Hasta ahora la brecha digital se producía especialmente entre padres e hijos, entre adolescentes y adultos, entre lo que denominamos “nativos digitales” y los “inmigrantes digitales”. No obstante, esta circunstancia está cambiando rápidamente. Ahora son muchos los adultos, padres y madres que manejan las TIC. La mayoría utilizan a diario el correo electrónico, tienen grupos de WhatsApp con sus amigos, se descargan aplicaciones en sus smartphones y tablets, suben fotos a Pinterest o Instagram, etc.
Por otro lado, estamos observando que muchos jóvenes y menores de edad no están dando el paso necesario para convertirse en “usuarios 2.0”, y aprovechar realmente las posibilidades que ofrecen las TIC. Es decir, muchos adolescentes y también universitarios, están usando las TIC como meros consumidores. Dedican horas a conversar por WhatsApp, mandan correos y consultan información para hacer trabajos… suben fotos a su red social… y esto último cada vez con menos asiduidad. Es decir, finalmente no están haciendo un uso muy diferente, ni tienen muchos más conocimientos, que las generaciones de padres y madres de 30 a 40 años de edad. No están creando, no son en su mayor parte generadores de contenidos que estén aportando valor a la red. Son muy pocos los que utilizan blogs, los que vuelcan trabajo o estudios, desarrollan espacios web, crean grupos de discusión en foros o en redes sociales, etc.
La brecha digital “clásica”, la que aun separa a muchos adolescentes de sus mayores sigue existiendo. También existe aun la brecha que separa a los que tienen acceso a las TIC, de los que no lo tienen, aunque se reduce rápidamente. Pero estas formas de brecha digital tienden a desaparecer… se están difuminando a más velocidad de la que preveíamos. La verdadera BRECHA DIGITAL, la que se impondrá cada día de forma más evidente, la que no cesa de crecer, es la que separa a los “consumidores digitales”, de los “productores digitales”. Independientemente de la edad, o de las posibilidades económicas dentro de un mismo país, encontramos cada día a personas que manejan internet de forma productiva y creativa, generando contenidos, generando opinión, transmitiendo ideas, creando nuevas propuestas y espacios, etc. Y vemos al mismo tiempo cómo crece la enorme masa de personas que sólo “consumen internet”. Chatean, leen el periódico, miran sus movimientos bancarios, hacen compras y suben las fotos de sus vacaciones, tienen correo electrónico y utilizan WhatsApp a diario, y algunos comentan lo que hacen cada día en Twitter.. Y que esto se esté consiguiendo puede considerarse un gran avance. El problema es que para muchas personas, y para muchos estamentos sociales y gubernamentales, esta parece ser la meta, el objetivo buscado. No debe ser así. Es necesario dar un paso más, y aprovechar realmente las posibilidades de la Web 2.0.
La conectividad móvil, la bajada drástica en la edad de inicio, las tablets y los smartphones, conforman el entorno que necesitábamos para formar y educar a una generación de niños que pueden darle un vuelco real a la Red. Niños y niñas que pueden ser educados en la “actividad”, en la “creatividad”, en la “generación” de contenidos, ideas y movimientos que pueden llegar a transformar la educación y la sociedad en la que se desenvuelven. La educación tradicional será un fracaso si sólo utiliza las TIC para reproducir las mismas formas y contenidos simplemente en un formato digital. Si sólo convierte las páginas de los libros de texto en pdfs, o si sólo se utilizan para acompañar las clases con una presentación en PowerPoint. El aprendizaje personalizado, el trabajo colaborativo, la investigación, la implicación del alumno/a en la generación de los contenidos, pueden ser algo mucho más cercano hoy gracias a las TIC. Pero depende de nosotros.
Hasta el siglo XXI los niños sólo han podido aprender de su entorno inmediato, y sólo han podido interactuar y enriquecer ese mismo entorno inmediato. Ahora pueden aprender de todo el mundo al que ya tienen acceso. Lo que un niño/a diga o haga en internet, puede tener repercusión en otro niño/a de otro lugar del mundo.
Como sociedad deberíamos formarles desde pequeños para que sean creadores y generadores de todo. Pueden ser un elemento clave de transformación. Ahora es más posible que nunca, y ellos quieren participar, no quieren ser tratados como meros consumidores, pero necesitan de la implicación de sus mayores. La conectividad móvil y permanente nos ofrecen una verdadera oportunidad.
En inglés
Up to now the digital gap existed mainly between parents and children, between teenagers and adults, between those called the “digital natives” and the “digital immigrants”. Nevertheless, this is quickly changing. Nowadays there are many adults and parents who use ICTs. Most of them use e-mails everyday, participate in WhatsApp groups with their friends, download apps to their smartphones and tablets, upload photos to Pinterest or Instagram, etc.
On the other hand, we observe that many young people and teenagers are not actually becoming “2.0 users”, which would allow them to truly capitalise on the possibilities offered by ICTs. Many teenagers and university students use ICTs simply as consumers. They spend hours chatting on WhatsApp, they send e-mails and look information up to prepare their schoolwork, and they upload pictures to social media – although this is done less often now. This means that, in the end, they are not doing many different things and don’t have much more knowledge than adults and parents who are 30 or 40 years old. They are not creating, they are not generating contents that contribute with value to the Web. Very few of them use blogs, upload essays or material, develop web spaces, create discussion groups in forums or social media, etc.
The “classic” digital gap, the gap that still separates many teenagers from older people still exists. Another gap that still exists is the one separating those who have access to ICTs and those who don’t, although it is quickly becoming smaller. But these forms of digital gap tend to disappear… they are fading out quicker than we expected. The true DIGITAL GAP, the gap that will become increasingly obvious and that is constantly growing is the one that separates “digital consumers” from “digital producers”. Regardless of age and of economic resources, within the same country, we find everyday people using the Internet in a productive and creative way, generating contents, generating opinions, conveying ideas, creating new proposals and spaces, etc. And at the same time we see the growing multitude of people who only “consume the Internet”. They chat, they read the newspaper, they check their bank accounts, they do their shopping and upload pictures from their holidays, they have an e-mail address and use WhatsApp everyday, and some of them comment on what they do on Twitter… And this represents a great progress. The problem is that for many people and many social and governmental strata this may seem the goal, the purpose. And this should NOT be the goal. We need to take a step further and really seize on the possibilities offered by the Web 2.0.
The mobile connectivity, the radical drop in the age at which users start using ICTs, tablets and smartphones have created the necessary environment to train and educate a generation of children who can totally change the Web. Children that may be educated participating in the “activity”, the “creativity” and the “creation” of contents, ideas and movements that may end up transforming education and the society in which they live. Traditional education will fail if it only uses ICTs to simply reproduce the same ways and contents in a digital format, if it only turns schoolbook pages into PDFs, or if ICTs are only used to present a PowerPoint presentation in class. Individualised learning, collaborative work, research, the students’ participation in content generation can all be easily done today thanks to ICTs. But this will depend on what we do.
Until the 21st century children could only learn from their direct environment, and they could only interact and enrich that very environment. Now they can learn from anywhere in the world, as they already have access to it. What a child says or does on the Internet may have an impact on another child in a very different part of the world.
The society should educate children so that they can create and generate many things. They can be a key element for transformation. And this is now more possible than ever, and they want to participate, they do not want to be treated as simple consumers, but they need adults to get involved. Permanent and mobile connectivity offers us a great opportunity.