El uso de la tecnología no está exento de riesgos. Enseñar a los menores cuál es la forma correcta de utilizarla es una tarea en la que han de involucrarse los adultos también en casa. Se trata de establecer unas normas y hábitos de uso con el fin de alejar a los hijos de posibles peligros.
El 71% de los padres son conscientes de que cuando sus hijos se relacionan con la tecnología están expuestos a diferentes ciberriesgos. Así lo recoge el estudio ‘Winning the game’, elaborador por la empresa de seguridad McAfee.
Entre sus principales preocupaciones está la posibilidad de que los ciberdelicuentes se escondan bajo una falsa identidad para robar información confidencial (62%), se descarguen virus de manera inconsciente (58%) o que los hackers accedan a datos personales o financieros (52%).
La necesaria intervención de los progenitores
Para proteger a los menores es imprescindible que sus progenitores hagan una labor de prevención. Establecer ciertas rutinas y configurar adecuadamente los dispositivos que utilizan los menores ayuda a que adquieran determinados hábitos que mejoren su seguridad en el uso de la tecnología.
Unos hábitos que, una vez adquiridos en el ámbito del hogar, serán capaces de trasladar fácilmente al entorno educativo cuando llegue el momento de utilizar un ordenador o una tableta como herramienta de aprendizaje.
l mismo informe de McAfee aporta otros datos significativos: el 27% de los progenitores nunca supervisa lo que hacen sus hijos online y uno de cada diez no sabe si hablan con otras personas. “El equilibrio tecnológico será diferente para cada familia porque cada una tiene sus propios valores, dinámicas y estilos de crianza”, apunta Francisco Sancho, EMEA Partner Manager de McAfee.
“Es poco realista pensar que se puede supervisar todo lo que hace tu hijo –añade Sancho–, pero los padres pueden ayudar educando sobre el contenido y los ciberriesgos, tales como descargarse apps desconocidas y hablar con extraños”.
Tecnología segura
Internet se ha convertido en un recurso imprescindible en la escuela, ya sea para buscar información, interactuar con otros alumnos y docentes, o acceder a material educativo. Por eso es necesario que también se les oriente desde casa sobre la mejor forma de protegerse.
“Los peligros a los que nos enfrentamos en la vida digital no deben ser subestimados, máxime cuando se trata de la vida de nuestros hijos. Los menores no tienen el conocimiento ni la experiencia para eludir a los ciberdelincuentes, por lo que es necesario que los padres asumamos el reto de protegerlos cuando navegan por Internet”, sostiene José Luis Laguna, Systems Engineer Manager en Fortinet Iberia.
Desde esta compañía, también dedicada a proporcionar soluciones de seguridad, recuerdan que es imprescindible hablar con los menores sobre los peligros de la Red y hacerles saber que si ven algo extraño han de avisar a un adulto. Estar al tanto de las actividades online que realizan, colocar los dispositivos en un espacio común de la casa o implementar controles parentales son acciones de prevención necesarias.
Como medida adicional, recomiendan consultar con el proveedor de internet si cuentan con algún tipo de servicio que permita restringir el acceso a determinadas webs y herramientas de comunicación. En caso afirmativo, resultará muy útil para tener un mejor control de lo que hacen los menores cuando usan los dispositivos tecnológicos.
El valor de la privacidad
Para acompañar estas medidas, desde ambas compañías consideran esencial realizar una labor educativa para enseñar a los más pequeños el valor de la privacidad. Esto incluye explicarles cuáles son los ciberriesgos de la publicación de fotos o información personal en Internet y lo difícil que es eliminarla una vez que se hace pública.
Una responsabilidad que también recae en los adultos. “Los padres deben entender las implicaciones de que exista información o fotos de sus hijos online. Dejan una huella digital y, si cae en manos equivocadas, puede ser utilizada para recopilar información personal de los pequeños. Conocer el nombre y ubicación de su colegio, el nombre completo del niño o incluso su fecha de nacimiento… Todo esto puede tener graves consecuencias, desde el robo de identidad hasta el ciberacoso”, advierte Francisco Sancho.
Cuidar las etiquetas geográficas cuando se comparte contenido, establecer límites en el tiempo de uso y, sobre todo, educar antes que supervisar, son parte de las claves para que los más pequeños utilicen la tecnología y accedan a internet de forma segura.
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2019/09/cropped-19169-696x392.jpg392696admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2022-04-25 09:18:002022-04-26 09:54:51Así podemos proteger a los menores de los ciberriesgos
Cataluña prueba desde hace tres cursos la flexibilización esta etapa, combinándola con un ciclo formativo que permite a los alumnos obtener una doble titulación.
Aone Landa empezó a nadar a los dos años y a los siete ya participaba en competiciones, pero tiene claro que no quiere convertirse en profesional. “Soy muy exigente y hace un tiempo vi que no conseguía los resultados que yo quería, pese al esfuerzo y haberme perdido muchas cosas durante este tiempo”, explica la joven, que estudia en el Instituto Ferra Tallada de Barcelona el primer curso de Bachillerato, pero no de cualquier Bachillerato. Landa tenía claro que quería cursar el Bachillerato científico y estudiar, posteriormente, Medicina y Psiquiatría. Pero unos de sus deseos también es ir a Australia y hacer de socorrista un tiempo. Y encontró la forma ideal de combinar ambos intereses: un Bachillerato de tres años que compagina estos estudios convencionales con un ciclo formativo de grado medio que le permite, al final de la etapa, obtener la doble titulación de ambos estudios.
En 2019 Cataluña puso en marcha una prueba piloto en siete centros para flexibilizar el Bachillerato, alargándolo un año e incorporando materias de un ciclo formativo de grado medio, ya sea del ámbito deportivo, como el de artes plásticas y diseño. Con esta prueba se buscaba un doble objetivo: reducir el abandono escolar y replantear la oferta formativa. “¿El Bachillerato es exclusivamente el camino para ir a la universidad? ¿La FP es la que necesitamos actualmente?”, se planteaba entonces el consejero catalán de Educación en aquel momento, Josep Bargalló. Haciendo más atractivos los estudios, añadiéndoles una vertiente más práctica, se vio como una forma de retener a los alumnos. Otra vía es quitar la presión de acabar el Bachillerato en dos años y permitiendo que aquellos alumnos con más dificultades puedan cursarlo en tres años.MÁS INFORMACIÓNBarcelona ensayará un bachillerato de tres años contra el abandono escolar
Esta última fórmula está recogida en la nueva ley estatal de Educación, la Lomloe, y en el decreto de Bachillerato aprobado el pasado martes 5 de abril. Concretamente, la nueva normativa contempla una serie de casos en que estos estudios pueden cursarse en tres años: cuando el estudiante esté realizando simultáneamente enseñanzas profesionales de música o danza, sean deportistas de alto nivel o presenten una “necesidad específica de apoyo educativo” (lo que suele ser sinónimo de presentar algún tipo de discapacidad o de dificultad de aprendizaje). El objetivo es frenar el abandono prematuro de los estudios que, según las últimas estadísticas, está en claro retroceso y cayó al 13,3% en España en 2021, la cifra más baja nunca registrada.
El Instituto Ferran Tallada de Barcelona es uno de los centros participantes en la prueba piloto y ofrece la combinación de Bachillerato y FP media en la modalidad deportiva con dos especialidades: el fútbol y el socorrismo. El centro ha dado un vuelco a su plan de estudios para, durante los dos primeros años, combinar las materias del primero de Bachillerato y del ciclo formativo. El tercer año corresponde al 2º de Bachillerato convencional, enfocado en la selectividad. Se mantienen tanto el número de materias como las horas lectivas, pero el gran elemento diferenciador lo aportan las prácticas del ciclo formativo, que se realizan fuera del centro; en el caso de este centro barcelonés, en campos de fútbol, en piscinas o en la playa, dependiendo de la especialidad.
Este modelo más flexible ofrece varias ventajas, según abundan desde el instituto. La primera, quita a los alumnos, con 16 años, la presión de tener que elegir. “A estas edades no saben hacia dónde tirar y con esta opción lo tienen todo: la FP les facilita el acceso a un trabajo, pero el Bachillerato les allana el camino a la universidad. Aquí lo que hacemos es abrir puertas”, resume Manel Tenes, director del centro. “También ven la importancia del estudio, que el deporte necesita un contenido teórico, y esto hace que valoren más el Bachillerato”, añade Laura Flaqué, jefa de estudios de enseñanzas deportivas del instituto.
Para los alumnos también supone un atractivo el hecho de lograr un título, aunque básico, ya al final del primer curso, que les permite trabajar. Por ejemplo, como socorristas de piscina y parque acuáticos o como ayudantes de entrenador de fútbol base. Otra ventaja es que, en caso de que no tengan éxito con el Bachillerato, siempre pueden contar con el título del ciclo formativo y continuar su formación en la FP superior.
Ian Casternado y Pol Jiménez, ambos estudiantes de 1º de Bachillerato en la especialidad de fútbol, coinciden en que todavía no tienen nada claro su futuro y optaron por este modelo “porque ofrece más salidas”. Y ponen en valor esta vertiente más práctica. “No se hace tan pesado, porque siempre estar las mismas horas en el mismo sitio, cansa, y así rompes la monotonía”, tercia Ian.
Pol García, en 1º de la rama de socorrismo, tiene como meta estudiar el grado de INEF y convertirse en bombero. “El Bachillerato de tres años te da más tiempo para decidirte qué quieres hacer y además aprendes cosas prácticas; en mi caso, salvamento y primeros auxilios, algo que puedes aplicar cada día y que es un conocimiento básico que todo el mundo debería tener”, lanza el joven.
Prácticas en la playa de la Barceloneta de estudiantes de la doble titulación de Bachillerato y enseñanzas deportivas, en la especialidad de socorrismo.KIKE RINCON (EL PAÍS)
En junio finaliza la primera promoción de esta modalidad experimental de Bachillerato, que progresivamente ha ido atrayendo a más alumnos: los 15 alumnos del primer año se han doblado en el actual, pero “para el próximo año se han interesado casi 60 familias, queremos pedir una segunda línea”, explica el director, quien también destaca la incorporación de más chicas.
No obstante, desde el instituto también lamentan un gran hándicap: el precio de la matrícula. La de la especialidad de fútbol se eleva a 1.400 euros y la de socorrismo, a 2.000. “Es muy caro, a pesar de que son precios públicos, pero hay que pagar los formadores y las instalaciones, que son públicas, pero las gestionan entidades privadas. No tiene sentido. Esto también hace que pocos institutos se animen a ofertar este tipo de estudios”, lamenta Tenes.
De momento, el modelo se amplía con cuentagotas y actualmente ya son una veintena de centros los que ofrecen la doble titulación en Bachillerato y ciclo formativo, sea del ámbito deportivo o el artístico, según la web de la Generalitat. Con todo, el Departamento catalán de Educación valora positivamente la experiencia del primero “porque a nivel organizativo es muy fácil la combinación y complementa bien la oferta formativa”. En cuanto al de artes plásticas, el Departamento admite por escrito “que no hay tanta demanda”.
Desde el instituto Ferran Tallada tienen claro que este nuevo modelo es un éxito. “En este Bachillerato no hay ni absentismo ni abandono escolar”, resume tajante Tenes, quien abunda que en el convencional tienen actualmente un 10% de absentismo, que luego se traduce en abandono. Unas cifras, incide el docente, marcadas al alza por la pandemia, ya que antes rondaban el 2%. “Los adolescentes lo están pasando muy mal con la pandemia, la parte emocional es muy importante a estas edades. Y con esta fórmula recuperan la ilusión, los alumnos vienen contentos, y esto es clave. El Bachillerato de tres años actúa de tapón, retiene a los alumnos y además logra que estudien un año más”, zanja el director.
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2022/04/bach.jpg13071960admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2022-04-11 10:38:132022-04-11 10:38:15“Con el Bachillerato de tres años no tenemos ni absentismo ni abandono”
La mitad de la destrucción de empleo desde el inicio de la crisis del coronavirus corresponde a menores de 35 años.
Sin duda, la fragilidad irrumpe en el peor instante. Los chicos que salieron al mercado laboral entre 2008 y 2013 (en plena depresión) viven este hundimiento cuando podrían empezar a estabilizarse en sus puestos de trabajo. Y solo parece caer la noche. “El impacto será profundo porque los jóvenes parten de entrada de una situación ya muy vulnerable, marcada por la temporalidad y aún no han terminado de pagar la factura de la crisis anterior”, observa María Ángeles Davia Rodríguez, profesora en la Universidad de Castilla-La Mancha. Y añade: “El tamaño de esa cuenta tendrá también mucho que ver con el nivel de seguridad del puesto de trabajo frente a la pandemia. Es decir, si han podido y pueden seguir teletrabajando o si se enfrentarían a un contacto social intenso cuando se retome la actividad”.
Pero tampoco de ahí parece que lleguen ni luz ni esperanza. La consultora CEPR Policy calcula que actualmente solo el 25,4% de los trabajos en España se puede desempeñar de forma segura desde casa. Un porcentaje que podría llegar al 43% en el escenario de unas restricciones mínimas. Otra vía de agua para que anegue la injusticia. “Hay una separación entre aquellos jóvenes que tienen el privilegio de tener empleos que pueden efectuarse de manera remota (por ejemplo, los financieros o informáticos) y quienes desarrollan profesiones (restauradores, minoristas) basadas en el cara a cara”, alerta David Grusky, director del Centro de Pobreza y Desigualdad de la Universidad de Stanford. Y advierte: “Son nuevas fuerzas de la injusticia”.
Todas las generaciones se han definido por acontecimientos traumáticos. Sucesos escritos, generalmente, por el miedo y la incertidumbre. Sucesos que cambian la forma en la que las personas entienden el mundo, el pasado y el futuro y que afectan a cómo toman decisiones y asumen riesgos. Y en este viaje vital, la relación entre el espacio y la velocidad, o sea, el tiempo, condiciona la vida. “Incorporarse en el mercado laboral en épocas de recesión tiene consecuencias nefastas y persistentes en la trayectoria salarial de los jóvenes españoles. Su repercusión permanece a lo largo de los años y puede durar hasta una década”, describe Nuria Rodríguez-Planas, catedrática de la City University de Nueva York (Queens College).
Infinidad de trabajos atestiguan lo que les espera de prolongarse la recesión causada por el virus. Si eres joven y llegas al mercado laboral en plena depresión o en esta agorafóbica economía vas a sangrar. Los expertos de CaixaBank Research narran que entre 2008 y 2016 el salario medio para los trabajadores de 20 a 24 años cayó un 15% mientras quienes estaban entre los 25 y 29 años perdían el 9%.
Otros informes (Desempleo juvenil en España, publicado por Papeles de economía española) hienden la herida. Sus páginas analizan las vidas de los jóvenes en la horquilla que enlaza los 36 y los 40 años. Un tiempo en el que, pese a haber atravesado la primera fase (2005-2012) de la Gran Recesión, deberían tener sus existencias encauzadas. El resultado es una especie de “envidia demográfica”. Un concepto que imaginó Douglas Coupland en su novela Generación X. Aquel retrato atravesado de inequidad y McJobs de los jóvenes estadounidenses durante los años noventa. Más cerca. El estudio español descubrió —resume María Ángeles Davia— que la probabilidad de caer en el paro para esos adultos era significativamente mayor entre quienes habían engrosado el desempleo antes de los 30 años. Y ese estigma resultaba más intenso cuanto más larga era la experiencia del paro en la juventud.
Sin embargo, es razonable intuir que la frustración de los mileniales que hoy se encuentran en esos tramos de edad será aún superior. Porque además cargan con la devaluación de los salarios que siguió a la reforma laboral de 2011. “Lo que deben sentir es que nunca verán un espacio de seguridad económica en sus vidas”, comenta Markus Gangl, profesor de Sociología en la Universidad Goethe de Fráncfort (Alemania). Porque son el vórtice de una tormenta que arrastra sus existencias hacia la pérdida. “Van a perder salarios, empleo y el ascenso en sus carreras y tendrán que aplazar la educación mientras los trabajadores de mayor edad intentarán trabajar durante más tiempo, lo que limita las futuras ofertas de empleo”, desgrana Jason Dorsey, presidente de la consultora The Center for Generational Kinetics. “Y no solo eso. Deberán soportar buena parte de la carga de impuestos que estos días pagan los beneficios que están recibiendo las personas más mayores”.
Comparación desigual
En el fondo, miles de jóvenes sienten que otras generaciones se han llevado el mejor trozo de la tarta y han colocado alambre de espino alrededor de lo que quedaba. Muchos miran con envidia la situación de sus padres, prejubilados a los 60 años. Sin embargo, esa existencia va quedando lejos y ese número posee hoy un sentido distinto. Unos 60 millones de puestos de trabajo en Europa están en riesgo. Es el porvenir que describe la consultora McKinsey. Su concepto de peligro mezcla reducción de horas de trabajo pagadas, una avalancha de expedientes temporales y despidos definitivos. Y son los jóvenes, una vez más, quienes salen azotados por los vientos. Enhebrado con hilo de seda oscilan los empleos de siete millones de chicos de entre 15 y 24 años. ¿La imagen es dura? “La imagen podría ser peor si en los próximos años los Gobiernos europeos introducen nuevas medidas de austeridad para hacer frente a la presión presupuestaria creada por la crisis. Porque ya sabemos lo que significa: condiciones más débiles para los trabajadores y un recorte profundo en los gastos sociales”, reflexiona Michele Raitano, profesor de Economía Política de la Universidad de La Sapienza de Roma.
Pero urge proteger los empleos. Cada trabajo salvado retiene la productividad y el consumo, reduce la dependencia de los sistemas públicos y tiene un efecto positivo en la salud y el bienestar. Hay que derribar los números. Esta curva no basta con aplanarla. En abril, el paro entre los menores de 25 años aumentó en 31.262 chicos frente al mes anterior. Casi el 11%. Cenizas sobre las cenizas en un país que incluso en los años del milagro dorado ha tenido poblaciones, especialmente en el sur, con un desempleo juvenil del 40%. “La situación de los jóvenes ya era difícil antes de la crisis y ahora han empezado a formar parte del paro estructural; o sea, del desempleo crónico”, advierte Raquel Llorente Heras, profesora de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid.
Amenazas
Acorralados miles de ellos en contratos temporales, los días se cuentan por amenazas. Sobre todo, cuando termine el estado de alarma. Tras el final del confinamiento resulta posible que “se produzca una importante destrucción de empleo temporal”, prevé Llorente. ¿Qué hacer? ¿Les daremos la espalda? “Una opción sería una renta mínima que actúe como trampolín para acceder al mercado de trabajo”, propone Rafael Doménech, responsable de análisis económico de BBVA Research. Y matiza: “Pero debería estar diseñada para que el joven no dependa de ella y ser temporal”. Da igual su geometría. Casi todos coinciden en el adjetivo que emplea Raquel Llorente para calificarla: “Necesaria”.
Hay que proteger a las cohortes más jóvenes, especialmente en un mundo donde serán más frecuentes las crisis sanitarias y económicas. Entre 2007 y 2009 el paro juvenil, acorde con la Organización Mundial del Trabajo, aumentó en 7,8 millones de personas. En comparación, durante la década anterior a la Gran Recesión, el número de desempleados jóvenes creció solo en 191.000 chicos de media al año. Es una instantánea en alta resolución de las generaciones desfavorecidas. “Son las menos afectadas por el virus, pero están más expuestas a las consecuencias económicas de la pandemia”, asume Stefano Scarpetta, director de empleo, trabajo y asuntos sociales de la OCDE. “En una segunda fase de la crisis y más adelante habrá que prestar atención a cómo enfrentamos esta desigualdad a través de políticas que vayan al origen. Por ejemplo, las lagunas en los sistemas de protección social o los jóvenes poco cualificados”, añade. Pues los chicos, advierte Jordi Fabregat, profesor de Esade, entre 30 y 35 años que no tengan una buena formación “lo pasarán mal”.
De momento, la crisis de la covid-19 llega a España antes del fin del curso escolar y ha complicado el acceso a la búsqueda de trabajo de miles de jóvenes que deberían licenciarse o acabar sus estudios este año. Nadie sabe con certeza qué consecuencias tendrán en su futuro unas aulas vacías. Semeja esa línea de Cien años de soledad: “El mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre”. Otras, sí lo tienen. No acuden por sorpresa. Carlos Martín, director del gabinete económico de CC OO, entiende que se puede evitar el deterioro de las expectativas de los chicos. “Hay que elevar los impuestos hasta homologar la contribución fiscal española con la media europea, suprimir la inmensa flexibilidad de la contratación temporal, que provoca existencias inestables y garantizar el acceso a la vivienda para acabar con ‘las vidas aplazadas’ que padecen jóvenes y no jóvenes”, relata. Y propone respuestas frente a ese aislamiento. Establecer precios máximos en el alquiler, gravar las casas vacías, restringir los apartamentos turísticos y crear un parque público de hogares en alquiler que no se pueda descalificar.
Pero como todos los días son un estado de ánimo, también hay motivos para la esperanza. “En estos momentos debería ser casi delito el tremendismo”, dice el jurista Antonio Garrigues Walker. “Soy optimista. El ser humano, especialmente los jóvenes, es muy resiliente y siempre ha sabido adaptarse. Tendrá que hacer cambios, pero tampoco demasiados. La Humanidad ha atravesado otras pandemias y las ha superado”.
Esa misma fortaleza de los chicos actuales es la que elogia Santiago Íñiguez de Onzoño, presidente ejecutivo de IE University. “Los jóvenes son quienes están sufriendo menores tasas de infección y podría ser el colectivo que antes vuelva al trabajo y ser parte de la solución”, analiza Josep Mestres, economista de CaixaBank Research. “Además es una generación que se adapta muy bien a los cambios estructurales que llegan como el teletrabajo o las nuevas tecnologías”. Dentro de esas trasformaciones, el mundo global vive su propia recesión. Los países van a recuperar fábricas, cadenas de suministros y ciertas actividades vitales —sobre todo las relacionadas con la salud— volverán a casa. Nadie en Europa quiere que China siga fabricando el 80% de los antibióticos. “Vamos a recuperar tejido productivo y esto dará oportunidades profesionales a los jóvenes”, lanza Roberto Scholtes, responsable de estrategia de UBS España. “Tengo esperanza”.
Toda generación se alza, toda generación declina. Entre medias ha habido desde hace décadas un pacto implícito de prosperidad. Las plegarias serán atendidas y cada salto generacional disfrutará de una vida mejor. Incumplir este compromiso es regresar al otoño de la Edad Media o al invierno del Antiguo Régimen. “Pues si no se puede prometer a la gente que su vida será mejor, entonces porqué deberían respaldar el sistema”. Esta reflexión es de Grace Blakeley, una joven economista inglesa de 26 años. Pero es compartida por millones de chicos, sobre todo del sur de Europa, menores de 35 años, que afrontan su segunda recesión mundial en solo 12 años.
Es tentar al abismo. La quiebra del pacto social conduce a la radicalización, los populismos y al enfrentamiento entre generaciones. La miseria económica prende la miseria económica. Bajos salarios ahora conducen a bajos salarios después y, finalmente, a pensiones ínfimas. Mientras, el aire está inflamado con un desempleo que empieza a ser estructural en España. ¿El inicio de la tensión?
División
“En parte, ya existe ese enfrentamiento. Las estadísticas empiezan a mostrar que durante la crisis de 2008 las rentas que mejor evolucionaron fueron las de las personas de mayor edad mientras se debilitaban las de los jóvenes. Esto ha generado una división”, advierte Rafael Doménech, de BBVA Research. El país comienza a pisar una dudosa luz del día. “Una de las secuelas que deja la crisis es una creciente tensión social”, alerta Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales. “Pero no veo una guerra entre generaciones. Lo que sí habrá es una contestación más arraigada frente al sistema. Los jóvenes no serán antisistema. Sin embargo, van a defender con fuerza el espacio público (sanidad, educación)”.
Un 42% de los jóvenes estadounidenses —acorde con el centro de estudios Pew Research Center— tiene una valoración positiva del concepto “socialismo”. A través de su dialéctica se entiende parte de la realidad. “No existe un conflicto generacional sino de clase. La élite económica tiene interés en sustituir uno por otro para salvaguardar su statu quo. Con el fin de evitar medidas de reequilibrio fiscal, laboral o inmobiliario que recorten sus beneficios de manera estructural. Por eso su propaganda promociona ideas del tipo: los viejos les quitan los derechos a los jóvenes y para evitarlo hay que recortar pensiones; o los indefinidos les roban los derechos a los temporales (muchos jóvenes) y la solución es rebajar la indemnización por despido de los fijos”, critica Carlos Martín. Y añade. “Que nadie lo dude. Los hijos y las hijas de la élite no verán mermadas sus expectativas, sino, como mucho, reorientadas”. No sucederá lo mismo con los chicos españoles más desfavorecidos y que antes de que apareciese la Covid-19 ya soportaban un paro del 30%. “Para resolver esa tensión generacional hace falta crear empleo. Nadie en una sociedad puede estar tranquilo sin trabajo, especialmente los jóvenes”, avisa Gonzalo Sánchez, presidente de PwC.
ÁLVARO, 34 AÑOS: “A EMPEZAR DE CERO OTRA VEZ, COMO HE HECHO DESDE QUE TENÍA 18 AÑOS”
Álvaro Alcalde
En 2010, cuando la crisis rompía la economía española, Álvaro Alcalde empezaba a cocinar en un restaurante japonés de Madrid después de terminar sus estudios en San Sebastián. Con un grado superior de Hostelería, experiencia en Londres y varios años entre fogones comenzó cobrando 1.200 euros por un trabajo de seis días a la semana, 10 horas al día. “Vivía en un piso en mi barrio de toda la vida, Tetuán, pagando 650 euros más gastos… más de la mitad de mi nómina”. La situación pronto se hizo insostenible, y decidió, en 2011, lanzarse a recorrer el mundo trabajando en el campo, en proyectos agrícolas en Centroamérica y Canadá. “Volví a España en 2013 y volví a trabajar en cocinas con horarios esclavos (más de 60 horas a la semana y 1 día de vacaciones)”, relata. Hasta que, en 2019, se atrevió a montar un bar de vinos en Madrid. No había pasado ni un año y el negocio le iba razonablemente bien. Y estalló la crisis sanitaria. Su local lleva cerrado desde el inicio del confinamiento y calcula que no podrá reabrirlo. “Así que ahora a empezar de cero otra vez, como he hecho desde que tengo 18 años”. Por María Fernández
ALEJANDRO, 34 AÑOS: “HAY QUE LUCHAR, NO QUEDA OTRA”
Alejandro Sánchez.
Alejandro Sánchez (Pontevedra) se lanzó en 2016 a recorrer el Camino de Santiago con una libreta bajo el brazo. Apuntaba todo lo que le decían sus futuros clientes: los peregrinos. Era su forma de salir de una vida como profesor particular que no le llenaba ni el alma ni los bolsillos. Si acaso de dinero en negro, y ese no era plan de futuro. Desde entonces, este licenciado en Ciencias del Mar se ha afanado por convertir la casa de su abuelo, donde pasó los veranos de su infancia, en un albergue. El momento de emanciparse tenía fecha: abril de 2020. Hasta que llegó la pandemia. “Hay que luchar, no queda otra”, dice. Por delante, un préstamo y varias fases de desescalada. Por Marcos Lema
ANDRÉS, 33 AÑOS: “AHORA ESTABA BIEN Y DE REPENTE…PUM”
Andrés Lucía.
Andrés Lucía (Plasencia, Cáceres) estudió Artes Gráficas cuando las máquinas ‘offset’ estaban a punto de morir, se metió en Sociología en pleno cambio de la licenciatura al grado y acumulaba trabajos precarios en Salamanca durante la Gran Recesión. Nada le salía hasta que decidió formarse como director de cocina. La recuperación económica hizo el resto. “Ahora estaba bien y de repente… pum”, se lamenta. Crisis, ERTE y vuelta a empezar. Pero esta vez es diferente. Sabe que el restaurante bilbaíno en el que trabaja no podrá ofrecerle, si es que reabre, las condiciones que por fin había conseguido. Y no se rinde: “Toca reinventarse”. Con lo que le den de paro montará un servicio de cocina a domicilio. Por M.L.
MOHAMMAD, 29 AÑOS: “NADA DE COBRAR POR NO HACER NADA, TOCA ESPERGURAR”
Mohammad El Kabouri.
Mohammad El Kabouri (Marruecos) llegó a España en 2007 y hasta 2011 no fue capaz de conseguir su primer trabajo. “Venía en busca de una buena vida, pero no la encontré”, rememora. La Gran Recesión frustró sus expectativas y, como tantos otros, se puso a estudiar. Encadenó varios cursos de cocina y por fin obtuvo un empleo. Ya no le faltaría nunca, pensó. Tras una década de experiencia, la crisis lo dejó en manos de un ERTE y recluido en casa. Demasiado para una persona activa. Estos días ha cambiado Barakaldo (Bizkaia) por los viñedos de La Rioja. Nada de cobrar por no hacer nada, toca espergurar, dice. En septiembre se le acaba el contrato en el restaurante, pero Mohammad es optimista: “Si buscas trabajo, lo encuentras”. Por M. L.
PABLO, 39 AÑOS: “NO ES UNA MALDICIÓN IRSE DE ESPAÑA Y NO DESCARTO VOLVER A HACERLO”
Pablo Sainz-Rosas.
La vida de Pablo Rosado Sainz-Rosas (Bilbao) ha estado marcada por las turbulencias económicas y políticas de dos países: España y México. Tras estudiar Comunicación Audiovisual, vio que esa preparación no le daría ventajas laborales en medio de la crisis. Trabajó en productoras pequeñas que no pudieron sobrevivir. En 2011, estudió un máster en Administración de empresas para ampliar sus opciones y unos meses después una empresa lo fichó para que trabajara en México. “Fue un cambio total, para hacer ventas, algo que yo nunca había hecho, en un sector tecnológico y de educación. Fui uno de los que salieron en 2013”, cuenta. Durante más de seis años trabajó en lograr un acuerdo con la Secretaría de Educación Pública de ese país, pero el cambio de Gobierno, en 2018, terminó con esa posibilidad y se vio obligado a volver a España en noviembre pasado. “En retrospectiva, irme a México fue algo que ayudó muchísimo. No es una maldición irse y no descarto que eso pueda volver a ocurrir ahora”. Por Erika Rosete
Primero como recién graduada y ahora como emprendedora, Inma Arteaga (Cádiz) ha vivido dos de las situaciones más complejas de la historia de España. En 2012, cuando terminó la carrera de periodismo y comunicación, una pequeña empresa de ‘marketing’ la contrató, mientras veía cómo sus compañeros hacían prácticas no pagadas y tardaban uno o dos años en encontrar un trabajo “decente”. Decidió hacer un máster de dirección de empresas y en mayo de 2019 se unió con un socio para crear Pixitour, una ‘start-up’ que ofrecía sesiones fotográficas a turistas, principalmente asiáticos, en sus viajes por Europa. “Con lo que estoy viviendo ahora que quiero ser empresaria, pienso que aquello de 2008 tuvo que ser horrible”, reflexiona. Arteaga piensa que esto es el “coletazo” de aquella crisis de la que no hubo una recuperación total. “Mi generación jamás vivirá como vivieron las generaciones de nuestros padres”, dice. Desde hace seis semanas Pixitour pasó a ser Batchor, un ‘software’ de edición de fotografía profesional para otras empresas, ahora que, asegura, las ventas en línea cobrarán más importancia. Por E. R.
FRANCISCO, 32 AÑOS: “CUANDO POR FIN EMPIEZAS A VIVIR POR TI MISMO LLEGA ESTA HECATOMBE Y TE BARRE”
Francisco Guillermo Gómez.
Francisco Guillermo Gómez (Cáceres, 1987) dice que es optimista, pero reconoce que la crisis del coronavirus ha roto todas sus expectativas. “Es la época que nos ha tocado vivir. Aunque ya cansa. Es muy duro ver cómo cuando terminas la carrera, durante la recesión anterior, te cuesta horrores salir a flote con trabajos mal pagados y, cuando por fin empiezas a vivir por ti mismo, llega esta hecatombe que se lleva por delante todo el esfuerzo de los últimos tres años”. Francisco se licenció en Derecho y en 2017 montó una empresa de gestión de alojamientos y servicios para estudiantes y turistas extranjeros en Salamanca, donde también abrió su propio despacho de abogados. “La pandemia me ha barrido cuando la empresa iba a comenzar a dar un beneficio reseñable y voy a tener que liquidarla. Si no tuviera que pagar tantos impuestos no tendría que hacerlo”, afirma. Con los juzgados cerrados, tampoco su bufete le da de comer y sí le produce gastos. “Llevo tapando agujeros desde enero y ya no puedo más” [el 70% de sus clientes son asiáticos]. Ahora está viviendo en la finca familiar de Cáceres y no sabe si podrá mantener su casa salmantina. Lo que sí tiene claro es que va a salir adelante, “no me voy a quedar parado esperando la ruina. Tendré que sudar, pero un billetillo no me va a faltar”, sostiene mientras valora varios proyectos. Por Carmen Sánchez-Silva.
ALBA Y JUAN ANTONIO, 27 Y 28 AÑOS RESPECTIVAMENTE : “LA OPCIÓN MÁS VIABLE ES SER TEMPORERA EN FRANCIA”
Alba Martín y Juan Antonio Escañuela.
Alba Martín (Madrid, 1992) y Juan Antonio Escañuela (Vélez de Belaudalla, Granada, 1991) comparten piso en Granada. Ninguno de los dos cree que la Gran Recesión les afectase demasiado, sí a sus familias, y, con esta, ella, titulada en Ciencias Ambientales en 2018 y con un C-1 de inglés, dice que se ha llevado una decepción bastante grande. Pensaba que su carrera iba a tener más salidas, como le prometieron. Pero lleva muchos meses buscando trabajo sin suerte en su profesión y ahora se plantea hacerse temporera en Francia para ganar algo de dinero. Juan Antonio trabaja como celador en el Hospital Virgen de las Nieves desde hace tres años y uno como interino; una suerte, dice, porque sus amigos se han quedado en la calle o sufren un ERTE. Él se ha podido independizar después de trabajar desde los 18 años en el campo, la hostelería, en seguridad o como repartidor y, de momento, sostiene, la pandemia no ha afectado a su proyecto de vida. Alba sí cree que va a tener que esperar más todavía para hallar un trabajo que le permita viajar y formar una familia, aunque no renuncia. Por C. S-S.
BELÉN, 34 AÑOS: «LA REMONTADA SERÁ DURA»
Belén Amoraga
La trayectoria de Belén Amoraga, psicóloga, 34 años, es un viaje hacia el compromiso con los otros. Ha trabajado en Valencia con adictos, migrantes, enfermos de VIH. Personas que la sociedad expulsa hacia los arrabales de la vida. Ha tenido contratos precarios, retrasos de meses en los pagos y ha ido vadeando la existencia. Pasó, en 2018, por la Fundación NovaTerra, que promueve la inclusión social, y da clases en la Universidad de Valencia. “Ocho horas a la semana por 326 euros”. Un año más tarde abrió su gabinete sicológico. Pero irrumpió el virus y descubrió que a la gente le resulta difícil abrirse a través del ordenador. “La remontada será dura”, zanja. Por Miguel Ángel García Vega.
ADAM, 25 AÑOS: «A VECES IMPORTA MÁS A QUIÉN CONOZCAS»
Adam Choukrallah posa en Alcobendas , Madrid.VICTOR SAINZ
A través del teléfono, la voz de Adam Choukrallah desborda tanta ilusión como una piscina de agua infinita. “Está muy difícil. Sobre todo para las personas que no tengan estudios o que trabajen en la hostelería. Pero hay que intentarlo insistentemente, y no coger el primer trabajo que te ofrezcan, siempre existe otra opción y hay que luchar por ella”. Adam es muy joven. Tiene 25 años y sus palabras llegan cargadas de toda la resistencia que se le presupone a esa fase de la vida. Vive en Alcobendas, a las afueras de Madrid. “Somos gente de barrio, de clase obrera”, sostiene orgulloso. Al igual que muchos chavales de su tiempo se siente muy preparado. Tiene un doble grado superior en Producción Audiovisual (CIFP José Luis García) y Marketing (IES Eslava), ha vivido un año de prácticas en una productora y fue becario durante dos meses. Tiempo suficiente, también, para conocer ciertas injusticias. “Muchas veces resulta más importante estar en el lugar adecuado y conocer a la persona correcta que el currículo”, sostiene. Algunos vicios no los cambia ni una pandemia. Por M. A. G. V. FOTO: VÍCTOR SAINZ
ALICIA, 35 AÑOS: «CUANDO ERES MADRE LA INCERTIDUMBRE ES MAYOR»
Alicia García.SANTI BURGOS
Quien escoge el camino del corazón, cuenta el Bhagavad-gītā, el libro sagrado hindú, no se equivoca nunca. Alicia García mantiene muy presentes esas enseñanzas. Adora la ciencia. Se licenció en Biología en 2009 por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), ha defendido una tesis sobre el ictus y tiene un contrato temporal en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC). También tiene un hijo, Arán, de dos años. Y bastante incertidumbre. “Tengo 35 años y mi currículo aún no resulta suficiente para presentarme a una plaza como profesora universitaria. La gente que se examina ahora supera los 40 años, con más experiencia y publicaciones”, comenta. “No sé qué sucederá dentro de cinco años. Si no me renuevan o consigo financiación para mis investigaciones quizá tenga que cambiar de profesión”. Un camino de piedras. El de una generación que investiga con becas de 1.000 euros y empieza a cotizar en la treintena. Por M. A. G. V. FOTO: SANTI BURGOS
NEREA, 26 AÑOS: «ME SIENTO OLVIDADA»
El currículo que presenta Nerea Gómez es una sucesión de puntos que trazan una línea recta perfecta. Entre otros títulos, en su nutrido expediente académico figura que es licenciada en Economía por la Universidad de Valencia, máster por la Universidad de Alicante. Solo tiene 26 años y anda en su tercer año de doctorado en la Politécnica de Valencia investigando cómo afecta al rendimiento académico el uso de las TIC (tecnologías de la información) en las aulas y hogares. Sin embargo, habita en el descontento. “Como generación, tengo el sentimiento de que siempre hemos tenido la palabra crisis en la boca”, reflexiona. Palabras que esparcen un justificado sentido de desafecto. Temporalidad, imposibilidad de acceder a una vivienda, precariedad. Una ansiedad que el virus ha replicado. “Me siento olvidada como joven, las prioridades suelen ser otros sectores de la población. Nadie está hablando de nuestro futuro y qué harán con nosotros ahora que entramos en el mercado laboral”, critica. / M. Á. G. V.
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2021/10/33.webp14821960admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2022-02-28 07:40:002022-02-28 10:05:48La crisis golpea el futuro de los jóvenes: más paro y peores sueldos
Gary Burnison es un trabajador de recursos humanos con una experiencia de 20 años en la profesión. En todo este tiempo ha entrevistado a miles de candidatos y ha visto un número igual de currículos. Los resúmenes laborales de los candidatos que pasaron por su manos fueron de todo tipo: largos, cortos, aburridos y con formatos de toda índole… lo que le da la potestad para desvelar cuál fue el mejor y por qué.
Este trabajador cuenta en ‘CNBC’ que el mejor CV que vio en su vida no tenía ningún truco especial, pertenecía a un candidato que no había trabajado en ninguna de las 500 mejores empresas de EEUU y cuando se doblaba no daba lugar a un avión de papel o alguna forma por el estilo. Burnison contrató a la persona que lo presentó y su CV era de la siguiente manera: 1. Era fácil de leer
El CV de dos folios estaba perfectamente organizado, con amplios espacios en blanco, los nombres de las empresas en negrita, los títulos en cursiva y los detalles de cada trabajo en guiones. La fuente no estaba “adornada”. Esta siempre debe ser “simple y fácil de leer”. 2. Contaba una historia
La trayectoria profesional del candidato estaba explicada cronológicamente de forma clara. “En solo unos segundos fui capaz de ver un patrón de ascenso en su carrera profesional”, explica. 3. Hablaba de logros más que de puestos de trabajo
“Lo que realmente quiere saber el empleador es si el candidato está por encima de la media y es capaz de dar resultados cuantitativos”. Por ello, en el CV es mejor poner “expandí las operaciones a ocho nuevos países” que “expansión de operaciones a mercados internacionales”. 4. Decía la verdad
Todos era creíble y los números no eran exagerados. Asimismo, el hecho de que el CV incluyese un link a su perfil de LinkedIn y a su página web personal permitió a Burnison hacer un ‘fact-check’ rápido al currículo. 5. No incluía tópicos
En el documento no se decía que el candidato era creativo, responsable y un buen trabajador en equipo. Estos términos hacen que los empleadores dejen de prestar atención. Burnison recomienda evitarlos y optar por verbos junto con experiencias personales: “presenté proyectos cara a cara con clientes y hablé en público en eventos de la facultad” mejor que “excelente comunicador”. 6. Venía recomendado
No es fácil tener un contacto en la empresas de nuestros sueños, pero si el CV de una persona viene recomendado por un conocido o por un trabajador de la firma, el empleador no solo lo abrirá, sino que lo verá con mejores ojos. “Enviar el CV a todas partes no sirve de nada. Me llegan docenas de currículos de gente que no conozco cada día y la mayoría de ellos no se abren. Intenta conseguir una conexión con alguien, aunque sea el amigo de un amigo”, concluye.
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2019/07/5d14a312adc0c.jpeg383580admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2021-12-14 08:44:002021-12-14 10:34:07El CV que más impresionó a un reclutador en 20 años entrevistando a candidatos
Las fiestas patronales son el momento elegido de muchos menores para iniciarse en el consumo de alcohol. Son momentos de fiesta y de reencontrarse con los amigos de toda la vida. Los expertos advierten a los padres y les piden que no pierdan el control de los menores.
El verano es una fecha negra para los jóvenes que se inician en el consumo de alcohol. En especial la semana que viene, la del quince de agosto. Durante esos días se celebrarán por todo el país más de 1.200 fiestas patronales.
Raúl Izquierdo nos recuerda los problemas de despreocuparse por el ocio de los menores por parte de los padres.
Muchos de ellos elegirán estos días para iniciarse en el consumo de alcohol. Son días en el que el ambiente es festivo, con amigos de toda la vida y en el que los padres también se relajan en el control de sus hijos que, incluso quedan a cargo de otros menores durante una noche o durante esas fiestas.
La edad media para empezar a beber alcohol es de casi 14 años, aunque es una media, algunos lo hacen antes y lo reconocen. Muchos de ellos beben hasta que se encuentran mal.
Ante esta falta de percepción del riesgo los expertos hacen un llamamiento a los padres y piden que les controlen como el resto del año.
Si quieres saber más spobre este tema te dejamos otro vídeo que te ayudará.
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.png00admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2021-11-08 08:30:002021-11-08 08:48:49Cientos de jóvenes eligen las fiestas patronales para iniciarse en el consumo de alcohol
Esta es una de las conclusiones del Barómetro ‘Juventud y género’, que analiza la percepción de jóvenes entre 15 y 29 años sobre las desigualdades de género, las experiencias afectivas o las relaciones de pareja y familiares, entre otros.
El estudio, además, recoge la percepción de estos jóvenes en ámbitos relacionados con las diferencias y desigualdades de género, las identidades y experiencias afectivas.
Violencia de género y en la pareja
Una de sus principales conclusiones es que hay un amplio porcentaje de chicos que niegan la existencia de la violencia de género. En cuatro años, desde 2017 a 2021, esta cifra se ha duplicado y se sitúa en el 20%. Es decir, uno de cada cinco adolescentes y jóvenes varones de 15 a 29 años cree que la violencia de género no existe y que es solo un ‘invento ideológico’. También aumenta la opinión de que la violencia es inevitable, que es habitual y que, si es de poca intensidad, no supone un problema.
En concreto, el grado de acuerdo en torno a las afirmaciones sobre violencia de género ha tenido una evolución preocupante entre 2019 y 2021. La percepción de que es un problema social muy grave ha pasado de 72,4% al 74,2% para ellas, pero se ha reducido del 54,2% al 50,4% para ellos. Por otra parte, la conciencia de haber presenciado situaciones de violencia de género en su entorno es mucho más habitual entre las mujeres que entre los hombres, si bien es bastante común en ambos casos. Las más habituales, son revisar el móvil (59,7% ellas, 38,7% ellos), controlar lo que hace la otra persona (54,5% ellas, 28,4% ellos), decirle con quién puede hablar o salir (51,6% ellas, 23,5% ellos), insultar y humillar a su pareja (49,8% ellas, 23,5% ellos) y tratar de aislarla de sus amistades (46% ellas, 22,5% ellos).
Por lo que respecta a la percepción de los factores que influyen en la violencia de género, la falta de educación se mantiene desde 2017 como el más importante. Además, aumenta la percepción de factores estructurales como la educación patriarcal y se reduce progresivamente la mención de factores que justifican la violencia, como el consumo de alcohol y otras sustancias o las rupturas sentimentales y otros conflictos de pareja, aunque hay porcentajes significativos que apoyan estas teorías: el consumo de sustancias (23,5% entre ellos y 18% entre ellas) y las rupturas o problemas de pareja (18,3% ellos y 15% ellas).
Las formas de violencia en la pareja sufridas más habituales entre las mujeres son revisar el móvil (21,8%), forzar una relación sexual no deseada (20,5%), controlar toda la actividad (18,2%), controlar con quién puede salir o hablar y dónde (17,2%) e insultar y humillar (16,7%). En el caso de los hombres, únicamente revisar el móvil (15,4%), controlar toda la actividad (11,5%) y tratar de que no vea a sus amistades (10,5%) se sitúan por encima del 10% de casos.
En cuanto a las situaciones de violencia ejercidas, algo más de la mitad de mujeres (53,9%) y hombres (50,8%) declara no haber ejercido ninguna.La única situación habitual es revisar el móvil de la pareja, que es mencionada por el 23,6% de las mujeres y por el 10% de los hombres.
Avances del feminismo
Por el contrario, y de forma más positiva, el barómetro destaca que en este periodo sehan producido grandes avances respecto a las visiones tradicionales de género y la lucha por la igualdad entre la juventud española. Así, el porcentaje de mujeres que se consideran feministas ha pasado del 46,1% al 67,1%y el porcentaje de hombres ha pasado del 23,6% al 32,8%, aunque se ha reducido cerca de 5 puntos porcentuales desde 2019. También conviene resaltar que un número relevante declara no saber o no querer contestar (9,1% ellas y 13,4% ellos).
La evolución de la percepción sobre situaciones inaceptables de discriminación también se ha mantenido relativamente estática entre 2017 y 2019. El principal cambio se observa en la valoración de los piropos por la calle como discriminación intolerable por parte de las mujeres, que pasa de un 24,8% en 2017 a un 42,6% en 2021.
Desigualdad laboral y conciliación familiar
Una diferencia significativa entre chicos y chicas se encuentra en cómo perciben la desigualdad: más de 7 de cada 10 mujeres jóvenes participantes en el estudio considera que las desigualdades de género son elevadas en España, frente a solo 4 de cada 10 hombres. De hecho,1 de cada 10 hombres considera que no existen desigualdades de género. Desde 2017 a 2021, la percepción de desigualdad se ha incrementado entre las mujeres (entre 6 y 7 puntos) pero se ha reducido entre los hombres (de 2 a 4 puntos).
El ámbito en el que mayor desigualdad se percibe para las mujeres es el laboral: la mitad considera que se encuentran en una posición significativamente peor a la hora de acceder a puestos de responsabilidad pero también sienten que a nivel salarial también están en desventaja. Además, un 43,6% percibe estar en una posición peor en cuanto a la conciliación familiar. Los hombres también ven esta desigualdad, pero en 20 puntos porcentuales menos que las mujeres.
Una mayoría opina que el feminismo busca superar barreras tradicionales de las mujeres para acceder a la igualdad (63% entre ellas y 40% entre ellos). Hay otros porcentajes significativos: entre los chicos un 28% destaca que el feminismo no se ocupa de los problemas reales de las mujeres (17% entre las mujeres), un 26,4% que no es necesario (frente al 13% de ellas) y un 24% que busca perjudicar a los hombres (frente al 14% de ellas).
Orientación sexual, pareja, familia y conciliación
Según el barómetro, un 82,9% de los hombres y un 73,4% de las mujeres se definen como heterosexuales. Entre ellas, un 18,5% se definen como bisexuales, frente a un 6,1% de los hombres. La homosexualidad y otro tipo de orientaciones representan entre un 6% y un 8%.
En cuanto a la importancia concedida a tener pareja, para algo menos de la mitad de las chicas (45,4%) y para la mitad de los chicos (50,6%) es un tema muy o bastante importante. Por modalidades de pareja, es ampliamente preferida la pareja tradicional monógama, tanto en ellas (86,3%) como en ellos (78,2%).
También es destacable la mayor propensión al control entre los hombres: un 18,1% destaca que es normal mirar el móvil de la pareja, frente al 12,7% de ellas; así como la percepción de los celos como una prueba normalizada del amor (28% entre ellos, 15% entre ellas). El estudio muestra cómo mientras entre las mujeres avanza la tendencia hacia una percepción más igualitaria de las relaciones de pareja, en el caso de los hombres encontramos una cierta persistencia de las visiones tradicionales de género.
El reparto de tareas domésticas sigue mostrando una desigualdad de género, percibida en mayor medida por las mujeres: un 30,5% de las que viven en pareja declaran hacer ellas las tareas domésticas, frente a únicamente el 14,4% de los hombres. Aun así, entre 2017 y 2021 se ha producido un aumento de entre 5 y 10 puntos en la percepción de que las tareas domésticas y de cuidados se reparten equitativamente, situándose en porcentajes superiores al 50% en todos los casos.
Además, también en este periodo aparece una progresiva reducción de las actitudes más tradicionalistas hacia la conciliación familiar. Especialmente entre las mujeres aparece un gran rechazo al rol de la mujer como cuidadora de los hijos (59,5%).
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2021/10/22.webp652978admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2021-10-18 11:56:432021-10-18 11:56:451 de cada 5 chicos niega la violencia de género
El consumo de alcohol nunca es bueno, ni aunque sea en muy pequeñas cantidades o de manera esporádica. Esta droga legal puede producir severos problemas a muchos de los órganos del cuerpo humano, en especial al hígado y al cerebro. Lo más preocupante son los datos que arrojan sobre el consumo que se da entre jóvenes: en España, según la Encuesta sobre uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias , el 76,9% de los jóvenes entre 14 y 18 años confiesa haber bebido alguna vez en su vida. En los últimos 30 día, el 21,8% se ha emborrachado y el 31,7% ha bebido cinco o más copas, vasos o cañas de alcohol en un lapso aproximado de dos horas.
Iniciarse en la bebida desde edades tempranas es muy peligroso, sobre todo en la adolescencia, que es la etapa de desarrollo físico y mental. Además, en esta época vital en muchos casos el uso de alcohol es excesivo en un corto periodo de tiempo, como lo podemos ver en las novatadas universitarias y, del mismo modo, se puede llegar a consumir por presión social. Otro dato alarmante, arrojado por la Fundación Alcohol y Sociedad (FAS), revela que el 48% de los menores que beben lo hacen con conocimiento de sus padres.PUBLICIDAD
El consumo excesivo de alcohol puede afectar a la memoria y la capacidad de una persona joven para procesar y transmitir información
Lo peor es si se adquiere el hábito y finalmente se relaciona el hecho de divertirse con el consumo de alcohol. Al fin y al cabo, se trata de una droga muy social y a la que hay muy fácil acceso, ya sea en un bar o en un supermercado. De ahí la peligrosidad de desarrollar la costumbre de quedar con los amigos y beber cuando se es joven. Las últimas investigaciones apuntan a que el daño que hace al cerebro es crítico. Andy Spickard, profesor emérito de medicina y psiquiatría en la Escuela Universitaria Médica de Vanderbilt, ha escrito un reciente artículo en ‘Psychology Today’ en el que analiza los últimos estudios publicados sobre el riesgo que entraña el consumo continuado de alcohol desde la etapa adolescente.
Un cerebro en continuo cambio
«Cuando empecé en la medicina, se pensaba que las etapas de desarrollo de la infancia es el período más crítico para el desarrollo cerebral», explica el médico. «Hoy sabemos que el desarrollo continúa hasta la edad adulta, y que los jóvenes de entre 15 y 25 años experimentan una remodelación rápida y extensa de sus mentes, más que en cualquier otra etapa excepto en la infancia».
Los adolescentes bebedores en Estados Unidos tienen cinco veces más probabilidades de sufrir abandono escolar que los no bebedores
¿En qué aspectos concretos afecta esta sustancia al tejido neuronal de los jóvenes? «El consumo excesivo de alcohol puede afectar a la memoria y la capacidad de una persona joven para procesar y transmitir información», avisa Spickard. «Y si es frecuente, lo que es la norma para muchos adolescentes y adultos, puede causar daños a largo plazo en la capacidad del cerebro encargada de la toma de decisiones, así como en la atención y la organización o el control de los impulsos».
«Algunas investigaciones también apuntan a que beber en exceso a cualquier edad puede reducir el tamaño del hipocampo, un área del cerebro que desempeña un papel fundamental en la memoria a corto y largo plazo», asevera el médico. «Este daño puede incrementarse con episodios de desmayo o pérdidas de memoria». Otra consecuencia muy grave y llamativa es que, como reconoce Spickard, también puede afectar a la capacidad del cerebro para comunicarse consigo mismo, una tarea relegada a los neurotransmisores. El etanol altera el contenido de los mensajes que envían y disminuye la velocidad a la que estos se transmiten. «Este mal funcionamiento interfiere con la capacidad de aprendizaje, una de las tareas más importantes de la adolescencia», expresa el experto.
«Los bebedores adolescentes en Estados Unidos tienen cinco veces más probabilidades de sufrir abandono escolar que los no bebedores», recalca Spickard. Esto también les condena a no desenvolverse tan bien en sociedad o en las actividades deportivas. De igual modo, retrasa mucho el período de graduación académica. Otro aspecto que remarca el médico es la falta de plasticidad cerebral, que se define como «la capacidad de nuestras células neuronales para dar respuesta a un cambio en el exterior«. Esto provoca que el cerebro sea vulnerable a lesiones a largo plazo que pueden ser permanentes. «Pero la plasticidad también permite al cerebro repararse a sí mismo», observa el médico. «Esta cualidad de autocuración permite que aquellos que en algún momento abusaron de esta sustancia se recuperen en unos años, en el caso de que dejen de consumir totalmente».
El consumo de alcohol entraña un grave problema, ya que como decíamos, se trata de una droga social que se asocia a la diversión y cuyos riesgos son enormes. Hay que incidir en la prevención y educación desde edades tempranas para que el adolescente sea consciente de los peligros a los que se expone. Y, en todo caso, predicar con el ejemplo: si el joven ve que sus padres no beben, llevan una vida sana y están bien consigo mismos, seguramente quiera parecerse y no caer en malas conductas que le depararán graves conflictos en el futuro.
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2020/10/1-1.jpg456650admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2021-10-11 08:25:002021-10-11 12:04:20Las consecuencias de beber alcohol desde que eres joven para el cerebro
Rafa Guerrero, psicólogo, publica ‘El cerebro infantil y adolescente, claves y secretos de neuroeducación’ que tiene como objetivo explicar las funcionales cerebrales de una forma pedagógica, útil y sencilla.
Existen cuatro cerebros: el rojo, el verde, el azul y el amarillo. Esta es la metáfora que usa Rafa Guerrero, psicólogo infantil y doctor en Educación, en su libro El cerebro infantil y adolescente, claves y secretos de neuroeducación que tiene como objetivo explicar a mayores y pequeños las funciones cerebrales de estas cuatro aéreas de una forma pedagógica, útil y sencilla: “El cerebro funciona como un todo, está interconectado, y el objetivo que tenemos nosotros como padres, madres, profesores y terapeutas es pegar, unir, esas cuatro zonas. Para hacerlo muy sencillo decidí diferenciarlos por colores”, subraya Guerrero. “Primero hablo del color rojo, que representaría la parte más primitiva, más intuitiva y orientada a la supervivencia; este cerebro no siente emociones, no piensa, no coordina, no ejecuta, solo le interesa estar bien alimentado, estar descansado, es muy básico y lo compartimos todos los animales”, prosigue el experto. Luego la cosa se va complicando. “Después, estaría el cerebro verde. Es un cerebro emocional, y es donde se codifican los vínculos, la sociabilidad, la amabilidad, el apego y conceptos muy básicos, como la memoria o el aprendizaje”, explica Guerrero. En resumen, el verde es el cajón de las emociones. Estos dos cerebros forman el subcórtex, anatómicamente hablando, son cerebros automáticos y dirigidos a la supervivencia.
La importancia de los cerebros azul y amarillo
Los cerebros azul y amarillo se encuentran en el neocórtex, que es la parte más externa del cerebro. Las dos terceras partes posteriores serían el azul, “y ahí almacenamos informaciones, nuestra memoria a largo plazo, todos nuestros recuerdos, nuestros conocimientos, el lenguaje, todo lo que hemos ido aprendiendo, los valores que nos han dado nuestros padres, todo el conocimiento que hemos adquirido en la escuela… se le podría llamar nuestra grandísima biblioteca”, incide Guerrero.
“El tercio restante sería el amarillo, y es el más importante, porque es el que se encarga de dirigir la orquesta, coordina todos los demás cerebros. Por ejemplo, tan importante es sobrevivir cuando te va a atropellar un coche como poder expresar una emoción cuando estoy enfadado porque algo no me gusta; como poder pensar y acceder a la información cuando estoy haciendo un examen; como poder coordinar todo eso. Es el CEO de la empresa, está ahí, en la corteza frontal, y es el amarillo, es el ejecutivo”, sostiene el experto. “Y es también el cerebro más influenciable para lo bueno y lo malo, el más influenciable por los medios de comunicación; por los padres, y por los amigos”, añade. “Por ejemplo, mi padre, por muy buena intención que tenga, aunque quiera movilizar el cerebro rojo, solo lo conseguirá si lo pone en riesgo, es el caso de los maltratadores o abusadores, pero recordemos que no es un cerebro a entrenar, es innato”, recalca el psicólogo. “El amarillo es el cerebro más maleable, más influenciable”.about:blankPUBLICIDAD
Según explica el especialista, al amarillo hay que darle mucho cariño, mucha paciencia, se tiene que cuidar, hay que tener un cerebro amarillo sano, “un cerebro insano no puede criar a un cerebro inmaduro, es imposible”. Lo debemos cuidar con mucho cariño, reitera, con mucha mirada incondicional, hay que estar muy presente, conectando con nuestros niños: “Todos los cerebros están interconectados, pero al final el que estructura, y el que es consciente de que lo estamos haciendo muy mal o muy bien, es el amarillo. Es el que le pone consciencia a la acción, el que se concentra, el que regula la inteligencia emocional, por ejemplo, está en esta parte”.
Portada de ‘El cerebro infantil y adolescente, claves y secretos de neuroeducación’
El cerebro del niño es maleable e influenciable
Lo bueno y lo malo que tiene el cerebro de nuestros niños es que es muy maleable e influenciable: “Una buena crianza es conseguir que nuestro hijo se relacione bien, que tenga empatía, que tenga pensamiento crítico, que tenga capacidad de autonomía, que sea capaz de proteger a los suyos y un largo etcétera”. ¿Qué sería entonces una madre o un padre sano? Según especifica el experto, el padre sano debe tener “presencia física, capacidad de conectar con sus hijos y ser empático, saber lo que necesita y, en último lugar, ser responsivo”, explica Guerrero. Resumiendo: “Es una manera muy simple de explicarlo, pero creo que así se entenderá. Si yo estoy siempre presente, empezamos bien. Si en segundo lugar conecto contigo y soy capaz de meterme en tu cabeza, meterme en tu corazón y soy capaz de sincronizar contigo, estoy en posición de pasar a la tercera fase que es la responsiva”, añade. “De esta manera, si te duele la rodilla, atiendo tu rodilla. Si tienes hambre, atiendo tu hambre…”.
El ejemplo de este proceso es el manejo de la frustración: “Lo primero que como padre o madre debes saber es qué ocurre en un cerebro cuando se frustra, ya sea el de tu hijo o el tuyo o el de tu pareja”. “Yo haría dos cosas, para hacerlo de forma gráfica”, prosigue, “lo primero conecto contigo, es decir que entiendo que estás enfadado, luego legitimo tus emociones. La siguiente fase sería redirigir… Por ejemplo, mi hijo se está divirtiendo en un parque, pero tenemos que subir a casa. Entiendo que se enfade, pero le explico que mañana hay cole, que tiene que bañarse y cenar, y después de razonarlo, terminamos subiendo, es lo que hay que hacer, pero esto no implica que tu hijo no siga enojado. Obviamente, no va a salir de él: “Sí, papá, yo creo que hay que subir porque hay que cenar y dormir. Pero le he escuchado, he entendido sus sentimientos y se lo he explicado”.
Peculiaridades del cerebro adolescente
“A mí me gusta usar una metáfora que sirve para entender cómo es el cerebro adolescente”, prosigue el experto. “Su cerebro”, continúa, “es como un móvil al que le ha llegado una notificación por la que debe ser actualizado. En el momento que tú le das al OK, el teléfono deja de funcionar. La buena noticia es que cuando recuperes el móvil, este va a ser mucho mejor y más operativo, va a estar mucho más adaptado, te vas a encontrar con unas funciones que antes no tenías, pero que finalmente vas a tener”. Según sostiene, esto es lo que le pasa al adolescente, que no es un niño, pero tampoco es un adulto, está en impasse: “El sunami emocional de la adolescencia es muy complejo. Normalmente los padres y madres lo pasan mal, porque la estructura del cerebro que más se actualiza es la superior, es el córtex, es decir el cerebro azul y el amarillo, lo humano. Lo que provoca que funcionen solo las partes rojas y verdes del cerebro: el instinto y las emociones”.
¿Podemos hacer algo los padres y madres en la infancia, para no llevarnos sorpresas en esta etapa? “Lo bueno que tiene el cerebro es que es acumulativo, toda la inversión que hagamos a todos los niveles [social, operativo, ejecutivo], luego van a ser factores de protección y todo lo que no hagamos en los primeros años de vida, serán factores de riesgo”, concluye Guerrero.
¿Por qué es básico que los padres y madres conozcan el desarrollo y partes del cerebro? Según expone Guerrero, todo el mundo debería tener unas nociones básicas de cómo funciona el cerebro: “Y, ojo, esto no implica que usted se tenga que matricular en medicina. Yo creo que con dedicarle dos horas de nuestra vida a tener unas nociones básicas, y poder aplicarlas en el día a día, es suficiente”.
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2021/09/222-scaled.jpg17092560admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2021-09-30 09:55:292021-09-30 09:55:31Así funciona el cerebro del niño y del adolescente
El Teléfono ANAR de atención a menores muestra en su radiografía anual un incremento de los problemas psicológicos en los niños en 2020: durante el confinamiento la ideación suicida subió un 244,1%, la ansiedad el 280,6%, la baja autoestima el 212,3% y la depresión/tristeza el 87,7%.
Lo más importante: en general, la radiografía de 2020 señala la gravedad de los casos reflejada en el elevado número de intervenciones de emergencia, 2.277 a lo largo de todo el año, con una media de seis diarias. «Esto supone un incremento de los casos de urgencia alta (39,1%) y de máxima gravedad (55,6%)» con respecto al año anterior. Durante el estado de alarma, la Fundación ANAR atendió 166.433 peticiones de ayuda de toda España, 11.761 casos graves.
Además, los trastornos de alimentación aumentaron un 826,3% coincidiendo con las primeras salidas de los domicilios y tras la vuelta al colegio se incrementaron las autolesiones el 246,2%, la agresividad el 124,5% y el duelo un 24,5%.
Son datos del Informe anual ANAR 2020: el Teléfono/Chat ANAR en tiempos de COVID-19 hecho público por la organización de atención a la infancia y que alerta de las secuelas que ha dejado la pandemia en la salud mental de los menores.
El informe también detecta un incremento de los problemas asociados a la tecnología, que pasaron de un 23,2% en 2019 a un 29,9%, afectando a casos de grooming, ciberacoso, violencia de género, pornografía/prostitución infantil, trastornos de la alimentación, autolesiones, ideaciones e intentos de suicidio y otros problemas psicológicos.
Durante el confinamiento y las primeras salidas despuntaron las dificultades relativas a separación, custodia y régimen de visitas (confinamiento: subieron el 42,3%; primeras salidas: el 51,9%) y las consultas relativas a ayudas sociales y pobreza infantil, que alcanzaron la diferencia más aguda en el confinamiento (más el 307,2%), sumando un total de 139 casos atendidos.
El estudio confirma una mayor duración de los problemas, ya que el confinamiento y el aislamiento han provocado que se cronifiquen muchos de ellos: la mitad de los casos suceden desde hace más de un año.
Para el director de Programas de Fundación ANAR, Benjamín Ballesteros, «la pandemia ha generado un ‘cóctel molotov’ en los hogares que explica el incremento de los problemas graves en niños: el confinamiento del núcleo familiar en un espacio pequeño, la presión en las familias por el trabajo o por problemas económicos o la ausencia de otros lugares protectores como el colegio o el médico». «A ello se han sumado el miedo por la pandemia y el duelo por seres queridos en muchos casos», asevera.
La directora del Teléfono ANAR, Diana Díaz, considera que «las consecuencias del coronavirus han generado en los menores una gran frustración por la indefensión y desesperación que explican el porqué de que muchos adolescentes hayan aumentado sus ideaciones y tentativas de suicidio durante el confinamiento».
Tras estas cifras, la Fundación ANAR hace una serie de recomendaciones para poderes públicos, familias y menores «ante la necesidad de actuar por la gravedad de estas tendencias». Entre ellas, incorporar un mayor número de profesionales en el área de salud mental; la declaración como servicios esenciales a los destinados a prevención, protección y asistencia de los menores frente a la violencia, y la agilización en la creación de los Juzgados especializados en infancia y familia que prevé la ley de protección a la infancia frente a la violencia, que entró en vigor el pasado 25 de junio.
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2021/07/losqueno.jpg612976admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2021-07-15 10:00:402021-07-15 10:00:42La pandemia dispara la ansiedad, la depresión y las ideas suicidas en niños
Begoña Gasch,pionera de la enseñanza de segunda oportunidad, fundadora de El Llindar
El poder de educar
Hace 30 años que nuestros niveles de fracaso escolar y consiguiente paro juvenil –¡el 40%!– nos hacen líderes de la exclusión educativa y laboral en Europa. Esa imagen de la España y la Catalunya que condenan al paro o al subempleo a casi la mitad de sus jóvenes precariza nuestro futuro como país y exige unos recursos y una atención que brillan por su ausencia en el debate público. De ahí, que la iniciativa de Begoña Gasch para adaptar experiencias como la de Marsella a nuestras necesidades ha demostrado, con la indiferencia en el mejor de los casos de las administraciones, que nuestros profesionales de la educación llegan con vocación y voluntarismo a veces heroicos donde nuestros políticos no suelen ni acercarse.
Por qué se hizo maestra?
Mi madre era maestra en un pueblecito del Alt Urgell, Montellà, y decidió llevarnos a estudiar a Barcelona, donde enseñó en el Bon Pastor; allí valoré la diversidad en sus alumnos gitanos.
¿Por qué le interesaban?
Me fascinaba el poder transformador e integrador de la educación que ejercía mi madre.
¿Por eso estudió usted Magisterio?
Y Educación Social y Psicopedagogía. Enseñé en l’Hospitalet hasta que un día me propusieron dar clases en Cornellà a ocho alumnos difíciles expulsados de la ESO. Y acepté.
¿Cómo eran?
Me dijeron que algunos ya habían delinquido y que todos habían fracasado en las aulas.javascript:falsePUBLICIDAD
¿Qué fue lo primero que le enseñaron?
Que hay adolescentes con un enorme malestar interior y que nos lo hacen compartir de la peor manera con conductas enloquecidas.
¿Cómo ayudarles?
Yo he ido aprendiendo que estos chicos han sufrido y que, por eso, lo primero es escucharlos.
¿Por qué?
Porque han estado en aulas durante años donde eran invisibles y se hacían ver como fuera.
¿Cómo tratarlos?
Sin prisas ni presiones. Hay que escucharles. No presionarles. Pero eso sirve para todos y para todo. Vivimos en un estado de urgencia permanente nocivo que nos autoimponemos, debemos darnos tiempo y salir de él.
¿Y usted lo ha logrado con esos chavales?
Trabajamos con ellos un día y otro y otro, hasta que un día hacen un clic.
¿Un clic?
Sí, unclic, un día se abren y consienten por fin aprender. Tras haber sufrido y sentirse ignorados, se permitan a sí mismos esa capacidad de progreso, de crecimiento.
¿Y empiezan a mejorar?
Vuelven a reconectar con las ganas de integrarse y aprender de cualquier chaval.
¿Por qué las habían perdido?
Porque la vida para ellos ha sido jodida y debemos ajustar la oferta educativa a lo que llega con cada uno: al que se ha pasado la noche en el calabozo o al que su padre le ha dado una manta de palos o ha dormido al raso tras huir de casa.
¿Le cuentan sus historias?
Se van abriendo. Un día les pregunté cuál eran sus sueños. Y una chica dijo que solo soñaba con dormir un día en una casa,porque siempre estaba en hogares de acogida y siempre de paso.
¿Y esa chica empezó a progresar?
¿Lo ve? Tiene usted demasiada prisa. Eso solo fue un día. Y en las escuelas de segunda oportunidad como el Llindar esa mejora es lenta.
¿Por qué?
Porque tratamos problemas que vienen de lejos. Antes hay que amabilizar , curar, sanar. Porque estos chicos llevan años percibiendo que ni sirven para nada ni van a ser nadie.
¿Los habían echado del sistema o eran ellos quienes habían abandonado?
Nuestra hipótesis es que el sistema les centrifuga y ellos abandonan. Se llama proceso de “desvinculación escolar”. Y en estos momentos se han desvinculado de la secundaria un 17% de los jóvenes catalanes y españoles.
El FMI y la OCDE suelen denunciarlo, pero las campañas electorales lo ignoran.
Pues ese fracaso y nuestra formación profesional disfuncional explica que tengamos un paro juvenil del 40% que nos convierte en lamentables líderes europeos del fracaso temprano.
¿Por qué fracasan escuela y mercado?
Son el mismo fracaso, que evidencia que nuestro sistema es incapaz de integrar y expulsa a casi uno de cada cinco alumnos. Y esa expulsión se arrastra hasta el mercado laboral.
Sorprende saber que son tantos.
Hoy en El Llindar tenemos 400 chicas y chicos con situaciones diversas, pero precarias. Y en Catalunya hay 6 escuelas como la nuestra y en España, 43: ocho mil alumnos de 13 a 21 años.
¿Cuántos años pasan en los centros?
Apostamos por itinerarios largos de entre 2 y 5 años. Y así logramos que algunos se reintegren en ciclos educativos y otros trabajen.
¿Por qué la escuela fracasa con tantos?
Porque el sistema es más perverso que una empresa. En él se fracasa y no hay consecuencias para nadie excepto para el fracasado. Se maquillan estadísticas en lugar de mejorar el sistema.
¿Cuál cree que es el nudo de ese error?
A nuestra educación le falta diversidad para adaptarse a cada alumno. No puede asfixiar como ahora con los currículos rígidos excluyentes para esa enorme cantidad de jóvenes.
¿Diversidad de escuelas para atender a la diversidad de los alumnos?
De los 8 chavales de Cornellà en el 2003 hemos llegado a 8.000 porque transcendemos la oferta administrativa para crear un camino diferente con la escuela de segunda oportunidad.
¿Cómo?
Fui a Marsella a estudiar la mayor escuela de segunda oportunidad de europa y en el 2015 creamos en Barcelona la Asociación Española de Escuelas de Segunda Oportunidad.
¿Barcelona, capital de la inclusión edu-cativa?
Unimos a 43 centros en España porque pensamos a lo grande y somos necesarios y útiles, aunque administrativamente heterodoxos.
https://losqueno.com/wp-content/uploads/2021/05/22.jpeg465948admin_pruebashttps://losqueno.com/wp-content/uploads/2018/06/logo-horizontal.pngadmin_pruebas2021-05-10 09:26:192021-05-10 09:26:20“Si escuchas la rabia del chaval, un día hace clic y se permite aprender”
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