«Yo al principio no me di cuenta, no sabía que lo que me pasaba era acoso escolar, entonces no se hablaba de ello. Además, ¿cómo iba a pensar que era acoso escolar, si eran mis propios amigos, a los que conocía desde los tres años?». Nidia Represa cursaba 2º de la ESO cuando se convirtió en diana de las bromas de su pandilla de toda la vida. Bromas cada vez más constantes y pesadas que pronto subieron de nivel: «Me insultaban, me obligaban a darles mis deberes, me tiraban las cosas del pupitre…». Y siempre, siempre, acompañadas de unas risas de fondo: las del resto de alumnos, los espectadores.

Parecía una obra de teatro, cuyo guion se ha plagiado infinidad de veces en cada colegio. El acosador y la víctima como protagonistas, unos cuantos actores secundarios que precisamente secundan, y un público que contempla (cuando no aplaude) desde la distancia, ignorante de que la obra no es una tragedia griega cuyo fin está escrito, sino que es interactiva: cualquiera puede intervenir y cambiar el desenlace.

Por una parte, relata Nidia, estaba «el cabecilla de los acosadores, el típico que no se dejaba ver pero instigaba». Junto a él, el «matón», el ejecutor de las bromas, acompañado por una suerte de secuaces, que le seguían y se reían. Una organización de manual, como explican a EL MUNDO los psicólogos José Antonio Molina y Pilar Vecina, autores de ‘Bullying, ciberbullying y sexting: ¿Cómo actuar ante una situación de acoso?‘.

«Cuando hablamos de grupos de bullies, suele haber un cabecilla que ordena y manda. El grupo comparte formas de pensar y de actuar y, lamentablemente, en muchas ocasiones, su objeto de diversión es la violencia y el hostigamiento a otros. Así perciben que están en el lado del fuerte, del que tiene el poder, del que nadie se ríe porque se impone y hace respetar ‘sus leyes’. Todo eso añadido a la desindividualización y desinhibición que propicia el grupo«.

Y después, están losacosadores pasivos. Esos que son testigos de lo que sucede, incluso lo reprueban, pero permanecen en silencio. Bien porque su ausencia de madurez les impide ser conscientes de la gravedad de los hechos, bien porque piensan que no es asunto suyo, y, sobre todo, por miedo. A represalias o a que los tachen de ‘chivatos’ si alertan a los docentes.

«‘¿Para qué voy a meterme en líos?’, ‘¿Y si luego vienen a por mí?’, ‘¿Y si se enteran de que he sido yo el que lo he dicho al profesor?‘, ‘Yo no quiero pasar por lo mismo, prefiero mantenerme ajeno'». Son algunos de los principales argumentos que esgrimen en consulta, explican Molina y Vecina, que trabajan en diseño e implantación de programas de acoso en escuelas.

Una figura que también estuvo presente en el caso de Nidia: «Eran mis amigos más cercanos. Se quedaban al margen, fingían que no pasaba nada… Uno simulaba que no me conocía y luego, a escondidas, me daba los deberes. Otra intentó defenderme sin que yo lo supiese, y acabó pagando el pato: cuando yo me cambié de colegio -porque la familia de Nidia optó por la solución más habitual: cambiar de centro-, el acoso se volvió contra ella«.

Sin ser psicóloga, aunque está estudiando para ello, Nidia hace una diagnóstico bastante certero. «Hace unos años te habría dicho que no entendía esta actitud. Ahora sí: los que acosan siempre tienen a alguien en su punto de mira. Se desarrolla un miedo global que hace que el resto no quiera intervenir por temor a ser el siguiente, sufrir las bromas… Se guían por un sentimiento de autoprotección que les impide actuar».

El problema es que ese silencio sirve como combustible. «Si el agresor es consciente de que ninguno de los espectadores va a hablar o a informar de lo que está pasando, seguirá en la misma línea porque, a corto plazo, no tiene ningún tipo de consecuencias negativas», explican Vecina y Molina, que ponen el ejemplo de P.G., un menor que llegó a consulta porque fue acosado después de haber defendido a uno de sus mejores amigos. La primera frase que dijo fue: «Si lo sé… no me meto».

Los psicólogos establecen cuatro tipos de espectadores, los cuales, con su actitud y conducta, condicionarán el comportamiento del acosador que está llevando a cabo el hostigamiento:

  1. SEGUIDORES DEL AGRESOR. Implicados de una forma directa en el plan del agresor, además se identifican con los valores y normas del grupo.
  2. REFORZADORES PASIVOS. Están presentes cuando se realizan las acciones intimidatorias, pero no participan directamente en ellas. Son conscientes del daño causado a la víctima y suelen reforzar la violencia mediante sonrisas, aplausos o halagos a los agresores.
  3. OBSERVADORES. Simplemente miran. No se muestran a favor de la violencia, pero al no hacer nada para evitarla acaban por reforzarla. Tampoco defienden a la víctima, optan por mantenerse al margen y se sienten ajenos al problema.
  4. DEFENSORES DE LA VÍCTIMA. Tratan de defenderla, ya sea de manera directa, interponiéndose entre ésta y el acosador, o indirecta, informando a un adulto (profesor, padre, policía…)

No obstante, advierten Molina y Vecina, no siempre que se da un caso de acoso escolar los alumnos son conscientes de lo que sucede. «En talleres que hemos realizado, incluso habiéndose diagnosticado una situación de acoso, los demás miembros de la clase del acosado aseguraron no saber nada de los hechos».

Por eso, muchas veces, el trabajo empieza por hacerles tomar conciencia de que son o han sido testigos de ‘bullying’, de que es algo que no debería asumirse como normal, e invitarles a ponerse en el lugar de la víctima y analizar si, con su silencio o sus risas, han sido cómplices. Ésa es la línea en la que van buena parte de las intervenciones en centros escolares, y también el eje, por ejemplo, de la campaña lanzada la pasada semana por la Fundación ANAR y Mutua Madrileña.

«Con que hubiese uno o dos niños que en lugar de reírse o mostrarse indiferentes, asumieran que así se convierten en cómplices, podría revertirse la situación«, asegura el psicólogo Benjamín Ballesteros, director de Programas de ANAR, que subraya que el objetivo es sensibilizar sobre las consecuencias del acoso y transformar la presión del grupo sobre la víctima en cohesión grupal. «Que se den cuenta de que su acción puede ser muy beneficiosa para cambiar la situación».

En estas situaciones, explican Molina y Vecina, es muy importante empatizar con la víctima y «hablar por ella, ya que no puede hablar por sí misma por el profundo temor que está experimentado». Por eso, en los talleres de prevención que realizan en las aulas, explican la importancia de transmitir lo que está ocurriendo y tratan de desmitificar la idea de que si se comunica al profesor o a un adulto responsable, se es un chivato.

«Los pasivos son la mayoría, y si diesen un paso adelante y se protegieran entre ellos, no habría tanto casos de acoso», se muestra convencida Nidia. «No me refiero sólo a enfrentarse a los que están haciendo daño, sino a apoyar a las víctimas. El niño que sufre acoso se siente solo. No busca que se haga justicia, sino no sentirse tan aislado».

Ella, a sus 22 años y gracias a la terapia, dice haberlo superado. El libro ‘Bajo mi piel‘ está inspirado en su experiencia, y procura ayudar a otros niños a través de su blog. «Siempre que se comunican conmigo, les dedico alguna reseña o dibujo y lo publico para que se sientan especiales y entiendan que pueden seguir adelante y que tienen mucho que dar, aunque no lo crean». Que sepan que no están solos, simplemente eso.

http://www.elmundo.es/sociedad/2016/05/02/572249dd46163f1a638b45af.html

Los padres podemos y debemos fomentar la autonomía en nuestros hijos desde que son capaces de ir alcanzando retos evolutivos. Resulta obvio pensar que el recién nacido no tiene autonomía salvo para respirar, ni siquiera controla sus propios movimientos. Es extremadamente vulnerable y dependiente. Poco a poco irá madurando su cerebro y será capaz de ir manejando su cuerpo y su voluntad. La autonomía se expresa por dos caminos que confluyen: uno más físico, donde debemos permitir que el niño haga aquello que puede hacer o cree que puede hacer y otro más psicológico que tiene que ver con desarrollar la independencia de criterio, la toma de decisiones y asumir sus consecuencias.

Cuando los padres permitimos que un niño haga algo que puede hacer, necesitamos trabajarnos la tolerancia al error, a la imperfección y al fracaso. También a la paciencia. Muchas veces hacemos cosas por ellos porque las hacemos más rápido y no les permitimos ensayar, practicar, experimentar y en definitiva poner a prueba sus herramientas. Priorizamos el resultado y no el aprendizaje que solo se produce durante el proceso

El día a día ofrece muchas oportunidades para favorecer que los niños habiliten estrategias y habilidades, que de otro modo, no aprenderán.

En cuanto a favorecer la autonomía en el ámbito más emocional y psicológico, también debemos hacer un ejercicio de soltar un poco el control y permitir que el niño elija todo aquello que pueda elegir (y que suele ser más de lo que creemos), y que tome decisiones.

Cuando un niño es capaz de hacer cosas por sí mismo estamos fortaleciendo su autoestima, su percepción de competencia, reforzando una autoimagen de seguridad, enseñándole a manejar la tolerancia a la frustración, desarrollando la perseverancia, entre otras cosas.

Por otra parte, educar hijos implica sobre todo que sean capaces de devenir en adultos competentes y seguros sin nosotros. Educar es una tarea a largo plazo, donde nuestra labor fundamental es facilitar que nuestros hijos desarrollen herramientas por sí mismos, porque eso es lo que les servirá para enfrentar la vida y para tomar decisiones encaminadas a la construcción de una existencia significativa y feliz.

En mi opinión la sobreprotección es perjudicial porque coarta la posibilidad de desarrollar estrategias de aprendizaje y les deja desprotegidos e ineptos para enfrentar los reveses vitales. Además, cuando llega la adolescencia, los padres perdemos influencia y autoridad y si no han desarrollado un criterio sólido, serán vulnerables a las exigencias del grupo de iguales. Y esta es una labor “hormiga” que se hace día a día y desde el principio.

¿Por qué nos cuesta favorecer su autonomía?

En general, a los padres nos cuesta favorecer su autonomía por varias razones. Las más básicas tienen que ver con las exigencias de tiempo actuales: siempre vamos con prisa, con horarios muy exigentes para todo. Eso hace que muchas veces no podamos esperar a que hagan ellos las cosas. Nos impacientamos y lo hacemos nosotros.

Pero también creo que hay otras más profundas, como la necesidad de que sigan dependiendo de nosotros o la falta de confianza en que pueden hacerlo por sí mismos. También nos cuesta tolerar el error y el fracaso. Es difícil dejar fracasar a un hijo, aunque imprescindible.

Tenemos también una gran necesidad de controlarlo todo, porque ello nos da seguridad y además estamos terriblemente condicionados a las presiones externas. Si yo dejo que mi hijo o hija elija lo que se quiere poner, me expongo a la crítica externa. Nos han enseñado que educar es igual a controlar y el juicio externo aún nos pesa mucho.

Para tratar de contrarrestar esta tendencia hay que tener presente de forma muy consciente que los beneficios de favorecer autonomía en los niños, son esenciales en la formación de una personalidad sana y sólida. Que merece la pena invertir un poco de tiempo y de paciencia permitiendo que hagan los aprendizajes necesarios para su edad. Que la responsabilidad debe ser compartida así como respetado el criterio. Pero que no fuercen las cosas.

Tan negativo es dar a nuestros hijos responsabilidades cuando aún no pueden asumirlas como no dárselas cuando aún están listos para ello y la única forma de saberlo es probar puesto que cada niño evoluciona de forma diferente.

http://elpais.com/elpais/2017/04/24/mamas_papas/1493021002_268544.html

Para contestar a la pregunta del titular, primero hemos de tener en cuenta qué entendemos por lectura. Es importante detenerse un momento y darnos cuenta de lo que está ocurriendo hoy. El concepto de la lectura ha cambiado en las últimas décadas, aunque en general, los españoles solemos seguir identificando a la lectura con una sola forma de leer, que es la del libro impreso. Esta realidad la detecta también Luis González, director general de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, en su capítulo “Hábitos lectores y políticas habituales de lectura” de La lectura en España. Informe 2017, quien recuerda que aquellas personas que leen habitualmente diarios, revistas, webs, foros, blogs, libros electrónicos, manuales, guías, etc., también forman parte de la categoría de lectores, pese a que ni ellos mismos se consideran como tales.

Quizá hoy los niños leen menos a los clásicos Perrault, los Hermanos Grimm o Andersen, por ejemplo, porque lo cierto es que los tiempos están cambiando y van apareciendo nuevas propuestas. Los chicos se divierten con otro tipo de temáticas, formatos y fórmulas. Aventuras, romances, fantasía a tutiplén. Libro álbum, libro informativo, libros en 3D, pop up… Pero, al fin y al cabo, leen, que es lo que nos importa. Si lo que leen es de buena o mala calidad, ya ese es otro cantar. Que tenemos algunos índices bajos de comprensión lectora, también es el foco de otro posteo. Ahora nos detendremos en que la apreciación que tienen los más pequeños del libro ha cambiado también. Ellos dicen y defienden lo que les gusta y lo que no. Y es válido respetarlos porque su opinión importa y mucho.

Los formatos favoritos

Al libro tradicional (que sigue siendo el soporte favorito del 100% de los niños lectores), le siguen las revistas (47%), los cómics (36,3%) y los periódicos (26,3%), todas publicaciones impresas, según los datos de la encuesta Hábitos de lectura y compra de libros en España 2012 (habitualmente llamada Barómetro), desarrollada por Conecta para la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE). Pero a estos datos hay que añadir que desde hace unos años se ha ido notando también un alza en la lectura digital: casi la mitad de los niños españoles de entre 10 y 13 años lee diariamente en los nuevos formatos, según el informe. Webs, blogs y foros son las lecturas digitales preferidas, mientras que los e-books han perdido adeptos desde sus inicios.

Los nuevos libros

El primer ebook español se lanzó por allá por 2009, pero, pese a que en los primeros años muchos decían que desplazaría al papel, hoy no ha alcanzado el éxito que se esperaba. Menos aún en el caso de los libros para niños, porque hay formatos contra los cuales el electrónico no puede competir. El caso más flagrante es el del libro álbum (caracterizado por la confluencia de lenguaje verbal y visual, que concede gran peso a la imagen), que es impensable de disfrutar de otra manera que no sea impreso. Una gran imagen que habla por sí sola, esto es, que no solo ilustra a un texto (como en el tradicional libro ilustrado) sino que es por sí misma una parte de la historia.

La novela gráfica es otra estrella de esta era, pero está más dirigida a los jóvenes que a los niños. Su formato es el de una historieta para lectores frecuentes y grandes lectores, con temas más complejos. Otro ejemplo es el libro informativo, aunque este no es un concepto nuevo. Es más, es uno de los más antiguos de la no ficción: enciclopedias, diccionarios, manuales… Pero lo novedoso es la nueva mirada que se le da en la actualidad. Expuestos a tanta información como estamos, lo cierto es que los más pequeños saben más y tienen más conocimientos y el libro informativo ayuda a ordenar esta información de una manera atractiva para los niños.

Esto sucede porque, muy vinculado a este cambio, la ilustración, el diseño, la innovación viven sus años dorados, con sorprendentes creaciones. Ahora se lee a través de la imagen y la apuesta del mundo editorial es por un tinte más visual y unos textos más transversales, con historias que atraen a todas las edades.

Mejor lecturas fáciles que ninguna

Todo lo que están leyendo los niños está forjando su capital literario. Pero, ¿qué contenidos leen? Hoy existe un sinnúmero de mundos donde elegir. En el estudio Los libros infantiles y juveniles en España 2014-2015, el Observatorio de la Lectura y el Libro asegura que “tras unos años dominados por la moda romántico-vampírica, el género fantástico ha seguido reinventándose”. Así el realismo y las aventuras, el misterio, el romance y fundamentalmente el humor van ganando nuevos adeptos infantiles cada día.

La directora del máster internacional en libros y literatura infantil y juvenil Gretel, de la Universidad Autónoma de Barcelona, señala que “si observamos los títulos infantiles más prestados en las bibliotecas públicas, veremos que los más pequeños leen álbumes y libros de cierta calidad gracias al consejo de padres y bibliotecarios o a la atractiva oferta de formatos y temas para las primeras edades. Por ejemplo, ahora tienen mucho auge los libros sobre las emociones. A partir de los 7 años los niños tienen más autonomía y vemos que el deseo de leer lo que está de moda lleva a los bestsellers, igual que ocurre en la lectura adulta. Entre los 7 y 10 años –continúa Colomer- triunfan las series narrativas en las que priman la identificación con los protagonistas-narradores, la lectura menos esforzada y el humor, como la del detective Geronimo Stilton. No es algo a despreciar”.

Esto nos hace pensar que tal vez es preferible que los niños lean contenidos que no resultan tan atractivos a los padres o que no siempre tienen gran calidad literaria a que no lean nada. Teresa Colomer lo confirma: “leer las series de moda tiene factores positivos para la formación del lector, como sentirse incluido en una comunidad de lectores, atreverse con libros más largos porque son más fáciles fomentando la autoestima del lector o proporcionar las horas de lectura sostenida que requiere el desarrollo de las habilidades lectoras”.

Promoción de la lectura en acción

Aquí participamos los adultos, desde distintas miradas, desde los planes de fomento lector estatales hasta los propios padres, pasando por profesores, bibliotecarios, especialistas, editores, escritores, ilustradores… Es decir, todo mediador de la lectura, quien es la figura motivadora y estimulante que fomenta el hábito lector en los niños. La escuela, la biblioteca, las editoriales, las librerías y el hogar son cinco de los espacios esenciales en los que hay intervención activa y donde se pueden sentar las bases y gestar la pasión por la lectura.

Colomer recuerda que “en la escuela los niños miran, leen y oyen contar obras de mayor calidad. Eso es lo que les permite progresar. Como en cualquier placer, es algo que se basa en la comparación entre lo leído (o lo visto, bebido, besado, etc.) y en la satisfacción obtenida por los nuevos mundos, emociones y formas de contar. Aunque eso es siempre muy dependiente del proyecto pedagógico del centro”. Señala que una de las carencias que tiene la promoción de la lectura en España es “una buena preparación de los profesionales: maestros, bibliotecarios y libreros. A la lectura de calidad también contribuyen las actividades de la biblioteca pública y de la librería infantil especializada”. Esa es la tarea que tenemos por delante.

Leer antes de saber leer

Carolina Lesa Brown, comunicadora social, máster en “Necesidades y Derechos de la Infancia” (Universidad Autónoma de Madrid) y en “Libros y Literatura para Niños y Jóvenes” (Universidad Autónoma de Barcelona), es especialista de literatura infantil y juvenil desde la primerísima infancia y nos aclara por qué se dice que se puede leer desde el nacimiento. “Los niños hacen uso del lenguaje desde el inicio de la vida, incluso antes de nacer. Se apropian de él con la misma intensidad que lo hacen del alimento. A los pocos meses de embarazo, el bebé ya es capaz de distinguir el sonido de la voz de la madre y reaccionar ante ella; algo que mantendrá después de nacido”, dice la experta. “Será esta voz –continúa- la que construirá el primer relato sobre sí mismo: le dirá quién es, donde ha llegado, cómo es el mundo que lo recibe. El lenguaje, por lo tanto, estará presente y en ‘uso’ para crear una narración que se inscribirá en su mundo interior y lo construirá como persona, aunque aún no exista habla”. Mucha gente identifica la lectura con el proceso de lectoescritura. Los bebés “leen” porque interpretan los signos de su ambiente, “lo dotan de sentido y actúan en consecuencia”, indica Lesa Brown. Quizás, el ejemplo más claro “sea la respuesta que dan ante el rostro de la madre o sus arrullos, a los que responden con sonidos, sonrisas, gestos y movimientos”, concluye.

Y nos preguntamos si estimularles en la lectura desde tan pequeños es un acierto o los estresamos con ello. Quizá no estaremos promoviendo la lectura, pero sí una relación y un gusto por el mundo del libro. Lesa asiente: “Como bien señala la especialista Evelyn Torres, durante la primera infancia más que fomentar la lectura se trata de incentivar el deseo de que, más tarde, les guste leer”. Para llegar a eso, Lesa asegura que “el primer paso es el acceso a la lengua del relato o de la belleza. Los bebés pueden distinguir entre el lenguaje funcional –o fáctico– y el lenguaje de la belleza. El primero, se completa con la realidad. Por ejemplo, si digo ‘come, se enfría’ o ‘tráelo aquí’, necesito ver que hay una sopa en la mesa u observar qué señala el dedo. En cambio, con el lenguaje de la belleza, se crean pequeñas narraciones que potencian la dimensión estética del lenguaje. Por ejemplo, ‘hoy vendrá la tía a verte, iremos al parque y lo pasaremos muy bien’ mantiene el enunciado completo”.

Para incentivar a los bebés a ser amantes de los libros, dependerá no solo de cada edad, sino de cada ritmo evolutivo de nuestro pequeño. La especialista nos da algunas pautas en líneas generales:

Hasta los 2 años: podemos fomentar la lectura a través de nanas, arrullos, cantinelas, rimas, retahílas, conjuros, juegos de falda y de ronda. Tenemos una literatura de tradición oral muy rica a la cual se puede recurrir a través de nuestra memoria.

De 3-6: además de mantener algunos de estos juegos, tenemos que tener en cuenta dos criterios. El primero, preparar una biblioteca con diferentes géneros y tipos de libro (poesía, narrativa, informativos, imaginarios, libros juego, abecedarios, libros de contar, con propuestas lúdicas, entre otros). El objetivo es fomentar una idea de lectura ligada a sus posibilidades: con la lectura…“puedo aprender” “puedo divertirme” “puedo jugar” “puedo emocionarme”. El segundo criterio se relaciona con un gusto lector muy propio de estas edades, pero que también ayuda y facilita el contacto con la escritura. Se trata de libros con narrativas que tengan repeticiones, estribillos, estructuras circulares o muy sencillas, de forma que sean fáciles de seguir o previsibles.

http://elpais.com/elpais/2017/04/03/mamas_papas/1491231284_814498.html

Desde hace tiempo seguimos de cerca a Emma Watson y hemos descubierto que es una gran gurú de la lectura. A parte de su faceta como actriz, una de sus grandes pasiones es fomentar la lectura crítica a través de su club de lectura Book Fairies Worldwide  donde recomienda muchos libros.

Su relevancia es tal que cada 8 de marzo podemos ver a la actriz en las portadas de muchos periódicos. Emma es embajadora de varios movimientos en defensa de la igualdad de género, como el He For She, además de sus famosos e inspiradores discursos en la Asamblea General de la ONU.

Pero Watson no solo defiende la igualdad de género, sino que también es conocida por sus reivindicaciones, entre otras, hacia la literatura.

Su posicionamiento en redes sociales como Instagram o Goodreads ha convertido en famosos sus hashtags, que son seguidos por miles de usuarios como #IWDOurSharedShelf . Además, Emma es muy activista y ella misma lidera una campaña llamada Escondiendo libros por el metro de Londres o la ciudad de Nueva York.

Aquí van sus doce mejores recomendaciones

1. Persépolis — Marjane Satrapi (2000)

Se trata de una historia autobiográfica contada en forma de cómic que empieza en el año 1979, cuando Marjane tiene diez años y, con su inocente perspectiva infantil, cuenta el cambio social y político que conlleva el cambio político en Irán después de más de cincuenta años de régimen fundamentalista. Al desconcierto de la protagonista debemos sumarle aún más dificultades por ser una mujer y joven.

2. Los monólogos de la vagina — Eva Ensler (1996)

Si quieres pasar un rato divertido este es tu libro. En él se pone de manifiesto un órgano que es, sin duda, superior al pene masculino por ser el único conectado al clítoris, único órgano humano que está destinado, absolutamente, al placer. Una obra que es el centro de todo un movimiento feminista contra la violencia de género.

3. Cómo ser mujer — Caitlin Moran (2011)

Pequeñas historias en forma de memoria que se narran desde el punto de vista de una mujer feminista, trabajadora e hija de una familia numerosa. Un bagaje que le permite hablar sin tapujos de su paso por la vida y la sincera relación que mantiene con su cuerpo.

4. El cuento de la criada — Margaret Atwood (1985)

Es una distopía en la que destacan la crítica social y el tratamiento de la mujer a través de un juego de dos historias con un mismo personaje atrapado entre el pasado y el presente.

5. El color púrpura — Alice Walker (1982)

Dos hermanas de raza negra, una que vive en el sur de Estados Unidos y ha sido violada por quien ha creído siempre que fue su padre y otra que trabaja como misionera en África. Durante más de treinta años, ambas han soñado con que llegase el momento de reencontrarse, descubriendo todos sus sentimientos en preciosas cartas.

6. La escafandra y la mariposa — Jean-Dominique Bauby (2009)

En esta historia, el protagonista se encuentra en coma profundo por un accidente vascular y se despierta afectado por el “síndrome de cautiverio”, pero con las facultades mentales intactas. Con un leve parpadeo de su ojo izquierdo es capaz de hacernos llegar sus reflexiones sobre la vida. Toda una lección sobre los límites del ser humano.

7. El guardián entre el centeno — J.D. Salinger (1945)

Considerada la obra maestra del escritor, marcó a toda una generación de jóvenes gracias a la sinceridad de su narrador, un joven Holden Cauldfield que confiesa sin tapujos su fracaso escolar, el deseo de escapar de las rígidas normas de una familia tradicional y una experiencia sexual sin más.

8. Éramos unos niños — Patti Smith (2015)

Se trata de las memorias que narran la vida en común de la cantante Patti Smith y el fotógrafo Robert Mapplethorpe, y que acabaría con la muerte de éste en 1989.  Dos apasionados del arte que se instalaron en el mítico Hotel Chelsea y que marcaron la estética de finales del siglo XX. Un homenaje a la amistad que hizo que Watson declarase: “Quiero vivir como Patti. Quiero escribir como Patti”.

La próxima Semana Santa, los desplazamientos no tienen por qué convertirse en un suplicio salpicado de “me aburro” y “¿cuánto falta?” durante kilómetros. ¿Se imagina un viaje Murcia-Ferrol en coche sin tablet? ¿O retenciones de varias horas para entrar en Madrid entre llantos de desesperación? Estas cosas pasan, todos los años, cada Semana Santa. Y seguimos sin preparar el viaje de forma lúdica.

La recomendación es meter en el coche una batería de juegos que ocupen la mayor parte del trayecto, porque dependiendo de las edades de los niños y el transporte elegido puede ser complicado entretener a los más pequeños si descartamos los remedios de la abuela como el “chupito diluido de Agua del Carmen” (que por su alto contenido alcohólico no es que relajase a los menores, sino que directamente los noqueaba) o las “pastillas amarillas para no marearse” (entiéndase “para que el niño duerma hasta llegar a destino”).

Según el estudio “From curious to furious” que lanzó la Highways England (Dirección General de Carreteras británica) en 2015, los niños pasan del aburrimiento a la ira en apenas un cuarto de ahora, concretamente a partir de dos horas y 37 minutos de viaje. En ese punto se desata el drama. Así que la recomendación de hacer una parada cada dos horas y estirar las piernas en un área de servicio tiene el doble objetivo de aliviar al conductor y permitir que los pequeños se despejen.

“El mejor consejo que podemos dar a los padres es que informen a sus hijos sobre el viaje: compartir la duración aproximada, los kilómetros que haremos, los pueblos que vamos a pasar, para hacer que el viaje en sí mismo sea interesante para ellos. No puede ser como antes, que subías a un coche y no sabías nada más. Ahora, con ayuda del GPS y las tablets ─con control parental y sin dejar realmente el viaje en sus manos─ podemos hacerles partícipes: que nos busquen áreas de servicio o gasolineras en los siguientes kilómetros y nos guíen para llegar o que encuentren información sobre los pueblos que dejamos atrás”, sugiere Enrique Castillejo, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Pedagogos y Psicopedagogos de España. También recomienda que en los viajes en coche, los padres eviten juguetes con piezas sueltas que puedan caer entre los asientos o debajo de los pedales del conductor, o juegos que requieran la atención directa y obligue al copiloto a girarse para mirar hacia atrás. “Siempre se debe enseñar a los niños que en el viaje, por muy divertido que sea, tenemos que dejar tranquilo al conductor y que la seguridad de todos es lo primero. También podemos aprovechar los desplazamientos largos en coche para jugar a cálculo mental con las matrículas de otros vehículos, buscar palabras que empiecen con las iniciales de los pueblos o identificar conocimiento del medio como paisajes kársticos, árboles, cultivos o tipos de nubes”, propone Castillejo.

Los viajes por carretera con niños van intrínsecamente ligados a juegos clásicos como el “veo veo”, las “adivinanzas”, las “palabras encadenadas” (pensar palabras que empiecen por la última sílaba de la palabra anterior), el “cadáver exquisito” (seguir y desarrollar un cuento inventado entre varias personas), “hundir la flota” o “el ahorcado”, para los que necesitaremos la previsión de meter en el coche papel y lápiz para todos. Pero si el copiloto necesita descansar un rato, también existen los libro-juegos como ¡En Marcha! (Ed. Combel), con rotuladores para colorear y pegatinas adhesivas; Juegos para entretener a los niños durante los viajes (Ed. Planeta), que reúne los clásicos antes mencionados; Juegos para viajar por la historia (Ed. SM), libro orientado a niños un poco más mayores; o audiolibros como la Antología de cuentos con música (Ed. McMillan), versión en castellano o en inglés, para que el reproductor de música del coche se encargue de distraer a los pequeños.

Cuando el desplazamiento es en tren, las mesas compartidas son la mejor opción para que las familias puedan interaccionar con juegos de mesa, papiroflexia, tejido de pulseras, cuadernos para colorear o incluso una partida de cartas, ya sea el clásico cinquillo o los infantiles como Uno o Dobble. En los viajes aéreos, en cambio, no tendremos el comodín del paisaje, la cafetería ni las áreas de servicio, así que quizás sea el momento de desplegar y aprovechar toda la tecnología disponible ─en modo avión y con auriculares para no molestar al resto de viajeros─ con películas, música o videojuegos. Los libros y guías de viaje sobre el destino también pueden suponer un aliciente para sobrellevar vuelos largos o las horas perdidas entre conexiones. De hecho, las salas de espera y salas de embarque en los aeropuertos son el escenario perfecto para saltar y estirarse con el viejo “Simón Dice” o descalzarse y lanzarse al suelo para jugar al “Twister” con los niños. ¿Le mirará el resto de viajeros? Posiblemente, pero con envidia: ahí es donde empiezan verdaderamente las vacaciones.

http://elpais.com/elpais/2017/04/07/mamas_papas/1491548689_796754.html

Al convertirse en padre, el director Daniel Martínez Lara empezó a plantearse qué es lo que más conviene a los hijos en sus primeros años de vida. Decidió dirigir junto a Rafa Cano Méndez el cortometraje animado Alike. La cinta plantea en 8 minutos la relación de un padre (Copi) y un hijo (Paste) en medio de la vorágine de pautas y normas que impone el día a día. Financiado con recursos propios, los responsables de esta película encontraron en un programa gratuito de animación a su principal aliado. Para devolver el favor que les hacía internet, ahora permiten que su trabajo se vea completo en plataformas como Vimeo. Acumula más de 5 millones de reproducciones entre Vimeo y YouTube y es de libre acceso para todas las escuelas de España.

«La educación infantil para niños menores de 7 años está excesivamente centrada en el currículum (lectura, escritura e inglés)», dice a Verne el director Daniel Martínez Lara a través del teléfono. «Esos conocimientos son muy importantes, pero quizá a esa edad deberían estar aprendiendo a ser creativos, a cómo vivir en grupo y otros valores más necesarios que saber los números en inglés», señala.

Alike plantea «una reflexión sin querer adoctrinar» y hace referencia al sistema educativo, pero también a las relaciones familiares: «Cuando te conviertes en padre, te planteas si deberías atreverte a no hacer lo que la sociedad impone. Para tu hijo lo realmente necesario es saber que hay alguien al otro lado que le entiende».

Su compañero en las labores de dirección, Rafa Cano Méndez, todavía no es padre, así que aporta su visión como hijo. «La sociedad se fija en lo que cree que es mejor para los niños, con buena intención, pero a menudo se equivoca. La rapidez del día a día no nos permite reflexionar si lo más práctico es lo que en verdad nos está haciendo felices», cuenta a Verne.

Juntos comenzaron en octubre de 2010 a construir este proyecto, de más de 60.000 euros de presupuesto. Emplearon recursos técnicos propios y los ahorros de ambos, además de contar con el apoyo del productor Nico Matji.

El programa de animación 3D Blender con el que se ha creado esta película es de uso gratuito. Cuenta con permanentes mejoras técnicas gracias a la colaboración desinteresada de un grupo de internautas. «Supuso un alivio a nivel económico. Aunque es gratis, no es menos potente desde el punto de vista técnico que uno de pago», explican los directores.

«No pretendíamos recuperar la inversión, porque es algo muy difícil con un proyecto como un cortometraje, así que nuestra intención era que llegara a la gente. El objetivo está cumplido», aseguran. «Creemos que se ha hecho viral porque cuestiona uno de los temas que, tras la crisis económica, todo el mundo ha empezado a replantearse, como su concepción del trabajo, la educación y la sanidad».

El relato, protagonizado por personajes lo más asexuados posible y sin raza concreta y ambientado en un lugar sin patria definida, intenta ser universal. Alike comenzó a proyectarse en festivales de cine de todo el mundo en 2015. Los directores lo consideran un gran escaparate, pero para mantenerse en ese circuito se debe cumplir un requisito: que el cortometraje no pueda verse de forma íntegra en internet, para que los festivales aseguren así un contenido único a sus asistentes.

Por eso, cuando la cinta ganó el Goya al mejor cortometraje de animación en 2016, casi nadie lo había visto. «En ese momento nos felicitaban por haber ganado un premio; ahora que la gente ha podido acceder a la película, nos felicitan por su calidad», apunta Cano Méndez.

Ambos sabían que internet les podía dar una exposición que no les ofrecía la televisión, un medio sin hueco en su parrilla para este tipo de contenidos. Se saltaron el paso de emitir la cinta en la pequeña pantalla «para que el público pudiera verla cuanto antes en internet».

Ahora su trabajo conjunto ha encontrado otra vida más en las escuelas. El corto se ha cedido a la base de datos del Ministerio de Educación para que los profesores puedan acceder a él de forma gratuita y se lo muestren a sus alumnos. «Era una forma de prolongar ese sentimiento de comunidad que nos hemos encontrado en internet», comentan los dos padres del proyecto del que es su hijo común.

http://verne.elpais.com/verne/2017/04/05/articulo/1491390435_650983.html?id_externo_rsoc=FB_CM

¿Cómo se puede enseñar lo que es el autismo a los más pequeños de la casa? Esta es la pregunta que se hizo el programa Barrio Sésamo que lleva 50 años en antena en Estados Unidos. Para resolverla, su respuesta e iniciativa ha sido crear una marioneta, Julia de cuatro años, con este trastorno para que los niños sepan y conozcan cómo son los menores que padecen esta enfermedad que afecta a uno de 68 niños en edad escolar, siendo más común en varones, según los últimos datos del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de este país (CDC, por sus siglas en inglés). Es una forma bonita de concienciar sobre el autismo infantil y reducir los prejuicios a su alrededor.

El anuncio de esta nueva incorporación lo hizo la guionista del famoso programa infantil, Christine Ferraro, en una entrevista concedida ayer domingo a la cadena de televisión CBS. Julia, la marioneta con autismo, ya sale en los tebeos y libros de Barrio Sésamo. Y ya se anunció su incorporación en el programa en 2015. Pero es ahora que da, definitivamente, el salto a la pequeña pantalla que compartirá con viejos conocidos como el Monstruo de las Galletas (Triki) o Epi y Blas.

«La gran discusión (dentro del programa) desde el principio fue: ¿cómo hacemos esto, cómo hablamos de autismo?’, explicó Ferraro en el programa 60 Minutes. “Fue complicado encontrar un patrón único para el personaje, ya que es una enfermedad que no se manifiesta de la misma manera entre los menores que la padecen”, añadió.

Los Trastornos del Espectro Autista (TEA), entre los que se incluye el autismo, se definen como trastornos del neurodesarrollo que se manifiestan habitualmente en los tres primeros años de vida de un niño. Los bebés con el trastorno pierden el contacto visual, en ocasiones parece que no oyen y tienen algunas hipersensibilidades o cogen rabietas excesivamente fuertes. Una conducta muy característica de los niños aquejados por este trastorno son los comportamientos repetitivos. Aunque, según los expertos, conseguir un patrón único es complicado ya que hay niños libres de trastorno que también pueden presentar algunos de estos síntomas.

«En la primera aparición», según relató la guionista, “Julia ignorará a Paco Pico (La Gallina Caponata)  -una de las características de los niños con TEA también es su dificultad para relacionarse- . Extrañado por la reacción de la nueva marioneta, Paco Pico pensara que no le gusta a la niña. Problema que resolverán otros personajes de Barrio Sésamo enseñándole que la conducta de esta es diferente y que debe evitar los prejuicios”. Este nuevo personaje tendrá protagonismo en Barrio Sésamo.

El programa infantil siempre crea sus personajes bajo la supervisión de profesionales. Normalmente, con la ayuda de educadores y psicólogos. “En el caso de Julia”, continúa Ferraro, “hemos trabajado también con distintas organizaciones que trabajan con niños con autismo con el fin de decidir qué características debía tener y cómo normalizar este trastorno a los demás niños”.

http://elpais.com/elpais/2017/03/20/mamas_papas/1490003917_648432.html

La intervención es un espectáculo nocturno del colectivo Waterlight Graffiti en la que se instalará un panel de alta definición de 16 metros de longitud integrado por miles de luces LED sobre el que los asistentes podrán dibujar y escribir con agua. ¿LED y agua? ¡Sí! «El agua, al entrar en contacto con los bordes del LED, conduce corriente eléctrica y crea un puente que permite que la corriente pase a través del circuito, lo que ilumina al LED bajo la superficie de los paneles», explica el Ayuntamiento de Madrid en un comunicado de prensa. De esta forma, el público tendrá un papel activo, jugará a ser artista por un rato, creando graffitis con una pistola de agua, un pincel, un chorro de agua, los dedos o cualquier objeto húmedo.

Graffiti con Luz, que podrá verse del 23 al 26 de marzo entre las 20:00 y las 23:00 h, contará además con la participación del artista madrileño del graffiti iconográfico SUSO33. Trabajará en directo los días 23, 24 y 25 a las 21:00h. «El enclave es muy icónico y está en pleno centro de Madrid, con miles de personas mirándote y eso es diferente a trabajar en tu estudio. Exponerme a condicionantes es algo que me gusta», explica SUSO33 a Traveler.es.

La Plaza Mayor de Madrid se llena de arte urbano este fin de semana

El arte urbano toma la Plaza Mayor de Madrid

Waterlight Graffiti / Charles Ayats

Su intervención seguirá la línea del trabajo de investigación que desarrolla desde hace años, la pintura escénica de acción, en la que se entrelazan diferentes elementos como la pintura, la escenografía, la performance o la acción. Respecto al tema, asegura que no le gusta cerrarlo del todo, al  ser una técnica incontrolable y con condicionantes como es, en este caso, el pintar con agua que se evapora generando formas aleatorias. «Voy pintando sobre la marcha. Es pintura acontecimiento. El agua se evapora y yo aprovecho esta aleatoriedad». Para esta intervención, SUSO33 apuesta por tratar de reflejar el concepto del tiempo, «pero hablando de procesos, no como algo cerrado».

De esta forma, arrancará Cuatro Estaciones, un programa de propuestas de arte urbano que se organiza en el marco de las celebraciones del IV Centenario de la Plaza Mayor. Con cada cambio de estación, artistas o colectivos mostrarán su obra en este enclave madrileño. Así, con la llegada del verano será el turno del colectivo artístico luzinterruptus y el otoño llevará el nombre del artista urbano SpY.

http://www.traveler.es/viajes/mundo-traveler/articulos/intervencion-arte-urbano-plaza-mayor-madrid-suso33/10384

La poesía también debe y puede llegar a los niños. Con esta idea en la cabeza, Guadalajara ha decidido celebrar el Día Mundial de la Poesía hoy 21 de marzo, con el fin de acercar a mayores y pequeños este arte, gracias a una colaboración internacional en la que participan diversos países como Italia, Francia o Portugal. El lema del día es La poesía anda por las calles. La jornada constará de medio centenar de actividades en las calles y espacios públicos durante 12 hora seguidas, dirigidas a cientos de personas de todas las edades y gracias a la cooperación de muchas instituciones. Las actividades llevan en marcha en la ciudad desde las 08.00 horas de la mañana de este martes. Las actividades se dividen en seminarios de poesía oral y talleres formativos. Hablamos con Blanca Calvo, presidenta del Seminario de Literatura Infantil y Juvenil, y Concha Carlavilla, la coordinadora de la jornada, para que nos expliquen los puntos fuertes de esta particular celebración.

PREGUNTA. ¿Cómo surgió la idea de crear un evento de estas características?

RESPUESTA. Es muy alentador pensar que entre varios países celebramos algo en torno a la poesía, en vez de alrededor de la economía, y que hemos lanzado una iniciativa aparentemente tan utópica, pero que se ha hecho realidad. Se trata de aportar una idea de Europa con la que creo que nos deberíamos quedar. Ahora que se cuestiona tanto Europa es importante reinventarla desde la poesía, y en este caso lo estamos haciendo desde cuatro países del sur. Creemos que es bueno que se mire al sur.

P. ¿De los eventos, cuáles están exclusivamente dedicados para niños?

R. Aproximadamente la mitad de la programación es para niños, con especial protagonismo en la jornada matutina. Los niños van a reivindicar con sus pancartas que la poesía está en las calles y van a llamar la atención de los ciudadanos sobre este hecho, regalando poemas en pegatinas. Sin poesía no hay ciudad.

P. ¿La importancia de la poesía en la infancia? ¿Efectos y consecuencias de amarla?

R. En la infancia, empieza gustando la poesía por su musicalidad y ritmo. Acabo de volver de Portugal y allí la bibliotecaria de Fundâo nos ha dicho que hay niños que están recitando poesía muy culta, como Camôes, y que lo hacen con placer. Es muy importante empezar a trabajar la poesía pronto. De entrada, les gusta. En los talleres con alumnos, el campeón de ‘slam poetry’, Dani Orviz, preguntó en las tres sesiones, a quién le gustaba la poesía: muchos niños, no menos de 200, levantaron la mano en la sesión para colegios; hubo menos que lo hicieron en el taller con institutos y, sorprendentemente, fueron apenas tres o cuatro los que lo hicieron en la sesión con alumnos de Magisterio de la Universidad. Todos los buenos y profundos hábitos, si se adquieren desde niños, nos acompañan toda la vida. Vivir una vida con poesía es muy bueno porque te ayuda a entenderte a ti mismo. Hay cosas que no se describen fácilmente si no es con metáforas y momentos en la vida en que la poesía es como una poción mágica. En los talleres de estos cuatro meses, hemos visto la progresión en los niños y los jóvenes. Cuando les pedíamos salir al escenario a hacer cosas, en los primeros encuentros estaban expectantes y menos participativos, pero según transcurrieron las sesiones, en cambio, estuvieron más activos.

La poesía vive en nosotros antes de que salgamos al mundo, porque ya en el vientre de la madre estás acunándote y escuchando ritmos, como el sonido del corazón. Eso es la poesía, es lo que te balancea, tiene ritmo y música. Tiene que acompañarte siempre y cuando te llega, te llega tanto, porque con ella tu memoria acude al vientre de la madre, donde empieza todo.

El profesor explicando y garabateando en la pizarra, los alumnos en silencio tomando precisas notas de lo explicado, el examen final donde regurgitar todo el conocimiento ingerido durante el curso. Este modelo, la tradicional clase magistral, va siendo sustituido poco a poco por otros métodos y estrategias educativas que tratan de que el alumno sea una parte más activa en el proceso de aprendizaje, algo más que un mero receptor de información. El aprendizaje basado en proyectos (ABP), o en problemas, o en retos, o la gamificación van ganando espacio en colegios públicos y privados, muchos de ellos en la Comunidad de Madrid.

Parece cosa muy moderna y novedosa, y lo es, aunque los métodos de enseñanza activa hundan sus raíces en el s.XIX y sigan el hilo de proyectos como la Institución Libre de Enseñanza (ILE) de Francisco Giner de los Ríos o de reconocidos psicólogos del s. XX como Jean Piaget o John Dewey, partidario este último del «aprender haciendo».

«El alumno genera así su propio conocimiento, afrontando retos sobre la información que ya maneja», expone la psicóloga Marisa Calatayud, directora del curso Metodologías activas y aprendizaje en educación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), «además esta forma de trabajar fomenta otras habilidades como el trabajo en equipo, la cooperación, la escucha activa, la habilidades comunicativas, la comunicación no verbal, etc».

Pero, ¿cómo funciona en la práctica? Un ejemplo, simplificando mucho, sería trabajar sobre un tema como la Edad Media. Se forman grupos de alumnos que se dedican a áreas específicas y las asignaturas se abordan de manera transversal: por ejemplo, la Edad Media desde el punto de vista histórico, literario, de las ciencias sociales, etc. Luego el trabajo de cada equipo se pone en común. Como cada uno trabaja en los temas que más le interesan se crean alumnos más motivados. «La búsqueda de información de diferentes fuentes también les enseña a ser críticos y buscar información veraz, en una época en la que hay que tener mucho cuidado con la información falsa que encontramos en Internet», dice Calatayud.

La letra con juego entra

Gamificar: dícese de convertir las cosas en juego. «Es una tendencia que viene del mundo de la empresa y que ahora se está intentando aplicar a la educación», dice Clara Cordero, maestra en formación docente y responsable de la web gamificatuaula.wixsite.com/ahora, en la que diferentes profesores gamificadores comparten sus experiencias creando algo así como un banco colaborativo de recursos del que sacar ideas y progresar. Si el viejo adagio decía que «la letra con sangre entra», ahora lo que se pretende es que entre a través de lo lúdico. «A gamificar se aprende gamificando: la colonización ha comenzado», es el lema de esta curiosa comunidad.

En el colegio privado Liceo Europeo no hay libros de texto. «Los propios alumnos investigan y componen sus propios libros», dice Esther Arama, coordinadora de Bachillerato Internacional del centro. «Así se logra un aprendizaje participativo que, además, fomenta la responsabilidad y la independencia». Su principal inspiración, dicen, es la Institución Libre de Enseñanza. Todo esto se suma a una fuerte apuesta por la tecnología: hay wifi en todo el colegio y hasta una iClass equipada con tabletas último modelo. La evaluación es continua. «No hay exámenes como tal», dice Arama, «se presentan proyectos, trabajos, mapas conceptuales, también alguna prueba escrita, sobre todo en secundaria, pero no como los exámenes tradicionales».

Otros colegios en la Comunidad de Madrid que aplican este tipo de metodologías activas son la Escuela Ideo, privada, de la Fundación Ideo, o el concertado Colegio Brot, de la Fundación Aprender, especializado en niños con problemas como la dislexia, aunque no solo. El portal Ludus congrega un directorio de 840 centros de enseñanza «alternativa» en España.

Esta forma de trabajar fomenta otras habilidades como el trabajo en equipo, la cooperación o la escucha activa

El colegio público Santo Domingo de Algete, de infantil, primaria y secundaria, también aplica este tipo métodos y estrategias. Su educación se basa en lo audiovisual: la preparación de vídeos, programas de radio o periódicos on line sobre los temas curriculares a tratar. Su director, Óscar Martín Centeno, destaca también el aprendizaje por retos. «La diferencia con el aprendizaje basado en proyectos es que aquí se les plantea una situación a los alumnos y ellos mismos tienen que sacar de ahí el reto a resolver», dice el director. Por ejemplo, ABP el proyecto podría ser algo así como «mover el banco del patio». Los alumnos tendrían que ingeniárselas pidiendo permisos al Ayuntamiento y contratando a una empresa. En cambio, en aprendizaje basado en retos, se les daría el patio a los alumnos y se les preguntaría qué hacer: quizás el reto no sería cambiar el banco de sitio, sino pintar las tapias: ellos mismos deciden la misión adecuada.

Martín Centeno cuenta uno de esos proyectos: «Consiste simplemente en la siguiente situación: un extraterrestre, en forma de pequeño robot, llega al colegio, ¿qué hacemos a partir de ahí?». Lo que los alumnos decidieron fue crear una narrativa de ese robot, con textos, canciones, contando su historia, e, incluso, manejarlo desde el punto de vista de Robótica. Así se tratan diferentes asignaturas como Lengua, Música, Física y Química, etc.

En los colegios públicos el cambio depende de la resistencia o apoyo que encuentre el profsor en su claustro

La cosa, claro está, plantea sus dificultades: «La principal es encajar todo el currículo que se tiene que impartir en estas experiencias», dice Martín Centeno, «siempre hay un 20% que no encaja a priori y hay que buscar la forma de enseñar». Porque este tipo de enseñanza requiere tal vez una mayor implicación de los docentes. «En realidad el reto también es para el profesor, se trata de un aprendizaje bidireccional», apunta Calatayud. ¿Cómo se promueve la implantación de estas metodologías en los colegios públicos? No de una forma sistemática, al final depende de la libertad de enseñanza de cada profesor y de la resistencia o apoyo que encuentre en su claustro. Aunque, eso sí, dentro de los cursos de formación docente de la Comunidad de Madrid se puede acceder a formarse en técnicas de este tipo (ABP, flipped classroom, en la que la clase se invierte para el trabajo más práctico y no el teórico, etc).

También existe un Mooc (curso gratuito, abierto y masivo por Internet) del Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado (INTEF), dependiente del Ministerio de Educación, titulado Gamificación en el Aula, obra de la formadora de docentes Clara Cordero, que trabaja en el campo de la metodologías activas. «En el Mooc hemos tenido gran cantidad de inscripciones, más de 2600 de varios países, y creo que estas estrategias cada vez despiertan el interés de más docentes», dice. En definitiva, todas estas ideas ya estaban en el milenario proverbio de Confucio: «Lo que oigo, lo olvido; lo que veo, lo recuerdo; lo que hago, lo aprendo».

http://economia.elpais.com/economia/2017/03/12/actualidad/1489333447_073406.html?id_externo_rsoc=FB_CM