Eres un búho nocturno o un pájaro matutino? ¿Y tu hijo? Hay niños a los que les cuesta muchísimo irse a la cama, algunos por miedos, otros por llamar la atención, y para unos cuantos la razón es simplemente… ¡que no tienen sueño!
Pues bien, algunos estudios vienen a explicar que este último grupo, aquellos niños y adultos que son trasnochadores, tienen un cociente de inteligencia superior a los demás, ¿qué te parece?
Satoshi Kanazawa, experto en Psicología Evolutiva y profesor en la Escuela de Economía de Londres, realizó una investigación que explica que aquellos niños con un cociente intelectual superior tienden a ser adultos que prefieren los horarios nocturnos. Otro estudio publicado por «Psychology Today» viene a decir lo mismo. Ambas investigaciones estudiaron la relación entre el cociente intelectual y los patrones de sueño de varios grupos de estudiantes. ¿En qué se basan para afirmar esto? Además de en los resultados obtenidos en que:
– Nuestros ancestros realizaban todas sus actividades de día, aprovechando las hora de luz, mientras que utilizaban la noche para descansar. Aquellos seres humanos con capacidades medias estaban condicionadas por este patrón de sueño, mientras que los más inquisitivos desafiaban estos patrones y creaban los suyos propios.
– Son niños más rebeldes, no aceptan las normas establecidas como válidas y buscan nuevos desafíos, se cuestionan las costumbres y prefieren ser revolucionarios a agachar la cabeza y seguir a los demás.
– Los niños y adultos nocturnos aprovechan esos momentos para reflexionar sobre su día, sus experiencias, es un momento más tranquilo para filosofar, analizar, pensar, absorber conocimientos, hacer reflexiones…
– Además son niños más creativos porque aprovechan esos momentos de vigilia, cuando todo está más en calma y el cerebro puede volar, para imaginar y soñar.
– Son niños y adultos más curiosos, son propensos a intentar descubrir y expandir su mente.
Estos estudios y teorías no son concluyentes, y además tienen su versión opuesta, y es que otras investigaciones hablan de las ventajas biológicas que supone madrugar. Hasta el refranero está en guerra con esto: hay un dicho que dice «A quien madruga, Dios le ayuda», y otro que afirma lo opuesto «no por mucho madrugar, amanece más temprano».
Lo que sí está claro según los estudios es que madrugadores y noctámbulos son distintos: los matutinos son más racionales, rígidos y conformistas, mientras que los trasnochadores son más imaginativos, emocionales, creativos e inconformistas. ¿En qué grupo te reconoces?
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