El regreso a las aulas estará condicionado por numerosas normas y medidas de índole sanitario que los estudiantes tendrán que memorizar para evitar la propagación del coronavirus. Pero, ¿están preparados emocionalmente para la vuelta al cole? La psicóloga Rocío Rivero ofrece una serie de consejos para ayudarles a gestionar sus emociones.

La importancia de atender las necesidades emocionales de los estudiantes en esta vuelta al cole se hace indispensable. Los niños y niñas tienen la experiencia del regreso a las aulas de los años anteriores y después de haber estado tanto tiempo encerrados, sin ver a sus amigos y amigas del colegio (en muchos casos desde marzo) creen que va a ser como antes.

Es en este momento cuando vamos a ver cómo ha afectado el confinamiento a los más pequeños, por lo que se hace indispensable atender y cuidar sus emociones.

¿De qué forma se puede ayudar a los niños emocionalmente para esta vuelta al cole?

Estas son algunas de las pautas que se pueden seguir:

  • Explicar la situación y lo que se van a encontrar. Es decir, cómo va a ser esta nueva vuelta al cole. Para ello, no hay que mentirles y si hay algún dato que se desconozca, decirles que no lo sabemos, que aún no nos lo han explicado y que las cosas pueden ir cambiando. Es importante que como adultos se acepte dicha situación y se deje atrás la queja, ya que de ese modo nos centramos en las soluciones.
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  • Adaptarse al momento. Cuando no se puede cambiar una situación, solo queda cambiar el modo en que se afronta. Hay que ser flexibles porque las cosas van a ir cambiando. Por ello, hay que tener en cuenta que la falta de flexibilidad puede generar tanto en los niños como en los adultos, ansiedad y miedo.
  • Permitir que los niños tomen decisiones. Es el único modo de aprender a decidir y observar que las decisiones tienen consecuencias, a veces positivas y otras veces negativas. De este modo, les estamos otorgando cierto control sobre sus cosas y les estamos enseñando por qué hay que cumplir las normas establecidas para prevenir la propagación del virus en el aula, por ejemplo.
  • Expresar las emociones a través de la palabra. Las palabras ayudan a manejar los sentimientos y a recuperarse de las decepciones, los enfados o las tristezas (generadas en estos últimos meses por la situación).
  • Debatir los problemas. Hay que ayudarles a discutir los problemas ocasionados por la situación actual sean grandes o pequeños. Una buena técnica para esto es la lluvia de ideas. Con ella se trabajan las soluciones que se pueden llevar a cabo y otras muchas que hay que descartar. De este modo aprenderán que no se puede controlar todo, que solo se puede hacer lo que está en sus manos, pero que hay otras muchas cosas que dependen de otras personas o de otros factores. Pero aún así pueden ocuparse en lugar de preocuparse.
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  • Ayudarles a desarrollar la empatía. La capacidad de comprender a los demás y ponerse en el lugar de otros es fundamental para el desarrollo de las personas. Para ello se puede hacer uso de la escritura con los más mayores y los dibujos con los pequeños. Hay que animarles a crear una historia que ellos mismos tendrán que terminar, de manera que ninguno de los personajes se quede triste por el coronavirus, por ejemplo.
  • Darles responsabilidades. De este modo se sentirán útiles y necesarios y se animarán a aportar ideas y a ser más activos.
  • Las pequeñas cosas cuentan. Hay que valorar junto a los pequeños las cosas buenas que suceden en el día a día, para que no todo gire en torno a la nueva realidad. Se puede escribir cada noche y para ello se les puede pedir que escriban lo que más le ha gustado del día. Pueden ser varias cosas, pero mínimo una por día.
  • Fomentar la lectura. Se les puede leer y también animarles a que lean. La lectura fortalece la introspección, la independencia, la sociabilidad, la iniciativa, el sentido del humor y la creatividad, que son los grandes pilares de la resiliencia, esencial para esta nueva etapa. 

En definitiva, lo más importante es aceptar la realidad, adaptarse a ella y ser flexibles, ocuparse en lugar de preocuparse y no dejar de entrenar y trabajar la resiliencia tanto en los más pequeños como en los adultos.

Fuente: Educacion 3-0

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