La única discapacidad es la falta de fe en nosotros mismos y quienes amamos, la sobreprotección priva a tu hijo del regalo de ser capaz
En el caso de los hjos, la fe en sí mismos es una tarea aprendida como respuesta al amor que reciben día a día en el hogar. Como padres es nuestra obligación criar hijos capaces, enseñándoles a tener fe en si mismos y a creer en sus capacidades sin importar la manera en que se manifiesten ante las expectativas del mundo.
LO SOBREPROTEJO PORQUE LO AMO. Enséñale a tu hijo a ser capaz. El amor nunca es un verdugo.
Uno de las peores manifestaciones del temor, es la falta de fe en quienes amamos y en nosotros mismos. Una de las manifestaciones equivocadas del amor, es la sobreprotección.
Cuando privamos a nuestros hijos de cometer sus propios errores y vivir las consecuencias de los mismos, los privamos de aprender, de sentirse útiles y sobre todo de convertirse en personas auto-suficientes y capaces de utilizar todas sus capacidades para negociar y ganar sus propias guerras.
Muchos padres cometen el error de disminuir las capacidades de sus hijos justificando que ellos no pueden hacer las cosas bien. Prefieren evitarles el mal rato, o así no enfrentarlos a sus propios retos o limitaciones. Lo cierto es que cuando actuamos de este modo, lo único que conseguimos es hacer que nuestros hijos sientan que su modo de “poder” no es bueno o no es suficiente.
Piénsalo mil veces antes de decirle a tu hijo cosas como “yo lo hago porque tu no lo haces bien” ó “nunca haces bien las cosas” Esas son palabras que dictan el futuro de las personas y se quedan grabadas en sus corazones.
Actitudes comunes que se ven en la vida diaria son:
– No dejar que el niño tenga la oportunidad de aprender mediante el ejercicio.
Todos aprendemos por repetición aunque a algunos les tome más tiempo. Quien no ejercita no aprende.
Actitud equivocada
Por ejemplo A LA HORA DE COMER: Servirle la comida picada y prácticamente masticada, privándolo de aprender a utilizar sus propios cubiertos porque pensamos que nunca podrá hacerlo sólo o se va hacer daño. No se trata de ponerlo en peligro, sino de adaptar positivamente las herramientas que le permitirán ganar la destreza para sentirse capaz y cumplir una tarea tan personal como alimentarse sólo. No vamos a hablar de la edad correcta para darle a nuestro hijo un cuchillo, sino del uso de nuestra lógica para enseñarle poco a poco a utilizarlo. Dedicación y paciencia son las palabras claves.
El proceso de aprendizaje requiere más tiempo para algunas personas, independientemente de sus capacidades, pero no por ello se los debe hacerse sentir inútiles o incapaces. Aprender a aceptar el modo único de ser de nuestros hijos es un modo de motivarlos a seguir aprendiendo y puliendo sus habilidades.
– EN LA COMUNIDAD. No dejarlo integrarse libremente para que no le hagan daño o lo ofendan. O sentir que siempre debemos intervenir, defenderlo de los niños de su edad sin dejarlo tomar sus propias acciones o decisiones.
Todos cruzamos etapas de adaptación en la sociedad. Ese es el propósito de la comunidad, y enfrentarnos a la vida nos hace fortalecer nuestras capacidades, aprender a defender nuestros derechos y trabajar en mejorar nuestras debilidades. Privar a los demás de esa experiencia no le hará la vida más fácil, sino más dura si algún momento no nos tienen cerca para defenderlos.
Todos necesitamos sentar nuestras propias bases de respeto ante los demás. Los padres que sobreprotegen diciendo que ya crecerán y aprenderán, lo único que hacen es quitarles a sus hijos la oportunidad del verdadero aprendizaje que se da durante el crecimiento sin presiones y de modo totalmente natural.
– EN LA ESCUELA O EN LA VIDA. Hablar por los hijos. Tener todas las respuestas. Tomar decisiones por ellos y solucionar todos sus problemas.
Una idea totalmente equivocada del amor es creer que somos los dueños de nuestros hijos. Se ve todos los días, padres que hablan por sus hijos y no los dejan ni contestar las preguntas que les hacemos a ellos. Padres que creen que amar es solucionarles los problemas, en vez de enseñarles a utilizar su voz y sus capacidades para encontrar respuestas.
Padres que planean el futuro y los intereses de sus hijos sin dejarlos manifestar sus propios intereses. Padres que creen que evitarles equivocarse es un modo de ahorrarles tiempo para alcanzar el éxito, cuando el éxito no es otra cosa que ser felices encontrando el modo de manifestar lo que somos.
En el caso de hijos con discapacidad, no respetar sus capacidades. Nunca entender que no necesitan ser iguales a los demás para ser capaces. Sentir que son perdedores porque sus éxitos no son típicos o no tienen la misma repercusión que los de los demás. Hablar por ellos. Nunca enseñarles independencia. No fomentar el desarrollo de sus habilidades únicas.
La vida es una sóla. No deberíamos temer tanto al error. Deberíamos en vez de eso vivir para aprender, crecer y descubrir y fomentar las cosas que nos hacen felices a nosotros y a nuestros hijos.
“No hay tarea mal hecha cuando ponemos nuestro mejor esfuerzo. Lo malo es dejarnos llevar por nuestro deseo de creer que hay un modo perfecto que rige o califica nuestros esfuerzos.
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