El pasado 29 marzo, a la vuelta de las vacaciones de Semana Santa, los niños de 6ºA que cursan educación Primaria en el colegio San Gabriel de Alcalá de Henares se encontraron en el buzón una carta a su nombre. Se la había escrito su profesor, Iván de la Cruz García, y decía esto:

Querido alumno,

Espero que hayas disfrutado de estas vacaciones. ¡Te lo has ganado! Ha sido un trimestre duro.

Quizás te sorprenda que te escriba una carta, pero… ¡me apetecía!

Con estas líneas quiero darte la bienvenida al tercer y último trimestre de tu etapa en Primaria. Te animo a que des todo de ti; demuéstrate que puedes hacerlo mucho mejor, supérate a ti mismo. No te conformes con… ¡al menos he aprobado!

Este viaje está llegando a su fin pero todavía nos quedan muchas aventuras por vivir juntos. Tan solo son tres meses y después podrás recoger los frutos de tu trabajo. No deje que la pereza sea más fuerte que tú.

En esto no estás solo; cuentas con tus compañeros de clase y conmigo, ¡claro! Todos juntos formamos un buen equipo.

Te espero el miércoles. Trae la mochila cargada de ganas e ilusión por aprender y convivir.

Un abrazo de tu profe que te aprecia mucho.

P.D. Cuando te sientas sin ganas, lee de nuevo esta carta. ¡Seguro que te ayuda a seguir con fuerza!

«Sé por experiencia que el tercer y último trimestre es el más complicado para los chicos porque están cansados», explica de la Cruz a Verne por teléfono, «así que durante las vacaciones, que tienes tiempo para pensar, se me ocurrió escribir algo para motivarlos».

12920415_1007031982706707_8188763260040073109_nEl formato elegido para ello, una carta que llegase por correo postal, no fue casual. Como recuerda este joven madrileño de 36 años, formaba parte del plan: «Quería utilizar un medio con el que no estuviesen familiarizados – como pasa por ejemplo, con el WhatsApp. Cuando era niño a mí me hacía mucha ilusión descubrir que me habían enviado una carta, que alguien se había acordado de mí», cuenta el profesor, » y ese efecto es el que buscaba en ellos, que se sintiesen especiales».

De la Cruz redactó un texto común para todos «pero luego iba añadiendo algunos pequeños guiños a quienes consideraba que lo necesitaban. Solo traté de ponerme en su lugar y escribir algo que les fuese cercano». Una de los conceptos que quiso remarcar fue el del trabajo en equipo: «A estas edades  – 12, 13 años – comienzan a dividirse en distintos grupos de amigos, así que quería hacerles ver que cuando vamos todos juntos en la misma dirección, se consiguen mejores resultados».

El mensaje no solo caló en los niños, sino también en los padres. Uno de ellos, Ignacio del Estal Sánchez, sacó una foto y la compartió en LinkedIn agradecido por el gesto y por la mejora que había observado en su hijo durante el curso: «Posiblemente Iván, el profesor, no ha recibido 20 cursos de liderazgo y motivación», escribía, «pero demuestra que no hay grandes secretos para ello y que lo importante es querer».

A los pocos días las palabras de este padre y la captura de la carta llegaron a otros blogs y redes sociales. Un ejemplo es esta página de Facebook dedicada a la educación, donde ha recibido – desde el pasado 31 de marzo – más de 9.000 Me gusta y se ha compartido 8.000 veces.

«Tengo un contacto muy fluido con los padres», explica de la Cruz, » y desde un primer momento me escribieron para darme las gracias por la carta». Los chicos, a los que lleva dando clase dos años, «han sido un poco más tímidos, pero también se han acercado en el patio para decirme que tratarán de esforzarse más y dar lo mejor de sí». Y lo más importante, la carta ha surtido efecto: «Los compañeros que coinciden con ellos en otras asignaturas me han comentado que estas dos últimas semanas están trabajando muy bien y que participan más».

De la Cruz – que estudió Magisterio Musical y después la especialidad de Lengua Inglesa –  dice que la reacción de niños y adultos ante la carta le ha sorprendido mucho, pero cree que la clave puede estar en que es un mensaje global: «todos necesitamos que nos animen y que nos digan lo que hacemos bien porque ya hay mucha gente a nuestro alrededor que se encarga de subrayar solo lo negativo».

El profesor lleva nueve años trabajando en este centro de Alcalá de Henares y asegura que en este tiempo ha descubierto en la enseñanza «el trabajo de mi vida». Este curso será el último que pase con este grupo de 29 niños, pero gracias a la carta se ha sentido muy reconfortado: «La gente cree que nuestra labor es muy sencilla, que siempre estamos de vacaciones, pero no es así cuando ejerces la profesión desde una vocación profunda», señala de la Cruz, «Tú vas sembrado y sabes que algún día, en algún momento, saldrá algo bueno».

http://verne.elpais.com/verne/2016/04/10/articulo/1460309842_029370.html

Por qué a los jóvenes les atrae el riesgo? ¿Por qué aprenden con tanta agilidad? La clave reside en la versatilidad de sus redes neurales.

Las imágenes de resonancia magnética muestran que el cerebro del adolescente no es un órgano infantil envejecido ni tampoco uno adulto incompleto. Constituye un ente singular, con una gran versatilidad y una creciente instauración de redes neurales.

Como-funciona-el-cerebro-adolescenteEl sistema límbico, que rige la emotividad, se exacerba en la pubertad. En cambio, la corteza prefrontal, que pone freno a los impulsos, no madura hasta los veintitantos años. Este desfase, que lleva a los jóvenes a adoptar conductas arriesgadas, les permite también adaptarse pronto a su entorno. En la actualidad, los niños están llegando antes a la pubertad, y el período de desajuste se amplía.

Un conocimiento más pleno del cerebro juvenil ayudaría a las familias y a la sociedad a diferenciar mejor entre las conductas típicas de la adolescencia y las enfermedades mentales; y a los jóvenes, a convertirse en lo que deseen ser.

El cerebro adolescente se considera a menudo con sarcasmo como un ejemplo de error biológico. La neurociencia ha explicado que las conductas arriesgadas, agresivas o desconcertantes de los adolescentes son producto de alguna imperfección en el cerebro. Pero investigaciones innovadoras realizadas en los últimos diez años ponen de manifiesto que tal punto de vista resulta erróneo. El cerebro del adolescente no es defectuoso, ni tampoco se corresponde con el de un adulto a medio formar. La evolución lo ha forjado para que opere de distinta forma que el de un niño o el de un adulto.

Entre los rasgos del cerebro adolescente destaca su capacidad de cambio y adaptación al entorno gracias a la modificación de las redes de comunicación que conectan entre sí distintas regiones cerebrales. Esta peculiar versatilidad, o plasticidad, supone un arma de doble filo. Por un lado, faculta a estos jóvenes para avanzar a zancadas gigantescas en el pensamiento y la socialización. Por otro, la mutabilidad del entorno les torna vulnerables a conductas peligrosas y a graves trastornos mentales.

Los estudios más recientes señalan que los comportamientos temerarios surgen por un desfase entre la maduración de las redes del sistema límbico, que impele las emociones, y las de la corteza prefrontal, responsable del control de los impulsos y del comportamiento juicioso. Se sabe ahora que la corteza prefrontal continúa experimentando cambios notorios hasta bien entrada la veintena. Parece, además, que la pubertad se está anticipando, lo que prolonga los «años críticos» de desajuste.

La plasticidad de las redes que conectan entre sí distintas regiones cerebrales, y no el crecimiento de tales zonas, como se pensaba, resulta clave para alcanzar en última instancia el comportamiento adulto. Entenderlo así, y saber que en nuestros días se está alargando el lapso entre el desarrollo de las redes de la emoción y las del raciocinio, puede ser de utilidad para los padres, maestros, consejeros y a los propios adolescentes. Se comprenderá mejor que los comportamientos aventurados, la búsqueda de sensaciones, la distanciación de los padres y la aproximación a «colegas» no son signos de trastornos emocionales o cognitivos, sino un resultado natural del desarrollo cerebral; son un rasgo normal de los adolescentes, que están aprendiendo a habérselas con un mundo complejo.

El conocido escritor Peter Walsh pronunció unas palabras realmente inteligentes al afirmar: “Ama lo que tienes, ten lo que necesitas, sé feliz con menos”. Un buen ejemplo para trasladar a nuestro niños a la hora de evitar el consumismo excesivo.

Actualmente vivimos en constante carrusel de emociones provocado por los continuos mensajes publicitarios e informativos que nos rodean. Si la cohabitación es compleja para un adulto formado y con las ideas claras, ¿cómo puede caer en la mente de un niño cuyos mecanismos de defensa están en pleno desarrollo?

Como dice la psicóloga Katy Gutiérrez, no es extraño observar cada día más a menudo escenas con niños llorando, en plena pataleta, dentro de un centro comercial o tienda porque sus padres no les compran lo que quieren.

“Mientras las universidades logran robots que se parecen cada vez más a los seres humanos, no sólo por su inteligencia probada sino ahora también por sus habilidades de expresar y recibir emociones, los hábitos consumistas nos están haciendo cada vez más similares a los robots”
-Jorge Majfud-

Consecuencias del consumismo excesivo en el niño

El consumismo excesivo no tiene buenas consecuencias para nadie. Si pensamos que provoca adultos más infelices, cabe imaginar el efecto devastador que tiene sobre la formación y educación infantil.

Plegarse a las peticiones constantes de un niño, expuesto a todo tipo de impactos publicitarios, provoca jóvenes que reaccionan como pequeños tiranos ante el “no”. Si no tenemos un criterio claro a la hora de establecer límites, les trasladaremos nuestra falta de claridad y se aprovecharán de nuestras dudas.

Niña enfada porque no le dejan comprar

El consumismo excesivo provoca un mayor consumo. Así, cuando alimentamos al impulso de adquirir o comprar para calmar nuestra ansiedad, este impulso se hace más grande y más fuerte, menos controlable. Si a esto le sumamos que nuestro pequeños aún no tienen la corteza pre-frontal totalmente desarrollada, nos podemos encontrar un un verdadero problema.

Los niños son grandes negociadores de manera natural y no dudan en poner a prueba nuestra paciencia, hasta límites insospechados, con tal de acabar obteniendo lo que quieren. Además de insistentes, aprenden a utilizar argumentos rápidamente -como el de que ese juguete lo tienen el resto de niños de su clase y no quiere ser el “raro”- o a prometer algo a cambio, como el buen comportamiento.

¿Por qué se provoca este efecto actual?

En este sentido, encontramos influencias actuales que provocan el consumismo excesivo en los más pequeños de la casa. Una principal y muy importante es la falta de tiempo que un padre dedica a su pequeño, cuya culpabilidad puede ser suplida erróneamente por regalos y dádivas.

Otros efectos actuales que afectan al consumismo excesivo son el aumento del poder adquisitivo, el menor número de hijos de las familias de hoy en día y las campañas publicitarias cada día más agresivas y creativas.

“Nos hallamos en una situación en la que, de modo constante, se nos incentiva y predispone a actuar de manera egocéntrica y materialista”
-Zygmunt Bauman-
Madre e hija pequeña con bolsas de compras

También la facilidad en las formas de pago y la falta de paciencia y creatividad a la hora de afrontar una situación de pataleta en una zona pública pueden provocar el cansancio por parte de los padres que terminan por ceder. ¿Qué es una chocolatina frente a la posibilidad de que “esté callado un rato”?

Estrategias para evitar el consumismo excesivo en los niños

El hecho de que el niño pida algo no tiene por qué ser necesariamente negativo. Se convierte en un problema cuando es excesivo y cae en conductas realmente perjudiciales para su salud. Sin embargo, hay estrategias que se pueden plantear para evitar estas situaciones:

  • Dar una paga al niño es una buena opción. De esta forma lograrás que el pequeño tenga que aprender a administrar su propio dinero y comprenda el esfuerzo que requiere ganarlo.
  • Habla con tu hijo para saber de dónde vienen sus necesidades. Cuando pida algo, pregúntales por qué lo quiere, para qué lo va a usar, dónde lo guardará… Poco a poco podrás enseñarle la diferencia entre capricho y necesidad.
  • Otro ejercicio importante, para que el pequeño no caiga en conductas de consumismo excesivo, es mostrarle que un consumidor inteligente busca y compara. Él se sentirá atraído por lo primero que vea y le llame la atención. Tú deberás mostrarle la importancia de informarse antes y adquirir el mejor producto para que aprenda a ser más responsable.
Niña haciendo cuentas de su dinero en una libreta
  • La importancia de la manufactura es un valor importante en este punto. Si puedes, trata de hacer con tu pequeño los objetos que quiere. No solo es un ejercicio de comunicación y diversión padre e hijo, también es útil para mostrar el valor de lo que se desea.
  • Fomentar hábitos saludables de consumo es un ejercicio necesario. Predica con el ejemplo para que el pequeño aprenda a comprar cuanto necesita y se pueda permitir. Si unos padres compran todo lo que ven y con exceso, es difícil inculcar al pequeño los valores del ahorro y la administración.

Evitar el consumismo excesivo en el pequeño es un ejercicio de responsabilidad con su propia formación y educación. Así, tu hijo aprenderá valores y forjará una fuerte personalidad que no se dejará influenciar con facilidad por cualquier influencia externa.

Traer buenas calificaciones, ir a misa los domingos, graduarse, casarse, tener hijos, comprar una casa, conseguir un empleo… son demasiadas las expectativas y las presiones por las que, de alguna forma, tenemos que pasar. Además, son presiones que de alguna manera existen desde la sociedad más primitiva a la sociedad más desarrollada, aunque las imposiciones sí que puedan variar.

Desde que nacemos se nos imponen ciertas reglas o condiciones que debemos cumplir, etapas que supuestamente nos acercan a la felicidad. Pero, ¿qué sucede si no queremos satisfacer esos deseos?, ¿cómo distinguir entre las metas propias y las ajenas?, ¿es posible salir de ese laberinto de metas trazadas hace generaciones?

Cómo nos influyen las expectativas sociales

Seguro que has pasado por la situación de sentirte presionado por algún miembro de tu familia o persona cercana. “Así que te has casado… ¿para cuándo los niños?”, “Me he enterado que comenzaste a estudiar en la Universidad, ¿cuánto falta para que te gradúes”?, “Ahora que tienes una familia ya deberías pensar en comprarte un piso”, “¿cómo que solo tendrás un hijo?”. Estas frases o parecidas son habituales en el diálogo social.

Ante preguntas, un tanto indiscretas, podemos sentirnos atrapados sin salida, pero debemos responder algo para no quedar mal y además que la respuesta sea satisfactoria. “Dentro de poco llegarán los niños”, “Me estoy esforzando para graduarme antes”, “Estamos buscando un piso para comprar”. Aunque de alguna manera con nuestras acciones reclamemos nuestra libertad, más que con nuestras palabras, y muchas de nuestras respuestas no sean ciertas.

Madre con su hija mientras ella está con el ordenador

La sociedad en general y la familia en particular nos suele presionar para que cumplamos con ciertas “obligaciones” morales o tradicionales. Ellos nos dicen qué debemos ser, cuándo, cómo y dónde, pero no nos preguntan realmente qué queremos.

En vez de “¿Cuándo seréis padres?” a pocos se les pasa por la cabeza cuestionar algo que la pregunta anterior da por sentado “¿os gustaría tener hijos?”. Se da por sentado que sí o sí una pareja debe procrear, aunque no esté en los planes o no se lo hayan planteado. Y así con cada supuesta tarea socialmente esperable.

Expectativas vs realidad

Antes de que naciéramos nuestros padres y seres queridos han depositado muchas “esperanzas” en nosotros. “Será abogado como el abuelo”, “Tendrá una empresa como su padre”, “Curará enfermos como su madre”.etc. La fantasía de tener un hijo/nieto/sobrino/hermano de tal o cual manera ya nos condiciona desde el primer minuto de vida (o incluso antes de llegar al mundo).

Todos estos sueños nos los inculcan desde niños. Nos regalan un set de médico para jugar, nos llevan a la compañía de papá para ver cómo trabaja o nos señalan las ventajas incomparables de saber y aplicar leyes enfundados en una toga. Esto es, básicamente, vivir la vida de otros en vez de la propia.

Cuando por alguna razón nos damos cuenta de que la abogacía, la medicina o el mundo empresarial no es para nosotros, comienzan los problemas. No es fácil para los que nos rodean comprender que estamos en desacuerdo con ese legado establecido. Desilusionamos a más de uno, hay discusiones, amenazas y sentimientos de culpa. Afortunadamente en lo único en que no estamos fallando es en seguir nuestras convicciones.

¿Qué sucede si no cumplimos las expectativas?

Puede que al principio a tus padres no les guste la idea de que quieras dedicarte a la música o estudiar historia del arte, quizás se sientan tristes cada vez que recuerden esa idea que tuvieron de ti antes de nacer o cuando diste los primeros pasos. Es probable que no comprendan por qué no has seguido con lo establecido e incluso siembres en ellos un gran sentimiento de culpa.

Sin embargo con el correr del tiempo, al ver lo feliz que eres se sentirán orgullosos de ti y aceptarán que si hubieses cumplido con la tradición no te sentirías tan pleno. Satisfacer a los padres no siempre es una tarea sencilla, pero si les demostramos que cumplir lo establecido no es sinónimo de plenitud quizás terminen “cediendo” en sus presiones.

Madre e hija felices en el campo

Por el contrario, si tomamos la decisión de quedarnos atados a las expectativas no podremos culparlos de nada en el futuro. Si terminamos siendo un abogado exitoso pero infeliz, un empresario adinerado pero deprimido o una enfermera prodigiosa pero sin vistas a futuro… la responsabilidad es nuestra.

No se trata de rebelarse siempre ante lo que nuestros padres desean pero tampoco es saludable atarse a las expectativas y seguirlas a rajatabla. Hacernos camino al andar sin prestar atención a las presiones es también necesario para conseguir lo que anhelamos.

Trata de no vivir por los demás sino por ti mismo. Haz lo que te encanta sin pedir permiso. Planifica en base a lo que deseas y no a lo que debería ser. Alcanza tus sueños aunque no estén bien vistos. Esa es la clave para la felicidad.

Imágenes Educativas pone a tu disposición, una serie de recursos de apoyo al aprendizaje de las tablas de multiplicar para Primaria, que convierten el comienzo del aprendizaje de las tablas de multiplicar para niños en algo sencillo, ameno y divertido. De esta forma, los niños aprenden de una forma más interactiva y dinámica, lo que afianza su manejo de la multiplicación más rápidamente.

Apréndete-la-tabla-del-nueve-con-este-sencillo-truco-PORTADA
Las tablas de multiplicar se usan para definir la operación binaria del producto para un sistema algebraico. Según la correspondencia matemática:

<br /><br /><br /> \begin{array}{rcl}<br /><br /><br /> \ast : \; N \times N & \to & N \\<br /><br /><br /> (a,b) & \to & c = a \ast b<br /><br /><br /> \end{array}<br /><br /><br />

de modo que a cada par ordenado (a, b) de números naturales se le asocia un tercer natural c, que es el producto de los dos primeros.

Las tablas de multiplicar se aprenden en los colegios mediante la memorización1 de los productos de un número entre 1 y 10 por los sucesivos números entre 1 y 10.

Conocida esta tabla y por el Algoritmo de multiplicación, se pueden realizar multiplicaciones de cualquier número de cifras, incluso aunque estas cifras tengan parte decimal. Es un buen truco!

Apréndete la tabla del nueve con este sencillo truco (2)
Apréndete la tabla del nueve con este sencillo truco (3)
Apréndete la tabla del nueve con este sencillo truco (4)
Apréndete la tabla del nueve con este sencillo truco (5)
Apréndete la tabla del nueve con este sencillo truco (6)
Apréndete la tabla del nueve con este sencillo truco (7)
Apréndete la tabla del nueve con este sencillo truco (8)
Apréndete la tabla del nueve con este sencillo truco (9)
Apréndete la tabla del nueve con este sencillo truco (10)
http://www.orientacionandujar.es/2016/03/19/la-tabla-del-nueve-este-sencillo-truco/

Muchas veces catalogados como simples juegos o como distracción para días de lluvia, los juegos de mesa encierran mucho más aprendizaje de lo que parece.

En esta entrada os quiero animar a que hagáis una pequeña colección de juegos de mesa para pasar buenos momentos disfrutando junto a tus hijos y sabiendo que no necesitan hacer fichas para no “olvidar” lo aprendido porque los niños jugando es como aprenden.

No es necesario hacer una gran inversión económica, muchas veces se trata de rescatar algún juego de lo más profundo de un armario o de imprimir un tablero de alguna página de internet o de pasearse por algún mercado de segunda mano. ¡Seguro que nos arrepentís!

Aquí tenéis, “mis” 6 razones para utilizar juegos de mesa:

1. Trabajan la comprensión de todo tipo de conceptos matemáticos.

Desde el juego más sencillo como el parchís hasta maravillosos juegos de lógica o geometría, los niños pueden ayudarse de los juegos para comprender mejor todo tipo de conceptos matemáticos.

2. Favorecen la adquisición de métodos de resolución de problemas. Esto es especialmente significativo en los juegos de estrategia.

Para mí, sin duda, esta es la razón más poderosa para que los niños jueguen a juegos de mesa. Infinidad de veces oímos como los niños no saben resolver problemas pero pocas veces nos planteamos si creamos situaciones donde tengan que elaborar estrategia y libremente puedan probar y probar.

3. Crean ambientes que incitan a pensar matemáticamente.

Estamos acostumbrados a crear ambientes poco propicos para pensar matemáticamente: operaciones monótonas, problemas fuera de contexto, memorización de nombres, etc. Por el contrario, con los juegos de mesa se crean situaciones que incitan a pensar matemáticamente. Puede ser llegar al final de un circuito o pensar cómo disponer las piezas en un puzle, pero siempre hay una situación que requiere de un pensamiento de tipo lógico-matemático.

piko piko

4. Aumentan la capacidad de los niños de ayudarse entre ellos. Fomentan el espíritu de equipo.

Tanto sean juegos que implique hacer equipos como juegos que se jueguen individualmente, los niños piensan en voz alta y echan un cable a aquel que está en apuros. Son ese tipo de ayudas sin intervención adulta, entre pares, aquellas que “realmente” sirven.

5.       Ayudan a identificar errores y dificultades y los niños a medida que practican un juego van disminuyendo sus errores.

Este es otro punto clave: gracias al componente lúdico y a la ilusión de ganar, los niños llevan al límite sus capacidades, corrigen sus errores y piden más y más. No subestimemos el trabajo que realizan los niños al jugar.

6. Propician el debate y la búsqueda de mejores estrategias.

Delante de errores, dudas y dificultades aparecen, con el tiempo, diálogos más largos y complejos, para llegar a soluciones efectivas y compartidas.

Lo sabemos, la oferta de teatro para niños puede llegar a ser abrumadora. Y también somos conscientes de que, como padres, muchas veces es difícil escoger lo mejor para vuestros hijos. Más allá de los beneficios que el teatro puede ofrecer a los niños (les ayuda a identificar y gestionar mejor sus emociones, desarrolla la empatía, despierta su creatividad y su sensibilidad artística, entre otros), de lo que se trata es de que los peques disfruten. ¡Qué fácil es escribirlo! Y qué fácil será que aciertes si tienes en cuenta un par de parámetros.

Asegúrate de que la obra corresponde a su edad

No es lo mismo una obra para un público de seis años que para uno de diez. Aunque parezca una obviedad, es más importante de lo que piensas que, a la hora de escoger una obra de teatro para niños en Madrid, compruebes que está pensada para la edad de tu hijo. De ese modo, el público conecta mejor con la historia, se siente importante sabiendo que la obra ha sido creada para él, y sobre todo, no se aburre, algo primordial a la hora de acercar a los niños al arte. No hay excusas, existen desde obras para bebés a espectáculos para adolescentes, así que ¡seguro que puedes encontrar algo apropiado! Y para ponértelo aún más fácil, te regalamos una entrada triple para varios espectáculos de Teatralia en los Teatros del Canal. 

Pregunta la duración del espectáculo

Nadie mejor que tú sabe lo difícil que puede resultar mantener a tu hijo tranquilo y sin moverse durante un tiempo… Ese espacio de tiempo depende de cada caso y puede ser clave a la hora de elegir una obra de teatro para niños en Madrid. Si sabes que en media hora va a estar inquieto, es inútil que le lleves a ver un espectáculo que dura 90 minutos. Lo más probable es que se angustie, y acabará asociando la experiencia de ir al teatro con algo traumático.

Las compañías de teatro infantil tienen esto en cuenta, y los espectáculos que programan suelen tener una duración máxima de 45 minutos, pero nunca está de más asegurarse.

cómo elegir una obra de teatro para niños en madrid y acertar

Foto: Pedro Arnay

Explícale el argumento antes de ir y pregúntale qué le ha parecido a la salida

Cuando organizas un viaje con tu pareja a un país exótico, disfrutas tanto de la preparación y la anticipación por lo que vendrá, como enseñando las fotos a tus amigos a posteriori, ¿no? Pues a los niños les pasa lo mismo. Si le explicas de qué trata la historia que vais a ver y cómo es eso de ir a ver obras de teatro para niños en Madrid, tu hijo disfrutará por partida doble, y además, comprenderá mejor la función. Esto hace que los niños se involucren más en el espectáculo y se sientan autosuficientes.

Pero ir al teatro no se acaba cuando termina la obra. A la salida, interésate por qué le ha parecido, hazle preguntas para ver si lo ha comprendido todo y demuéstrale que su opinión es importante. Cada persona es un mundo, pero si además son niños que están conformando sus propios gustos, será útil saber qué le llama la atención y qué le aburre, de cara a futuras obras para niños.

teatro para niños en madrid sémaphore

Un momento de ‘Pour la petite histoire’ de la compañía Sémaphore.

También tenemos un truco para los niñeros esporádicos: ten en cuenta que el tiempo pasa a una velocidad distinta para los niños. Preguntarle a un crío de cinco años ‘¿qué hiciste ayer?’ es como si te preguntaran a ti por lo que hiciste en 2015… Por el mismo motivo, las preguntas absolutas son más difíciles de responder para un niño. En vez de decir ‘¿qué es lo que más te ha gustado?’ prueba a dar opciones: ‘¿Qué personaje preferías, la ballena o el caballito de mar?’.

Las obras de teatro para niños en Madrid son también para los adultos

Para que elegir una obra de teatro para niños en Madrid sea un éxito, es imprescindible que el niño sienta que está haciendo algo que también produce placer a quienes le rodean. No sirve de nada que lleves a tu hijo al teatro si vas a estar con cara de aburrimiento durante toda la función… Los niños repiten las actitudes que ven en su entorno, no lo olvides.

Quizás tengas que armarte de paciencia para escuchar por trigésimo quinta vez la historia de la Cenicienta, pero el esfuerzo merece la pena por todos los valores que los niños pueden aprender del teatro. La clave está en fijarse en detalles nuevos: déjate llevar por las músicas oníricas, disfruta espiando en la oscuridad las caras del público y, por qué no, vuelve a ser un niño mientras dure la función.

Si bien la lectura relajada ayuda a desarrollar la percepción de la persona para comprender el mundo que la rodea, la lectura analítica aumenta el flujo de sangre hacia el cerebro en general, pero específicamente hacia la corteza prefrontal. Esta región se ocupa de una serie de procesos cognitivos que trabajan para ayudar a la administración de la atención y la realización de actividades complejas. Estos resultados preliminares darán como resultado una investigación más profunda sobre cómo la lectura puede moldear y cambiar la cognición de la gente. Leer con nuestros hijos obras que les dejen un mensaje de unidad entre la gente, de responsabilidad mutua y de empatía hacia sus semejantes es indispensable.
El artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño, de 1989, establece que los estados que la suscriben “reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes”. En ese sentido, para el pedagogo y dibujante italiano Francesco Tonucci, “es jugando como el niño se desarrolla, y por eso le es reconocido como un derecho”.
Y para jugar, no es necesario gastar un dineral en los juguetes más avanzados a nivel tecnológico. No. “Los buenos juguetes cuestan muy poco”, explica Tonucci durante la presentación de la conferencia “Más juego, más movimiento: más infancia” que brindó ayer en el salón Maestro Alfredo Bravo del Palacio Sarmiento, invitado especialmente por la Biblioteca Nacional de Maestros (BNM), en una iniciativa compartida entre el Ministerio de Educación de la Nación y la Fundación Arcor.
“El barro es el príncipe de los juguetes -continuó Tonucci-. El barro no es nada y puede ser todo. Y a lo largo de la historia de la humanidad, ha sido un material que ha servido para hacer infinidades de cosas. Es un material riquísimo. Y en manos de los niños…” Tonucci no termina la frase y dibuja con su mano abierta un rulo en el aire. La metáfora tiene una explicación: “Un buen juguete es lo que se presta a muchos usos, con

0distintas condiciones sociales”, agrega el pedagogo, que luego enumera y clasifica como buenos juguetes a la pelota y a la muñeca, chiches que todo niño y toda niña han tenido alguna vez y que sirven para muchas cosas.
Pero Tonucci deja para el final la referencia a otro “buen juguete”: el libro. “A mí me gusta mucho pensar que algún día un padre le dará dinero a su hijo, lo llevará a una librería y le dirá: ‘Elige un libro’.” Ese libro, seguramente, se irá a una casa, de la mano de ese niño, esperando ser leído. Y para Tonucci ahí nace la relación que generará un nuevo lector: “Creo que lo más importante es ofrecer a los niños la experiencia de la escucha. No se puede aprender a leer bien y con gusto sin haber vivido, sin haber tenido una experiencia de gozar con la escucha de un adulto que lea al niño. Pero como no todas las familias pueden acceder a ese derecho, es obligación de la escuela hacerlo para todos los niños, de manera que todos tengan una experiencia básica fundamental para pasar a la parte técnica del aprendizaje de la lectura”. Para “Frato”, como lo apodan al pensador y dibujante italiano, “un niño debería empezar a leer porque desea leer; porque vivió la experiencia fascinante de la escucha de la lectura de libros que un adulto le regaló a lo largo de días y días”, y considera que esto debería ser costumbre en las escuelas, con una franja horaria establecida para tal fin. “Esta es la única garantía de que en esos niños pueda surgir el deseo de aprender a leer. Una vez hecho esto, lo más importante ya estará conseguido, y después el aprendizaje instrumental de la lectura es una cosa que los niños hoy en día aprenden solos”, agregó.
Además del pedagogo y dibujante  invitado, participaron de la conferencia la socióloga Cristina Diéguez, y especialistas de la Dirección de Educación Inicial del Ministerio de Educación de la Nación. La propuesta ha sido declarada de interés educativo por el Ministerio, y tuvo como eje central el derecho a jugar, buscando interpelar a los adultos sobre las genuinas oportunidades que tienen los niños y las niñas en relación con el juego y el movimiento.
Finalmente, para arrojarse a la práctica de la lectura con un niño, Tonucci recomienda “leer sin temor, sin pensar que se está perdiendo el tiempo o que se podría hacer algo de mayor importancia”. Y antes de ir a la cama “acompañar a los niños a dormir leyendo un libro y no mirando la televisión, lo que constituye las bases de la lectura”. Esto, siempre, con la idea de jugar con el chico, porque en términos de jugar, para Tonucci “nunca se deja de ser un niño”. «
Abren nuevos cursos para docentes
“Si te capacitás sos mejor, para los pibes y para la sociedad”. Con esa frase, un docente cierra el video institucional que el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, elige destacar al presentar los nuevos postítulos del Programa Nacional de Formación Permanente “Nuestra Escuela”, dirigido a todos los docentes argentinos.
El objetivo de estos postítulos es contribuir al crecimiento profesional de los docentes. “Son políticas públicas que buscan mejorar el sistema educativo”, explicó el titular de la cartera educativa nacional.
Con este lanzamiento, se abrieron 90 mil vacantes para docentes de gestión pública y privada que hasta el próximo viernes podrán inscribirse en especializaciones en Políticas Socioeducativas; Educación y Derechos humanos; Escritura y Literatura en la Escuela Secundaria; Ciencias Sociales y su enseñanza; Matemática en la Escuela Primaria; Matemática en la Escuela Secundaria; Alfabetización Inicial; y se suman las ya existentes Educación Primaria y Tics y Educación y TIC.
http://www.aldeaviral.com/hay-que-acostar-a-los-ninos-leyendo-un-libro-y-no-mirando-television/

«¿En qué ley pone que los profesores pueden sancionar a sus alumnos que no hacen deberes? ¿Dónde está escrito cómo se deben evaluar?”, pregunta Jesús Salido, presidente de la Confederación de Asociaciones de Padres de Alumnos (Ceapa). “Queremos respuestas para que las familias puedan solventar una cuestión que está condicionando sus vidas”, añade. Ahora la Ceapa ultima un escrito sobre la base legal para poner deberes que será enviado al ministro y al Congreso de los Diputados.

La protesta por los deberes se reactivó en 2012 en Francia cuando decenas de miles de padres y alumnos secundaron una huelga contra los “trabajos forzosos” fuera del horario lectivo. Debió de ser divertida: consistió en obligar a los niños a tener las tardes libres.

En España, que nunca ha ido tan lejos, la petición “por la racionalización de los deberes” que lanzó una madre, Eva Bailén, en la plataforma digital Change.org, ha superado esta semana las 200.000 firmas. La acompaña con un vídeo que termina con la siguiente pregunta: “¿No es hora de que les devolvamos la infancia?”.

España está entre los países industrializados en los que los alumnos de 15 años destinan más horas a las tareas en casa, según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Según sus comparaciones de 2012, los chicos españoles dedican 6,5 horas a la semana frente a las 4,8 de media. El organismo alerta de que estas tareas, a veces ingentes, que asumen pueden aumentar la brecha entre quienes pueden pagar clases extraescolares y los que no. ¿Es mucho o poco? Y sobre todo, ¿es útil?

“Como sucede con casi todo lo que concierte a educación, nos falta un diagnóstico certero”, señala el presidente Consejo Escolar del Estado, Francisco López Rupérez. “Necesitamos saber cuál es el impacto negativo exacto que el exceso o falta de deberes escolares puedan estar produciendo en el rendimiento de los alumnos y en su vida personal, porque seguro que hay centros y profesores que se pasan y otros que no llegan”.

La política también ha empezado a fijarse en este tema. El PSOE incluía en su programa electoral “promover un acuerdo con las comunidades autónomas para ordenar y limitar” estas tareas. Hasta el ministro Méndez de Vigo admitió al inicio de curso que le parecía un motivo «de reflexión”. Los deberes que el niño se lleva a casa dependen directamente de la decisión de su profesor. Hay una vieja recomendación, la regla de 10 minutos, que goza de cierto consenso entre los docentes, aunque no debe ser la norma general a la vista de las quejas. Se trata de añadir 10 minutos al tiempo diario para las tareas conforme se avanza en los cursos: 10 minutos en 1º de Primaria, 20 en 2º…

El catedrático de Sociología Mariano Fernández Enguita recuerda esta regla en su libro La educación en la encrucijada (Fundación Santillana). “La estructura tradicional del tiempo escolar y de su proyección sobre el tiempo familiar está hoy en crisis. Es un tiempo aparentemente insuficiente, si se presta atención a las elevadas tasas de fracaso escolar, por un lado, y al malestar con los deberes o la proliferación de actividades extraescolares, por otro”, señala.

La OCDE y los expertos coinciden en que la mesura viene bien, pero los deberes no pueden desaparecer. Sirven para fijar los conceptos y profundizar en el aprendizaje. “Un mínimo de trabajo después de clase es necesario. Hay un momento de estudio y silencio en la casa que ayuda al estudiante”, considera Ricardo Moreno, catedrático de instituto y profesor durante más de 35 años, que acaba de publicar La conjura de los ignorantes. De cómo los pedagogos han destruido la enseñanza (Pasos Perdidos). “Se trata de mandar cosas que el niño pueda abarcar solo: sumas, fracciones, 10 líneas de redacción o un poema, en lugar de todas estas cosas innovadoras de ahora que acaban involucrando a toda la familia y ocupando la tarde entera”.

http://politica.elpais.com/politica/2016/03/04/actualidad/1457114229_994730.html?id_externo_rsoc=FB_CM

La Semana Santa está a punto de llegar. Por eso os vamos a dar las mejores ideas para entretener a los niños en cualquier tipo de viaje. Primero os vamos a presentar un libro de juegos llamado “¡En Marcha!”, especialmente concebido para ser utilizado en los viajes. Se trata de un libro con diferentes juegos más o menos tradicionales y que se puede usar tantas veces como quieras gracias a que sus hojas y los rotuladores que lo acompañan no son permanentes. La mayoría de los juegos propuestos son para jugar con varios jugadores por lo que es perfecto para jugar varios hermanos.

en marcha

Y es que cuando salimos de viaje, si el trayecto es largo, sin duda supone todo un reto para los niños, que se ven obligados a pasar confinados largas horas en un espacio reducido (da igual del medio de transporte que utilicemos). Y no resulta fácil, tanto si es en avión, tren o coche buscar actividades o formas para entretenerlos y que así, les resulte menos dura la situación. Se trata de todo un ejercicio de entrenamiento de paciencia tanto de mayores como de pequeños.

Dependiendo de la edad, las situaciones durante los trayectos largos varían. En nuestro caso, al principio, cuando eran más pequeños, los trayectos largos los llevaban bien ya que ambos solían dormirse en el momento que el coche empezaba a andar (en avión tampoco solían dar mucho la lata), y las paradas eran las justas para comer y descansar (casi más por nosotros que por ellos). A medida que han ido creciendo, han empezado a demandar sus propias paradas (para ir al baño por ejemplo) o porque sus necesidades de movimiento han aumentado. En el caso del transporte en tren o avión, han aumentado considerablemente sus paseos pasilleros y visitas a los baños.

Pero aún así, hay que echar mano de muchos trucos para que el trayecto se haga lo más amable posible. Aunque, disponemos de tablet o móvil que en los momentos críticos nos ayudan a salir del bache (tanto con algún juego como con dibujos animados), cierto es que nos gusta usarla como último recurso. Cuentos, libretas para pintar y colorear, pequeños juegos de viaje…hay muchos recursos que puedes utilizar para pasar el rato.

A raiz de recibir este libro-regalo, me he puesto a reflexionar sobre los juegos que hemos utilizado alguna vez en los viajes, y he intentado hacer una recopilación por si os pudiesen servir en algún momento. Se trata de juegos “caseros” y por supuesto, depende mucho de la edad que tengan los peques y de lo que les guste. Algunos son juegos tradicionales, y otros son simplemente “inventos” para pasar el rato.

Sea como fueren…aquí os los dejo.

1. Veo Veo. ¿Quien no conoce el veo veo?. El rey de los juegos. Con canción previa incluida y diversión asegurada con la fase de adivinanza posterior. Este es apto para más pequeños y mayores (la pequeña sabe jugar desde poco después de los dos años y medio).

2. Adivinanzas. No falla llevarte preparadas una buena colección de adivinanzas. ¡Les gusta mucho!

3. Palabras encadenadas. Otro clásico que a los míos les flipa (bueno, en particular al mayor, porque la pequeña ha empezado a jugar desde hace poco). Uno dice una palabra, y el siguiente debe decir otra palabra que comience por la última sílaba (o letra) que la anterior. Otra variante es decir todas las palabras que comiencen por una letra determinada. A medida que se hacen mayores, ya podemos afinar más, y decir cosas concretas que empiecen por esa letra.

4. Cambio de vocales. Coger diferentes palabras o frases y decir todas las sílabas con la misma vocal (todas A, todas E, todas I…). Risas aseguradas.

5. Describir las cosas que vemos por la ventanilla, o inventarse historias con ellas. Suele funcionar muy bien. Otra variante es describir algo que los demás tienen que adivinar (lo hayamos visto o no por la ventana). Aún recuerdo las historias inventadas gracias a los “molinos de Don Quijote”, mientras atravesábamos Castilla La Mancha.

6. Construir un cuento entre todos. Este es uno de los juegos triunfadores…Uno empieza el cuento (normalmente suelo ser yo), y a partir de un momento dado, continua otro, y luego otro…no os podéis imaginar las historias que se llegan a construir! Depende de lo que os lo curréis os aseguro que podéis terminar muertos de risa.

7. Inventar canciones. Puede ser con música también inventada o utilizando alguna que ya conozcan. Otro de nuestros favoritos, aunque en este caso, solo apto para viajes en coche (os pueden mirar mal vuestros compañeros de vuelo o de vagón en caso de que lo intentéis durante el trayecto). También salen unos resultados muy divertidos.

8. Piedra, papel y tijeras. Clásico donde los haya. Este tiene el riesgo de acabar a piedrazo limpio el uno con el otro…pero mola.

9. Cara o Cruz. Juego muy simple pero que les entretiene mucho!

10. Barquitos. Fue el descubrimiento de nuestro último viaje. Mi peque mayor aprendió a jugar a los barquitos y le encantó. Con una buena libreta, podéis jugar tantas veces como queráis.

11. El Ahorcado. Ha sido el último juego introducido en nuestro repertorio. En realidad aún no lo hemos utilizado en ningún viaje, sino que jugamos en casa, pero evidentemente…es juego de trayecto!

12. 3 en raya. Éste, junto a otros juegos muy simples y que puedes encontrar fácilmente en tamaño de viaje son fantásticos para los trayectos largos. A nosotros también nos gustan mucho el parchís, y la oca.

13. Cartas. Además de las cartas de toda la vida (los míos ya conocen la baraja española), hay una serie de cartas como las cartas UNO o las DOBBLE oientadas para los peques y con las que se pueden jugar a muchos juegos diferentes. A nosotros nos encantan, son muy fácilmente de llevar en un viaje y con las que los peques pueden pasar mucho rato jugando.

Fuente: listosparajugar.com

Fuente: listosparajugar.com

14. Bingo. En función de la edad, también varía desde ir tachando simplemente los números, a hacer un “cartón” más complejo.

15. Adivina el personaje. Una especie de quien es quien pero adaptado. Uno de nosotros piensa el personaje y los demás hacen preguntas para adivinarlo. Suele ser algún personaje de dibujos (los que en ese momento estén viendo, o de algún cuento). También funciona muy bien!

Y si después de todo esto, la situación se os descontrola…no dudéis en echar mano de lo que ya sabéis…que cuando uno supera un determinado número de horas…¡todo vale!

Y vosotros…¿a qué jugáis durante los trayectos?