Alcohol, drogas, juego… las adicciones de los adolescentes. Eran las cuatro de la madrugada del pasado 7 de diciembre. Una patrulla de la policía local de Vigo encontraba a una joven de 15 años inconsciente, con signos evidentes de haber bebido. Tras avisar a los padres, la adolescente fue ingresada en un hospital. Policía y sanitarios repiten cada fin de semana y festivos la misma rutina; observan cómo muchos jóvenes beben sin control e intervienen cuando sufren intoxicaciones etílicas. Luego llega la llamada a los padres, unos progenitores que, en la mayoría de los casos, no dan crédito a lo que hacen sus vástagos. Porque todos piensan que son los hijos de los otros los que caminan dando traspiés, botella en mano, armando escándalo cuando cae la tarde.

Esos padres desconocen que el 60% de los menores ha consumido alcohol en el último año y que con 14 años la mayoría ha probado al menos su sabor. Así lo atestigua la Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España (Edades)  realizada por la Delegación del Gobierno del Plan Nacional sobre Drogas. La ley prohíbe su compra a los menores, pero ellos se las ingenian para hacerse con destilados de baja calidad. Algunos recurren a amigos o hermanos mayores para conseguir las bebidas, otros los hacen ellos mismos sin mucha dificultad.

Hace unos meses la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) realizó un estudio y llegó a la conclusión de que el 57% de los menores consigue que le vendan bebidas alcohólicas sin tener que mostrar ninguna documentación. Según el mismo estudio, en los bazares conocidos como chinos y otros pequeños establecimientos se hace la vista gorda con mucha facilidad, a pesar de que se enfrentan a sanciones por estas ventas.

Alcohol, drogas, juego… las adicciones de los adolescentes

Para poner freno a la situación, el anterior Gobierno del Partido Popular puso en marcha la Ley de Alcohol y Menores de Edad, la denominada ley antibotellón, cuyas bases fueron aprobadas el pasado mes de abril en la Comisión mixta Congreso-Senado para el Estudio del Problema de las Drogas. En el borrador se incluían, entre otras medidas, multas a los padres de los menores encontrados ebrios. Pero con el cambio de gobierno, el trámite de la ley está paralizado y depende de la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, que se agilice su trámite.

José Antonio Jiménez es médico jefe de guardia del Samur (el servicio de asistencia de urgencias del Ayuntamiento de Madrid) y cuenta que en su turno «es común acudir a la llamada de niños de 11 y 12 años que se encuentran mal porque se han emborrachado. De todas las intoxicaciones que se ven en jóvenes, las de menores de edad pueden alcanzar un 20%. De ellos, un 40% necesita hospitalización y en un 10% requieren una UVI porque presentan complicaciones graves como el coma etílico. El alcohol provoca daños orgánicos en muchos casos -no olvidemos que el hígado en esas edades no está bien desarrollado-. Lógicamente, cuanto antes se inician en el consumo, más fácil es que este se convierta en un problema crónico».

Hace 24 años que el doctor Jiménez entró a formar parte del Samur y en este tiempo ha observado varios cambios en la forma de consumo; el primero, que se ha disparado la ingesta en la calle. El segundo, la incorporación de las chicas: «Ahora no está mal visto que las niñas se emborrachen para desinhibirse, una actitud que provocaba rechazo hace años. Ellas por lo general son más precoces, también en el consumo de alcohol, y las intoxicaciones son más graves porque el organismo femenino tiene menos tolerancia a esta sustancia».

Según los últimos datos, que corrobora el jefe médico del Samur, una forma de consumo copiada de los países del norte de Europa, el binge drinking (atracón de alcohol) continúa extendiéndose entre los menores españoles. «Esto se produce por un fallo en la supervisión familiar. Hay que educar a jóvenes y mayores en el consumo responsable, hablar de ello en las escuelas y fomentar actividades lúdicas, como el deporte, que alejen a los más pequeños de los botellones. Y las autoridades deben ser mucho más duras al penalizar el consumo en las calles», concluye el doctor José Antonio Jiménez.

Otro dato preocupante revelado por la encuesta Estudes sobre consumo de drogas entre los alumnos de secundaria es el que se refiere a cómo se ha disparado el número de menores que fuman: nada menos que uno de cada cuatro, a pesar de que muchos han nacido ya tras la entrada en vigor de la ley antitabaco . Según el último Eurobarómetro publicado sobre este tema, uno de cada cuatro europeos fumadores adquirió ese hábito entre los 15 y los 17 años, sobre todo en los países del sur del continente.

Según los responsables del estudio, esas alarmantes cifras se deben al bajo precio del tabaco, la falta de campañas de educación y el aumento del consumo de cannabis (porque conlleva mezclarlo con tabaco). Y es que también se está produciendo un repunte en el consumo de porros:el 14,3% de los menores de 18 años los han fumado en el último año, cifra que duplica al porcentaje de consumidores mayores de 45, que no llega ni al 8%.

Samuel (nombre ficticio para preservar su intimidad) llegó a un instituto público de Alicante con 12 años y enseguida se integró en el grupo de los alumnos más conflictivos de la clase. Durante las vacaciones de Navidad el hermano de uno de ellos compró tres botellas de vodka que se bebieron en poco más de una hora. La borrachera fue monumental y a partir de ahí los padres de Samuel comenzaron a vigilar lo que hacía su hijo. Pero dos años después bajaron la guardia y el chaval aprendió a disimular. No había cumplido los 15 cuando probó el primer porro y con él llegaron el absentismo escolar, la rebeldía en casa, la apatía… Hoy está ingresado en un centro de desintoxicación intentando rehabilitarse de sus adicciones. La terapeuta que lo trata, y que también prefiere mantener su anonimato, cuenta que se le parte el alma cuando ve «a la madre culpándose de no haber parado ese vicio a tiempo».

Detrás del caso de Samuel, como ocurre con tantos otros de menores consumidores, está la percepción del cannabis como una sustancia de moda desprovista de peligro, algo completamente equivocado. Un estudio realizado por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) afirma que el abuso de su consumo puede producir alteraciones del sistema nervioso comparables a la psicosis y la esquizofrenia; esto afecta especialmente a los más jóvenes.

Por su parte, la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción ( FAD) demostró que esta droga fomenta comportamientos violentos, causa pérdida de memoria, afecta negativamente al desarrollo educativo y favorece el fracaso escolar. Por último, en muchos casos supone la puerta de entrada para otras drogas, como la cocaína o el éxtasis.

Ana Montero, psicóloga clínica y directora del Centro Los Mesejo, donde tratan a jóvenes de entre 12 y 25 años con problemas de adicción, hace un retrato robot de estos chavales: «El perfil medio se corresponde con un varón de 16 años que acude por problemas relacionados con el consumo de cannabis y que, además, tiene poca conciencia del problema que sufre. Es la familia la que solicita nuestra intervención en muchas ocasiones». Estos pacientes requieren «una atención especial, porque se encuentran en la transición de la infancia a la madurez, en el proceso de descubrir y definir su identidad».

La pregunta que subyace es qué lleva a estos chavales a consumir drogas. Ana Montero asegura que se trata de una mezcla de factores: «La presión del entorno y la búsqueda de una satisfacción inmediata pueden contribuir a que los adolescentes abusen de determinadas sustancias».

Y esos mismos motivos, señalan los expertos, pueden derivar, si no se pone freno, en otras conductas potencialmente adictivas, como el abuso de las nuevas tecnologías.

Lo sabe bien Graciela, madre de dos chicos de 12 y 14 años. Hace meses que desaparecen en su habitación y pasan horas jugando al Fortnite, el videojuego de moda. Esta madre, como tantas otras, se pregunta cuándo debería empezar a preocuparse, en qué momento debe prohibirles que se acerquen a su ordenador o racionar las horas frente a la pantalla.

El 21% de los jóvenes utiliza internet de forma compulsiva

La respuesta es difícil, pero los expertos consideran que debería estar alerta, ya que el 21% de los jóvenes usa Internet de forma compulsiva, según la mencionada encuesta Estudes, y muchos de ellos se enganchan a la nueva plaga que arrasa entre los menores, la adicción al juego online: un 6,4% de jóvenes entre 12 y 16 años jugaron dinero a través de internet, y entre el 0,2% y el 12 % de los adolescentes cumplen «criterios de juego problemático», según este estudio. Porque, como explica la psicóloga Ana Montero, «ha cambiado el perfil de los jugadores, ahora son más jóvenes, con mayor nivel de estudios, y hay más mujeres».

Para combatir el problema, todos los expertos coinciden en que solo queda una vía, la de la prevención. Beatriz Martín Padura, directora general de la FAD, destaca que «para sensibilizar a los jóvenes hay que utilizar las vías por las que ellos se comunican, sobre todo las redes sociales, ya no valen las tradicionales. Por eso acabamos de poner en marcha el proyecto The Real Young, para dar voz a los adolescentes de tú a tú y en los entornos donde se mueven, que son fundamentalmente digitales».

En la misma línea, el recién aprobado Plan de acción sobre adicciones 2018-2020 presta especial atención a los menores de edad y pone de relieve «el importante factor de riesgo que supone la baja percepción del peligro por parte de los adolescentes frente al consumo de drogas, especialmente el alcohol y el cannabis, y manifiesta la necesidad de incrementar los esfuerzos por llegar a esta población a través de mensajes y canales creíbles y de gran calado».

Y mientras tanto, ¿qué pueden hacer los padres de los chavales que tienen la tentación a la vuelta de la esquina? Azucena Martí, delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, considera que «las familias son el pilar básico para la prevención de conductas de riesgo y es cierto que muchas se encuentran ante encrucijadas y mensajes contradictorios en la crianza y educación de sus hijos. Es necesario el apoyo de toda la sociedad para cumplir con ese cometido preventivo y contribuir al desarrollo de competencias familiares, herramientas para hacer frente a esas encrucijadas».

En lo que la mayoría de expertos coinciden es en que los menores no deben recibir mensajes contradictorios (un discurso sobre lo malo que es el alcohol pronunciado con una copa en la mano) y en que hay que ofrecerles modelos de ocio alternativos.

Fuente: El Mundo

Cristina tiene 12 años. A diario piensa en el día de Reyes. Aunque con suerte, y la ayuda de su padre, igual sucede en una tarde de este verano. Cristina no tiene móvil y no lo tendrá hasta Reyes porque su madre así lo ha decidido. Solo tres compañeros más de su clase están en la misma situación. ¿Cómo lo resiste? ¿Acabará siendo la última?

La última de la clase en tener móvil

“Mis amigas tienen el móvil de mi madre y así nos comunicamos”, dice. Ni móvil ni redes sociales. Por supuesto, ni pensar en Instagram. Primero de secundaria y Cristina va y vuelve del cole sin necesidad de estar pegada a una pantalla. Ella se muestra resignada y comprensiva, quizás porque sabe que la fecha se acerca. Quizás también porque no quiere dejar mal a su progenitora ante la prensa.

“Entiendo un poco a mi madre, ella me dice que para todo hay que esperar un poco, que si cojo un teléfono me engancharé y que no miraré el mundo. La verdad es que no me siento apartada, pensaba que iba a ser peor”. Su padre es su mejor aliado y quien presiona en casa para que el aparato se entregue en verano. “Él sufre más cuando voy fuera y no puedo llamarlos”. La madre de Cristina es lo que se podría denominar madre resistente. “No creo que a esta edad les beneficie, y no están preparados para todo lo que puede hacer un móvil hoy en día. Yo le ofrecí un móvil, no un smartphone, solo para llamadas, pero no lo quiso. Además, no me considero del todo radical porque tiene Ipad en casa con el que se puede comunicar con las amigas si es necesario”, explica Pilar.

El mejor momento

En España uno de cada cuatro niños de 10 años tiene móvil, según una reciente encuesta del Instituto Nacional de Estadística. A la edad de Cristina, ya lo tienen el 75% de los chavales. John Hoffman es el principal responsable del Mobile World Congress, el congreso de telefonía móvil más importante del mundo. Pero, además, es padre de cuatro hijos de entre 26 y 12 años. Los mayores recibieron su primer móvil con 12 años; sin embargo, el pequeño contó con el aparato a los siete. “Depende del niño y de los padres. No es necesario que sea el primero de la clase, pero ser el último es realmente duro porque tienes mucha presión del entorno”, opina.

¿Cuándo es el mejor momento? Berta Saliner es psicóloga infantil y también madre. Como madre, opta por los 20 años. Y sonríe. Como experta explica: “Entre los 12 y los 14 años, junto con el inicio de la pubertad o adolescencia, se dan una serie de cambios neurofisiológicos que permitirán al niño ser capaz de iniciarse en la comprensión de las funciones de esa tecnología”.

“También es, en ese momento, cuando se despierta la necesidad psicológica más álgida de identificación y pertenencia de su grupo de iguales o de referencia… el cual se concentra y fomenta en gran parte hoy en día a través del móvil (chat, redes sociales, compartir fotos…)”, afirma. Su buen uso, añade Saliner, dependerá de la madurez del niño y de la enseñanza de las funciones de la tecnología, además de las limitaciones que impongan los padres.

SOBRE ESTE PROYECTO

Este reportaje es la séptima entrega de Crecer Conectados, una serie de artículos que explora la vida de niños y adolescentes en un mundo digital. Los códigos han cambiado, los chavales aprenden, juegan y se relacionan a través de redes y pantallas, rodeados de algoritmos y big data, nativos en entornos en los que sus mayores se mueven con desconcierto. Crecer Conectados reflexiona sobre los retos a los que se enfrentan y las posibilidades que se abren para estas generaciones. ¿Qué hacen, dónde están y cómo usan los menores la tecnología? Tienen entre 3 y 18 años: ellos serán nuestros guías.

https://elpais.com/sociedad/2019/05/11/actualidad/1557574247_036276.html

Cuando la situación con respecto a las consecuencias para el menor se complica y no se puede gestionar desde la familia, expertas de la FAD recomiendan acudir a un especialista.

Las cifras de consumo de alcohol entre los adolescentes son muy elevadas. El 70,5 % de los estudiantes de entre 14 y 18 años han tomado alguna vez alcohol durante los últimos 12 meses del año 2022, según el último estudio al respecto del Ministerio de Sanidad, que también señala que beben más las féminas que los varones menores de 18 años. Concretamente, un 73,3 % frente a un 67,8 %. En cuanto a la media de edad en que los adolescentes comienzan a tomar alcohol, se sitúa en los 15 años y las tiendas del barrio es donde más adquieren la bebida.

Cualquier cifra de consumo del alcohol en jóvenes menores de 18 años debería ser preocupante, “porque a esa edad se están desarrollando y beber puede tener consecuencias a largo plazo, como las dificultades para aprender y recordar. También puede afectar a su rendimiento académico, así como a sus relaciones sociales y familiares. Se pueden mostrar más agresivos tras las borracheras y perder oportunidades propias de su edad, como asistir a cursos o actividades de ocio, porque no han descansado de noche y se encuentran mal por la mañana, explica Celia Prat, jefa del Equipo de Formación de la Fundación FAD Juventud.MÁS INFORMACIÓNLos adolescentes que beben alcohol tienen menos amigos

Existe mucha permisividad con el consumo de alcohol en la sociedad y trasladamos ese modelo a nuestros hijos. “Les hemos enseñado el patrón de asociar el ocio y la diversión con beber alcohol. Lo ideal, sería ayudar a los jóvenes a desarrollar un pensamiento autónomo y crítico para que puedan contemplar y asumir otras opciones para divertirse que no impliquen beber, a pesar de que a su alrededor sea el modelo social frecuente. Desde casa, se pueden favorecer alternativas relacionadas con el deporte u otro tipo de actividades que les saquen del foco del consumo de alcohol como forma de divertirse y socializar”, añade Celia Prat.

Cómo prevenir el consumo de alcohol en los jóvenes

Las bases para un ocio sano de nuestros hijos cuando son jóvenes se asientan desde la cuna. ”Se trata de un trabajo a largo plazo para fomentar en ellos una autoestima sana, poniendo normas y límites adecuados, con una buena comunicación en casa y dando un ejemplo adecuado como adultos con respecto al consumo de alcohol. Conviene conocer a los chicos y para ello hay que propiciar un espacio de escucha, diálogo y afecto para que tengan confianza a la hora de comentar con sus padres su día a día y lo que les preocupa”, comenta Rocío Paños, responsable de Actuaciones con familias de FAD.

Cómo actuar si mi hijo menor de 18 años llega ebrio a casa

Cuando un joven llega a casa bebido por primera vez, es fundamental que los padres actúen frente a la situación de manera adecuada para sentar un precedente de cara a que su hijo no repita la experiencia. Es aconsejable “no abordar el tema en el momento en que llega ebrio, porque no se va a enterar y va a generar un conflicto. Una vez que se comprueba que está bien y no hay que ir a urgencias, conviene dejar que duerma y hablar del tema al día siguiente con calma y evitando los juicios. Se pueden hacer preguntas abiertas, como, ¿qué ha pasado? ¿Por qué decidiste beber? ¿Cómo te sientes al respecto? También, se pueden comentar las consecuencias de beber, como sentirse mal físicamente y buscar juntos alternativas consensuadas al consumo de alcohol para futuras ocasiones, así como compartir con ellos nuestra experiencia al respecto cuando éramos jóvenes”, añade Rocío Paños.

Señales que indican que un joven consume alcohol

Si conocemos a nuestros hijos, sabremos detectar los indicios que advierten que consumen alcohol con menos de 18 años, como:

  • Disminuye su rendimiento escolar.
  • Se aísla durante más tiempo en su habitación.
  • Cambio el grupo de amigos habitual.
  • Se muestra desmotivado con actividades que antes le gustaban.

Cuando la situación con respecto a las consecuencias para el adolescente del consumo de alcohol se complica y no se puede gestionar desde la familia, se puede contactar con profesionales especializados, como con el servicio de información y orientación de la fundación FAD, en el teléfono anónimo y gratuito 900161515.

¿Por qué mi hijo bebe alcohol?

A los jóvenes les suele llamar la atención consumir alcohol porque lo consideran algo “divertido y transgresor. Es una forma de rebeldía propia de la edad que va contra las normas y rompe lo establecido por los padres. Pero si, anteriormente, se les ha hablado de las consecuencias negativas que tiene beber, hay más posibilidades de que no lo hagan. Conviene tener en cuenta que los adolescentes pueden consumir alcohol por cuestiones como sentirse integrados en el grupo, porque tienen una baja autoestima o necesitan sentirse reconocidos por los demás y no sentirse excluidos. Son aspectos que hay trabajar desde la familia a través del fomento de la adquisición de un sistema de valores sólido, para que no beban alcohol, simplemente, porque no es lo correcto y no me sienta bien; sin buscar más allá. Estamos convirtiendo a los jóvenes en débiles, porque no se quieren mostrar vulnerables y conviene transmitirles que el más valiente es el que se atreve a decir no”, concluye Ana López, pedagoga y especialista en neuropsicología educativa.

Fuente: El País.

El consumo excesivo de alcohol acelera el riesgo de producir múltiples enfermedades entre ellas el Covid-19, ya que genera en el paciente una inmunodepresión por lo que la persona está más expuesta a enfermarse de una forma más grave por coronavirus.

En los eventos sociales también se registra un riesgo considerable de contagio masivo de Covid porque las personas entran en un estado de relajamiento y olvidan tomar los recaudos sanitarios establecidos a modo de prevención de la enfermedad.

Una persona que ingesta con frecuencia mucho alcohol automáticamente daña su hígado, el alcohol produce una toxicidad en este órgano que va matando algunas células especializadas que se denominan hepatocitos.

El doctor Hernán Martínez, director general de Desarrollo de Servicios y Redes de Salud, explicó los riesgos que produce el alcohol en nuestro organismo.

“El hígado es un gran laboratorio bioquímico del organismo, ahí se metabolizan los medicamentos que uno ingiere, todo lo que nosotros consumimos el hígado lo transforma, ya sea en energía, en aminoácidos, etc.”.

El alcohol destruye las células llamadas hepatocitos, entonces el hígado paulatinamente va entrando en lo que se llama insuficiencia hepática o cirrosis que después acarrean un sinfín de problemas como una acumulación de líquidos en el paciente. Esto produce várices en el esófago y eso a la larga puede producir lo que se llama hemorragia digestiva y puede producir que el paciente muera desangrado”, refirió el profesional.

“El alcohol produce una disminución de la inmunidad, ya que al verse afectado un órgano el sistema inmune entonces trata de paliar esta situación”, explicó.

A un paciente con problemas de alcoholismo se le considera un paciente inmunodeprimido, es decir, es una persona mucho más propensa en adquirir cualquier tipo de enfermedad entre ellas el Covid”, aseveró el profesional.

RIESGO DE CONTAGIO

Por otra parte, señaló que cuando una persona está en una ronda de tragos es más propensa a infectarse por Covid. “El efecto del alcohol en el cerebro es inhibidor lo que farmacológicamente esta sustancia le hace al cerebro; en ese momento es donde uno comienza a relajarse y a descuidar los protocolos sanitarios”.

Se produce un relajamiento porque ya hay una desinhibición, las personas cuando están bebiendo en un grupo social se sacan los tapabocas, no respetan el distanciamiento físico y comparten los mismos vasos, se recomienda que una persona use sus propios utensilios a la hora de asistir a alguna reunión social, ya que el virus puede quedar en la superficie del vaso, de la botella y ahí se empezará a desencadenar un contagio masivo”, manifestó Martínez.

“No es que no se pueda tomar alcohol en la pandemia, la cuestión está en la moderación y no olvidar los recaudos sanitarios, ya que el alcohol de por sí debilita nuestro sistema inmune y sobre todo a una persona que toma muy a menudo”, enfatizó.

“El protocolo sanitario estipula que el alcohol debe ser consumido de manera moderada, cuando se empieza el relajamiento es donde se acelera una transmisión masiva y el comercio nuevamente se verá afectado. Depende de nosotros que esto siga en orden, del cuidado individual para que no se vuelva al retroceso de fases y el de los comercios”, afirmó.



No es que no se pueda tomar alcohol, la cuestión está en la moderación y tomar los recaudos sanitarios necesarios. Hernán Martínez, director de Servicios y Redes de Salud.

Fuente: UltimaHora



Hoy es el Día Internacional sin alcohol, y por ello te traemos nuestra infografía sobre la Prevención del inicio temprano de consumo de alcohol en menores. Puedes descargártela en el siguiente enlace:

DESCÁRGATE AQUÍ LA INFOGRAFÍA SOBRE EL INICIO TEMPRANO DE CONSUMO DE ALCOHOL

El 15 de noviembre se celebra el Día Mundial sin Alcohol, una efeméride promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con la finalidad de concienciar a la población mundial acerca de los daños físicos y psicológicos que ocasiona el consumo de este tipo de sustancias en nuestro organismo. Es de vital importancia fomentar la responsabilidad en el consumo de alcohol, especialmente en los jóvenes.

Al respecto, la OMS implementó el Sistema Mundial de Información sobre el Alcohol y la Salud, con el objetivo de manejar datos referidos a la intensidad y las características del consumo de bebidas alcohólicas, sus consecuencias sanitarias y sociales, así como la implementación de las políticas pertinentes.

¿Por qué se celebra el Día Mundial Sin Alcohol?

En el siglo XX el alcoholismo fue declarado como enfermedad, siendo la principal causa de las 3 millones y media de muertes cada año, debido a los accidentes de tráfico que ocasionan, así como los traumatismos y discapacidades que afectan a unas 50 millones de personas.

El consumo excesivo de alcohol ocasiona los siguientes riesgos y consecuencias para la salud, generando más de 200 enfermedades y trastornos físicos y mentales:

  • Dificultades de memoria.
  • Enfermedades cardíacas y del hígado.
  • Cáncer de mama, boca, garganta, colon, hígado, laringe y recto.
  • Daño en las mucosas del aparato digestivo.
  • Aumento de la tensión arterial.
  • Accidentes cerebrovasculares.
  • Violencia, irritabilidad.
  • Dificultades de erección en los hombres.
  • Sensación de hormigueo en brazos y piernas.
  • Daños al feto durante el embarazo. Síndrome de Alcoholismo Fetal (SAF).

El alcohol: una práctica social permitida

El consumo de alcohol desde una edad temprana es una práctica social permitida e incluso exigida en ciertos círculos, propiciando que cada persona beba en promedio 8,4 litros de alcohol puro al año, lo que equivale a 2,2 litros por encima del promedio mundial.

Los factores que inciden en el hábito del consumo de alcohol son diversos: depresión, baja autoestima, necesidad de autonomía, evasión de la realidad, aceptación, presión social, entre otras causas.

Alcohólicos Anónimos: una solución a la adicción

Alcohólicos Anónimos (AA) es una comunidad internacional sin fines de lucro, de ayuda para tratar la adicción al alcoholismo, creada en el año 1935 en Ohio, Estados Unidos. No está afiliada a religiones, partidos políticos u otros organismos.

Está conformada por 2,1 millones de miembros a nivel mundial que forman parte de unos 120.000 grupos, presentes en más de 180 países alrededor del mundo. Se comparten experiencias acerca de la adicción al alcohol, aplicando 36 principios contenidos en 12 pasos y 12 tradiciones.

Los «Doce Pasos» son el núcleo central del Programa de Alcohólicos Anónimos para la recuperación de la adicción al alcoholismo, basados en las experiencias de los primeros miembros del programa. Describen actitudes y actividades que son importantes para alcanzar la sobriedad.

Estrategias para reducir el consumo de alcohol

En el año 2005 la Organización Mundial de la Salud aprobó una resolución, mediante la cual exhorta a los Estados Miembros a tomar medidas para reducir el consumo nocivo de alcohol, comprometiéndose a fortalecer su capacidad de respuesta ante los problemas de salud pública generados por el alcoholismo.

Algunas recomendaciones a aplicar son las siguientes:

  • Regular la venta y comercialización de bebidas alcohólicas.
  • Restringir la venta de bebidas alcohólicas a menores de edad.
  • Promulgar leyes y normas acerca de la conducción de vehículos en estado de ebriedad.
  • Aplicar mecanismos tributarios y de fijación de precios para disminuir la demanda de bebidas alcohólicas.
  • Incrementar las campañas educativas y de concienciación acerca de los riesgos y consecuencias del consumo de alcohol.
  • Brindar alternativas a la población para el acceso a tratamientos asequibles para el tratamiento del alcoholismo.
  • Proporcionar tratamiento accesible y asequible a las personas que padecen trastornos por abuso del alcohol.

El consumo de alcohol en la adolescencia provoca cambios cognitivos y cerebrales que en algunos casos persisten hasta la edad adulta, sugiere un estudio. El estudio ha sido realizado por la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad Francisco de Vitoria, la Universidad de Oviedo y la Universidad de Málaga. En concreto, el trabajo, publicado en la revista Addiction Biology, muestra que el consumo de drogas aumenta la ansiedad y el comportamiento compulsivo, lo que se refleja en algunas pruebas con roedores expuestos al alcohol tras 5 semanas de consumo.

Además, a nivel cerebral, la expresión del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), el receptor de glucocorticoides (GR) y el factor liberador de corticotropina (CRF), ambos actores clave en la respuesta al estrés, está alterada e involucrada en regiones del cerebro. involucrados en la respuesta al estrés, la regulación emocional y la cognición. El estudio se realizó en ratones jóvenes y tuvo como objetivo analizar el cerebro y los cambios de comportamiento causados ​​​​por el consumo crónico de etanol (o etanol) durante este período en comparación con su etapa adulta.

De esta manera, se pueden detectar cambios de comportamiento y cerebrales para ver si los efectos inmediatos tienen efectos a largo plazo. El trabajo comenzó con un protocolo de 5 semanas de consumo voluntario de alcohol en sus jaulas, mientras que el grupo control se exponía a beber agua.



Con el tiempo, el nivel
 de alcohol aumentó gradualmente del 3% al 15% durante la última semana. Después de este período, ambos grupos se sometieron a un período de abstinencia de 24 horas seguido de una prueba de craving en la que a cada grupo se le proporcionaron dos bebedores: uno con 15% de alcohol y otro con agua.

Luego, los ratones
 se dividieron en dos grupos, uno se sometió a una serie de pruebas cognitivas y emocionales en la adolescencia tardía y el otro permaneció abstinente hasta la edad adulta, cuando se administraron las mismas pruebas. Estas pruebas incluyen, entre otras, pruebas que analizan la memoria a corto plazo, las respuestas de ansiedad, el comportamiento obsesivo-compulsivo o la memoria de trabajo.

De manera similar,
 una prueba de craving (correspondiente a 24 horas) en un grupo de ratones adultos que permanecieron abstinentes hasta esta edad mostró un alto consumo de alcohol. De esta manera, las pruebas mostraron que la memoria de trabajo también cambió, especialmente en los adolescentes. «En los adolescentes, el alcohol tuvo un efecto negativo en la tarea de reconocer la ubicación de los objetos, lo que sugiere cambios en los niveles cognitivos», comentaron los investigadores. Idioma  Espanol English French Italian Romanian Catalan Portuguese Tagalog Dutch 

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¿Sabías que por ser ciudadanos de España y otros Estados miembros, tenemos derecho a que nos envíen un mapa impreso (o varios) de la Unión Europea? Pues nosotros te lo contamos en el siguiente artículo.

Tanto la solicitud como el envío del mapa en A1 y en A4 son totalmente gratuitos para quienes lo pidan, y según cuenta Juan Ignacio, está actualizado a este año y solamente tarda unos días en llegar. Veamos cómo se solicita por Internet.

Puedes descargar el mapa en PDF o pedir que que te llegue a casa impreso, lo que tú prefieras.

Cómo solicitar tu mapa

Para conseguir el mapa, debemos ir a ESTE ENLACE de la Oficina de Publicaciones. Una vez en él, tenemos en primer lugar la opción de descargar el mapa, pulsando en ‘Descarga y lenguas’ o en ‘Download’. Se nos ofrece descargar el mapa en PDF en los idiomas oficiales. Ocupa 3,7 MB y es vectorial, por lo que podemos ampliarlo tanto como queramos, para imprimir o para trabajar con él en enseñanza, por ejemplo.

Si lo que queremos es que nos envíen el mapa, tendremos que ir a esa misma web, bajar un poco y en la pestaña de ‘Datos de la publicación’ elegir el idioma del mapa tanto si optamos por tamaño A1 como si optamos por el A4. En ese sentido, hay que saber que ahora mismo no está disponible el idioma español, pero es probable que repongan pronto, porque hasta hace pocos días sí quedaban unidades.

Tras haber seleccionado el idioma indicado, tendremos que pulsar en el botón azul ‘Pedir un ejemplar’. Ello añadirá el pedido al carrito, que podemos ver en la parte superior de la web. Después, la web nos indicará el precio del mapa, que en este caso es cero. Podemos pedir un mapa de cada idioma, hasta 20 mapas, pero no pedir más de uno por idioma. Cuando hagamos click en ‘continuar la compra’ se nos pedirá continuar sin iniciar sesión o iniciando sesión como clientes habituales.

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A partir de ahí solo hay que rellenar la información personal y de envío que se nos pide, y esperar un poco más de una semana para recibir este mapa. Nuestro compañero Antonio los pidió y le encantaron, destacando su tamaño y calidad. También regalan un cómic que no hemos pedido, pero tiene muy buena pinta.

Cuentan con temporizadores para organizar los tiempos de estudio y trabajo siguiendo las bases de esta técnica: bloques de 25 minutos de intensidad con breves descansos.

Su nombre proviene del temporizador de cocina con forma de tomate y el objetivo de este método es gestionar mejor el tiempo. Para ello, propone fraccionar los momentos de estudio en bloques de 25 minutos de intensa actividad (cada bloque es un pomodoro), que deberán alternarse con pequeños descansos de 5 minutos. Cada cuatro bloques de estudio o ‘pomodoros’ debe aumentar el descanso, de unos 20 a 30 minutos. 

Aplicando este sistema se consigue no solo una mayor conciencia del tiempo dedicado a cada tarea, sino más control para evitar distracciones, mejorar la planificación y la motivación y reducir el agotamiento. Para practicarlo a la hora de hacer frente a los exámenes o tareas, es posible recurrir a aplicaciones basadas en la técnica Pomodoro.

Focus To-Do

Focus to do técnica pomodoro

Combina un temporizador basado en la técnica Pomodoro con la gestión de tareas para obtener los mejores resultados de rendimiento. En su lista de tareas se van añadiendo las cosas que se tienen que hacer y se establece el conteo de tiempo. A partir de aquí, la persona dispondrá de 25 minutos para realizar la actividad y una vez que suene la alarma podrá descansar cinco minutos para, después, seguir con otra obligación de la lista. Disponible para iOS y Android.https://bcebf882dcde6f968bb58086709d7ad1.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html

Pomodoro: Focus Timer

Pomodoro Focus Timer

Esta app de iOS combina un temporizador personalizable basado en el método de estudio con ruidos ‘blancos’ que tratan de mejorar la concentración. Estos cuentan con gran variedad de temas pensados para relajarse, como el sonido de un río, de la lluvia o de grillos cantando. Tiene una opción de voz que aporta un ‘feedback’ al usuario una vez termina los intervalos de trabajo y descanso. 

Pomodoro Timer 

Pomodoro Timer

Con un sonido igual al de un reloj de cocina, permite usar de manera simultánea otras aplicaciones a la hora de trabajar o estudiar. El usuario personaliza sus tiempos de concentración y descanso a partir de su temporizador de acuerdo a las actividades que se propone realizar. Está disponible para Android en varios idiomas y cuenta con una versión premium con la que obtener estadísticas de rendimiento. https://bcebf882dcde6f968bb58086709d7ad1.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html

PomoDoneApp 

PomoDone APP

Para usuarios de Android, permite combinar sus funciones con herramientas de administración de tareas como Trello, Asana o Microsoft To-Do para mejorar aún más la productividad y organización. La duración de cada tarea puede adaptarse, o pueden variar según las necesidades del usuario. Asimismo, pueden marcarse como favoritas aquellas que sean más importantes y finalizarlas a la vez en todas las apps que se tengan sincronizadas. https://bcebf882dcde6f968bb58086709d7ad1.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html

Pomodoro Smart Timer

Pomodoro Smart Timer

Esta app tiene diversas opciones de sonidos para personalizar la alarma al gusto así como la posibilidad de reproducir sonidos relajantes que ayuden al estudio. Dispone de un temporizador adaptable así como de lista de tareas para ir añadiendo aquellas cosas a realizar. Otra de sus funciones son las estadísticas que permiten observar si la optimización del tiempo y el rendimiento son suficientes. Descarga permitida para dispositivos Android

Fuente: Educación 3.0

Las adicciones a sustancias tóxicas son enfermedades crónicas que afectan al cerebro y a la conducta, caracterizadas por la dependencia a una o varias drogas nocivas para el organismo, en este caso al alcohol. Existen dos tipos de alcoholismo. Te lo recordamos con nuestra infografía.

  • Tipo I: se da en adultos y se caracteriza por tener etapas con grandes ingestas puntuales con intervalos de abstemia, pero estos intervalos son cada vez más pequeños, y pueden comportar una gran dependencia y el desarrollo de enfermedad hepáticas.
     
  • Tipo II: se da en adolescentes y está relacionado muchas veces son un historial violento. El aumento del consumo de alcohol no es progresivo.

¿Qué síntomas presenta el alcoholismo?

  • Los síntomas de la adicción al alcohol son la ansiedad por consumirlo, pérdida del control, incapacidad para parar de beber,  dependencia física, que provoca el síndrome de abstinencia (sudoraciones, fiebre, temblores) cuando se deja de tomarlo, y la tolerancia (necesidad de beber cada vez mayores cantidades de alcohol).
  • Además, el consumo excesivo de esta droga conlleva graves problemas de salud, tanto mentales (depresión, psicosis) como físicos (daños en hígado, cerebro), e incluso la muerte.

DESCUBRE AQUÍ EL PELIGRO DEL ALCOHOL

A continuación, mencionamos cinco señales que alertan de la aparición de la adicción a las bebidas alcohólicas.

1.    Siempre con una bebida en contextos sociales:

Este hecho se cumple en cualquier contexto social, ya sean fiestas, visitas momentáneas o eventos. Cualquier momento en el que no se pueda beber se experimenta como algo que produce malestar, sobre todo cuando hay botellas a la vista.

2.    Se consideran “no alcohólicas” ciertas bebidas:

El consumo de alcohol pasa a ser tan cotidiano que resulta extraño beber algo que no contenga alcohol. Personas con este problema empiezan a considerar que bebidas de poca graduación, como la cerveza, no son bebidas alcohólicas “verdaderas” y, por lo tanto, tienen una excusa para consumir más.

3.    Revisar las reservas de bebida:

Asegurarse de que quedan botellas de sobras se convierte en un quehacer cotidiano. Requiere un cierto tiempo, pero se considera que quedarse sin reserva es lo peor que puede pasar.

4.    Beber muy rápido:

Suele apreciarse en reuniones y es uno de los signos más llamativos que alertan de la adicción al alcohol. La acción de beber, según su opinión, es en sí misma una de las tareas principales de la reunión y no hay tiempo que perder.

5.    Se rompe el contacto con amigos que no beben:

Los adictos al alcohol estructuran su vida social alrededor de las reuniones en las que, por defecto, se bebe. De esta manera, se irá deteriorando progresivamente el contacto con las personas abstemias o que beban poco.

El 43,8% de los escolares de 14 años afirma haber probado el alcohol y de ellos, el 71,1% asegura que ya sabe lo que es una borrachera.

Durante los últimos casi 20 años, esta entidad ha llevado a cabo formaciones de prevención con 2,5 millones de alumnos de más de 16.000 institutos españoles. Los resultados de estos años de trabajo, presentados este miércoles en Madrid, arrojan otras cifras como que la edad media de inicio de consumo de alcohol en España entre los escolares se ha retrasado hasta los 14 años desde 2014. Antes, la edad media a la que los menores probaban bebidas alcohólicas se situaba en los 13 años, a pesar de que su venta y consumo está prohibida a todos los menores de 18 años.

Estas cifras coinciden con los resultados de la última Encuesta Estatal sobre el Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES) 2016/2017 realizado por el Ministerio de Sanidad, que sitúa el primer consumo de alcohol durante la última década en los 14 años y el inicio del consumo semanal a los 15 años.

El objetivo del programa Ni una gota es que «no quede ni un solo menor escolarizado sin recibir prevención sobre el consumo de alcohol, una sustancia de alto riesgo con que tenemos que convivir», ha comentado durante la rueda de prensa el director de FAS, Bosco Torremocha. Una «sustancia de alto riesgo» porque «altera la responsabilidad de las personas. De hecho, está detrás de muchos accidentes de tráfico y casos de violencia de género«, ha agregado.PUBLICIDAD

El filósofo, escritor y pedagogo José Antonio Marina, que forma parte del comité científico de la FAS, ha destacado el papel de tres figuras clave en los menores, lo que ellos llaman «el triángulo de la adolescencia», en referencia a los educadores, los familiares y los amigos, por ser las personas que más influyen en los escolares de a partir de los 12 años.

Marina ha subrayado el papel de la familia, que «muchas veces prefieren mirar hacia otro lado porque no saben cómo abordar el tema«. De hecho, uno de los datos extraídos por la FAS es que el 48% de los encuestados consume alcohol con conocimiento de los padres. El asunto no es baladí, puesto que «cualquier tasa de alcohol» durante la adolescencia, «afecta al desarrollo neurológico», ha advertido Marina.

Torremocha ha avanzado que, con el objetivo de buscar más aliados en la lucha contra el consumo de alcohol entre menores, la FAS ha trabajado con hosteleros con la campaña Tú sirves, tú decides, y con farmacéuticos en zonas rurales y poblaciones pequeñas. Además, la FAS ha firmado un acuerdo con las cadenas de distribución Dia y Carrefour para realizar formaciones con sus trabajadores, especialmente con los cajeros y los que tratan con los productos alcohólicos.

«Sin demonizar ni criminalizar»

La presentadora de TV Silvia Jato, directora de Relaciones Institucionales de FAS, ha señalado que el 70% de los escolares que han participado en este programa de prevención han asegurado que modificarán o incluso eliminarán o retrasarán el consumo de alcohol. Esta cifra se ha conseguido gracias a la labor de los pedagogos y psicólogos que han trabajado «de tú a tú» en los centros escolares «sin demonizar ni criminalizar», ha considerado Jato. En este sentido, y según las cifras de la FAS, el 97% de los centros participantes en el programa ha repetido. Estos resultados han sido auditados por el Instituto Deusto de Drogodependencias

Respecto a los datos, la FAS ha detectado que el 21,5% de los escolares encuestados de 13 años ha consumido alcohol y, de estos, el 51,2% se ha emborrachado; en cuanto a los chicos y chicas de 15 años, el 59% ha probado el alcohol y, de ellos, el 65,1% se ha emborrachado; de los de 16 años, el 75,5% ha probado el alcohol y, de ellos, el 79,6% se ha emborrachado; de los de 17 años, el 83,7% lo ha probado y, de estos, el 75,6% se ha emborrachado; y, por último, de entre los encuestados de 18 años, el 87,3% dijo que ya ha probado el alcohol y, de ellos, el 80,7% se ha emborrachado.

El consumo de alcohol entre los adolescentes está muy extendido y se propaga sobre todo entre los 14 y 16 años. Esta extensión se redujo, sin embargo, entre 2011 y 2014, muy probablemente por la crisis económica, al reducirse las ‘pagas’ que las familias proporcionan a sus hijos, explican desde la FAS, que ha detectado a el consumo de alcohol entre menores escolarizados está igual de extendido entre chicos y chicas, si bien detecta que en cuanto a cantidades, ellos beben «algo más».

«En Cataluña es donde más extendido está el consumo, pero Andalucía es la comunidad que ofrece los índices de consumo más elevados«, reza la memoria presentada este miércoles. En ella también se destaca que «buena parte de los menores entrevistados ha mostrado que en sus familias se produce cierta permisividad, que puede estar favoreciendo dichos consumos».

Botellón como «rito»

De los escolares encuestados, el 65,9% manifestó haber bebido con sus amigos, el 16,9%, con sus compañeros, y el 15,6% con su pareja. El 6,4% dijo que había bebido con su padre y el 5,8%, con su madre. En cuanto al lugar donde consumen alcohol, el más habitual es la calle (59,9%), el bar o la discoteca (44,8%) y la casa de amigos (31,9%).

En cuanto a la frecuencia con la que los menores hace ‘botellón’, según la FAS, el 14% reconocer beber casi todas las semanas, el 18,9% lo hace una vez al mes, el 26,8% consumo una o dos veces a la año y el 35,5%, nunca. «Esta forma de consumir nos lleva a que el uso del alcohol por parte de adolescentes tiene un componente simbólico importante, forma parte del rito de dejar de ser niño e incorporarse a otra categoría social, la de joven», reza el informe.