“Los niños están acostumbrados a tenerlo todo antes de desearlo y sin esfuerzo […]. Necesitan más que nunca acostumbrarse pacientemente mirando cómo se arrastra un caracol, observando cómo una flor crece, cómo una gota de lluvia resbala por el cuerpo de un ciempiés peludo, viendo aparecer un brote, regando las plantas, recogiendo las setas con agradecimiento y dando de comer a los pájaros. Los niños deben aprender a levantar la vista hacia el cielo de vez en cuando, como lo hacíamos nosotros cuando nos tumbábamos en la hierba que nos “picaba” y nos hacía cosquillas detrás de las piernas y de las orejas y nos imaginábamos que las nubes tenían forma de dinosaurios y de conejos” Catherine L’Ecuyer- Educar en el asombro

999 excursión con niños al campoHace unos días tuvimos la oportunidad de compartir un encuentro educativo en un entorno natural increíble con unas 300 familias en el Encuentro de Primavera por la Libre Educación. Entre muchas otras personas de gran calidad humana, conocimos a Yvonne Laborda, una madre que educa a sus hijos en el hogar y que tiene una forma de entender la educación y la crianza que llega al corazón de cualquiera. A través de su blog nos topamos con el calificativo “Trastorno por Déficit de Naturaleza”. Fue nombrado por primera vez por Richard Louv en su libro “Last Child in the Woods” y es algo sobre lo que muchos docentes llevamos un tiempo reflexionando de una forma seria y profunda. El hecho de que se le haya acuñado una etiqueta, nos ayuda a aunar fuerzas en torno a un mismo tema.

A_en_la_naturalezaTengo un recuerdo realmente especial de las excursiones que hacíamos al campo cuando estudiábamos en el colegio. La sensación de libertad y de autonomía no era comparable con la que se sentía en ningún otro momento. Todas las excursiones eran especiales, pero cuando íbamos a un museo o cualquier otro espacio “civilizado” los profesores transmitían cierta tensión, los límites estaban mucho más marcados. En las excursiones a la naturaleza podías sentir la libertad que te da estar fuera del campo de visión de un adulto controlador que evidentemente no aprobará que te subas al árbol al que estás subiendo, o que experimentes la sensación de saltar en un charco y empapar a los de al lado, o asomarte a una zona escarpada de vértigo…

Lo cierto es que las excursiones siguen siendo un momento especial para mí como profesor, pero parece que los alumnos las sienten de una manera muy diferente a como las sentía yo cuando era niño. La naturaleza les aburre (“¿Cuándo volvemos?”, “¿para qué hemos venido hasta aquí?”, “¿y para esto andamos tanto?”). La naturaleza es demasiado lenta para ellos, que están acostumbrados a gestionar más de veinte conversaciones a la vez a través de las cuatro o cinco redes sociales que manejan en su móvil mientras “hablan” con los amigos que en ese momento comparten con ellos el espacio-tiempo real.

Esa adicción a la velocidad y la hiperestimulación (no exclusiva de niños y adolescentes) está haciendo que el tiempo que pasamos en contacto con la naturaleza sea cada vez menor. Teniendo en cuenta que las ciudades y más aún las nuevas tecnologías son inventos de “hace dos días”, podremos entender que el ser humano aún no haya tenido tiempo para adaptarse a esta nueva situación, sino que somos seres hechos para vivir en el medio natural, tal y como asegura el profesor de psicología ambiental de la Universidad Autónoma de Madrid, José Antonio Corraliza.

te-preocupa-el-medio-ambiente1Los niños y adolescentes son especialmente sensibles a los desórdenes que provoca esta contradicción (seres adaptados a la naturaleza viviendo en ciudades). No sé si los profesores tenemos un papel muy relevante, ni si podremos luchar contra las pantallas que alejan a los niños de la naturaleza, pero propongo que hagamos un pequeño esfuerzo por cambiar las cosas.

  • Debemos abogar por un ritmo lento, paciente y sosegado. El ritmo de las escuelas es frenético. Dediquemos un tiempo a que los alumnos admiren cómo crece una planta en clase, a que la rieguen y la cuiden. Y ya de paso, que rieguen y cuiden las relaciones con sus compañeros. También podemos dedicar un tiempo a esto.
  • Dejemos que salgan al patio en todos los recreos, da igual si llueve o no, y no tengamos tanta prisa para empezar la siguiente clase después de este valiosísimo descanso.
  • Ampliemos el aula utilizando el patio y los espacios verdes cercanos al centro escolar tanto como podamos. Hay tantos estímulos ahí fuera para utilizar en TODAS las asignaturas… Aunque sólo sea por la riqueza que ofrece el camino del aula a nuestro “nuevo” espacio merece la pena.
  • Hagamos excursiones siempre que podamos. Las excursiones pueden ser gratis si las hacemos en transporte público y al campo, y ofrecen una oportunidad única para aprender infinidad de cosas que nunca ocurrirían en un aula. Parece que la Institución Libre de Enseñanza tenía esto más claro hace un siglo que las instituciones educativas actuales.
  • Construyamos un huerto escolar. Parece que esto es la actividad de moda en las escuelas infantiles pero, ¿qué pasa en primaria y secundaria?. Hay muchos niveles de complejidad en la construcción de un huerto y los aprendizajes pueden ser muy ricos. Lo mejor del huerto es que el ritmo lo marca la propia naturaleza.
  • Participemos en proyectos de jardinería de guerrilla tanto en el colegio como en el entorno próximo. Estos proyectos altruistas se encargan de rediseñar espacios abandonados convirtiéndolos en zonas ajardinadas. Busquemos esos espacios muertos en nuestro centro y démosles vida.
  • Utilicemos las TIC para que los alumnos salgan. Habituamente las tareas que damos a nuestros alumnos en ordenador son para buscar y procesar información en el propio ordenador. Debemos plantear problemas que les hagan buscar fuera del ordenador (“Crea una presentación con fotos que hagas de formas geométricas que encuentres en el patio”).

Senderismo-NinosParece que la gran cantidad de contenidos curriculares y la incorporación de las nuevas tecnologías les debían preparar para un futuro mejor. Y mientras, les robamos el tiempo para las relaciones calmadas, la contemplación de la naturaleza, la soledad en silencio o el juego libre. Recuperemos un ritmo lento, dejemos las pantallas a un lado por un rato. Haz que tus alumnos vuelvan a disfrutar de las excursiones al campo, que se sientan libres y que recuerden esos momentos como algo especial. Seguro que se te ocurren propuestas para luchar contra el “Trastorno por Déficit de Naturaleza” en la escuela. Te invito a que las pongas en marcha y las compartas con nosotros en los comentarios de esta entrada.

Para ampliar información:

Hablamos de madres tóxicas, no obstante, cabe aclarar también que hay padres tóxicos y abuelos tóxicos. Pilares en la educación de los niños que lejos de fomentar una madurez personal y una seguridad con la cual, poder abrirse posteriormente al mundo, no hacen más que anclar pesadas cadenas vetando por completo la independencia física y emocional de esa persona.

Ahora bien, cabe decir que el rol de la madre tiene casi siempre, un peso más intenso en la educación de los niños. Es ella quien establece ese vínculo de cuidado y afecto tan estrecho con ese recién nacido, que día a día, irá desprendiéndose de sus brazos para avanzar con seguridad por el mundo sabiéndose amado, teniendo siempre ese referente que le ha aportado un amor incondicional pero saludable, con el que madurar de modo inteligente.

Las madres tóxicas ofrecen una amor a sus hijos hostigante a la vez que inmaduro. Proyectan sobre ellos sus inseguridades para reafirmarse personalmente, y así, tener mayor control sobre sus vidas y sobre la de sus hijos.

1. ¿Qué hay detrás de la personalidad de las madres tóxicas?

Puede que nos llame la atención, pero detrás del comportamiento de una madre tóxica, está el amor. Ahora bien, todos sabemos que a la hora de hablar del amor, existen dos caras de una misma moneda: está esa dimensión capaz de propiciar el crecimiento personal de la persona, ya sea a  nivel de pareja o a nivel familiar, y a su vez, está también ese lado más tóxico donde se ejerce un amor egoísta e interesado, a veces hasta asfixiante, que puede ser completamente destructivo.

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Lo preocupante, es que los familiares que despliegan las artimañas de la toxicidad, lo hacen hacia criaturas que están en pleno proceso de maduración personal, ahí donde debe asentarse su personalidad, su autoestima… Todo ello, irá esculpiendo en ellos grandes vacíos, grandes inseguridades en ocasiones insalvables.

Veamos ahora qué dimensiones psicológicas perfilan a las madres tóxicas:

1. Personalidad insegura

En ocasiones, suele esconderse una clara falta de autoestima y autosuficiencia que les obliga a ver en sus hijos “esa tabla de salvación” a la cual modelar y controlar para tener siempre a su lado, para que cubran sus carencias.

El ver por ejemplo que sus hijos empiezan a ser autónomos, que ya no las necesitan tanto y que poco a poco son capaces de hacer su vida, supone para ellas una gran ansiedad, puesto que temen ante todo quedarse solas. De ahí que sean capaces de desplegar “hábiles artimañas”, para seguir teniéndoles cerca e incluso justificarles que debe ser así, y un modo de hacerlo es proyectando en los niños desde el inicio su misma falta de autoestima, y su misma inseguridad.

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2. Obsesión por el control

La necesidad por tener controlado cada aspecto de sus vidas, hace que acaben haciendo lo mismo en la vida de sus hijos. No son capaces de ver los límites. Para ellas, control es sinónimo de seguridad, de algo inmanente que no cambia, y lo que no cambia es bueno porque les hace sentir bien.

Lo complicado de esta dimensión es que suelen ejercer el control pensando que con ello, hacen el bien y que así demuestran amor por los demás. “Yo te hago la vida fácil controlando tus cosas para que seas feliz”, “Yo solo quiero lo mejor para ti, y por ello evito que puedas equivocarte”…

El control llevado a cabo desde la justificación del cariño, es el peor acto de la sobreprotección. Impedimos con ello que los niños sean autónomos, capaces y valientes. Y aún más, que aprendan de sus errores.

3. La proyección de los deseos incumplidos

“Quiero que consigas lo que yo no tuve“, “No quiero que caigas en mis mismos errores”, “Quiero que llegues a ser aquello que yo no puede conseguir”.

En ocasiones las madres tóxicas proyectan en sus hijos los deseos incumplidos de su propio pasado, sin preguntar si quiera qué es lo que ellos desean, sin darles opción a elegir, pensando que con ello, les demuestran un amor incondicional, cuando en realidad, es un falso amor. Un amor interesado.

¿Cómo enfrentarnos a una madre o a cualquier familiar “tóxico”?

Sé consciente de que debes romper el ciclo de la toxicidad. Has vivido durante mucho tiempo dentro de él, sabes las heridas que te ha dejado, sin embargo, ahora ya comprendes que necesitas abrir tus alas para ser tú mismo. Para ser feliz. Te va a costar, pero debes empezar a decir “No”, a poner en voz alta tus necesidades y a alzar tus propios muros, esos por los que nadie debe pasar.

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-Es tu madre, o es tu familia, los quieres y sabes que romper ese ciclo de toxicidad puede causar algún daño. En ocasiones, decir la verdad de lo que uno siente hace daño a los demás, pero es una necesidad vital. Se trata solo de marcar límites y dejar claro lo que permites o lo que no. No deseas causar daño alguno, debes dejarlo claro, al igual que debe quedar constancia de que tampoco tú quieres ser herido/a nunca más.

-Reconoce la manipulación. Hay veces que es tan sutil, que no nos damos cuenta, así que atiende cualquier palabra, cualquier comportamiento. Y sobre todo, no caigas en las redes de la “victimización”, puesto que es un recurso fácil al cual suelen recurrir las personas tóxicas y las madres tóxicas. Alzarse como las más dolidas, las más heridas, cuando en realidad, al que han hecho daño es a ti. Tenlo siempre en cuenta.

Cortesía imagen: Anna Radchenko

http://lamenteesmaravillosa.com/cuando-la-educacion-hace-dano-madres-toxicas/

ciclo-del-aguaMirad que recurso más sencillo y a la vez estupendo para enseñar a los peques como funciona el ciclo del agua en nuestro planeta. Para que puedan observarlo y lo entiendan bien, basta una bolsa de plástico transparente en la que dibujaremos con un rotulador permanente el mar en la parte inferior, unas flechas ascendentes en un lado y descendentes en el otro, y en la parte superior, un sol a un lado (el de las flechas ascendentes) y unas nubes con lluvia (en el lado de las flechitas descendentes).

Una vez hemos dibujado todo, ponemos un poco de agua en su interior y le damos un toque de color azul (como el mar). Podéis pintarla con colorante alimentario, o echándole algunas gotitas de pintura de color azul. Cerramos bien la bolsa, para que quede precintada y no se nos salga el agua. Entonces la colocamos (podéis pegarla con celo) en una ventana por la que entre el sol una buena parte del día, de esta manera con el calor, se podrá observar perfectamente el ciclo del agua y los peques podrán asimilar el proceso que sigue el agua desde que se evapora del mar y asciende en forma de vapor hasta que se condensa en forma de gotas en las nubes hasta que finalmente cae a la tierra de nuevo llenando el mar y volviendo a empezar.

http://actividadesinfantil.com/archives/14458

La única discapacidad es la falta de fe en nosotros mismos y quienes amamos, la sobreprotección priva a tu hijo del regalo de ser capaz

sobreprotección-1En el caso de los hjos, la fe en sí mismos es una tarea aprendida como respuesta al amor que reciben día a día en el hogar. Como padres es nuestra obligación criar hijos capaces,  enseñándoles a tener fe en si mismos y a creer en sus capacidades sin importar la manera en que se manifiesten ante las expectativas del mundo.

LO SOBREPROTEJO PORQUE LO AMO. Enséñale a tu hijo a ser capaz. El amor nunca es un verdugo.

Uno de las peores manifestaciones del temor, es la falta de fe en quienes amamos y en nosotros mismos. Una de las manifestaciones equivocadas del amor, es la sobreprotección.

Cuando privamos a nuestros hijos de cometer sus propios errores y vivir las consecuencias de los mismos, los privamos de aprender, de sentirse útiles y sobre todo de convertirse en personas auto-suficientes y capaces de utilizar todas sus capacidades para negociar y ganar sus propias guerras.

Muchos padres cometen el error de disminuir las capacidades de sus hijos justificando que ellos no pueden hacer las cosas bien. Prefieren evitarles el mal rato, o así no enfrentarlos a sus propios retos o limitaciones. Lo cierto es que cuando actuamos de este modo, lo único que conseguimos es hacer que nuestros hijos sientan que su modo de “poder” no es bueno o no es suficiente.

Piénsalo mil veces antes de decirle a tu hijo cosas como “yo lo hago porque tu no lo haces bien” ó “nunca haces bien las cosas” Esas son palabras que dictan el futuro de las personas y se quedan grabadas en sus corazones.

Actitudes comunes que se ven en la vida diaria son:

superprotecion-infantil– No dejar que el niño tenga la oportunidad de aprender mediante el ejercicio.

Todos aprendemos por repetición aunque a algunos les tome más tiempo. Quien no ejercita no aprende.

Actitud equivocada

Por ejemplo A LA HORA DE COMER: Servirle la comida picada y prácticamente masticada, privándolo de aprender a utilizar sus propios cubiertos porque pensamos que nunca podrá hacerlo sólo o se va hacer daño. No se trata de ponerlo en peligro, sino de adaptar positivamente las herramientas que le permitirán ganar la destreza para sentirse capaz y cumplir una tarea tan personal como alimentarse sólo. No vamos a hablar de la edad correcta para darle a nuestro hijo un cuchillo, sino del uso de nuestra lógica para enseñarle poco a poco a utilizarlo. Dedicación y paciencia son las palabras claves.

El proceso de aprendizaje requiere más tiempo para algunas personas, independientemente de sus capacidades, pero no por ello se los debe hacerse sentir inútiles o incapaces. Aprender a aceptar el modo único de ser de nuestros hijos es un modo de motivarlos a seguir aprendiendo y puliendo sus habilidades.

– EN LA COMUNIDAD.  No dejarlo integrarse libremente para que no le hagan daño o lo ofendan. O sentir que siempre debemos intervenir, defenderlo de los niños de su edad sin dejarlo tomar sus propias acciones o decisiones.

Todos cruzamos etapas de adaptación en la sociedad. Ese es el propósito de la comunidad, y enfrentarnos a la vida nos hace fortalecer nuestras capacidades, aprender a defender nuestros derechos y trabajar en mejorar nuestras debilidades. Privar a los demás de esa experiencia no le hará la vida más fácil, sino más dura si algún momento no nos tienen cerca para defenderlos.

sobreproteger2Todos necesitamos sentar nuestras propias bases de respeto ante los demás. Los padres que sobreprotegen diciendo que ya crecerán y aprenderán, lo único que hacen es quitarles a sus hijos la oportunidad del verdadero aprendizaje que se da durante el crecimiento sin presiones y de modo totalmente natural.

– EN LA ESCUELA O EN LA VIDA. Hablar por los hijos. Tener todas las respuestas. Tomar decisiones por ellos y solucionar todos sus problemas.

Una idea totalmente equivocada del amor es creer que somos los dueños de nuestros hijos. Se ve todos los días, padres que hablan por sus hijos y no los dejan ni contestar las preguntas que les hacemos a ellos. Padres que creen que amar es solucionarles los problemas, en vez de enseñarles a utilizar su voz y sus capacidades para encontrar respuestas.

Padres que planean el futuro y los intereses de sus hijos sin dejarlos manifestar sus propios intereses. Padres que creen que evitarles equivocarse es un modo de ahorrarles tiempo para alcanzar el éxito, cuando el éxito no es otra cosa que ser felices encontrando el modo de manifestar lo que somos.

En el caso de hijos con discapacidad, no respetar sus capacidades. Nunca entender que no necesitan ser iguales a los demás para ser capaces. Sentir que son perdedores porque sus éxitos no son típicos o no tienen la misma repercusión que los de los demás. Hablar por ellos. Nunca enseñarles independencia. No fomentar el desarrollo de sus habilidades únicas.

La vida es una sóla. No deberíamos temer tanto al error. Deberíamos en vez de eso vivir para aprender, crecer y descubrir y fomentar las cosas que nos hacen felices a nosotros y a nuestros hijos.

“No hay tarea mal hecha cuando ponemos nuestro mejor esfuerzo. Lo malo es dejarnos llevar por nuestro deseo de creer que hay un modo perfecto que rige o califica nuestros esfuerzos.

Eliana Tardio.http://www.elianatardio.com/2013/05/05/sobreproteccion-hijos/?utm_content=bufferf5512&utm_medium=social&utm_source=facebook.com&utm_campaign=buffer