La intervención es un espectáculo nocturno del colectivo Waterlight Graffiti en la que se instalará un panel de alta definición de 16 metros de longitud integrado por miles de luces LED sobre el que los asistentes podrán dibujar y escribir con agua. ¿LED y agua? ¡Sí! «El agua, al entrar en contacto con los bordes del LED, conduce corriente eléctrica y crea un puente que permite que la corriente pase a través del circuito, lo que ilumina al LED bajo la superficie de los paneles», explica el Ayuntamiento de Madrid en un comunicado de prensa. De esta forma, el público tendrá un papel activo, jugará a ser artista por un rato, creando graffitis con una pistola de agua, un pincel, un chorro de agua, los dedos o cualquier objeto húmedo.

Graffiti con Luz, que podrá verse del 23 al 26 de marzo entre las 20:00 y las 23:00 h, contará además con la participación del artista madrileño del graffiti iconográfico SUSO33. Trabajará en directo los días 23, 24 y 25 a las 21:00h. «El enclave es muy icónico y está en pleno centro de Madrid, con miles de personas mirándote y eso es diferente a trabajar en tu estudio. Exponerme a condicionantes es algo que me gusta», explica SUSO33 a Traveler.es.

La Plaza Mayor de Madrid se llena de arte urbano este fin de semana

El arte urbano toma la Plaza Mayor de Madrid

Waterlight Graffiti / Charles Ayats

Su intervención seguirá la línea del trabajo de investigación que desarrolla desde hace años, la pintura escénica de acción, en la que se entrelazan diferentes elementos como la pintura, la escenografía, la performance o la acción. Respecto al tema, asegura que no le gusta cerrarlo del todo, al  ser una técnica incontrolable y con condicionantes como es, en este caso, el pintar con agua que se evapora generando formas aleatorias. «Voy pintando sobre la marcha. Es pintura acontecimiento. El agua se evapora y yo aprovecho esta aleatoriedad». Para esta intervención, SUSO33 apuesta por tratar de reflejar el concepto del tiempo, «pero hablando de procesos, no como algo cerrado».

De esta forma, arrancará Cuatro Estaciones, un programa de propuestas de arte urbano que se organiza en el marco de las celebraciones del IV Centenario de la Plaza Mayor. Con cada cambio de estación, artistas o colectivos mostrarán su obra en este enclave madrileño. Así, con la llegada del verano será el turno del colectivo artístico luzinterruptus y el otoño llevará el nombre del artista urbano SpY.

http://www.traveler.es/viajes/mundo-traveler/articulos/intervencion-arte-urbano-plaza-mayor-madrid-suso33/10384

La poesía también debe y puede llegar a los niños. Con esta idea en la cabeza, Guadalajara ha decidido celebrar el Día Mundial de la Poesía hoy 21 de marzo, con el fin de acercar a mayores y pequeños este arte, gracias a una colaboración internacional en la que participan diversos países como Italia, Francia o Portugal. El lema del día es La poesía anda por las calles. La jornada constará de medio centenar de actividades en las calles y espacios públicos durante 12 hora seguidas, dirigidas a cientos de personas de todas las edades y gracias a la cooperación de muchas instituciones. Las actividades llevan en marcha en la ciudad desde las 08.00 horas de la mañana de este martes. Las actividades se dividen en seminarios de poesía oral y talleres formativos. Hablamos con Blanca Calvo, presidenta del Seminario de Literatura Infantil y Juvenil, y Concha Carlavilla, la coordinadora de la jornada, para que nos expliquen los puntos fuertes de esta particular celebración.

PREGUNTA. ¿Cómo surgió la idea de crear un evento de estas características?

RESPUESTA. Es muy alentador pensar que entre varios países celebramos algo en torno a la poesía, en vez de alrededor de la economía, y que hemos lanzado una iniciativa aparentemente tan utópica, pero que se ha hecho realidad. Se trata de aportar una idea de Europa con la que creo que nos deberíamos quedar. Ahora que se cuestiona tanto Europa es importante reinventarla desde la poesía, y en este caso lo estamos haciendo desde cuatro países del sur. Creemos que es bueno que se mire al sur.

P. ¿De los eventos, cuáles están exclusivamente dedicados para niños?

R. Aproximadamente la mitad de la programación es para niños, con especial protagonismo en la jornada matutina. Los niños van a reivindicar con sus pancartas que la poesía está en las calles y van a llamar la atención de los ciudadanos sobre este hecho, regalando poemas en pegatinas. Sin poesía no hay ciudad.

P. ¿La importancia de la poesía en la infancia? ¿Efectos y consecuencias de amarla?

R. En la infancia, empieza gustando la poesía por su musicalidad y ritmo. Acabo de volver de Portugal y allí la bibliotecaria de Fundâo nos ha dicho que hay niños que están recitando poesía muy culta, como Camôes, y que lo hacen con placer. Es muy importante empezar a trabajar la poesía pronto. De entrada, les gusta. En los talleres con alumnos, el campeón de ‘slam poetry’, Dani Orviz, preguntó en las tres sesiones, a quién le gustaba la poesía: muchos niños, no menos de 200, levantaron la mano en la sesión para colegios; hubo menos que lo hicieron en el taller con institutos y, sorprendentemente, fueron apenas tres o cuatro los que lo hicieron en la sesión con alumnos de Magisterio de la Universidad. Todos los buenos y profundos hábitos, si se adquieren desde niños, nos acompañan toda la vida. Vivir una vida con poesía es muy bueno porque te ayuda a entenderte a ti mismo. Hay cosas que no se describen fácilmente si no es con metáforas y momentos en la vida en que la poesía es como una poción mágica. En los talleres de estos cuatro meses, hemos visto la progresión en los niños y los jóvenes. Cuando les pedíamos salir al escenario a hacer cosas, en los primeros encuentros estaban expectantes y menos participativos, pero según transcurrieron las sesiones, en cambio, estuvieron más activos.

La poesía vive en nosotros antes de que salgamos al mundo, porque ya en el vientre de la madre estás acunándote y escuchando ritmos, como el sonido del corazón. Eso es la poesía, es lo que te balancea, tiene ritmo y música. Tiene que acompañarte siempre y cuando te llega, te llega tanto, porque con ella tu memoria acude al vientre de la madre, donde empieza todo.

El profesor explicando y garabateando en la pizarra, los alumnos en silencio tomando precisas notas de lo explicado, el examen final donde regurgitar todo el conocimiento ingerido durante el curso. Este modelo, la tradicional clase magistral, va siendo sustituido poco a poco por otros métodos y estrategias educativas que tratan de que el alumno sea una parte más activa en el proceso de aprendizaje, algo más que un mero receptor de información. El aprendizaje basado en proyectos (ABP), o en problemas, o en retos, o la gamificación van ganando espacio en colegios públicos y privados, muchos de ellos en la Comunidad de Madrid.

Parece cosa muy moderna y novedosa, y lo es, aunque los métodos de enseñanza activa hundan sus raíces en el s.XIX y sigan el hilo de proyectos como la Institución Libre de Enseñanza (ILE) de Francisco Giner de los Ríos o de reconocidos psicólogos del s. XX como Jean Piaget o John Dewey, partidario este último del «aprender haciendo».

«El alumno genera así su propio conocimiento, afrontando retos sobre la información que ya maneja», expone la psicóloga Marisa Calatayud, directora del curso Metodologías activas y aprendizaje en educación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), «además esta forma de trabajar fomenta otras habilidades como el trabajo en equipo, la cooperación, la escucha activa, la habilidades comunicativas, la comunicación no verbal, etc».

Pero, ¿cómo funciona en la práctica? Un ejemplo, simplificando mucho, sería trabajar sobre un tema como la Edad Media. Se forman grupos de alumnos que se dedican a áreas específicas y las asignaturas se abordan de manera transversal: por ejemplo, la Edad Media desde el punto de vista histórico, literario, de las ciencias sociales, etc. Luego el trabajo de cada equipo se pone en común. Como cada uno trabaja en los temas que más le interesan se crean alumnos más motivados. «La búsqueda de información de diferentes fuentes también les enseña a ser críticos y buscar información veraz, en una época en la que hay que tener mucho cuidado con la información falsa que encontramos en Internet», dice Calatayud.

La letra con juego entra

Gamificar: dícese de convertir las cosas en juego. «Es una tendencia que viene del mundo de la empresa y que ahora se está intentando aplicar a la educación», dice Clara Cordero, maestra en formación docente y responsable de la web gamificatuaula.wixsite.com/ahora, en la que diferentes profesores gamificadores comparten sus experiencias creando algo así como un banco colaborativo de recursos del que sacar ideas y progresar. Si el viejo adagio decía que «la letra con sangre entra», ahora lo que se pretende es que entre a través de lo lúdico. «A gamificar se aprende gamificando: la colonización ha comenzado», es el lema de esta curiosa comunidad.

En el colegio privado Liceo Europeo no hay libros de texto. «Los propios alumnos investigan y componen sus propios libros», dice Esther Arama, coordinadora de Bachillerato Internacional del centro. «Así se logra un aprendizaje participativo que, además, fomenta la responsabilidad y la independencia». Su principal inspiración, dicen, es la Institución Libre de Enseñanza. Todo esto se suma a una fuerte apuesta por la tecnología: hay wifi en todo el colegio y hasta una iClass equipada con tabletas último modelo. La evaluación es continua. «No hay exámenes como tal», dice Arama, «se presentan proyectos, trabajos, mapas conceptuales, también alguna prueba escrita, sobre todo en secundaria, pero no como los exámenes tradicionales».

Otros colegios en la Comunidad de Madrid que aplican este tipo de metodologías activas son la Escuela Ideo, privada, de la Fundación Ideo, o el concertado Colegio Brot, de la Fundación Aprender, especializado en niños con problemas como la dislexia, aunque no solo. El portal Ludus congrega un directorio de 840 centros de enseñanza «alternativa» en España.

Esta forma de trabajar fomenta otras habilidades como el trabajo en equipo, la cooperación o la escucha activa

El colegio público Santo Domingo de Algete, de infantil, primaria y secundaria, también aplica este tipo métodos y estrategias. Su educación se basa en lo audiovisual: la preparación de vídeos, programas de radio o periódicos on line sobre los temas curriculares a tratar. Su director, Óscar Martín Centeno, destaca también el aprendizaje por retos. «La diferencia con el aprendizaje basado en proyectos es que aquí se les plantea una situación a los alumnos y ellos mismos tienen que sacar de ahí el reto a resolver», dice el director. Por ejemplo, ABP el proyecto podría ser algo así como «mover el banco del patio». Los alumnos tendrían que ingeniárselas pidiendo permisos al Ayuntamiento y contratando a una empresa. En cambio, en aprendizaje basado en retos, se les daría el patio a los alumnos y se les preguntaría qué hacer: quizás el reto no sería cambiar el banco de sitio, sino pintar las tapias: ellos mismos deciden la misión adecuada.

Martín Centeno cuenta uno de esos proyectos: «Consiste simplemente en la siguiente situación: un extraterrestre, en forma de pequeño robot, llega al colegio, ¿qué hacemos a partir de ahí?». Lo que los alumnos decidieron fue crear una narrativa de ese robot, con textos, canciones, contando su historia, e, incluso, manejarlo desde el punto de vista de Robótica. Así se tratan diferentes asignaturas como Lengua, Música, Física y Química, etc.

En los colegios públicos el cambio depende de la resistencia o apoyo que encuentre el profsor en su claustro

La cosa, claro está, plantea sus dificultades: «La principal es encajar todo el currículo que se tiene que impartir en estas experiencias», dice Martín Centeno, «siempre hay un 20% que no encaja a priori y hay que buscar la forma de enseñar». Porque este tipo de enseñanza requiere tal vez una mayor implicación de los docentes. «En realidad el reto también es para el profesor, se trata de un aprendizaje bidireccional», apunta Calatayud. ¿Cómo se promueve la implantación de estas metodologías en los colegios públicos? No de una forma sistemática, al final depende de la libertad de enseñanza de cada profesor y de la resistencia o apoyo que encuentre en su claustro. Aunque, eso sí, dentro de los cursos de formación docente de la Comunidad de Madrid se puede acceder a formarse en técnicas de este tipo (ABP, flipped classroom, en la que la clase se invierte para el trabajo más práctico y no el teórico, etc).

También existe un Mooc (curso gratuito, abierto y masivo por Internet) del Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado (INTEF), dependiente del Ministerio de Educación, titulado Gamificación en el Aula, obra de la formadora de docentes Clara Cordero, que trabaja en el campo de la metodologías activas. «En el Mooc hemos tenido gran cantidad de inscripciones, más de 2600 de varios países, y creo que estas estrategias cada vez despiertan el interés de más docentes», dice. En definitiva, todas estas ideas ya estaban en el milenario proverbio de Confucio: «Lo que oigo, lo olvido; lo que veo, lo recuerdo; lo que hago, lo aprendo».

http://economia.elpais.com/economia/2017/03/12/actualidad/1489333447_073406.html?id_externo_rsoc=FB_CM

Hay temas en la vida de los que nos cuesta hablar con los demás y aún más con los pequeños. La salud y la enfermedad son uno de ellos, incluso tendemos a pensar que si no los expresamos desaparecerán o no existirán más. Por desgracia no funciona así, es mejor afrontar la situación y hablarlo abiertamente sin miedo. Y con los niños y niñas una muy buena forma de introducir este tema es a través de los cuentos. Aquí os recetamos una serie de títulos para que os los guardéis en el botiquín de casa.

No me da miedo… el médico · Céline Lamour-Crochet · Patrick Morize · Editorial Larousse (A partir de dos años)

Cómo hablar con naturalidad a un niño de la muerte y de la enfermedad

¿A qué niño o niña no le da miedo ir al médico? Y más cuando es la primera vez, que ante lo desconocido desproporcionan el cómo será, y dan rienda suelta a la imaginación. En estos casos lo mejor que podemos hacer para desdramatizar la situación es explicarla a través de un libro con personajes con los que verse identificado. Dino es un pequeño cocodrilo que una mañana se levanta cansado y algo resfriado. Su mamá preocupada llama inmediatamente al médico. Para el protagonista esta será su primera visita al médico por eso le vienen un montón de preguntas: ¿Cómo será?, ¿Qué le hará?, ¿Le dolerá? Se angustia tanto que incluso se esconde debajo de la cama. Pero la experiencia siempre es muy diferente de cómo nos lo hemos imaginado o nos lo han contado. Ilustraciones planas llenas de expresividad y colores vivos. Un formato pequeño de tapas duras y papel grueso perfecto para los primeros lectores. Este libro forma parte de una colección pensada para ayudar a los más pequeños de casa a superar sus temores como la oscuridad, una tormenta, los monstruos o la visita al médico.

Felipe tiene gripe · Gracia Iglesias · Sara Sánchez · Miau – Ediciones Jaguar (A partir de tres años)

Un libro perfecto para hablar de una de las enfermedades más comunes. Cuando llegan los meses de invierno llega la temida gripe, ese virus que ataca a todos por igual pero en especial a niños y ancianos. Es raro que las narices de los más pequeños no se llenen de mocos en esta época del año. El pequeño elefante Felipe ha pillado la gripe por eso estornuda sin parar haciendo temblar todo a su alrededor. Su abuela Josefina intenta convencerle que tome la medicina, pero a Felipe no le agrada. En cambio, hace caso a otros animales que le dan sus remedios caseros y algo locos como el pingüino Celestino que le dice que se meta en el congelador en bañador o el Jabalí Timoteo que le invita a darse un chapuzón en el barro. ¡Pobre Felipe! Cada vez que sigue estos consejos se pone peor y sus estornudos van aumentando de intensidad. Finalmente, el pequeño elefante hará caso a su abuela, se tomará la medicina que recetó el médico y en seguida estará mejor y podrá volver a jugar. Un divertido cuento escrito en rima con ilustraciones llenas de color y humor.

Para nada sucias · Wanja Olten · Manuela Olten · Takatuka (A partir de cuatro años)

Cómo hablar con naturalidad a un niño de la muerte y de la enfermedad

¿Por qué los niños y niñas tienen que lavarse siempre las manos? Los padres podemos llegar a ser muy pesados con este tema, es nuestra frase preferida antes, durante y después de todo: de comer, de hacer pipí, de jugar, de dormir… Es como si sus pequeñas manitas estuvieran siempre sucias , pero en realidad, ¿cuándo lo están? Esta es la pregunta que se hace la protagonista de esta historia, una niña muy curiosa que no entiende por qué su madre le manda lavarse las manos cada dos por tres diciéndole “porque están sucias”. Ella discrepa de su madre muy razonadamente, cuando acaricia a un animalito o cuando juega con el agua del arroyo no están para nada sucias. Entonces viene cuando los adultos nos ponemos serios y nos justificamos con frases de mayores que los niños traducen con el código de su imaginación. Como cuando la madre de la historia advierte a su hija sobre la cantidad de bacterias que se pasean por sus manos. Un divertido álbum ilustrado que nos ayudará explicar a los peques de una forma muy visual la necesidad de lavarse las manos pero también nos hará reflexionar sobre lo exagerados que llegamos a ser los padres a veces.

Yo te curaré, dijo el pequeño oso · Janosch · Loqueleo- Grupo Santillana (A partir de cuatro años)

Cómo hablar con naturalidad a un niño de la muerte y de la enfermedad

Un clásico entre los clásicos. Después de 30 ediciones este maravilloso cuento de Janosch está bien lejos de quedarse caduco. También juega mucho a su favor el característico trazo con el que siempre dibuja a sus adorables personajes. Una preciosa historia que nos habla de la amistad, la compañía y el necesario soporte y mimo de los demás cuando uno está enfermo o no se encuentra bien. Es el caso del pequeño tigre que sale del bosque cojeando. Su amigo, el pequeño oso, lo asiste enseguida y al constatar que al lesionado le duele todo decide llevárselo a su casa para curarlo. El pequeño oso le venderá todo el cuerpo, menos la cabeza por si necesita toser, también le preparará su mejor receta de sopa, lo acostará en el sofá de terciopelo con almohadones blandos y lo tapará con una mantita. Incluso le traerá visitas para que se preocupen por él y le mimen también. El pequeño tigre no termina de mejorar por eso entre todos deciden llevarle al hospital de animales. Allí ingresará durante unos días, le cuidarán un poquito más. Pronto se pondrá bueno sobre todo gracias a la compañía incondicional de su mejor amigo, el pequeño oso.

La cicatriz · Ilan Brenman · Ionit Zilberman · Algar Editorial (A partir de cuatro años)

En los años de infancia es inevitable caerse y hacerse daño. Los niños y niñas tropiezan y sea caen del columpio, de la bici, jugando a futbol y otras mil maneras de ir a parar por los suelos. Todos tenemos en nuestra memoria aquella vez que nos pelamos las rodillas, nos abrimos la frente, o nos rompimos un brazo. En este cuento aparece la pequeña Silvia que se ha caído de la cama y se ha hecho una herida abierta en la barbilla. Sus padres la consuelan y entonces ven necesario llevarla al médico para que la cosan. La pequeña está asustada y preocupada, ¿ha perdido un trozo de barbilla? ¿le dolerá?, ¿le quedará una señal? y ¿se volverá fea para siempre? Muchas dudas que poco a poco con el avance de la narración se irán aclarando. Con esta vivencia la protagonista conocerá las cicatrices que han dejado marca a su mamá, a su papá e incluso al doctor que la atenderá. Cada uno de ellos le contará con cierta nostalgia el recuerdo de cómo se la hizo. Heridas que les causaron dolor y lágrimas pero que con el tiempo se vuelven marcas de recuerdos de nuestras vidas. Así cada vez que las vemos echamos la vista atrás con una sonrisa. Con ilustraciones muy gráficas y cómicas que nos ayudarán a contar mejor esta bonita historia.

Las aventuras del cáncer · Vanessa Nueda · Alba Barceló · Tramuntana (A partir de cuatro años)

El cáncer se está convirtiendo en algo demasiado común en nuestro alrededor, es sin duda el mal de nuestro siglo que ataca sin piedad a pequeños y mayores. El cáncer de mama es uno de los más frecuentes pero también de los más superables. Este libro nos cuenta una historia real basada en la propia autora que con 35 años y mamá de dos peques de 4 años le diagnosticaron cáncer de mama. Tal y como relata ella, el amor por sus hijos le hizo sacar fuerzas de donde creía que ya no había. Pero el cáncer nos asusta y provoca muchos cambios en una casa, como: las rutinas, los estados de ánimo, cambios físicos, etc. Y ¿cómo se pasa con dos niños tan pequeños? Lo que está claro es que no se puede ni se debe esconder, así que con mucha valentía la protagonista escogió transformar esta cruda realidad en una aventura. Una cariñosa narración acompañada con dulces ilustraciones de las diferentes etapas de la enfermedad, convirtiendo lo más duro en algo soportable enfocado desde el optimismo y también algo de humor. La mejor fórmula para hablar del cáncer con nuestros hijos.

La abuela durmiente · Roberto Parmeggiani · João Vaz de Carvalho · Editorial Kalandraka (A partir de cuatro años)

Los abuelos y las abuelas son una figura familiar muy especial en la infancia de todo niño y niña. Pase lo que pase siempre están cerca de sus nietos para mimarles y para traspasarles todo su conocimiento y experiencia. Momentos compartidos que quedan en el recuerdo más tierno cuando la enfermedad y la muerte asaltan a los mayores, pero su legado permanecerá a través de sus nietos. Así lo narra el niño protagonista de esta hermosa historia. El retrato de la cercana relación que mantiene con su abuela en el que se nos muestra el tiempo, las lecturas y el afecto que viven juntos. Pero un día, aparecen los primeros síntomas de la enfermedad en la anciana que desembocan en un letargo sueño irreversible. El nieto triste y confundido con el estado de su abuela la acompañará velando su sueño hasta sus últimos días con un final de cuento. Un tema delicado tratado con gran sensibilidad a través de un texto muy poético y unas sencillas ilustraciones en tonos suaves hechas con lápiz, acuarela y pastel.

Inés Azul · Pablo Albo · Pablo Auladell · Thule Ediciones (A partir de seis años)

Cómo hablar con naturalidad a un niño de la muerte y de la enfermedad

Este es uno de esos libros que están llenos de sentimiento tanto en el texto como en las ilustraciones. Una preciosa poesía sobre la tristeza que aflora con la pérdida de un ser querido. Y es que no hay nada más complicado que contarle a un niño la muerte de un familiar, sobre todo cuando ocurre de forma inesperada. De la mano de Inés, una dulce niña vestida toda ella de color azul, percibiremos el vacío que queda cuando alguien cercano nos deja. La protagonista nos narra su estrecha relación con su compañero Miguel. Su día a día juntos transcurre mientras van diciendo a cada uno lo que tiene que hacer: ¡Hormigas, a andar en fila india! ¡Caracol, despacio, no corras! ¡Piedra, ahí quieta! Pero parece ser que Miguel está enfermo y se ausenta de sus encuentros con Inés. Hasta que llega el día en que su amigo ya no está. Es entonces cuando parece que el universo se detiene , pero en realidad todo sigue su curso. Desde la inocencia más infantil, la niña espera volver a ver a Miguel porque no entiende por qué no va a regresar con la cantidad de cosas que aún les quedan por hacer.

http://elpais.com/elpais/2017/03/02/mamas_papas/1488453444_861247.html

Este divulgador educativo de Nueva York, pionero en hablar de nativos digitales, predica a sus 70 años un cambio radical en las escuelas.

“Los padres dicen a los profesores: ‘No experimenten con mis hijos’ y lo impensable es justo no experimentar”. El neoyorquino Marc Prensky, afamado orador y consultor de innovación educativa, lleva décadas intentando darle la vuelta a la escuela. A sus 70 años, ha dado conferencias en más de 40 países y tiene siete libros publicados, además de un centenar de artículos. Quizá el más famoso es en el que acuñó los términos «nativo digital» e «inmigrante digital» allá por 2001. Es un gran defensor del aprendizaje basado en proyectos, un modelo que pone a los chicos a experimentar en el aula como si estuvieran en el mundo real, al margen de las asignaturas o las clases divididas en horas. Prensky ha participado este martes en Madrid en el foro Imaginando el futuro de la Educación, organizada por la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación (WISE, por sus siglas en inglés) y el Banco Santander.

Pregunta. Si pudiera partir de cero, ¿cómo construiría un colegio?

Respuesta. No necesitamos clases porque agrupar a los niños en esos grupos artificiales es antiguo. Lo es incluso agruparlos por edades porque siempre tienen capacidades diferentes. Necesitamos espacios donde puedan hacer proyectos, trabajar juntos, colaborar, con los profesores dando vueltas alrededor y entrenándoles. Cada vez más escuelas están cambiando, ves miles de ejemplos por todo el mundo.

P. Pide usted que se experimente con los alumnos en las escuelas, pero eso es difícil de entender para las familias.

Agrupar a los alumnos en clases o por edades es antiguo

R. Los padres que siempre han tenido la misma educación quieren que sus hijos sigan en la misma línea, pero mejorada. Pero eso no va a ayudar a sus hijos en el futuro, de hecho les va a perjudicar. Necesitan empezar a entender que el mundo en el que viven sus hijos y en el que van a vivir es muy diferente. Tenemos que educar a los padres. Las cosas están cambiando muy rápido. En 20 años el mundo será muy diferente. Ya no servirá más que los alumnos sean buenos en matemáticas, lengua o sociales.

P. ¿Pero a qué se refiere exactamente con experimentación?

R. A tener un mes en el que los estudiantes trabajen en proyectos, por ejemplo. A buscar fórmulas diferentes para preparar a los chicos para el mundo. En muchas escuelas se está haciendo. Dedican la mitad del día para un tema y la otra mitad para otra cosa. Hay muchas formas de hacerlo. Como padre tienes que admitir: “No es lo que yo tuve pero a mi hijo parece gustarle. Parece que está creciendo con esto y lo acepto”.

P. Supongo que en su modelo no caben los deberes o los exámenes.

R. Cuando tienes hijos que están muy interesados en hacer los proyectos en los que están trabajando, no necesitas deberes porque ellos siguen haciéndolo todo el tiempo, están emocionados. Y los exámenes se acabarán una vez que terminemos con las asignaturas. No necesitamos exámenes ni asignaturas. Lo que nos indicará si los chicos lo están haciendo bien es que lo hayan hecho, que aprovechan. No tenemos que calificar a los chicos de forma individual nunca más. Es el viejo sistema.

P. Las tablas de multiplicar, la Revolución Francesa, la fórmula de la velocidad. ¿Cómo garantizar que los chicos aprenden todo eso en un mundo sin horarios ni asignaturas?

R. Los chicos son muy diferentes y necesitan cosas distintas. Las cuestiones en las que coinciden todos son muy pocas. Quizá algo de lectura, algo de matemáticas básicas. Depende de cómo es cada chico. Hay algunos que los saben todo de la Revolución Francesa y otros que solo saben que ocurrió. Y quizá es todo lo que deben saber. Vamos a los detalles, y el problema es que incluimos más y más detalles y no nos centramos en lo que es realmente importante

P. ¿Garantizan estos nuevos métodos educativos vías para aprender disciplina, las reglas, los límites?

En 20 años no servirá que los alumnos sean buenos en Matemáticas o Lengua

R. Cuando haces proyectos y estás intentando mejorar el mundo, por supuesto que entras en contacto con todas esas cosas, porque estás trabajando en el mundo real. No se trata de enseñar límites. El día que sales al mundo real los ves y aprendes cómo manejarlos. Es mucho más inteligente exponer a los chicos a la vida lo antes posible.

P. ¿Cómo cree que deben prepararse los profesores?

R. Un buen entrenador no tiene que jugar al fútbol mejor que su equipo, pero tiene que saber cómo transformar a sus chicos en mejores jugadores de fútbol. En eso se tienen que transformar los profesores. Lo interesante es que hacen una cosa en clase, porque creen que tienen que hacerlo: contenidos, charlas, … Pero luego, a menudo después de dar la lección, hacen programas especiales o entrenan a equipos de deportes. Saben que lo segundo funciona pero sienten que tienen que hacer lo antiguo. Y están perjudicando a los chicos cuando lo hacen.

P. ¿Qué se puede aprender con un videojuego que no enseñe un profesor?

R. Los videojuegos son buenos para algunas cosas, para la persistencia, para que los chicos se muevan en distintos niveles y con distintos elementos. Pero no lo hacen todo. No son buenos para los contenidos, aunque sí para las habilidades. Tenía una empresa de videojuegos educativos y la dejé. Llegué a la conclusión de que pueden cambiar algunas cosas, pero no suponen un gran cambio. La educación necesita nuevas metas, para mejorar el mundo no es suficiente.

P. En España ha salido recientemente un libro ‘Los nativos digitales no existen’ que discute los términos que usted acuñó y habla de huérfanos digitales.

R. El concepto de nativo digital ha sido terriblemente malinterpretado, principalmente por los académicos. Creen que significa que los chicos lo saben todo de la tecnología pero no es así. Lo que significa es que los chicos viven en un mundo diferente, con otras reglas y actitudes. No piensan del mismo modo, no creen que las llamadas telefónicas sean caras como solíamos pensar nosotros ni que la privacidad es la cosa más importante del mundo. Saben que son diferentes, que tienen diferentes herramientas, más capacidades.

http://tecnologia.elpais.com/tecnologia/2017/02/28/actualidad/1488306938_841859.html?id_externo_rsoc=FB_CC

La neuroeducación, la disciplina que estudia cómo aprende el cerebro, está dinamitando las metodologías tradicionales de enseñanza. Su principal aportación es que el cerebro necesita emocionarse para aprender y desde hace unos años no hay idea innovadora que se dé por válida que no contenga ese principio. Sin embargo, uno de los máximos referentes en España dentro de este campo, el doctor en Medicina Francisco Mora, pide cautela y advierte de que en la neuroeducación todavía hay más preguntas que respuestas.

Francisco Mora, doctor en Medicina y Neurociencia, en su despacho de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense.
Francisco Mora, doctor en Medicina y Neurociencia, en su despacho de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense. Jaime Villanueva EL PAÍS

Mora, autor del libro Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama, que ya cuenta con once ediciones desde 2013, es también doctor en Neurociencia por la Universidad de Oxford y se empezó a interesar por el tema en 2010, cuando acudió al primer Congreso Mundial de Neuroeducación celebrado en Perú.

Defiende que la educación puede transformarse para hacer el aprendizaje más efectivo, por ejemplo, reduciendo el tiempo de las clases a menos de 50 minutos para que los alumnos sean capaces de mantener la atención. El profesor de Fisiología Humana de la Universidad Complutense alerta de que en la educación se siguen dando por válidas concepciones erróneas sobre el cerebro, lo que él llama neuromitos. Además, Mora es adscrito al departamento de Fisiología Molecular y Biofísica de la Universidad de Iowa, en Estados Unidos.

Pregunta: ¿Por qué es importante tener en cuenta los hallazgos de la neuroeducación para transformar la forma de aprender?

Respuesta: A nivel internacional hay mucho hambre por anclar en sólido lo que hasta ahora solo han sido opiniones, y ese interés se da especialmente en los profesores. Lo que hace la neuroeducación es trasladar la información de cómo funciona el cerebro a la mejora de los procesos de aprendizaje. Por ejemplo, conocer qué estimulos despiertan la atención, que después da paso a la emoción, ya que sin estos dos factores no se produce el aprendizaje. El cerebro humano no ha cambiado en los últimos 15.000 años; podríamos tener a un niño del paleolítico inferior en un colegio y el maestro no darse cuenta. La educación tampoco ha cambiado en los últimos 200 años y ya disponemos de algunas evidencias que hacen urgente esa transformación. Hay que rediseñar la forma de enseñar.

P: ¿Cuáles son las certezas que ya se pueden aplicar?

R: Una de ellas es la edad a la que se debe aprender a leer. Hoy sabemos que los circuitos neuronales que codifican para transformar de grafema a fonema, lo que lees a lo que dices, no terminan de conformar las conexiones sinápticas hasta los seis años. Si los circuitos que te van a permitir aprender a leer no están conformados, se podrá enseñar con látigo, con sacrificio, con sufrimiento, pero no de forma natural. Si se empieza a los seis, en poquísimo tiempo se aprenderá, mientras que si se hace a los cuatro, igual se consigue pero con un enorme sufrimiento. Todo lo que es doloroso tiendes a escupirlo, no lo quieres, mientras que lo que es placentero tratas de repetirlo.

P: ¿Cuál es el principal cambio que debe afrontar el sistema educativo actual?

R: Hoy comenzamos a saber que nadie puede aprender nada si no le motiva. Es necesario despertar la curiosidad, que es el mecanismo cerebral capaz de detectar lo diferente en la monotonía diaria. Se presta atención a aquello que sobresale. Estudios recientes muestran que la adquisición de conocimientos comparte sustratos neuronales con la búsqueda de agua, alimentos o sexo. Lo placentero. Por eso hay que encender una emoción en el alumno, que es la base más importante sobre la que se sustentan los procesos de aprendizaje y memoria. Las emociones sirven para almacenar y recordar de una forma más efectiva.

P: ¿Qué estrategias puede utilizar el docente para despertar esa curiosidad?

R: Tiene que comenzar la clase con algún elemento provocador, una frase o una imagen que resulten chocantes. Romper el esquema y salir de la monotonía. Sabemos que para que un alumno preste atención en clase, no basta con exigirle que lo haga. La atención hay que evocarla con mecanismos que la psicología y la neurociencia empiezan a desentrañar. Métodos asociados a la recompensa, y no al castigo. Desde que somos mamíferos, hace más de 200 millones de años, la emoción es lo que nos mueve. Los elementos desconocidos, que nos extrañan, son los que abren la ventana de la atención, imprescindible para aprender.

P: Usted ha advertido en varias ocasiones de la necesidad de ser cautos ante las evidencias de la neuroeducación. ¿En qué punto se encuentra?

R: La neuroeducación no es como el método Montessori, no existe un decálogo que se pueda aplicar. No es todavía una disciplina académica con un cuerpo reglado de conocimientos. Necesitamos tiempo para seguir investigando porque lo que conocemos hoy en profundidad sobre el cerebro no es aplicable enteramente al día a día en el aula. Muchos científicos dicen que es muy pronto para llevar la neurociencia a las escuelas, primero porque los profesores no entienden de lo que les estás hablando y segundo porque no existe la suficiente literatura científica como para afirmar a qué edades es mejor aprender qué contenidos y cómo. Hay flashes de luz.

Sabemos que para que un alumno preste atención en clase, no basta con exigirle que lo haga

P: ¿Podría contar alguno de los más recientes?

R: Nos estamos dando cuenta, por ejemplo, de que la atención no puede mantenerse durante 50 minutos, por eso hay que romper con el formato actual de las clases. Más vale asistir a 50 clases de 10 minutos que a 10 clases de 50 minutos. En la práctica, puesto que esos formatos no se van a modificar de forma inminente, los profesores deben romper cada 15 minutos con un elemento disruptor: una anécdota sobre un investigador, una pregunta, un vídeo que plantee un tema distinto… Hace unas semanas la Universidad de Harvard me encargó diseñar un MOOC (curso online masivo y abierto) sobre Neurociencia. Tengo que concentrarlo todo en 10 minutos para que los alumnos absorban el 100% del contenido. Por ahí van a ir los tiros en el futuro.

P: En su libro Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama alerta sobre el peligro de los llamados neuromitos. ¿Cuáles son los más extendidos?

R: Existe mucha confusión y errores de interpretación de los hechos científicos, lo que llamamos neuromitos. Uno de los más extendidos es el de que solo se utiliza el 10% de las capacidades del cerebro. Todavía se venden programas informáticos basados en él y la gente confía en poder aumentar sus capacidades y su inteligencia por encima de sus propias limitaciones. Nada puede sustituir al lento y duro proceso del trabajo y la disciplina cuando se trata de aumentar las capacidades intelectuales. Además, el cerebro utiliza todos sus recursos cada vez que se enfrenta a la resolución de problemas, a procesos de aprendizaje o de memoria.

Otro de los neuromitos es el que habla del cerebro derecho e izquierdo y de que habría que clasificar a los niños en función de cuál tienen más desarrollado. Al analizar las funciones de ambos hemisferios en el laboratorio, se ha visto que el hemisferio derecho es el creador y el izquierdo el analítico -el del lenguaje o las matemáticas-. Se ha extrapolado la idea de que hay niños con predominancia de cerebros derechos o izquierdos y se ha creado la idea equivocada, el mito, de que hay dos cerebros que trabajan de forma independiente, y que si no se hace esa separación a la hora de enseñar a los niños, se les perjudica. No existe dicha dicotomía, la transferencia de información entre ambos hemisferios es constante. Si se presentan talentos más cercanos a las matemáticas o al dibujo, no se refiere a los hemisferios, sino a la producción conjunta de ambos.

P: ¿Está influyendo la neuroeducación en otros aspectos de la enseñanza?

R: Hay un movimiento muy interesante que es el de la neuroarquitectura, que pretende crear colegios con formas innovadoras que generen bienestar mientras se aprende. La Academia de Neurociencias para el Estudio de la Arquitectura en Estados Unidos, ha reunido a arquitectos y neurocientíficos para concebir nuevos modos de construir. Nuevos edificios en los que, aún siendo importante su diseño arquitectónico, se contemple la luz, la temperatura o el ruido, que tanto influyen en el rendimiento mental.

http://economia.elpais.com/economia/2017/02/17/actualidad/1487331225_284546.html?id_externo_rsoc=FB_CM

Miriam Reyes acababa de terminar la carrera de Arquitectura cuando a su primo Jose, de apenas 3 años, le diagnosticaron autismo. Fue un mazazo para la familia, pero lejos de quedarse de brazos cruzados, empezaron a trabajar con psicólogos, neurólogos… Y lo que entonces fue una forma de ayudar a aquel pequeño, hoy se ha convertido en una organización dedicada a la formación online para niños con autismo con más de 50.000 descargas y 300.000 visualizaciones que ha recibido el Premio Desafío Mazda 2015.

«Los especialistas nos explicaron entonces que estos niños son «aprendices visuales». De ahí el nombre de nuestra iniciativa. Su forma de aprendizaje es visual. Cuando proponía a Jose ir al parque, no me hacía caso, pero si le enseñaba una foto o un pictograma, enseguida se venía conmigo», relata. «Empecé a investigar, a buscar material en internet, y no encontré nada de calidad. Por eso decidí fabricarlo yo y colgarlo en mi blog. Recibimos muchos correos de familias, de profesionales, que nos felicitaban por la iniciativa».

Ese fue el germen de Aprendicesvisuales.org, y lo que hizo que el jurado del premio, compuesto por miembros directivos de Mazda Automóviles España y de la fundación Ashoka*, considerara que merecía recibir este reconocimiento, destinado a premiar la innovación de jóvenes emprendedores de menos de treinta años. En palabras de José María Terol, consejero delegado y presidente de Mazda Automóviles España, «este proyecto rompe con los convencionalismos y ofrece un gran potencial para producir un impacto social a nivel internacional, en este caso el de mejorar la calidad de vida de los niños con autismo de todo el mundo mediante la utilización de las nuevas tecnologías».

«La rana pirata»

Gracias a este premio, Miriam Reyes podrá asistir a la próxima XV Cumbre Mundial de los Premios Nobel de la Paz que se celebrará en Barcelona el próximo mes de noviembre y recibirá un premio en metálico de mil euros. Dicha cuantía subvencionará el desarrollo de una nueva aplicación interactiva titulada: «La rana pirata». Además, su candidatura optará al galardón internacional «Make Things Better Award 2016», que se fallará en el primer trimestre de 2016 y que contará con una subvención de diez mil euros para el desarrollo del proyecto ganador.

El Mazda Make Things Better Award comenzó su andadura en 2013 para apoyar aquellos proyectos realizados por jóvenes que utilizan modernas herramientas de comunicación para mejorar la vida cotidiana de las personas. De este modo, refleja el espíritu de la marca de Hiroshima de desafiar los convencionalismos para mejorar las cosas y se integra en su programa de apoyo a los rebeldes con causa de todo el mundo. El Premio Desafío Mazda, creado en 2014, es el único premio nacional de Mazda actualmente y está impulsado por Mazda Automóviles España, que pretende ofrecer la oportunidad de participar a jóvenes españoles emprendedores.

http://www.abc.es/familia/educacion/abci-joven-espanola-crea-cuentos-para-ninos-autismo-201511121411_noticia.html

Se trata de enseñar a los futuros maestros a entender y regular sus propias emociones para que sean capaces de dirigir a los niños y adolescentes en esa misma tarea. “Mis alumnos me cuentan que nadie les ha enseñado a regularse emocionalmente y que desde pequeños cuando se enfrentaban a un problema se encerraban en su habitación a llorar, era su forma de calmarse”, cuenta el docente. Inseguridad, baja autoestima y comportamientos compulsivos son algunas de las consecuencias de la falta de herramientas para gestionar las emociones. “Cuando llegan a la vida adulta, tienen dificultades para adaptarse al entorno, tanto laboral como de relaciones personales. Tenemos que empezar a formar a profesores con la capacidad de entrenar a los niños en el dominio de sus pensamientos”.

La inteligencia emocional es la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar estados anímicos propios y ajenos, según la definición de quienes acuñaron el término a principios de los noventa, los psicólogos de la Universidad de Yale Peter Salovey y John Mayer. La inteligencia emocional se traduce en competencias prácticas como la destreza para saber qué pasa en el propio cuerpo y qué sentimos, el control emocional y el talento de motivarse, además de la empatía y las habilidades sociales.

Tras revisar los programas académicos de los grados en Magisterio, Pedagogía, Psicología y Psicopedagogía de las univerisdades públicas españolas en 2016, el Grup de Recerca en Orientació Psicopedagògica (GROP) de la Universidad de Barcelona (UB) concluyó que no existe ninguna asignatura específica de educación emocional. “Cuando pensamos en el sistema educativo, por tradición creemos que lo importante es la transmisión de conocimientos de profesor a alumno, a eso se dedica el 90% del tiempo. ¿Qué pasa con el equilibrio emocional? ¿Quién habla de eso en la escuela?”, señala Rafael Bisquerra, director del Posgrado en Educación Emocional de la UB e investigador del GROP.

Los jóvenes con un mayor dominio de sus emociones presentan un mejor rendimiento académico, mayor capacidad para cuidar de sí mismos y de los demás, predisposición para superar adversidades y menor probabilidad de implicarse en comportamientos de riesgo -como el consumo de drogas-, según los resultados de varios estudios publicados por el GROP. “La educación emocional es una innovación educativa que responde a necesidades que las materias académicas ordinarias no cubren. El desarrollo de las competencias emocionales puede ser más necesario que saber resolver ecuaciones de segundo grado”, apunta Bisquerra.

Prevención de trastornos psicológicos

Las habilidades en inteligencia emocional son un factor importante en la prevención de trastornos psicológicos, concluye el artículo Los efectos a corto y medio plazo de la formación en inteligencia emocional en la salud mental de los adolescentes, publicado en el Journal of Adolescent Health en 2012, y elaborado por un grupo de investigadores de las universidades públicas de Málaga, Huelva y el País Vasco.

«Muchos de los desórdenes psicológicos suelen aparecer durante la adolescencia -como los cambios bruscos de carácter, el abuso de sustancias o los trastornos en la alimentación-. Una de las causas de esos problemas mentales es la incapacidad de gestionar los estados emocionales», señala el estudio, para el que se formó a 479 adolescentes españoles de 13 años en un programa de educación emocional durante dos años.

La inteligencia emocional ayuda en dos campos fundamentales. En el intrapersonal, donde permite reducir la intensidad y la frecuencia de los estados de ánimo negativos causados por acontecimientos adversos del día día; protege del estrés y puede ayudar a mantener un estado de ánimo positivo y así prevenir la ansiedad o la depresión. En un segundo plano, el estudio señala que los adolescentes con altas capacidades para percibir y gestionar sus emociones y las de otros, presentan relaciones con sus familiares y compañeros mucho más satisfactorias y de apoyo.

Los elevados índices de fracaso escolar -el 20% de los jóvenes españoles de entre 18 y 24 años abandona el sistema educativo sin haber finalizado la Secundaria, según datos de Eurostat-, las dificultades de aprendizaje o el estrés ante los exámenes provocan estados emocionales negativos, como la apatía o la depresión, y todo ello está relacionado, según Bisquerra, con deficiencias en el equilibrio emocional. “Focalizar las clases en las capacidades lingüísticas y lógicas exclusivamente se puede considerar una estafa del sistema educativo”, critica el docente, que ha publicado más de 15 libros sobre la materia.

Bisquerra es uno de los precursores en España de la aplicación de la educación emocional al ámbito académico. Cuando empezó a investigar en 1993, aún no existía ese término, que a finales de los noventa usó como título en una de sus publicaciones. Lo que está fallando, según el experto, para que los diferentes niveles educativos no contemplen esos contenidos es la falta de sensibilización, tanto por parte de la administración pública como del profesorado. “La regulación de las emociones consigue que los estímulos que nos rodean nos influyan lo mínimo posible. Nuestro comportamiento depende, en gran medida, de cómo nos sentimos, y ni los profesores ni las autoridades se lo toman en serio”.

En su opinión, el cambio tiene que arrancar con la formación del profesorado, con la transformación del grado de Magisterio. “En la UB no hemos convencido al número de profesores necesario como para modificar el plan de estudios. Lamentablemente, los procesos de cambio educativo son muy lentos”, añade Bisquerra, que en 2005 publicó La educación emocional en la formación del profesorado, donde propone un modelo de asignatura para los profesores de educación Infantil, Primaria y Secundaria con teoría y actividades prácticas.

Los objetivos de la educación emocional, según las guías de Bisquerra, son adquirir un mejor conocimiento de las emociones propias y de las de los demás, prevenir los efectos nocivos de las emociones negativas -que pueden derivar en problemas de ansiedad y depresión-, y desarrollar la habilidad para generar emociones positivas y de automotivarse. En el año 2002 la UB lanzó su primer posgrado en Educación Emocional, que hoy también ofrecen otras universidades públicas como la de Málaga, Cantabria o la UNED, entre otras.

Una de las experiencias piloto en formación del profesorado en educación emocional la lideró en España la Diputación de Guipúzcoa que, entre 2006 y 2010, formó a más de 1.500 docentes de colegios e institutos públicos de la provincia. Bisquerra fue uno de los encargados de coordinar los cursos, así como de elaborar 14 manuales que están disponibles para cualquier docente con decenas de actividades para aplicar en el aula. La Universidad del País Vasco se encargó de evaluar los resultados. “La comprensión y regulación de las emociones por parte de los profesores redujo los niveles de ansiedad y de burnout (en español, síndrome del trabajador quemado)”, indica Aitor Aritzeta, profesor de la Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco. En los alumnos, se redujo la conflictividad en el aula.

En un estudio paralelo liderado por Aritzeta, en el que se formó a un grupo de 200 universitarios en técnicas de inteligencia emocional, se demostró que tras dos años de instrucción los alumnos que habían recibido la enseñanza mejoraban sus resultados en los exámenes una media de 1,5 puntos respecto al resto de estudiantes. “Aprendieron a manejar el estrés y los niveles de ansiedad se redujeron un 18%”, asegura el docente.

Enseñar a los docentes a mirar, escuchar y entender las necesidades de un alumno es el objetivo principal de Rafael Guerrero, profesor de la Complutense con el que arrancaba esta historia. «Puede parecer obvio, pensar que todos los maestros tratan así a los chicos, pero no todos lo hacen. Nadie está dispuesto a reconocer el abandono emocional», señala. Enseñar a los jóvenes a afrontar problemas desde el principio y a desarrollar tolerancia a la frustración. Acabar con la frase «eso son tonterías, ponte a hacer la tarea» es la máxima que Guerrero quiere para sus alumnos y futuros maestros.

http://economia.elpais.com/economia/2017/01/27/actualidad/1485521911_846690.html

El acoso escolar es un problema mundial. Así lo ha retratado la Unesco en su último informe denominado Ending the Torment: Tackling bullying from the schoolyard to cyberspace [Poner fin al tormento: cómo abordar el acoso escolar, desde el patio del colegio al ciberespacio], y presentado en Seúl en el marco de una conferencia internacional al respecto. Según el organismo de la Naciones Unidas (ONU), dos de cada 10 alumnos lo sufren o, lo que es lo mismo, unos 246 millones de jóvenes -niños y adolescentes- padecen este tipo de hostigamiento en el planeta.

Según el estudio, un 34 % de los menores de entre 11 y 13 años dice haber sido acosado en los últimos 30 días y un 8 % de ellos dice sufrirlo a diario. La UNESCO reclama una respuesta «eficaz» basada en un enfoque «global», centrado tanto en la prevención como en la disminución del problema. Recordar que los datos en España también son escalofriantes. Esta lacra afecta al 4 % del alumnado, según datos del Ministerio de Educación, que ha puesto en marcha este curso 2016-2017 un teléfono gratuito, atendido por psicólogos y que no deja huella telefónica, para atajar una problemática en constante aumento. Desde la Fundación ANAR aseguran que, en 2015, se atendieron en su organización 369.969 peticiones de ayuda en toda España, de las que 25.000 se referían a algún tipo de violencia escolar. Estos casos crecieron un 75% con respecto al año anterior.

“El acoso escolar es una violación grave del derecho a la educación y un problema real del que los colegios deben ser conscientes y hacer de ellos lugares seguros para todos”, aseguró la directora general de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Irina Bokova, informa EFE. “Muchas veces, la violencia en la escuela está provocada por relaciones de fuerza desiguales -profesor/alumno-, o a menudo reforzadas por estereotipos ligados al género, la orientación sexual u otros factores que contribuyen a la marginación, como son la pobreza, la identidad étnica o el idioma», añadió la experta.

El informe elaborado en 2016 con los datos de más de 100.000 niños y jóvenes alrededor del mundo -en 19 países, España incluido- ilustra el impacto del acoso escolar. “Nueve de cada diez considera el bullying un problema real e importante; dos tercios de los encuestados asegura haber sido acosado en alguna ocasión, y un tercio piensa que sufrirlo es normal y no lo ha denunciado, aunque es cierto que muchos no saben ni cómo ni a quién hacerlo”, indica la Unesco en su página web. Uno de los colectivos más afectados por el bullying son las lesbianas, gais y transexuales. Un 25% de los sujetos a estudio sufrió acoso por su aspecto y otro 25%, por su orientación sexual.

Uno de los motivos principales, el acceso a Internet

El acceso a la red ha incrementado los casos de cyberbullying, según se alerta en el informe. Este es el acoso que tiene lugar en las redes sociales y que puede ser perpetrado mediante teléfonos móviles, ordenadores o tabletas. “En los últimos tres años, han aumentado un 87% las denuncias por este tipo de acoso en el mundo. Aunque la falta de recursos y que aún se mantiene invisible para algunos profesores y centros educativos entorpece su solución”, según se asegura en el trabajo de la Unesco.

En Europa, donde más del 80 % de los que tienen entre cinco y 14 años tienen un móvil, este tipo de acoso entre los menores de nueve a 12 años ha pasado de afectar a un 8% en 2010 a un 12% en 2014. Los grupos más afectados son las chicas y los de menor edad.

El acoso afecta a todo el individuo

El acoso, según el informe, tiene una repercusión directa sobre la salud física y el bienestar emocional de la persona, llegando, en sus casos más graves, a provocar la muerte del individuo. Además, sufrir acoso físico puede llevar a embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual.

Entre las soluciones propuestas por la Unesco, figuran un liderazgo político sólido, un entorno escolar «seguro e inclusivo», la puesta en marcha de mecanismos de alerta y comunicación y de servicios de apoyo apropiados, la recopilación y tratamiento de datos sobre la violencia y una formación específica del personal educativo.

Pese a que muchos países ya han lanzado iniciativas para combatirlo, «aquellos que aplican un enfoque global son relativamente poco numerosos», advierte la Unesco, que alerta de que las víctimas presentan un mayor riesgo de ansiedad, depresión, marginación, autodestrucción y pensamientos suicidas.

http://elpais.com/elpais/2017/01/17/mamas_papas/1484647388_475258.html

José Antonio Luengo.
José Antonio Luengo.

¿Los adolescentes de hoy en día son como los de antes? ¿Asistimos a una nueva manera de enfocar ese cambio en la vida de todo ser humano? Muchas voces advierten, desde hace tiempo, que el exceso de protección no es en absoluto beneficioso para los niños que crecerán sin saber asumir responsabilidades. José Antonio Luengo, psicólogo experto en adolescentes, reflexiona sobre cómo han cambiado los paradigmas educativos desde hace tan solo tres décadas y cuáles son las consecuencias.

PREGUNTA: Para empezar, ¿qué es la adolescencia y qué etapas de la vida cubre?

RESPUESTA: La adolescencia es una fase de la vida, una etapa crucial del desarrollo, marcada por cambios orgánicos, fisiológicos, cognitivos, psicológicos y emocionales notables y muy significativos en la configuración definitiva de la personalidad; esa que nos hace y hará alguien diferente de todos cuantos nos rodean. Hablamos de un período que abarca, con flexibilidad, desde los 11-12 años a los 16-18, siempre dependiendo de factores personales, individuales, sociales y culturales. El adolescente es un ser que, en términos precisos, crece y aprende a crecer. La palabra, etimológicamente, nos remite a ese principio: un ser que está creciendo. Con los conflictos, incertidumbres, dudas y sorpresas que ello conlleva. Para el propio adolescente y su entorno.

P: ¿Se diferencia en algo la adolescencia de ahora con respecto a la que los que ahora son padres, tuvieron?

R: Existen diferencias y no son pocas. Pero, probablemente, tengamos muchas más cosas en común de las que pensamos en la actualidad. La revolución hormonal y fisiológica que se produce, los cambios físicos y psicológicos… La crisis inherente a un cambio tan drástico y aparentemente inesperado. Las dudas, la ansiedad, por saber, por ser. La impulsividad, la desproporción, el desequilibrio. Y cierta condición de rebeldía y oposición a lo establecido; por los padres y el entorno. Nos diferencian cosas, claro. Relacionadas, sin duda, por cómo vivimos, por cómo están hoy organizadas las cosas, a diferencia de ayer. Influyen en esas diferencias el cómo vivimos los adultos y cómo les hacemos vivir, las características de las familias de hoy, cómo organizamos sus vidas, el papel que juegan las tecnologías, y su fácil acceso a un mundo “inabarcable”…

P: España contempló una explosión económica sin precedentes en los ochenta y noventa. Se sabe que las situaciones económicas condicionan en buena parte la forma de educar. ¿Cree que los jóvenes nacidos a partir de esa época han sido educados en una cultura de poco esfuerzo y de tenerlo todo sin merecerlo solo porque sus padres no lo tuvieron?

R: Creo sinceramente que sí. Siempre se simplifica al realizar una afirmación categórica, pero no faltan evidencias de ello. Considerar que eres “mejor” padre o madre en función de las posibilidades de acceso a lo material que tienen tus hijos, evitar sus incertidumbres y “facilitarles” todo lo que tienen que vivir y experimentar han sido (y aún lo son) principios educativos torpes y, seguro, contraproducentes. Hay quien describió este fenómeno como una forma de “OPA amigable” a la infancia. “Te compro” con todo lo que te doy porque no tengo tiempo para estar contigo, para cuidarte, escucharte, tenerte y educarte como debería… Y como necesitarías.

P. Lo quiero/lo tengo y si no es así, entonces me frustro, tengo traumas, me drogo, bebo, tengo relaciones sexuales muy pronto y con muchas personas… ¿no será que nos hemos pasado de permisivos? ¿Hay lugar para la esperanza?

R: Hoy surge un término muy interesante, el de los padres “helicópteros”, en clara alusión a una manera de gestionar la educación de los hijos, basada en la hiperprotección. Una suerte de hiperpaternidad, que ve a los hijos como seres intocables, que, al fin, acaban teniendo más miedos que nunca. Padres que sobrevuelan sin tregua las vidas de sus hijos (de ahí lo de helicóptero), pendientes de todos sus deseos y necesidades. El mundo parece acabarse si tus hijos dudan, si aparecen frustraciones, desvelos. Si se entristecen o, un día, se enfadan con sus amigos. Involucrarse en la vida los hijos es consustancial, por supuesto, a ejercicio adecuado de la patria potestad. Otra cosa es la ofuscación por la perfección, por la necesidad, casi obsesiva, de que sean los mejores, en todo. En todo.

P: Hace sesenta años se educaba a base de cinturón y ahora se educa cuidando no traumatizar al niño. ¿La virtud está en este caso en el término medio? ¿Qué hemos ganado y perdido con respecto a la generación de nuestros padres?

R. Hablando de nuestro entorno social, el de un país desarrollado, hemos de insistir en una idea. Nunca los niños han estado tan bien “tratados” desde que nos reconocemos como seres humanos. Nunca el ordenamiento jurídico que ampara los derechos de la infancia y de la adolescencia ha adquirido tanto valor, rigor, seriedad, criterio y eficiencia. El secreto, si es que existe, es educar desde el equilibrio, atendiendo las necesidades de nuestros hijos con esmero. Y esto supone, ineludiblemente, entender la frustración como una experiencia imprescindible. Entender que el “no” también educa, que es imprescindible el dolor, la insatisfacción, la duda, el conflicto. Que es necesario que se enfrenten al no puedo o no sé, y saber afrontar las situaciones. Con autonomía.

P: ¿Estamos más perdidos ahora los padres que antes?

R: A pesar de todo lo que sabemos y hemos ido aprendiendo de educación, a pesar de que las condiciones de vida han mejorado notablemente respecto a épocas pretéritas (siempre en términos generales y sin obviar situaciones desfavorecidas que no deben ser pasadas por alto), educar, hoy, es un proceso muy complejo. Influyen muchos factores. Padres y madres sabemos con certeza que el mundo ha cambiado y que nuestros hijos no precisamente van a mejorar las condiciones de vida que nosotros, sus padres, hemos tenido o tenemos. Y aparecen muchas más dudas. Y la obsesión, la preocupación porque no les falte de nada, que sean los mejores, competitivos… Y pueden perderse ciertos papeles en este proceso. Las condiciones de vida han hecho, también, que tengamos menos hijos. Y se pierden cosas. Los hermanos cubrían, y cubren, una parte sustancial de la experiencia de crecer en compañía.

P: La falta de compromiso es una de las características de la adolescencia pero es que ahora dura pasados los 18 y eso tiene que tener un porqué. ¿Sabría decirme cuál?

R: Soy de los que piensan que, a pesar de las circunstancias expuestas, tenemos los mejores adolescentes y jóvenes de toda nuestra historia. Pero no les ayudamos con principios y criterios educativos de hiperprotección. Muy al contrario. Acondicionar su vida desde la inacabable comodidad no es el camino. Nos estamos engañando. Crecer significa afrontar, caerse, saber levantarse, ayudar a quien dobla la rodilla a tu lado; a quien lo está pasando mal. Crecer significa, también, llorar y saber secarse las lágrimas. Y seguir. Crecer significa esforzarse, y tener disciplina. Automotivarse en cada tarea, en cada momento. Estos son, querámoslo o no, principios esenciales del manual del buen padre, del buen educador. ¿Pero es que no nos damos cuenta?

José Antonio Luengo, es Psicólogo educativo, vicesecretario del Colegio de Psicólogos de Madrid. Profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Camilo José Cela de Madrid.

http://elpais.com/elpais/2017/01/12/mamas_papas/1484215479_924583.html