El acoso escolar es un problema mundial. Así lo ha retratado la Unesco en su último informe denominado Ending the Torment: Tackling bullying from the schoolyard to cyberspace [Poner fin al tormento: cómo abordar el acoso escolar, desde el patio del colegio al ciberespacio], y presentado en Seúl en el marco de una conferencia internacional al respecto. Según el organismo de la Naciones Unidas (ONU), dos de cada 10 alumnos lo sufren o, lo que es lo mismo, unos 246 millones de jóvenes -niños y adolescentes- padecen este tipo de hostigamiento en el planeta.

Según el estudio, un 34 % de los menores de entre 11 y 13 años dice haber sido acosado en los últimos 30 días y un 8 % de ellos dice sufrirlo a diario. La UNESCO reclama una respuesta «eficaz» basada en un enfoque «global», centrado tanto en la prevención como en la disminución del problema. Recordar que los datos en España también son escalofriantes. Esta lacra afecta al 4 % del alumnado, según datos del Ministerio de Educación, que ha puesto en marcha este curso 2016-2017 un teléfono gratuito, atendido por psicólogos y que no deja huella telefónica, para atajar una problemática en constante aumento. Desde la Fundación ANAR aseguran que, en 2015, se atendieron en su organización 369.969 peticiones de ayuda en toda España, de las que 25.000 se referían a algún tipo de violencia escolar. Estos casos crecieron un 75% con respecto al año anterior.

“El acoso escolar es una violación grave del derecho a la educación y un problema real del que los colegios deben ser conscientes y hacer de ellos lugares seguros para todos”, aseguró la directora general de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Irina Bokova, informa EFE. “Muchas veces, la violencia en la escuela está provocada por relaciones de fuerza desiguales -profesor/alumno-, o a menudo reforzadas por estereotipos ligados al género, la orientación sexual u otros factores que contribuyen a la marginación, como son la pobreza, la identidad étnica o el idioma», añadió la experta.

El informe elaborado en 2016 con los datos de más de 100.000 niños y jóvenes alrededor del mundo -en 19 países, España incluido- ilustra el impacto del acoso escolar. “Nueve de cada diez considera el bullying un problema real e importante; dos tercios de los encuestados asegura haber sido acosado en alguna ocasión, y un tercio piensa que sufrirlo es normal y no lo ha denunciado, aunque es cierto que muchos no saben ni cómo ni a quién hacerlo”, indica la Unesco en su página web. Uno de los colectivos más afectados por el bullying son las lesbianas, gais y transexuales. Un 25% de los sujetos a estudio sufrió acoso por su aspecto y otro 25%, por su orientación sexual.

Uno de los motivos principales, el acceso a Internet

El acceso a la red ha incrementado los casos de cyberbullying, según se alerta en el informe. Este es el acoso que tiene lugar en las redes sociales y que puede ser perpetrado mediante teléfonos móviles, ordenadores o tabletas. “En los últimos tres años, han aumentado un 87% las denuncias por este tipo de acoso en el mundo. Aunque la falta de recursos y que aún se mantiene invisible para algunos profesores y centros educativos entorpece su solución”, según se asegura en el trabajo de la Unesco.

En Europa, donde más del 80 % de los que tienen entre cinco y 14 años tienen un móvil, este tipo de acoso entre los menores de nueve a 12 años ha pasado de afectar a un 8% en 2010 a un 12% en 2014. Los grupos más afectados son las chicas y los de menor edad.

El acoso afecta a todo el individuo

El acoso, según el informe, tiene una repercusión directa sobre la salud física y el bienestar emocional de la persona, llegando, en sus casos más graves, a provocar la muerte del individuo. Además, sufrir acoso físico puede llevar a embarazos no deseados o enfermedades de transmisión sexual.

Entre las soluciones propuestas por la Unesco, figuran un liderazgo político sólido, un entorno escolar «seguro e inclusivo», la puesta en marcha de mecanismos de alerta y comunicación y de servicios de apoyo apropiados, la recopilación y tratamiento de datos sobre la violencia y una formación específica del personal educativo.

Pese a que muchos países ya han lanzado iniciativas para combatirlo, «aquellos que aplican un enfoque global son relativamente poco numerosos», advierte la Unesco, que alerta de que las víctimas presentan un mayor riesgo de ansiedad, depresión, marginación, autodestrucción y pensamientos suicidas.

http://elpais.com/elpais/2017/01/17/mamas_papas/1484647388_475258.html

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *