Juan de la Torre, nombre por el que casi nadie conoce a Xak, compagina su trabajo en un bufete de abogados de Lucena (Córdoba) con su auténtica pasión, el breakdance. Coraje y constancia son algunas de las claves que le han permitido triunfar en países como Japón, Italia o Portugal, pero no como letrado, sino como bailarín. El día a día de Xak lo concluye un duro entrenamiento que va desde las ocho de la tarde, cuando sale de trabajar, hasta casi la medianoche. Los trofeos no caen del cielo.
El abogado, de 29 años, achaca a la perseverancia el logro de haberse convertido en uno de los B-boys más importantes del mundo. Para los profanos en el tema, conviene señalar que en España se emplea el término B-boy para designar a un bailarín de breakdance. “Entiendo que no todo el mundo lo sepa. Estamos en un país que mira mucho por el fútbol y por poco más, la verdad”, nos comenta Xak con algo de resignación. De vivir únicamente de eso, ya ni hablamos. “Si es dificilísimo vivir del flamenco en nuestro país, pues imagínate del breaking [como se conoce también al breakdance: danza urbana que se encuadra en la cultura del hip-hop y mezcla estilos como el tap o bailes africanos]. Tienes que hacer cosas que no son exactamente breaking: participas en teatro, alguna compañía de contemporáneo te llama para hacer algo puntual… Pero eso es como si un futbolista se gana la vida dando toques al balón. Eso no es lo que a ti te apasiona, ni para lo que te has entrenado”, denuncia el joven, que ha conseguido el primer puesto en los campeonatos más célebres de todo el mundo, como Red Bull BC One Spain Cypher (España, 2015), Vibe out 7 to Smoke Tokyo (Japón, 2014) o Hiphop Connection (Italia, 2010).
A principios de 2000, cuando el acceso a Internet no estaba a la orden del día, ni existían los manuales salvavidas de YouTube, pocos podían imaginar que un joven de 14 años procedente de un municipio de 40.000 habitantes podría llegar a encabezar la lista de mejores B-boys del planeta. Pero ahí estaba él, pidiendo permiso a los profesores de La Purísima para usar las instalaciones del colegio para ensayar. “En los recreos me comía el bocadillo lo más rápido posible y me iba a practicar con un compañero, el que mi inició en esto. Hoy en día es facilísimo con Facebook, YouTube… Pero nosotros nos descargábamos vídeos de 10 segundos en formato AVI y teníamos que ir a Sevilla y a Córdoba a conseguir VHS”, recuerda.
Años después, Xak se mudó a Granada para cursar la licenciatura en Derecho, que hoy le permite trabajar en el despacho de abogados de su familia. «Tengo la suerte de venir de una familia de abogados y trabajo con mi madre. Eso me otorga la flexibilidad necesaria para ir a torneos y poder seguir con esto. Pero es duro, porque al haber confianza te meten más caña”, explica.
Dicen los popes de esta disciplina que es complicado ver a Xak perder el equilibrio, que es limpio en sus movimientos y original en su técnica. “Prefiero ser malo con mi estilo que bueno con el estilo de otro. Es algo que me dijo una vez un compañero americano, pero lo he convertido en mi primer mandamiento”, comenta. En ese sentido, Xak reconoce que el balance entre la originalidad y la técnica no siempre es sencillo, un desafío al que tiene que enfrentarse continuamente en solitario o con su grupo Arcopom. “Es fácil ser técnico en un movimiento estándar porque ya se conoce o te lo puede enseñar alguien, pero un movimiento que has creado tú debe tener tu técnica, y eso es más complicado”, explica.
Xak demostró esas habilidades el pasado 3 de octubre en la Final Europea de Red Bull BC ONE, celebrada en el Teatro Circo Price (Madrid). “Hay buen ambiente en estos torneos, pero también una continua guerra psicológica. Somos 16 personas conviviendo todos los días, analizándonos. Hay quienes aprovechan cualquier momento para bailar e impresionarte o a lo mejor todo lo contrario, hay quienes no hablan, no dicen nada y luego sorprenden el día del campeonato”, cuenta. La pasada edición coronó al B-boy portugués Bruce Almighty.
El aprendizaje de una carrera de fondo en el breakdance no es solo psicológico. Como cualquier otro ejercicio cardiovascular, el baile ayuda a nuestro organismo a consumir calorías, mejora el tono muscular, aumenta la capacidad pulmonar y produce endorfinas, esas sustancias generosas que nos propician bienestar. De ahí el reciente éxito que han adquirido actividades como la zumba, según asegura el preparador físico y director de Estarenforma.com Marcos Flórez. Pero lo del breakdance es un caso más singular, como nos dice el especialista. “Estos bailarines, por sus movimientos y por el control motor que tienen de su organismo, se aproximan mucho a los gimnastas olímpicos”, asegura: «La cintura abdominal para ellos es súper importante porque al final pasan mucho tiempo pseudotumbados. Eso hace que tengan unos abdominales únicos que ningún otro tipo de bailarín posee». Si ya se ha convencido para iniciar una rutilante carrera como B-boy, escuche a Flórez: picotear no vale. «Yo se lo digo a mis alumnos: claro que recomiendo bailar, pero bailar de verdad, de una forma continuada. Hacerlo cinco minutos y parar hasta la semana próxima no es suficiente».
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