existe la posibilidad de cursar:

Pd del Bachillerato Internacional

El Programa del Diploma (PD) del Bachillerato Internacional® (IB) es un programa educativo con su propio sistema de evaluación, destinado a alumnos de 16 a 19 años.

El Programa del Diploma (PD) del Bachillerato Internacional® (IB) cuenta con el reconocimiento y el respeto de las principales universidades del mundo y hay indicios de que los alumnos del PD acceden a la universidad y a la educación superior en mayor proporción que los alumnos que no cursan el programa.

El currículo del PD está formado por seis grupos de asignaturas y los componentes troncales: Teoría del Conocimiento (TdC), Creatividad, Actividad y Servicio (CAS) y la Monografía.

Bachillerato Dual Americano

Con el Bachillerato Dual Americano el alumno tiene la ventaja de poder obtener, al mismo tiempo, el título español y el título estadounidense. El método de estudio es asistir de forma presencial a las clases del curso en España y de forma virtual a las clases americanas.

Este tipo de bachillerato se suele iniciar en 3º ,y/o 4º de la E.S.O. o en 1º de Bachillerato.

Entre sus ventajas, los alumnos aprenden a comunicarse en inglés a la perfección y pueden conocer la cultura americana más a fondo. Sin duda, estudiarlo es una gran opción.

Bachiller-Baccalauréat o Bachibac (España – Francia)

Gracias a él los alumnos pueden obtener una doble titulación, el título de Bachillerato español y el Diplôme du Baccalauréat francés. El programa contempla el estudio de materias específicas: Lengua y Literatura Francesas, y la Historia de Francia, integrada en la materia Historia de España. Además de las otras asignaturas de bachillerato.

Los estudiantes que hayan optado por cursar el Bachibac podrán acceder a la enseñanza superior francesa y a la enseñanza superior española, sin necesidad de tener que realizar la prueba de acceso a la universidad.

Fuente: bestschoolsinspain.com