¿Cómo se construye una relación de amistad en la infancia?
La relación de amistad es un largo camino que se inicia en los primeros años de la infancia.
Se ejercita, se juega y se practica en casa con los hermanos. Sí, los hermanos brindan la oportunidad de intercambiar, socializar y practicar lo que luego desarrollarán fuera de casa
En el caso de la amistad, se trata de un aprendizaje con varias aristas. De hecho, estamos hablando de un procedimiento complejo. No se puede ser amigo a la fuerza. Es una relación que se construye.
Y los primeros cimientos los sientan las afinidades. Los chicos comienzan a compartir experiencias y espacios que les permiten encontrar cosas en común.
Pero como no todo es de color rosa, en ese intercambio surgen sentimientos como la competencia, los celos y la rivalidad, aunque también la alegría de compartir, las ganas de estar con los demás y el placer de hacer cosas que le guste al otro o a otros. Sí. Aquí entra en juego otro aspecto de la amistad que consiste en poder aceptar a un amigo de otros amigos. No hay que olvidar que un amigo no es propiedad de nadie.
La amistad se comparte.
Algunos niños no toleran que su mejor amigo tenga otros amigos y estos sentimientos son necesarios de elaborar y trabajar para que no se produzca sufrimiento, enojo o retraimiento.
Poder aceptar que la amistad es un don y un bien que todos podemos disfrutar y compartir nos hace iguales. Aunque luego cada niño tendrá más ganas o no de realizar determinadas actividades con un amigo determinado o con otro.
Hay muchos tipos de amistad relacionados con el momento en el que nos encontramos o vivimos. Así, tenemos a los amigos de las vacaciones, a los del colegio, a los del trabajo, a los del club, a los de la plaza, etc. En definitiva, amigos de la vida.
Dicho todo esto, debemos tener en cuenta lo siguiente:
– Las relaciones de amistad nacen de intercambios a veces ocasionales que luego se repiten y profundizan. En estas relaciones dos o más personas reciben y dan afecto, expresan sus valores, sus emociones y experiencias conjuntas.
– La amistad es un vínculo de ida y vuelta, lo que significa que ambas partes reciben y ofrecen desinteresadamente su tiempo y dedicación hacia el otro.
– Una verdadera amistad consiste en estar cerca y disponible cuando nuestro amigo nos necesita.
– La amistad te permite decirle a tus amigos lo que pensamos de ellos sin ofenderlos. Lo único que buscamos es ayudarlos cuando nos piden su opinión.
– La amistad se apoya en la honestidad y en la sinceridad.
– A la hora de forjar una buena amistad debemos ser cuidadosos con las palabras que pronunciamos y respetuosos con los silencios cuando el otro no quiere hablar.
– La amistad se basa en el afecto por el otro
– La amistad se basa en la confianza en el otro.
– La amistad como lazo social nos ayuda a ser más solidarios, ya que habitualmente nos permite ponernos en el lugar del otro.
– La amistad es como un colchón emocional que permite acercarnos a nuestros amigos si lo necesitan a pesar de no estar cerca de ellos. Este sentimiento eleva la autoestima.
– Tener amigos y saber que contamos con ellos nos hace sentirnos importantes. También sentimos que la otra persona es importante para nosotros.
-Tener amigos ejercita la capacidad de comprender los sucesos que surgen a nuestro alrededor.
Los diferentes tipos de amistad están basados en:
– La confianza mutua
– La comunicación y contención
– La sinceridad sin temor a no ser aceptado
– El respeto
– Y el comportamiento de «ida y vuelta».
La amistad no es un vínculo estable. Puede haber momentos de mayor o menor encuentro y es indispensable ayudar a los niños a tolerar estos altibajos sin sentirse personalmente afectados.
Al no tratarse de un sentimiento estático y neutro, la amistad también está teñida de actitudes que no siempre le gustan al amigo y que en casa «los hermanos suelen perdonar o tolerar».
Cuando esto sucede es importante hablarlo abiertamente para poder aclarar lo que a uno le gusta y no le gusta del otro.
Además, la amistad también es una especie de hermandad elegida. Dicho de otra manera, los lazos de amor se construyen en base a una historia compartida y decidida por ambas partes sin que interfiera el factor genético. Es decir, sin la «obligación» de quererse. Por esta razón, es necesario cuidarla y alimentarla.
Y si se produce un distanciamiento debido a alguna situación de conflicto es necesario hablarlo. No hay que dejar de lado lo que se siente, sino que hay que expresarlo sin el temor a ser rechazado.
Contar con el apoyo de un amigo que te escucha y entiende es muy importante en la vida de las personas, por lo que sentir que no es necesario hacer o decir lo que el otro quiere escuchar por temor a perderlo resulta fundamental.
Es muy gratificante que los niños aprendan desde muy pequeños a encontrarse con los demás, a descubrir intereses comunes y a compartir valores que les une a pesar de las diferencias.
Como padres y como adultos debemos favorecer y propiciar los vínculos entre los niños desde que son muy pequeños. Sin duda alguna, vale la pena trabajar en ello.
Lic. Alejandra Libenson
Psicóloga y psicopedagoga
Especialista en educación, crianza e infancia
Autora del libro Criando hijos, creando personas