La crianza no es una tarea sencilla. Un recorrido en el que se incluye un terreno aún más difícil si cabe en nuestros días: la educación. Un gran reto en el que el arte y el humor quizás debieran estar presentes, o al menos intentar darles cabida, siempre. Y es que, los niños desde pequeños son como esponjas, lo absorben todo con mucha facilidad y cualquier cosa que recae sobre ellos les deja fácilmente una huella, por tanto, qué mejor que esas huellas sean positivas, alegres o repletas de anécdotas de humor. Porque esas son las que, en el fondo, recordamos todos.

Sin embargo, una reciente iinvestigación asegura que educar a través del humor, limita y reduce la capacidad de atención de los estudiantes, e incluso, y según los resultados del muestreo en el informe, los estudiantes a los que expusieron en los exámenes a ejemplos cómicos, obtuvieron peores resultados que los que fueron expuestos a los ejemplos estándar.

La investigación, llevada a cabo por expertos de la Universidad de Long Beach en Estados Unidos, se realizó precisamente para examinar el impacto del humor, integrado en las medidas directas de la capacidad de los estudiantes para retener y transferir información de las lecciones educativas.

La conclusión del estudio, llama cuanto menos la atención, pues al contrario de lo que casi siempre se piensa, tanto el rendimiento como la atención y la concentración de los estudiantes a la hora de realizar pruebas y exámenes en los que se emplearon en los dos experimentos ejemplos humorísticos, disminuyeron y, por tanto, los resultados fueron peores.

Cuando la creatividad y el humor van de la mano en la educación

No obstante, cuando se unen el arte, con el humor y la educación, en el caso de la artista Nagore Valera, los resultados son bien distintos. Se define como madre de Alonso, además de ilustradora. Su principal ocupación consiste en educar a su hijo a través del arte y, sin que falte el humor. En su blog nos cuenta algunas de las técnicas que utiliza para criar y educar a su hijo. Y una de ellas es la que ha denominado Cuentacuentoscomestible.

Según Nagore, esto es una buena manera de hacer partícipes a los niños, por ejemplo, para realizar algunas de las tareas de la casa. “El niño lee el cuento, buscamos los ingredientes de las recetas y las dibujamos. Unas recetas fáciles de hacer como la compota de manzana terminan siendo un plato en el cual ellos han leído un libro, las han dibujado y, aparte, se las han comido”, nos comenta Nagore.

Esto es lo que ella misma denomina «Disfrutar de un momento de calidad con nuestros hijos y aunar la comida con la lectura dos de las grandes pasiones que podemos tener en esta la vida». «Cuando le educas de una manera creativa, sus recursos en el fondo son más creativos, así el día de mañana quizás pueda ser capaz de otorgarle otros enfoques a las cosas», comenta Nagore. «Con historias que invento, por ejemplo, en el que mi hijo y yo somos dos gatitos, consigo sacarle más información sobre su día en el colegio o la relación que tiene con sus compañeros», añade. Para Nagore, el humor y la creatividad son piezas fundamentales en la crianza.

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