José Antonio Marina dedica su último libro, «Los miedos y el aprendizaje de la valentía», a padres y profesores.

LosMiedosQue el filósofo José Antonio Marina reconozca que «todos tenemos miedos» puede resultar tranquilizador. Aunque haya un matiz que las personas, según este investigador, deberíamos tener claro. «Hay miedos que nos protegen y miedos que nos destruyen. Estos últimos son nuestros enemigos y como tal hay que declararles la guerra». Esta batalla de Marina está especialmente dirigida a los niños, porque sus miedos, asegura, «pueden llegar a entorpecer su desarrollo».

 

Sobre cómo enseñarles a afrontarlos y vencerlos versa su último libro, «Los miedos y el aprendizaje de la valentía», toda una pedagogía del coraje.

—Dice usted que hay miedos que nos protegen, y miedos que nos destruyen. ¿Por qué a veces consigue dominarnos el miedo?

—Porque es muy astuto, es muy sutil, nos engaña con mucha facilidad. Engaña porque nos presenta como solución justo aquello que hay que evitar, que es la huida. Y con muy buenas razones. Por ejemplo: una persona a la que le da miedo ir a una fiesta, en vez de decir «me da miedo la fiesta», lo que piensa es «si va a ser muy aburrida, para qué voy a ir, además no tengo que ponerme, y encima que bien, porque dan una pelicula en la tele». Acaba no yendo, y su decisión le tranquiliza momentáneamente. Pero la soledad es un antídoto falso contra el miedo social. Falso porque en realidad lo está alimentando. Al miedo hay que tenerle verdadero odio. Hay que declararle la guerra.

maxresdefault—Este libro está dedicado a los miedos infantiles y adolescentes. ¿Qué tenemos que ver los padres en los miedos de nuestros hijos?

—Mucho. Los padres deben intentar no transmitir sus miedos al niño, porque los miedos se copian. Otras veces los niños aprenden los miedos porque se los contamos. Les damos demasiadas advertencias del tipo: «No hagas esto que es muy peligroso», lo que hace que los pequeños vayan teniendo la idea de que viven en un mundo hostil lleno de peligros, donde lo mejor es no salir mucho al exterior. Es decir, si usted quiere un hijo miedoso y vulnerable, protéjale, resuelva sus problemas, dele ejemplos de cobardía… En las familias se aprende el modo de enfrentarse a los problemas, que es un componente muy importante de la valentía. La valentía en realidad significa: «Me molestan los problemas como todo el mundo, pero procuro enfrentarme a ellos». En cambio las conductas de evitación favorecen el miedo. Y muchos niños aprenden las conductas de evitación en sus familias.

—Por contra, ¿qué podemos hacer los padres para criar hijos valientes?

—Lo importante es que el niño no aprenda miedos exagerados o peligrosos para él. Eso se puede conseguir demostrándole que vive en un ambiente seguro, que no todo el mundo es malo, que el mundo es previsible (mediante unos ritmos estables de vida…). También no provocándole experiencias de miedo injustificado, ni asustándolo. Y por supuesto, premiando todas las conductas donde el niño demuestre algo de valentía.

—¿Cómo actuamos, en cambio, cuando detectamos un miedo en nuestro hijo?

—Lo primero es no quitarle importancia. Da igual que sea miedo o que viene lloroso porque no le han invitado al cumpleaños de su amiguito. No son cosas de niños. Para el niño en ese momento es muy importante porque está ocupando toda su conciencia. Es muy conveniente que las primeras palabras que aprenda el pequeño (a los dos o tres años) sean palabras que tengan que ver con los sentimientos, tanto de tristeza como de alegría. En el momento en que puede hablar de ellos, verbalizarlos, comunicarlos… también conseguirá tranquilizarse. Hay que tener en cuenta que el niño se asusta cuando no sabe qué le pasa. Si, definitivamente debemos hablarles y conviene mucho que ellos hablen también de sus miedos. Los padres tienen que tener paciencia para escucharles cuando hablan de esto o de cualquier sentimiento que les perturba. Es importante también que sean conscientes de que cuando tienen la primera noticia de los miedos de su hijo, no es el momento de dar consejos, sino de acogerlo y confortarlo. Cuando esté calmado, podremos hablar de ello. Convendría entonces preguntarle qué solución se le ocurre a él. Los niños tienen ideas estupendas. Además, esta es la forma de enseñarle a afrontar los problemas.

—La timidez y las dificultades en las interacciones sociales de los niños aparecen en su última obra como el problema más frecuente e importante de los menores. ¿Cuáles son los procedimientos para luchar contra esto?

—Los procedimientos para luchar contra la timidez pasan por no sobreproteger al niño, porque eso favorece las conductas de evitación y las premia. También por no colaborar con su miedo, permitiéndole que viva en permanente retirada. Y por intentar corregir las explicaciones que se da acerca de su miedo. Sería conveniente ayudarle a mejorar sus habilidades sociales, favoreciendo las ocasiones de exposición al «peligro» (invitando amigos a casa, animándole a que inicie interacciones, etc). También ponerle pequeñas tareas en las que pueda triunfar y elogiar sus éxitos… Es importante combatir la timidez porque esta priva al niño de uno de los grandes antídotos del miedo, que es la amistad y una buena interacción con sus iguales.

El miedo al colegio

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—En «Los miedos y el aprendizaje de la valentía» usted cita el miedo a ir a la escuela de determinados niños como otro gran problema en aumento. ¿De dónde nacen y cuál debería ser aquí el papel del docente?

-De que son niños que anticipan consecuencias desfavorables: los compañeros se van a reir, les van a regañar, no van a saber contestar, voy a ser más torpe que los demás… Por alguna razón, estos chicos detectan algún elemento amenazador donde otros no lo ven. Las dificultades de aprendizaje causan muchas preocupaciones. Algunos niños llegan a hacer novillos porque les da miedo no aprender. Estos miedos se podrían achacar a una mala acción del docente. Lo más importante es que estos no caigan en esa tentación de utilizar el miedo, porque es muy fácil hacerlo. Los docentes tenemos que estar alerta porque con frecuencia los niños salen de la escuela sabiendo con certeza para qué no sirven, pero sin tener una idea clara de sus fortalezas. Y eso puede provocar un sentimiento crónico de no poder enfrentarse a los problemas. Con mucha frecuencia se utiliza el miedo como herramienta pedagógica pero la escuela tiene que ser un ámbito alegre y un ámbito de confianza. Esto no se nos debe olvidar nunca.

«El mayor miedo de los adultos es a la evaluación de la mirada ajena»

Marina apunta «al miedo a la evaluación o a la mirada ajena, al que estará pensando el otro de ti, a defraudar», como el problema que más afecta a los adultos. Eso, indica este investigador, «es lo que hace que muchas personas no se atrevan siquiera a ir a comer en público, o a pedir un aumento de sueldo, o a reclamar el dinero que hace tiempo le prestamos a un amigo. Esto en algunas personas llega hasta extremos inconcebibles. Les da vergüenza protestar en una tienda, aunque les hayan cobrado de más. No son miedos patológicos pero son miedos que dificultan mucho la vida».

Estamos tan obsesionados por crear la burbuja del bienestar adulto que se nos ha olvidado la importancia de sembrar la autoestima en nuestros niños.

Es muy importante que nuestros pequeños crezcan en un mundo de adultos equilibrados, pues será lo mejor que les podamos transmitir. Sin embargo, si nos paramos a pensar sobre esto, no nos costará mucho darnos cuenta de que hacemos que nuestras carencias sean visibles.

Supereroelia_41931055_Subscription_Monthly_L-478x270_0Así es que los niños, como los animales, perciben nuestros miedos e inseguridades y las hacen suyas con gran facilidad. Ante este panorama, lo cierto es que debemos de esforzarnos porque esto ocurra en menor medida. Pero, ¿cómo podemos hacerlo?

En primer lugar teniendo en cuenta que somos su mejor ejemplo a seguir, por lo que debemos fomentar nuestro autocuidado. En segundo lugar con nuestra forma de actuar y de tratarles, así como en los valores que les inculcamos, es decir, en cómo los educamos.

No queremos niños que tengan que ser perfectos porque no queremos cultivar la soberbia; queremos niños que se quieran y confíen en sí mismos y en su potencial. A continuación os damos 12 claves que no fallarán:

1-Es importantísimo tenerlos en cuenta y dedicarles nuestro tiempo de manera exclusiva.

Debemos considerar lo que el niño nos solicita y nos reclama. Además, si estamos paseando con ellos no deberíamos de ir mirando nuestro teléfono móvil, pues el niño nos dedicará miradas y momentos que nos perderemos.

2-Corrige sus errores pero desde el cariño.

Sin gritos y con paciencia, el niño es una esponja que absorberá lo bueno y lo malo. Hazle entender que aprendéis juntos y que el intercambio es mutuo.

autoestima-infantil-como-promover-autoestima-en-tus-ninos3-Fomenta su autonomía dándoles responsabilidades.

Déjales tomar pequeñas decisiones en cuanto a sus relaciones o hábitos diarios. Por ejemplo, pueden cocinar contigo o preparase ellos su almuerzo, ayudarte a secar y recoger los platos, poner la mesa, elegir la ropa que se quieren poner…

4-No les compares.

Ni con sus hermanos ni con sus amigos. No compares a un niño con nadie, y tampoco lo hagas con adulto. Nadie es mejor ni peor que nadie, todos somos diferentes.
5-No le etiquetes como “torpe”, “malo”, “tonto”.

Esto no ayuda para nada a crecer con un autoestima saludable. Cuando el niño haga algo mal hay muchas maneras de decírselo: no está bien que pegues a tus hermanos, no tienes que romper los juguetes o tenemos que trabajar bien las mates.

6-Tampoco lo hagas como “listo” “bueno” o “inteligente”.

El niño no comprenderá en qué se fundamenta que te refieras a él de esa forma. En su caso, puedes decirle: qué bien has hecho las tareas, qué bien has recogido o me encanta verte pintar. Es decir, juzga sus comportamientos pero no a los niños.

7-Establece unos límites claros y sé consistente con ellos.

Es decir, si no recoges tus juguetes no iremos al parque; el niño querrá negociar esto pero no valen medias tintas, si le has puesto una condición razonable tienes que hacerla valer, pues de lo contrario no se lo tomará en serio. Firmeza.

8-Valora el esfuerzo, no los resultados.

No te centres en si ha sacado un sobresaliente o un aprobado, lo importante es que el niño haya sido constante y se haya esforzado, refuerza esto.

9-No exageres tus halagos y sé concreto.

Esto es, dile lo que ha hecho bien y porqué te ha gustado para que el niño sepa lo que te agrada. Has recogido muy bien tus coches de juguete y los peluches es sustancialmente diferente a Eres muy ordenado.

Es importante que comentes con otras personas ante el niño sus logros y su esfuerzo, pues le hará sentir útil e importante.

10-Valida sus emociones.

Si el niño llora es probable que se haya hecho daño, dale la importancia que tiene. Evita decirle: ¡No pasa nada! Sí que pasa, algo le hace sentir mal y es importante que le demos la relevancia pertinente.

11-No le sobreprotejas, fomentarás la inseguridad y la dependencia.

No hagas guardia y los vigiles a cada rato, pues generarás niños burbuja. Los niños no se rompen y necesitan una dinámica que les genere oportunidades para desarrollarse de forma constante, no para estancarse.

12-Reserva momentos para cada uno de los niños que tengas alrededor.

Intenta buscar un espacio individual para cada uno, pues el hecho de ser importantes y protagonistas durante unos minutos o unas horas es muy reforzante para ellos. Haciéndolo les muestras que para ti es clave dedicaros el uno al otro de vez en cuando, importándote cómo se siente y buscando generar novedosos intercambios.

 

http://lamenteesmaravillosa.com/12-maneras-de-fomentar-el-autoestima-infantil/

La práctica del yoga en los más pequeños puede prevenir y disminuir el estrés.

La práctica del yoga en los más pequeños puede prevenir y disminuir el estrés infantil y la ansiedad, al tiempo que contribuye a detectar determinados problemas de comportamiento y prevenir futuros problemas de conducta tanto en el contexto escolar como en el familiar, según ha mostrado la alumna extremeña del Máster Universitario en Prevención e Intervención Psicológica en Problemas de Conducta en la Escuela de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), Celia Vera.

El estudio ha sido realizado mediante la puesta en marcha de diversos talleres en el que han participado 75 alumnos de 5 años de diferentes colegios con el objetivo de conocer los beneficios que esta disciplina puede aportar a la hora de prevenir el estrés en los más pequeños. «Existe una relación positiva entre la prevención y la mejora de las conductas inadecuadas del alumnado en las aulas con técnicas de relajación y concentración derivadas de la práctica del yoga», ha señalado la investigadora.

Además, durante la investigación ha encontrado numerosas conductas que producen estrés en algunos de los participantes con problemas en el contexto familiar, las cuales mejoran a través de la intervención con alumnado, familias y profesorado. De esta manera, el estudio concluye que más del 60 por ciento de los motivos que generan estrés en los más pequeños está relacionado con los seres queridos (fundamentalmente padres o abuelos), o bien por el temor a su pérdida o bien por motivos de salud, mientras que en segundo lugar estarían los estresores interpersonales relacionados con la soledad.

«El yoga ayuda a los menores a aumentar su concentración, disminuir su ansiedad y su agresividad, reforzar su autoestima y ayudarles a afrontar los conflictos de una forma relajada y reflexionada», ha apostillado la experta. Y es que, se calcula que actualmente un 2 por ciento de los menores tienen dificultades de comportamiento por lo que son necesarias herramientas como ésta para poder minimizar los problemas

y ayudarles a controlar su estrés de una manera regulada.

ESTRES EN EL AULA

En cuanto a los elementos que generan ansiedad o estrés en el aula, el proyecto ha recopilado cómo continuos tonos de voz muy elevados, quejas y un ambiente de trabajo poco participativo y tranquilo generan más interferencias en el alumno. Así, ha señalado que con la práctica del yoga en la escuela el número de conflictos disminuye paulatinamente porque los niños aprenden a interiorizar herramientas como el dialogo, la escucha o la concentración para resolver sus conflictos y controlar sus emociones.

Además, van asumiendo responsabilidades ante las normas y las consecuencias derivadas de sus actos, van reconociendo sus emociones como la ira, la preocupación, el miedo o la frustración porque, según ha apostillado la investigadora, «la falta de reconocimiento de dichas emociones también era una causa de estrés».

Al mismo tiempo, a los profesionales de la educación observar el comportamiento de los niños mientras hacen yoga les permite detectar posibles problemas de comportamiento e intervenir tanto en el contexto escolar como en el familiar.

Foto: Ap http://www.larazon.es/el-yoga-puede-prevenir-el-estres-infantil-y-evitar-futuros-problemas-de-conducta-by9199663#.Ttt1DNKakeIW40r

Hoy te traemos una estupenda tabla para que te sea más fácil aprender los tiempos verbales en inglés.

Aquí te dejamos la primera de una serie de 4 que iremos publicando sucesivamente. Esperamos que te sea muy útil!

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http://languagelearningbase.com/1222/great-tables-to-understand-english-tenses

La organización esta ligada al éxito, por eso es que durante toda nuestra vida nos han dicho “debes ser organizado.”

Ya sea en el hogar, la escuela o la vida diaria, la organización se nos ha inculcado desde que nacemos. Por otro lado, el desorden ha sido tomado como un síntoma de fracaso. ¿Qué sucede en realidad? ¿Existen personas que hayan desarrollado la creatividad a partir del desorden?

Estudios realizados por la Universidad de Minnesota nos proporcionan respuesta a esta interrogante.

mujer hincada pintando un cuadro en el suelo

Se ha creado una especie de “leyenda urbana” en torno a que las personas que tienen un escritorio desordenado han desarrollado un razonamiento más creativo. A partir de esto podemos suponer que dichas personas son creativas de por sí, entonces: ¿por qué tuvieron que sobrevivir lejos de la organización?

Imagina que tienes el siguiente escritorio: la tarea que realizaste semanas atrás ahora se encuentra en una esquina; una revista vieja y arrugada que compraste hace meses se encuentra doblada y latas vacías de refresco junto a los platos con sobras de comida están esparcidos por toda la mesa. Un desastre total.

Sin embargo, es tu desorden y sabes exactamente dónde se encuentra cada cosa. Cuando no puedes organizar las cosas en un lugar determinado es cuando te ves forzado a encontrar formas más creativas para que todo sea cómodo y sencillo. Aunque para algunas personas puede resultar extraño, para ti es más metódico.

escritorio con una computadora lleno de papeles y notas pegadas en la pared

Este sería un ejemplo de pensamiento creativo. ¿Cómo se desarrolla?

La Universidad de Minnesota realizo un estudio que consistía en hacer una serie de experimentos con el comparativo de personas en una habitación ordenada y una desordenada.

Lo que los llevo a obtener esta respuesta: El pensamiento creativo, se trata de pensar fuera de las lineas del razonamiento, es decir, lejos de lo “convencional”. Consideraron que al poner las cosas fuera del lugar al que estamos acostumbrados se generaría la creatividad. Suponemos entonces que al decir “poner”, se referían a dejar la ropa en el suelo, incluso si el armario se encontraba a unos pasos de distancia, dejando de lado la manera convencional de guardar la ropa. El concepto también puede ser aplicado para cuestiones que sean más abstractas.

cuarto con ropa tirada en el suelo

Albert Einstein, consideraba que: “Si un escritorio desordenado es signo de una mente desordenada, entonces, ¿que podemos pensar de un escritorio que esta vació?

Obviamente el escritorio de Einstein, era como una novia despechada que tenia la misión de destruir su área de trabajo (misión que fue un gran éxito). Sin embargo no se puede negar la creatividad de este gran genio.

Einstein no estaba solo en estos asuntos de los escritorios desordenados. Mark Twain, también contaba con uno, quizá más desordenado que el de Einstein, y aún así era una de las mentes más creativas y originales de su generación.

Si estos dos personajes no captan tu atención, te dejo como ejemplo a Steve Jobs. No es extraño que el fuera el inventor de las iBooks si escritorio era un completo desastre, supongo que esto fue lo que más le ayudo a que fuera tan brillante.

escritorio con libros abiertos regados por toda la mesa

Entonces, ¿que significa esto realmente?, ¿qué al tener basura en el escritorio, o que las habitaciones tengan un caos con ropa tirada y sobras de comida tendrás la creatividad de un momento a otro?, esto no precisamente quiere decir que después de una noche en la que desordenaste todo al despertar serás más creativo.La relación entre creatividad y desorden no se dan de manera casual.

Cuando eres “desordenado por naturaleza” debes encontrar un punto de equilibrio entre el desastre y la necesidad de limpiar, ya que al reducir de manera drástica la cantidad de desorden que tengas puede que también reduzcas tu capacidad de pensar de manera original.

Por último la manera mas eficaz de medir la creatividad inducida por el desorden es experimentar por ti mismo. Así que, adelante, prueba moviendo todos tus papeles y artículos importantes, tira un poco de ropa limpia por el cuarto, genera una desastre y ve lo que ocurre después.

persona en el suelo dibujando un cuadro con pinturas a su alrededor VIA: http://www.elciudadano.cl/2015/04/05/156495/la-psicologia-detras-de-las-habitaciones-desordenadas-porque-la-gente-mas-productiva-prospera-en-el-desorden/

Ha llegado la primavera y también, las alergias, los ataques de asma, las urticarias, la astenia y, sobre todo, esa sensación de que pasar el tiempo entre paredes es la mayor pérdida de tiempo si se tienen 13, 14, 15 ó 16 años. Prepárate para los cambios en los adolescentes en primavera.

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¿Cómo ayudarles en este nuevo tramo de su travesía, que además coincide con el último trimestre del curso? En este artículo te contamos cuáles esos cambios en los adolescentes en primavera y te damos las claves para afrontarlos.

Pediatras, nutricionistas, psicólogos y psiquiatras son algunos de los especialistas que más hincapié hacen sobre la influencia que los cambios estacionales tienen sobre los hábitos de nuestros hijos.

Además, muchos profesores aseguran que las aulas de Secundaria son más «movidas» en los meses posteriores a las vacaciones de Semana Santa. Saben ya bastante, tienen hábitos más o menos adquiridos de trabajo personal y conocen bien el desarrollo de cada clase. Sin embargo, el ambiente primaveral altera el comportamiento del grupo y generalmente los alumnos parecen cansados o dormidos.

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Factores que alteran el comportamiento del grupo

– En primer lugar, es conveniente que si vemos a nuestro hijo especialmente apático, cansado o con pocas ganas de comer, le acompañemos al médico de cabecera para asegurarnos que no sufre una astenia primaveral. Es un trastorno que existe de verdad. Y su remedio es tan fácil, como un buen complejo vitamínico.

Modificar ligeramente el horario de las tardes. Con el retraso de la noche solar, se puede introducir una hora de alguna actividad al aire libre, que puede servir para quedar con los amigos, hacer deporte y luego charlar. Baloncesto, pádel, running, pasear, ir en bicicleta… Pero siempre respetando el horario de la cena y las horas de sueño.

Cambiar o variar el lugar de estudio. Quizás en nuestra casa hay algún espacio más luminoso que resulta más agradable estudiar, como una terraza o junto a un ventanal. Si no es posible, podríamos hacer algún pequeño cambio en su lugar de trabajo habitual que le proporcione más sensación de amplitud y luminosidad.

– Les recordaremos sus obligaciones en el estudio, en casa y con las actividades en las que se ha comprometido.

– Si quedan con los amigos al salir de clase, se «cuelgan» del teléfono hora y media, o emplean la tarde en mirar por la ventana mientras garabatean un papel mecánicamente y no les da tiempo a terminar las tareas, no montemos en cólera, dejémosles asumir las consecuencias a ell@s solit@s.

– Si a pesar de todas las horas invertidas en ir de compras y de los consejos dados, nuestra hija nos engaña y se viste en casa de una amiga de una forma que nunca haría en casa, no protagonicemos un drama sólo comparable a Hamlet o Edipo. Saben muy bien lo que hacen, nosotros hemos estado ahí para formarlos.

– La producción de hormonas se ve alterada por el mayor número de horas de exposición a la luz solar. Una buena razón para que nuestro hijo adolescente parezca un poco despistado y más disperso de lo habitual.

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– Podemos darles un poquito de cuerda. Aprovechando que alargan los días y hace mejor tiempo, podemos dejar a nuestros hijos de 13 ó 14 años salir con sus amigos durante una tarde del fin de semana. Siempre hemos de dar oportunidades según el grado de madurez del hij@ para ejercitar su libertad, asumiendo después las consecuencias de sus actos.

Revisemos objetivos del curso, horarios y espacios de estudio con nuestro hijo. Si es posible y cree que le ayudaría a centrarse, intentemos un cambio -por pequeño que sea- que alivie su sensación de pasarse la tarde encerrado, cuando apetece tanto pasear o vaguear con los amigos tumbados en el césped del parque.

Mª Jesús Sancho. Psicóloga. Máster en Matrimonio y Familia

http://www.hacerfamilia.com/adolescentes/noticia-cambios-adolescentes-primavera-20140401181201.html

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Aunque no debemos perderde vista a nuestros hijos, llega una edad en la que también tenemos que dejarles un poco de autonomía para que así vayan adquiriendo responsabilidades.

La aplicación Tarea, puede sernos de gran ayuda.

Se trata de un organizador de sus deberes que contiene un registro diario, calificaciones, pruebas, horarios, asignaturas… Una forma de que tanto niños como padres sepan organizar los deberes escolares y después puedan valorar los resultados y el progreso de los pequeños. De momento, está disponible para Android (también para Google Play).

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La pediatra y bloguera Lucía Galán critica que en este mundo competitivo se prepara a los niños para ser los mejores, pero no para aceptar el fracaso.

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Parece extendida la idea de que llorar es cosa de cobardes. Quizá por eso cada vez que uno derrama sus lágrimas, baja la mirada y trata de esconderlas. Y más si los espectadores son sus hijos. Pero, ¿qué hay de malo en mostrar las emociones? ¿Qué hay de malo en que los niños se den cuenta de que los mayores en ocasiones también están tristes? Estas reflexiones las hace la pediatra alicantina Lucía Galán en un post que ha recibido miles y miles de visitas y que circula por esos ya famosos grupos de WhatsApp de madres del cole.

Sus cinco consejos básicos:

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1. Da ejemplo. Los niños son lo que somos, hacen lo que hacemos y sienten de la misma forma que sentimos. 2. Ponte en su lugar. Conecta con tu hijo, no desde el autoritarismo y el «porque yo lo digo», sino desde el «Cariño, sé que no quieres ir al colegio, a mí me ocurría lo mismo cuando tenía tu edad, pero piensa que hoy ya es viernes y cuando salgas tendremos toda la tarde para estar jugando juntos». 3. No le grites. Para su autoestima es nefasto. 4. Cuéntale historias. Háblale de cómo te ha ido el día, haz que desarrolle su imaginación, su creatividad. 5. Dale la oportunidad de elegir. Y de equivocarse también. Es la única manera de aprender.

La bloguera critica que en esta «sociedad excesivamente competitiva» se prepara a los niños para ser los mejores, para lograr la excelencia, con la incoherencia de que número 1 solo hay uno…. «Me importa un pimiento que mi hijo sea el más rápido en cálculo mental. Lo que no consiento es que se venga abajo por ser el segundo, el tercero o incluso porque no haya sido seleccionado entre los 10 primeros», dice con firmeza esta madre de dos niños que tiene ahora el sueño de plasmar sus vivencias del blog en un libro.

—¡Qué difícil tarea esta de educar…!

—Cierto, ¡qué difícil! Pero al mismo tiempo es apasionante ver crecer a nuestros hijos y tener la posibilidad de ir dando forma a su personalidad y temperamento. ¡Es casi mágico ver esa evolución!

—¿Los padres se están volviendo ahora un poco locos con esto de la educación?

-¡Un poco tarumbas nos estamos volviendo, sí! Somos muy exigentes con nosotros mismos, queremos dar lo mejor de nosotros como padres, fruto, en parte, del nivel de exigencia tan alto al que estamos sometidos actualmente en esta sociedad. De vez en cuando hay que poner los pies en el suelo y, como yo digo, parar y contar hasta 10. Casi todo en esta vida puede esperar, así que… tranquilidad, que seremos madres toda la vida. El camino es largo y se trata de disfrutar de él.

—O sea, que hay una preocupación excesiva en ser mejores padres.

—Nos preocupamos mucho, pero creo que eso es positivo. Cultivar nuestra inteligencia emocional nos hace ser mejores personas y, por extensión, mejores padres.

—¿Considera que se forma uno en profundidad para el mercado laboral pero no lo hace para una tarea tan importante como es educar?

—Absolutamente de acuerdo. ¿Quiénes son nuestros maestros de vida? Nuestros padres, hermanos… Aquellos que han estado ahí, en las buenas y en las malas. Copiamos patrones. Somos lo que hemos vivido. En la universidad aprendemos conceptos, pero la verdadera universidad es la vida misma. Las verdaderas lecciones de vida son nuestros fracasos, nuestros desengaños, nuestras pérdidas, nuestras victorias, nuestro sudor y lágrimas. Eso no se olvida.

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—¿Vivimos en una sociedad excesivamente competitiva?

—Demasiado. Qué pena. Pero, ¿cómo cambiarlo? Yo no lo sé…

—¿Cómo hacer para que esto no afecte a los niños?

—Mis hijos son «mi territorio». Ahí estoy yo para mostrarles lo verdaderamente importante de la vida. Esa es mi lucha. Eso sí me quita el sueño, y no que no sea el primero en «mates».

—¿Cómo proporcionar a los hijos las armas adecuadas para el éxito?

—La sociedad actual prepara a los niños para el éxito. Qué fácil es recibir palmaditas en la espalda, qué maravilloso es que te cuelguen medallas. Pero, ojo, éxitos en la vida hay pocos. Y, de hecho, saboreamos esos triunfos gracias a que previamente hemos experimentado la derrota en cuerpo y alma. Creo que el secreto de manejar el éxito es enseñar a nuestros hijos a mantener los pies en el suelo: «Hijo, los pies en el suelo, no olvides tus orígenes y no dejes nunca de mirar al prójimo, quizá necesite tu ayuda».

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—¿Y cómo se les prepara para el fracaso?

—Uffff, qué difícil. Esto es especialmente difícil. Intento decirles a mis hijos que la vida es eso: éxitos y fracasos. Que no hay unos sin otros. Que tenemos (todos) que levantarnos en cada caída y seguir luchando. Que la lucha nos hace fuertes y que, pase lo que pase, al final SIEMPRE sale el sol.

—Mamá también llora, dice en su post. ¿Es bueno que el niño conozca los problemas de sus padres?

—Más que «tus problemas», yo diría «tus emociones». Sí, creo firmemente en ello. No somos máquinas. No somos perfectas. Al menos yo no lo soy. No pasa nada por decirle a tu hijo «Cariño, mamá es de carne y hueso, y cuando está muy triste llora, del mismo modo que si está muy contenta ríe a carcajadas».

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—¿Considera que la sobreprotección es uno de los problemas para la educación de los niños?

—Sí, sin duda. Es difícil no sobreproteger. Queremos hacerlo tan bien que a veces nos pasamos.

—Dice que otra educación es posible… ¿Por cuál apuesta?

—Este tema está muy de moda. En mi artículo de «Mamá también llora» del blog «Lucía, mi pediatra» criticaba duramente una práctica que se hace en algunas escuelas: las olimpiadas de cálculo mental, de ciencias. Se selecciona a uno o dos niños de cada clase (los mejores, por supuesto), cronómetro en mano y frente a un tribunal de profesores y padres, se les bombardea a preguntas. He visto en consulta a niños con verdaderos cuadros de ansiedad por este motivo. Pero, ¿estamos locos o qué? Yo apuesto por una enseñanza en la que los profesores se adapten al nivel de cada niño y no a la inversa de una forma rígida e inflexible.

—¿Y cuál es el mayor error que se puede cometer?

—El mayor error desde mi punto de vista es no educar las emociones. Educar a los niños como el que programa un ordenador: ahora va a ir a esta guardería, va a tener estos amigos, después irá a este otro colegio…

—En términos generales, ¿se es hoy mejor padre que ayer?

—Creo que sí. Estamos más concienciados en cuidar de su salud emocional igual que de su salud física. Del mismo modo que les preparamos con mimo el zumo de naranja recién exprimido, debemos cultivar su inteligencia emocional, su empatía. Solo así podrán ser verdaderamente felices y llevar una vida plena.

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Lucía Palacios.

http://www.abc.es/familia-padres-hijos/20150222/abci-entrevista-lucia-galan-201502221642.html

castigo1La disciplina ha de formar parte de la educación de los hijos y es, además, una tarea en la que se han de ver implicados padres e hijos. Pero, ¿cómo fomentarla? Y, sobre todo, ¿cómo convertirla en un recurso para que los niños aprendan valores como la responsabilidad y el respeto? Las psicólogas Patricia Ramírez y Yolanda Cuevas nos dan algunas claves para lograrlo en el ámbito doméstico en este artículo, incluido en el monográfico “Hábitos y salud infantil“.

“Es la hora”, “recoge los juguetes”, “no te has hecho la cama”, “el baño así no se deja”, “los platos no salen solos del lavavajillas”, “deja las cosas como te las encuentras”, “los zapatos no van al zapatero si tú no los metes”… “Uf, el día menos pensado me cojo la maleta y no vuelvo”.

Si tienes hijos, te resultarán familiares estas frases, y, si no, puede que las hayas escuchado en tu infancia o adolescencia.

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La convivencia entre personas no es fácil y, por ser padres e hijos, no tiene que surgir de forma natural. Una de las responsabilidades que tenéis como padres es la disciplina relacionada con las tareas en casa. Se trata de que entiendan los beneficios de colaborar, sobre todo en la adolescencia, de moldear acciones desde pequeños y de enseñarles que el incumplimiento tiene consecuencias independientemente de la edad. Así que vuestro objetivo es que, desde pequeños, les inculquéis unos hábitos que ayuden a:

1. Favorecer la convivencia entre los miembros de la familia.

2. Educar en los límites con cariño porque ofrecen seguridad a tus hijos y fomentan su autonomía.

3. Tener una mayor organización en vuestro día a día que permitirá una mayor gestión del tiempo y disfrutar de otras actividades.

4. Educar en valores como la responsabilidad, el respeto y el sacrificio, válidos y necesarios dentro y fuera de casa. Son valores que pondrán en práctica cuando vayan al parque a jugar con otros niños o estén en el colegio.

5. Aprender en el seno familiar qué es la empatía y la asertividad, es decir, ponerse en el lugar de la otra persona y comunicar sin dañar, fomentando de este modo la inteligencia emocional.

6. Ofrecerles un modelo de comportamiento, una habilidad para responder de los actos que uno realiza, conociendo que existen unas reglas en la convivencia.

Pasos a seguir para fomentar la disciplina en casa:

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1. Alíate, dialoga con tu pareja antes de proponer una actuación. Recuerda siempre que la unión hace la fuerza. Si no estáis unidos y firmes en el objetivo, vuestro hijo acudirá al más permisivo de los dos hasta que ceda uno.

2. Detecta la conducta más importante que queráis modificar. No es cuestión de recuperar de golpe el tiempo perdido y sobrecargaros de cambios. Es mejor el efecto dominó: unos llevan a otros.

3. Ofrece margen de maniobra. No todo tiene que ser YA. Ten presente siempre que la paciencia tiene que estar contigo. Las cosas no se harán siempre como las haces tú, ni en el tiempo que tú quieres. ¡Están aprendiendo! Recuérdaselo a tu pareja.

4. Piensa y adapta a la edad de tus hijos lo que pretendes que hagan. A cualquier edad pueden llevar la ropa al cesto de la ropa pero no tenderla. Eso sí: fomenta el trabajo en equipo entre hermanos y en la igualdad. ¡Nada de tareas de chicas y de chicos! El pequeño saca la ropa y da las pinzas para que el mayor la tienda. Adapta también las tareas a sus características, iniciándoles en las más llevaderas. Así se favorece la colaboración y ya llegará el momento de aprender las actividades menos agradables. Pon sobre la mesa diferentes tareas como sacar al perro o rellenar su bebedero y comedero, regar las macetas, poner y quitar la mesa, sacar la basura o hacer la cama.  También pueden pactarlas entre hermanos y así educas en la resolución de posibles conflictos.

5. Reconoce y valora los intentos de tus hijos: si se cae una prenda y se ensucia de nuevo, o hay que bajar al vecino, puedes hacerlo con él la primera vez. No te alarmes, es cuestión de que la lavadora vuelva a limpiar. Diles que no pasa nada y que lo importante es intentar las cosas. Así, llegará un día en que lo harán bien. Si de repente entras en cólera y empiezas a reñir y a decir que es preferible que lo hagas tú porque ganas tiempo, tiras por tierra la oportunidad de que aprendan.

6. Tienes que aprender a transmitir las normas. Sé claro para que tu hijo entienda lo que le pides y cómo tiene que hacerlo. Buscar el momento y las palabras adecuadas es tener media “batalla” ganada. Ser asertivo implica hablar sin herir. No se puede implantar una norma en medio de una discusión o como consecuencia del incumplimiento de otra, o interrumpir un juego. Recuerda que hablar con firmeza no es chillar. Asegúrate de que habláis en el mismo idioma: la “habitación recogida” para vosotros tiene un significado, y para los hijos, otro. Hay que ajustar posturas y definir qué supone tener el cuarto recogido, que significa portarse bien, qué es ayudar en casa, qué implica ser responsable.

7. Saber cuándo se pueden razonar, pactar y decidir las normas. Hay normas negociables y normas que no se negocian, y hay que educar en ello desde pequeños. Las negociables dan sensación de control a los hijos, generan un mayor compromiso y fomentan su cumplimiento porque han colaborado en su diseño. No tengas miedo al “conflicto”: es necesario y os permite crecer como familia y como personas. Aprender a negociar es una de las asignaturas en familia que más enriquecen.

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8. Elogiar cada buena actuación de diferentes formas y en el momento con un guiño, un “gracias, hijo”, “gracias a que tú has hecho esto ahora podemos irnos en bici” o “al haber organizado el armario caben estos juguetes”. No olvides que deben tomar conciencia de las ventajas que ha supuesto su colaboración. Elogiar sinceramente, con cariño, llega al corazón y fomenta el autoconcepto porque los  niños ven que son capaces y sienten que sus padres valoran lo que hacen. A través del refuerzo transmites un valor muy importante en la vida: el agradecimiento. Y eso lo copian.

9. Predicar con el ejemplo. Lo que esperes de tus hijos, hazlo tú primero. Implicarse y esforzarse no depende del estado de ánimo. Tú tienes que ser el que inicie, proponga y se implique para que ellos copien lo que vean. No se les puede pedir que ordenen si tú no tienes ordenadas tus cosas.

10. En caso de incumplimiento pregunta antes qué le ocurrió para no cumplir con lo que se pactó y no te adelantes con suposiciones. Para evitar olvidos tras la organización semanal y los acuerdos, es recomendable elaborar un cuadro en el que quede plasmado qué hace cada miembro de la familia.

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11. No castigues en un momento de enfado. Seguramente será desmesurado, te arrepentirás y levantarás el castigo. Ni tampoco le digas que ya verás qué medida tomas y luego dejes de hacerlo.

No ayudan:

· Los sermones, que lo único que motivan es a desconectar.

· Los insultos, que minan la autoestima y los promueven en su grupo de iguales.

· ‘La ley del hielo’, es decir, dejarles de hablar. Fomenta la distancia por falta de comunicación y los sentimientos de culpa.

· Los castigos físicos, que fomentan la agresividad y sentimientos de venganza. Se les educa en un modelo de resolución de problemas basado en la agresividad.

· Las sanciones desmesuradas, que fomentan la rabia y la baja motivación al cambio.

· Perder la calma o transmitir sentimientos de venganza, diciendo, por ejemplo: “te acordarás de ésta…”.

· Ridiculizarlo delante de sus amigos, vecinos y familiares con frases como “hay que hacerle la cama como a los niños pequeños…”.

· Compararlo con conductas positivas de sus hermanos con un ”se te podía pegar algo de tu hermano”.

· Amenazarle, porque se sabe que son pocas las amenazas que se cumplen. No le digas cosas como: “a este paso olvídate de tu regalo de comunión” o “te quedarás sin salir dos meses como sigas así”.

· Los premios materiales, porque no ayudan a interiorizar por qué tienen la responsabilidad de hacerlo y solo lo hacen por conseguir ese juguete, esa propina…

Esperamos que esta lectura os ayude en vuestra labor de padres y, sobre todo, a disfrutar de los hijos y a hacer de ellos unos niños y futuros adultos sanos, también emocionalmente.

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por Patricia Ramírez y Yolanda Cuevas

* Patricia Ramírez Loeffler es Psicóloga del deporte y de la salud, fue Psicóloga deportiva del Real Betis Balompié y del RCD Mallorca y en la actualidad colabora en medios de comunicación como El País Semanal, Cope y Para Todos la 2 de TVE.

* Yolanda Cuevas Ayneto es Psicóloga de la salud y el deporte y Master en psicología clínica y salud. Tiene formación en coaching deportivo y es psicóloga de la Real Sociedad Deportiva Santa Isabel de Zaragoza.

http://www.fundrogertorne.org/salud-infancia-medio-ambiente/divulga/inspira-nuevo/2014/06/03/los-limites-y-la-obediencia-influyen-de-forma-positiva-en-el-bienestar-de-los-hijos/

-¿A quién le mandas mensajes?

-A nadie. Sólo a Avery.

-Avery… ¿Avery? ¿Eso es nombre de chica o de chico?

-¿Eso importa?

-No, no importa… ¡A no ser que sea chico!

(Gru: mi villano favorito 2)

Las relaciones familiares durante la transición de los hijos hacia la adolescencia son hoy en día un tópico en la investigación, puesto que es considerada como una etapa de vaivenes emocionales, de respuestas impredecibles, de idas y venidas y cómo no, de un deterioro en el sistema familiar, el cual debe estar en transformación para acomodar las interacciones entre padres e hijos.

La adolescencia es comúnmente entendida como un periodo en el que los conflictos dentro de la familia aumentan en frecuencia e intensidad, puesto que nuestros niños y niñas (ya no tan dulces e inocentes) son más críticos con las normas, comienzan a dar sus puntos de vista y demandan una mayor independencia e intimidad en sus relaciones. Estos comportamientos, pueden causar confusión en los padres, ya que no pueden otorgarles una libertad adulta, pero las pautas y normas que siempre habían funcionado ya no son eficaces.

– Está bien, entonces dime ¿Exactamente cuándo podré salir con niños?

– Cuando muera…más 3 días, solo para estar seguro. (Ice Age 4)

Por su parte, la industria del cine de animación 3D, que ha dejado atrás la narrativa infantil e insustancial, ha ido tomando peso en la sociedad audiovisual actual, presentándonos distintos modelos familiares. Desde unos padres inexpertos y primerizos (Sherk 3; Shrek 4) a un padre adoptivo y soltero (Gru:Mi villano favorito), pasando por familias “normales” de corte tradicional (Los IncreíblesBrave) y padres viudos encargados de criar a sus hijos  (Buscando a NemoHotel Transilvania).

El cine de animación actual no ha pasado por alto esta etapa normativa del desarrollo y desde algunas de sus películas, se nos muestran a padres y madres gestionando diversas situaciones con sus hijos e hijas adolescentes, aportando a los profesionales una herramienta útil con la que poder visualizar diferentes escenas familiares, pautas comportamentales y resolución de conflictos.

El cine de animación nos brinda muchos casos de padres sobreprotectores (Fuente: Google Images)

El cine de animación nos brinda muchos casos de padres sobreprotectores

Algunos ejemplos de adolescentes en el cine de animación

En Brave se nos muestra a Mérida, una adolescente rebelde que ansía una libertad y autonomía, la cual no le es concedida. La creciente falta de comunicación con sus padres culmina en una huída en busca de esa independencia tan deseada.

En Los Increíbles conocemos a Violet, una adolescente tímida, insegura y con complejos, aquejada de que sus padres “no la entienden” ni son tan normales como quieren aparentar ser.

Padres sobreprotectores ¿cómo identificarlos?

Durante el proceso de crecimiento y desarrollo en los hijos, es frecuente encontrar a padres y madres que se responsabilizan sobre todo lo que pueda ocurrir, que constantemente están pendientes de cada movimiento, que avisan y se anticipan a cada uno de los peligros existentes y acompañan a sus hijos a todas partes… Exacto, estamos hablando de padres sobreprotectores.

El cine de animación se ha hecho eco de este modelo de parentalidad en películas como Hotel Transilvania y Buscando a Nemo, en las cuales ambos protagonistas son viudos y se vuelcan por completo en sus hijos, olvidándose de sí mismos y anticipando consecuencias negativas a cada ambición o intención de éstos.

– No puedes controlar mi vida.

– Sólo quiero protegerte, eso es lo que hace un padre.

– Pues, desearía que no fueras mi padre. (Ice age 4)

Características

Los padres y madres sobreprotectores suelen pensar que demuestran cariño hacia sus hijos cuando les facilitan las tareas, evitando que las realicen e incluso hagan esfuerzos por intentarlo. Se anticipan a sus deseos, pretendiendo controlarlo todo, sintiéndose culpables si algo falla y atribuyéndose todas las responsabilidades. Estas pautas se basan en el uso del miedo como mecanismo de protección anticipando las más desastrosas consecuencias, contestan por ellos y justifican o tapan sus errores; además no permiten que otros adultos los corrijan e intentan evitar salidas de sus hijos con otros compañeros de su edad… Es decir, impiden que se enfrenten a situaciones nuevas.

En este sentido, destacamos la siguiente escena de la película Buscando a Nemo, en la cual podemos observar algunas de las conductas descritas anteriormente.

– Recuerda que no nadas bien.

– Yo sé nadar muy bien. ¿Vale?

-No, no vale. No deberías nadar por aquí…tenía yo razón ya empezarás el colegio el año que viene o el siguiente.

-No papá, solo porque a ti te de miedo el mar…

-¡No! No estás preparado y no volverás hasta que lo estés… ¡Crees que puedes hacer de todo pero no puedes Nemo! 

Influencia en los hijos e hijas

Los comportamientos descritos anteriormente suelen tener un efecto a largo plazo en los aprendizajes de los hijos e hijas, enfatizando la inseguridad y el miedo, la dificultad para enfrentarse a situaciones nuevas, la disminución de la capacidad de esfuerzo y una actitud exigente con los demás a la hora de conseguir fines propios. Como consecuencia, no se da un aprendizaje normal en cuanto al desenvolvimiento en situaciones habituales y cotidianas.

Durante la transición a la adolescencia, suele producirse una demanda de autonomía y mayor libertad en la capacidad de decisión, además de actitudes desafiantes hacia las normas y límites impuestos hasta el momento. Los adolescentes van tomando conciencia de que sus compañeros suelen ser capaces de resolver situaciones nuevas con relativa seguridad y solvencia, a la vez que ellos van sintiendo más temor y rechazo. Como resultado, los hijos pueden activar una lucha de poder entre ellos y los padres.

En el vídeo anterior, podíamos ver a Nemo retando a su padre a favor de su apertura a la experiencia y oposición a los límites, también se nos muestra este comportamiento en la película Brave.

-Nunca miras por mí, este asunto del matrimonio es lo que quieres tu… ¿te has parado a pensar en qué es lo que quiero yo? ¡No! Te dedicas a decirme lo que tengo que hacer, lo que no tengo que hacer y a intentar que sea como tú ¡bueno!…Pues no voy a ser como tú.  

Soluciones propuestas desde el cine de animación

-¡Le prometí que no le ocurriría nada!

-¿A quién se le ocurre eso? No puedes impedir que le pasen cosas.

(Dory en Buscando a Nemo)

Y es que, una vez planteados los conflictos, éstos deben ser solucionados.

Educar sin sobreproteger es posible y además necesario. Conforme los niños y las niñas  van creciendo, los padres y madres deben readaptar las pautas y normas establecidas, partiendo del afecto y la comunicación… La familia es un sistema dinámico y transformador en constante movimiento, de ahí radica la importancia de acomodarse ante los cambios  que comienzan a experimentar los adolescentes.

Un ejemplo de reajuste en normas y privilegios dentro del cine de animación aparece en la película Hotel Transilvania, en la cual Drácula, un padre muy sobreprotector con su hija, decide al fin que ella misma debe comenzar a llevar las riendas de su vida y tomar sus propias decisiones.

Otro gran ejemplo se lo debemos a la película de animación Kung Fu Panda

– Mi viejo amigo, el panda jamás realizará su destino ni tú el tuyo hasta que abandones la ilusión de control.

– ¿La ilusión?

– Sí. Mira este árbol Shifu, no puedo hacer que florezca cuando yo quiera, ni hacer que dé fruto antes de tiempo.

– Pero hay cosas que podemos controlar. Puedo controlar cuando caerá la fruta. Y puedo controlar dónde plantar la semilla. Eso no es una ilusión, maestro.

– Es cierto. Pero no importa lo que hagas, esa semilla se convertirá en un melocotonero. Podrás desear un manzano o un naranjo, pero vas a tener un melocotón. 

Hacia una adolescencia en calma

  • Los padres deben alentar a sus hijos a enfrentarse a situaciones; de este modo  contarán con un mayor número de herramientas para convertirse en adolescentes seguros y con iniciativa.
  • Los padres no pueden renunciar al propio proyecto de vida para dedicarlo por completo a los hijos. Si buscamos ser modelos seguros y coherentes, debemos pensar en nuestro propio bienestar como personas individuales.
  • El adolescente debe percibir una cierta sensación de libertad y autonomía progresiva. Un exceso de control o rigidez extrema puede ser tan contraproducente como estilos de educación laxos y sin límites.
  • Es necesario establecer un reajuste en las exigencias, monitorización de actividades y responsabilidades para con nuestros hijos, enfatizando relaciones familiares cercanas, afectuosas, comunicativas y de confianza.
  • Debemos respetar las decisiones de los niños y fomentar prácticas parentales encaminadas al desarrollo de la toma de decisiones. Diversos estudios avalan que los padres que promuevan la autonomía tienen hijos con mejor desarrollo cognitivo y con un ajuste social y de competencias más adaptado al entorno.

Como hemos podido observar, el cine de animación puede ser una herramienta útil para los profesionales, siendo susceptible de ser enfocada tanto en niños como en adultos.

¿Quién dijo que ver películas era una pérdida de tiempo?

Para saber más…

  • Un artículo: La madre que se negó a resolverle a su hija los deberes del cole.
  • Un cuento: La princesa Floripitín (“una fábula para recordarnos que los niños deben aprender por sí mismos y que la sobreprotección y la falta de desafíos los empobrecen”)
  • Una película:Hotel Transilvania.
  • Una cita: “Cuanto más mimes a tu hijo, en la vida será más canijo” (Marge Simpson)

by Alba Sotelino Couñago ·

http://www.psicomemorias.com/educando-nemo-sobreproteccion-cine-animacion/