Ya por el año 2007 la Asociación de Psicología Americana (APA) publicó un documento en el que denunciaba la tendencia sexualizadora de nuestros niños en las sociedades modernas. En ese documento, se advertía una preocupación porque el fenómeno abarcaba desde ropa, juguetes, videojuegos y series de TV, inoculando de forma sibilina y sutil el erotismo prematuro en el inocente mundo infantil de las niñas. Este estudio reflejó que las niñas a partir de los cuatro años son bombardeadas con modelos de éxito social que triunfan gracias a sus atributos físicos, a las medidas que el mercado impone, pero no por sus cualidades personales y profesionales. Diez años más tarde y lejos de corregirse la tendencia, esta ha ido en aumento.

Es un fenómeno tan crónico, tan incorporado que a veces los adultos ni siquiera nos damos cuenta: sujetadores con o sin relleno para niñas de ocho años, tacones, tops y minifaldas, heroínas de series con cuerpos de cómic de Manara, lugares para la celebración de cumpleaños infantiles que proponen concursos de belleza y modelaje con pasarela incluida… Incluso se habla de una precocidad en la llegada de la adolescencia, una etapa desconocida hace pocas generaciones llamada preadolescencia que va encogiendo tristemente la infancia, reduciéndola cada vez más a escasos años.

Las razones que están en la base son como casi siempre de consumo: la moda, principal artífice del uso de las niñas como reclamo publicitario a modo de Lolitas cada vez más jóvenes, impulsa esta imagen como un potente gancho comercial para vender sus productos. Todo está a la venta en una sociedad ultra materialista, todo es susceptible de generar dinero, incluyendo la infancia.

Por otro lado, vivimos en una sociedad con profundas contradicciones y con grandes dosis de doble moral. El sexo vende en cualquier caso y la actitud de la sociedad sobre la sexualidad femenina es como mínimo confusa y anclada en patrones machistas. Por un lado se critica a una mujer que se vista de forma provocativa, pero se acepta a una niña vestida como una mujer, maquillada, con tacones y minifalda y a una mujer vestida como una niña, bordeando los límites de la pedofilia. Es un síntoma de una cultura que flirtea desde la infancia con el mercado de lo sexual y que todavía sigue anclada en patrones que encasillan al género femenino en lo accesorio’.

Los efectos de la hipersexualización: niñas convertidas en ‘Lolitas’

El verdadero veneno de todo ello es que la mayoría de las niñas van a crecer sin el espíritu crítico necesario para salirse de ese guion y pasarán gran parte de su vida tratando de encajar en unas medidas físicas, en un guion unilateral y no decidido ni negociado por ellas, porque procede del mercado y del género masculino. Luego pasarán la otra parte de su vida tratando de preservar lo que puedan de esas medidas y siendo pasto de los cirujanos plásticos, las dietas y la ansiedad de una carrera contrarreloj que perderemos sí o sí.

Los efectos en el desarrollo normal de una niña son los que se derivan de romper el equilibrio y saltarse etapas. Por ejemplo, tenemos datos de que en Francia el 37% de las niñas asegura estar a dieta, las conversaciones sobre moda y peso ideal aparecen antes, las niñas son estimuladas constantemente por la televisión, las revistas juveniles, y van asumiendo con una naturalidad perversa su condición de objetos sexuales, van adquiriendo la creencia de que la sociedad las va a cotizar en función de lo atractivas que resulten para los hombres. Un ejemplo muy gráfico es que un regalo cada vez más frecuentes de los padres antes de cumplir los 18 años es un aumento de pecho. Otro síntoma alarmante y derivado de este desajuste es el escalofriante aumento en los porcentajes de niñas afectadas por trastornos de alimentación, principalmente anorexia y bulimia, que se están detectando ya entre los 5 y los 9 años.

Además, o sobre todo, esta hipersexualización del universo infantil conlleva una aproximación muy violenta y distorsionada al mundo de la sexualidad adulta, perdiéndose experiencias imprescindibles que les vayan introduciendo de forma sana y progresiva a una parte esencial de lo que después será su vida en pareja y su forma de entender las relaciones sociales, no solo sexuales. El erotismo, la sensualidad, la sexualidad son capacidades que se irán dando paulatinamente, adoptando su forma específica en cada etapa del desarrollo y acercándose a los patrones adultos en la adolescencia. Hay sexualidad en los niños, por supuesto, porque es condición humana, pero muy distinta de la que los medios les cuentan y nos cuentan. Se expresa en la conciencia de identidad de género, en saber que se es hombre o mujer, en los juegos de roles (papás y mamás de toda la vida), en la curiosidad sana por conocer las diferencias en el cuerpo del otro, pero no hay erotización alguna en ello. Se trata de un proceso que si no se adultera por intereses comerciales y tóxicos, les llevará a vivir una sexualidad adulta libre.

Nosotros, los padres, tenemos la responsabilidad de tratar de neutralizar, en lo posible, todo esa influencia externa, para lo cual hay que estar muy atentos y muy presentes, interesarnos por lo que leen y ven, filtrar y canalizar lo que les llega por todas partes, dosificar los medios. No permitir que vayan a lugares ni hagan actividades que no les corresponden por edad, solo por el hecho de que los demás lo hacen. Ser parte de la solución, no del problema. Educar en valores que prioricen el esfuerzo, el logro, el espíritu cooperativo y la igualdad. Y sobre todo, ofrecer un referente sólido a través del ejemplo.

Así, cuando lleguen los años difíciles, la adolescencia, precoz o no, tendrá raíces. Tendrá criterio. No serán invulnerables y, por supuesto, que serán influenciables por las presiones sociales, pero habremos dejado un poso sólido en su personalidad que les ayudará a saber diferenciar y salir ilesos de tan difícil e imprescindible etapa.

https://elpais.com/elpais/2017/05/30/mamas_papas/1496151116_106223.html

Cuántas veces hemos escuchado a nuestra madre decirnos en la playa o en la piscina aquello de: «no te puedes bañar hasta que no hagas dos horas de digestión». Y nos quedábamos sentados en la toalla resignados ante la amenaza para nuestra salud de incumplir la indicación. ¿Tenían nuestras madres razón? Sí y no. La realidad es que no es necesario esperar dos horas. «Lo fundamental es sumergirnos en el agua progresivamente para evitar los cambios bruscos de temperatura», explica a ABC la doctora María Villarejo Botija, del Grupo de Trabajo de Digestivo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). De hecho, el corte de digestión no solo se produce después de comer, sino que «puede suceder en cualquier situación que incremente la temperatura diferencial entre nosotros y el agua, haya o no ingerido alimentos», matiza la doctora Lourdes Martín Fuertes, miembro del mismo grupo de trabajo.

Lo que conocemos popularmente como corte de digestión es en términos clínicos una «hidrocución o shock termodiferencial», explican las expertas. El cuadro se produce por el cambio brusco de temperatura que experimentamos al pasar del calor ambiental al frío cuando nos sumergimos en el agua.

Cuando nos ponemos bajo el sol como lagartos durante mucho tiempo, nuestras venas y arterias se dilatan. Si acto seguido nos metemos en el agua a baja temperatura de manera brusca, «se produce un estrechamiento de los vasos sanguíneos, y como ya hay cierta acumulación de sangre en el tubo digestivo debido a la digestión de alimentos, se produce una especie de «secuestro» del riego sanguíneo para intentar un aporte sanguíneo mayor a nivel cerebral», señalan las doctoras de Semergen.

Se produce además una disminución de la frecuencia cardiaca, lo que favorece que el cerebro tenga un mayor aporte de sangre oxigenada. El problema aparece cuando este reflejo ocurre de forma muy intensa porque la temperatura de nuestro cuerpo es muy diferente a la del agua, bien porque hemos tomado el sol o hemos realizado un ejercicio muy intenso, pero también puede influir la digestión o el miedo.

Los síntomas que alertan de que estamos ante una hidrocución van desde palidez, escalofríos, mareos, visión borrosa, náuseas y vómitos, hasta otros de mayor gravedad, como «una detención refleja de la respiración, un fallo de la circulación cerebral y como consecuencia pérdida de conocimiento o síncope», señalan. Si además esta situación se produce dentro del agua y la persona que lo sufre no está acompañada, puede acabar en un ahogamiento.

«Habitualmente hay peligro cuando el agua presenta temperaturas inferiores a 27ºC, ya que el organismo tiene que realizar un esfuerzo en mantener la temperatura corporal a 37ºC», explica la doctora Villarejo Botija. El cuerpo normalmente consigue alcanzar esta temperatura de forma breve, pero si no lo consigue, «se produce un descenso de la temperatura corporal con la aparición de los síntomas previamente descritos», advierte.

¿Qué hacer?

Ante un corte de digestión, las expertas consultadas recomiendan, primero, sacar a la víctima del baño, a continuación, secar y/o tapar con una toalla, sábana… par mantener su calor corporal, y tumbarla con las piernas ligeramente elevadas. Si aparecen náuseas o vómitos, hay que colocar a la víctima en posición lateral de seguridad (de lado, con la cabeza apoyada en un brazo y una pierna doblada para mantenerse en la postura), rehidratar lentamente con agua o suero y mantener el reposo digestivo durante unas horas. «El objetivo principal es que la persona descanse y su tensión arterial se estabilice», aseguran.

El periodo de recuperación va de una a dos horas, si el corte de digestión no ha sido grave. Pero si se mantienen los síntomas, se aconseja acudir a un centro sanitario para su valoración.

Ante un caso extremo de parada cardiorrespiratoria en el que la víctima está inconsciente y no respira, hay que alertar a los socorristas y llamar al 112 para que inicien lo antes posible las maniobras de reanimación.

Muchos niños se marean cuando viajan y lo pasan mal. El mareo (cuyo término médico es cinetosis) es una sensación desagradable que nos hace sudar, sentir frío o náuseas y suele ir acompañado de bostezos o palidez. Los más pequeños suelen manifestar su malestar señalando a su «tripita». Los síntomas pueden hacer que el pequeño llegue a vomitar, haciendo muchas veces que los viajes sean una pesadilla.

Normalmente, «no afecta a los menores de dos años, pero a partir de esa edad la sensibilidad a marearse suele persistir e ir incrementándose hasta más o menos los 12 años», nos explica por correo electrónico la doctora Paz González, coordinadora de contenidos de la web de divulgación de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

Según esta experta, las recomendaciones básicas son:

  • En viajes cortos es mejor que el pequeño no coma nada antes; si es largo es preferible que ingiera algo ligero
  • Hay que evitar hacer actividades que le obliguen a fijar la vista en un objeto cercano, como leer o jugar a videojuegos durante el viaje. Lo ideal es que miren hacia adelante objetos lejanos. Juegos como señalar lo que hay en el paisaje, los colores de los coches, las montañas, cantar… son los recomendados
  • Lo mejor es una siesta. Hay que animar al niño a que se duerma, ya que durante el sueño no aparecen los mareos.
  • Una buena ventilación del coche es importante, así como evitar los olores fuertes; por supuesto, también el humo del tabaco

González señala que en los viajes en coche, aparte de hacer la puesta a punto correspondiente, «las necesidades de los más pequeños deben ser la prioridad parando las veces que sea necesario bien, por lo que siempre debe calcularse el tiempo de viaje con mucha holgura». En cuanto al tipo de transporte, la experta explica que «cada niño es diferente y algunos se marean y otros no en diferentes medios de transporte». En algunos medios de transporte como por ejemplo en los viajes en avión, los cambios en la presión del aire pueden desencadenar dolor de oídos, sobre todo al despegar y al aterrizar. Para evitarlo se pueden hacer maniobras que ayuden a abrir la trompa de Eustaquio (un conducto que comunica el oído con la nariz) para que las presiones se igualen, como tragar saliva, beber, bostezar o masticar un chicle (esto último no en los niños más pequeños).

Una vez vomitan: ¿cómo actuar?

«Con las medidas preventivas, anteriormente citadas, se pueden atenuar el mareo y los vómitos», argumenta la experta. «En cualquier caso, hay que estar preparado para la posibilidad de que los niños vomiten durante el viaje, por lo que es aconsejable que dispongan de una bolsa o cubo de plástico a los que poder recurrir rápidamente si se da el caso», añade. Cuando los síntomas del mareo son intensos puede ayudar «el empleo de algún medicamento, aunque usado con prudencia y consultando antes a su pediatra».

El menor debe ir seguro en el coche

La forma de viajar más segura, sobre todo en los niños menores de 2 años, es hacerlo en el sentido contrario a la marcha.  En España, la ley obliga a usar un sistema de retención infantil, salvo excepciones, siempre en los asientos traseros. «El sistema de retención del grupo 0 y 0+ siempre ha de instalarse en sentido contrario a la marcha, pero a partir de los nueve kilos, con el sistema del grupo 1 puede ir en el sentido de la marcha. No obstante, por seguridad del niño, aunque no sea obligatorio, es recomendable llevar a los niños a contramarcha el mayor tiempo posible, explica González. «Hay que tener en cuenta», prosigue, «que en caso de accidente, si el niño no está bien sujeto, sale proyectado y se golpea contra el interior del coche con una fuerza mucho mayor a la de su propio peso. Esta fuerza es capaz de producir lesiones graves o mortales. Cabe recordar que los accidentes de circulación son una de las primeras causas de fallecimiento infantil en los países desarrollados».

Pasarlo bien

Las vacaciones son un tiempo en el que los niños y adultos tienen tiempo para compartir y disfrutar juntos. «Unos pocos consejos para esos días serán de utilidad, en cuanto al ocio, y prevención de aspectos como seguridad, protección solar, seguridad en el agua, etc. Para los niños es muy importante pasar mucho tiempo jugando al aire libre en la playa, piscina o montaña», concluye. En verano, los padres son padres y también monitores de tiempo libre. A disfrutar del verano.

Otras cosas a tener en cuenta cuando se viaja con niños

A la hora de emprender un viaje, en cuestiones de salud, conviene llevar a cabo una serie de medidas preventivas, y contar con botiquín es propiado. Este debe contener:

  • La tarjeta sanitaria, la cartilla de vacunaciones e informes médicos de relevancia. «Para viajes al extranjero dentro de Europa hay que solicitar con antelación la Tarjeta Sanitaria Europea. En otros casos, es importante conocer los conciertos con otros países que pueda tener su seguro privado, o bien contratar un seguro de viaje adecuado».
  • En los viajes internacionales hay que tomar precauciones, como revisar el calendario vacunal y prevenir accidentes y enfermedades.
  • Botiquín básico: antiséptico, gasas, tiritas, termómetro, analgésico/antitérmico.
  • Protector solar, gafas de sol, sombrero.

https://elpais.com/elpais/2017/06/29/mamas_papas/1498748286_481446.html?id_externo_rsoc=FB_CM?id_externo_rsoc=FB_CM

El apellido paterno dejará definitivamente de tener preferencia sobre el materno a la hora de inscribir a un recién nacido a partir de este viernes 30 de junio, de forma que los padres tendrán que ponerse de acuerdo en el orden.

Si no se hace constar el orden, o bien los progenitores están en desacuerdo, transcurrido el plazo de tres días será el propio encargado del Registro Civil quien establezca dicho orden atendiendo al interés superior del menor, pero no poniendo por defecto el del padre, como se hacía hasta ahora.

La Dirección General de los Registros y del Notariado entiende que los encargados del Registro Civil están «preparados» para aplicar la reforma y prevé que «en la mayoría de los casos» serán los progenitores los que acordarán el orden de transmisión de los apellidos antes de la inscripción registral, igual que venía sucediendo hasta ahora, según han informado a Europa Press fuentes del Ministerio de Justicia.

Las mismas fuentes aseguran que esta modificación constituye «un elemento modernizador que busca la absoluta igualdad entre progenitores» y añaden que, por este motivo, se ha propiciado su entrada en vigor.

En caso de dudas entre los progenitores, la Dirección General de los Registros y del Notariado recuerda que su criterio para establecer el orden es: evitar cacofonías, combinaciones malsonantes o contrarias al decoro, que el primer apellido pueda inducir a confusión con un nombre propio o con la identidad de otra persona con fama de notoria relevancia negativa, o que se pueda dar preferencia a un apellido que resulte infrecuente según el Instituto Nacional de Estadística.

En este sentido, la letrada Anna Salort, especialista en Derecho de Familia y Derecho Civil de ABA Abogadas, ha aconsejado a los padres que se pongan de acuerdo en el plazo establecido antes de que la decisión la tome una tercera persona.

Desde el año 2000 se permite inscribir al niño con el apellido de la madre en primer lugar, si los padres envían una solicitud al Juez encargado del Registro Civil y una declaración de mutuo acuerdo sobre el cambio en el orden de los apellidos. Si bien, en caso de no existir consenso, se daba preferencia por defecto al apellido paterno.

El orden de los apellidos establecido para la primera inscripción de nacimiento determinará el orden para la inscripción de los posteriores.

A comienzos del mes de junio, el Pleno del Senado decidió prorrogar un año, hasta junio de 2018, la entrada en vigor de la reforma del Registro Civil por «la complejidad y el cambio absoluto» respecto al modelo anterior, con el objetivo de tener tiempo suficiente para adaptarse desde el punto de vista estructural y organizativo, así como tecnológico.

Si bien, el pasado 14 de junio todos los grupos parlamentarios del Senado acordaron excluir el artículo sobre el orden de los apellidos de la ‘vacatio legis’ de un año impuesta al resto de modificaciones del Código Civil y del Registro Civil que acompañan a esta normativa, por lo que finalmente, este artículo entrará en vigor este viernes.

FEMINISTAS: «UN AVANCE HACIA LA IGUALDAD»

Las asociaciones de mujeres han celebrado que entre en vigor esta modificación porque consideran que se trata de un avance en favor de la igualdad que además supera tradiciones «sexistas».

En este sentido, la presidenta de Fundación Mujeres, Marisa Soleto, ha apuntado a Europa Press que esta medida «ayuda a equilibrar la posición de ambos progenitores», más allá de la «tradición». Además, ha puesto de manifiesto que en un contexto en el que no solo se celebran matrimonios entre personas de distinto sexo sino también homosexuales, «ya no parecía ser muy recomendable esa preferencia masculina».

Por su parte, la presidenta de Mujeres Progresistas, Yolanda Besteiro, ha añadido que es una medida «acorde con la realidad de los tiempos». «Es un avance hacia la igualdad, no había ninguna razón que justificara la prevalencia del apellido del padre mas allá de la tradición sexista», ha zanjado.

MAYOR ESFUERZO PARA LOS GENEALOGISTAS

Por su parte, en cuanto a cómo puede afectar esta modificación a la genealogía, es decir, a la hora de investigar sobre los antepasados de una persona, el catedrático de Historia del Derecho y de las Instituciones en la UNED, Javier Alvarado, ha precisado en declaraciones a Europa Press que el cambio normativo «no necesariamente implicará problemas insuperables» más allá de un mayor esfuerzo y estudio.

«Únicamente, los genealogistas deberán tener en cuenta las previsiones legales. Esto requiere de un mayor esfuerzo y estudio, pero no es una dificultad que no pueda sortear un especialista», ha asegurado.

Los ahogamientos suponen la segunda causa de mortalidad accidental infantil en menores de 19 años en Europa y en menores de 14 años en España.

Más de 5.000 niños mueren ahogados cada año en Europa.

En España cada año sufrimos la pérdida de 450 personas de todas las edades, entre los cuales, 20-30 de los fallecidos son niños.

  • Nunca dejéis solos a vuestros hijos. Los niños menores de 3-4 años aunque sepan nadar, también se ahogan. Son presa del pánico al caerse al agua y no son capaces de salir a flote. Las clases de natación en ningún  caso sustituyen la supervisión por parte de padres o familiares especialmente en menores de 4 años.
  • La presencia de socorrista ha demostrado disminuir las cifras de ahogamientos, sin embargo esto no implica que abandonemos la vigilancia.
  • Los flotadores más seguros son los chalecos. Evitad los flotadores redondos que usábamos cuando éramos niños, los manguitos o las burbujas de espalda.
  • Se estima que el 80% de los ahogamientos infantiles son prevenibles.
  • La colocación de vallas rodeando las piscinas podrían evitar hasta el 50% de los accidentes

Os presento este clarificador esquema de María Ángeles Miranda (@logieduca) que es experta en prevención de accidentes y seguridad vial. Fundadora y vicepresidenta de la Asociación Nacional de Seguridad Infantil, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la prevención de las lesiones en la infancia causadas por accidentes evitables. Os animo a seguir de cerca la campaña #OjoPequeAlAgua aquí. 

ahogamientos piscina

Y ahora tres historias… porque los datos os los sabéis, pero cuando esos datos se convierten en familias, la cosa cambia.

Cuando llegué a Alicante de mi Asturias natal y acudí a la primera reunión de comunidad de mi urbanización, observé atónita como buena parte de la reunión discurrió entre los pros y los contras de poner una valla alrededor de la piscina.

  • ¿Perdón? ¿He oído bien? ¿Habéis dicho contras?- pensé inmediatamente. Al ser la recién llegada decidí seguir escuchando antes de intervenir.

Había escuchado bien: Contras de poner una valla. ¿Sabéis cual era la razón principal por la que un grupo de vecinos no quería ponerla?

Por estética. Según ellos era antiestético.

No daba crédito a lo que oía, pero lo peor estaba aún por llegar. Se sometió a votación. Ingenua de mí pensé que este grupo de “estilistas de urbanización” eran minoría pero que aun siendo pocos, hacían mucho ruido, pero no. Cuál fue mi sorpresa cuando ganaron por goleada: No a la valla y no al socorrista, “que costaba mucho dinero y total, para lo que hacen”.

Sintiéndolo mucho y aún corriendo el riesgo de ganarme el apodo de la oportunista de turno intervine:

  • ¿Antiestético? ¿Estáis hablando en serio? ¿Sabéis que el uso de medidas de protección y barrera es la medida más eficaz para prevenir ahogamientos? ¿Sabías que la segunda causa de mortalidad infantil por accidente en España es justamente esto, que uno de nuestros hijos muera ahogado? Todos los que estamos aquí tenemos hijos pequeños… ¿Estáis seguros de lo que habéis votado?
  • Pues sí- me contestó una madre ofendida- aquí en esta urbanización cada padre vigila a sus hijos. Hemos votado y no hay nada más que decir.

Creo recordar que fue la última reunión a la que asistí. Desgraciadamente los dos veranos siguientes viví tres ahogamientos en el hospital donde trabajaba:

  • El primer caso fue en el mar. Sí, en el Mar Mediterráneo, ese que dicen que es tan tranquilo y que no hay olas y que en nada se parece al traicionero Mar Cantábrico. Allí mismo, en la orilla. Dos años. No pudo celebrar ningún cumpleaños más.
  • El segundo caso fue en una bañera: madre con 3 hijos. Hora del baño. Los bañó a los tres a la vez. Al sacarlos del agua, sacó primero a uno, luego a otro y por último al tercero, 17 meses. Cuando estaban los tres fuera con sus pequeños albornoces, sonó el teléfono y la madre fue a contestar. “Ahora no puedo hablar, luego te llamo”. Al volver, el hijo pequeño se había asomado a la bañera aún con agua, a coger uno de los juguetes. Nadie se acordó de quitar el tapón… No lograron salvarse ninguno: ni el juguete, ni el niño. Dramático. Devastador. Me pongo en la piel de esta madre y me falta el aire.
  • Y el tercer caso fue un niño de 3 años, en la piscina de la urbanización. Final feliz. Salvó la vida. Y la salvó no su madre, ni su padre, sino un vecino que nadaba en la piscina en esos momentos y que alcanzó a sacar al niño con la inmensa suerte que además tenía conocimientos en reanimación cardiopulmonar y lo sacó adelante. Creo que esos padres no tendrán vidas para agradecerle lo que hicieron por ellos. Tras un par de días ingresado porque sus pulmones no terminaban de oxigenar adecuadamente, regresaron a casa, sanos y salvos, a su urbanización sin la antiestética valla.

Y como estos, muchos casos: en piscinas privadas mientras los invitados toman el aperitivo y el pequeño de la casa se escapa, en parques acuáticos, en playas abarrotadas de gente, en bañeras… en todo lo que contenta agua, aunque sólo sea un palmo.

Pero lo más dramático de todo esto es que cada verano, cada año por estas fechas, cuando vivimos estos casos ¿Sabéis lo que siempre nos dicen sus padres rotos de dolor?

  • Pero si solo fue un segundo.

Un segundo es lo que hace falta para perderles de vista, contestar un mensaje de Whatsapp, una llamada de teléfono, un par de besos a esa persona que hace tanto que no ves… Un segundo, tan solo un segundo.

Más info en:

Dra. Lucía Galán Bertrand. Pediatra y escritora.

http://www.luciamipediatra.com/los-ahogamientos-solo-fue-segundo/

Hace poco más de un mes que ya se habla sobre este hecho, pero finalmente se hará oficial, pues la Asamblea de Madrid aprueba hoy, 15 de junio de 2017, la ley que regula esta cuestión, impulsada por Ciudadanos. La iniciativa también ha sido apoyada por el resto de grupos políticos (PSOE, PP y Podemos) en la Comisión de Educación y Deportes. Esto supone que los alumnos madrileños de Primaria, Secundaria y Formación Profesional Básica de colegios públicos y concertados puedan tener libros de texto gratis a partir del próximo curso (2018/2019).

La normativa permitirá que más de 615.000 alumnos puedan acceder a un sistema de préstamo de libros de texto gratuito que será universal (ya que hasta el momento, dependía de la renta de las familias). Esto supondrá que las familias puedan ahorrarse entre 250 y 300 euros por niño y por curso académico.

Para participar en la iniciativa, los padres deberán inscribirse en los respectivos centros educativos de sus hijos y ceder los libros de texto de sus hijos en buen estado al finalizar el curso 2017/2018. De esta forma, recibirán los tomos del siguiente curso que les correspondan y donarán los suyos para que otros niños puedan utilizarlos. Las familias deben encargarse de mantener los libros en buen estado, por lo que será una medida perfecta para enseñar a los niños a conocer el valor de las cosas.

http://madridistinto.com/los-libros-texto-seran-gratis-madrid/

Si esto fuera una competición deportiva, se llevaría las medallas de oro, plata y bronce y hasta el diploma olímpico. La carrera con las notas de corte más alta vuelve a ser el doble grado de Física y Matemáticas. No solo la primera, en la que repite por tercer año consecutivo la Universidad Complutense de Madrid, con un 13,55 de nota sobre 14. Las tres siguientes son la misma titulación en las universidades de Sevilla (13,323); Santiago de Compostela (13,31) y Autónoma de Barcelona (13,238). En la novena posición repiten estos mismos estudios, aunque en este caso en Barcelona (12,926). (Puedes revisar aquí todas las notas de corte de las universidades españolas).

Este doble grado, aún muy joven en los campus españoles, se concentra en nueve universidades con solo 119 plazas para todo el país, según datos de la Conferencia de Decanos de Matemáticas. El bajo número de plazas es parte de la explicación de que se exija una nota tan alta para entrar. “Es por la ley de la oferta y la demanda”, decía el año pasado vicedecano de la Facultad de Física de la Complutense, Julio Serna.

“Son dos titulaciones en una que se eligen de manera muy vocacional. Los alumnos que la eligen tienen muy buen expediente y, hasta ahora, mantienen bien el ritmo”, explica Victoria Otero, decana de Matemáticas en la Universidad de Santiago de Compostela, donde el título está implantado desde hace solo dos años y el curso que viene entra en su tercer curso. “Para hacer una doble titulación, es necesario ser un estudiante con muchas capacidades. Son cerreras muy duras, que normalmente se terminan en cinco años [en lugar de cuatro]”, añade Otero, que también es presidenta de la conferencia de decanos de esta especialidad.

Entre las primeras 10 titulaciones con la nota de corte más alta hay otros dobles grados, como el de Relaciones Internacionales y Periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (con un 13,088); Traducción e Interpretación (de inglés- alemán e inglés- francés) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, con 13,08 y Estudios Internacionales y Administración y Dirección de Empresas, de la Universidad Carlos III, con 12,924. También están en esa lista Ingeniería Informática y Matemáticas, de la Complutense y de la Universidad de Santiago.

La titulación estrella de Física y Matemáticas es una carrera muy joven de la que aún no hay datos suficientes sobre los primeros titulados, que ni siquiera han llegado aún en todas las universidades. Pero sus promotores no dudan en que sus estudiantes pueden llegar a ser grandes investigadores, por ejemplo. Pero la lista de opciones es larga. La presidenta de los decanos de Matemáticas enumera, entre otras, algunas de las ocupaciones con más presente y futuro: inteligencia artificial, aplicaciones que mejoran la eficiencia y la productividad de la industria, robótica, transporte inteligente, navegación por satélite, análisis de riesgos y seguridad informática aplicada a la banca online

A la decana le preocupa que la presencia de las alumnas en este doble grado sea aún minoritaria. Pero espera que, tal como ha ocurrido con matemáticas en sus ocho años de decanato, la imagen de una mujer al frente anime a las estudiantes hasta que sean “al menos la mitad”.

Después de conocer a Will Wright, el creador del exitoso videojuego de construcción de ciudades SimCity, Yowell es partidaria de sustituir las pedagogías basadas en la memorización por las dinámicas de juego que requieren la participación de los estudiantes. Su principal crítica al sistema educativo actual, tanto en España como en Estados Unidos, es el paralelismo entre el funcionamiento de las fábricas y las escuelas, donde se prepara a “ciudadanos obedientes que sepan seguir órdenes”.

Yowell es la impulsora de LRNG, una empresa social que está rediseñando el aprendizaje del siglo XXI junto a escuelas, ayuntamientos, asociaciones y empresas como IBM en 10 ciudades de Estados Unidos, como Chicago. La semana pasada visitó Madrid para participar en las charlas Tech & Society organizadas por la Fundación Telefónica y el think tank Aspen Institute.

Pregunta. Después de haber dedicado tantos años a analizar la forma en la que aprenden los jóvenes durante su etapa como investigadora en la Universidad de Illinois, ¿cree que la clave está en cambiar los contenidos de los programas académicos?

Respuesta. El sistema educativo no está fallando, sigue cumpliendo el objetivo para el que fue diseñado: la producción masiva de estudiantes. Tanto en España, como en Estados Unidos o China se entrenan ciertos tipos de comportamiento como la obediencia, muy ligados a conseguir ciudadanos eficientes en las fábricas. A los niños de hoy les resulta complicado encajar en ese modelo. Al principio de mi carrera pensaba en cómo hacer el aprendizaje más atractivo o cómo asegurar la igualdad de oportunidades independientemente de la clase social. Con el tiempo me di cuenta del error. Había que salir de la academia y dedicar muchas horas a entender qué estaba pasando en internet y qué era lo que tenía a los jóvenes tan enganchados. Ahí descubrimos un nuevo concepto: el aprendizaje conectado.

P. ¿Cuál es la diferencia fundamental con el aprendizaje tradicional?

R. Los jóvenes de hoy aprenden de forma efectiva cuando coinciden tres elementos. Les interesa un tema, encuentran a un grupo de personas que comparten esa inquietud y ese aprendizaje les sirve para algo en su día a día. Eso es el aprendizaje conectado. La tecnología y las herramientas online permiten que esos tres factores coincidan y por eso son críticas para transformar la manera en la que aprendemos. Según uno de los estudios que realizamos en el que participaron más de 1.000 jóvenes, el 95% de ellos se comunican con sus amigos a través de redes sociales y entre el 10 y el 15% son activos en comunidades online de videojuegos, moda… El intercambio de contenidos y el aprendizaje que se da en esas plataformas es extraordinario.

La evaluación está totalmente separada del aprendizaje, se dedica mucho tiempo a preparar exámenes. Es un error

P. ¿Deberían las escuelas sustituir los libros por plataformas online de donde extraer el conocimiento?

R. Los recursos que se utilizan hoy, como los libros, los lápices o el papel, tienen que cambiar de forma drástica. Pero el foco no está en lo material, sino en un cambio de mentalidad. La innovación no tiene que nacer en las escuelas, que son muy resistentes al cambio. Tenemos que empezar a innovar fuera de las aulas. La sociedad se tiene que volcar en crear nuevas iniciativas que luego se puedan replicar en las escuelas. Los lugares donde se organizan actividades extra escolares, como los museos o las bibliotecas, tienen que inventar nuevas experiencias de aprendizaje. Los colegios no son laboratorios donde probar nuevas metodologías porque la innovación conlleva prueba y error, y por lo tanto, fracasos. Son espacios de mucha relevancia donde nos jugamos mucho. Los profesores están enseñando al hijo de otra persona y esos conocimientos influirán en su futuro. No podemos esperar que sean las escuelas las que lideren el cambio.

P. Más a allá de las pedagogías, ¿cree que hay algún elemento que ya se puede modificar en los colegios?

R. La evaluación está totalmente separada del aprendizaje, se dedica mucho tiempo a preparar los exámenes y eso es un error. Hay que introducir la evaluación en el proceso de aprendizaje y para eso es muy útil la tecnología. Los videojuegos son un buen ejemplo; al tiempo que juegas sabes en todo momento cómo lo estás haciendo y qué puntuación estás obteniendo. No hay ninguna necesidad de detener el aprendizaje para realizar una prueba. También hay que modificar el concepto de éxito escolar, pasar de la memorización al desarrollo de competencias. Eso es lo que asegurará a los estudiantes que encuentren un trabajo en el futuro.

P. ¿Podría explicar alguna iniciativa ciudadana de éxito que sirva de ejemplo para las escuelas?

R. El proyecto que ha impulsado la biblioteca pública de Chicago está sirviendo como modelo para algunos institutos. Se retiraron todos los libros de la primera planta y se habilitó como un espacio para que los jóvenes puedan charlar, probar herramientas digitales o investigar sobre diferentes proyectos con mentores. Lo que se busca es un cambio en la actitud de los chicos para que no pregunten a su profesor cuál es la tarea del día, sino que decidan ellos mismos qué quieren hacer y qué necesitan para desarrollar esa idea. De ese modo aunque no tengan los conocimientos necesarios, se atreverán a emprender nuevos proyectos y buscarán la ayuda del profesor para superar las diferentes etapas.

P. Está trabajando con ayuntamientos y asociaciones para rediseñar el aprendizaje del siglo XXI. ¿Cómo está funcionando el proyecto LRNG?

R. Estamos ya en 10 ciudades de Estados Unidos y lo que estamos haciendo es crear aplicaciones que permiten a los jóvenes de entre 15 años y 25 conocer diferentes actividades que están sucediendo en ese momento en las que pueden participar para descubrir sus pasiones. En colaboración con empresas como IBM estamos identificando las habilidades que los jóvenes necesitan desarrollar para encajar en el mercado laboral y potenciándolas en diferentes talleres que se imparten en asociaciones, espacios públicos o compañías. El objetivo es darles la oportunidad de explorar lo que les interesa, porque las vocaciones no son innatas, los jóvenes tienen que tener tiempo para conectar con su comunidad y ver cosas que les llamen la atención, y eso no se contempla en los programas de los colegios. Hay que acabar con la idea de que las escuelas son los únicos lugares para el aprendizaje. En cualquier rincón de la ciudad hay conocimiento.

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Es época de primeras comuniones, y muchos padres están o acaban de pasar por la organización de un evento que supone, además de meses de quebraderos de cabeza, un gasto medio de 2.300 euros, según un informe de KPMG con datos de 2014. En este contexto, no es de extrañar que se haya hecho viral un pequeño comentario del mediático juez de menores Emilio Calatayud titulado: ‘Mesura con los convites oficiales, que se nos está yendo de las manos’.

“Lo que antaño era un chocolate con churros y un relojito, hoy es un almuerzo masterchef, un viaje a Eurodisney y el móvil de última generación. Y eso como mínimo. Estamos poniendo el listón demasiado alto. Dejemos algo para cuando se casen”, escribe Calatayud. En realidad, el gasto medio de hace una década y el actual son similares, sobre los 2.000 euros. Siempre ha habido padres que se han endeudado para ofrecer a sus hijos la celebración soñada —de 1993 es Lloviendo piedras, la película de Ken Loach sobre un padre en paro de un barrio obrero británico que hace lo que sea para que su hija tenga un vestido de primera comunión—, así como los convites con tantos invitados como una boda. Otra cosa es la conveniencia de regalar a niños de 9 y 10 años un smartphone, pero eso es otro tema.

Lo que sí está cambiando en los últimos años es el destino de ese dinero. Si antes la mayor parte se dedicaba al menú de los adultos invitados, ahora se tiende a gastarlo en divertir a los niños: animación, castillos hinchables, barra de golosinas, photocall… cuyo precio ronda entre los 500 y 1.000 euros. En realidad, no es más que otra muestra, quizá la mayor puesto que solo se celebra una vez, de la tendencia a llenar la vida de nuestros hijos de momentos inolvidables: cada mañana de Reyes, cada cumpleaños e incluso la llegada del Ratoncito Pérez, que en muchas casas ya no se limita a dejar una moneda, sino que la acompaña de un juguetito, una camiseta u otro detalle. Incluso los fines de semana se convierten, en vez de en días de hacer el vago y jugar, en frenéticas jornadas de actividades estimulantes, con cines, teatros, museos, excursiones y comidas que te dejan baldado.

Que conste que, como madre moderna, no puedo tirar la primera piedra. Porque también he celebrado cumpleaños en inmensos parques de bolas y he encargado al Ratoncito Pérez bolígrafos de purpurina. Y de la comunión nos libramos por una cuestión de ateísmo, pero si no, no pongo la mano en el fuego porque no acabara yéndoseme la pinza, como advierte el juez Calatayud. No sé qué intentamos compensar o demostrar. Pero puede que, de tantos momentos memorables vividos, nuestros hijos acaben por confundir unos con otros y se olviden de todos.

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Se acercan las esperadas vacaciones del colegio y muchas familias no pueden ausentarse del trabajo ni tienen con quién dejar a los niños. ¿Qué hacemos para que los pequeños de casa se entretengan, aprendan y no tengan problemas de adaptación en campos urbanos y campamentos?

Lo primero que hay que considerar es el nivel de madurez del niño y saber que no depende solo de su edad: podemos encontrar diferencias entre un niño de nueve años que ya haya ido de acampada con su familia o duerme a veces en casa de los abuelos o amigos de clase, y uno de diez años que nunca se ha separado de sus padres ni ha viajado y de repente se encuentra estudiando inglés en Londres. Si el objetivo final es enviarle al extranjero, los expertos recomiendan pasos previos: campos urbanos de unas horas por la mañana, fines de semana con algún familiar en otra ciudad, excursiones y pernoctaciones al aire libre… De esta forma, el menor estará más preparado e independiente en el siguiente viaje.

“Los campamentos de verano deberían ser un lugar de ocio educativo, no un castigo ni una excusa para descansar de los hijos. Y no es necesario buscar el más tecnológico o avanzado o caro. Campamentos urbanos con una excursión por la ciudad bien explicada pueden ser igual de efectivos que otros con grandes instalaciones. La opinión de niño también debería ser tenida en cuenta: podemos buscar un campamento que le resulte interesante por sus gustos, por sus habilidades, que implique parte de actividad física, aprendizaje, independencia y socialización con otros niños. Tienen que aprender a relacionarse, a hacer amigos, por puro sentido común, porque las nuevas tecnologías los están desconectando de esas habilidades”, señala Enrique Castillejo, presidente del Colegio Oficial de Pedagogos y Psicopedagogos de la Comunidad Valenciana. Y añade: “A la hora de elegir entre uno u otro debemos hacernos preguntas como ¿son profesionales acreditados quienes organizan las actividades? ¿Me dan información sobre los seguros, su capacitación profesional y asistencia médica? Si son campamentos en los que el niño duerme varios días fuera, ¿qué tipo de contacto podemos tener con la organización, no con el niño, para confirmar que todo va bien? No es lo mismo enviarle al extranjero que a Teruel, donde le podemos recoger en cuestión de horas si es necesario”.

Alergias e intolerancias

En el caso de niños alérgicos convine informarse previamente de los medios que tiene el centro para atender al menor en caso de emergencia, si cuenta con enfermería propia o transporte rápido a un centro médico cercano. La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) advierte de los riesgos de una repentina crisis de asma o reacción anafiláctica no tratada a tiempo. Entre sus recomendaciones a monitores de campamentos de verano señalan la importancia de conocer el tratamiento del niño y custodiar la medicación, inhibidores o adrenalina autoinyectable y saber usarlo en caso de que sea necesario. Según datos de esta organización, en España uno de cada cinco niños sufre algún tipo de alergia, uno de cada diez es asmático y cuatro de cada 50 tiene alergia a algún alimento. Sin embargo, con la información y formación en primeros auxilios adecuada, esto no debería ser un impedimento para que el niño pueda disfrutar de unos días al aire libre. Tanto la SEICAP como la Sociedad de Alergología de la Comunidad de Madrid y Castilla-La Mancha también recomiendan los campos de educación sanitaria para niños asmáticos (a partir de ocho años), que en un entorno lúdico y rodeados de iguales aprenden a controlar su enfermedad, los síntomas y el uso de su medicación.

Campamentos inclusivos

Para niños y adolescentes con algún tipo de diversidad funcional existen campamentos inclusivos de organizaciones como Plena Inclusión Madrid, Campamentos Para Todos o la Fundación Deporte y Desafío, que consiguen que los pequeños disfruten de esos días de ocio al aire libre y deporte adaptado, con atención especializada en todo momento.

Por otra parte, el apego, la timidez, el acoso escolar durante el curso o las dificultades sociales suelen ser también preocupaciones que asaltan a los padres antes de decidir qué hacer con sus hijos mientras trabajan. En los últimos años han surgido los llamados “campamentos urbanos de Inteligencia Emocional”, como los que organizan Afectiva Escuela o Centro APAI, que trabajan precisamente todo lo relacionado con las emociones a través de juegos y dinámicas de grupo desarrolladas por profesionales de la psicología.

“En los campamentos urbanos dividimos a los niños por edades y proponemos deporte al aire libre, manualidades, talleres de cocina, interacción con animales de granja… todo son recursos para trabajar el autocontrol, la autoestima a través de la creatividad, el autoconocimiento, la estimulación cognitiva para practicar memoria y destrezas y el ocio positivo, porque nos lo demandaban padres de adolescentes que no encontraban alternativas de ocio saludable al mismo tiempo que se trabajaban las habilidades sociales. Si detectamos algún trastorno o dificultad, señales de que el niño puede necesitar más apoyo por algún motivo, avisamos a los padres por si quieren que trabajemos de forma individual con él en terapia. Un día a la semana hacemos una yincana donde reunimos a los niños de todas los grupos para que jueguen juntos: los mayores lideran y se responsabilizan y los pequeños ayudan y participan para superar pruebas. El último juego consiste en enunciar qué aspectos positivos han observado en sus compañeros y qué han aprendido”, señalan las responsables del Centro APAI.

Nuevas habilidades

Los campamentos de toda la vida que constaban de “tienda de campaña-excursión-río-fogata-canciones nocturnas-fin” ahora se han convertido en circuitos multiaventura, rutas ecuestres, escalada, piragüismo o mini campeonatos de surf. Pero donde realmente se observa un salto exponencial es en las propuestas de cocina y robótica, en la línea de las nuevas tendencias de ocio. De esta forma, los jóvenes que no se pierden un concurso de cocina en televisión y que ya tienen cierta experiencia con el cuchillo y el aceite pueden divertirse con otros cocinillas en campamentos como el Bculinary Udan en Málaga o Guipúzcoa, el Campamento Chef Kiriko en Fornelos de Montes (Pontevedra), o el de recetas tradicionales e idiomas en el Palacio de la Bouza en Riberas de Pravia (Asturias). Por su parte, los niños aficionados a la tecnología disponen propuestas que combinan actividades al aire libre con nueva programación, diseño en 3D, drones y robótica. Algunos de estos campamentos, que no requieren conocimientos previos, son The Lake Lab de la Fundación Decode, el Robotics Summer Camp de Sheiffield o el Camp Tecnológico de Basauri.

 

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