«La marihuana y el tabaco son una ‘pareja de hecho’ tan bien avenida ‘como el pan y la mantequilla'». Así lo afirman los más de 80 científicos del proyecto EVICT (siglas del programa de trabajo Evidencia Cannabis Tabaco), a quienes preocupa esta unión por el efecto que tiene la mezcla y por la constatación de que durante el último año fueron más los escolares españoles entre 14 y 18 años que se iniciaron en el cannabis que en el tabaco. 146.200 (72.400 hombres y 73.800 mujeres-) empezaron con la marihuana frente a 137.000 (60.500 hombres y 76.500 mujeres, según la encuesta ESTUDES 2014) que lo hicieron con los cigarrillos.

Joseba Zabala, médico de Salud Pública del Ayuntamiento de Vitoria y coordinador del proyecto, impulsado desde el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) y financiado por el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD), explica a EL MUNDO que las nuevas generaciones presentan respecto a las anteriores «una falta de conciencia de riesgo que supera incluso a la ya conocida conciencia de inocuidad del cannabis prevalente entre los jóvenes».

Una de las tendencias de la última década es que la edad de inicio en el tabaco (13,6 años) y en el cannabis (14,9 años) tienden a equipararse cada vez más. «Ahora muchos adolescentes acceden al humo antes a través del porro que a través del tabaco cuando antes no era así», indica Zabala, que destaca que «hoy día gran parte de los adolescentes españoles consume simultáneamente ambas sustancias y esto genera nuevas tendencias y consecuencias cruzadas que hay que tener en cuenta a la hora de desarrollar políticas de prevención».

Para este especialista, «el tabaco es el gran desconocido del porro y hay mucho por estudiar de la interacción entre ambos porque un conocimiento en profundidad de este ‘nudo’ neurobioquímico THC-nicotina cuestionaría muchos de los conocimientos, creencias y leyendas urbanas que se atribuyen al cannabis y al porro».

Según la Encuesta Global de Drogas, a diferencia de los fumadores de cannabis americanos, en Europa el 90% de los usuarios de cannabis lo mezcla con el tabaco en diferentes proporciones y con distintas formas de liado. «El añadir tabaco a la combustión del cannabis recreativo debe ser considerado como un factor de riesgo de primer nivel a considerar en todas las estrategias». Aunque queda mucho por estudiar, Zabala destaca que «cada vez se sabe más sobre la integración entre la nicotina y los receptores cannabinoides así como el cannabis con los receptores nicotínicos. Se estudia de qué forma el tabaco prolonga y aumenta el efecto del cannabis y el papel que tiene el sistema endocanabinoide en el aumento de la adicción a la nicotina».

En cuanto a si engancha más una sustancia u otra, el coordinador del proyecto EVICT aclara que «fumar cigarrillos duplica la probabilidad de llegar a consumir cannabis y viceversa. La mayoría de los españoles y europeos que usan cannabis fuman también cigarrillos. La mezcla tabaco cannabis aumenta por 5,1 la probabilidad adictiva del cannabis».

Dejar una sustancia pero no la otra

Por otra parte, con respecto al abandono del cannabis y tabaco los expertos han observado que en numerosas ocasiones las personas consumidoras de ambas sustancias quieren dejar de fumar una de las dos pero no la otra.

En este sentido, la psicóloga Ana Esteban, miembro del proyecto, afirma que «es recomendable dejar de consumir conjuntamente ambas sustancias, bien de forma simultánea (tabaco y cannabis a la vez) o secuencialmente (primero una sustancia y después la otra), puesto que existe evidencia de que la abstinencia dual (dejar de fumar tabaco y cannabis) predice mejores resultados».

La doctora Esteban explica asimismo que «estamos ante un reto científico y social que es necesario afrontar, ya que cada día se presentan nuevas evidencias que avalan la existencia de este «nudo» entre el cannabis y el tabaco».

http://www.elmundo.es/sociedad/2016/08/26/57c07b1122601dc7658b4597.html

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