La curiosidad explica la búsqueda de información nociva por
parte de los menores. Pero, los datos que están revelando las
investigaciones alertan sobre la necesidad de poner cotos ante el riesgo
serio que supone para la salud y la vida de los más desprotegidos, los menores. Así lo pone de manifiesto el estudio “Actividades, mediación, oportunidades y riesgos online de los menores en la era de la convergencia mediática”,
elaborado por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), que advierte del
incremento del porcentaje de adolescentes que consultan páginas
peligrosas en los últimos ocho años, especialmente las chicas. Según
este trabajo, el 45% de las menores de entre 14 y 17 años visitan webs que enseñan a autolesionarse, un 38% otras que fomentan la anorexia y la bulimia y el 59%, páginas con mensajes de odio hacia el diferente.
Este trabajo forma parte del la iniciativa europea para el estudio
de los menores y la tecnología (EU Kids Online), ha contado con el apoyo
institucional de INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad),
dependiente del Ministerio de Economía y Empresa. El informe se basa en
la respuesta de 2.900 menores: el 47% de entre 13 y 17 años y el 53% restante, entre 9 y 12 años.
Uno de cada tres menores ha sido víctima de acoso y uno de cada cinco ha sido acosador
La investigación constata que los niños y adolescentes de entre 9 y 17 años dedican la mayor parte del consumo online a comunicarse con sus familias y amistades (70%), seguido del consumo de ocio (escuchar música, 63% o ver videoclips, 55%) y, a cierta distancia, la práctica de juegos online (46%) y realizar tareas escolares (43%).
Más allá del uso que realizan del smartphone, se destaca los
comportamientos de riesgo que realizan. “En los aspectos más
preocupantes, cabe destacar que uno de cada tres menores ha sido víctima de bullying, que
uno de cada cinco menores ha ejercido esta práctica en alguna de sus
modalidades y que afecta más a las niñas que a los niños”, indicó
Maialen Garmendia, investigadora principal del grupo EU Kids Online de
la UPV.
El visionado de imágenes sexuales y el sexting (envío de
mensajes sexuales, eróticos o pornográficos) son otras de las prácticas
que se están implantando en estos colectivos. Así, el 42% de
chicas y chicos de entre 11 y 17 años han visto imágenes de carácter
sexual y tres de cada diez menores han recibido mensajes de contenido
sexual o sexting. Una frecuencia que es mayor según aumenta la edad de los menores analizados.
Un tercio de los niños de
entre 11 y 12 años contacta con desconocidos; la mitad, en el caso de
los preadolescentes de 12 y 13 años
La práctica de contactar online con desconocidos está
significativamente extendida entre los menores de 9 a 17 años, algo que
se incrementa en la medida que aumenta la edad del grupo. Así, entre 11 y
12 años: uno de cada tres lo practica; de 12 a 13 años: son más de la
mitad (53%) y 2 de cada tres jóvenes de entre 15 a 17 años lleva a cabo
estos contactos. Es de destacar que el 83% se mostró satisfecha con
estos encuentros.
Los menores combinan diversas estrategias para afrontar las
experiencias negativas: los amigos son la principal fuente de apoyo
(70%) y también es importante la mediación de las madres y de los padres
(46%). En ocasiones intentan que la persona que les molesta les deje en
paz (57%), la bloquean (56%), cambian su configuración de privacidad
(24%) y, en menor medida, denuncian el problema (16%).
El INCIBE, con el objetivo de fomentar un uso seguro y responsable de Internet y las tecnologías, y como servicio público, pone a disposición de ciudadanos, empresas y padres, menores y educadores, la Línea de Ayuda en Ciberseguridad, gratuita y confidencial. A través del 900 116 117, un grupo de expertos en ciberseguridad atienden de lunes a domingo las consultas y preocupaciones de los usuarios.
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2019/06/img_jfita_20171123-144347_imagenes_lv_getty_istock-820379104-603-kn8F-U462955657982zNE-992x558@LaVanguardia-Web.jpg558992admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2019-06-19 09:28:082019-06-19 09:28:11El 45% de las adolescentes busca información sobre cómo autolesionarse
No hay forma más eficaz para comprobar lo potente que puede
ser la imaginación que sentarse una tarde a estudiar. Es ponerse
delante de un libro o de unos apuntes y las excusas para levantarse de
la silla se multiplican: voy a estirar las piernas para despejarme,
tengo que contestar a ese mensaje de WhatsApp urgente que me acaban de
enviar, un vistazo a Instagram no le hace daño a nadie… Pero el
advenimiento del examen es tan inevitable como esa sensación de agobio y
descontrol que va creciendo conforme se acerca la fecha. Gestionar de
forma eficaz el tiempo de estudio es una asignatura pendiente para
muchos estudiantes, especialmente en la universidad. Pero también es la
fórmula perfecta para prevenir el estrés y la ansiedad antes de los exámenes, sin olvidar el impacto directo que tiene sobre las notas.
Y aunque el mundo a veces parece estar lleno de procrastinadores
capaces de sacar un sobresaliente con unas pocas horas de estudio la
noche anterior, la realidad es muy diferente. “La variable clave de los
resultados académicos es la suma del número de horas que uno dedica a
estudiar y el conjunto de actividades que acompañan a ese tiempo de
estudio”, enumera Francisco Pérez González, profesor de Psicología
Evolutiva y de la Educación de la Universitat de València (UV).
La receta parece sencilla: hincar codos durante horas y
hacerlo de tal manera que ese tiempo se convierta en aprendizaje
efectivo y no en minutos perdidos frente al libro. Pero entre medias se
cuelan las clases, el móvil, las tardes perdidas en un infinito “en
cinco minutos me pongo” y esa lista de lo que los expertos llaman
distractores o ladrones del tiempo. Es entonces cuando aparece la
sensación de no llegar a todo. “La universidad es la primera etapa en la
que tú te marcas los tiempos y tu agenda”, explica Modesta Pousada,
profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación en la
Universitat Oberta de Catalunya
(UOC). “Los alumnos suelen ser conscientes de lo importante que es
aprender a gestionar su tiempo, pero no saben ponerlo en acción”.
Organizarse para llegar a todo y llegar bien exige una
reflexión concienzuda de cómo usas tu tiempo, una planificación hecha
con suficiente antelación y un compromiso con uno mismo para cumplir con
lo prometido. La buena noticia: como todo hábito se puede aprender,
pulir y mantener en el tiempo. La mala: no hay fórmulas mágicas ni
atajos. Pero sí es posible seguir este proceso en cinco pasos para
conseguirlo.
1. Empieza cuanto antes a planificarte
Si no sacas la agenda hasta que no termina el cuatrimestre,
probablemente tengas un problema. Aunque lo habitual es empezar a
organizar el estudio cuando los exámenes comienzan a asomarse en el
horizonte, lo recomendable es preocuparse por ello mucho antes. Y aquí,
nunca es demasiado pronto. Si te organizas ya desde el primer día del
cuatrimestre o del curso, mucho mejor. “Es entonces cuando tenemos la
posibilidad de intervenir y mejorar el uso que hacemos de nuestro
tiempo”, señala Pérez González.
Planificar desde el primer día es importante también por lo
que los psicólogos denominan la práctica distribuida. “Los estudios
sobre el funcionamiento de nuestra memoria demuestran que distribuir el
tiempo de estudio en sesiones más cortas de duración y más prolongadas a
lo largo del tiempo aumenta el rendimiento”, asegura Pousada. Es decir,
que si piensas dedicarle 10 horas a preparar un examen, es mucho más
efectivo emplear dos horas cada día durante una semana que concentrarlas
en dos sesiones de cinco horas el fin de semana anterior.
2. Analiza cómo usas tu tiempo (y en qué lo pierdes)
Para aprender a aprovechar el tiempo, primero hay que saber
en qué lo invertimos (o dónde lo perdemos). “La gestión del tiempo es
una toma de conciencia sobre la realidad que tengo entre manos”, resume
Noemí Merchán, coach y experta en talento que acaba de impartir un taller sobre este tema en la Universidad Carlos III de Madrid.
Allí, les pidió a los alumnos que calcularan cuántos minutos que podían
haber dedicado a estudiar terminaban desapareciendo por el desagüe de
las actividades poco importantes (contestar wasaps, mirar Netflix por
enésima vez en busca de una serie para ver…). ¿La respuesta? Hora y
media. Cada día.
Con los alumnos que llegan a su despacho, Francisco Pérez
González pone en práctica una táctica similar. Les pide que durante una o
dos semanas vayan anotando todas las cosas que hacen para que así
puedan analizar cómo distribuyen sus tiempos. “A partir de ese
seguimiento, uno puede ser consciente de todo lo que hace en un día, más
allá del estudio. Después, al gestionar y planificar, hay que
considerar todas esas actividades”.
Este análisis inicial sirve también para identificar todos
esos ladrones del tiempo y eliminarlos o reducir su impacto tanto como
sea posible. El más habitual es, por supuesto, la tecnología.
Y si bajamos al detalle, el móvil e Instagram. “También los planes de
última hora y la falta de agenda, el no tener una planificación concreta
e ir a la deriva”, explica Merchán. “Ese ‘después de comer, si eso, me
pongo’. Si tienes que estudiar y nunca lo haces, esa es una idea bomba
que te ametralla la cabeza”.
3. Márcate objetivos y aprende a diferenciar lo urgente de lo importante
Echar horas delante del libro o navegar entre trabajos
pendientes de entregar durante toda una tarde de poco sirve si antes no
te has marcado un objetivo. “Debemos dejar de poner la mirada en cuánto
tiempo estudio y centrarnos en cuáles son los resultados y el objetivo
de ese tiempo que vas a dedicarle a estudiar”, asegura Elena López
Cobeñas, profesora de Psicología de la Intervención Educativa en la Universidad Camilo José Cela (UCJC).
Antes de empezar con cada sesión de estudio o de trabajo,
pregúntate qué quieres conseguir cuando termines: ¿avanzar dos temas?,
¿buscar toda la documentación que necesitas? El objetivo debe ser
concreto y asumible, ya que si es demasiado ambicioso terminará
generando frustración. Y si la planificación se está haciendo a largo
plazo (un trabajo de fin de grado o preparar una asignatura desde el
principio del cuatrimestre), Modesta Pousada, de la UOC, recomienda
delimitar hitos sencillos en el camino e ir ampliándolos. “Un hito
pequeño puede ser que, durante el próximo mes, vas a dejar el móvil en
otra habitación cuando te pongas a estudiar”, ejemplifica. “Cuando lo
consigas, puedes establecer un objetivo más ambicioso: además, me voy a
planificar estudiar todos los días una hora. Si establezco objetivos
pequeños que puedo alcanzar, esto refuerza mi compromiso y mi percepción
de autoeficacia”.
Saber priorizar las tareas pendientes es otro punto
importante a la hora de marcarse objetivos. Aquí es fundamental aprender
a distinguir lo urgente de lo importante, dos conceptos que no siempre
van de la mano y que pueden provocar que se dedique demasiado tiempo a
tareas poco relevantes. Los universitarios suelen tener problemas
para navegar en esta distinción, sobre todo porque las asignaturas
suelen venir acompañadas, además del examen final, de trabajos y
prácticas que tienen que entregar a lo largo del cuatrimestre. “Sienten
que tienen que entregar muchos trabajos y que eso merma el tiempo de
estudio. No son capaces de hacer la transferencia de que el trabajo es
una vía para interiorizar los conocimientos”, explica López Cobeñas.
4. Planifica con papel y reloj
Todos esos objetivos y listas de tareas pendientes, bien
priorizadas, se tienen que plasmar en una planificación. Y no valen las
cábalas mentales de que el lunes estudio un rato y el martes termino esa
práctica pendiente. Hay que sacar papel y reloj para pintar el mes, la
semana y el día e ir ubicando en cada hueco las tareas, con un tiempo
asignado. “Si a una tarea no le pones fecha de caducidad, tu mente busca
postergarla”, explica López Cobeñas. Se trata de perder algo de tiempo
planificando para luego ganarlo. “En una hora de planificación ahorramos
entre tres y cuatro horas de gestión”, asegura María Jesús Martínez
Silvente, directora de alumnos de la Universidad de Málaga, que el pasado octubre organizó su primer curso de gestión del tiempo.
Hay dos niveles de planificación, según explica Francisco
Pérez González, de la UV. Y los dos actúan en paralelo. Por un lado, la
organización a largo plazo. “Es una ventana abierta a lo largo de un
periodo extenso, como un curso o un cuatrimestre, en el que hay que
colocar todas aquellas actividades que ya desde el inicio del curso se
conocen: inicio y fin del cuatrimestre, fechas de exámenes…”, cuenta el
profesor. Por otro lado, la planificación semanal y diaria. Se realiza a
partir del análisis inicial y distinguiendo dos tipos de obligaciones:
las fijas (clases, deportes, citas o compromisos…) y las flexibles, que
pueden aumentar o disminuir en función del tiempo disponible (el tiempo
dedicado a estudiar, a quedar con los amigos, a hacer las tareas de
casa…). “Esta planificación se va revisando para generar poco a poco el
hábito. No es más que una automatización de un procedimiento”, explica
el experto.
5. No te olvides del descanso
Tan importante como reservar tiempo para el estudio es planificar los momentos de descanso.
Durante las sesiones de trabajo y fuera de ellas, para equilibrar el
estudio con otras actividades: deporte, ocio… Los expertos recomiendan
huir de las jornadas maratonianas y de los atracones. “Estudiar
requiere estar concentrado y atento. No somos capaces de estar así de
una manera sostenida e infinita en el tiempo”, explica Modesta Pousada,
de la UOC, que recomienda planificar sesiones de 45 minutos con
descansos de 15 minutos entre medias. “Los descansos también ayudan a
ser flexible porque los planes siempre hay que cambiarlos sobre la
marcha, pero incorporar un imprevisto sobre algo que ya está pautado es
más fácil”, añade.
Elena López Cobeñas, de la UCJC, recomienda incluso
reservar una semana entera en Navidad para el descanso, a pesar de que
este suele ser el momento de apretar el acelerador antes de los
exámenes. “Si programas tu mente sabiendo que vas a tener unos días de
descanso, cuando vuelves al estudio lo haces desde otra perspectiva”,
explica. “Lo fundamental, de todos modos, es inculcar en los estudiantes
que no pueden decir: ‘No me da tiempo’. Esa no puede ser una respuesta
porque ahí cabe de todo”.
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2019/05/1545319228_617553_1545320392_noticia_normal_recorte1.jpg11971960admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2019-05-23 09:43:282019-05-23 09:44:11La gestión eficaz del horario de estudio es una asignatura pendiente para muchos universitarios. Además del impacto que tiene en las notas, ayuda a prevenir el estrés y la ansiedad
“¿Cuánto dura esto?” Esta es la pregunta que, con más frecuencia, me
plantean los padres y madres de adolescentes en mis talleres y es que la
mayoría de ellos desconocen tres cuestiones que, a mi entender, son
importantes. La primera de ellas es que la adolescencia es una etapa, y
como tal, no dura toda la vida, aunque a algunos, se les haga
interminable. La segunda es que no saben cuándo comienza, tan solo
advierten algunos cambios de conducta en sus hijos e hijas pero, a
menudo, lo interpretan como algo que está fallando “¡con lo bien que iba
todo…!”, y por último, todos padecen una especie de amnesia y no
recuerdan que ellos también pasaron por esa etapa de la vida.
Con respecto al comienzo de la adolescencia, aunque esta sociedad se
empeñe en adelantarla cada vez más, podemos decir que comienza entre los
11 y los 13 años, con una variación dependiendo del sexo, ya que los
estudios confirman que las niñas comienzan y acaban el proceso de
maduración un poco antes que los niños, pero cuidado, no podemos pensar
que una niña de ocho o nueve años es una preadolescente o una
adolescente es tan solo una niña, a pesar de la hipersexualización a la
que se ven cada vez más sometidas.
¿Cuándo finaliza?
Entre los 19 y 21 años, aunque algunos psicólogos afirman que a los
25. Por lo tanto, dura una media de ocho años, existiendo una diferencia
por sexo. Se trata por tanto, de una etapa un poco larga, sobre todo si
carecemos de herramientas para una comunicación efectiva y una
convivencia sana. ¿Recuerdas cuándo eras adolescente? ¿eres capaz de
reflexionar sobre alguna cosa que hiciste durante esa etapa y que nunca
le contaste a tus padres? Recordar tus años de adolescente te ayudará a
calmar un poco las preocupaciones y a recobrar la confianza en tu hijo.
¿Qué ocurre en el cerebro durante este proceso?
La maduración cerebral: aunque el cerebro se desarrolla de manera
gradual durante la infancia es, al final de esta cuando alcanza su
tamaño máximo. Por lo tanto, se llega a la adolescencia con el cerebro
prácticamente desarrollado pero falta la última fase, la maduración. Es
la base del cerebro adulto. Este es un periodo donde se produce una
extraordinaria reorganización cerebral, comparable a los tres primeros
años de vida, por tanto, los cambios más importantes no están
relacionados con el desarrollo cerebral, si no con un proceso de
reorganización de las diferentes regiones cerebrales que mejora la
comunicación entre las mismas. Es la base del cerebro adulto, donde
empieza a formarse la identidad.
Se trata de un proceso biológico que está fuera de su control y que la doctora en Educación y terapeuta Jane Nelsen,
identifica con el proceso de individualización. Este se caracteriza por
una serie de cambios en la conducta de nuestros hijos que, todos los
padres y madres de adolescentes, somos capaces de identificar…
Los adolescentes tienen la necesidad de descubrir quiénes son.
Atraviesan por enormes cambios físicos y
emocionales (Un día no paran de hablar y al día siguiente se limitan a
contestar con monosílabos).
Exploran y ejercitan su poder
personal y su autonomía. Necesitan sentir su poder e importancia en el
mundo. Dirigir, sin ser dirigidos.
La relación con los amigos
tiene prioridad sobre las relaciones familiares. Necesitan construir
relaciones con personas de su misma edad. Por tanto, empezarán a querer
desmarcarse de los planes familiares.
Tienen una gran necesidad de privacidad. Sobre todo dentro de su entorno familiar.
Se
trata de una etapa en la que subestiman a los padres, que pueden llegar
a convertirse en “una vergüenza” para ellos (“No me dejes en la
puerta”, “No me des la mano”, “No me beses”).
Se ven a sí mismos como omnipotentes y sabiondos.
El proceso de indvidualización a menudo parece rebeldía a los ojos de
los padres. Esta es la causa principal por la que muchos padres
reaccionan en lugar de actuar de forma reflexiva y auto modelando.
En mi opinión, este es un momento decisivo en la crianza de nuestros
hijos ya que va a afianzar el patrón educativo que hayamos empleado con
ellos hasta ahora. Si, hemos sido muy autoritarios, puede que se
distancien, se vuelvan dependientes emocionalmente o bien se vean
incapaces de madurar, ya que carecerán de habilidades para hacer sus
propias decisiones. Si por el contrario, fuimos permisivos, se verán muy
perdidos, sin límites e inseguros. Por tanto, esta etapa quizá nos
remueva la conciencia y seamos conscientes de la necesidad de cambiar
nuestro estilo educativo, lo que no implica cambiar de valores.
Las terapeutas, Jane Nelsen y Lynn Lott, afirman que los padres avivamos las llamas de la rebeldía de los adolescentes cuando:
No comprendemos, respetamos o apoyamos el proceso de individualización.
Tomamos este proceso, como algo personal (“Con todo lo que he hecho por ti…”)
Nos sentimos culpables. (En Disciplina Positiva siempre decimos que no es cuestión de culpabilidad sino de responsabilidad).
Nos
asustamos de los errores de nuestros hijos. (Cuando es inevitable que
los cometan. Y no solo ellos, nosotros, como padres, también).
Tratamos de impedir la individualización a través de la culpa, el castigo, la humillación, la sobreprotección o la negligencia.
Pensamos que la forma en la que se comportan nuestros hijos será para siempre.
No respetamos el hecho de que nuestro hijo sea diferente y pueda elegir un estilo de vida con el que no estemos de acuerdo.
Se trata por tanto, según las terapeutas, de dejar de ser el piloto y
convertirse en el copiloto. No importa si te dicen constantemente que
les dejen en paz, necesitan tu apoyo y sentir que estás a su lado.
*Yolanda Alfonso Arias. Socióloga y Educadora de Disciplina Positiva de Familias y de Aula
No es la primera vez que un conductor que ha consumido drogas durante
el fin de semana da positivo el lunes cuando pilla el vehículo para ir
al curro. De hecho ha habido casos bastante graves en los que estas
personas eran conductores de transporte escolar y sin saberlo estaban conduciendo bajo los efectos de la cocaína.
Y
es que nuestro organismo no es una máquina que elimina los restos de la
droga por completo de un día para otro de forma automática. Nuestro
cuerpo necesita un desarrollo para eliminar todas esas toxinas. Ya no
hablamos de cuánto tiempo tardaría en dar negativo un test de saliva o
de orina, sino del proceso por el que debería pasar el cuerpo de una
persona para estar totalmente limpia. Incluso habría maneras de
averiguar si una persona ha consumido o no, aunque fuera una sola dosis.
Después de la vida media de la droga, el cuerpo sigue notando los efectos
Claudio Vidal, coordinador en Energy Control
en Andalucía, de Asociación Bienestar y desarrollo, explica que
intervienen muchos factores para poder estimar un tiempo exacto de
eliminación de la sustancia. Nos explica que en la sangre se suele
eliminar bastante rápido y que aproximadamente sería a la hora de
haberse tomado una dosis única. “La concentración en sangre tiende a
haber bajado casi a la mitad, lo que se conoce como la vida media. Sin
embargo, el hecho de que se perciba que los efectos han bajado no
significa que nuestro cuerpo no lo note”, dice.
“Cuando una
persona ha consumido cocaína, el cuerpo se prepara para descomponerla en
una serie de productos que van a la orina a través del riñón”, nos
explica. “Durante este proceso se generan unos metabolitos, y de hecho
los test de detección de drogas no buscan la droga en sí, sino que
también la benzoilecgonina, que es uno de estos principales
metabolitos”.
El tiempo de metabolización dependerá de la dosis, el IMC, la cantidad de grasa o lo que hayamos comido
Esta metabolización de la droga dependerá de varios factores. Olga Valverde,
investigadora que estudia la neurobiología del comportamiento y que
lleva a cabo varios estudios de cómo afectan las drogas a nuestro
cerebro, asegura que aunque el efecto en sí de la droga ya no se
produzca, la reacción que tiene en nuestro organismo puede permanecer
incluso durante meses.
El tiempo de metabolización de la droga
dependerá entre otras cosas de la dosis, del IMC (índice de masa
corporal) de la persona, la cantidad de grasa o lo que hayamos comido.
Si por ejemplo hemos comido poco o hace rato, afectaría mucho más a
nuestro cuerpo.
Además,
según nos cuenta Olga, variaría de una persona u otra en función de sus
parámetros corporales. “Por ejemplo, personas con depósitos grasos
importantes podrían tardar más en metabolizar esa droga”, comenta.
“El
hecho de estar limpio de la droga no significa que puedas estar en
plenas facultades, puede que no haya cocaína en sangre pero puede que
los efectos de esta droga permanezcan”, nos dice.
A mayor cantidad de droga más tardará en metabolizarse
Los
estudios que hay sobre permanencia de drogas suelen hacerse después de
que el sujeto a analizar se haya tomado una sola dosis, pero raramente
en la vida real encontraremos a alguien que tome una sola pastilla sin
mezclar con otras sustancias, como por ejemplo el alcohol. La forma de
consumir esa sustancia también influirá en la manera en que nuestro
cuerpo la asimila y luego la descomponga.
A pesar de eso, y
según nos cuenta Olga Valverde, con el consumo de la cocaína no sucede
lo mismo que con el consumo de analgésicos, en el que nuestro cuerpo se
va adaptando a la dosis y cada vez hay que ir incrementándola para notar
sus efectos.
“Si una persona está consumiendo crónicamente
puede estar incluso meses para volver a su situación inicial, si es un
consumo esporádico quizás con dos o tres días ya podría volver a esa
situación inicial. Aun así se podría detectar que ha consumido de forma
relativamente sencilla”, explica.
Cualquier tipo de consumo deja un rastro permanente
No
hace falta una biopsia en el riñón para poder analizar si alguien ha
consumido o no algún tipo de sustancia estupefaciente. Bastaría con un
simple pelo para poder llevar a cabo un análisis folicular y saber si
esta persona ha consumido o no.
“Sería
relativamente sencillo detectar cuándo una persona ha consumido drogas,
aunque fuera una dosis baja. Existen análisis muy detallados que
permitirían conocer al detalle cuándo y qué ha tomado esta persona”,
asegura Olga.
Cualquier tipo de consumo deja un rastro permanente en nuestro cuerpo, aunque hay estudios que aseguran que se puede eliminar la cocaína en unos 4 o 7 días.
Por un lado a los órganos que intervienen (en el caso de la cocaína
serían el riñón y el hígado), pero también dejaría una muestra clara en
nuestro sudor, las uñas o el pelo.
“En el caso de nuestro pelo se
podría saber si una persona ha consumido incluso hace meses o años ya
que la información queda allí, explica Olga Valverde. Cuanto más hacia
las puntas, más tiempo hace del consumo y si se detecta la sustancia más
hacia la raíz sería más reciente”.
Aunque una persona se llegara a rapar el pelo dicha información podría ser igualmente sustraída en otro tipo de vello corporal. No haría falta que fuera un cabello. Eso sí, debería alguien ir a propósito a buscarlo y analizarlo buscando específicamente estos parámetros, algo que sería bastante improbable. Incluso existen trabajos en los que específicamente se pide este tipo de análisis para detectar el consumo de drogas. Pero esto ya es otro tema.
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2019/04/132755613-624x366.jpg366624admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2019-04-29 10:16:552019-04-29 10:16:57Cuánto dura la cocaína en el cuerpo y qué te hace mientras sale
En la actualidad, ya existen
pronunciamientos judiciales que prohíben la difusión comercial de
imágenes de menores, con el objetivo de proteger su honor e intimidad en
las redes sociales.
El Tribunal de Distrito de La Haya ordenaba a
finales del pasado año la retirada de contenidos en redes sociales de
los hijos de una influencer prohibiendo publicaciones futuras y
condenando a la mujer al pago de una multa, después de que su pareja,
padre de los menores de 2 y 4 años, interpusiera una demanda para evitar
posibles perjuicios de los niños. Este requerimiento llegó tras el
divorcio de la pareja.
En mayo de 2018, la Audiencia Provincial
de Barcelona se pronunció sobre un caso similar. El fallo apuntaba que
la publicación en una red social de una fotografía de un hijo menor
siempre requerirá del consentimiento de ambos progenitores. Siguiendo la
citada sentencia, cuando los menores no tienen madurez suficiente, si
existe desacuerdo en los progenitores, deberá acudirse a la vía
judicial, resolviendo finalmente el juez.
Según Escarlata
Gutiérrez, fiscal del Ministerio Público Provincial de Ciudad Real y
adjunta a la sección especializada contra la criminalidad informática,
el «consentimiento de ambos padres no sería preciso en aquellos casos en
que se realice una publicación de la fotografía conforme al uso social,
como por ejemplo poner una fotografía de perfil de WhatsApp». Sin
embargo, en su opinión, «el caso de las instamamis genera mayores problemas».
Las redes sociales son medios de comunicación
Basta
con realizar una búsqueda sencilla en Instagram para encontrar a
menores mostrando cientos de juguetes e invitando indirectamente a su
consumo. Lo mismo ocurre con otras personalidades de la vida social a la
hora de mostrar escenas cotidianas con sus pequeños. La ropa,
accesorios o juguetes que aparecen en esas imágenes son productos de
consumo fácilmente identificables.
Si estas instamamis o instapapis están
haciendo un negocio a través de la publicación de imágenes de sus
hijos, es la Ley Orgánica de Protección del Menor la que vela por el
honor, la intimidad y la propia imagen de éstos, reforzada por la Ley de
Protección Civil del derecho al honor, a la intimidad personal y
familiar y a la propia imagen de 1982, que establece que «el
representante legal deberá informar al Ministerio Fiscal de su
consentimiento para publicar imágenes del menor».
Gutiérrez
asegura que «estas redes pueden considerarse medios de comunicación. Lo
esencial para publicar fotos de menores en redes sociales privadas es
contar con el consentimiento de ambos progenitores y si uno no lo da o
lo retira será necesario acudir a la vía judicial. En caso de que ambos
progenitores, de mutuo acuerdo, dispongan de cuentas en redes sociales
para subir de manera constante e indiscriminada imágenes de sus hijos,
deberán comunicarlo al Ministerio Público, quien valorando el superior
interés, podrá oponerse a tales publicaciones resolviendo finalmente el
juez».
La Fiscalía, durante la minoría de edad y en el momento en
que un vídeo o imagen atente contra los derechos de los menores, deberá
intervenir para retirar la cuenta o para realizar las acciones por la
vía civil, solicitando la indemnización a los padres en beneficio de los
menores afectados. «Igualmente, tiene legitimación conforme al artículo
201.1 del Código Penal para interponer denuncia si los hechos fuesen
constitutivos de un delito contra la intimidad», concluye la fiscal.
¿Puedo demandar a mis padres?
En todos los casos referidos se trataba de menores de edad. Sin embargo, la mayoría de edad de los pequeños influencers puede
acarrear novedades legales. Haciendo un paralelismo con los talentos
más pequeños del mundo del espectáculo, no sería de extrañar que
existieran futuras demandas una vez llegada la edad adulta. Puede
ocurrir que los jóvenes influencers ya no estén dispuestos ni a
probar juguetes ni a que sus padres difundan sus imágenes en fiestas
privadas, almuerzos o momentos de baño.
Para Antonio Serrano,
consejero delegado de Spartanhack, se trata de un tema complejo que
habría que valorar caso a caso. Además de acudir a la figura de la
responsabilidad civil en caso de que las imágenes hayan generado algún
tipo de daño, para el experto legal, el mejor mecanismo puede ser el de
«recurrir al derecho al olvido en servicios de redes sociales y
equivalentes, que está recogido en el artículo 94.3 de la Ley Orgánica
de Protección de Datos». En virtud de esta norma, en caso de que «el
derecho al olvido se ejercitase por un afectado respecto de datos que
hubiesen sido facilitados al servicio por terceros, durante su minoría
de edad, el prestador deberá proceder sin dilación a su supresión por su
simple solicitud sin necesidad de tener que justificar nada adicional»,
detalla Serrano.
Gutiérrez confirma que el menor puede demandar a
sus padres llegada la mayoría de edad, solicitando una indemnización
por daños morales y que se retiren las imágenes tanto en redes sociales
públicas como privadas. La difusión de esas imágenes será clave para
fijar la responsabilidad civil. «La denuncia sería por la comisión de un
delito contra la intimidad, en concreto el previsto en el artículo
197.7 del Código Penal», dice la fiscal.
Actitud preventiva
Antes
de que los hijos demanden a sus representantes legales, una alternativa
preventiva está en la educación digital de los progenitores. Se trata
de asegurar la protección ante la inseguridad proyectada por el mal uso
de las redes sociales.
Los cursos e iniciativas para educar a los
usuarios desde la Administración de Justicia y las entidades privadas
dando las claves del buen uso en redes sociales serían una alternativa a
la hora de facilitar que los progenitores puedan entender cómo sus
hijos comprenden y usan estas redes sociales para evitar situaciones
similares al ciberacoso.
Consejos para ser abogado ‘influencer’
Jorge Campanillas – Socio de Iurismática abogados y responsable de eventosjuridicos.com
Sobre
las redes sociales y los abogados, Jorge Campanillas considera que no
todos los abogados debieran utilizar las redes sociales, puesto que
puede ser contraproducente para el despacho, al no disponer de
habilidades para la comunicación o utilizar formatos para los que no
están acostumbrados. En su opinión, «habría que potenciar las
habilidades y los profesionales que pueden ayudar en la captación de
clientes potenciales y capacitar al resto».
Un abogado influencer deberá:
1) Conocer el funcionamiento de las redes sociales. Saber cómo funcionan los algoritmos de éstas puede allanar el camino.
2)
Interactuar con los demás usuarios. Las redes son sociales y premian a
los usuarios que interactúan con otros profesionales a fin de generar
una red de conocimiento.
3) Darse un tiempo. El éxito en las redes sociales no se consigue de forma rápida.
4) Elegir la red que mejor se adecue al abogado.
5) Saber comunicar y llegar a los usuarios.
6) Observar qué hacen otros influencers de otros sectores para ver que se puede llevar a un sector como el de la abogacía.
Antonio Serrano – Consejero delegado de Spartanhack
Sobre los abogados influencers,
Antonio Serrano opina que en virtud al combinado redes sociales y
abogados, estas deberían utilizarse no solo para captar clientes sino
para aportar contenidos interesantes. Para el consejero delegado de
Spartanhack «aportando valor, acreditas profesionalidad. No se puede
limitar la innovación a las redes sociales. Innovar pasa por transformar
y ello supone utilizar la tecnología como medio para poner al cliente
en el centro».
Un abogado influencer deberá:
1)
Cumplir la normativa publicitaria en general, y el artículo 25 del
Estatuto General de la Abogacía, en particular, respetando la dignidad
de las personas y haciendo publicidad digna, leal y veraz.
2) Tener presente la huella digital que se deja con estas publicaciones.
3) Realizar publicaciones sobre temas jurídicos, económicos, de márketing digital o temas tecnológicos.
4) Complementar las redes sociales con un blog para publicar contenido de valor sobre las temáticas anteriores.
5) Conseguir un posicionamiento razonable en redes, dejando una buena huella digital.
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2019/04/15555124313874.jpg374661admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2019-04-22 09:00:042019-04-22 09:00:05Un hijo puede denunciar a sus padres por subir fotos a Instagram
El consumo excesivo de alcohol está en el origen de más
de doscientas enfermedades y por primera vez un equipo de
investigadores, entre ellos de la Universidad Miguel Hernández de
Alicante, ha comprobado que los daños inducidos por ese consumo no se detienen al dejar de beber.
Los investigadores han constatado que se produce una alteración
generalizada en la sustancia blanca del cerebro (las “autopistas” que
conectan las diferentes partes del cerebro) que afecta sobre todo a las
estructuras relacionadas con la comunicación entre los dos hemisferios, a
la toma de decisiones y a la memoria.
El estudio, cuyas conclusiones publica hoy la revista “Jama
Psychiatry”, lo han llevado a cabo investigadores del Instituto de
Neurociencias de Alicante (un centro mixto de la Universidad Miguel
Hernández y el CSIC) y el Instituto Central de Salud Mental de la
Universidad de Heidelberg (Alemania).
El consumo excesivo de alcohol provoca más de tres millones de muertes cada año en el mundo
Además de estar en el origen de más de doscientas
enfermedades, el consumo excesivo de alcohol provoca más de tres
millones de muertes cada año en el mundo, por lo que la detección
temprana de sus efectos negativos es un objetivo prioritario de los
neurocientíficos.
En el estudio han participado 91 pacientes con una edad media de 46
años, hospitalizados en Alemania a causa de un transtorno por consumo de
alcohol, y se ha completado con un modelo de ratas que ha demostrado
una preferencia natural por el alcohol, ha explicado a Efe la
neurocientífica italiana Silvia de Santis, del Instituto de
Neurociencias de Alicante.
Silvia de Santis ha precisado que todos los pacientes que han participado voluntariamente en la investigación padecen enfermedades psiquiátricas asociadas al consumo excesivo de alcohol, y ha incidido en que los daños comprobados afectan a la “materia blanca” que conecta las diferentes partes del cerebro.
Los déficits cerebrales permanentes a causa del consumo excesivo de alcohol pueden ocurrir mucho antes de lo que se creía
Los resultados ahora conocidos rebaten la creencia de que las
alteraciones en el cerebro comienzan a normalizarse inmediatamente
después de dejar el consumo de alcohol, y ponen de relieve además que
los déficits cerebrales permanentes a causa del consumo excesivo de
alcohol pueden ocurrir mucho antes de lo que se creía.
Los resultados, que se han obtenido mediante resonancia magnética
durante las primeras semanas de abstinencia, se han obtenido con
garantías de que los pacientes no estaban bebiendo nada de alcohol ya
que todos estaban ingresados en un hospital siguiendo un programa de
desintoxicación.
El investigador Santiago Canals, que lidera el grupo de Plasticidad
de las Redes Neuronales en el Instituto de Neurociencias de Alicante,
destacado que aunque la toxicidad del alcohol cesa al dejar de beber, los cambios en el cerebro siguen progresando porque se pone en marcha un proceso inflamatorio que avanza incluso en ausencia de alcohol.
Canals, que ha calificado de “sorprendentes” los resultados, ha destacado que estas evidencias estarían también relacionadas con la facilidad de recaída que se produce cuando los pacientes han dejado de beber, durante el periodo de abstinencia.
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2019/04/img_jalbarran_20181106-134837_imagenes_lv_terceros_borracha-kB9D-U4614472402027MF-992x558@LaVanguardia-Web.jpg558991admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2019-04-05 08:35:532019-04-05 08:35:55El daño cerebral causado por el alcohol continúa incluso al dejar de beber
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A los 26 años, el matemático Lucas Gortázar (Bilbao, 1986) se incorporó a la plantilla del Banco Mundial, en Washington, para investigar sobre la financiación y evaluación de los diferentes sistemas educativos. Venía de estudiar un máster en la prestigiosa escuela financiera del Banco de España. Con 30, regresó a España y desde entonces se ha involucrado en diferentes proyectos para modernizar la educación del país. Cree que lejos del debate político sobre la religión en el aula, la prioridad debe ser adelgazar los programas académicos o regular la figura de los directores de centro para que asuman más responsabilidades.
En 2017, participó en la subcomisión por el pacto educativo en el Congreso de los Diputados para ofrecer soluciones técnicas y ahora está impulsando una red de expertos (REDE) para elaborar propuestas “consensuadas” y elevarlas a los gobernantes. Religiosos y ateos, defensores y detractores de la concertada, un total de 10 colectivos educativos se han sumado al proyecto, que cuenta con el respaldo de la Fundación Cotec y el Proyecto Atlántida -una organización creada en los noventa que promueve la innovación educativa-.
Pregunta. En los últimos años hay menos diversidad social en la escuela en lo que respecta al nivel socioeconómico. ¿Dónde está la raíz?
Respuesta. En 2015, España salía en las posiciones más bajas en inclusión social de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Eso quiere decir que la composición social en los centros está más fragmentada por el origen socioeconómico. La probabilidad de que te encuentres con alguien de tu misma condición social en el colegio es mayor que en otros países. Las escuelas no reflejan la diversidad social de la población.
P. ¿Sucede especialmente en la pública?
R. Una de las hipótesis es el papel que juega la enseñanza concertada en esa segregación social. Estos colegios siguen sin ser del todo un servicio público por las cuotas que pagan los padres, las trampas en los sistemas de acceso o los baremos, aunque no todos quieren hacer negocio. El pago al centro de los polémicos 100 euros al mes, es un problema que revela la falta de equidad del sistema. La primera consecuencia es que imposibilita la movilidad social: tu compañero no te hace aspirar a más porque es igual que tú. Las metas de unos se contagian a otros, el esfuerzo, o la aspiración de llegar a etapas educativas posobligatorias. Si no vives en un entorno donde existen esas expectativas, la escuela no te va a llevar a un sitio mejor, sino al que digan tus padres.
No hay consenso sobre cuál es el papel de la concertada y qué límites se le deben poner
P. ¿Qué solución hay desde el punto de vista técnico?
R. La segregación se da en las ciudades grandes como consecuencia del fenómeno urbanístico. Eso no es culpa del consejero de Educación ni del ministro, sino de políticas públicas de vivienda o de prestaciones sociales. Hay otro problema grave: la falta de consenso sobre cuál es el papel de la concertada y los límites que se le deben poner. Por ejemplo, para acceder a un colegio las familias suman puntos según los requisitos que cumplen. Los centros no pueden otorgar arbitrariamente ni uno solo de esos puntos, como está ocurriendo, porque eso rompe la igualdad de oportunidades. Y el anteproyecto de reforma de la Lomce (actual ley educativa aprobada por el PP en 2013) que ha presentado el Gobierno no regula ese extremo. Hay que resolver el problema de financiación de la concertada [subvencionada con fondos del Estado], destinar más dinero para que sea un servicio público. Mi estimación es una inyección 2.000 millones de euros.
P. Usted también ha tratado en sus estudios la alta tasa de repetidores en España. ¿Cuál es la solución?
R. El 30% de los alumnos repiten durante la ESO, un porcentaje muy superior al del resto de Europa (11%) y de la OCDE (11%). La repetición no mejora el rendimiento del alumno, solo pierde un año y aumenta su probabilidad de abandonar. Además, estamos gastando un año más de escolarización, unos 6.000 euros, en una medida que genera problemas. España es campeona del mundo en inequidad en cuanto a repetición: los estudiantes que viven ligeramente por debajo del umbral de la pobreza, tienen una probabilidad de más de un 50% de repetir que los más aventajados. La repetición está en la mentalidad de los centros educativos, sobre todo en secundaria. Si no, ¿cómo se explica que la tasa de repetición en primaria sea del 3% y en secundaria del 10%? ¿Los niños se vuelven menos listos de un año para otro?
Las familias tienen la visión de que repetir es bueno: no te has esforzado, te lo mereces
P. ¿El problema es de los profesores?
R. Hay un número importante de docentes que deciden de antemano que un 70% de los estudiantes aprobará y un 30%, no. Es un fenómeno cultural, creen que suspender mucho les da prestigio. Las familias tienen la visión de que repetir es bueno: no te has esforzado, te lo mereces.
P. En una de sus investigaciones salió que la Lomce ha incrementado la tasa de suspensos en primaria.
R. Ha subido de un 2% a un 3%. La Lomce estableció que se pudiera repetir en cada curso, antes era cada dos años, por ciclo. Si le das la opción al profesorado de hacer repetir al alumnado, la va a utilizar. Según diferentes investigaciones, los estudiantes no repiten porque no entiendan los contenidos, sino por problemas de comportamiento. El que llega tarde y tiene ausencias es el que acaba repitiendo.
P. ¿Cómo habría que modificar el programa académico?
R. España tiene un currículum demasiado extenso, muchas horas de todo que resultan agotadoras tanto para alumnos como para profesores. Hay que trabajar lo importante: la comprensión lectora y el razonamiento matemático. Hay un exceso de regulación, mucha burocracia, y hay asuntos relevantes que no se están tratando. Podríamos aspirar a lo que ha hecho Portugal en los últimos diez años: un cambio en la gestión de los centros que da mayor responsabilidad a la figura del director. En la reforma que ha presentado el Ministerio, se regula el proceso para la elección de los directores, pero esa parte no es tan importante como las funciones que se les atribuyen. Tenemos que reforzar la carrera profesional docente, profesionalizarla. Ahora cualquiera puede ser director y nadie quiere serlo.
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/11/1542889223_705354_1542960200_noticia_fotograma.jpg552980admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2019-02-26 07:40:592019-02-26 12:19:46Hay profesores que suspenden a sus alumnos porque creen que les da prestigio
Durante años, Pablo se hizo la misma pregunta: ¿cómo puede una
persona estar tan enganchada a la tragaperras? Se refería a un hombre
que veía todas las mañanas en la cafetería donde iba a desayunar.
Siempre estaba jugando. Tiempo después se lo volvió a encontrar, esta
vez en una terapia de rehabilitación para ludópatas. Ambos eran adictos
al juego, con la diferencia de que los 340.000 euros de deuda de Pablo
no venían de gastar dinero físico, sino de apostar online, un
mercado que atrapa a cada vez más jóvenes y que crece a doble dígito en
España, impulsado por unos anuncios que han invadido todos los soportes a la espera de que se apruebe un decreto definitivo que regule su emisión, pendiente desde 2011.
“Pensaba
que no era como él”, confiesa Pablo, de 33 años y empleado de banca.
Pide usar un nombre ficticio antes de empezar a contar lo poco que tardó
en engancharse. Gran aficionado al fútbol, empezó a jugar online con 20 años. “Apostar por internet es muy accesible y extremadamente adictivo”, asegura, en un país donde el 93% de la población ya tiene móvil a los 14 años,
según el Instituto Nacional de Estadística. Ahora ve los partidos con
cuentagotas y solo cuando ya han arrancado, para evitar tragarse la
publicidad de apuestas, que le genera profundo rechazo.
En 2017, se emitieron más de 2,7 millones de anuncios de juego online
en todos los soportes, según la consultora InfoAdex, frente a los
128.000 de 2013. Aunque todavía represente un segmento pequeño sobre el
conjunto de la industria, el sector digital crece tanto en ingresos como en inversión en marketing, destinada sobre todo a anuncios y bonos, otra estrategia que hace mella en públicos de todas las edades.
“Quienes más sufren este bombardeo publicitario son los jóvenes y los
que padecen alguna patología del juego”, comenta Susana Jiménez,
psicóloga clínica y coordinadora de la Unidad de Juego Patológico del
Hospital de Bellvitge, que cada año atiende entre 350 y 400 nuevos casos de relacionados con la adicción al juego.
“Son los más sensibles a iniciarse o recaer con la publicidad”. Según
el informe de percepción del juego de la Universidad Carlos III,
alrededor de 230.000 personas menores de 35 presentan un “alto riesgo”
de adicción en España, y los jóvenes se inician cada vez antes a esta
actividad.
La prevalencia de jugadores problemáticos en España es sin embargo
tan solo del 0,3%, según los estudios clínicos disponibles. Bayta Díaz
es psicóloga en la Asociación para la Prevención y Ayuda al Ludópata
(APAL) donde Pablo lleva tres años en terapia. Explica que no existe
relación directa entre publicidad y ludopatía, reconocida oficialmente
como una adicción del comportamiento sin sustancia, pero señala que los
anuncios están dirigidos a aumentar el consumo, y con ello el riesgo.
«Es como si vendieran cerveza en un colegio”, ejemplifica. “En el Plan
Nacional contra las drogas se habla de consumo como variable de riesgo
para desarrollar una patología; igual deberíamos de tenerlo en cuenta
con el juego también”.
Un negocio que crece año tras año
El canal virtual se ha convertido en la joya de la corona de un
mercado que en su conjunto, sumando el juego físico, mueve menos dinero
que hace diez años. En 2017, el segmento online ingresó 560
millones de euros —descontados premios y reapuestas—, cinco veces más
que en 2013. Las apuestas deportivas son las grandes protagonistas de
esta evolución, según datos de la Dirección General de Ordenación del
Juego (DGOJ) y el Consejo Empresarial del Juego (Cejuego), que aclara
que, pese a su auge imparable, el negocio digital todavía supone una pequeña parte de la facturación total de la industria.
La ley de 2011 que regula el juego online establecía que se
adoptara una norma específica para los anuncios, que todavía no ha visto
la luz. De momento, la referencia han sido la Ley General de
Comunicación Audiovisual y un código de conducta cuya adhesión es
voluntaria y cuya aplicación está supervisada por Autocontrol, organismo
independiente integrado por firmas del sector, medios y agencias de
comunicación, anunciantes y otras empresas. A finales de 2017, el Ministerio de Hacienda redactó un segundo proyecto de decreto ley —el primero fue en 2015, pero no llegó a aprobarse— que todavía está en tramitación.
Entre otras limitaciones, el borrador prohíbe que se traslade la idea
de que el juego se relacione con el éxito personal y profesional, y
obliga a incluir la coletilla Juega con responsabilidad en los
mensajes, frase que también tendrán que pronunciar los rostros conocidos
que protagonicen los anuncios. Asimismo, veda la emisión en horario
infantil, tal y como establece la ley audiovisual, prohibición que sin
embargo no se está respetando según los datos facilitadas por Infoadex.
El texto tampoco tiene la capacidad de regular los anuncios en Internet
más allá de los filtros presentes en las redes sociales, confirman
fuentes del Ministerio de Hacienda, quienes no concretan una fecha para
la aprobación de la norma.
“Esperamos que el decreto no ponga patas arriba el sector”, comenta
Miguel Ferrer, portavoz de la Asociación Española del Juego Digital,
Jdigital. Ferrer confía en que la regulación final no sea excesivamente
restrictiva y que las condiciones sean iguales para todos, también para
las Loterías del Estado. “La publicidad y el marketing son la única vía de captación que tenemos porque no contamos con tiendas físicas”, mantiene.
Iconos de los jóvenes
Hibai López, investigador en la Universidad de Deusto, explica que la
exposición prolongada al bombardeo publicitario y la elección de
deportistas de elite o personajes famosos como protagonistas de los
reclamos, a menudo íconos para el público más joven, contribuye a
normalizar esta actividad. “Es preocupante. La gente que está en
tratamiento dice que es difícil pensar que haya consecuencias negativas
si lo promociona una persona a la que respetas”.
Alberto (nombre ficticio) tiene 29 años y hasta hace unos meses nadie
de su entorno sabía de su problema con las apuestas. Empezó con 19 años
y acumuló 60.000 euros de deuda. “Los anuncios refuerzan la idea de que
jugar es normal”, cuenta en la sede de Apal después de salir de
terapia. “Soy un apasionado del fútbol desde pequeño y cuando empezaron las apuestas deportivas pensé que había llegado una oportunidad. Ahora me afecta cuando veo anuncios en la tele”.
Solo en los tres primeros meses de 2018, previos al Mundial de
fútbol, las empresas gastaron casi el 40% de los 112 millones que
destinaron a anuncios en todo 2017, según el anuario del juego de la
Fundación Codere, frente a los 70 millones de 2013 contabilizados por la
Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ). Esta inversión, en
conjunto, supera a la que realizan gigantes como El Corte Inglés, según
InfoAdex. “Hicimos un esfuerzo adicional”, asegura Ferrer.
A finales de 2017, el Consejo Audiovisual de Andalucía pidió que se prohibiera cualquier tipo de publicidad de juego online
por radio y televisión en horario de protección de menores, tras
constatar que varios anuncios se emitieron en esta franja y que en otros
casos no se pudo distinguir entre los reclamos y la narración de los
locutores durante las retransmisiones deportivas.
Manuel es voluntario en Apal y asegura que en los últimos tres años llegan cada vez más personas de entre 20 y 30 años adictos al juego online,
muchos de ellos enganchados a las apuestas deportivas disponibles en
cualquier momento en un mundo cada vez más conectado. “Siempre cuentan
lo mismo: que es cada vez más rápido”, asegura este hombre de 53 años
que también pide usar un nombre ficticio y que hace poco salió del túnel
en el que cayó a golpe de apuesta. “Llegas a perder la perspectiva del
deporte; para mí se convirtió en algo que ya no disfrutaba”, confiesa.
Diferentes estudios sobre el juego elaborados por la DGOJ y la
Universidad Carlos III señalan que alrededor de 900.000 usuarios habían
jugado online al menos una vez en junio, y casi un millón y
medio se había conectado durante 2017 para hacer apuestas deportivas.
Pero son los más asiduos, entorno al 20% los que generan el 80% del
beneficio. José Antonio Gómez Yáñez, sociólogo de la Universidad Carlos
III, sostiene que los anuncios son muy visibles y deben regularse. “Se
tiene que restringir el horario de emisión”, recomienda.
“Es una enfermedad más oculta que otras adicciones” al no tener consecuencias físicas visibles, reflexiona Pablo, quien ha logrado recuperar su vida tras años obcecado por la adicción. “Lo que más me preocupa es que se perciba como algo normal, y los padres no vean mal que sus hijos jueguen”.
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2019/02/1536676950_651442_1536956795_noticia_normal_recorte1.jpg11601960admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2019-02-04 09:43:272019-02-04 09:43:29Los anuncios del juego ‘online’ se disparan y los más jóvenes se enganchan
Es preocupante que las faltas no hayan sido erradicadas de la escuela primaria o secundaria y tampoco de la Universidad.
Las oposiciones celebradas el pasado verano para ocupar 20.000 plazas de profesor de enseñanza secundaria y formación profesional arrojaron un dato preocupante: casi el 10% de los puestos quedaron desiertos por las deficientes calificaciones de los aspirantes. Parte de esta escabechina fue fruto de las faltas de ortografía y gramaticales de los candidatos a docentes, una situación que tiende a desembocar en un perverso círculo vicioso. Si quienes están llamados a impartir el magisterio cometen incorrecciones en la utilización del lenguaje, es muy probable que los alumnos las reproduzcan y perpetúen los mismos desaciertos.
Los expertos achacan la ausencia de destreza ortográfica a una deficiente dieta lectora, lo que redunda en una imperfecta expresión y una defectuosa escritura. Por el contrario, manejar los instrumentos lingüísticos de forma correcta permite transmitir ideas y pensamientos con una mayor precisión y de manera más enriquecedora. Los informes internacionales sobre comprensión lectora no dejan a España precisamente en un buen lugar. Destacan que uno de cada cinco alumnos de cuarto de primaria (entre nueve y 10 años) no se siente seguro al leer, aunque solo uno de cada 10 confiesa que coger un libro o un periódico en sus manos es algo que no le gusta.
También aluden los especialistas al impacto que en las generaciones más jóvenes tienen las distintas pantallas —desde el móvil y la tableta hasta la televisión y los videojuegos— y muy especialmente las plataformas de mensajería instantánea y las redes sociales, donde el recurso a las abreviaturas y a los términos coloquiales es una costumbre muy extendida. No ayuda a la hora de expresar conceptos con palabras atinadas el masivo empleo de emoticonos, esas representaciones gráficas que se usan en los mensajes electrónicos para aludir a estados de ánimo, objetos o acciones.
Las faltas de ortografía, que no encuentran corrección en la escuela primaria o secundaria, se reproducen a sus anchas en los ciclos superiores de enseñanza. Profesores universitarios han dado la voz de alarma ante las abundantes faltas, también de acentuación o de puntuación, en los exámenes de los alumnos. Para intentar atajar este problema es preciso que las autoridades educativas tomen conciencia de su dimensión. Incrementar las horas de lengua en primaria y elevar los niveles de exigencia son condiciones necesarias para mejorar la ortografía de los escolares, una tarea que debería apelar a a toda la sociedad, empezando por quienes tienen la misión de educar a los niños y adolescentes.
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/11/1541526123_788643_1541526812_noticia_normal_recorte1.jpg9161960admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2018-11-08 09:02:502018-11-08 09:02:50Mejorar la ortografía
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