«Piensa global, actúa local». La vieja máxima aplicada al medio ambiente urge a levantar la mirada hacia el medio y largo plazo para anticipar qué efectos tendrán nuestros pequeños actos cotidianos, unidos a millones y millones de pequeños actos cotidianos más, sobre el conjunto del planeta. Y a plantearnos qué podemos hacer para minimizar nuestro impacto.
En casa
Reducir plástico
En 2014, cada español depositó una media de 12,3 kilos de envases ligeros (de plástico, latas y briks) en el contenedor amarillo, según datos de Ecoembes. Y eso es solo lo que se recicla. El problema es grave, pero podemos ayudar a reducirlo comprando a granel y evitando el agua embotellada: se puede beber del grifo, o instalar un sistema de ósmosis (que, como contrapartida, supone un mayor gasto de agua). La web BanThe Bottle (www.banthebottle.net/, en inglés) ofrece trucos para dar una segunda vida a tan contaminante residuo.
Mobiliario sostenible
¿Y si la mesa o el aparador estuvieran hechos de periódico? Es el Kranthout, o periódico-madera, un invento holandés que, con una máquina especial, construye un material a base de periódicos viejos prensados. Lo comercializa Vij5 (www.vij5.nl, www.newspaperwood.com/). Aviso: es caro.
Electrónica eficiente
La web www.eurotopten.es ofrece listados de los electrodomésticos que menos gastan y compara su consumo con un modelo ineficiente de sus mismas características. WWF, impulsora de este portal, recomienda adquirir aparatos A+++ y, en el caso de los televisores, con pantalla led y con un tamaño adaptado al espacio disponible en cada casa. También recuerda que el consumo fantasma o standby puede suponer hasta el 11% de la factura eléctrica anual de un hogar español.
En la empresa
La basura no existe
La basura no existe en la naturaleza: lo que a unos les sobra lo aprovechan otros. Sobre esta premisa, el joven canadiense Tom Szaky montó TerraCycle (www.terracycle.es), una compañía internacional que “recolecta envases y productos difíciles de reciclar y los transforma en productos innovadores y económicos”. Sus brigadas de recogida se llevan gratuitamente lo que ya no sirve de una oficina, bolis sin tinta, instrumentos de escritorio, guantes, trajes protectores. Y les otorga una segunda vida.
Economía colaborativa
La cultura colaborativa, con Internet como gran aliada, permite compartir coche, ahorrando dinero y emisiones de CO2 a la atmósfera. Webs como Carpling (www.carpling.com/es/) o apps como MokMokCars (www.mokmokcars.com) ponen en contacto a conductores y pasajeros para trayectos cotidianos. También hay plataformas de bicicletas públicas (en Barcelona, Bicing, www.bicing.cat); se pueden consultar más proyectos en otras ciudades en https://sites.google.com/site/circularenbici/ciudades-con-bicis-publicas.
Otra herramienta útil para una empresa puede ser Glovo (https://glovoapp.com): un servicio de mensajería donde los mensajeros (o glovers) son personas con vehículo propio, previamente fichadas por esta start-up, que hacen las entregas a domicilio en función de su proximidad. Por ahora funciona en Madrid, Barcelona y Valencia.
ampliar foto Huerto de la ikastola de Muskiz (Bizcaia).
En el colegio
Red de ecoescuelas
Una escuela que quiera ponerse el prefijo eco debe contar con el apoyo de la autoridad educativa local, provincial o autonómica correspondiente. Después, ha de seguir una metodología común coordinada por ADEAC (Asociación De Educación Ambiental y del Consumidor, www.adeac.es/ecoescuelas), responsable de la red de ecoescuelas en España: formar un comité ambiental, someterse a una auditoría ambiental, poner en marcha un plan de acción sobre tres ejes básicos –agua, residuos y energía–… Ya hay 450 centros españoles adscritos a la red.
Huertos escolares
Fundación Triodos, con el apoyo de la asociación Vida Sana, ha impulsado un crowdfunding para que los colegios soliciten microdonaciones destinadas a poner en marcha o mejorar sus huertos escolares ecológicos. Esta plataforma de micromecenazgo se integra en la iniciativa http://huertoseducativos.org.
Como consumidores
La segunda mano
Puede que tirar a la basura la ropa que ya no te entra, el frigorífico viejo (pero que aún funciona) o el juguete que ya no quiere el niño sea la opción más cómoda, pero desde luego no es la más sostenible. Y resulta menos rentable que venderla en la multitud de páginas online de compraventa de artículos de segunda mano. Porque, ésa es otra, ¿por qué comprarlo todo nuevo, más caro, si el mismo producto usado pero en buenas condiciones va a hacer el mismo servicio? Y además de ahorrar, ayudas a alargar su vida útil. A los ya clásicos eBay (www.ebay.es), Segundamano (que ahora es www.vibbo.com) o Milanuncios (www.milanuncios.com) se suman éxitos como el de Wallapop (http://es.wallapop.com, para operar a través del móvil). También puedes prestar objetos (la app LendMeApp permite el préstamo dentro de una red de contactos). O incluso regalarlos en No Lo Tiro, te lo regalo (http://nolotiro.org/es); o en Toys2help (www.toys2help.com/), para juguetes.
Kilómetro 0
Consumir alimentos que se producen cerca de casa ayuda a los agricultores locales y evita el transporte. Movimientos como Slowfood (https://slowfood.es) apuestan por esta manera de consumir. Y proliferan plataformas digitales que ponen en contacto a los vecinos con los productores y artesanos próximos a casa. ¿Algunos ejemplos? La colmena que dice sí (https://thefoodassembly.com/es) o www.grupoagrupo.net, que te indica los grupos de consumo ya en marcha en tu territorio. En www.hermeneus.es, el usuario mete su código postal y compra online a los productores próximos.
Energía limpia
Gesternova (www.gesternova.com), impulsada por la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), es una comercializadora que ofrece exclusivamente electricidad renovable; ni centrales nucleares, ni carbón, ni ciclos combinados de gas. Som Energia (www.somenergia.coop/es/) es una cooperativa de consumo de energía verde sin ánimo de lucro con más de 22.000 socios.
Contra la obsolescencia
El término obsolescencia programada predica que los electrodomésticos, los bienes de equipo electrónico, están concebidos para durar un tiempo limitado. Poco que hacer aquí por parte del consumidor, aparte de estirar la vida útil de sus compras todo lo posible. Y estar atentos a productos que rompan con la tendencia, como el Fairphone (www.fairphone.com), que se anuncia como un “teléfono inteligente ético y duradero”, que funcionará durante 10 años.
Ciudadano del mundo
Ser un micromecenas
El Fairphone, una de las 16 soluciones tecnológicas contra el cambio climático premiadas por la iniciativa Momentum for Change de la ONU con motivo de la conferencia de París, fue posible gracias a una exitosa campaña de crowdfunding mediante la que 10.000 personas hicieron un prepago de 325 euros para conseguir uno de sus móviles. La página web de Solvatten (www.solvatten.se), un maletín que purifica el agua utilizando el sol, otro de los galardonados por la ONU, incluye un apartado para donativos que ayuden a seguir distribuyéndolo por el África subsahariana.
En definitiva, cualquier particular puede convertirse en micromecenas de pequeños inventos ingeniosos que luchan contra el cambio climático. Como la Fábrica de Jabón (www.fabricadejabon.es), una máquina creada por la argentina residente en España Analía Blanco que transforma el aceite doméstico usado en jabón. “Un solo litro de aceite usado contamina mil litros de agua”, recuerda Blanco, que inició una campaña de crowdfunding para producir su prototipo y sigue moviéndose para lograr financiación.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!