Habrá a quien le parezca un exceso folclórico, pero sus padres no pudieron elegir mejor nombre para ella, aunque solo sea por la razón shakespeariana de que “todo viajero curioso guarda a Granada en su corazón, aun sin haberla visitado”. Sí, ella se llama Alhambra. “Tengo un nombre raro y me dedico a un deporte raro, no es extraño que haya llamado la atención. Cuando hice el curso para árbitro, mis compañeros ya me llamaban La Mediática porque de algún modo preveían que me iba a convertir en una imagen del rugby”, resume la exjugadora y árbitro nacida en Granada en 1983.

Tuvieron ojo, sí, pero el camino hasta ser elegida, hace un año, Mejor Árbitro del Mundo por World Rugby, no puede ventilarse en cuatro líneas ni explicarse solo desde la peculiaridad. Como tantos otros en España, ella descubrió ensayos y melés en la universidad (en este caso, la de Málaga), donde estudiaba Ingeniería de Telecomunicaciones y “fue un auténtico flechazo”.

No le dieron miedo los placajes, tampoco la etiqueta de “marimacho” –ya había practicado kárate, tras probar con fútbol, tenis, baloncesto y voleibol–. A partir de ahí, ascensos a División de Honor, brazaletes de capitana, ligas, copas e incluso la selección española, con la que debutó en un partido del Torneo VI Naciones femenino ante Inglaterra, en 2006.

Tan enganchada estaba que esa misma temporada empezó a arbitrar. “Pero durante los primeros años mi prioridad era jugar y arbitraba muy poco”, recuerda. “El salto lo di cuando dejé de jugar, en septiembre de 2012. Ese diciembre ya fui como asistente a las series mundiales de rugby 7”.

Desde entonces su progresión ha sido imparable: debutó en el XV en el mismísimo Eden Park de Auckland pitando a las All Blacks en 2013; al año siguiente se convirtió en la tercera mujer en dirigir una final de la Copa del Rey masculina y entró en el Mundial femenino por la baja de una compañera. Luego, debut en el Seis Naciones femenino y final en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y, de nuevo rompiendo el techo de cristal, hace unas pocas semanas, fue la primera árbitro en dirimir un encuentro oficial entre combinados nacionales masculinos (Finlandia y Noruega).

“Me dicen que tengo más mérito por ser mujer, y me molesta. No me están tratando como a una igual”

“Todo árbitro quiere ir creciendo, y cuando ya has llegado al tope en la competición femenina, ya has pitado hasta un Mundial, no hay más retos… Entonces piensas en arbitrar partidos masculinos, y en llegar también a la Copa del Mundo. Esa es, de momento, mi meta”, señala.

Una meta que ha recibido enorme atención mediática, incluso en España, donde las mujeres apenas protagonizan un 5 % de las noticias deportivas. ¿Cómo lo lleva? “Preferiría que fuese solo por mis méritos, la verdad, pero siempre que mejore las cosas, para el rugby y para mí, estupendo. A veces me dicen que tengo más mérito por ser mujer, y me molesta, porque no es así. No lo tengo, y si me lo dan, entonces no me están tratando como a una igual”, dice, justo antes de declararse feminista sin ambages. “Tenemos que conseguir las mismas oportunidades para todos, y para ello es necesario generar las coyunturas que aseguren que las mujeres podamos alcanzar iguales objetivos que los hombres. Oportunidades reales para lograr la igualdad”, señala. Utiliza el plural, pero de ningún modo escurre el bulto; un principio básico del rugby es que, por muy fuerte que uno sea, la verdadera fortaleza está en el equipo.

“Sé que, en mi posición, tengo una gran responsabilidad, porque soy un referente. Muchas chicas al verme piensan que su sueño raro ya no lo es tanto, y que por qué no va a poder cumplirse. Que se puede ser feliz haciendo cosas diferentes, rompiendo moldes. En este sentido, ser un modelo es algo que me ilusiona y me llena de satisfacción. Pero no es algo que yo haya buscado, simplemente me ha pasado. La sociedad es la que busca crear esos modelos para visibilizar determinadas cosas”, reflexiona. Y Alhambra nunca se ha escondido. Ni sobre la hierba ni delante de un café. Sus padres no se equivocaron: una cosa es hacer historia y otra, escribirla.

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La integración a través de la lectura. La comprensión y disfrute leyendo de todos los niños. Aquellos con necesidades especiales y aquellos que no conviven con ellas. Este es el objetivo de la editorial SM que ha lanzado esta semana a través de su sello Barco de Vapor, colección que ha acompañado a varias generaciones en nuestro país, una propuesta de libros de Lectura Fácil, para que todos y cada uno de los alumnos del aula puedan disfrutar de cuatro de sus títulos más populares: Pirata Plin y Pirata Plan, La lista de cumpleaños, El club de los raros y Siete reporteros y un periódico. Los cuatro están especialmente dirigidos a los pequeños de entre seis y 10 años. Un proyecto muy bonito y útil que sale a luz a cuatro días de que se celebre el Día Internacional de la Discapacidad este 3 de diciembre.

La lectura fácil son libros que siguen las directrices Internacionales de la IFLA (International Federation of Library Associations and Institutions) y de Inclusion Europe en cuanto al lenguaje, el contenido y la forma. Y se dirige a todas las personas, en especial a aquellas que tienen dificultades lectoras transitorias (inmigración, incorporación tardía a la lectura, escolarización deficiente…) o permanentes (trastornos del aprendizaje, diversidad funcional, senilidad…).

Según los creadores, la colección cuenta este sello de Inclusion Europe (Asociación Europea de Personas con Discapacidad Intelectual y sus Familias) “que garantiza que han sido adaptados de acuerdo con las pautas europeas y validados por potenciales lectores. El próximo año la colección se engrosará con cuatro libros más, dos adaptados y dos inéditos”, se explica en un comunicado. “Un texto adaptado es la frontera entre poder disfrutar de la lectura o no para un conjunto de personas que ronda un tercio de la población», afirma en el texto Óscar García Muñoz, coordinador de programas y adaptador de textos a lectura fácil de Plena Inclusión Madrid que define la lectura fácil como «una herramienta de inclusión en el aula y en la sociedad”.

La historia y la diversión se mantienen

El proyecto comenzó como una combinación entre una necesidad personal y un proyecto educativo de SM, pero con un objetivo común: «Qué todo niño, a pesar de sus circunstancias, tuviera un libro en la mano», nos explica por teléfono Paloma Jover, responsable de Lectura Fácil en SM. «El compromiso con el fomento de la lectura y con una educación de calidad para todos es una parte fundamental de la misión cultural y educativa de SM», reitera. En la colección se han implicado autores e ilustradores (Anna Manso, Jordi Sierra i Fabra, Paloma Sánchez y Pilar Lozano).

«En estos ejemplares, la historia, el contenido y los valores de los libros permanecen; lo que cambia es la manera que se presenta el texto: con letra más grande, interlineado más separado, frases sintácticamente más sencillas, normas que facilitan la lectura», prosigue. «Y las ilustraciones también se han renovado, con colores sólidos para resaltar las figuras sobre el fondo y el texto se ha adaptado para que sea más accesible, con un lenguaje más directo y sencillo para evitar ambigüedades. Fuera, subordinadas», añade Jover.

De momento, es la única oferta de este tipo que existe en el mercado español y permite que todos los alumnos puedan leer el mismo libro en el aula (en sus dos versiones: usual y adaptada). «La colección está pensada para la clase —han validado su efectividad en diversos colegios— y para casa también, para todo niño que quiera leer. En clase, por ejemplo, es fundamental contar con estos libros porque somos de la creencia de que leer es un acto que se puede compartir y de lo que se puede conversar y facilitar esta tarea es genial», explica la experta.

“Hay que saber que la lectura es mucho más que descifrar las letras de una historia; es poder comprenderla en el sentido más profundo de la palabra. Es un placer que participa en la construcción del lector y es imprescindible que esté al alcance de todos los niños desde sus primeros contactos con la palabra escrita”, destaca.

Los libros de Lectura Fácil de Barco de vapor, a pesar de que son un poco más grandes que los normales, cuestan lo mismo. Para la colección naranja, 8,50 euros y para la azul, 8,20.

María José Sanz, editora de la colección, explicaba este martes en rueda de prensa que muchas veces la forma en que se escribe excluye a determinadas personas. “Uno de los momentos más apasionantes ha sido descubrir que los niños entendían lo que leían, que les gustaba”, recordaba emocionada.

https://elpais.com/elpais/2017/11/29/mamas_papas/1511964685_030028.html

Lady Gaga, Mark Zuckerberg y Sergey Brin (cofundador de Google) tienen una cosa en común: los tres pasaron por el Centro de Juventud con Talento (CTY) de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore (EE UU), abierto a adolescentes que sacan notas excepcionalmente altas. El CTY es solo un complemento de un proyecto todavía más ambicioso: el Estudio de la Juventud Matemáticamente Precoz (SMPY), creado en 1971, al mismo tiempo que una escuela para superdotados (integrada en la Universidad Vanderbilt, en Nashville) y un estudio longitudinal de 50 años que aún está en marcha.

“Durante 45 años, el SMPY ha hecho un seguimiento de las carreras y los logros de unos 5.000 individuos —recoge un reciente artículo de la revista Nature—, muchos de los cuales se han convertido en científicos de primer nivel. Los datos del estudio, en constante crecimiento, han generado más de 400 ensayos y varios libros, y proveen de claves para detectar y desarrollar el talento en ciencias, tecnología, ingenierías, matemáticas y otros campos”.

Que el SMPY sea una factoría de cerebritos da que pensar: ¿entonces, lo determinante para triunfar en el ámbito profesional es el talento y no el esfuerzo y la experiencia, como nos habían dicho hasta ahora? “Ambas cosas van de la mano”, explica la psicóloga Alicia Banderas, autora del libro Niños sobreestimulados (Cúpula, 2017). “El talento no se desarrolla si no hay esfuerzo y constancia para brillar”.

Camilla Belbow es codirectora del SMPY, y en el citado artículo de Nature da ocho pautas para que los padres expriman al máximo el potencial de sus hijos:

Si se le da bien escribir, no lo apunte a piano

Lo primero es darse cuenta de que su hijo tiene intereses o talentos fuertes. “Si lo observamos, veremos que esa actividad la hace casi sin esfuerzo, su habilidad es reconocida por los demás, continuada en el tiempo y siente placer al realizarla”, describe Banderas. A partir de ahí, refuerce las que están en consonancia con su talento. “Si se le da bien escribir, no le apunte a piano”, añade.

Anímele a que duerma en casa de amigos

Por muy buen estudiante que sea, convertirlo en un ratón de biblioteca no le hará ningún favor. “Debemos permitir a los niños que exploren”, dice Alicia Banderas. “Así reconocerá qué le gusta y se le da bien”. Las experiencias idóneas varían en función de la edad. “En la etapa infantil, cuando aprendemos por los sentidos, recomendaría paseos por la naturaleza, jugar con diferentes texturas (arena, plastilina…). En primaria, es importante el desarrollo psicomotriz, que hagan mucho ejercicio. Otra experiencia muy buena es que duerman en casa de amigos: les sorprenderá ver que desayunan otra cosa, que tienen otros valores familiares… Y ya en la adolescencia, viajar les abrirá la mente”.

Deje que se ponga triste cuando toque

No descuidar el plano sentimental es para Antonio Labanda, psicólogo educativo y director técnico del Instituto de Orientación Psicológica EOS, uno de los retos de la educación. “Eso se traduce en tener un mayor conocimiento de las emociones, el trabajo de la empatía, la autoestima, o las conductas prosociales [comportamientos positivos para socializar y comunicarse]», enumera. Para Banderas, cuando los niños con altas capacidades se enfadan, tienden a utilizar la ira: «Hay que enseñarles a sacar la tristeza que ha desencadenado esa ira. Deben aprender a reconocer sus emociones y las de los demás”.

No lo etiquete jamás

Un 67% de los niños superdotados ha sufrido algún grado de acoso escolar, según un estudio de 2006. Muchos de ellos esconden su talento o inteligencia para pasar desapercibidos, y eso no es una solución, como tampoco lo es el extremo opuesto: que sus padres o profesores les cuelguen el sambenito de empollones. “En los colegios, hemos visto cómo los niños identifican incluso ciertos estereotipos de imagen con víctimas potenciales de burlas e insultos. Igual que restregarle a un estudiante que tiene dificultad en la comprensión no ayuda mucho, tampoco es recomendable señalarlo como el listo de la clase”, aclara Labanda.

Si pierde un partido de fútbol, réstele importancia

Al alabar el ahínco y no la habilidad, su hijo aprenderá que esforzarse está bien, y eso le ayudará a cosechar mayores éxitos, aseguran los psicólogos. “Al niño hay que marcarle objetivos realistas, que puedan superarse a base de esfuerzo”, sostiene el psicólogo educativo. “Todo lo que se haga con tesón, supone que ese aprendizaje se va a consolidar más”.

Anímelo a asumir riesgos intelectuales

Según los expertos, fracasar ayuda a aprender. “Esa recomendación es muy correcta”, subraya Labanda. “Los niños tienen que ser felices. Y eso se consigue a base de equivocarse y generar resiliencia; es decir, capacidad, ante una situación más o menos dolorosa o frustrante, de seguir hacia delante y no abandonar”.

Trabaje con los maestros

La profesora Belbow afirma que, a menudo, “los estudiantes inteligentes necesitan material más avanzado, apoyo adicional o la libertad de aprender a su propio ritmo”. El psicólogo lo suscribe: “La relación familia-escuela debe ser primordial. Cada uno tiene su papel, pero ir en paralelo, consensuando metas, límites y normas, creo que es correcto y ayuda mucho a la estabilidad escolar y emocional”.

Haga que sus habilidades sean probadas

“Hay niños con depresión, irascibilidad, y emociones desbordadas, y eso puede deberse a que se sienten frustrados porque su capacidad no se ha destapado”, explica Banderas. ¿A qué evaluaciones debe someterse? “En España se realizan pruebas de capacidades cognitivas en las que aparece un cociente intelectual; también de creatividad y personalidad. Con eso se hace un diagnóstico, y se sugieren medidas que pueden ir de la conveniencia de pasar de curso a la ampliación en alguna materia”, concluye Labanda.

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