Contenidos educativos: ¿papel o Internet?
Primero fue en el sector de la música (del vinilo al CD, al MP3…) y en el cine (de las cintas VHS a los DVD…), y desde hace unos años también ha llegado al sector editorial, de forma que el libro de texto en papel convive obligatoriamente con sus ‘homólogos’ digitales y… con el abundante material disponible en la Red. Pero antes de profundizar en los cambios que se están produciendo y los que llegarán, hay que ver primero cuál es la situación actual de los manuales en papel versus los digitales.
El crecimiento de estos últimos ha sido exponencial en poco tiempo y su evolución sigue rápida: a finales de febrero de 2014 ya se contaban 4.700 registros digitales frente a unos 32.000 en papel, según los datos de Anele, Asociación Nacional de Editores de Libros y material de Enseñanza, que agrupa a 33 editoriales que representan cerca del 90% del total de la facturación del sector.
Este desarrollo no sólo es en cantidad, sino también en calidad: de los primeros manuales digitales —en un archivo en formato PDF o similar que tan sólo dejaba pasar las páginas— a los actuales se ha dado un salto. Ahora algunos ya se crean teniendo en cuenta las posibilidades digitales: con enlaces y elementos multimedia. Para Javier Celaya, socio-fundador de Dosdoce.com, un observatorio que analiza las nuevas tecnologías en el sector cultural, es evidente que en general han mejorado, “pero lo importante no es tanto la calidad, al fin y al cabo también habría que revisar la de los productos analógicos en cuestiones como diseño, maquetación, producción o tipo de papel utilizado, sino los contenidos. Y en el soporte digital, como en el analógico, hay cosas excelentes y también irrelevantes”.
NUEVOS ‘ACTORES’ Y MÁS MATERIAL
Uno de los principales cambios que se ha producido es que las editoriales y sus libros de texto comparten ahora escenario con otros ‘actores’ que se apoyan en el uso de las TIC para crear contenidos digitales. Era algo esperado como ya advertía un informe realizado en 2008 por la Unidad de Psicología del Consumidor y Usuario de la Universidad de Santiago de Compostela: “[En la actualidad] se echan en falta contenidos especialmente adaptados al contexto escolar. Y la demanda es palpable como lo demuestra el hecho de que, ante la pasividad de la propia industria editorial, sean varios los agentes que se han lanzado en los últimos años a crear materiales educativos digitales”.
Este informe, ‘El libro de texto ante la incorporación de las TIC a la Enseñanza’, identificaba hace ya seis años a los nuevos agentes que entrarían en el mercado, como profesores, bien de manera individual o agrupada; empresas de software genérico y de hardware, como PDIs, tabletas; organismos públicos… Asimismo advertía del ‘riesgo’ de que los fabricantes de dispositivos (sobre todo, de pizarras digitales y de tablets) “crearan sus propios departamentos de generación de software educativo adaptado a sus equipos”.
CUESTIONES MÁS ‘PRÁCTICAS’
Y aunque el tiempo, los usuarios (docentes, estudiantes, familias…), las empresas implicadas (editoriales, fabricantes…), las administraciones… irán estableciendo el nuevo marco de sus relaciones, quedan todavía una serie de cuestiones de carácter práctico que deben resolverse y que se resumían en el Congreso Nacional de Contenidos Educativos Digitales celebrado en Mérida en octubre. En la única edición que se ha celebrado de este encuentro hasta la fecha se insistía en la importancia de garantizar el acceso a Internet y de que los docentes contasen con dispositivos digitales. De igual modo es fundamental que el profesorado sepa cómo utilizar los contenidos educativos en el aula y los padres, en casa. Y entre los aspectos que deben mejorarse, están los problemas de conectividad, la pluralidad de los recursos y la baja calidad de algunos de ellos.
Via: http://www.educaciontrespuntocero.com