¿Te imaginas que acabas tu jornada laboral y justo cuando estás recogiendo tus cosas para irte llega tu jefe y te dice que es muy importante que te lleves una buena cantidad de trabajo a casa porque 8 horas no son suficientes para sacar todo el provecho posible de ti?

Sólo de imaginarlo nos ponemos de mala leche, ¿verdad? Pues así es como nos sentíamos todos cuando el profesor nos ponía deberes, ¿ya no te acuerdas? Ahora que somos nosotros los que tenemos la sartén por el mango, ya no nos acordamos de aquel “es que cree que su asignatura es la única que tenemos“.

Tampoco nos acordamos de lo aburridísimo que era realizar los deberes en casa, porque casi siempre eran actividades mecánicas y repetitivas que poco aportaban a nuestro aprendizaje. Y yendo más lejos, estoy segura de que los deberes establecieron en la cabeza de muchos de nosotros, cual perros de Pavlov en serie, una clara y peligrosa asociación entre el aprendizaje y el castigo.

Si entonces las 6 horas que pasábamos en clase nos parecían más que suficientes, ¿por qué ahora nos parecen tan cortas? ¿Nos hará falta aprender a gestionar mejor el tiempo? ¿Nos lo hemos planteado siquiera?

Los deberes nos robaban tiempo de juego, un tiempo mucho más importante en la infancia de lo que parece, un tiempo que nos hacía aprender mucho más que los dichosos deberes. Y si a nosotros nos faltaba tiempo para jugar, imagina ahora con la cantidad de extraescolares que se realizan a la semana…

Hay quien tiene la loca idea de proponer las experiencias “extraescolares” de los niños como centro de interés a partir del cual aprender, de manera que estotalmente imprescindible que realicen cosas muy diferentes a las escolares para que pueda salir una buena conversación. Qué cosas se le ocurren a este Tonucci

Pero los deberes no sólo eran ladrones con el juego, sino también con el tiempo que teníamos para estar con nuestros padres, para compartir inquietudes y experiencias, para hablar, para conocernos… en lugar de todo eso, teníamos a un papá o una mamá que se sentía obligado a hacer de policía, a amenazarnos con algún castigo si no terminábamos los deberes a tiempo. Aprendíamos chantage emocional y ese tiempo se veía transformado en tiempo dedicado a las discusiones familiares, así que en lugar de acercarnos a nuestra familia, nos alejaban de ella.

11898671_708083762629809_5107531337152548774_n

Eso quienes tenían la suerte de tener unos padres que se preocupaban por que cumplieran con sus obligaciones, y sobre todo que a partir de cierto nivel podían seguir ayudándoles. ¿Pero no se buscaba entonces como ahora fomentar la igualdad desde la escuela?

¿Y qué ha cambiado en los últimos años? ¿Los deberes han empezado a ser diferentes? ¿Ya no son repetitivos y aburridos y representan una parte importantísima del aprendizaje de los niños? ¿Ya no se interpretan como un castigo? ¿Ya no roban tiempo de juego o de estar con la familia? ¿Ya no provocan conflictos padres-hijos ni desigualdades?

Claro que sí, exactamente igual que cuando éramos pequeños. Entonces, ¿por qué los niños de hoy en día siguen teniendo cantidades ingentes de deberes que hacer al llegar a casa? Espero que sea por inercia, porque la única excusa que se me ocurre además de esa es la venganza… xD

Por otra parte, es hasta difícil encontrar bibliografía a favor de los deberes, y al revés es mucho más fácil. Con el gran Tonucci diciendo que “los deberes son una equivocación pedagógica y un abuso” debería ser más que suficiente, ¿no? Pero, como siempre, la literatura pedagógica va por un lado y la práctica por otro compleamente distinto. Hay tantos ejemplos de ello…

Pero no sólo hay poca bibliografía al respecto, sino que además los deberes han sido prohibidos por el ministerio en varias ocasiones:

Es decir, que desde 1967, ¡todavía en los años de dictadura!, se ha legislado en contra de los deberes fuera del horario escolar y se ha hecho caso omiso. ¿No es hora ya de cambiar esta tendencia? Para otras cosas nos cuesta un poco más ser insumisos…

Aquellos que están a favor de los deberes fuera del horario escolar suelen argumentar:

  • Que los niños deben aprender a esforzarse más allá del aula.

A lo que yo contesto que pueden esforzarse en tareas mucho más productivas y con más sentido que los deberes, como investigar sobre algo que les atrae, tratar de dar respuesta a sus propias preguntas… ¿no son tereas que requieren esfuerzo y que deberíamos impulsar en lugar de enterrar bajo tareas escolares?

  • Que debemos impulsar el compromiso de los padres en tareas educativas.

Pero yo creo que también hay otras formas de hacerlo, como que participen en los proyectos del aula con sus habilidades, que realicen talleres, que se establezcan criterios comunes con los docentes…

  • Que los niños deben aprender a gestionar su tiempo

Démosles autonomía en sus actividades habituales y tendrán que gestionar forzosa y naturalmente su tiempo… Fácil, sencillo, y para toda la familia.

  • Que los deberes fomentan sentido de responsabilidad.

Algo sobre lo que ya escribí una entrada que no incluía los deberes por ninguna parte. Además, ¿quién hace siempre los deberes de clase? ¿Los que necesitan un fomento de esa responsabilidad o sólo los que ya son responsables?

Así que, para que todos lo sepan, Seño Punk se declara en contra del abuso de los deberes y de los deberes sin sentido. Todo sería diferente si los deberes fueran más escasos, menos aburridos y repetitivos, más estimulantes… ¿Te pronunciarás tú?

https://entreactividadesinfantiles.wordpress.com/2015/09/15/no-a-los-deberes-aburridos-sin-sentido-repetitivos-y-poco-estimulantes/

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *