¿Estás preparando unas vacaciones en familia? A veces es complicado encontrar el hotel ideal que ofrezca tanto a los niños como a los padres todos los servicios necesarios para que todos disfruten de tan esperado viaje: babysitter, habitaciones temáticas, piscinas, clubes infantiles y otros complementos que hacen de la estancia una experiencia inolvidable. Por ello, hemos seleccionado estos seis hoteles que cuidan con todo lujo de detalles a los más pequeños de la casa. ¿Cuál es tu favorito?

1. Sol Katmandú

Calviá, Mallorca

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En el municipio mallorquín de Calviá está el paraíso para niños y adultos: Sol Katmandú. El resort, de cuatro estrellas, se encuentra a tan sólo 250 metros de la playa de Magaluf. Entre los servicios que ofrece se incluye un bufé temático, tumbonas y WiFi gratuito.

Podrás acceder todos los días a las atracciones de Katmandú Park: the House, minigolf, cine en 4D, un parque acuático o el K3 Climb, recomendado para los mayores de 12 años, en el que podrás trepar por obstáculos o desafiar un columpio de cuerda en un reto de 16 metros de altura.

2. Agroturismo Mari Cruz

Villanueva de Arce, Navarra

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¿Te apetece una escapada familiar en Navarra? El Agroturismo Mari Cruz, en el municipio de Villanueva de Arce, es un idilio para quienes buscan un viaje en el que poder estar en pleno contacto con la naturaleza. Y es que aparte de tener tres casas rurales dentro del mismo recinto en el que alojarse, también tiene una solución para los más valientes: una casa en el árbol, que seguro que entusiasma a pequeños y grandes.

Además de dar una vuelta por los espectaculares alrededores del agroturismo, también podrás alimentar a los diferentes animales de la finca, participar en una huerta durante las tardes de verano así como asistir a diferentes talleres como el de elaboración de pizza o hacer mermeladas con los productos recién recogidos. Por supuesto, la gran mayoría de los alimentos que usan en los desayunos y cenas son ecológicos.

3. Hotel del Juguete

Ibi, Alicante

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El Hotel del Juguete en la localidad alicantina de Ibi es un mundo de diversión y fantasía. Doraemon, Pin y Pon, Nancy o los Playmobil son algunos de los protagonistas de las estancias del hotel. Y es que ¿qué niño puede resistirse a dormir rodeado de sus juguetes y personajes de dibujos preferidos?

El hotel, que cuenta con 21 habitaciones totalmente equipadas e incorpora dos ludotecas repletas de juguetes. El personal del hotel propone diferentes talleres y actividades como disfraces, juegos y bailes mientras los padres disfrutan del merecido descanso en la cafetería o restaurante del hotel.

4. Vilar Rural Arnes

Arnes, Tarragona

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El Vilar Rural de Arnes, ubicado en el municipio tarraconense de Arnes, cuenta con una pequeña granja con diferentes animales, huerto y estanque con patos; restaurante, show cooking, bar y cafetería; piscina para niños y adultos; zona wellness; así como amplias zonas ajardinadas con áreas infantiles, salas de juegos y un sinfín de extras que harán de las vacaciones un recuerdo imborrable.

El hotel dispone de 95 habitaciones con diferentes configuraciones: dobles, triples, cuádruples, comunicadas para familias, suites, habitaciones adaptadas para personas con movilidad reducida además de las habitaciones “BabyRooms”, tematizadas para bebés con cuna especial, cambiador, nevera así como otros productos especiales. Todas las habitaciones son exteriores y algunas cuentan con jardín o balcón.

5. Dream Gran Castillo Resort

Lanzarote

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Atención: esto es una llamada a todas las princesas, héroes, heroínas, príncipes, guerreros y guerreras de menos de 14 años. El hotel Dream Gran Castillo Resort de cinco estrellas está buscando a protagonistas de una fascinante historia: unas vacaciones de ensueño. Eso sí, el elegido necesitará unos padres dispuestos a querer pasarlo muy bien tumbados en las tumbonas de la piscina o haciendo deporte en su gimnasio.

El hotel cuenta con servicio de guardería: el Baby Club Creche es perfecto para dejar en las mejores manos a los más pequeñitos de la casa, además de piscinas especialmente pensadas para los bebés. Si los padres quieren disfrutar tanto como los pequeños y darse un homenaje, pueden dejar a los niños en Kids Aventure Room y así disfrutar de una romántica cena. Entre otros servicios que completarán la experiencia están las habitaciones familiares (la de la fotografía corresponde a la habitación Merlín) y el completo programa de animación infantil y su espectacular cine en 5D.

6. Cabañas en los Árboles

Zeanuri, Bizkaia

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¿Buscas una manera completamente diferente de pasar unas vacaciones familiares? Sin lugar a dudas, las que proponen Cabañas en los Árboles con sus singulares carros zíngaros son una opción genial. Es una muy buena invitación a viajar y escapar de todo, excepto de la familia.

Los carros zíngaros, ubicados en el jardín del caserío, están completamente equipados con electricidad. Los servicios complementarios como el lavabo y las duchas están situados en un edificio anexo. Entre los servicios que incluye se encuentra: desayuno, ropa de cama, duchas, cafetería, sala de estar y WiFi.

http://room5.trivago.es/mejores-hoteles-viajar-ninos-espana_b/

Durante los últimos días, las temperaturas elevadas son noticia en nuestro país. Termómetros que se disparan por el día y no dejan tregua por la noche. Alertas por calor que colorean la gran mayoría de provincias españolas en un mapa del tiempo con temperaturas demasiado altas e inusuales en esta época del año. La exposición a estas elevadas temperaturas puede provocar efectos nocivos sobre el organismo de diversa gravedad.

Stress por calor

Son las molestias físicas y psicológicas asociadas a la exposición a elevadas temperaturas. Hablamos de decaimiento, fatiga o irritabilidad, muchas veces derivadas de un peor descanso nocturno.

Agotamiento por calor

Debido a la pérdida de agua y/o sales que no han sido repuestas adecuadamente, generalmente a través del sudor, van a aparecer una serie de signos y síntomas que incluyen: intensa sed, debilidad, mal estado general, ansiedad, vértigo, mareos y dolor de cabeza. La temperatura corporal puede estar normal, por debajo de lo normal o ligeramente elevada, pero siempre inferior a los 40º C.

Golpe de calor

Es la situación más grave consecuencia del calor y requiere ayuda inmediata al ser potencialmente mortal. Los signos y síntomas que podrían presentarse son: temperatura corporal elevada por encima de los 40º C, piel caliente, enrojecida y seca (sin sudor), dolor de cabeza, náuseas, somnolencia, sed intensa, confusión, convulsiones y pérdida de conciencia.

En este caso, se debe contactar con el 112 inmediatamente y mientras llega la ayuda, mantener a la persona tumbada e intentar refrescar el cuerpo mediante la aplicación de toallas húmedas, abanicos o ventiladores.

Prevención en niños

Prevenir cualquiera de las complicaciones derivadas de la exposición a estas altas temperaturas es fácil siguiendo una serie de sencillos consejos.

1. Durante estos días, debemos evitar salir a la calle con los pequeños en las horas más calurosas. Si no hay más remedio que hacerlo: gorra o sombrero en mano, vestidos con ropas ligeras de colores claros y tejidos naturales, protección solar en las zonas expuestas y bien cargados de agua fresquita, o de la teta de mami si estamos con lactancia materna. No olvidemos permanecer a la sombra siempre que sea posible, que los bombones al sol se derriten. Y nunca, por mínimo que nos parezca el tiempo, se debe dejar a un niño solo dentro de un vehículo expuesto al sol.

2. La protección solar en los niños deberá ser siempre muy alta (FPS +50) y efectiva frente a todos tipos de rayos solares nocivos: UVA, UVB e infrarrojos. Se evitará la exposición directa al sol de los menores de 3 años. Y, sea cual sea la edad, nada de ponerse al sol entre las 11 y las 16 horas. Importante también proteger los ojos con unas gafas de calidad que garanticen la absorción de los rayos ultravioletas, previniendo así futuros problemas oculares.

3. Cuando estemos en casa, es conveniente cerrar las persianas y echar los toldos. Se debe tratar de permanecer en la estancia más fresca de la casa, conectando el aire acondicionado si disponemos del mismo, y realizando actividades que no requieran gran esfuerzo físico. Si no se dispone de un sitio fresco en el domicilio, una buena opción es acercarse algunas horas a algún lugar refrigerado cercano: ludotecas públicas o centros comerciales podrían ser una alternativa.

4. Es fundamental mantener una buena hidratación, ofreciendo y bebiendo agua a menudo, aunque no se sienta sed. Evitar las bebidas muy azucaradas, pues van aumentan la pérdida de líquidos, así como las bebidas muy frías. Para comer, aumentaremos el consumo de frutas de verano y verduras frescas, que nos ayudarán a mantener una buena hidratación y recargarán el cuerpo de las sales minerales perdidas a través del sudor. Las comidas copiosas y muy calientes se deben evitar. Y tendremos especial precaución a la hora de conservar los alimentos, pues el calor favorece la proliferación de bacterias que podrían causar infecciones alimentarias, algunas de ellas graves.

6. Durante las horas de más calor es conveniente refrescarse a menudo y evitar realizar ejercicio físico intenso. Para los afortunados que disponen de un lugar abierto donde poder remojarse, mantener siempre a los niños bajo la vigilancia de un adulto.

7. Si su hijo está tomando algún medicamento, consulte cómo se debe de conservar para garantizar unas condiciones óptimas de la mismo. Todos los años, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) publica en su página web recomendaciones al respecto.

8. En caso de niños con enfermedades crónicas, se deberá consultar con su médico o enfermera del Centro de Salud si aparecen síntomas no habituales.

¿A qué no es tan difícil cuidar a nuestros pequeños y evitarnos disgustos con las altas temperaturas?

María A. Lázaro Tévar es enfermera de Urgencias

https://elpais.com/elpais/2017/06/19/mamas_papas/1497879840_321730.html

En ocasiones una persona se puede encontrar con dudas del tipo «estoy seguro de que este niño está siendo maltratado, pero quién soy yo para meterme» o «creo que este niño es víctima de malos tratos, pero no estoy seguro», ¿qué hacer entonces? Desde la Policía Nacional aseguran que lo que hay que hacer es notificarlo –llamando al 091– o poner una denuncia formal, pues después serán los agentes los que investiguen para determinar si realmente hay malos tratos.

«La notificación de la sospecha es el elemento clave para la activación de los recursos que pueden garantizar, tras la evaluación de las evidencias, la integridad del niño y su atención», aseguran desde la Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato Infantil (Fapmi).

Por lo tanto, si ves a un niño que crees que está siendo maltratado en ese mismo momento, lo mejor es que llames enseguida al 091 para que una patrulla se persone en el lugar de los hechos y estudie la situación. En esta ocasión no estarás denunciando sino dando la voz de alarma.

En el caso de que creas que se trata de maltrato continuado que no está pasando en el momento o hayas decidido denunciarlo después de que hayan ocurrido los hechos, puedes ir a una comisaría de policía a hacer la pertinente denuncia. Para denunciar no es obligatorio dar tus datos personales, aunque siempre es mejor hacerlo ya que en el proceso de la investigación los agentes podrán contactar contigo para que aportes más información o, incluso, podrías actuar como testigo, algo que no ocurriría si no das tus datos.

QUÉ SE CONSIDERA MALTRATO INFANTIL

El maltrato infantil es algo complejo pues, como ocurre con la mayoría de los problemas sociales, tiene más de una causa y formas de manifestarse, tal y como se explica en el Protocolo de actuación en casos de maltrato infantil del Observatorio de la Infancia, dependiente del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

En general, existen cuatro tipos de maltrato infantil, definidos de la siguiente manera por la Fapmi:

Maltrato físico: acto no accidental que provoca lesiones físicas al niño, lesiones o riesgo de padecerlas.

Maltrato emocional: acciones –principalmente actitudes y palabras– que provocan o pueden provocar daños psicológicos. Por ejemplo, rechazarles, ignorarles, aterrorizarles, no atender sus necesidades afectivas y de cariño.

Abuso sexual: incluye conductas físicas (como violación o prostitución), pero también aquellas sin contacto físico (pornografía infantil o exhibicionismo ante niños) y cuando no se protege al niño de estos actos.

Negligencia: se da cuando no se atienden las necesidades del niño y cuando se incumples los deberes de guarda, cuidado y protección. Por ejemplo, no atender su estado de salud, de higiene o de alimentación.

Estos maltratos se pueden dar en el seno de la familia (maltrato familiar) y fuera de ella (extrafamiliar), pero el maltrato también puede ser ejercido por las instituciones al no garantizar una atención adecuada a los niños (maltrato institucional) o por las propias sociedades si se da un conjunto de factores que impiden la protección y atención al niño (maltrato social).

Pero también hay casos de maltrato prenatal, que es aquel que se produce dentro del seno de la madre si ésta no cumple con sus deberes de embarazada: cuando tiene una alimentación deficiente, trabaja en exceso o toma drogas o alcohol en demasía, por ejemplo.

Estas actuaciones «pueden repercutir en el futuro desarrollo del bebé«, según explica a europapress.es el doctor Jesús García, presidente de la Asociación Madrileña para la Prevención de los Malos Tratos a la Infancia (Apimm) y de la Asociación Española de Pediatría Social (SEPS), quien indica que en estos casos se trataría de una clase de maltrato por negligencia y que puede dar lugar al síndrome de alcohólico fetal (por madres alcohólicas) o el de abstinencia neonatal (por tomar drogas), entre otros.

Niña triste

SEÑALES DE QUE UN NIÑO ES MALTRATADO

Al tratarse de un problema tan complejo, las señales que pueden indicar que un niño está siendo víctima de maltrato son muy heterogéneas y dependen tanto del tipo de maltrato como de la edad del menor. Aún así, este pediatra explica que siempre que hay maltrato físico también lo hay emocional, y que hay algunas señales generales que «nos pueden hacer pensar que el niño pueda estar en una situación de riesgo».

Algunos de los indicadores físicos de maltrato en niños son:

– Falta de higiene adecuada
– Presencia de hematomas fuera los propios de la edad
– Cicatrices, chichones y marcas en la piel
– Retraso en el crecimiento
– Infecciones leves pero recurrentes y persistentes
– Consultas frecuentes a los servicios de urgencias
– Accidentes frecuentes (que denotan que el pequeño no está supervisado)
– Ropa inadecuada para las condiciones del clima (por ejemplo, no estar bien abrigado en invierno)
– Falta de pelo por arrancamiento
– Quemaduras
– Hambre continua
– Hábitos de vida anormales (tener horarios diferentes en las comidas, por ejemplo)

También hay indicadores de tipo emocional que se expresan en conductas de los niños para llamar la atención:

– Comportamientos cambiantes
– Conductas de aislamiento, tristeza, decaimiento
– Agresividad y actitudes violentas
– Hiperactividad
– Apatía por las cosas
– Sueño, somnolencia
– Falta de comunicación
– Necesidad de afecto
– Baja autoestima
– No quiere salir al patio del recreo
– No quiere irse a casa al terminar las clases
– Falta de desarrollo madurativo

En el caso de los abusos sexuales, a estos indicadores se suman otros más específicos: alteraciones al orinar, dificultad al caminar, sangrados genitales, secreción genital (en las niñas) y dolor y lesiones en esta parte del cuerpo. Asimismo, García asegura que incluso casos de embarazos adolescentes pueden ser por abusos sexuales.

Como se ha explicado, estas señales son genéricas, pero si se tiene en cuenta la edad del niño pueden ser más orientativas:

En menores de dos años: los niños presentan nerviosismo, aislamiento, trastornos del sueño y de la alimentación y lloran con demasiada frecuencia.

En niños de entre dos y cinco años: muestran desinterés por los juegos, son negativos (niegan todo), presentan retraso en el lenguaje y aparecen somatizaciones de emociones, es decir, se comen las uñas, se arrancan el pelo y lloran de manera descontrolada.

Hasta la preadolescencia (13 años): comienzan a aparecer conductas de fracaso escolar, roban, mienten, muestran desinterés por todo, rebeldía y agresividad. También se da incontinencia de esfínteres.

Adolescentes de entre 13 y 18 años: fracaso y abandono escolar, se acercan a las drogas y la delincuencia, son inseguros y agresivos, rebeldes, promiscuos en sus relaciones, con sentimientos de tristeza y culpabilidad y con pensamientos suicidas.

http://www.europapress.es/sociedad/noticia-hago-si-sospecho-nino-siendo-maltratado-20150603073201.html

“El colegio se basa en un sistema de castigos y recompensas, profesores que te regañan en función de tus notas y estudiantes que te admiran o hablan mal de ti. Esa es una falsa motivación. En casa no hay ayuda externa, todo depende de ti”, explica Leonel en la sede madrileña de British Council, que le acaba de escoger de entre 400 jóvenes españoles para concederle la Beca IELTS, dotada con 10.000 euros e impulsada para animar a estudiar un grado o posgrado en inglés.

«Cuando estudias en casa aprendes a ser disciplinado, tienes que cumplir unos horarios y no despistarte», detalla Leonel. En España todas las familias están obligadas a escolarizar a sus hijos desde los seis hasta los 16 años. Algunos padres deciden educarles en casa, una opción que no está regulada y que puede ser motivo de denuncia.

Junto a Leonel está su madre, Belén Gutiérrez, que asegura que a los tres años el niño ya leía y escribía. “Pillaba al vuelo los juegos de palabras”, cuenta. Leonel nació en Alicante y muy pronto sus padres, ambos actores, decidieron instalarse en un pequeño pueblo para criar a su hijo en un entorno de naturaleza. Aunque “ya tenía resistencia a entregarle al sistema educativo”, relata Gutiérrez, a los cuatro años le matricularon en un colegio rural de El Hornillo, a 29 kilómetros por carretera de Cuevas del Valle. Se decantaron por ese centro porque una vecina les había hablado maravillas de una de sus profesoras, Juana Cano. «Me consolaba pensar que le entregaba a una maestra rural de las que todavía sienten pasión por su trabajo; pocos alumnos en clase y una educación personalizada».

Admitido en Manchester, pero cursando un año de preparación

Hace unos meses, la Universidad de Manchester admitió a Leonel Virosta para estudiar un grado en Biología Celular. Con una condición: debe cursar un Foundation, nombre que recibe el curso de un año de duración que tiene como objetivo preparar al alumno con los conocimientos específicos sobre la materia en inglés y cuyo precio de matrícula es igual a un curso universitario, unas 9.000 libras al año (10.175 euros) en el caso de la pública.

«Nosotros no tenemos dinero para costearlo, de no ser por la beca de Bristish no nos lo habríamos planteado», indica la madre de Leonel, Beatriz Gutiérrez. El Gobierno británico ofrece préstamos sin intereses por un importe máximo de unas 9.000 libras al año a los estudiantes, que comenzarán a devolverlo cuando su sueldo sea superior a 21.000 libras (23.741 euros) al año. Una vez transcurridos 30 años, la deuda prescribe. A diferencia de España, en Reino Unido no existe la Selectividad ni las notas de corte para acceder a un grado. Cada universidad fija unos requisitos de acceso y uno de los criterios para realizar la criba, además de las cartas de recomendación y las entrevistas personales, es la nota media obtenida en primero y segundo de Bachillerato.

Esa maestra recuerda bien el caso de Leonel. «Cuando llegó demandaba más atención que el resto, siempre tenía que cogerle en brazos, se notaba que no había tenido contacto con otros niños», describe Juana Cano. Pronto empezó a destacar en el plano intelectual. Cuando les encargaban redactar un poema en casa, él traía un pequeño libro con diez poemas. Mientras estudiaban el cuerpo humano, él llegaba a clase con un trabajo sobre las patologías del corazón. «Sus respuestas eran divergentes, no eran las habituales, él iba por otro lado», señala Cano.

A los seis años la maestra y la psicopedagoga del centro, con un total de 30 alumnos, recomendaron a los padres de Leonel que le realizaran un test para detectar altas capacidades. El diagnóstico lo confirmó y decidieron adelantarle un curso para que estuviese en un entorno más acorde a su nivel. Al final se saltó dos cursos, no realizó segundo ni cuarto de Primaria, una medida 100% legal contemplada por la Consejería de Educación de Castilla y León para ese tipo de alumnos conocida como flexibilización curricular.

Cano se inscribió en un curso online del Ministerio para apreder metodologías específicas para atender a alumnos con altas capacidades. Unos años después pasó a encargarse de otro grupo y dejó de ser su maestra. Se enteró de que otra profesora «le estaba haciendo la vida imposible» porque no se aprendía de memoria las tablas de multiplicar. «Él tenía sus propias fórmulas de cálculo y sus compañeros también empezaron a juzgarle». A los 10 años Leonel terminó la Primaria y sus padres decidieron seguir educándole en casa. «No les juzgo porque el sistema educativo no sirve para todos. A veces los padres tienen que defender a sus hijos de ese sistema», opina Cano, que tras la marcha de Leonel del centro le perdió la pista.

El siguiente episodio son ocho años en los que sus padres compraron los libros de texto de las diferentes asignaturas y cursos de la ESO, los estudiaron en profundidad y le dieron las lecciones en casa. «En España no hay centros públicos de Secundaria para alumnos con altas capacidades y el CIDEAD -único centro del Ministerio de formación a distancia para jóvenes- no aceptó a Leonel», argumenta su madre. El problema era que el CIDEAD solo admite a alumnos a petición de las comunidades autónomas con los informes pertinentes de la inspección educativa. Entre sus 1.800 alumnos, la gran mayoría son niños de entre seis y 16 años que residen fuera de España, hijos de familias itinerantes que cambian frecuentemente de domicilio (como los trabajadores del circo) y deportistas de alto nivel. Además, según reconoce Raúl Pardo, actual director del CIDEAD, el centro no dispone de un servicio para alumnos con altas capacidades.

Para poder certificar los estudios del chico, sus padres recurrieron a centros de homeschooling (en español, escuela en casa) en Estados Unidos y Panamá, que cada año le hacían exámenes online para acreditar sus conocimientos. El drama llegó cuando Leonel finalizó el Bachillerato con 16 años, realizó la PAU por la UNED, obtuvo una muy buena nota (8,7 sobre 10), y el Ministerio le comunicó que no podía acceder a la universidad en España al no disponer de certificados oficiales. El Instituto Internacional del Pacífico -con sede en Panamá-, que le certificó el Bachillerato, no está homologado en España.

Durante dos años Leonel, que ahora vive en Serdio, un pueblo de casi 200 habitantes de Cantabria, con sus padres y sus tres hermanos pequeños -todos escolarizados-, creó un canal de YouTube para enseñar Química. La inspiración le vino de todos los vídeos educativos que consultó durante esos ocho años de aprendizaje autodidacta. «El sistema británico es mucho más flexible que el español; para admitirle en la Universidad de Manchester han valorado que está motivado y que tiene los conocimientos», señala Carolina Jiménez, directora de política educativa de Bristish Council España.

En el encuentro con Leonel y su madre surgen algunas preguntas incómodas, como la falta de socialización de un adolescente. «He sufrido que no tuviese una pandilla de amigos con 17 años, pero es importante aprender a estar solo», confiesa su madre. Él está contento con la persona que es y dice que no cambiaría nada. Es un apasionado de la ciencia y cree que de no haberse educado en casa no tendría una convicción tan poderosa. El próximo septiembre se separará por primera vez de su familia para volar a Manchester. «Cuando despegue el avión y los deje en tierra quizás sea el momento más triste que he vivido», cuenta Leonel. «Pero lo estoy deseando».

https://economia.elpais.com/economia/2017/07/18/actualidad/1500385881_837539.html?id_externo_rsoc=FB_CM

Ya por el año 2007 la Asociación de Psicología Americana (APA) publicó un documento en el que denunciaba la tendencia sexualizadora de nuestros niños en las sociedades modernas. En ese documento, se advertía una preocupación porque el fenómeno abarcaba desde ropa, juguetes, videojuegos y series de TV, inoculando de forma sibilina y sutil el erotismo prematuro en el inocente mundo infantil de las niñas. Este estudio reflejó que las niñas a partir de los cuatro años son bombardeadas con modelos de éxito social que triunfan gracias a sus atributos físicos, a las medidas que el mercado impone, pero no por sus cualidades personales y profesionales. Diez años más tarde y lejos de corregirse la tendencia, esta ha ido en aumento.

Es un fenómeno tan crónico, tan incorporado que a veces los adultos ni siquiera nos damos cuenta: sujetadores con o sin relleno para niñas de ocho años, tacones, tops y minifaldas, heroínas de series con cuerpos de cómic de Manara, lugares para la celebración de cumpleaños infantiles que proponen concursos de belleza y modelaje con pasarela incluida… Incluso se habla de una precocidad en la llegada de la adolescencia, una etapa desconocida hace pocas generaciones llamada preadolescencia que va encogiendo tristemente la infancia, reduciéndola cada vez más a escasos años.

Las razones que están en la base son como casi siempre de consumo: la moda, principal artífice del uso de las niñas como reclamo publicitario a modo de Lolitas cada vez más jóvenes, impulsa esta imagen como un potente gancho comercial para vender sus productos. Todo está a la venta en una sociedad ultra materialista, todo es susceptible de generar dinero, incluyendo la infancia.

Por otro lado, vivimos en una sociedad con profundas contradicciones y con grandes dosis de doble moral. El sexo vende en cualquier caso y la actitud de la sociedad sobre la sexualidad femenina es como mínimo confusa y anclada en patrones machistas. Por un lado se critica a una mujer que se vista de forma provocativa, pero se acepta a una niña vestida como una mujer, maquillada, con tacones y minifalda y a una mujer vestida como una niña, bordeando los límites de la pedofilia. Es un síntoma de una cultura que flirtea desde la infancia con el mercado de lo sexual y que todavía sigue anclada en patrones que encasillan al género femenino en lo accesorio’.

Los efectos de la hipersexualización: niñas convertidas en ‘Lolitas’

El verdadero veneno de todo ello es que la mayoría de las niñas van a crecer sin el espíritu crítico necesario para salirse de ese guion y pasarán gran parte de su vida tratando de encajar en unas medidas físicas, en un guion unilateral y no decidido ni negociado por ellas, porque procede del mercado y del género masculino. Luego pasarán la otra parte de su vida tratando de preservar lo que puedan de esas medidas y siendo pasto de los cirujanos plásticos, las dietas y la ansiedad de una carrera contrarreloj que perderemos sí o sí.

Los efectos en el desarrollo normal de una niña son los que se derivan de romper el equilibrio y saltarse etapas. Por ejemplo, tenemos datos de que en Francia el 37% de las niñas asegura estar a dieta, las conversaciones sobre moda y peso ideal aparecen antes, las niñas son estimuladas constantemente por la televisión, las revistas juveniles, y van asumiendo con una naturalidad perversa su condición de objetos sexuales, van adquiriendo la creencia de que la sociedad las va a cotizar en función de lo atractivas que resulten para los hombres. Un ejemplo muy gráfico es que un regalo cada vez más frecuentes de los padres antes de cumplir los 18 años es un aumento de pecho. Otro síntoma alarmante y derivado de este desajuste es el escalofriante aumento en los porcentajes de niñas afectadas por trastornos de alimentación, principalmente anorexia y bulimia, que se están detectando ya entre los 5 y los 9 años.

Además, o sobre todo, esta hipersexualización del universo infantil conlleva una aproximación muy violenta y distorsionada al mundo de la sexualidad adulta, perdiéndose experiencias imprescindibles que les vayan introduciendo de forma sana y progresiva a una parte esencial de lo que después será su vida en pareja y su forma de entender las relaciones sociales, no solo sexuales. El erotismo, la sensualidad, la sexualidad son capacidades que se irán dando paulatinamente, adoptando su forma específica en cada etapa del desarrollo y acercándose a los patrones adultos en la adolescencia. Hay sexualidad en los niños, por supuesto, porque es condición humana, pero muy distinta de la que los medios les cuentan y nos cuentan. Se expresa en la conciencia de identidad de género, en saber que se es hombre o mujer, en los juegos de roles (papás y mamás de toda la vida), en la curiosidad sana por conocer las diferencias en el cuerpo del otro, pero no hay erotización alguna en ello. Se trata de un proceso que si no se adultera por intereses comerciales y tóxicos, les llevará a vivir una sexualidad adulta libre.

Nosotros, los padres, tenemos la responsabilidad de tratar de neutralizar, en lo posible, todo esa influencia externa, para lo cual hay que estar muy atentos y muy presentes, interesarnos por lo que leen y ven, filtrar y canalizar lo que les llega por todas partes, dosificar los medios. No permitir que vayan a lugares ni hagan actividades que no les corresponden por edad, solo por el hecho de que los demás lo hacen. Ser parte de la solución, no del problema. Educar en valores que prioricen el esfuerzo, el logro, el espíritu cooperativo y la igualdad. Y sobre todo, ofrecer un referente sólido a través del ejemplo.

Así, cuando lleguen los años difíciles, la adolescencia, precoz o no, tendrá raíces. Tendrá criterio. No serán invulnerables y, por supuesto, que serán influenciables por las presiones sociales, pero habremos dejado un poso sólido en su personalidad que les ayudará a saber diferenciar y salir ilesos de tan difícil e imprescindible etapa.

https://elpais.com/elpais/2017/05/30/mamas_papas/1496151116_106223.html

Los símbolos de la tabla periódica están compuestos por una o dos letras. En ellas los químicos ven elementos, y Juan Romeu, lingüista de 31 años, también normas ortográficas: su tabla periódica de la ortografía se ha colado en la portada del agregador de noticias Menéame durante el fin de semana y, en Facebook, se compartió unas 2.500 veces en 48 horas.

Tabla periódica de Juan Romeu con reglas de ortografía. Imagen cortesía de Sin Faltas.

[Mira aquí en detalle todos los elementos de esta tabla periódica de ortografía, elaborada por sinfaltas.com]

La tabla conserva las denominaciones de la tabla periódica original y añade una breve descripción de una norma ortográfica a cada elemento. «Yo me muevo bastante por internet y sabía que las tablas periódicas llaman mucho la atención y funcionan muy bien», cuenta Romeu por teléfono a Verne, «así que ya lo tenía en la cabeza. Además, justo me topé con una foto de cuando iba al colegio y detrás de un amigo salía una tabla periódica, y al verla me di cuenta de que muchos elementos cuadraban perfectos con temas ortográficos».

Romeu, filólogo que ha trabajado en la RAE como editor de la Nueva Gramática, tardó algo más de una semana en completar su versión de la tabla. «Lo más complicado ha sido obligarme a condensar los comentarios de cada elemento para que ocuparan muy poco pero fueran comprensibles», cuenta. Además, el trabajo ha sido un poco más largo de lo que hubiera sido hace un mes: «Comencé poco después de leer que habían incluido cuatro elementos más«.

La imagen de la tabla fue publicada por Romeu en el blog de Sin Faltas, una startup de edición y corrección de texto para empresas en la que trabaja. Debido al tráfico provocado por Menéame, la página ha sufrido caídas intermitentes durante todo el fin de semana. «El sábado vimos que estaba caída y teníamos una boda», cuenta Romeu, «así que la dejamos. Ni yo como administrador podía entrar».

Para Romeu, parte del éxito de su post -y uno de los motivos por los que comenzaron el proyecto de Sin Faltas- se debe a que «la ortografía y la lengua están de moda». «Hay quien dice que las redes sociales son un peligro para la lengua», explica, «pero yo creo que es al contrario: gracias a ellas escribimos más que nunca, prácticamente todos escribimos todos los días, y hay que aprovecharlo».

https://verne.elpais.com/verne/2016/12/11/articulo/1481478663_140138.html?id_externo_rsoc=FB_CM

Cuántas veces hemos escuchado a nuestra madre decirnos en la playa o en la piscina aquello de: «no te puedes bañar hasta que no hagas dos horas de digestión». Y nos quedábamos sentados en la toalla resignados ante la amenaza para nuestra salud de incumplir la indicación. ¿Tenían nuestras madres razón? Sí y no. La realidad es que no es necesario esperar dos horas. «Lo fundamental es sumergirnos en el agua progresivamente para evitar los cambios bruscos de temperatura», explica a ABC la doctora María Villarejo Botija, del Grupo de Trabajo de Digestivo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). De hecho, el corte de digestión no solo se produce después de comer, sino que «puede suceder en cualquier situación que incremente la temperatura diferencial entre nosotros y el agua, haya o no ingerido alimentos», matiza la doctora Lourdes Martín Fuertes, miembro del mismo grupo de trabajo.

Lo que conocemos popularmente como corte de digestión es en términos clínicos una «hidrocución o shock termodiferencial», explican las expertas. El cuadro se produce por el cambio brusco de temperatura que experimentamos al pasar del calor ambiental al frío cuando nos sumergimos en el agua.

Cuando nos ponemos bajo el sol como lagartos durante mucho tiempo, nuestras venas y arterias se dilatan. Si acto seguido nos metemos en el agua a baja temperatura de manera brusca, «se produce un estrechamiento de los vasos sanguíneos, y como ya hay cierta acumulación de sangre en el tubo digestivo debido a la digestión de alimentos, se produce una especie de «secuestro» del riego sanguíneo para intentar un aporte sanguíneo mayor a nivel cerebral», señalan las doctoras de Semergen.

Se produce además una disminución de la frecuencia cardiaca, lo que favorece que el cerebro tenga un mayor aporte de sangre oxigenada. El problema aparece cuando este reflejo ocurre de forma muy intensa porque la temperatura de nuestro cuerpo es muy diferente a la del agua, bien porque hemos tomado el sol o hemos realizado un ejercicio muy intenso, pero también puede influir la digestión o el miedo.

Los síntomas que alertan de que estamos ante una hidrocución van desde palidez, escalofríos, mareos, visión borrosa, náuseas y vómitos, hasta otros de mayor gravedad, como «una detención refleja de la respiración, un fallo de la circulación cerebral y como consecuencia pérdida de conocimiento o síncope», señalan. Si además esta situación se produce dentro del agua y la persona que lo sufre no está acompañada, puede acabar en un ahogamiento.

«Habitualmente hay peligro cuando el agua presenta temperaturas inferiores a 27ºC, ya que el organismo tiene que realizar un esfuerzo en mantener la temperatura corporal a 37ºC», explica la doctora Villarejo Botija. El cuerpo normalmente consigue alcanzar esta temperatura de forma breve, pero si no lo consigue, «se produce un descenso de la temperatura corporal con la aparición de los síntomas previamente descritos», advierte.

¿Qué hacer?

Ante un corte de digestión, las expertas consultadas recomiendan, primero, sacar a la víctima del baño, a continuación, secar y/o tapar con una toalla, sábana… par mantener su calor corporal, y tumbarla con las piernas ligeramente elevadas. Si aparecen náuseas o vómitos, hay que colocar a la víctima en posición lateral de seguridad (de lado, con la cabeza apoyada en un brazo y una pierna doblada para mantenerse en la postura), rehidratar lentamente con agua o suero y mantener el reposo digestivo durante unas horas. «El objetivo principal es que la persona descanse y su tensión arterial se estabilice», aseguran.

El periodo de recuperación va de una a dos horas, si el corte de digestión no ha sido grave. Pero si se mantienen los síntomas, se aconseja acudir a un centro sanitario para su valoración.

Ante un caso extremo de parada cardiorrespiratoria en el que la víctima está inconsciente y no respira, hay que alertar a los socorristas y llamar al 112 para que inicien lo antes posible las maniobras de reanimación.

Muchos niños se marean cuando viajan y lo pasan mal. El mareo (cuyo término médico es cinetosis) es una sensación desagradable que nos hace sudar, sentir frío o náuseas y suele ir acompañado de bostezos o palidez. Los más pequeños suelen manifestar su malestar señalando a su «tripita». Los síntomas pueden hacer que el pequeño llegue a vomitar, haciendo muchas veces que los viajes sean una pesadilla.

Normalmente, «no afecta a los menores de dos años, pero a partir de esa edad la sensibilidad a marearse suele persistir e ir incrementándose hasta más o menos los 12 años», nos explica por correo electrónico la doctora Paz González, coordinadora de contenidos de la web de divulgación de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

Según esta experta, las recomendaciones básicas son:

  • En viajes cortos es mejor que el pequeño no coma nada antes; si es largo es preferible que ingiera algo ligero
  • Hay que evitar hacer actividades que le obliguen a fijar la vista en un objeto cercano, como leer o jugar a videojuegos durante el viaje. Lo ideal es que miren hacia adelante objetos lejanos. Juegos como señalar lo que hay en el paisaje, los colores de los coches, las montañas, cantar… son los recomendados
  • Lo mejor es una siesta. Hay que animar al niño a que se duerma, ya que durante el sueño no aparecen los mareos.
  • Una buena ventilación del coche es importante, así como evitar los olores fuertes; por supuesto, también el humo del tabaco

González señala que en los viajes en coche, aparte de hacer la puesta a punto correspondiente, «las necesidades de los más pequeños deben ser la prioridad parando las veces que sea necesario bien, por lo que siempre debe calcularse el tiempo de viaje con mucha holgura». En cuanto al tipo de transporte, la experta explica que «cada niño es diferente y algunos se marean y otros no en diferentes medios de transporte». En algunos medios de transporte como por ejemplo en los viajes en avión, los cambios en la presión del aire pueden desencadenar dolor de oídos, sobre todo al despegar y al aterrizar. Para evitarlo se pueden hacer maniobras que ayuden a abrir la trompa de Eustaquio (un conducto que comunica el oído con la nariz) para que las presiones se igualen, como tragar saliva, beber, bostezar o masticar un chicle (esto último no en los niños más pequeños).

Una vez vomitan: ¿cómo actuar?

«Con las medidas preventivas, anteriormente citadas, se pueden atenuar el mareo y los vómitos», argumenta la experta. «En cualquier caso, hay que estar preparado para la posibilidad de que los niños vomiten durante el viaje, por lo que es aconsejable que dispongan de una bolsa o cubo de plástico a los que poder recurrir rápidamente si se da el caso», añade. Cuando los síntomas del mareo son intensos puede ayudar «el empleo de algún medicamento, aunque usado con prudencia y consultando antes a su pediatra».

El menor debe ir seguro en el coche

La forma de viajar más segura, sobre todo en los niños menores de 2 años, es hacerlo en el sentido contrario a la marcha.  En España, la ley obliga a usar un sistema de retención infantil, salvo excepciones, siempre en los asientos traseros. «El sistema de retención del grupo 0 y 0+ siempre ha de instalarse en sentido contrario a la marcha, pero a partir de los nueve kilos, con el sistema del grupo 1 puede ir en el sentido de la marcha. No obstante, por seguridad del niño, aunque no sea obligatorio, es recomendable llevar a los niños a contramarcha el mayor tiempo posible, explica González. «Hay que tener en cuenta», prosigue, «que en caso de accidente, si el niño no está bien sujeto, sale proyectado y se golpea contra el interior del coche con una fuerza mucho mayor a la de su propio peso. Esta fuerza es capaz de producir lesiones graves o mortales. Cabe recordar que los accidentes de circulación son una de las primeras causas de fallecimiento infantil en los países desarrollados».

Pasarlo bien

Las vacaciones son un tiempo en el que los niños y adultos tienen tiempo para compartir y disfrutar juntos. «Unos pocos consejos para esos días serán de utilidad, en cuanto al ocio, y prevención de aspectos como seguridad, protección solar, seguridad en el agua, etc. Para los niños es muy importante pasar mucho tiempo jugando al aire libre en la playa, piscina o montaña», concluye. En verano, los padres son padres y también monitores de tiempo libre. A disfrutar del verano.

Otras cosas a tener en cuenta cuando se viaja con niños

A la hora de emprender un viaje, en cuestiones de salud, conviene llevar a cabo una serie de medidas preventivas, y contar con botiquín es propiado. Este debe contener:

  • La tarjeta sanitaria, la cartilla de vacunaciones e informes médicos de relevancia. «Para viajes al extranjero dentro de Europa hay que solicitar con antelación la Tarjeta Sanitaria Europea. En otros casos, es importante conocer los conciertos con otros países que pueda tener su seguro privado, o bien contratar un seguro de viaje adecuado».
  • En los viajes internacionales hay que tomar precauciones, como revisar el calendario vacunal y prevenir accidentes y enfermedades.
  • Botiquín básico: antiséptico, gasas, tiritas, termómetro, analgésico/antitérmico.
  • Protector solar, gafas de sol, sombrero.

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