Hay temas en la vida de los que nos cuesta hablar con los demás y aún más con los pequeños. La salud y la enfermedad son uno de ellos, incluso tendemos a pensar que si no los expresamos desaparecerán o no existirán más. Por desgracia no funciona así, es mejor afrontar la situación y hablarlo abiertamente sin miedo. Y con los niños y niñas una muy buena forma de introducir este tema es a través de los cuentos. Aquí os recetamos una serie de títulos para que os los guardéis en el botiquín de casa.

No me da miedo… el médico · Céline Lamour-Crochet · Patrick Morize · Editorial Larousse (A partir de dos años)

Cómo hablar con naturalidad a un niño de la muerte y de la enfermedad

¿A qué niño o niña no le da miedo ir al médico? Y más cuando es la primera vez, que ante lo desconocido desproporcionan el cómo será, y dan rienda suelta a la imaginación. En estos casos lo mejor que podemos hacer para desdramatizar la situación es explicarla a través de un libro con personajes con los que verse identificado. Dino es un pequeño cocodrilo que una mañana se levanta cansado y algo resfriado. Su mamá preocupada llama inmediatamente al médico. Para el protagonista esta será su primera visita al médico por eso le vienen un montón de preguntas: ¿Cómo será?, ¿Qué le hará?, ¿Le dolerá? Se angustia tanto que incluso se esconde debajo de la cama. Pero la experiencia siempre es muy diferente de cómo nos lo hemos imaginado o nos lo han contado. Ilustraciones planas llenas de expresividad y colores vivos. Un formato pequeño de tapas duras y papel grueso perfecto para los primeros lectores. Este libro forma parte de una colección pensada para ayudar a los más pequeños de casa a superar sus temores como la oscuridad, una tormenta, los monstruos o la visita al médico.

Felipe tiene gripe · Gracia Iglesias · Sara Sánchez · Miau – Ediciones Jaguar (A partir de tres años)

Un libro perfecto para hablar de una de las enfermedades más comunes. Cuando llegan los meses de invierno llega la temida gripe, ese virus que ataca a todos por igual pero en especial a niños y ancianos. Es raro que las narices de los más pequeños no se llenen de mocos en esta época del año. El pequeño elefante Felipe ha pillado la gripe por eso estornuda sin parar haciendo temblar todo a su alrededor. Su abuela Josefina intenta convencerle que tome la medicina, pero a Felipe no le agrada. En cambio, hace caso a otros animales que le dan sus remedios caseros y algo locos como el pingüino Celestino que le dice que se meta en el congelador en bañador o el Jabalí Timoteo que le invita a darse un chapuzón en el barro. ¡Pobre Felipe! Cada vez que sigue estos consejos se pone peor y sus estornudos van aumentando de intensidad. Finalmente, el pequeño elefante hará caso a su abuela, se tomará la medicina que recetó el médico y en seguida estará mejor y podrá volver a jugar. Un divertido cuento escrito en rima con ilustraciones llenas de color y humor.

Para nada sucias · Wanja Olten · Manuela Olten · Takatuka (A partir de cuatro años)

Cómo hablar con naturalidad a un niño de la muerte y de la enfermedad

¿Por qué los niños y niñas tienen que lavarse siempre las manos? Los padres podemos llegar a ser muy pesados con este tema, es nuestra frase preferida antes, durante y después de todo: de comer, de hacer pipí, de jugar, de dormir… Es como si sus pequeñas manitas estuvieran siempre sucias , pero en realidad, ¿cuándo lo están? Esta es la pregunta que se hace la protagonista de esta historia, una niña muy curiosa que no entiende por qué su madre le manda lavarse las manos cada dos por tres diciéndole “porque están sucias”. Ella discrepa de su madre muy razonadamente, cuando acaricia a un animalito o cuando juega con el agua del arroyo no están para nada sucias. Entonces viene cuando los adultos nos ponemos serios y nos justificamos con frases de mayores que los niños traducen con el código de su imaginación. Como cuando la madre de la historia advierte a su hija sobre la cantidad de bacterias que se pasean por sus manos. Un divertido álbum ilustrado que nos ayudará explicar a los peques de una forma muy visual la necesidad de lavarse las manos pero también nos hará reflexionar sobre lo exagerados que llegamos a ser los padres a veces.

Yo te curaré, dijo el pequeño oso · Janosch · Loqueleo- Grupo Santillana (A partir de cuatro años)

Cómo hablar con naturalidad a un niño de la muerte y de la enfermedad

Un clásico entre los clásicos. Después de 30 ediciones este maravilloso cuento de Janosch está bien lejos de quedarse caduco. También juega mucho a su favor el característico trazo con el que siempre dibuja a sus adorables personajes. Una preciosa historia que nos habla de la amistad, la compañía y el necesario soporte y mimo de los demás cuando uno está enfermo o no se encuentra bien. Es el caso del pequeño tigre que sale del bosque cojeando. Su amigo, el pequeño oso, lo asiste enseguida y al constatar que al lesionado le duele todo decide llevárselo a su casa para curarlo. El pequeño oso le venderá todo el cuerpo, menos la cabeza por si necesita toser, también le preparará su mejor receta de sopa, lo acostará en el sofá de terciopelo con almohadones blandos y lo tapará con una mantita. Incluso le traerá visitas para que se preocupen por él y le mimen también. El pequeño tigre no termina de mejorar por eso entre todos deciden llevarle al hospital de animales. Allí ingresará durante unos días, le cuidarán un poquito más. Pronto se pondrá bueno sobre todo gracias a la compañía incondicional de su mejor amigo, el pequeño oso.

La cicatriz · Ilan Brenman · Ionit Zilberman · Algar Editorial (A partir de cuatro años)

En los años de infancia es inevitable caerse y hacerse daño. Los niños y niñas tropiezan y sea caen del columpio, de la bici, jugando a futbol y otras mil maneras de ir a parar por los suelos. Todos tenemos en nuestra memoria aquella vez que nos pelamos las rodillas, nos abrimos la frente, o nos rompimos un brazo. En este cuento aparece la pequeña Silvia que se ha caído de la cama y se ha hecho una herida abierta en la barbilla. Sus padres la consuelan y entonces ven necesario llevarla al médico para que la cosan. La pequeña está asustada y preocupada, ¿ha perdido un trozo de barbilla? ¿le dolerá?, ¿le quedará una señal? y ¿se volverá fea para siempre? Muchas dudas que poco a poco con el avance de la narración se irán aclarando. Con esta vivencia la protagonista conocerá las cicatrices que han dejado marca a su mamá, a su papá e incluso al doctor que la atenderá. Cada uno de ellos le contará con cierta nostalgia el recuerdo de cómo se la hizo. Heridas que les causaron dolor y lágrimas pero que con el tiempo se vuelven marcas de recuerdos de nuestras vidas. Así cada vez que las vemos echamos la vista atrás con una sonrisa. Con ilustraciones muy gráficas y cómicas que nos ayudarán a contar mejor esta bonita historia.

Las aventuras del cáncer · Vanessa Nueda · Alba Barceló · Tramuntana (A partir de cuatro años)

El cáncer se está convirtiendo en algo demasiado común en nuestro alrededor, es sin duda el mal de nuestro siglo que ataca sin piedad a pequeños y mayores. El cáncer de mama es uno de los más frecuentes pero también de los más superables. Este libro nos cuenta una historia real basada en la propia autora que con 35 años y mamá de dos peques de 4 años le diagnosticaron cáncer de mama. Tal y como relata ella, el amor por sus hijos le hizo sacar fuerzas de donde creía que ya no había. Pero el cáncer nos asusta y provoca muchos cambios en una casa, como: las rutinas, los estados de ánimo, cambios físicos, etc. Y ¿cómo se pasa con dos niños tan pequeños? Lo que está claro es que no se puede ni se debe esconder, así que con mucha valentía la protagonista escogió transformar esta cruda realidad en una aventura. Una cariñosa narración acompañada con dulces ilustraciones de las diferentes etapas de la enfermedad, convirtiendo lo más duro en algo soportable enfocado desde el optimismo y también algo de humor. La mejor fórmula para hablar del cáncer con nuestros hijos.

La abuela durmiente · Roberto Parmeggiani · João Vaz de Carvalho · Editorial Kalandraka (A partir de cuatro años)

Los abuelos y las abuelas son una figura familiar muy especial en la infancia de todo niño y niña. Pase lo que pase siempre están cerca de sus nietos para mimarles y para traspasarles todo su conocimiento y experiencia. Momentos compartidos que quedan en el recuerdo más tierno cuando la enfermedad y la muerte asaltan a los mayores, pero su legado permanecerá a través de sus nietos. Así lo narra el niño protagonista de esta hermosa historia. El retrato de la cercana relación que mantiene con su abuela en el que se nos muestra el tiempo, las lecturas y el afecto que viven juntos. Pero un día, aparecen los primeros síntomas de la enfermedad en la anciana que desembocan en un letargo sueño irreversible. El nieto triste y confundido con el estado de su abuela la acompañará velando su sueño hasta sus últimos días con un final de cuento. Un tema delicado tratado con gran sensibilidad a través de un texto muy poético y unas sencillas ilustraciones en tonos suaves hechas con lápiz, acuarela y pastel.

Inés Azul · Pablo Albo · Pablo Auladell · Thule Ediciones (A partir de seis años)

Cómo hablar con naturalidad a un niño de la muerte y de la enfermedad

Este es uno de esos libros que están llenos de sentimiento tanto en el texto como en las ilustraciones. Una preciosa poesía sobre la tristeza que aflora con la pérdida de un ser querido. Y es que no hay nada más complicado que contarle a un niño la muerte de un familiar, sobre todo cuando ocurre de forma inesperada. De la mano de Inés, una dulce niña vestida toda ella de color azul, percibiremos el vacío que queda cuando alguien cercano nos deja. La protagonista nos narra su estrecha relación con su compañero Miguel. Su día a día juntos transcurre mientras van diciendo a cada uno lo que tiene que hacer: ¡Hormigas, a andar en fila india! ¡Caracol, despacio, no corras! ¡Piedra, ahí quieta! Pero parece ser que Miguel está enfermo y se ausenta de sus encuentros con Inés. Hasta que llega el día en que su amigo ya no está. Es entonces cuando parece que el universo se detiene , pero en realidad todo sigue su curso. Desde la inocencia más infantil, la niña espera volver a ver a Miguel porque no entiende por qué no va a regresar con la cantidad de cosas que aún les quedan por hacer.

http://elpais.com/elpais/2017/03/02/mamas_papas/1488453444_861247.html

Este divulgador educativo de Nueva York, pionero en hablar de nativos digitales, predica a sus 70 años un cambio radical en las escuelas.

“Los padres dicen a los profesores: ‘No experimenten con mis hijos’ y lo impensable es justo no experimentar”. El neoyorquino Marc Prensky, afamado orador y consultor de innovación educativa, lleva décadas intentando darle la vuelta a la escuela. A sus 70 años, ha dado conferencias en más de 40 países y tiene siete libros publicados, además de un centenar de artículos. Quizá el más famoso es en el que acuñó los términos «nativo digital» e «inmigrante digital» allá por 2001. Es un gran defensor del aprendizaje basado en proyectos, un modelo que pone a los chicos a experimentar en el aula como si estuvieran en el mundo real, al margen de las asignaturas o las clases divididas en horas. Prensky ha participado este martes en Madrid en el foro Imaginando el futuro de la Educación, organizada por la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación (WISE, por sus siglas en inglés) y el Banco Santander.

Pregunta. Si pudiera partir de cero, ¿cómo construiría un colegio?

Respuesta. No necesitamos clases porque agrupar a los niños en esos grupos artificiales es antiguo. Lo es incluso agruparlos por edades porque siempre tienen capacidades diferentes. Necesitamos espacios donde puedan hacer proyectos, trabajar juntos, colaborar, con los profesores dando vueltas alrededor y entrenándoles. Cada vez más escuelas están cambiando, ves miles de ejemplos por todo el mundo.

P. Pide usted que se experimente con los alumnos en las escuelas, pero eso es difícil de entender para las familias.

Agrupar a los alumnos en clases o por edades es antiguo

R. Los padres que siempre han tenido la misma educación quieren que sus hijos sigan en la misma línea, pero mejorada. Pero eso no va a ayudar a sus hijos en el futuro, de hecho les va a perjudicar. Necesitan empezar a entender que el mundo en el que viven sus hijos y en el que van a vivir es muy diferente. Tenemos que educar a los padres. Las cosas están cambiando muy rápido. En 20 años el mundo será muy diferente. Ya no servirá más que los alumnos sean buenos en matemáticas, lengua o sociales.

P. ¿Pero a qué se refiere exactamente con experimentación?

R. A tener un mes en el que los estudiantes trabajen en proyectos, por ejemplo. A buscar fórmulas diferentes para preparar a los chicos para el mundo. En muchas escuelas se está haciendo. Dedican la mitad del día para un tema y la otra mitad para otra cosa. Hay muchas formas de hacerlo. Como padre tienes que admitir: “No es lo que yo tuve pero a mi hijo parece gustarle. Parece que está creciendo con esto y lo acepto”.

P. Supongo que en su modelo no caben los deberes o los exámenes.

R. Cuando tienes hijos que están muy interesados en hacer los proyectos en los que están trabajando, no necesitas deberes porque ellos siguen haciéndolo todo el tiempo, están emocionados. Y los exámenes se acabarán una vez que terminemos con las asignaturas. No necesitamos exámenes ni asignaturas. Lo que nos indicará si los chicos lo están haciendo bien es que lo hayan hecho, que aprovechan. No tenemos que calificar a los chicos de forma individual nunca más. Es el viejo sistema.

P. Las tablas de multiplicar, la Revolución Francesa, la fórmula de la velocidad. ¿Cómo garantizar que los chicos aprenden todo eso en un mundo sin horarios ni asignaturas?

R. Los chicos son muy diferentes y necesitan cosas distintas. Las cuestiones en las que coinciden todos son muy pocas. Quizá algo de lectura, algo de matemáticas básicas. Depende de cómo es cada chico. Hay algunos que los saben todo de la Revolución Francesa y otros que solo saben que ocurrió. Y quizá es todo lo que deben saber. Vamos a los detalles, y el problema es que incluimos más y más detalles y no nos centramos en lo que es realmente importante

P. ¿Garantizan estos nuevos métodos educativos vías para aprender disciplina, las reglas, los límites?

En 20 años no servirá que los alumnos sean buenos en Matemáticas o Lengua

R. Cuando haces proyectos y estás intentando mejorar el mundo, por supuesto que entras en contacto con todas esas cosas, porque estás trabajando en el mundo real. No se trata de enseñar límites. El día que sales al mundo real los ves y aprendes cómo manejarlos. Es mucho más inteligente exponer a los chicos a la vida lo antes posible.

P. ¿Cómo cree que deben prepararse los profesores?

R. Un buen entrenador no tiene que jugar al fútbol mejor que su equipo, pero tiene que saber cómo transformar a sus chicos en mejores jugadores de fútbol. En eso se tienen que transformar los profesores. Lo interesante es que hacen una cosa en clase, porque creen que tienen que hacerlo: contenidos, charlas, … Pero luego, a menudo después de dar la lección, hacen programas especiales o entrenan a equipos de deportes. Saben que lo segundo funciona pero sienten que tienen que hacer lo antiguo. Y están perjudicando a los chicos cuando lo hacen.

P. ¿Qué se puede aprender con un videojuego que no enseñe un profesor?

R. Los videojuegos son buenos para algunas cosas, para la persistencia, para que los chicos se muevan en distintos niveles y con distintos elementos. Pero no lo hacen todo. No son buenos para los contenidos, aunque sí para las habilidades. Tenía una empresa de videojuegos educativos y la dejé. Llegué a la conclusión de que pueden cambiar algunas cosas, pero no suponen un gran cambio. La educación necesita nuevas metas, para mejorar el mundo no es suficiente.

P. En España ha salido recientemente un libro ‘Los nativos digitales no existen’ que discute los términos que usted acuñó y habla de huérfanos digitales.

R. El concepto de nativo digital ha sido terriblemente malinterpretado, principalmente por los académicos. Creen que significa que los chicos lo saben todo de la tecnología pero no es así. Lo que significa es que los chicos viven en un mundo diferente, con otras reglas y actitudes. No piensan del mismo modo, no creen que las llamadas telefónicas sean caras como solíamos pensar nosotros ni que la privacidad es la cosa más importante del mundo. Saben que son diferentes, que tienen diferentes herramientas, más capacidades.

http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2017/02/28/actualidad/1488306938_841859.html?id_externo_rsoc=FB_CC

La neuroeducación, la disciplina que estudia cómo aprende el cerebro, está dinamitando las metodologías tradicionales de enseñanza. Su principal aportación es que el cerebro necesita emocionarse para aprender y desde hace unos años no hay idea innovadora que se dé por válida que no contenga ese principio. Sin embargo, uno de los máximos referentes en España dentro de este campo, el doctor en Medicina Francisco Mora, pide cautela y advierte de que en la neuroeducación todavía hay más preguntas que respuestas.

Francisco Mora, doctor en Medicina y Neurociencia, en su despacho de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense.
Francisco Mora, doctor en Medicina y Neurociencia, en su despacho de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense. Jaime Villanueva EL PAÍS

Mora, autor del libro Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama, que ya cuenta con once ediciones desde 2013, es también doctor en Neurociencia por la Universidad de Oxford y se empezó a interesar por el tema en 2010, cuando acudió al primer Congreso Mundial de Neuroeducación celebrado en Perú.

Defiende que la educación puede transformarse para hacer el aprendizaje más efectivo, por ejemplo, reduciendo el tiempo de las clases a menos de 50 minutos para que los alumnos sean capaces de mantener la atención. El profesor de Fisiología Humana de la Universidad Complutense alerta de que en la educación se siguen dando por válidas concepciones erróneas sobre el cerebro, lo que él llama neuromitos. Además, Mora es adscrito al departamento de Fisiología Molecular y Biofísica de la Universidad de Iowa, en Estados Unidos.

Pregunta: ¿Por qué es importante tener en cuenta los hallazgos de la neuroeducación para transformar la forma de aprender?

Respuesta: A nivel internacional hay mucho hambre por anclar en sólido lo que hasta ahora solo han sido opiniones, y ese interés se da especialmente en los profesores. Lo que hace la neuroeducación es trasladar la información de cómo funciona el cerebro a la mejora de los procesos de aprendizaje. Por ejemplo, conocer qué estimulos despiertan la atención, que después da paso a la emoción, ya que sin estos dos factores no se produce el aprendizaje. El cerebro humano no ha cambiado en los últimos 15.000 años; podríamos tener a un niño del paleolítico inferior en un colegio y el maestro no darse cuenta. La educación tampoco ha cambiado en los últimos 200 años y ya disponemos de algunas evidencias que hacen urgente esa transformación. Hay que rediseñar la forma de enseñar.

P: ¿Cuáles son las certezas que ya se pueden aplicar?

R: Una de ellas es la edad a la que se debe aprender a leer. Hoy sabemos que los circuitos neuronales que codifican para transformar de grafema a fonema, lo que lees a lo que dices, no terminan de conformar las conexiones sinápticas hasta los seis años. Si los circuitos que te van a permitir aprender a leer no están conformados, se podrá enseñar con látigo, con sacrificio, con sufrimiento, pero no de forma natural. Si se empieza a los seis, en poquísimo tiempo se aprenderá, mientras que si se hace a los cuatro, igual se consigue pero con un enorme sufrimiento. Todo lo que es doloroso tiendes a escupirlo, no lo quieres, mientras que lo que es placentero tratas de repetirlo.

P: ¿Cuál es el principal cambio que debe afrontar el sistema educativo actual?

R: Hoy comenzamos a saber que nadie puede aprender nada si no le motiva. Es necesario despertar la curiosidad, que es el mecanismo cerebral capaz de detectar lo diferente en la monotonía diaria. Se presta atención a aquello que sobresale. Estudios recientes muestran que la adquisición de conocimientos comparte sustratos neuronales con la búsqueda de agua, alimentos o sexo. Lo placentero. Por eso hay que encender una emoción en el alumno, que es la base más importante sobre la que se sustentan los procesos de aprendizaje y memoria. Las emociones sirven para almacenar y recordar de una forma más efectiva.

P: ¿Qué estrategias puede utilizar el docente para despertar esa curiosidad?

R: Tiene que comenzar la clase con algún elemento provocador, una frase o una imagen que resulten chocantes. Romper el esquema y salir de la monotonía. Sabemos que para que un alumno preste atención en clase, no basta con exigirle que lo haga. La atención hay que evocarla con mecanismos que la psicología y la neurociencia empiezan a desentrañar. Métodos asociados a la recompensa, y no al castigo. Desde que somos mamíferos, hace más de 200 millones de años, la emoción es lo que nos mueve. Los elementos desconocidos, que nos extrañan, son los que abren la ventana de la atención, imprescindible para aprender.

P: Usted ha advertido en varias ocasiones de la necesidad de ser cautos ante las evidencias de la neuroeducación. ¿En qué punto se encuentra?

R: La neuroeducación no es como el método Montessori, no existe un decálogo que se pueda aplicar. No es todavía una disciplina académica con un cuerpo reglado de conocimientos. Necesitamos tiempo para seguir investigando porque lo que conocemos hoy en profundidad sobre el cerebro no es aplicable enteramente al día a día en el aula. Muchos científicos dicen que es muy pronto para llevar la neurociencia a las escuelas, primero porque los profesores no entienden de lo que les estás hablando y segundo porque no existe la suficiente literatura científica como para afirmar a qué edades es mejor aprender qué contenidos y cómo. Hay flashes de luz.

Sabemos que para que un alumno preste atención en clase, no basta con exigirle que lo haga

P: ¿Podría contar alguno de los más recientes?

R: Nos estamos dando cuenta, por ejemplo, de que la atención no puede mantenerse durante 50 minutos, por eso hay que romper con el formato actual de las clases. Más vale asistir a 50 clases de 10 minutos que a 10 clases de 50 minutos. En la práctica, puesto que esos formatos no se van a modificar de forma inminente, los profesores deben romper cada 15 minutos con un elemento disruptor: una anécdota sobre un investigador, una pregunta, un vídeo que plantee un tema distinto… Hace unas semanas la Universidad de Harvard me encargó diseñar un MOOC (curso online masivo y abierto) sobre Neurociencia. Tengo que concentrarlo todo en 10 minutos para que los alumnos absorban el 100% del contenido. Por ahí van a ir los tiros en el futuro.

P: En su libro Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama alerta sobre el peligro de los llamados neuromitos. ¿Cuáles son los más extendidos?

R: Existe mucha confusión y errores de interpretación de los hechos científicos, lo que llamamos neuromitos. Uno de los más extendidos es el de que solo se utiliza el 10% de las capacidades del cerebro. Todavía se venden programas informáticos basados en él y la gente confía en poder aumentar sus capacidades y su inteligencia por encima de sus propias limitaciones. Nada puede sustituir al lento y duro proceso del trabajo y la disciplina cuando se trata de aumentar las capacidades intelectuales. Además, el cerebro utiliza todos sus recursos cada vez que se enfrenta a la resolución de problemas, a procesos de aprendizaje o de memoria.

Otro de los neuromitos es el que habla del cerebro derecho e izquierdo y de que habría que clasificar a los niños en función de cuál tienen más desarrollado. Al analizar las funciones de ambos hemisferios en el laboratorio, se ha visto que el hemisferio derecho es el creador y el izquierdo el analítico -el del lenguaje o las matemáticas-. Se ha extrapolado la idea de que hay niños con predominancia de cerebros derechos o izquierdos y se ha creado la idea equivocada, el mito, de que hay dos cerebros que trabajan de forma independiente, y que si no se hace esa separación a la hora de enseñar a los niños, se les perjudica. No existe dicha dicotomía, la transferencia de información entre ambos hemisferios es constante. Si se presentan talentos más cercanos a las matemáticas o al dibujo, no se refiere a los hemisferios, sino a la producción conjunta de ambos.

P: ¿Está influyendo la neuroeducación en otros aspectos de la enseñanza?

R: Hay un movimiento muy interesante que es el de la neuroarquitectura, que pretende crear colegios con formas innovadoras que generen bienestar mientras se aprende. La Academia de Neurociencias para el Estudio de la Arquitectura en Estados Unidos, ha reunido a arquitectos y neurocientíficos para concebir nuevos modos de construir. Nuevos edificios en los que, aún siendo importante su diseño arquitectónico, se contemple la luz, la temperatura o el ruido, que tanto influyen en el rendimiento mental.

http://economia.elpais.com/economia/2017/02/17/actualidad/1487331225_284546.html?id_externo_rsoc=FB_CM

Miriam Reyes acababa de terminar la carrera de Arquitectura cuando a su primo Jose, de apenas 3 años, le diagnosticaron autismo. Fue un mazazo para la familia, pero lejos de quedarse de brazos cruzados, empezaron a trabajar con psicólogos, neurólogos… Y lo que entonces fue una forma de ayudar a aquel pequeño, hoy se ha convertido en una organización dedicada a la formación online para niños con autismo con más de 50.000 descargas y 300.000 visualizaciones que ha recibido el Premio Desafío Mazda 2015.

«Los especialistas nos explicaron entonces que estos niños son «aprendices visuales». De ahí el nombre de nuestra iniciativa. Su forma de aprendizaje es visual. Cuando proponía a Jose ir al parque, no me hacía caso, pero si le enseñaba una foto o un pictograma, enseguida se venía conmigo», relata. «Empecé a investigar, a buscar material en internet, y no encontré nada de calidad. Por eso decidí fabricarlo yo y colgarlo en mi blog. Recibimos muchos correos de familias, de profesionales, que nos felicitaban por la iniciativa».

Ese fue el germen de Aprendicesvisuales.org, y lo que hizo que el jurado del premio, compuesto por miembros directivos de Mazda Automóviles España y de la fundación Ashoka*, considerara que merecía recibir este reconocimiento, destinado a premiar la innovación de jóvenes emprendedores de menos de treinta años. En palabras de José María Terol, consejero delegado y presidente de Mazda Automóviles España, «este proyecto rompe con los convencionalismos y ofrece un gran potencial para producir un impacto social a nivel internacional, en este caso el de mejorar la calidad de vida de los niños con autismo de todo el mundo mediante la utilización de las nuevas tecnologías».

«La rana pirata»

Gracias a este premio, Miriam Reyes podrá asistir a la próxima XV Cumbre Mundial de los Premios Nobel de la Paz que se celebrará en Barcelona el próximo mes de noviembre y recibirá un premio en metálico de mil euros. Dicha cuantía subvencionará el desarrollo de una nueva aplicación interactiva titulada: «La rana pirata». Además, su candidatura optará al galardón internacional «Make Things Better Award 2016», que se fallará en el primer trimestre de 2016 y que contará con una subvención de diez mil euros para el desarrollo del proyecto ganador.

El Mazda Make Things Better Award comenzó su andadura en 2013 para apoyar aquellos proyectos realizados por jóvenes que utilizan modernas herramientas de comunicación para mejorar la vida cotidiana de las personas. De este modo, refleja el espíritu de la marca de Hiroshima de desafiar los convencionalismos para mejorar las cosas y se integra en su programa de apoyo a los rebeldes con causa de todo el mundo. El Premio Desafío Mazda, creado en 2014, es el único premio nacional de Mazda actualmente y está impulsado por Mazda Automóviles España, que pretende ofrecer la oportunidad de participar a jóvenes españoles emprendedores.

http://www.abc.es/familia/educacion/abci-joven-espanola-crea-cuentos-para-ninos-autismo-201511121411_noticia.html

Se trata de enseñar a los futuros maestros a entender y regular sus propias emociones para que sean capaces de dirigir a los niños y adolescentes en esa misma tarea. “Mis alumnos me cuentan que nadie les ha enseñado a regularse emocionalmente y que desde pequeños cuando se enfrentaban a un problema se encerraban en su habitación a llorar, era su forma de calmarse”, cuenta el docente. Inseguridad, baja autoestima y comportamientos compulsivos son algunas de las consecuencias de la falta de herramientas para gestionar las emociones. “Cuando llegan a la vida adulta, tienen dificultades para adaptarse al entorno, tanto laboral como de relaciones personales. Tenemos que empezar a formar a profesores con la capacidad de entrenar a los niños en el dominio de sus pensamientos”.

La inteligencia emocional es la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar estados anímicos propios y ajenos, según la definición de quienes acuñaron el término a principios de los noventa, los psicólogos de la Universidad de Yale Peter Salovey y John Mayer. La inteligencia emocional se traduce en competencias prácticas como la destreza para saber qué pasa en el propio cuerpo y qué sentimos, el control emocional y el talento de motivarse, además de la empatía y las habilidades sociales.

Tras revisar los programas académicos de los grados en Magisterio, Pedagogía, Psicología y Psicopedagogía de las univerisdades públicas españolas en 2016, el Grup de Recerca en Orientació Psicopedagògica (GROP) de la Universidad de Barcelona (UB) concluyó que no existe ninguna asignatura específica de educación emocional. “Cuando pensamos en el sistema educativo, por tradición creemos que lo importante es la transmisión de conocimientos de profesor a alumno, a eso se dedica el 90% del tiempo. ¿Qué pasa con el equilibrio emocional? ¿Quién habla de eso en la escuela?”, señala Rafael Bisquerra, director del Posgrado en Educación Emocional de la UB e investigador del GROP.

Los jóvenes con un mayor dominio de sus emociones presentan un mejor rendimiento académico, mayor capacidad para cuidar de sí mismos y de los demás, predisposición para superar adversidades y menor probabilidad de implicarse en comportamientos de riesgo -como el consumo de drogas-, según los resultados de varios estudios publicados por el GROP. “La educación emocional es una innovación educativa que responde a necesidades que las materias académicas ordinarias no cubren. El desarrollo de las competencias emocionales puede ser más necesario que saber resolver ecuaciones de segundo grado”, apunta Bisquerra.

Prevención de trastornos psicológicos

Las habilidades en inteligencia emocional son un factor importante en la prevención de trastornos psicológicos, concluye el artículo Los efectos a corto y medio plazo de la formación en inteligencia emocional en la salud mental de los adolescentes, publicado en el Journal of Adolescent Health en 2012, y elaborado por un grupo de investigadores de las universidades públicas de Málaga, Huelva y el País Vasco.

«Muchos de los desórdenes psicológicos suelen aparecer durante la adolescencia -como los cambios bruscos de carácter, el abuso de sustancias o los trastornos en la alimentación-. Una de las causas de esos problemas mentales es la incapacidad de gestionar los estados emocionales», señala el estudio, para el que se formó a 479 adolescentes españoles de 13 años en un programa de educación emocional durante dos años.

La inteligencia emocional ayuda en dos campos fundamentales. En el intrapersonal, donde permite reducir la intensidad y la frecuencia de los estados de ánimo negativos causados por acontecimientos adversos del día día; protege del estrés y puede ayudar a mantener un estado de ánimo positivo y así prevenir la ansiedad o la depresión. En un segundo plano, el estudio señala que los adolescentes con altas capacidades para percibir y gestionar sus emociones y las de otros, presentan relaciones con sus familiares y compañeros mucho más satisfactorias y de apoyo.

Los elevados índices de fracaso escolar -el 20% de los jóvenes españoles de entre 18 y 24 años abandona el sistema educativo sin haber finalizado la Secundaria, según datos de Eurostat-, las dificultades de aprendizaje o el estrés ante los exámenes provocan estados emocionales negativos, como la apatía o la depresión, y todo ello está relacionado, según Bisquerra, con deficiencias en el equilibrio emocional. “Focalizar las clases en las capacidades lingüísticas y lógicas exclusivamente se puede considerar una estafa del sistema educativo”, critica el docente, que ha publicado más de 15 libros sobre la materia.

Bisquerra es uno de los precursores en España de la aplicación de la educación emocional al ámbito académico. Cuando empezó a investigar en 1993, aún no existía ese término, que a finales de los noventa usó como título en una de sus publicaciones. Lo que está fallando, según el experto, para que los diferentes niveles educativos no contemplen esos contenidos es la falta de sensibilización, tanto por parte de la administración pública como del profesorado. “La regulación de las emociones consigue que los estímulos que nos rodean nos influyan lo mínimo posible. Nuestro comportamiento depende, en gran medida, de cómo nos sentimos, y ni los profesores ni las autoridades se lo toman en serio”.

En su opinión, el cambio tiene que arrancar con la formación del profesorado, con la transformación del grado de Magisterio. “En la UB no hemos convencido al número de profesores necesario como para modificar el plan de estudios. Lamentablemente, los procesos de cambio educativo son muy lentos”, añade Bisquerra, que en 2005 publicó La educación emocional en la formación del profesorado, donde propone un modelo de asignatura para los profesores de educación Infantil, Primaria y Secundaria con teoría y actividades prácticas.

Los objetivos de la educación emocional, según las guías de Bisquerra, son adquirir un mejor conocimiento de las emociones propias y de las de los demás, prevenir los efectos nocivos de las emociones negativas -que pueden derivar en problemas de ansiedad y depresión-, y desarrollar la habilidad para generar emociones positivas y de automotivarse. En el año 2002 la UB lanzó su primer posgrado en Educación Emocional, que hoy también ofrecen otras universidades públicas como la de Málaga, Cantabria o la UNED, entre otras.

Una de las experiencias piloto en formación del profesorado en educación emocional la lideró en España la Diputación de Guipúzcoa que, entre 2006 y 2010, formó a más de 1.500 docentes de colegios e institutos públicos de la provincia. Bisquerra fue uno de los encargados de coordinar los cursos, así como de elaborar 14 manuales que están disponibles para cualquier docente con decenas de actividades para aplicar en el aula. La Universidad del País Vasco se encargó de evaluar los resultados. “La comprensión y regulación de las emociones por parte de los profesores redujo los niveles de ansiedad y de burnout (en español, síndrome del trabajador quemado)”, indica Aitor Aritzeta, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco. En los alumnos, se redujo la conflictividad en el aula.

En un estudio paralelo liderado por Aritzeta, en el que se formó a un grupo de 200 universitarios en técnicas de inteligencia emocional, se demostró que tras dos años de instrucción los alumnos que habían recibido la enseñanza mejoraban sus resultados en los exámenes una media de 1,5 puntos respecto al resto de estudiantes. “Aprendieron a manejar el estrés y los niveles de ansiedad se redujeron un 18%”, asegura el docente.

Enseñar a los docentes a mirar, escuchar y entender las necesidades de un alumno es el objetivo principal de Rafael Guerrero, profesor de la Complutense con el que arrancaba esta historia. «Puede parecer obvio, pensar que todos los maestros tratan así a los chicos, pero no todos lo hacen. Nadie está dispuesto a reconocer el abandono emocional», señala. Enseñar a los jóvenes a afrontar problemas desde el principio y a desarrollar tolerancia a la frustración. Acabar con la frase «eso son tonterías, ponte a hacer la tarea» es la máxima que Guerrero quiere para sus alumnos y futuros maestros.

http://economia.elpais.com/economia/2017/01/27/actualidad/1485521911_846690.html

El acoso escolar es un problema mundial. Así lo ha retratado la Unesco en su último informe denominado Ending the Torment: Tackling bullying from the schoolyard to cyberspace [Poner fin al tormento: cómo abordar el acoso escolar, desde el patio del colegio al ciberespacio], y presentado en Seúl en el marco de una conferencia internacional al respecto. Según el organismo de la Naciones Unidas (ONU), dos de cada 10 alumnos lo sufren o, lo que es lo mismo, unos 246 millones de jóvenes -niños y adolescentes- padecen este tipo de hostigamiento en el planeta.

Según el estudio, un 34 % de los menores de entre 11 y 13 años dice haber sido acosado en los últimos 30 días y un 8 % de ellos dice sufrirlo a diario. La UNESCO reclama una respuesta «eficaz» basada en un enfoque «global», centrado tanto en la prevención como en la disminución del problema. Recordar que los datos en España también son escalofriantes. Esta lacra afecta al 4 % del alumnado, según datos del Ministerio de Educación, que ha puesto en marcha este curso 2016-2017 un teléfono gratuito, atendido por psicólogos y que no deja huella telefónica, para atajar una problemática en constante aumento. Desde la Fundación ANAR aseguran que, en 2015, se atendieron en su organización 369.969 peticiones de ayuda en toda España, de las que 25.000 se referían a algún tipo de violencia escolar. Estos casos crecieron un 75% con respecto al año anterior.

“El acoso escolar es una violación grave del derecho a la educación y un problema real del que los colegios deben ser conscientes y hacer de ellos lugares seguros para todos”, aseguró la directora general de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Irina Bokova, informa EFE. “Muchas veces, la violencia en la escuela está provocada por relaciones de fuerza desiguales -profesor/alumno-, o a menudo reforzadas por estereotipos ligados al género, la orientación sexual u otros factores que contribuyen a la marginación, como son la pobreza, la identidad étnica o el idioma», añadió la experta.

El informe elaborado en 2016 con los datos de más de 100.000 niños y jóvenes alrededor del mundo -en 19 países, España incluido- ilustra el impacto del acoso escolar. “Nueve de cada diez considera el bullying un problema real e importante; dos tercios de los encuestados asegura haber sido acosado en alguna ocasión, y un tercio piensa que sufrirlo es normal y no lo ha denunciado, aunque es cierto que muchos no saben ni cómo ni a quién hacerlo”, indica la Unesco en su página web. Uno de los colectivos más afectados por el bullying son las lesbianas, gais y transexuales. Un 25% de los sujetos a estudio sufrió acoso por su aspecto y otro 25%, por su orientación sexual.

Uno de los motivos principales, el acceso a Internet

El acceso a la red ha incrementado los casos de cyberbullying, según se alerta en el informe. Este es el acoso que tiene lugar en las redes sociales y que puede ser perpetrado mediante teléfonos móviles, ordenadores o tabletas. “En los últimos tres años, han aumentado un 87% las denuncias por este tipo de acoso en el mundo. Aunque la falta de recursos y que aún se mantiene invisible para algunos profesores y centros educativos entorpece su solución”, según se asegura en el trabajo de la Unesco.

En Europa, donde más del 80 % de los que tienen entre cinco y 14 años tienen un móvil, este tipo de acoso entre los menores de nueve a 12 años ha pasado de afectar a un 8% en 2010 a un 12% en 2014. Los grupos más afectados son las chicas y los de menor edad.

El acoso afecta a todo el individuo

El acoso, según el informe, tiene una repercusión directa sobre la salud física y el bienestar emocional de la persona, llegando, en sus casos más graves, a provocar la muerte del individuo. Además, sufrir acoso físico puede llevar a embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual.

Entre las soluciones propuestas por la Unesco, figuran un liderazgo político sólido, un entorno escolar «seguro e inclusivo», la puesta en marcha de mecanismos de alerta y comunicación y de servicios de apoyo apropiados, la recopilación y tratamiento de datos sobre la violencia y una formación específica del personal educativo.

Pese a que muchos países ya han lanzado iniciativas para combatirlo, «aquellos que aplican un enfoque global son relativamente poco numerosos», advierte la Unesco, que alerta de que las víctimas presentan un mayor riesgo de ansiedad, depresión, marginación, autodestrucción y pensamientos suicidas.

http://elpais.com/elpais/2017/01/17/mamas_papas/1484647388_475258.html

José Antonio Luengo.
José Antonio Luengo.

¿Los adolescentes de hoy en día son como los de antes? ¿Asistimos a una nueva manera de enfocar ese cambio en la vida de todo ser humano? Muchas voces advierten, desde hace tiempo, que el exceso de protección no es en absoluto beneficioso para los niños que crecerán sin saber asumir responsabilidades. José Antonio Luengo, psicólogo experto en adolescentes, reflexiona sobre cómo han cambiado los paradigmas educativos desde hace tan solo tres décadas y cuáles son las consecuencias.

PREGUNTA: Para empezar, ¿qué es la adolescencia y qué etapas de la vida cubre?

RESPUESTA: La adolescencia es una fase de la vida, una etapa crucial del desarrollo, marcada por cambios orgánicos, fisiológicos, cognitivos, psicológicos y emocionales notables y muy significativos en la configuración definitiva de la personalidad; esa que nos hace y hará alguien diferente de todos cuantos nos rodean. Hablamos de un período que abarca, con flexibilidad, desde los 11-12 años a los 16-18, siempre dependiendo de factores personales, individuales, sociales y culturales. El adolescente es un ser que, en términos precisos, crece y aprende a crecer. La palabra, etimológicamente, nos remite a ese principio: un ser que está creciendo. Con los conflictos, incertidumbres, dudas y sorpresas que ello conlleva. Para el propio adolescente y su entorno.

P: ¿Se diferencia en algo la adolescencia de ahora con respecto a la que los que ahora son padres, tuvieron?

R: Existen diferencias y no son pocas. Pero, probablemente, tengamos muchas más cosas en común de las que pensamos en la actualidad. La revolución hormonal y fisiológica que se produce, los cambios físicos y psicológicos… La crisis inherente a un cambio tan drástico y aparentemente inesperado. Las dudas, la ansiedad, por saber, por ser. La impulsividad, la desproporción, el desequilibrio. Y cierta condición de rebeldía y oposición a lo establecido; por los padres y el entorno. Nos diferencian cosas, claro. Relacionadas, sin duda, por cómo vivimos, por cómo están hoy organizadas las cosas, a diferencia de ayer. Influyen en esas diferencias el cómo vivimos los adultos y cómo les hacemos vivir, las características de las familias de hoy, cómo organizamos sus vidas, el papel que juegan las tecnologías, y su fácil acceso a un mundo “inabarcable”…

P: España contempló una explosión económica sin precedentes en los ochenta y noventa. Se sabe que las situaciones económicas condicionan en buena parte la forma de educar. ¿Cree que los jóvenes nacidos a partir de esa época han sido educados en una cultura de poco esfuerzo y de tenerlo todo sin merecerlo solo porque sus padres no lo tuvieron?

R: Creo sinceramente que sí. Siempre se simplifica al realizar una afirmación categórica, pero no faltan evidencias de ello. Considerar que eres “mejor” padre o madre en función de las posibilidades de acceso a lo material que tienen tus hijos, evitar sus incertidumbres y “facilitarles” todo lo que tienen que vivir y experimentar han sido (y aún lo son) principios educativos torpes y, seguro, contraproducentes. Hay quien describió este fenómeno como una forma de “OPA amigable” a la infancia. “Te compro” con todo lo que te doy porque no tengo tiempo para estar contigo, para cuidarte, escucharte, tenerte y educarte como debería… Y como necesitarías.

P. Lo quiero/lo tengo y si no es así, entonces me frustro, tengo traumas, me drogo, bebo, tengo relaciones sexuales muy pronto y con muchas personas… ¿no será que nos hemos pasado de permisivos? ¿Hay lugar para la esperanza?

R: Hoy surge un término muy interesante, el de los padres “helicópteros”, en clara alusión a una manera de gestionar la educación de los hijos, basada en la hiperprotección. Una suerte de hiperpaternidad, que ve a los hijos como seres intocables, que, al fin, acaban teniendo más miedos que nunca. Padres que sobrevuelan sin tregua las vidas de sus hijos (de ahí lo de helicóptero), pendientes de todos sus deseos y necesidades. El mundo parece acabarse si tus hijos dudan, si aparecen frustraciones, desvelos. Si se entristecen o, un día, se enfadan con sus amigos. Involucrarse en la vida los hijos es consustancial, por supuesto, a ejercicio adecuado de la patria potestad. Otra cosa es la ofuscación por la perfección, por la necesidad, casi obsesiva, de que sean los mejores, en todo. En todo.

P: Hace sesenta años se educaba a base de cinturón y ahora se educa cuidando no traumatizar al niño. ¿La virtud está en este caso en el término medio? ¿Qué hemos ganado y perdido con respecto a la generación de nuestros padres?

R. Hablando de nuestro entorno social, el de un país desarrollado, hemos de insistir en una idea. Nunca los niños han estado tan bien “tratados” desde que nos reconocemos como seres humanos. Nunca el ordenamiento jurídico que ampara los derechos de la infancia y de la adolescencia ha adquirido tanto valor, rigor, seriedad, criterio y eficiencia. El secreto, si es que existe, es educar desde el equilibrio, atendiendo las necesidades de nuestros hijos con esmero. Y esto supone, ineludiblemente, entender la frustración como una experiencia imprescindible. Entender que el “no” también educa, que es imprescindible el dolor, la insatisfacción, la duda, el conflicto. Que es necesario que se enfrenten al no puedo o no sé, y saber afrontar las situaciones. Con autonomía.

P: ¿Estamos más perdidos ahora los padres que antes?

R: A pesar de todo lo que sabemos y hemos ido aprendiendo de educación, a pesar de que las condiciones de vida han mejorado notablemente respecto a épocas pretéritas (siempre en términos generales y sin obviar situaciones desfavorecidas que no deben ser pasadas por alto), educar, hoy, es un proceso muy complejo. Influyen muchos factores. Padres y madres sabemos con certeza que el mundo ha cambiado y que nuestros hijos no precisamente van a mejorar las condiciones de vida que nosotros, sus padres, hemos tenido o tenemos. Y aparecen muchas más dudas. Y la obsesión, la preocupación porque no les falte de nada, que sean los mejores, competitivos… Y pueden perderse ciertos papeles en este proceso. Las condiciones de vida han hecho, también, que tengamos menos hijos. Y se pierden cosas. Los hermanos cubrían, y cubren, una parte sustancial de la experiencia de crecer en compañía.

P: La falta de compromiso es una de las características de la adolescencia pero es que ahora dura pasados los 18 y eso tiene que tener un porqué. ¿Sabría decirme cuál?

R: Soy de los que piensan que, a pesar de las circunstancias expuestas, tenemos los mejores adolescentes y jóvenes de toda nuestra historia. Pero no les ayudamos con principios y criterios educativos de hiperprotección. Muy al contrario. Acondicionar su vida desde la inacabable comodidad no es el camino. Nos estamos engañando. Crecer significa afrontar, caerse, saber levantarse, ayudar a quien dobla la rodilla a tu lado; a quien lo está pasando mal. Crecer significa, también, llorar y saber secarse las lágrimas. Y seguir. Crecer significa esforzarse, y tener disciplina. Automotivarse en cada tarea, en cada momento. Estos son, querámoslo o no, principios esenciales del manual del buen padre, del buen educador. ¿Pero es que no nos damos cuenta?

José Antonio Luengo, es Psicólogo educativo, vicesecretario del Colegio de Psicólogos de Madrid. Profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Camilo José Cela de Madrid.

http://elpais.com/elpais/2017/01/12/mamas_papas/1484215479_924583.html

“Los jóvenes son el futuro porque entienden los problemas del planeta y se sienten empoderados para cambiar el curso de la historia”. La primatóloga Jane Goodall ha aprovechado este lunes la ceremonia de entrega a la personalidad ambiental del año 2016 que le ha concedido Ecovidrio en Madrid para destacar la urgencia de actuar para salvar el planeta. Con un discurso plagado de referencias a la juventud, sobre la que recaen todas las esperanzas de la activista medioambiental, Goodall ha intervenido en la XVII edición de los premios periodísticos que celebra cada año la entidad encargada del reciclaje de vidrio en España.

Goodall, presentada como una de las mujeres más influyentes del siglo XX por la periodista Elena Sánchez, cuenta con más de 100 premios internacionales, entre ellos, el Príncipe de Asturias de Investigación de 2003. La primatóloga de 82 años ha recogido con su chimpancé de peluche este nuevo reconocimiento a su trabajo en favor de la protección de los ecosistemas, la educación ambiental y la sostenibilidad como modo de vida. En su discurso, Goodall ha hecho un repaso a su trayectoria profesional que comenzó hace más de 70 años con un viaje a África. “La primera vez que fui a estudiar los chimpancés mi madre vino conmigo, porque una mujer joven no podía viajar sola”, ha recordado Goodall. En aquella ocasión, la primatóloga pasó cuatro meses estudiando a estos primates, hasta que pudo demostrar su capacidad para usar herramientas. “Ellos me miraban como a un primate grande, blanco y, sobre todo, raro”, ha contado Goodall.

Muchos años después, en 1996, Goodall supo por un congreso al que asistió que los chimpancés estaban desapareciendo por la deforestación. “Volví a África y vi que la gente estaba desesperada y usaban los recursos naturales para sobrevivir”, ha señalado la primatóloga. “Si no mejoramos la vida de esta gente, no podemos conservar el medio ambiente”, ha asegurado Goodall. Aquella fue la semilla del proyecto Raíces y Brotes, que en la actualidad cuenta con varios programas enfocados a la juventud y unos 60 grupos activos en el mundo que funcionan fundamentalmente con voluntariado.

Goodall opina que en los jóvenes está la clave del futuro del planeta y de la concienciación. “Muchas veces, son los jóvenes los que convencen a los padres y a los abuelos sobre temas medioambientales”, ha señalado. Goodall asegura que este es el motivo por el que viaja 300 días al año. “Y a medida que los niños crecen, el mensaje se va expandiendo”, ha asegurado la activista.

Jane Goodall con su mono de peluche.

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Jane Goodall con su mono de peluche. Juan Carlos Hidalgo

En cuanto a la importancia de las acciones individuales, Goodall ha explicado que son muy poderosas, aunque mucha gente piense que lo que haga una persona no sirva de nada. “En cambio, si millones de personas toman las decisiones éticas adecuadas, se puede cambiar el mundo”, ha asegurado Goodall, para quien lo importante es dar esperanzas a la gente. “La falta de esperanza conduce a la apatía y esto acabará por destruir el mundo”, ha lamentado Goodall. Según la primatóloga, es urgente actuar para salvar el planeta. “Lo estamos destrozando y hay indicios de que la situación va a empeorar, pero yo soy optimista. Solo tenemos que trabajar todos juntos y en la misma dirección. Y veo a la sociedad cada vez más concienciada”, ha asegurado Goodall.

En la ceremonia han intervenido el director general de Calidad y Evaluación Ambiental y Medio Natural del Ministerio de Medio Ambiente (MAPAMA), Javier Cachón, y el presidente de Ecovidrio, Iñaki Soroa. En esta edición se ha reconocido también la labor de la compañía Car2Go, como la iniciativa de Mayor Impacto Ciudadano. Los trabajos periodísticos premiados han sido un reportaje del programa Aquí la Tierra, de TVE; Javier Martínez por el programa Ecogestiona de Gestiona Radio; Denisse Cepeda por un reportaje publicado en Cinco Días y EFE Verde en la categoría Mejor Campaña 2.0.

http://elpais.com/elpais/2017/01/09/ciencia/1483978740_368983.html?id_externo_rsoc=FB_CM

El Ministerio de Sanidad, que dirige Ana Mato, ya tiene ultimado el embrión de su ley del alcohol, la primera norma que establecerá una prohibición absoluta al consumo y venta de bebidas alcohólicas a menores de edad en todo el Estado, aunque haya consentimiento de padres o tutores. Es también la primera vez que una legislación se atreve a limitar el consumo en la vía pública de la población adulta y la publicidad.

Si sigue adelante y no se descafeína durante su discusión, se convertirá en una legislación pionera en Europa al integrar bajo un mismo paraguas legal toda la regulación de consumo, etiquetado y publicidad.

El borrador, al que ha tenido acceso a ABC, prevé multas ejemplarizantes de entre 300 y 600.000 euros para quien incite a beber, venda o promocione bebidas alcohólicas para niños y adolescentes. La sanción máxima se reserva para empresas (discotecas, supermercados, tiendas…) en los que se demuestre la presencia, venta y consumo por menores de forma reiterada y en la que los propietarios no faciliten la labor de inspección. Se prevén hasta 4.000 euros de multa para quien suministre alcohol a un chico que haya sufrido coma etílico durante una borrachera y haya puesto en riesgo su vida.

La fuerza sancionadora caerá en quien lo venda pero también se podría penalizar a los padres y tutores legales. Tal y como está redactado este primer documento, se podría multar a los progenitores que demuestren falta de diligencia en el cuidado de hijos menores y estos se emborrachen de forma reiterada con su conocimiento. Aunque, evidentemente, los padres tienen limitada su responsabilidad a hechos que puedan conocer con antelación.

Tutores y padres también deberán hacer frente a multas de 300 euros si la Policía sorprende bebiendo a un chico de menos de 18 años. Los menores están exentos de responsabilidad administrativa, de manera que serán sus padres quienes respondan en caso de sanción a sus hijos. La sanción podría cambiarse por trabajos en favor de la comunidad y ayuda a víctimas de tráfico por haber bebido.

El texto que estudia Sanidad restringe al máximo los anuncios para eliminar la imagen atractiva del alcohol y limita el consumo de adultos en espacios donde pueda haber presencia mayoritaria de niños. No se prohibirá beber en cafeterías, bares, restaurantes, haya o no menores alrededor, pero sí en parques, piscinas, centros escolares o recintos recreativos o deportivos.

A cien metros de estas zonas no podrá haber ninguna valla publicitaria que anuncie estos productos y los anuncios desaparecerán de las televisiones desde las seis de la mañana a las diez de la noche, la franja horaria en la que se presume que un niño puede estar viendo la tele.

Sin distinciones

La intención es no tratar con benevolencia ninguna bebida alcohólica. Por eso, no se favorece a las bebidas con menor graduación y más populares en España, como el vino, la cerveza o la sidra. En el texto se considera bebidas alcohólicas «a todas aquellas que contengan una graduación natural o adquirida, igual o superior al 1,2 por ciento de su volumen», sin distinguir entre las bebidas de mayor o menor graduación. Se tratará, por tanto, con la misma dureza en la ley a la ginebra y al whisky que a la cerveza.

Estas son algunas de las principales medidas contenidas en la nueva ley.

Rótulos de advertencia como en el tabaco

En todos los envases de bebidas alcohólicas deberá constar de forma impresa y en lugar preferente, con caracteres tipográficos visibles, esta leyenda: «Las autoridades sanitarias advierten que el consumo de bebidas alcohólicas por menores de edad puede provocar graves riesgos y daños a su salud y seguridad, y está prohibido». Esta misma leyenda también deberá verse en las paredes de los locales donde se venda alcohol. Asimismo, en los envases deberá verse la graduación alcohólica.

Máquinas automáticas siempre vigiladas

Con la entrada en vigor de la ley, ya no podrá haber máquinas automáticas que vendan cerveza, sangría o cualquier bebida con alcohol en el exterior de las tiendas y locales. Deberán estar siempre en lugares que permitan la vigilancia de su uso por parte de encargados para impedir el acceso a menores de edad. Tampoco se podrán colocar a las entradas y salidas de los espectáculos. En su defecto, «deberán incorporar mecanismos técnicos eficaces que impidan la posesión» de niños y adolescentes.

Adiós a las bebidas en los escaparates

La intención del Ministerio de Sanidad es evitar en lo posible que los menores perciban el alcohol como algo socialmente aceptado y presente en sus vidas. Por eso, se prohibirá que las tiendas y supermercados exhiban bebidas en sus escaparates. En el interior, no deberán colocarse en zonas preferentes de los locales, ni junto a productos de uso habitual por jóvenes como los artículos deportivos, el material escolar, música, telefonía móvil o ropa. Siempre habrá carteles visibles que anuncien la prohibición a menores.

No se podrá beber en parques ni colegios

La ley está enfocada para prevenir la ingesta en menores, pero también limita a los mayores de edad. Por primera vez, se restringe su consumo en espacios públicos, como ya se ha hecho con el tabaco y el cigarrillo electrónico. Se prohíbe en zonas donde haya mayoritariamente niños: en centros escolares (salvo la Universidad), centros de formación deportiva, en el interior de recintos deportivos y en el transporte público. En piscinas, hospitales y parques y jardines solo se podrá beber en lugares acotados (terrazas y cafeterías)

Los médicos, obligados a denunciar

Los médicos de centros públicso y privados que hayan prestado asistencia a menores por ingesta de alcohol «deberán comunicar con la mayor inmediatez posible el hecho indicado a los padres o representantes legales de los menores», reza el borrador de la ley. Si hay un grave riesgo para la salud de los menores asistidos se deberá hacer un informe escrito y comunicarlo al servicio de protección de menores de la comunidad autónoma, servicios sociales y también al ministerio fiscal.

Cierre de negocios por vender a menores

Las infracciones por vender alcohol a un menor o no comprobar con el DNI que tiene la edad necesaria para comprar puede ser leve, grave o muy grave y oscilar entre los 300 y los 600.000 euros, la sanción máxima. Para que se valore el cierre la infracción debe ser «grave» o «muy grave» y se valorará si la venta se produce con regularidad. Los adultos que compren en nombre de menores se enfrentan a sanciones de entre 300 y 90.000 euros, si la compra se ha hecho para una menor embarazada o la bebida está adulterada.

Otras leyes que nunca vieron la luz

Este es el primer intento serio de un Gobierno en España para frenar el alcohol entre los menores de edad. Antes que Mato, tres de sus predecesoras en el Ministerio de Sanidad quisieron poner en marcha medidas similares durante la etapa de Gobierno socialista. Las presiones de los sectores implicados lo impidieron entonces.
Los datos de consumo en España demuestran que no han funcionado las normativas autonómicas y municipales. Las últimas encuestas escolares revelan que, pese a las prohibiciones, la mayoría de los chicos considera «muy fácil» conseguirlo en supermercados (39%), bares (37%) o discotecas (30,7%). Año tras año, el consumo sigue creciendo. El alcohol empieza a probarse de manera ocasional a los 13 años y, una vez a la semana a partir de los 15 años.
El llamado «binge drinking» (beber en atracón hasta emborracharse) también sigue una tendencia ascendente: el año pasado más de la mitad de los jóvenes de 14 a 18 años reconoció haberse emborrachado alguna vez, mayoritariamente en fin de semana. Aunque la ingesta en días escolares alcanza ya el 30 %, lo que podría justificar también el índice tan alto de fracaso escolar.
El alcohol mata neuronas, afecta al rendimiento en los estudios, a su desarrollo psicológico y también les pone en riesgo en la carretera. Neurólogos y psiquiatras advierten que no existe una dosis de alcohol segura para los adolescentes. Al igual que las embarazadas, no deberían beber nunca hasta completar su desarrollado. El sistema nervioso no termina de madurar hasta los 21 años, la edad legal para beber en Estados Unidos.
http://www.abc.es/sociedad/20140610/abci-alcohol-201406092231.html

Los menores de edad españoles, sobre todo los adolescentes y las chicas en general, incumplen de largo las recomendaciones de actividad física establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según un informe elaborado por expertos de seis universidades españolas y dos centros de investigación. En la adolescencia, solo el 14% de las chicas alcanza los niveles mínimos solicitados por la OMS para los jóvenes mayores de 5 años: una hora diaria de actividades de intensidad moderada a vigorosa. En adolescentes varones, de 13 a 17 años, el porcentaje llega al 50%.

“Hay una diferencia impresionante entre chicos y chicas”, lamenta la médica del deporte Blanca Roman, coordinadora del Informe 2016 sobre Actividad Física en Niños y Adolescentes en España. En niños menores de 10 años, el suspenso es generalizado. Solo el 30% de los niños y el 12% de las niñas llevan a cabo al menos una hora de actividad física, incluyendo juegos en el recreo, desplazamientos a pie o en bicicleta y ejercicio en el tiempo libre. Entre los 11 y los 12 años, solo cumplen el 39% de los niños y el 24% de las niñas.

“Hay una diferencia impresionante entre chicos y chicas”, lamenta la médica del deporte Blanca Roman

El informe es el primero que se realiza con la metodología de referencia internacional establecida por la red Active Healthy Kids (Niños Activos y Saludables) de Canadá. El documento analiza nueve indicadores de actividad física y sedentarismo y otorga una puntuación de la A a la F según el grado de cumplimiento. En actividad física global, España saca un D-, lo que significa que menos del 40% de los niños y adolescentes cumple las recomendaciones y además se detectan diferencias entre chicos y chicas.

Inglaterra y EE UU también obtienen un D-. México y Brasil se llevan una C (alrededor de la mitad de los niños y adolescentes cumplen). Y Eslovenia es el único país con una A: más del 81% de los chavales satisfacen las recomendaciones de la OMS. La comparativa global se publica en la revista especializada Journal of Physical Activity and Health.

El informe español, producido por la Fundación para la Investigación Nutricional, también llama la atención sobre el comportamiento sedentario, otro de los indicadores investigados. Para los adolescentes, la OMS fija un máximo de dos horas diarias dedicadas a actividades como jugar a videoconsolas, ver la televisión o sumergirse en el teléfono móvil o el ordenador. Solo el 17% de los chicos y el 26% de las chicas se quedan por debajo de ese límite saludable.

Roman, profesora de la Universidad Ramon Llull, en Barcelona, recuerda la imagen tópica de los recreos escolares, con los chicos jugando al fútbol y las chicas sentadas hablando. “A las adolescentes no les damos lo que les gusta. No hay que ofrecerles solo deportes de competición, como fútbol y baloncesto, sino que también deberían poder realizar actividades no competitivas, como el baile o los juegos clásicos de toda la vida”, propone Roman.

El nuevo informe es una recopilación de otros estudios realizados entre 2006 y 2015, nacionales y europeos, como los bautizados IDEFICS, HELENA y EYHS. Roman y el resto de autores hacen un llamamiento a las autoridades para que pongan en marcha de manera “urgente” programas de promoción de la actividad física entre los menores de edad. Los niños obesos tienen más probabilidades de sufrir en la edad adulta problemas de corazón, diabetes y cáncer de mama o colon, según la OMS.

http://elpais.com/elpais/2016/12/20/ciencia/1482262626_601000.html