Hace varios meses que han terminado las penúltimas pruebas de la historia de la Selectividad en España. En 2017 desaparecerán. No habrá más. En su lugar se pondrá un examen tipo test que tendrá como máximo 350 preguntas. Sin embargo, la eterna pregunta cargada de dudas y estrés, y acompañada de los numerosos consejos de los más allegados, seguirá ahí: ¿Y ahora qué carrera estudio? La respuesta, salvo para los más vocacionales, seguirá retumbando gobierne quien gobierne y haya pruebas de acceso o no. E incluso, para algunos, la duda seguirá existiendo hasta que hayan terminado el grado y ya posean, por fin, el preciado título.
Los datos revelan que hay alumnos que sí lo tienen muy claro. El curso pasado las carreras más demandas en nuestro país fueron Medicina, Veterinaria y Enfermería, las mismas que, salvo alguna variación, han copado el podio los últimos años. Generalmente los grados de Ciencias de la Salud son los que más solicitudes tienen y, por lo tanto, requieren de una nota de expediente y Selectividad mucho más alta.
“En nuestro caso, casi siempre Medicina está entre las más demandadas”, subraya Gaspar Roselló, vicerrector de Planificación y Evaluación Institucional de la Universidad de Barcelona (UB). “Personalmente creo que los grados relacionados con la salud siempre se colocarán ahí porque la Universidad de Barcelona está situada entre las mejores de España y eso influye en la demanda”. El septiembre pasado la UB ofertó 259 plazas para los estudiantes de Medicina y hubo una demanda de más de 1.500 plazas. En segundo lugar, con 959 peticiones para 480 plazas, está Psicología y el tercer puesto de esta universidad fue para Derecho, con 600 solicitudes para 430 pupitres. “La moda no influye mucho. Aunque sí es cierto que en los últimos años hemos notado un incremento notable en el grado de Criminología y en la doble titulación de Farmacia y Nutrición”, apunta Roselló.
Las burbujas de la educación
El boom de las carreras de Arquitectura y Medicina sigue imparable. En España hay 49 centros públicos universitarios y 19 ofrecen el grado de Arquitectura (39%), frente a 14 de los 20 privados (70%). Hace 45 años solo se ofrecía en seis en total. La burbuja de la construcción, que empezó en 2000, hizo que se multiplicara la demanda y que todas las facultades quisieran impartir estos estudios en sus aulas. Pero la crisis estalló en 2007. Y ahora, en Madrid por ejemplo, Arquitectura se imparte en nueve escuelas, mientras que en Chicago, con casi el doble de población, solo en dos.
El Sindicato de Arquitectos de España calcula que con el pinchazo del ladrillo, el 71% de los licenciados está en paro, subempleado o trabaja de forma precaria. Sin embargo, se gradúan 2.000 al año y hay 60.000 colegiados.
La situación de la Medicina es prácticamente igual. Hace nueve años había 28 facultades, ahora 41. En España hay más escuelas por millón de habitantes que en Reino Unido, Francia e Italia. El presidente de la Organización Médica Colegial, Juan José Rodríguez Sendín, dijo en 2014 que hay 3.000 médicos en paro y “por si fuera poco” se han ido otros 3.000 al extranjero.
El problema para estos últimos es que un graduado en Medicina no puede trabajar en España, ni en Europa. Necesita una especialización y, por tanto, una plaza como médico interno residente (MIR). “Hay que aprovechar los recursos económicos al máximo y este país no se puede permitir perder a profesionales que ha costado formar entre 200.000 y 250.000 euros”, subrayaba Francisco Miralles, de la confederación del sindicato médico el año pasado.
En España hay 1,78 universidades por cada millón de habitantes. O lo que es lo mismo, el Sistema Universitario Español (SUE) lo han conformado, en el curso 2014-2015, un total de 83 universidades, de las que 50 son de titularidad pública y 33 privada. Estas últimas, según el Ministerio de Educación, están proliferando, con casi una nueva cada año.
Pues bien, a una de cada tres universidades se accede con una nota de admisión de 5 puntos y prácticamente al 60% de ellas con menos de un 6,5, según recoge el último informe Datos y cifras del sistema universitario español. Curso 2014-2015, de Educación. Por ramas, a una de cada dos titulaciones de Artes y Humanidades se entra con un cinco, y en el 80,3% de ellas, con menos de un 6,5. En las relacionadas con Ciencias de la Salud ocurre lo contrario. Con un cinco solo se accede al 7,8% de las titulaciones y, con menos de un 6,5, al 15,3%, según el informe. Debe advertirse que la nota de corte es la nota mínima con la que un estudiante puede acceder a un grado y la nota de admisión es la nota con la entra cada alumno.
El caso de la Complutense de Madrid, la universidad presencial con más alumnos de España, es similar al de Barcelona. El pasado año la carrera que más demanda tuvo fue Medicina, seguida de Veterinaria, Psicología y Periodismo. Además, ha obtenido por segundo año consecutivo el grado con la nota de corte más alta de los campos públicos, con un 13,325 sobre 14, en la doble titulación de Matemáticas y Física. Y en otro de los grandes centros de la Comunidad de Madrid, la Universidad Autónoma (UAM), el grado con más solicitudes también ha sido Medicina, seguido por Ingeniería Aeroespacial, Psicología y Enfermería. “Los últimos años son bastante parejos y personalmente creo que la moda no influye mucho”, apunta Julio Contreras, el nuevo vicerrector de Estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). “Este año sale por primera vez un grado de desarrollo de videojuegos en la Universidad de Alcalá que igual es la sorpresa y tiene mucha demanda”.
En el análisis por ramas del Ministerio de Educación se observa un descenso de los estudiantes de Ingeniería y Arquitectura del 6% respecto al curso anterior, lo que supone en términos acumulados un 24,6% menos en los últimos diez años. Es decir, han perdido uno de cada cuatro estudiantes. También bajan, aunque en menor medida, los matriculados en el resto de titulaciones, con excepción de las relacionadas con las Ciencias de la Salud, que se han duplicado en la última década. En Artes y Humanidades, la tasa de variación anual es del -2,5%. En Ciencias Sociales y Jurídicas, del -2,1% y en Ciencias, del -2,2%. Esta reducción, según Educación, es “especialmente significativa” porque, al igual que en los estudios de Ingeniería, significa una pérdida de alumnos del 25% desde 2005. En 2013-2014 se matricularon en España 1.412.673 estudiantes de primer año, lo que supone un 1,5% menos que en el curso anterior.
Por otro lado, las carreras que menos acogida tienen siguen siendo aquellas que pertenecen a la rama de la Filología. La hebrea, la románica, la eslava y la portuguesa son las de menor aceptación. El argumento que dan los expertos también se repite: son carreras vocacionales. “Las titulaciones relacionadas con las Humanidades casi siempre están entre las menos demandadas. Los únicos estudios que se mantienen estables y están relacionados con la Filología son los Estudios Literarios, los ingleses y la Lengua y Literatura moderna”, apunta el profesor Roselló, de la Universidad de Barcelona. “En nuestro caso, la menor demanda, y con un descenso muy pronunciado en los últimos años, es para Geografía”.
El debate
Ante esta realidad los centros públicos reciben un debate que siempre surge por estas fechas: ¿Hay que estudiar carreras en función de la demanda laboral? El exministro de Educación, José Ignacio Wert, ya lo dijo en 2013: “Se debería inculcar a los alumnos universitarios que no piensen solo en estudiar lo que les apetece o en seguir las tradiciones familiares, sino que piensen en términos de necesidades y de su posible empleabilidad”. Yendo un paso más allá, el profesor Carlos Arroyo, y autor de varios libros de autoayuda al estudiante, explicaba en un blog de este periódico que el mundo profesional de ahora tiende al historial académico de los aspirantes pero, simultáneamente, tiene en cuenta cada vez más el perfil personal, el estilo y las competencias de cada uno. “Para un banco quizá sea más interesante un ingeniero con tres idiomas que un licenciado en económicas con un nivel medio de inglés”, afirma.
¿Qué dicen los datos? Las titulaciones que cuentan con más salidas profesionales actualmente son Administración y Dirección de Empresas (ADE), Ingeniería Industrial, Informática y las de la rama de la Sanidad. Al otro lado de la balanza se sitúan los ingenieros navales, los arquitectos, los químicos, los filólogos y los ingenieros electromecánicos, según un informe de la firma de recursos humanos Adecco. “Un consejo que damos siempre y que, además, piden nuestros clientes es que para salir al mercado laboral es indispensable dominar inglés o francés”, subraya Rubén Fernández, manager de Spring Professional de Adecco.
Si ya se dispone del conocimiento del idioma, por comunidades autónomas, Madrid es la que más oferta de empleo dirige a los recién titulados, con el 31,24% del total, seguida a gran distancia por Cataluña (13,61%), País Vasco (11,26%) y Andalucía (10,42%), según Adecco. En el otro extremo estarían La Rioja, Cantabria y Navarra. “Si volviera a estudiar ahora, recomendaría que se echara un ojo hacia dónde se está dirigiendo el mercado laboral”, dice Fernández.
Por carreras, la diplomatura en Turismo y la Ingeniería Técnica Forestal son las que menos opciones laborales presentan, según los datos oficiales. En ambas uno de cada dos titulados ha acabado empleado en algo para lo que no necesitaban ningún tipo de cualificación ni una formación superior al graduado escolar.
El problema de orientar los estudios hacia el mercado laboral es que existe una correlación con la tasa de abandono, según apunta Julio Contreras, vicerrector de estudiantes de la Universidad la Complutense. “Hoy se están demandando unos empleos que dentro de unos años igual han cambiado”, subraya. De hecho, en los años 2000 la carrera de Arquitectura tenía una demanda laboral muy alta, auspiciada por el boom inmobiliario y ahora, sin embargo, este colectivo es el cuarto con mayor tasa de desempleo, según el Sindicato de Arquitectos. “En la Universidad valoramos la sociedad del conocimiento. Los años de estudio no solo sirven para prepararse para la vida laboral, sino para formar ciudadanos con madurez”, concluye Contreras.
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