No es la primera vez que un conductor que ha consumido drogas durante el fin de semana da positivo el lunes cuando pilla el vehículo para ir al curro. De hecho ha habido casos bastante graves en los que estas personas eran conductores de transporte escolar y sin saberlo estaban conduciendo bajo los efectos de la cocaína.

Y es que nuestro organismo no es una máquina que elimina los restos de la droga por completo de un día para otro de forma automática. Nuestro cuerpo necesita un desarrollo para eliminar todas esas toxinas. Ya no hablamos de cuánto tiempo tardaría en dar negativo un test de saliva o de orina, sino del proceso por el que debería pasar el cuerpo de una persona para estar totalmente limpia. Incluso habría maneras de averiguar si una persona ha consumido o no, aunque fuera una sola dosis.

Después de la vida media de la droga, el cuerpo sigue notando los efectos

Claudio Vidal, coordinador en Energy Control en Andalucía, de Asociación Bienestar y desarrollo, explica que intervienen muchos factores para poder estimar un tiempo exacto de eliminación de la sustancia. Nos explica que en la sangre se suele eliminar bastante rápido y que aproximadamente sería a la hora de haberse tomado una dosis única. “La concentración en sangre tiende a haber bajado casi a la mitad, lo que se conoce como la vida media. Sin embargo, el hecho de que se perciba que los efectos han bajado no significa que nuestro cuerpo no lo note”, dice.

“Cuando una persona ha consumido cocaína, el cuerpo se prepara para descomponerla en una serie de productos que van a la orina a través del riñón”, nos explica. “Durante este proceso se generan unos metabolitos, y de hecho los test de detección de drogas no buscan la droga en sí, sino que también la benzoilecgonina, que es uno de estos principales metabolitos”.

El tiempo de metabolización dependerá de la dosis, el IMC, la cantidad de grasa o lo que hayamos comido

Esta metabolización de la droga dependerá de varios factores. Olga Valverde, investigadora que estudia la neurobiología del comportamiento y que lleva a cabo varios estudios de cómo afectan las drogas a nuestro cerebro, asegura que aunque el efecto en sí de la droga ya no se produzca, la reacción que tiene en nuestro organismo puede permanecer incluso durante meses.

El tiempo de metabolización de la droga dependerá entre otras cosas de la dosis, del IMC (índice de masa corporal) de la persona, la cantidad de grasa o lo que hayamos comido. Si por ejemplo hemos comido poco o hace rato, afectaría mucho más a nuestro cuerpo.

Además, según nos cuenta Olga, variaría de una persona u otra en función de sus parámetros corporales. “Por ejemplo, personas con depósitos grasos importantes podrían tardar más en metabolizar esa droga”, comenta.

“El hecho de estar limpio de la droga no significa que puedas estar en plenas facultades, puede que no haya cocaína en sangre pero puede que los efectos de esta droga permanezcan”, nos dice.

A mayor cantidad de droga más tardará en metabolizarse

Los estudios que hay sobre permanencia de drogas suelen hacerse después de que el sujeto a analizar se haya tomado una sola dosis, pero raramente en la vida real encontraremos a alguien que tome una sola pastilla sin mezclar con otras sustancias, como por ejemplo el alcohol. La forma de consumir esa sustancia también influirá en la manera en que nuestro cuerpo la asimila y luego la descomponga.

A pesar de eso, y según nos cuenta Olga Valverde, con el consumo de la cocaína no sucede lo mismo que con el consumo de analgésicos, en el que nuestro cuerpo se va adaptando a la dosis y cada vez hay que ir incrementándola para notar sus efectos.

“Si una persona está consumiendo crónicamente puede estar incluso meses para volver a su situación inicial, si es un consumo esporádico quizás con dos o tres días ya podría volver a esa situación inicial. Aun así se podría detectar que ha consumido de forma relativamente sencilla”, explica.

Cualquier tipo de consumo deja un rastro permanente

No hace falta una biopsia en el riñón para poder analizar si alguien ha consumido o no algún tipo de sustancia estupefaciente. Bastaría con un simple pelo para poder llevar a cabo un análisis folicular y saber si esta persona ha consumido o no.

“Sería relativamente sencillo detectar cuándo una persona ha consumido drogas, aunque fuera una dosis baja. Existen análisis muy detallados que permitirían conocer al detalle cuándo y qué ha tomado esta persona”, asegura Olga.

Cualquier tipo de consumo deja un rastro permanente en nuestro cuerpo, aunque hay estudios que aseguran que se puede eliminar la cocaína en unos 4 o 7 días. Por un lado a los órganos que intervienen (en el caso de la cocaína serían el riñón y el hígado), pero también dejaría una muestra clara en nuestro sudor, las uñas o el pelo.

“En el caso de nuestro pelo se podría saber si una persona ha consumido incluso hace meses o años ya que la información queda allí, explica Olga Valverde. Cuanto más hacia las puntas, más tiempo hace del consumo y si se detecta la sustancia más hacia la raíz sería más reciente”.

Aunque una persona se llegara a rapar el pelo dicha información podría ser igualmente sustraída en otro tipo de vello corporal. No haría falta que fuera un cabello. Eso sí, debería alguien ir a propósito a buscarlo y analizarlo buscando específicamente estos parámetros, algo que sería bastante improbable. Incluso existen trabajos en los que específicamente se pide este tipo de análisis para detectar el consumo de drogas. Pero esto ya es otro tema.

https://www.vice.com/es/article/wjm54z/cuanto-dura-cocaina-en-sangre-orina-saliva-cuerpo-organismo?fbclid=IwAR0e6NMvrdJJ9va2IAKxAkEvecZMLN-gMAl-me1rnMA9PH31IC79INeFgIM

En la actualidad, ya existen pronunciamientos judiciales que prohíben la difusión comercial de imágenes de menores, con el objetivo de proteger su honor e intimidad en las redes sociales.

El Tribunal de Distrito de La Haya ordenaba a finales del pasado año la retirada de contenidos en redes sociales de los hijos de una influencer prohibiendo publicaciones futuras y condenando a la mujer al pago de una multa, después de que su pareja, padre de los menores de 2 y 4 años, interpusiera una demanda para evitar posibles perjuicios de los niños. Este requerimiento llegó tras el divorcio de la pareja.

En mayo de 2018, la Audiencia Provincial de Barcelona se pronunció sobre un caso similar. El fallo apuntaba que la publicación en una red social de una fotografía de un hijo menor siempre requerirá del consentimiento de ambos progenitores. Siguiendo la citada sentencia, cuando los menores no tienen madurez suficiente, si existe desacuerdo en los progenitores, deberá acudirse a la vía judicial, resolviendo finalmente el juez.

Según Escarlata Gutiérrez, fiscal del Ministerio Público Provincial de Ciudad Real y adjunta a la sección especializada contra la criminalidad informática, el «consentimiento de ambos padres no sería preciso en aquellos casos en que se realice una publicación de la fotografía conforme al uso social, como por ejemplo poner una fotografía de perfil de WhatsApp». Sin embargo, en su opinión, «el caso de las instamamis genera mayores problemas».

Las redes sociales son medios de comunicación

Basta con realizar una búsqueda sencilla en Instagram para encontrar a menores mostrando cientos de juguetes e invitando indirectamente a su consumo. Lo mismo ocurre con otras personalidades de la vida social a la hora de mostrar escenas cotidianas con sus pequeños. La ropa, accesorios o juguetes que aparecen en esas imágenes son productos de consumo fácilmente identificables.

Si estas instamamis o instapapis están haciendo un negocio a través de la publicación de imágenes de sus hijos, es la Ley Orgánica de Protección del Menor la que vela por el honor, la intimidad y la propia imagen de éstos, reforzada por la Ley de Protección Civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen de 1982, que establece que «el representante legal deberá informar al Ministerio Fiscal de su consentimiento para publicar imágenes del menor».

Gutiérrez asegura que «estas redes pueden considerarse medios de comunicación. Lo esencial para publicar fotos de menores en redes sociales privadas es contar con el consentimiento de ambos progenitores y si uno no lo da o lo retira será necesario acudir a la vía judicial. En caso de que ambos progenitores, de mutuo acuerdo, dispongan de cuentas en redes sociales para subir de manera constante e indiscriminada imágenes de sus hijos, deberán comunicarlo al Ministerio Público, quien valorando el superior interés, podrá oponerse a tales publicaciones resolviendo finalmente el juez».

La Fiscalía, durante la minoría de edad y en el momento en que un vídeo o imagen atente contra los derechos de los menores, deberá intervenir para retirar la cuenta o para realizar las acciones por la vía civil, solicitando la indemnización a los padres en beneficio de los menores afectados. «Igualmente, tiene legitimación conforme al artículo 201.1 del Código Penal para interponer denuncia si los hechos fuesen constitutivos de un delito contra la intimidad», concluye la fiscal.

¿Puedo demandar a mis padres?

En todos los casos referidos se trataba de menores de edad. Sin embargo, la mayoría de edad de los pequeños influencers puede acarrear novedades legales. Haciendo un paralelismo con los talentos más pequeños del mundo del espectáculo, no sería de extrañar que existieran futuras demandas una vez llegada la edad adulta. Puede ocurrir que los jóvenes influencers ya no estén dispuestos ni a probar juguetes ni a que sus padres difundan sus imágenes en fiestas privadas, almuerzos o momentos de baño.

Para Antonio Serrano, consejero delegado de Spartanhack, se trata de un tema complejo que habría que valorar caso a caso. Además de acudir a la figura de la responsabilidad civil en caso de que las imágenes hayan generado algún tipo de daño, para el experto legal, el mejor mecanismo puede ser el de «recurrir al derecho al olvido en servicios de redes sociales y equivalentes, que está recogido en el artículo 94.3 de la Ley Orgánica de Protección de Datos». En virtud de esta norma, en caso de que «el derecho al olvido se ejercitase por un afectado respecto de datos que hubiesen sido facilitados al servicio por terceros, durante su minoría de edad, el prestador deberá proceder sin dilación a su supresión por su simple solicitud sin necesidad de tener que justificar nada adicional», detalla Serrano.

Gutiérrez confirma que el menor puede demandar a sus padres llegada la mayoría de edad, solicitando una indemnización por daños morales y que se retiren las imágenes tanto en redes sociales públicas como privadas. La difusión de esas imágenes será clave para fijar la responsabilidad civil. «La denuncia sería por la comisión de un delito contra la intimidad, en concreto el previsto en el artículo 197.7 del Código Penal», dice la fiscal.

Actitud preventiva

Antes de que los hijos demanden a sus representantes legales, una alternativa preventiva está en la educación digital de los progenitores. Se trata de asegurar la protección ante la inseguridad proyectada por el mal uso de las redes sociales.

Los cursos e iniciativas para educar a los usuarios desde la Administración de Justicia y las entidades privadas dando las claves del buen uso en redes sociales serían una alternativa a la hora de facilitar que los progenitores puedan entender cómo sus hijos comprenden y usan estas redes sociales para evitar situaciones similares al ciberacoso.

Consejos para ser abogado ‘influencer’

Jorge CampanillasSocio de Iurismática abogados y responsable de eventosjuridicos.com

Sobre las redes sociales y los abogados, Jorge Campanillas considera que no todos los abogados debieran utilizar las redes sociales, puesto que puede ser contraproducente para el despacho, al no disponer de habilidades para la comunicación o utilizar formatos para los que no están acostumbrados. En su opinión, «habría que potenciar las habilidades y los profesionales que pueden ayudar en la captación de clientes potenciales y capacitar al resto».

Un abogado influencer deberá:

1) Conocer el funcionamiento de las redes sociales. Saber cómo funcionan los algoritmos de éstas puede allanar el camino.

2) Interactuar con los demás usuarios. Las redes son sociales y premian a los usuarios que interactúan con otros profesionales a fin de generar una red de conocimiento.

3) Darse un tiempo. El éxito en las redes sociales no se consigue de forma rápida.

4) Elegir la red que mejor se adecue al abogado.

5) Saber comunicar y llegar a los usuarios.

6) Observar qué hacen otros influencers de otros sectores para ver que se puede llevar a un sector como el de la abogacía.

Antonio SerranoConsejero delegado de Spartanhack

Sobre los abogados influencers, Antonio Serrano opina que en virtud al combinado redes sociales y abogados, estas deberían utilizarse no solo para captar clientes sino para aportar contenidos interesantes. Para el consejero delegado de Spartanhack «aportando valor, acreditas profesionalidad. No se puede limitar la innovación a las redes sociales. Innovar pasa por transformar y ello supone utilizar la tecnología como medio para poner al cliente en el centro».

Un abogado influencer deberá:

1) Cumplir la normativa publicitaria en general, y el artículo 25 del Estatuto General de la Abogacía, en particular, respetando la dignidad de las personas y haciendo publicidad digna, leal y veraz.

2) Tener presente la huella digital que se deja con estas publicaciones.

3) Realizar publicaciones sobre temas jurídicos, económicos, de márketing digital o temas tecnológicos.

4) Complementar las redes sociales con un blog para publicar contenido de valor sobre las temáticas anteriores.

5) Conseguir un posicionamiento razonable en redes, dejando una buena huella digital.

http://www.expansion.com/juridico/actualidad-tendencias/2019/04/17/5cb73d04e5fdeaa3248b45c3.html

El consumo excesivo de alcohol está en el origen de más de doscientas enfermedades y por primera vez un equipo de investigadores, entre ellos de la Universidad Miguel Hernández de Alicante, ha comprobado que los daños inducidos por ese consumo no se detienen al dejar de beber.

Los investigadores han constatado que se produce una alteración generalizada en la sustancia blanca del cerebro (las “autopistas” que conectan las diferentes partes del cerebro) que afecta sobre todo a las estructuras relacionadas con la comunicación entre los dos hemisferios, a la toma de decisiones y a la memoria.

El estudio, cuyas conclusiones publica hoy la revista “Jama Psychiatry”, lo han llevado a cabo investigadores del Instituto de Neurociencias de Alicante (un centro mixto de la Universidad Miguel Hernández y el CSIC) y el Instituto Central de Salud Mental de la Universidad de Heidelberg (Alemania).

El consumo excesivo de alcohol provoca más de tres millones de muertes cada año en el mundo

Además de estar en el origen de más de doscientas enfermedades, el consumo excesivo de alcohol provoca más de tres millones de muertes cada año en el mundo, por lo que la detección temprana de sus efectos negativos es un objetivo prioritario de los neurocientíficos.

En el estudio han participado 91 pacientes con una edad media de 46 años, hospitalizados en Alemania a causa de un transtorno por consumo de alcohol, y se ha completado con un modelo de ratas que ha demostrado una preferencia natural por el alcohol, ha explicado a Efe la neurocientífica italiana Silvia de Santis, del Instituto de Neurociencias de Alicante.

Silvia de Santis ha precisado que todos los pacientes que han participado voluntariamente en la investigación padecen enfermedades psiquiátricas asociadas al consumo excesivo de alcohol, y ha incidido en que los daños comprobados afectan a la “materia blanca” que conecta las diferentes partes del cerebro.

Los déficits cerebrales permanentes a causa del consumo excesivo de alcohol pueden ocurrir mucho antes de lo que se creía

Los resultados ahora conocidos rebaten la creencia de que las alteraciones en el cerebro comienzan a normalizarse inmediatamente después de dejar el consumo de alcohol, y ponen de relieve además que los déficits cerebrales permanentes a causa del consumo excesivo de alcohol pueden ocurrir mucho antes de lo que se creía.

Los resultados, que se han obtenido mediante resonancia magnética durante las primeras semanas de abstinencia, se han obtenido con garantías de que los pacientes no estaban bebiendo nada de alcohol ya que todos estaban ingresados en un hospital siguiendo un programa de desintoxicación.

El investigador Santiago Canals, que lidera el grupo de Plasticidad de las Redes Neuronales en el Instituto de Neurociencias de Alicante, destacado que aunque la toxicidad del alcohol cesa al dejar de beber, los cambios en el cerebro siguen progresando porque se pone en marcha un proceso inflamatorio que avanza incluso en ausencia de alcohol.

Canals, que ha calificado de “sorprendentes” los resultados, ha destacado que estas evidencias estarían también relacionadas con la facilidad de recaída que se produce cuando los pacientes han dejado de beber, durante el periodo de abstinencia.

https://www.lavanguardia.com/vida/20190403/461447240202/dano-cerebral-alcohol-estudio.html?utm_source=facebook&utm_medium=social&utm_content=vida&utm_campaign=lv&fbclid=IwAR2t43dRzuD8khuBNjJ_3WeRDhY6_RjqPov1M6vQJBzbh-6vQ2YRIUFBqXM

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A los 26 años, el matemático Lucas Gortázar (Bilbao, 1986) se incorporó a la plantilla del Banco Mundial, en Washington, para investigar sobre la financiación y evaluación de los diferentes sistemas educativos. Venía de estudiar un máster en la prestigiosa escuela financiera del Banco de España. Con 30, regresó a España y desde entonces se ha involucrado en diferentes proyectos para modernizar la educación del país. Cree que lejos del debate político sobre la religión en el aula, la prioridad debe ser adelgazar los programas académicos o regular la figura de los directores de centro para que asuman más responsabilidades.

En 2017, participó en la subcomisión por el pacto educativo en el Congreso de los Diputados para ofrecer soluciones técnicas y ahora está impulsando una red de expertos (REDE) para elaborar propuestas “consensuadas” y elevarlas a los gobernantes. Religiosos y ateos, defensores y detractores de la concertada, un total de 10 colectivos educativos se han sumado al proyecto, que cuenta con el respaldo de la Fundación Cotec y el Proyecto Atlántida -una organización creada en los noventa que promueve la innovación educativa-.

Pregunta. En los últimos años hay menos diversidad social en la escuela en lo que respecta al nivel socioeconómico. ¿Dónde está la raíz?

Respuesta. En 2015, España salía en las posiciones más bajas en inclusión social de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Eso quiere decir que la composición social en los centros está más fragmentada por el origen socioeconómico. La probabilidad de que te encuentres con alguien de tu misma condición social en el colegio es mayor que en otros países. Las escuelas no reflejan la diversidad social de la población.

P. ¿Sucede especialmente en la pública?

R. Una de las hipótesis es el papel que juega la enseñanza concertada en esa segregación social. Estos colegios siguen sin ser del todo un servicio público por las cuotas que pagan los padres, las trampas en los sistemas de acceso o los baremos, aunque no todos quieren hacer negocio. El pago al centro de los polémicos 100 euros al mes, es un problema que revela la falta de equidad del sistema. La primera consecuencia es que imposibilita la movilidad social: tu compañero no te hace aspirar a más porque es igual que tú. Las metas de unos se contagian a otros, el esfuerzo, o la aspiración de llegar a etapas educativas posobligatorias. Si no vives en un entorno donde existen esas expectativas, la escuela no te va a llevar a un sitio mejor, sino al que digan tus padres.

No hay consenso sobre cuál es el papel de la concertada y qué límites se le deben poner

P. ¿Qué solución hay desde el punto de vista técnico?

R. La segregación se da en las ciudades grandes como consecuencia del fenómeno urbanístico. Eso no es culpa del consejero de Educación ni del ministro, sino de políticas públicas de vivienda o de prestaciones sociales. Hay otro problema grave: la falta de consenso sobre cuál es el papel de la concertada y los límites que se le deben poner. Por ejemplo, para acceder a un colegio las familias suman puntos según los requisitos que cumplen. Los centros no pueden otorgar arbitrariamente ni uno solo de esos puntos, como está ocurriendo, porque eso rompe la igualdad de oportunidades. Y el anteproyecto de reforma de la Lomce (actual ley educativa aprobada por el PP en 2013) que ha presentado el Gobierno no regula ese extremo. Hay que resolver el problema de financiación de la concertada [subvencionada con fondos del Estado], destinar más dinero para que sea un servicio público. Mi estimación es una inyección 2.000 millones de euros.

P. Usted también ha tratado en sus estudios la alta tasa de repetidores en España. ¿Cuál es la solución?

R. El 30% de los alumnos repiten durante la ESO, un porcentaje muy superior al del resto de Europa (11%) y de la OCDE (11%). La repetición no mejora el rendimiento del alumno, solo pierde un año y aumenta su probabilidad de abandonar. Además, estamos gastando un año más de escolarización, unos 6.000 euros, en una medida que genera problemas. España es campeona del mundo en inequidad en cuanto a repetición: los estudiantes que viven ligeramente por debajo del umbral de la pobreza, tienen una probabilidad de más de un 50% de repetir que los más aventajados. La repetición está en la mentalidad de los centros educativos, sobre todo en secundaria. Si no, ¿cómo se explica que la tasa de repetición en primaria sea del 3% y en secundaria del 10%? ¿Los niños se vuelven menos listos de un año para otro?

Las familias tienen la visión de que repetir es bueno: no te has esforzado, te lo mereces

P. ¿El problema es de los profesores?

R. Hay un número importante de docentes que deciden de antemano que un 70% de los estudiantes aprobará y un 30%, no. Es un fenómeno cultural, creen que suspender mucho les da prestigio. Las familias tienen la visión de que repetir es bueno: no te has esforzado, te lo mereces.

P. En una de sus investigaciones salió que la Lomce ha incrementado la tasa de suspensos en primaria.

R. Ha subido de un 2% a un 3%. La Lomce estableció que se pudiera repetir en cada curso, antes era cada dos años, por ciclo. Si le das la opción al profesorado de hacer repetir al alumnado, la va a utilizar. Según diferentes investigaciones, los estudiantes no repiten porque no entiendan los contenidos, sino por problemas de comportamiento. El que llega tarde y tiene ausencias es el que acaba repitiendo.

P. ¿Cómo habría que modificar el programa académico?

R. España tiene un currículum demasiado extenso, muchas horas de todo que resultan agotadoras tanto para alumnos como para profesores. Hay que trabajar lo importante: la comprensión lectora y el razonamiento matemático. Hay un exceso de regulación, mucha burocracia, y hay asuntos relevantes que no se están tratando. Podríamos aspirar a lo que ha hecho Portugal en los últimos diez años: un cambio en la gestión de los centros que da mayor responsabilidad a la figura del director. En la reforma que ha presentado el Ministerio, se regula el proceso para la elección de los directores, pero esa parte no es tan importante como las funciones que se les atribuyen. Tenemos que reforzar la carrera profesional docente, profesionalizarla. Ahora cualquiera puede ser director y nadie quiere serlo.

https://elpais.com/sociedad/2018/11/22/actualidad/1542889223_705354.html?id_externo_rsoc=FB_CM&fbclid=IwAR2-WNn3e7iiAxEN5wrZQHLZXVKonyO_9qaexLUxzetVxmIKZhOcFVB2Viw

 

Durante años, Pablo se hizo la misma pregunta: ¿cómo puede una persona estar tan enganchada a la tragaperras? Se refería a un hombre que veía todas las mañanas en la cafetería donde iba a desayunar. Siempre estaba jugando. Tiempo después se lo volvió a encontrar, esta vez en una terapia de rehabilitación para ludópatas. Ambos eran adictos al juego, con la diferencia de que los 340.000 euros de deuda de Pablo no venían de gastar dinero físico, sino de apostar online, un mercado que atrapa a cada vez más jóvenes y que crece a doble dígito en España, impulsado por unos anuncios que han invadido todos los soportes a la espera de que se apruebe un decreto definitivo que regule su emisión, pendiente desde 2011.

Los anuncios del juego ‘online’ se disparan y los más jóvenes se enganchan

“Pensaba que no era como él”, confiesa Pablo, de 33 años y empleado de banca. Pide usar un nombre ficticio antes de empezar a contar lo poco que tardó en engancharse. Gran aficionado al fútbol, empezó a jugar online con 20 años. “Apostar por internet es muy accesible y extremadamente adictivo”, asegura, en un país donde el 93% de la población ya tiene móvil a los 14 años, según el Instituto Nacional de Estadística. Ahora ve los partidos con cuentagotas y solo cuando ya han arrancado, para evitar tragarse la publicidad de apuestas, que le genera profundo rechazo.

En 2017, se emitieron más de 2,7 millones de anuncios de juego online en todos los soportes, según la consultora InfoAdex, frente a los 128.000 de 2013. Aunque todavía represente un segmento pequeño sobre el conjunto de la industria, el sector digital crece tanto en ingresos como en inversión en marketing, destinada sobre todo a anuncios y bonos, otra estrategia que hace mella en públicos de todas las edades.

“Quienes más sufren este bombardeo publicitario son los jóvenes y los que padecen alguna patología del juego”, comenta Susana Jiménez, psicóloga clínica y coordinadora de la Unidad de Juego Patológico del Hospital de Bellvitge, que cada año atiende entre 350 y 400 nuevos casos de relacionados con la adicción al juego. “Son los más sensibles a iniciarse o recaer con la publicidad”. Según el informe de percepción del juego de la Universidad Carlos III, alrededor de 230.000 personas menores de 35 presentan un “alto riesgo” de adicción en España, y los jóvenes se inician cada vez antes a esta actividad.

La prevalencia de jugadores problemáticos en España es sin embargo tan solo del 0,3%, según los estudios clínicos disponibles. Bayta Díaz es psicóloga en la Asociación para la Prevención y Ayuda al Ludópata (APAL) donde Pablo lleva tres años en terapia. Explica que no existe relación directa entre publicidad y ludopatía, reconocida oficialmente como una adicción del comportamiento sin sustancia, pero señala que los anuncios están dirigidos a aumentar el consumo, y con ello el riesgo. «Es como si vendieran cerveza en un colegio”, ejemplifica. “En el Plan Nacional contra las drogas se habla de consumo como variable de riesgo para desarrollar una patología; igual deberíamos de tenerlo en cuenta con el juego también”.

Un negocio que crece año tras año

El canal virtual se ha convertido en la joya de la corona de un mercado que en su conjunto, sumando el juego físico, mueve menos dinero que hace diez años. En 2017, el segmento online ingresó 560 millones de euros —descontados premios y reapuestas—, cinco veces más que en 2013. Las apuestas deportivas son las grandes protagonistas de esta evolución, según datos de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) y el Consejo Empresarial del Juego (Cejuego), que aclara que, pese a su auge imparable, el negocio digital todavía supone una pequeña parte de la facturación total de la industria.

La ley de 2011 que regula el juego online establecía que se adoptara una norma específica para los anuncios, que todavía no ha visto la luz. De momento, la referencia han sido la Ley General de Comunicación Audiovisual y un código de conducta cuya adhesión es voluntaria y cuya aplicación está supervisada por Autocontrol, organismo independiente integrado por firmas del sector, medios y agencias de comunicación, anunciantes y otras empresas. A finales de 2017, el Ministerio de Hacienda redactó un segundo proyecto de decreto ley —el primero fue en 2015, pero no llegó a aprobarse— que todavía está en tramitación.

Entre otras limitaciones, el borrador prohíbe que se traslade la idea de que el juego se relacione con el éxito personal y profesional, y obliga a incluir la coletilla Juega con responsabilidad en los mensajes, frase que también tendrán que pronunciar los rostros conocidos que protagonicen los anuncios. Asimismo, veda la emisión en horario infantil, tal y como establece la ley audiovisual, prohibición que sin embargo no se está respetando según los datos facilitadas por Infoadex. El texto tampoco tiene la capacidad de regular los anuncios en Internet más allá de los filtros presentes en las redes sociales, confirman fuentes del Ministerio de Hacienda, quienes no concretan una fecha para la aprobación de la norma.

Los anuncios del juego ‘online’ se disparan y los más jóvenes se enganchan

“Esperamos que el decreto no ponga patas arriba el sector”, comenta Miguel Ferrer, portavoz de la Asociación Española del Juego Digital, Jdigital. Ferrer confía en que la regulación final no sea excesivamente restrictiva y que las condiciones sean iguales para todos, también para las Loterías del Estado. “La publicidad y el marketing son la única vía de captación que tenemos porque no contamos con tiendas físicas”, mantiene.

Iconos de los jóvenes

Hibai López, investigador en la Universidad de Deusto, explica que la exposición prolongada al bombardeo publicitario y la elección de deportistas de elite o personajes famosos como protagonistas de los reclamos, a menudo íconos para el público más joven, contribuye a normalizar esta actividad. “Es preocupante. La gente que está en tratamiento dice que es difícil pensar que haya consecuencias negativas si lo promociona una persona a la que respetas”.

Alberto (nombre ficticio) tiene 29 años y hasta hace unos meses nadie de su entorno sabía de su problema con las apuestas. Empezó con 19 años y acumuló 60.000 euros de deuda. “Los anuncios refuerzan la idea de que jugar es normal”, cuenta en la sede de Apal después de salir de terapia. “Soy un apasionado del fútbol desde pequeño y cuando empezaron las apuestas deportivas pensé que había llegado una oportunidad. Ahora me afecta cuando veo anuncios en la tele”.

Solo en los tres primeros meses de 2018, previos al Mundial de fútbol, las empresas gastaron casi el 40% de los 112 millones que destinaron a anuncios en todo 2017, según el anuario del juego de la Fundación Codere, frente a los 70 millones de 2013 contabilizados por la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ). Esta inversión, en conjunto, supera a la que realizan gigantes como El Corte Inglés, según InfoAdex. “Hicimos un esfuerzo adicional”, asegura Ferrer.

Un voluntario de la asociacion APAL para tratar la ludopatía.
Un voluntario de la asociacion APAL para tratar la ludopatía. Samuel Sanchez

A finales de 2017, el Consejo Audiovisual de Andalucía pidió que se prohibiera cualquier tipo de publicidad de juego online por radio y televisión en horario de protección de menores, tras constatar que varios anuncios se emitieron en esta franja y que en otros casos no se pudo distinguir entre los reclamos y la narración de los locutores durante las retransmisiones deportivas.

Manuel es voluntario en Apal y asegura que en los últimos tres años llegan cada vez más personas de entre 20 y 30 años adictos al juego online, muchos de ellos enganchados a las apuestas deportivas disponibles en cualquier momento en un mundo cada vez más conectado. “Siempre cuentan lo mismo: que es cada vez más rápido”, asegura este hombre de 53 años que también pide usar un nombre ficticio y que hace poco salió del túnel en el que cayó a golpe de apuesta. “Llegas a perder la perspectiva del deporte; para mí se convirtió en algo que ya no disfrutaba”, confiesa.

Diferentes estudios sobre el juego elaborados por la DGOJ y la Universidad Carlos III señalan que alrededor de 900.000 usuarios habían jugado online al menos una vez en junio, y casi un millón y medio se había conectado durante 2017 para hacer apuestas deportivas. Pero son los más asiduos, entorno al 20% los que generan el 80% del beneficio. José Antonio Gómez Yáñez, sociólogo de la Universidad Carlos III, sostiene que los anuncios son muy visibles y deben regularse. “Se tiene que restringir el horario de emisión”, recomienda.

“Es una enfermedad más oculta que otras adicciones” al no tener consecuencias físicas visibles, reflexiona Pablo, quien ha logrado recuperar su vida tras años obcecado por la adicción. “Lo que más me preocupa es que se perciba como algo normal, y los padres no vean mal que sus hijos jueguen”.

https://elpais.com/sociedad/2018/09/11/actualidad/1536676950_651442.html

Es preocupante que las faltas no hayan sido erradicadas de la escuela primaria o secundaria y tampoco de la Universidad.

Las oposiciones celebradas el pasado verano para ocupar 20.000 plazas de profesor de enseñanza secundaria y formación profesional arrojaron un dato preocupante: casi el 10% de los puestos quedaron desiertos por las deficientes calificaciones de los aspirantes. Parte de esta escabechina fue fruto de las faltas de ortografía y gramaticales de los candidatos a docentes, una situación que tiende a desembocar en un perverso círculo vicioso. Si quienes están llamados a impartir el magisterio cometen incorrecciones en la utilización del lenguaje, es muy probable que los alumnos las reproduzcan y perpetúen los mismos desaciertos.

Los expertos achacan la ausencia de destreza ortográfica a una deficiente dieta lectora, lo que redunda en una imperfecta expresión y una defectuosa escritura. Por el contrario, manejar los instrumentos lingüísticos de forma correcta permite transmitir ideas y pensamientos con una mayor precisión y de manera más enriquecedora. Los informes internacionales sobre comprensión lectora no dejan a España precisamente en un buen lugar. Destacan que uno de cada cinco alumnos de cuarto de primaria (entre nueve y 10 años) no se siente seguro al leer, aunque solo uno de cada 10 confiesa que coger un libro o un periódico en sus manos es algo que no le gusta.

También aluden los especialistas al impacto que en las generaciones más jóvenes tienen las distintas pantallas —desde el móvil y la tableta hasta la televisión y los videojuegos— y muy especialmente las plataformas de mensajería instantánea y las redes sociales, donde el recurso a las abreviaturas y a los términos coloquiales es una costumbre muy extendida. No ayuda a la hora de expresar conceptos con palabras atinadas el masivo empleo de emoticonos, esas representaciones gráficas que se usan en los mensajes electrónicos para aludir a estados de ánimo, objetos o acciones.

Las faltas de ortografía, que no encuentran corrección en la escuela primaria o secundaria, se reproducen a sus anchas en los ciclos superiores de enseñanza. Profesores universitarios han dado la voz de alarma ante las abundantes faltas, también de acentuación o de puntuación, en los exámenes de los alumnos. Para intentar atajar este problema es preciso que las autoridades educativas tomen conciencia de su dimensión. Incrementar las horas de lengua en primaria y elevar los niveles de exigencia son condiciones necesarias para mejorar la ortografía de los escolares, una tarea que debería apelar a a toda la sociedad, empezando por quienes tienen la misión de educar a los niños y adolescentes.

 

https://elpais.com/elpais/2018/11/06/opinion/1541526123_788643.html?id_externo_rsoc=FB_CM&fbclid=IwAR30L29RCJT-eJJvTEKSV0BERreWzKefRR9lNWCZfro6NQTBz7PNFwY4reA

72andSunny, agencia de publicidad con sede en Nueva York, Los Ángeles y Amsterdam, y el Ad Council, una ONG estadounidense que produce, difunde y promueve anuncios para el servicio público, han puesto en marcha una impactante campaña para concienciar a la sociedad sobre el peligro del consumo descontrolado de opioides. También llamados narcóticos, los opioides son unos analgésicos muy fuertes que pueden provocar dependencia y tolerancia si se administran de forma continuada.

Bajo el lema «La verdad sobre los opioides«, la campaña muestra los tres primeros días de desintoxicación de una joven adicta a los opioides que se prestó a meterse en una habitación acristalada en pleno centro de Nueva York para que todo el mundo pudiera ver su sufrimiento. Y, por si fuera poco, la terrible experiencia también fue retransmitida en directo vía `streaming´.

El resultado de esta acción ha sido un vídeo en el que la propia Rebekkah explica que su adicción empezó cuando el médico le recetó unos analgésicos opiáceos para combatir el dolor producido por una lesión en el tobillo. Cabe señalar que cada 15 minutos muere una persona en Estados Unidos por el abuso de estas sustancias y que la adicción empieza tras cinco días consumiéndolas.

 

 

Durante años, Pablo se hizo la misma pregunta: ¿cómo puede una persona estar tan enganchada a la tragaperras? Se refería a un hombre que veía todas las mañanas en la cafetería donde iba a desayunar. Siempre estaba jugando. Tiempo después se lo volvió a encontrar, esta vez en una terapia de rehabilitación para ludópatas. Ambos eran adictos al juego, con la diferencia de que los 340.000 euros de deuda de Pablo no venían de gastar dinero físico, sino de apostar online, un mercado que atrapa a cada vez más jóvenes y que crece a doble dígito en España, impulsado por unos anuncios que han invadido todos los soportes a la espera de que se apruebe un decreto definitivo que regule su emisión, pendiente desde 2011.

Los anuncios del juego ‘online’ se disparan y los más jóvenes se enganchan

“Pensaba que no era como él”, confiesa Pablo, de 33 años y empleado de banca. Pide usar un nombre ficticio antes de empezar a contar lo poco que tardó en engancharse. Gran aficionado al fútbol, empezó a jugar online con 20 años. “Apostar por internet es muy accesible y extremadamente adictivo”, asegura, en un país donde el 93% de la población ya tiene móvil a los 14 años, según el Instituto Nacional de Estadística. Ahora ve los partidos con cuentagotas y solo cuando ya han arrancado, para evitar tragarse la publicidad de apuestas, que le genera profundo rechazo.

En 2017, se emitieron más de 2,7 millones de anuncios de juego online en todos los soportes, según la consultora InfoAdex, frente a los 128.000 de 2013. Aunque todavía represente un segmento pequeño sobre el conjunto de la industria, el sector digital crece tanto en ingresos como en inversión en marketing, destinada sobre todo a anuncios y bonos, otra estrategia que hace mella en públicos de todas las edades.

“Quienes más sufren este bombardeo publicitario son los jóvenes y los que padecen alguna patología del juego”, comenta Susana Jiménez, psicóloga clínica y coordinadora de la Unidad de Juego Patológico del Hospital de Bellvitge, que cada año atiende entre 350 y 400 nuevos casos de relacionados con la adicción al juego. “Son los más sensibles a iniciarse o recaer con la publicidad”. Según el informe de percepción del juego de la Universidad Carlos III, alrededor de 230.000 personas menores de 35 presentan un “alto riesgo” de adicción en España, y los jóvenes se inician cada vez antes a esta actividad.

La prevalencia de jugadores problemáticos en España es sin embargo tan solo del 0,3%, según los estudios clínicos disponibles. Bayta Díaz es psicóloga en la Asociación para la Prevención y Ayuda al Ludópata (APAL) donde Pablo lleva tres años en terapia. Explica que no existe relación directa entre publicidad y ludopatía, reconocida oficialmente como una adicción del comportamiento sin sustancia, pero señala que los anuncios están dirigidos a aumentar el consumo, y con ello el riesgo. «Es como si vendieran cerveza en un colegio”, ejemplifica. “En el Plan Nacional contra las drogas se habla de consumo como variable de riesgo para desarrollar una patología; igual deberíamos de tenerlo en cuenta con el juego también”.

Un negocio que crece año tras año

El canal virtual se ha convertido en la joya de la corona de un mercado que en su conjunto, sumando el juego físico, mueve menos dinero que hace diez años. En 2017, el segmento online ingresó 560 millones de euros —descontados premios y reapuestas—, cinco veces más que en 2013. Las apuestas deportivas son las grandes protagonistas de esta evolución, según datos de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) y el Consejo Empresarial del Juego (Cejuego), que aclara que, pese a su auge imparable, el negocio digital todavía supone una pequeña parte de la facturación total de la industria.

La ley de 2011 que regula el juego online establecía que se adoptara una norma específica para los anuncios, que todavía no ha visto la luz. De momento, la referencia han sido la Ley General de Comunicación Audiovisual y un código de conducta cuya adhesión es voluntaria y cuya aplicación está supervisada por Autocontrol, organismo independiente integrado por firmas del sector, medios y agencias de comunicación, anunciantes y otras empresas. A finales de 2017, el Ministerio de Hacienda redactó un segundo proyecto de decreto ley —el primero fue en 2015, pero no llegó a aprobarse— que todavía está en tramitación.

Entre otras limitaciones, el borrador prohíbe que se traslade la idea de que el juego se relacione con el éxito personal y profesional, y obliga a incluir la coletilla Juega con responsabilidad en los mensajes, frase que también tendrán que pronunciar los rostros conocidos que protagonicen los anuncios. Asimismo, veda la emisión en horario infantil, tal y como establece la ley audiovisual, prohibición que sin embargo no se está respetando según los datos facilitadas por Infoadex. El texto tampoco tiene la capacidad de regular los anuncios en Internet más allá de los filtros presentes en las redes sociales, confirman fuentes del Ministerio de Hacienda, quienes no concretan una fecha para la aprobación de la norma.

Los anuncios del juego ‘online’ se disparan y los más jóvenes se enganchan

“Esperamos que el decreto no ponga patas arriba el sector”, comenta Miguel Ferrer, portavoz de la Asociación Española del Juego Digital, Jdigital. Ferrer confía en que la regulación final no sea excesivamente restrictiva y que las condiciones sean iguales para todos, también para las Loterías del Estado. “La publicidad y el marketing son la única vía de captación que tenemos porque no contamos con tiendas físicas”, mantiene.

Iconos de los jóvenes

Hibai López, investigador en la Universidad de Deusto, explica que la exposición prolongada al bombardeo publicitario y la elección de deportistas de elite o personajes famosos como protagonistas de los reclamos, a menudo íconos para el público más joven, contribuye a normalizar esta actividad. “Es preocupante. La gente que está en tratamiento dice que es difícil pensar que haya consecuencias negativas si lo promociona una persona a la que respetas”.

Alberto (nombre ficticio) tiene 29 años y hasta hace unos meses nadie de su entorno sabía de su problema con las apuestas. Empezó con 19 años y acumuló 60.000 euros de deuda. “Los anuncios refuerzan la idea de que jugar es normal”, cuenta en la sede de Apal después de salir de terapia. “Soy un apasionado del fútbol desde pequeño y cuando empezaron las apuestas deportivas pensé que había llegado una oportunidad. Ahora me afecta cuando veo anuncios en la tele”.

Solo en los tres primeros meses de 2018, previos al Mundial de fútbol, las empresas gastaron casi el 40% de los 112 millones que destinaron a anuncios en todo 2017, según el anuario del juego de la Fundación Codere, frente a los 70 millones de 2013 contabilizados por la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ). Esta inversión, en conjunto, supera a la que realizan gigantes como El Corte Inglés, según InfoAdex. “Hicimos un esfuerzo adicional”, asegura Ferrer.

Un voluntario de la asociacion APAL para tratar la ludopatía.
Un voluntario de la asociacion APAL para tratar la ludopatía. Samuel Sanchez

A finales de 2017, el Consejo Audiovisual de Andalucía pidió que se prohibiera cualquier tipo de publicidad de juego online por radio y televisión en horario de protección de menores, tras constatar que varios anuncios se emitieron en esta franja y que en otros casos no se pudo distinguir entre los reclamos y la narración de los locutores durante las retransmisiones deportivas.

Manuel es voluntario en Apal y asegura que en los últimos tres años llegan cada vez más personas de entre 20 y 30 años adictos al juego online, muchos de ellos enganchados a las apuestas deportivas disponibles en cualquier momento en un mundo cada vez más conectado. “Siempre cuentan lo mismo: que es cada vez más rápido”, asegura este hombre de 53 años que también pide usar un nombre ficticio y que hace poco salió del túnel en el que cayó a golpe de apuesta. “Llegas a perder la perspectiva del deporte; para mí se convirtió en algo que ya no disfrutaba”, confiesa.

Diferentes estudios sobre el juego elaborados por la DGOJ y la Universidad Carlos III señalan que alrededor de 900.000 usuarios habían jugado online al menos una vez en junio, y casi un millón y medio se había conectado durante 2017 para hacer apuestas deportivas. Pero son los más asiduos, entorno al 20% los que generan el 80% del beneficio. José Antonio Gómez Yáñez, sociólogo de la Universidad Carlos III, sostiene que los anuncios son muy visibles y deben regularse. “Se tiene que restringir el horario de emisión”, recomienda.

“Es una enfermedad más oculta que otras adicciones” al no tener consecuencias físicas visibles, reflexiona Pablo, quien ha logrado recuperar su vida tras años obcecado por la adicción. “Lo que más me preocupa es que se perciba como algo normal, y los padres no vean mal que sus hijos jueguen”.

https://elpais.com/sociedad/2018/09/11/actualidad/1536676950_651442.html

Sabemos que la interacción social es una necesidad humana básica. Tanto los niños como los adolescentes desarrollan habilidades sociales a medida que crecen para satisfacer esta necesidad natural. Cada vez más y más, nuestros hijos acceden a la tecnología, en forma de redes sociales, para desarrollarse en este aspecto.

Casi todos los adolescentes se conectan a diario y pasan un promedio de dos horas al día en redes sociales. Entonces, ¿qué sucede exactamente durante ese tiempo online? Para muchos, el objetivo es cultivar una marca personal. El objetivo de nuestros hijos y jóvenes es presentar una imagen en línea que los haga parecer interesantes, populares y atractivos. Para las chicas, la necesidad de proyectar estas cualidades parece ser mayor que para ellos.

Esto es posible porque los adolescentes pueden usar sus recién adquiridas habilidades cognitivas de pensamiento abstracto para imaginar cuál será la perspectiva del espectador cuando vea sus publicaciones y perfiles. Esto significa que premeditan lo que otra persona probablemente pensará sobre su publicación de forma anticipada y la editan para que se ajuste a la imagen que quieren que quede patente el espectador. No obstante, pueden sentirse abrumados en la busca de ese fin. Además, puede ser muy difícil cultivar una marca personal que guarde coherencia con sus padres o sus abuelos y también con sus amigos, o el compañero de clase al que intentan impresionar. Para evitar esta discordancia, muchas niñas tienen dos cuentas en la misma red social.

Instagram es una red social de microblogging basada en imágenes con poco texto. Es una plataforma muy visual y muy popular entre pre y adolescentes. Las chicas empiezan primero con lo que se conoce como una cuenta Insta o Rinsta (Real + Instagram). Esta cuenta se cultiva y mantiene para compartir con padres, abuelos y personas con una relación cercana a la familia. La cuenta Rinsta está diseñada para proyectar una imagen que consideran será considerada aceptable dentro de su familia.

La segunda cuenta que las chicas suelen crear se llama cuenta Finsta (Fake + Instagram). Las chicas usan este tipo de cuenta para cultivar una imagen de chica genial, popular o creadora de tendencias. Las publicaciones que hacen en esta cuenta generalmente incluyen contenido que no sería aceptado por sus padres o familiares. La cuenta Finsta está diseñada para amigos cercanos, compañeros y otro tipo de relaciones. Esta segunda cuenta puede variar mucho de la primera cuenta en contenido, imagen y estilo.

Por ejemplo, los adolescentes cada vez publican más fotos con alcohol en las redes sociales. Esto es porque este tipo de imágenes generalmente reciben más me gusta y comentarios, lo cual motiva a nuestros hijos a publicarlas. En casi cualquier red social, los adolescentes etiquetan a sus amigos en la foto para que la imagen esté disponible en los perfiles de las redes sociales de todos. Por esta razón, nuestros jóvenes abren cuentas adicionales que no se comparten con los padres o la familia. Son hiperconscientes de su marca personal dentro de cada cuenta y trabajan diligentemente para mantener su imagen.  Desafortunadamente, mientras ellos piensan que están siendo cautos al tener múltiples cuentas para diferentes públicos, no suelen reparar en los efectos nocivos de este comportamiento.

Los efectos nocivos

En primer lugar, todo lo que se publica en la red es público y permanente. Una vez que se sube algo a redes sociales, la persona que publica la imagen pierde el control. Y peor aún, el resto de personas que aparecen en la foto no tienen el poder de elegir compartir o no compartir la imagen. En consecuencia, la foto se puede copiar, compartir y volver a publicar sin que nadie sepa o pueda detenerla. Por lo tanto, no importa en qué cuenta se publicó originalmente porque puede llegar mucho más lejos.

En segundo lugar, la mayoría de los adolescentes coinciden en que mantener su marca personal en el entorno digital supone un gran esfuerzo. Ellos dedican una enorme cantidad de tiempo en post de la foto perfecta, editándola para eliminar cualquier imperfección, y preocupándose por cómo el espectador la percibirá. La mayoría de niñas y adolescentes experimentan mayor ansiedad, disminución de confianza y menor percepción de su propio atractivo físico después de publicar en redes sociales, independientemente de si han retocado sus fotos o no. Publicar en redes sociales para mantener una marca personal genera efectos psicológicos negativos en todos los niños, preadolescentes y adolescentes, pero es especialmente dañino para ellas.

En tercer lugar, independientemente de que las chicas tengan cuentas de Instagram múltiples, no dejan de ser bombardeadas con imágenes de otras chicas. Algunas de estas fotos aparecen idealizadas, lo que aumenta el nivel de insatisfacción facial y corporal en nuestros adolescentes. Irónicamente, cuando las niñas están expuestas a ver físicos promedio, este efecto negativo no ocurre. Además, múltiples estudios han encontrado y confirmado que el aumento del uso de las redes sociales es directamente proporcional a la insatisfacción corporal tanto de niños como de niñas, y que ver imágenes en las redes sociales aumenta las tasas de depresión especialmente en ellas.

Educar en materia de redes sociales desde una edad temprana

Entonces, ¿cómo podemos nosotros, como padres, ser proactivos para apoyar la necesidad natural de desarrollo de nuestras hijas de socializar con las herramientas modernas que están disponibles a través de las redes sociales, mientras prevenimos los posibles efectos negativos? Educar en materia de redes sociales desde una edad temprana es esencial para prevenir o limitar los posibles efectos negativos del uso de las redes sociales, particularmente imágenes y videos.

¿Qué significa educar en materia de redes sociales? Consiste enseñar a nuestros hijos que lo que ven en la red no es necesariamente cierto. Debemos enseñarles a cuestionar el contenido que ven y a crear su propio criterio para determinen por sí mismos si la información, la imagen o el video son creíbles. Este tipo de pensamiento crítico se puede enseñar de una manera que refleje la capacidad de desarrollo de cada niño.

Para los niños más pequeños y preadolescentes que aún no tienen capacidad cognitiva para pensar de forma abstracta, algunos temas y preguntas que podemos enseñar a nuestros hijos a evaluar las redes sociales pueden incluir:

  1. Explícales cómo la tecnología permite a los humanos manipular y retocar las fotos y videos para mostrar cosas que no son reales. Podemos señalarles esto cuando estamos viendo una película o cuando vemos imágenes en revistas que muestran imágenes de fantasía que parecen muy reales. Esto ayuda a nuestros hijos a entender la manipulación en las imágenes
  2. Háblales sobre el poder del marketing y la cantidad de productos o ideas que se venden tratando de hacernos sentir de cierta manera a través de la manipulación emocional. Podemos señalarles ejemplos mientras vemos anuncios de televisión o vallas publicitarias. Podemos incluirles en a conversación pidiéndoles que nos expliquen cómo les hace sentir y luego preguntarles cómo pueden usar su razonamiento para darse cuenta del marketing implícito.
  3. Enséñales a preguntarse: «¿Alguna vez he visto algo así en la vida real?» O «¿Coincide con lo que normalmente veo?». Esta es una buena manera de inculcar a nuestros niños un escepticismo sobre lo que ven en redes. Hacer comparaciones con la vida real puede ayudarles a detectar cuándo la información no es realista.
  4. Pídeles que describan cómo se ven a ellos mismos o cómo se sienten después de haber estado expuestos a imágenes o contenido de video excesivamente perfectos
  5. Hemos de decirles que son perfectos tal como son y que no es justo compararse con imágenes que no son reales
  6. Finalmente, hemos de asegurarnos de que nuestros niños tengan otras formas de socializar en el mundo real, para que puedan desarrollar hábitos saludables y desconectar de su socialización virtual.

Para los adolescentes, los cuales ya poseen una capacidad cognitiva que les permite pensar de forma abstracta, algunos temas y preguntas que podemos tratar con ellos con relación a las redes pueden ser:

  • Debatir con ellos sobre lo que significa ser una mujer u hombre en la sociedad. No pases por alto el señalarles cómo las mujeres son juzgadas de forma más crítica por sus atributos físicos mientras que los hombres son juzgados más por sus logros. Podemos ayudarles a identificar el sexismo inherente en la sociedad y a ver cómo toma lugar tanto en las redes como en el mundo real.
  • Hazles ver cómo el marketing apela a nuestras inseguridades más profundas para crearnos deseos y necesidades. Podemos explicarles cómo los influencers de las redes sociales se comercializan para fingir que usan o necesitan un determinado producto, cuando en realidad se les paga para promocionarlos. Esto puede ayudarles a entender cómo el marketing manipula las necesidades de los adolescentes y la tendencia que estos tienen de no ser menos que sus amigos.
  • Explícales cómo se les paga a las modelos, actrices, actores y otras celebridades e influencers en redes sociales para ofrecer una imagen perfecta. Su trabajo es verse bien, por lo que deben invertir mucho tiempo, energía y dinero para verse como lo hacen.
  • Debemos hacerles entender que las personas que no son famosas tienen otras habilidades y talentos. De esta forma, entenderán que tener una imagen física perfecta no necesariamente les otorgará felicidad y éxito, sino hacer algo que por lo que tengan pasión.
  • Abrir debates sobre el contenido que ven en redes. Pregúntales quién es popular, qué bloggers están siguiendo, y las cuentas que les inspiran para hacerte una pequeña idea del contenido que están viendo. Hemos de ser abiertos y libres de prejuicios cuando examinemos su contenido, pero debemos señalar sutilmente aquellas fotos que estén retocadas e imágenes poco realistas para ayudarles a ser un poco más escépticos con lo que ven.
  • Hemos de reforzar la belleza y perfección inherentes en nuestros hijos, tanto por dentro como por fuera de manera habitual, para transmitirles tranquilidad y empoderarles. Centrémonos en aquellos aspectos que realmente destacan en ellos y les caracterizan (por ejemplo, la honestidad, la capacidad de trabajo duro, la amabilidad…) que servirán de contrapeso a las influencias negativas que vengan del exterior. Esto también les infundirá confianza para cuando estén asustados, heridos o no estén seguros de si buscar o no ayuda.

Es importante que tengamos en cuenta que este fenómeno de cuentas múltiples no se limita a Instagram, sino que puede suceder en cualquier plataforma o red social. Afortunadamente, como padres, podemos aplicar las mismas recomendaciones anteriores para proteger a nuestros hijos para prevenir algunos de estos efectos negativos del uso de redes sociales.

Deanna Marie Mason, experta en educación y salud familiar. Autora del blog Dr. Deanna Marie Mason. Paternidad proactiva. Apoyo profesional para la familia moderna. Acaba de lanzar su segundo libro: “Cómo educar adolescentes con valores”.

https://elpais.com/elpais/2018/10/17/mamas_papas/1539783345_336670.html