Series como The Big Bang Theory han demostrado que la población general podía interesarse por el mundo de la ciencia si se le ofrecía en un formato ameno y divertido. Incluso que podía aprender qué era lo que pasaba con el gato de Schrödinger o con la teoría de cuerdas.
Sin embargo, en las aulas, la ciencia no parece terminar de conquistar a los alumnos. Quizás por eso, David Calle, un ingeniero madrileño que se transformó primero en profe de academia y luego en el «profe de Youtube» y finalista del Global Teacher Price, ha conseguido ganarse a sus miles de alumnos de todo el mundo. Porque ha logrado no solo que entiendan la ciencia, sino que la disfruten.
La ciencia puede y debe apasionar a los jóvenes
Lo hizo primero en el aula, luego a través de su canal Unicoos de Youtube, y lo hace ahora en su nuevo libro ¿Cuánto pesan las nubes? (Plaza & Janés) con el que intenta demostrar a jóvenes, y no tan jóvenes, que la ciencia puede ser apasionante.
«Es una pena que, en el tiempo en el que estamos, sigamos todavía insistiendo en que los alumnos se conviertan en máquinas repetitivas de hacer ecuaciones de segundo grado, raíces cuadradas, derivadas o integrales, porque la ciencia es mucho más», cuenta Calle a Yorokobu.
El autor insiste en que su propósito con este libro es que sus alumnos y seguidores se acerquen a la ciencia con menos prejuicios. «Si les relacionamos lo que estudian en clase con el mundo real y les decimos que las mates están en los videojuegos, en Whatsapp, en Google, en las series, en los superhéroes, etc., probablemente captaríamos muchas vocaciones científicas que se están perdiendo por el camino».
Sin olvidarse del papel
David Calle ha conseguido crear ese enganche a través de Youtube creando vídeos educativos, pero reconoce que muchas veces internet puede ser un arma de doble filo. «Es muy difícil encontrar información fiable», explica, reconociendo que ese ha sido uno de los retos a la hora de documentarse para su último libro:
«Te encuentras la misma información escrita con diferentes datos, según el autor que elijas, y es muy difícil encontrar información que esté contrastada». Algo a lo que también se enfrentan sus alumnos cuando han de documentarse o buscar información fiable.
Aunque es un detractor de los libros de texto, puesto que «en este siglo no deberíamos obligar a nuestros niños a ir con 10 kilos a la espalda», reconoce que cierta información se sigue encontrando en los libros, y que, aunque Internet es el futuro, no hay que perder el romanticismo del papel. «Hay que conseguir que estas nuevas generaciones lean y que también lo hagan en papel para no excedernos en el uso de las pantallas».
De hecho, David Calle sabe que muchas veces ha de moverse entre lo tradicional y la innovación, también con los ejercicios que explica en sus clases virtuales. «A veces también soy cómplice del sistema, porque me tengo que centrar en lo que les entra en el examen, el típico ejercicio repetitivo, que es lo que les ayuda y lo que necesitan», pero eso no quiere decir que la forma de explicarlo sea la misma de siempre.
Esa es la fórmula con la que también se acerca al mundo analógico del papel en este libro, que puede servir casi como libro de consulta sobre datos científicos, o como lectura de verano para curiosear sobre preguntas como por qué tu vecino de abajo vivirá más que tú o cuánto pesa el martillo de Thor.
Las generaciones del futuro
Más allá de recopilar las respuestas de la ciencia del pasado, el profesor de Youtube tiene la vista puesta en el futuro. No solo respecto a cómo va a cambiar la forma de ejercer la Educación, sino también respecto a cuál va a ser el futuro que les depare a sus alumnos. «Hace falta tratar de convencerles de que gran parte de las oportunidades laborales que van a tener en su carrera, van a pasar de algún modo por la ciencia».
En este sentido, cita conceptos que ya forman parte del presente como «la inteligencia artificial, el machine learning o el big data» que están cambiando la forma de entender el mundo, y que «también deberían empezar a cambiar la forma de estudiar».
Por ello Calle insiste en que «cuanto más preparadas estén las nuevas generaciones en el campo de la ciencia, más oportunidades tendrán de ser protagonistas de lo que nos espera, y es mucho más divertido ser protagonista que ser espectador».
Precisamente, uno de los retos es que las mujeres tengan un papel más relevante en esa aventura. En su libro no se olvida de citar nombres como los de Heidi Lamarck, «que fue la descubridora del WiFi», Grace Murray Hopper, «precursora de la informática y los lenguajes de programación» o Vera Rubin, «que descubrió la materia oscura y nunca fue Premio Nobel de Física».
Mencionar estos nombres es necesario para destacar que las mujeres también han aportado mucho a la ciencia pese a que «hasta hace 50 años muchas de ellas no se podían matricular en carreras de ciencias en Estados Unidos».
La realidad hoy es que «mis alumnos más brillantes, si por brillantes entendemos sacar las mejores notas, son chicas». Según Calle, es hora de eliminar todos los prejuicios que existen en cuestión de género en la ciencia, ya que hombres y mujeres «tienen exactamente la misma capacidad» para esta área del saber.
Por último, matiza que la ciencia avanzará más si hay más diversidad en las personas que la desarrollan, lo que le aportaría «un poco más de alma y corazón». Porque no hay que olvidar que la ciencia no son solo cálculos y fórmulas, sino también «una forma de mejorar la vida de las personas».