Los hermanos nos vienen dados. No los elegimos. Por esto debemos aprender a socializar con ellos y en el proceso se pueden dar rivalidades, amistades para toda la vida o celos, ya que debemos compartir con ellos el cariño de nuestros padres. La terapeuta familiar y autora del libro ¿Qué le pasa a mi hermano?, Àngels Ponce, responde a varias situaciones que se pueden dar entre hermanos y pautas que nos pueden servir para lidiar con ellas.

PREGUNTA. “Mis hijos se pelean mucho, ¿cómo lidio con ello?”. Muchas veces, los padres son los árbitros de los conflictos entre hermanos, ¿cuál es la mejor manera de actuar? ¿Nos puedes dar algunas pautas?

RESPUESTA. Los padres y madres tienen diferentes formas de manejar las peleas entre hermanos: algunos optan por consolar a los heridos y reprender al agresor. Mientras que otros progenitores piensan que los niños deben aprender a resolver los conflictos por sí mismos. Entre las pautas que nos pueden ayudar a lidiar con estas situaciones están:

  • En primer lugar, hay que priorizar la seguridad: es nuestra responsabilidad evitar que los niños se lastimen. Así que si existe este peligro, debemos intervenir.
  • Enseñar a nuestros hijos a usar palabras (no las manos ni los puños) para defender sus argumentos. Esto, probablemente, lo vamos a tener que repetir muchas veces. No importa si necesitan que se les recuerde continuamente.
  • Reforzar que expresen sus propias emociones con palabras cuando hay un conflicto, como “estoy enfadado”, “estoy triste” o “esto que estás haciendo no me gusta”
  • No tomar partido por uno u otro. Es importante que los niños perciban que no estamos favoreciendo a ninguno cuando hay una pelea (a menos que esté en juego la seguridad de alguien).
  • Aprovechar la calma (que sigue a la pelea) para que todas las partes tengan la oportunidad de hablar y de ser escuchado.
  • Ayudarles a encontrar la solución

P. En el caso de dos hermanas, en la que la pequeña prefiere ir con los amigos de la mayor. La madre está preocupada por los problemas que le puede acarrear a la menor, ¿Es este comportamiento normal entre hermanas? ¿Se resuelve con la edad? ¿cómo lo podemos gestionar como padres?

R. No hay que preocuparse. Es normal que la hermana pequeña esté muy pendiente de la mayor, probablemente la admire y quiera seguir sus pasos muy de cerca. Por otro lado, también puede que entre el grupo de amigas de la hermana despierte cierta simpatía: es más pequeña y quizás por ello le presten ciertas atenciones. Esto reforzaría la preferencia de esta niña por estar rodeada de chicas más mayores, pero también es lógico que a la hermana mayor no le haga mucha gracia. Desde el punto de vista de los padres, es recomendable que a la vez que favorecen la relación entre las hermanas (potenciando juegos compartidos, por ejemplo) también se reconozca y se explique el espacio privado y exclusivo de cada una de ellas, dedicándoles tiempo por separado y preservando la necesidad de que cada una realice actividades adecuadas a su edad al margen del entorno familiar, esto incluye tanto las relaciones sociales como actividades extraescolares, por ejemplo.

P. Los celos, ¿cómo lidiamos con ellos? ¿somos los causantes los padres, qué parte de culpa tenemos?

R. Los celos son algo natural entre hermanos. Todos ellos compiten por la atención de los padres que no pueden recibir en exclusividad (como desearían). Esto no significa que se odien, probablemente sea todo lo contrario. Pero son niños y probablemente no dispongan de las habilidades emocionales y de comunicación necesarias para poder expresarlo de manera civilizada, y, de ahí que aparezcan las peleas. Los padres no somos culpables de eso, somos el motivo por el que rivalizan nuestros hijos y lo único que podemos hacer ante ello es mostrar nuestro afecto a cada uno de ellos por igual, atenderles de manera exclusiva en tantas ocasiones como sea posible y no hacer comparaciones. De manera que sientan que les queremos a cada uno tal como es. Por otro lado, también es importante mantener la calma, probablemente la rivalidad y las peleas se conviertan en una constante en nuestra casa. Debemos recordar también ser un ejemplo para ellos y comportarnos como adultos que no se gritan, ni pelean, sino que son capaces de mostrar diferentes puntos de vista y llegar a un acuerdo de manera pacífica.

P. Hermanos que se llevan mal, no se hablan, ¿con ellos cómo podemos hacerlo?

R. Ante esta situación, sería interesante explorar por qué motivo estos hermanos no se hablan para luego, ayudarles a restablecer la comunicación:

  1. Animarles a que hablen de ello, que expresen cómo se sienten
  2. No tomar partido por ninguno de ellos, mostrando comprensión por ambas posturas.
  3. Apoyarles a que expresen lo que necesitan de la otra persona
  4. Crear un ambiente de calma para fomentar la empatía entre ellos.

P. ¿Cómo lidiamos con la relación filial cuando uno de los hermanos tiene una discapacidad?

R. Los hermanos de niños con alguna discapacidad, naturalmente, también les ven como rivales. Sobre todo porque se llevan la mayor parte de la atención y tiempo de sus padres. De aquí que en ocasiones, tengan que destacar en algo para bien o para mal. Ponen a prueba el alcance de nuestra paciencia, despiertan nuestros más bajos instintos y nos llevan al límite y, como indica Àngels Ponce, “existen pocas personas que sean capaces de sacarnos de nuestras casillas como lo hacen nuestros hermanos”.

Resumiendo

Los ocho consejos fundamentales para fomentar una buena relación entre hermanos que nos recuerda la experta son: evitar comparar y valorar la actitud y habilidades de cada uno en su momento; crear un clima de colaboración en casa; dedicar el mismo tiempo a cada uno de los hijos; hacerles ver que cada uno es especial; dejarles a cada uno su propio espacio; fomentar la comunicación y la escucha en casa; aceptar el conflicto y aprender a reconocer lo que les preocupa.

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