¿Ha cambiado la forma de educar a los hijos? ¿Cómo afecta la enseñanza familiar al comportamiento de los jóvenes? Hablamos sobre la desobediencia, las faltas de respeto o los trastornos de conducta con María Martín Santacreu, psicóloga experta en infancia y adolescencia.

Al convertir a los hijos en el foco de atención de los padres, queriendo darles todo lo mejor y evitar que sufran, podemos pecar de no poner límites y normas. Así lo afirma María Martín Santacreu, psicóloga experta en infancia y adolescencia del centro Grat (Barcelona), que además señala que existe una sobreprotección de los hijos que puede causarles incapacidad para afrontar adversidades y gestionar sus emociones, fomentando la aparición de ansiedad o depresión en algunos casos.

Pregunta: ¿Considera que son más desobedientes e irrespetuosos ahora los jóvenes que hace un par de décadas? Si es así, ¿qué factores influyen en su comportamiento?

Respuesta: Estamos  en una etapa donde a nivel de pautas de crianza y de educación se ha puesto en duda el modelo imperante con el que se han criado las generaciones que ahora somos padres. Nosotros vivimos mayoritariamente una crianza basada en el respeto a la autoridad representada en el padre, al cual debíamos un respeto por el solo hecho de serlo. Esto también se vivía en la escuela, donde el profesor o profesora representaba una autoridad incuestionable.

Algunos padres y madres, tras haber vivido el autoritarismo del ‘porque lo digo yo’, han puesto en duda este modelo. Las dificultades vienen cuando nos vamos a un modelo donde los límites y normas son muy difusos, y donde la protección de los hijos se lleva a la sobreprotección.

«Cómo educamos a nuestros hijos en casa se refleja también en el aula»

P: ¿Se han vuelto los padres más ‘blandos’?

R: Nos encontramos con adultos que vivieron modelos de crianza más estrictos y que quieren cambiar lo que a ellos les enseñaron. Muchos de ellos han podido estudiar y dedicar parte de su vida a su carrera profesional, lo cual ha retrasado el momento de plantearse ser padres o madres. Además, todo esto sucede dentro de una sociedad cada vez más centrada en el individualismo y consumismo.

En este contexto los hijos, como apuntan autores como José Ramon Ubieto, Mario Izcovich o Eva Millet, se han vuelto un bien muy preciado. Es decir, son el foco de atención de unos padres que quieren dar lo mejor a sus hijos, pero que también los quieren proteger del sufrimiento que ellos han sentido y que es inherente al hecho de vivir. En ese sentido, podemos pecar de no poner límites y normas.

Estudiantes de secundaria riéndose en el aula

P: ¿Qué sucede en el aula? ¿Las faltas de respeto son tan comunes como en casa?

R: Cómo educamos a nuestros hijos en casa se refleja también en el aula. Si no corregimos ciertos comportamientos, creen que es posible y legítimo comportarse así con otros adultos. Además, si a esto le sumamos que sienten que son el centro de atención o un tesoro al que no queremos contradecir, no verán ningún problema en faltar el respeto a otras personas. El problema no son los niños o adolescentes, el problema somos los adultos.

Poner límites no significa ser autoritario. Es importante explicarles que les ponemos límites para protegerles, porque los queremos y queremos que aprendan a relacionarse. Tenemos la responsabilidad de enseñarles a relacionarse con los demás y esto pasa por gestionar sus emociones.

P: ¿Afecta la relación de ‘padres – maestros’ a cómo interactúan los jóvenes con sus profesores? ¿Qué ha cambiado?

R: Totalmente. Si nuestros hijos perciben que nosotros somos recelosos de lo que dicen los maestros y ponemos en duda su capacidad y criterio como educadores esto puede tener consecuencias dentro del aula. Antes la autoridad del maestro era incuestionable, lo cual tampoco es un modelo óptimo, ya que se podían dar abusos de autoridad y eran normalizados socialmente. Volver al modelo pasado tampoco tiene sentido.

Es importante que consigamos generar un modelo donde escuela y familia vayan de la mano. Esto se lleva trabajando desde hace tiempo y vemos como muchas escuelas y familias recogen los frutos de la colaboración. Muchos centros abren las puertas a las familias y esto hace que los niños vean que hay un clima colaborativo, donde los adultos dialogan, se entienden, hacen actividades en el colegio fuera del horario lectivo, y los padres participan en decisiones referente al modelo educativo. Esto cambia totalmente el panorama.

«Si perciben que somos recelosos de lo que dicen los maestros y ponemos en duda su capacidad y criterio como educadores, puede tener consecuencias dentro del aula»

P: ¿En qué momento se podría sospechar que ya no se trata de una mala actitud, sino de un trastorno de conducta?

R: El trastorno de conducta tiene unos criterios diagnósticos establecidos. Se diagnostica cuando las personas (en su mayoría, adolescentes) de forma repetida tienen comportamientos que suponen una ruptura con las normas sociales establecidas. Existe un componente de oposición a aquello que se esperaría de ellos desde el entorno familiar o escolar. Por ejemplo, dejar de lado los estudios, no presentarse en casa a la hora pactada, tomar drogas, robar, etc.

Un factor observable en esta problemática es el incremento de la agresividad verbal y/o física, la cual se puede manifestar dentro y fuera de la familia. Esta agresividad puede ser hacia objetos o hacia las personas, lo cual puede desembocar en casos de violencia física de hijos a padres (violencia filio-parental) en los casos más extremos.

Es importante diferenciar el trastorno de la conducta de la ‘rebeldía’ que podemos esperar en la adolescencia, la cual es coherente evolutivamente con el hecho de que esta etapa supone poner en duda lo establecido para crearse un modelo propio.

«Vemos situaciones de ansiedad y depresión en jóvenes porque no saben cómo afrontar situaciones problemáticas «

P: ¿Los centennials son una generación sobreprotegida? Si es así ¿cómo influye esa sobreprotección de los padres en cómo gestionan sus emociones?

R: Para poder adaptarnos a vivir en sociedad es importante que aprendamos a gestionar nuestras emociones. Si no desarrollamos estrategias para afrontar la rabia, la frustración, la decepción, fácilmente tendremos problemas para adaptarnos a los contratiempos que implica vivir.

sobreprotección de los hijos - los retos pueden producir ansiedad y depresión

No toda esta generación es una generación sobreprotegida, pero existe claramente un incremento de las dificultades asociadas a la sobreprotección. Las consultas de psicología lo demuestran. No debemos pensar únicamente en los trastornos de conducta como el mayor problema a afrontar, también vemos situaciones de ansiedad y depresión en jóvenes porque no saben cómo afrontar situaciones problemáticas, ya que no han tenido que afrontarlas previamente. Situaciones como que no les gusten los estudios que han escogido, encontrarse con un suspenso cuando llegan a la universidad, etc.

Hace solo unas semanas una compañera profesora de universidad me comentaba que le llegó a revisión de examen una estudiante acompañada de su madre, la cual pedía ver ella el examen. Esto es una muestra de que la sobreprotección existe y tiene efectos nefastos en su capacidad de afrontar dificultades, así como en sentir que tienen dicha capacidad y cómo esto afecta su autoestima.

«A una profesora de universidad le llegó a revisión de examen una estudiante acompañada de su madre, la cual pedía ver ella el examen»

La educación pasa por generar el sentimiento de que tenemos la capacidad de resolver lo que nos suceda, de afrontar las adversidades; pasa también, por saber que tengo una ‘caja de herramientas’ propia que yo he generado a partir de lo que me han enseñado mis padres. Los padres no podemos ser las herramientas de nuestros hijos para siempre, por lo tanto, es mejor enseñarles cómo crear su propia caja.

 

fuente: educacion 3.0

Los siguientes juegos de mesa relacionados con el pensamiento lógico-matemático resultan útiles para que los estudiantes de Infantil, Primaria o Secundaria amplíen sus conocimientos espaciales, desarrollen su capacidad de resolución de problemas o aumenten la agilidad mental.

¿Cuáles conocéis?

1HABA- 3 x 4 = ¡Zas!

Con este juego de mesa de lógica se practica y aprenden las tablas de multiplicar en grupo, además de  fomentar la rapidez mental y visual de los estudiantes a partir de los ocho años. Se trata de calcular el resultado de una multiplicación y cazar la mosca que lo lleva impreso. La única herramienta es un matamoscas de colores. La actividad admite desde dos a seis jugadores.

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2Logic City

Ayuda a fomentar la orientación espacial, desarrollar el pensamiento lógico, la resolución de problemas y la agilidad visual entre el alumnado de Infantil. El juego consiste en elegir una carta y construir una ciudad a través de un plano con diferentes colores. Ofrece tres niveles distintos para aumentar la dificultad de manera progresiva.

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3Rush Hour

Los estudiantes de Primaria desarrollan el pensamiento lógico con retos que tienen que resolver en este juego sobre tráfico. El objetivo es que logren sacar uno de los coches moviendo los otros hacia delante o hacia atrás con la ayuda de su ingenio. Dispone de 40 retos con cuatro niveles de dificultad para adaptarlos a los más pequeños.

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4Dinosaurios. Islas misteriosas

El objetivo es salvar a un tipo de dinosaurio, los de color verde, de los de color rojo, o lo que es lo mismo, los T-Rex. Todo ello mientras el alumnado, desde los cinco años de edad, crea su propio mundo jurásico con distintos desafíos de lógica y diversas piezas de puzle que deben encajar a la perfección. Resulta útil para fomentar la planificación estratégica y la percepción visual.

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5Code No.2. Rover Control

Indicado para estudiantes a partir de los ocho años, este juego está ambientado en una misión espacial a Marte en la que se han enviado dos Rovers, vehículos motorizados capaces de desplazarse por la superficie del planeta rojo. En esta actividad relacionada con el aprendizaje de programación entre el alumnado de Primaria, se trata de que los jugadores coloreen correctamente los caminos por donde pasarán los vehículos y puedan llegar a su destino. Una técnica que enseña las habilidades mentales necesarias para aprender el concepto de codificación a través de los colores.

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6Rompecabezas matemático de Logica Giochi

Los rompecabezas son un tipo de juego que promueve el desarrollo de las capacidades lógicas. Esta propuesta resulta un tanto especial porque es un rompecabezas matemático recomendado a partir de los 14 años. ¿El reto? El tablero incorpora cuatro discos de madera que hay que girar hasta obtener la misma suma en cada segmento.

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7Goula Tangram

El tangram es un juego de mesa de origen chino muy popular que además de trabajar la capacidad de razonamiento es útil para que los niños adquieran sus primeros conocimientos en geometría plana. Además, las figuras y formas ‘a las que dan vida’ estimulan su imaginación. Este modelo en concreto tiene 28 piezas y se recomienda para edades comprendidas entre los 3 y 8 años.

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8Ajedrez Legler, juegos de mesa de lógica

Este ajedrez para niños (recomendable a partir de los 7 años de edad) viene con una caja de madera plegable para que puedas guardar sus 32 piezas y llevarlo cómodamente en los desplazamientos que haga.

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9Collecto

Un tablero, 48 bolas de colores y un reto: conseguir más grupos de tres bolas del mismo color para ganar la partida al adversario (pueden jugar hasta cuatro niños a la vez). Para ello, las bolas tienen que colocarse de manera aleatoria y dejar el hueco central del tablero vacío para que la partida dé comienzo.

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10Tripolo

Versión adaptada del clásico ‘Tres en raya’ con la particularidad que ese tres en raya se puede conseguir con aquellas cartas que tengan el mismo color, imagen o letras. Si los niños superan el reto habrán conseguido ¡un tripolo! Además de la lógica, se ve favorecida la capacidad de observación, reacción y reconocimiento (a partir de 6 años).

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11Smart Games IQ Fit

Ayuda a desarrollar la capacidad de lógica y las habilidades espaciales a través de sus más de 100 retos distribuidos en diferentes niveles.

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12Gravity Maze

Este laberinto de canicas se acciona por la ley de la gravedad y pone a prueba la capacidad de razonamiento y percepción visual: deberán pensar y observar con calma el tablero cada vez que muevan una de sus torres traslúcidas de colores para que la canica descienda hasta su objetivo. En total se proponen hasta 60 retos de distinta dificultad.

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13Think Fun Circuito Laberinto

A partir de 8 años de edad, este juego se convierte en su primera toma de contacto con la ingeniería eléctrica, potenciando otras habilidades como la resolución de problemas o la capacidad de concentración. Sobre el tablero hay 21 piezas que hay que organizar para crear un circuito que ilumine las balizas de colores incluidas.

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14Sudoku multicolor

Fabricado en madera (tablero y fichas), este sudoku infantil pone a prueba su capacidad de razonamiento lógica y cálculo para que ningún número aparezca dos veces en una fila.

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10 juegos de mesa que favorecen el desarrollo de la lógica matemática 10

15Code Master

Juegos de mesa de lógica de programación para que experimenten su primer contacto con este área de conocimiento  y trabajen (a la vez) sus habilidades y capacidades de razonamiento secuencial y resolución de problemas. Hay un avatar que se desplaza a través de un mundo imaginario en busca de unos cristales y para ir recogiendo cada uno de ellos -y llegar a la meta- hay que completar de una serie de acciones y secuencias.

Educación 3.0

El síndrome de Asperger, que celebra este lunes 18 de Febrero su día internacional, forma parte de la categoría diagnóstica Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) desde 2013, aunque fue reconocido por la comunidad científica en 1994. El TEA es un trastorno complejo del neurodesarrollo que afecta principalmente a las competencias de comunicación social y a la flexibilidad del pensamiento y del comportamiento de la persona que lo presenta.

En la actualidad, las clasificaciones vigentes (DSM 5 y CIE-11), recogen este síndrome dentro de esta clasificación, refiriéndose a aquellos casos en los que no existe discapacidad intelectual asociada y los aspectos formales del lenguaje se encuentran preservados. Ruth Vidriales, licenciada de psicología y responsable del área de Asesoramiento Técnico en Autismo en la Confederación Autismo España desde 2005 explica más claves sobre este síndrome.

¿Cuál es la prevalencia del síndrome de Asperger?

Es un trastorno muy frecuente, poco conocido entre la población general e incluso por muchos profesionales. En las últimas décadas, la prevalencia del conjunto de los Trastornos del Espectro del Autismo se ha incrementado significativamente, situándose en la actualidad en 1 caso por cada 100 nacimientos, lo que cifra en más de 450.000 el número de personas en España, según Autismo Europa, 2012. Según diversos estudios, tiene mayor incidencia en niños que en niñas.

La importancia de un diagnóstico temprano

Una adecuada identificación y atención temprana, un buen ambiente familiar, una adecuada respuesta educativa, una alta capacidad intelectual y de aprendizaje, son factores que predicen un mejor ajuste social, personal y emocional en la vida adulta. Por todo eso, resulta esencial que el TEA se identifique y diagnostique de la manera más temprana posible, y que se asegure el acceso a los apoyos especializados e individualizados que cada persona precise también lo antes posible y a lo largo de su vida.

¿Hay tratamiento?

El TEA no es una enfermedad sino un trastorno del neurodesarrollo, que afecta a cómo se desarrolla y configura el sistema nervioso de manera prenatal, y al funcionamiento cerebral. Por lo tanto, en la actualidad no existe ningún tratamiento que lo pueda “prevenir”, “curar” o “revertir”. No obstante, existen sistemas de apoyo e intervenciones que se han mostrado efectivos y que están recomendados en el mundo. Tiene un carácter psicoeducativo y están orientados a promover la calidad de vida de la persona (y también la de su familia), a potenciar sus puntos fuertes y a favorecer al máximo sus oportunidades de inclusión y participación en la sociedad. Este tipo de intervenciones y sistemas de apoyo impactan de manera positiva en el desarrollo personal y en la calidad de vida de la persona. Para ello, deben facilitarse desde las primeras etapas de su vida y tener continuidad a lo largo de ella, adaptándose en función las situaciones y experiencias personales.

¿Cuáles son las características del síndrome de Asperger?

Todas las personas con TEA comparten características que definen este trastorno y que se manifiestan fundamentalmente en dos áreas de su desarrollo evolutivo y funcionamiento personal: la comunicación social y la flexibilidad del comportamiento y del pensamiento. No obstante, es importante señalar que se presentan de manera diferente en cada persona, y que pueden variar a lo largo del ciclo vital.

En cuanto a las principales características en torno a la comunicación social, están: las dificultades para comprender y utilizar las claves de la comunicación no verbal (gestos, expresiones faciales, tono de voz, etc.) y los mensajes sutiles que se transmiten a través de este canal; el uso formalmente adecuado del lenguaje, aunque en ocasiones puede parecer demasiado preciso para la situación o la excesiva literalidad en la comprensión del lenguaje, que se interpreta sobre la base del significado exacto de las palabras. Esto provoca dificultades para comprender las bromas, los chistes, las metáforas, los enunciados con doble sentido o los sarcasmos, entre otros.

En cuanto a la flexibilidad de pensamiento y comportamiento, las principales características son: preferencia y fidelidad por las rutinas que, en ocasiones, siguen de manera rígida y repetitiva; la presencia de intereses muy concretos, limitados y específicos sobre los que la persona puede acumular mucha información y a los que dedica mucho tiempo, y la aparición de patrones concretos y rígidos de pensamiento y comportamiento, que dificultan la realización de tareas que requieren flexibilidad o búsqueda de alternativas para la resolución de problemas, entre otros

¿Puntos fuertes de las personas con Asperger?

Aunque cada persona es única e individual, muchas veces son personas sinceras y honestas en sus ideas y planteamientos; son naturales en sus interacciones sociales y genuinos en las relaciones interpersonales que establecen. Además, muchos tienen la capacidad de perseverar y atender a actividades rutinarias o que implican la repetición de patrones y cuentan con el conocimiento experto sobre determinados temas o ámbitos de interés, que les convierte en personas altamente especializadas, entre otras características.

¿Cómo puedo conocer y apoyar mejor a una persona Asperger?

No es posible establecer reglas fijas sobre cómo relacionarse o interactuar con todas las personas con TEA, puesto que cada una de ellas es diferente con relación a sus intereses, sus preferencias y también en la manera en la que el TEA impacta en su vida. No obstante, existe una serie de recomendaciones que pueden ayudar a conocer mejor a la persona y a establecer una relación interpersonal positiva con ella.

  • Es preciso reflexionar sobre los desafíos sociales que afrontamos todos los días e intentar ponernos en el lugar de una persona que genuinamente no los comprende ni sabe cómo manejarlos.

  • Es fundamental que nos interesemos por conocer bien a la persona, sus gustos e intereses, sus puntos fuertes y débiles, y las cosas que son importantes para ella.

  • Es imprescindible interesarse por su experiencia y procurar comprenderla, aunque a veces sea muy distinta de lo “convencional”.

  • Será necesario que se hagan explícitos algunos conceptos que para la mayor parte de las personas son obvios, especialmente aquellos relativos a las relaciones sociales.

  • Es preferible que el lenguaje sea directo y concreto, sin ambigüedades o dobles sentidos. Esto hará que la comunicación sea más sencilla.

  • Es fundamental entender que los comportamientos de la persona no son caprichosos o intencionados. Reflejan una manera distinta de comprender y desenvolverse en el mundo.

  • Resulta esencial comprender y respetar la importancia de las rutinas y “rigideces” en el comportamiento de la persona. Son elementos importantes que le proporcionan seguridad. Apoyar a la persona para flexibilizarlas puede ser positivo, siempre que no se imponga únicamente nuestro criterio o manera de ver las cosas.

  • Es imprescindible preguntar a la persona qué es lo que resulta más importante para su vida y cuál es la mejor manera de apoyarle. Él o ella sabrá explicar cuáles son sus puntos fuertes y débiles y cómo prefiere que se le preste esa ayuda.

¿Por qué estas personas sufren más acoso escolar?

De acuerdo con recientes investigaciones realizadas en Estados Unidos, el 63% de los niños con TEA han sido víctimas de acoso escolar en las escuelas, porcentaje que aumenta cuando hablamos de la etapa de Educación Secundaria (75%) y que incluso se eleva en el caso del TEA sin discapacidad intelectual asociada, como el síndrome de Asperger, hasta un 83%.

Las propias características del TEA hacen que la persona sea especialmente vulnerable a este tipo de situaciones, ya que puede tener dificultades para identificar los comportamientos de acoso y también para buscar ayuda en estas situaciones. Además, con mucha frecuencia los alumnos y alumnas con TEA se encuentran socialmente aislados en el entorno escolar y apenas cuentan con relaciones de amistad con sus iguales. Esto hace que tampoco cuenten con el apoyo de sus compañeros y compañeras, lo que podría actuar como factor de protección. A ello se suma la limitación en las herramientas existentes en la actualidad en el sistema educativo para prevenir, identificar e intervenir de manera efectiva en las situaciones de acoso escolar que experimenta el alumnado con TEA. Seguimos hablando de una “discapacidad invisible” que hace que, en ocasiones, el entorno no comprenda adecuadamente las dificultades y necesidades de la persona y que a menudo malinterprete su intencionalidad.

No obstante, es muy importante insistir en que lo que determina el acoso no son las características del TEA, sino fundamentalmente las del contexto en el que se desenvuelve la persona (el clima de convivencia, el trabajo en valores, la promoción de las relaciones, la política escolar contra el acoso, la cohesión del aula…). De nuevo, si se trabaja la convivencia, el respeto y la atención a la diversidad como elementos esenciales de la educación, se avanzará hacia una sociedad más respetuosa e inclusiva, erradicando las situaciones de acoso escolar y también de las que pueda experimentar la persona en su vida adulta, especialmente en el ámbito laboral.

¿Y por qué se da la confusión con el autismo?

Tal como se indicaba anteriormente, los sistemas actuales de clasificación y diagnóstico DSM 5 y CIE-11 incorporan el autismo y síndrome de Asperger en la misma categoría diagnóstica, la del trastorno del espectro del autismo. Esta decisión se toma después de que durante años se haya investigado la posible existencia o no de diferencias nucleares entre ambas condiciones que justificaran la distinción entre ellas.

Los resultados obtenidos y el consenso de los principales expertos y expertas a nivel internacional han puesto de manifiesto que las características nucleares de este tipo de trastorno son las mismas, y que afectan de manera esencial a la forma de comunicarse, de relacionarse y a la flexibilidad del comportamiento y el pensamiento de la persona que lo presenta.

Las diferencias, por lo tanto, se encuentran principalmente en aspectos relacionados con el nivel de desarrollo del lenguaje y con la asociación o no a discapacidad intelectual, pero no en los elementos nucleares que se ven alterados en el desarrollo evolutivo y que definen las características del TEA.

No obstante, este tipo de consideraciones se han asumido antes en el ámbito investigador y profesional especializado, pero quizás nos ha costado más la trasmisión a la sociedad de lo que implica este cambio. Somos conscientes de que puede ser difícil de entender el concepto de “espectro del autismo”, que pone el énfasis en la diversidad y heterogeneidad de las manifestaciones. Probablemente es mucho más fácil de comprender en qué consisten las diferencias si también nombra de manera diferente, y por eso se mantiene a veces la confusión.

No obstante, creemos que es importante tener en cuenta que estamos hablando del mismo tipo de trastorno y que su identificación y diagnóstico se realiza actualmente sobre la base de esta nueva concepción dimensional. En ella se han depurado o modificado algunos criterios e incorporado otros, como las posibles alteraciones en el procesamiento sensorial, que antes no estaban incluidos en la descripción del TEA.

Pensamos que esta visión es esencial para que la comunidad profesional de diferentes ámbitos (salud, educación, etc.) tenga un conocimiento integral con relación al TEA y también para que la práctica vinculada a la detección precoz, el diagnóstico, la intervención especializada y el desarrollo de sistemas de apoyo, incorporen los resultados actualizados de la investigación, el criterio profesional experto y las prioridades del colectivo en su conjunto.

Fuente: elpais

Fomentar una comunicación fluida entre padres e hijos, conocer los riesgos de Internet y establecer unas normas claras de uso del teléfono móvil son algunas de las claves que garantizan un uso adecuado del smartphone en los menores.

Un 66% de los niños y niñas de entre 10 y 15 años dispone ya de un teléfono móvil que utiliza de forma habitual para acceder a Internet y comunicarse con compañeros y amigos; un dato que se desprende de la última Encuesta Sobre Equipamiento y Uso de las TIC en los Hogares 2019. Y aunque los expertos recomiendan esperar hasta los 16 años para comprarles un terminal propio, son muchos los que tienen uno antes. De hecho, según el estudio ‘El impacto de las pantallas en la vida familiar’ de Empantallados.com, el 61% lo recibe entre los 11 y los 12 años; un dato que también confirma el ‘Dossier de indicadores sobre uso de TIC por menores en España’ elaborado por el ONTSI, en el que se recoge que casi el 68,9% de los menores entre 10 y 15 años en España tiene un smartphone.

La educación, primordial

Cuando las familias deciden comprar el primer terminal a los menores (que los demandan cada vez antes), ¿qué pueden hacer para asegurarse de que realizan un uso seguro y responsable? Lo primero es educar a los menores en un buen uso de Internet y las redes sociales para garantizar su seguridad y evitar situaciones de riesgo como el bullying, el sexting o la pederastia.

Y en este caso, las recomendaciones coinciden con las que realizan los expertos cuando se trata de cualquier otro dispositivo conectado a Internet: desde evitar hablar con extraños, sobre todo a través de las redes sociales, hasta procurar no compartir ningún tipo de información privada ni datos personales. A ella se suman no descargar o consultar contenidos no adecuados para su edad, subir fotos y vídeos y caer en la trampa de sorteos y falsos premios, entre otros.

La comunicación entre progenitores y menores debe ser también fluida y constante. De hecho, pueden configurar juntos el dispositivo elegido, ver qué aplicaciones van a descargar, cómo funcionan… y supervisar el uso que se realiza a diario. Es decir, conviene saber qué páginas web consultan cuando están en Internet y que tengan acceso a todos sus perfiles en redes sociales y contraseñas.

móvil menores

De ahí que la labor de las familias (y docentes) sea tan importante. “Preparemos a nuestros hijos para el uso de la tecnología desde bien pequeños, mucho antes de tomar esas grandes decisiones de la compra de un primer móvil o una tableta. Conócelos, charla y conecta con ellos y hazte imprescindible en su vida: que no le pregunten a Siri lo que quieras explicarles tú”, aconseja María Zalbidea, analista de tendencias digitales.

Uso controlado

Para Gabriela Paoli, psicóloga y experta en adicciones tecnológicas, también es primordial que los padres establezcan unas normas muy claras en lo que se refiere al uso de la tecnología en el ámbito familiar. “Recomiendo que estas normas se digan no solo de voz, sino que exista un panel —un contrato firmado por ambas partes donde se queden claras las normas de utilización y sus consecuencias de su incumplimiento— que se pueda consultar y que esté a la vista en la casa”. En este sentido, conviene hablar sobre el uso que se le debe dar al terminal, cuánto tiempo al día y en qué lugares podrá utilizarlo… “Debe empezarse desde muy temprano con unas pautas claras. Una vez fijadas, hay que exigir su cumplimiento: con cariño, pero con exigencia”, mantiene Antonio Milán, doctor en Educación, profesor y autor de ‘Adolescentes hiperconectados y felices’.

Y no tiene por qué ser un documento muy complicado. En la Red es posible encontrar muchos ejemplos e, incluso, la policía ha redactado uno.

Por último, resultan de gran utilidad los sistemas de control parental: herramientas que facilitan el control de acceso y contenidos a la Red por parte de los menores y que, entre otros, incluyen funcionalidades de filtrado de páginas web inapropiadas para su edad en función de temáticas o tipos de contenidos; establecimiento de unos horarios para conectarse; tiempo máximo que pueden permanecer conectados; control de aplicaciones (por ejemplo redes sociales o programas de mensajería), geolocalización, bloqueo de llamadas, función de supervisión de búsquedas o servicios de notificaciones y monitorización para consultar cuál ha sido la actividad de menor durante el tiempo que ha permanecido conectado. “Es importante que los padres se conciencien sobre su utilización por los riesgos que conlleva: ciberacoso, peligro de adicción, baja tolerancia a la frustración, búsqueda de sensaciones y de identidad propia…”, asegura Óscar González de Escuela de Padres con Talento. Además, no basta con instalarlo y ‘olvidarse’, es necesario que los progenitores lo consulten con asiduidad para que su uso sea efectivo.

De hecho, ya hay algunos dispositivos, como PhoneKid, que lo traen incorporado: cuenta con funciones como ‘Escúchame’, por ejemplo, que ayuda a bloquear de forma remota la pantalla cuando necesitan captar la atención de los pequeños; o ‘Modo de uso’, que hace posible que los padres conviertan el terminal en una herramienta adaptada al uso que se le vaya a dar en un momento concreto.

Fuente: educacion 3.0