Al parecer la moda del bolso-libro sigue vigente así que os vamos a mostrar cómo elaborar vuestro propio bolso de mano a partir de un libro. Tal vez recordéis, quienes seguís este blog, que ya os enseñamos hace un tiempo un modo de crear un bolso a partir de un libro. Refrescad la memoria aquí pero en aquella ocasión era otro el concepto, unir unas tapas de libro a un bolso del mismo tamaño. En esta ocasión la idea pese a ser similar creo que es más estética y más fácil obtener éxito con ella.

Bolso con un libro 1

Tiene un aspecto más limpio y desde luego mucho más disimulado. Todo el mundo pensará que llevas un libro en la mano y se sorprenderá cuando saques tu teléfono o cualquier otra cosa de su interior.

Materiales:

  • Un libro, de un tamaño suficiente para el uso que le vas a dar.
  • Dos tipos de tela, una para forrar las tapas y otra para el interior y los fuelles laterales.
  • Cola de decoupage.
  • Papel encerado.
  • Pintura y pegamento epoxy para madera.
  • Aguja e hilo.
  • Cúter o cortador rotatorio.

 

Bolso con un libro 2

Comenzaremos creando el hueco en el libro y para ello debemos cortar la mayor parte de las hojas dejando sólo un marco de unos pocos centímetros. Esta es la tarea más pesada así que tomadla con paciencia. Usad el cúter o un cortador rotatorio para este trabajo. Después forrad las tapas con una de las telas y las contratapas con la otra tela que hayáis escogido.

Bolso con un libro 3

Llega ahora el momento de pegar las hojas para formar un marco doble lo suficientemente rígido para que mantenga la estructura del bolso. Colocad el papel encerado entre varias páginas para crear ese par de marcos que precisáis. Dejad unas diez páginas tanto del principio como del final del libro sin encolar.

Bolso con un libro 4

Una vez seca la cola debe quedaros vuestro libro tal como se ve en la imagen superior. Con las partes encoladas ya rígidas y las hojas sin encolar todavía sueltas.

Bolso con un libro 5

Ahora debes perforar estas hojas sueltas con una aguja por la parte superior y la inferior. Es donde luego coserás los fuelles de tela para formar los laterales del bolso.

Bolso con un libro 6

Preparad ahora una plantilla como la que podéis ver arriba, cualquier papel os servirá para ello, con la que recortaréis unos trozos iguales de tela como la que habéis usado para forrar las contratapas. Con estos recortes crearéis los fuelles laterales del bolso.

Bolso con un libro 7

Corta la susodicha tela siguiendo el patrón propuesto y dobla la misma por la mitad. Te quedará tal como ves arriba, una especie de triángulo truncado.

Bolso con un libro 8

Es la hora de la costura, cose del revés los trozos de tela previamente cortados y doblados, sólo por la parte más estrecha. Dales la vuelta y los doblas de nuevo a la mitad en sentido longitudinal y les pasas la plancha, así se doblarán mejor cuando cierres el bolso.

Bolso con un libro 9

Coses las dos piezas de tela en los orificios que habías practicado antes en las hojas sin encolar. Una vez cosidos los fuelles debes encolar estas hojas sueltas a los dos marcos que ya tienes encolados y a las tapas.

Bolso con un libro 10

Por último sólo te quedará pegar un par de pequeños trozos finos de madera a los marcos de papel e instalar el cierre que hayas elegido. Tendrás listo tu fantástico bolso-libro para estar a la moda.

Vía: caughtonawhim.com – http://www.guiademanualidades.com

En su reciente investigación “Fostering and measuring skills: interventions that improve character and cognition” [1] los profesores James Heckman y Tim Kautz realizan una extensa revisión de la literatura reciente acerca de la medición y el desarrollo de las habilidades cognitivas y no cognitivas y de cómo diversas intervenciones a lo largo del ciclo vital podrían promover unas y otras.

Los autores presentan evidencia de que las habilidades no cognitivas [2] predicen el éxito futuro tanto como las habilidades cognitivas. Diversas dimensiones del carácter, tales como la responsabilidad, la apertura a los cambios, la extraversión, la amabilidad o la estabilidad emocional [3], están altamente asociadas con el desempeño laboral, el rendimiento educativo, y con muchos otros ámbitos de la vida. Por ejemplo, en el siguiente gráfico puede apreciarse que, para el caso de Alemania, la responsabilidad es tan buen predictora de los años de educación como lo son otras medidas de inteligencia.

Gráfico 1. Asociación entre habilidades no cognitivas e inteligencia y años de estudio

Asociación entre habilidades no cognitivas e inteligencia y años de estudio

Fuente: Panel Socioeconómico Alemán (GSOEP), 2004-2008, Almlund et.al (2011).
Notas: Las figuras muestran los coeficientes de regresión estandarizados de regresar los años de estudio sobre las cinco dimensiones del carácter y la inteligencia., controlando por la edad y la edad al cuadrado de los alumnos. Las barras representan los errores estándar. Los datos son una muestra representativa de la población adulta alemana de entre 21 y 94 años.

Si bien existe una influencia genética importante, el desarrollo de las habilidades es un proceso dinámico, en el que intervienen las familias, las escuelas y la sociedad en su conjunto (Ver Gráfico 2). Las habilidades adquiridas a una cierta edad dependen del stock de habilidades adquirido previamente (auto-productividad). Por ejemplo, un niño que posee mayor capacidad de atención podrá desarrollar mayores habilidades cognitivas a partir de la instrucción recibida en clase. Por tanto, la eficacia de las inversiones en educación dependerá también del stock de habilidades previas (complementariedad estática). Asimismo, las inversiones actuales incrementarán el stock futuro de habilidades, lo cual a su vez incrementará la rentabilidad de las inversiones educativas futuras (complementariedad dinámica).  Este proceso explica que las inversiones en edades tempranas resultan ser las más rentables, dado que conllevan inversiones futuras más productivas.

Gráfico 2. Marco conceptual del desarrollo de las habilidades (skills)

Fuente: Heckman y Kautz (2013).

Fuente: Heckman y Kautz (2013).

A esta misma conclusión llegan los autores tras evaluar rigurosamente los resultados de numerosas y diversas intervenciones educativas en Estados Unidos implementadas en distintos niveles de la vida académica de los estudiantes. Del análisis, concluyen en primer lugar, que solo las intervenciones implementadas en la primera etapa de educación infantil (antes de los 3 años) presentan efectos persistentes sobre la inteligencia (IQ). Las intervenciones más efectivas y rentables son aquellas realizadas en la educación preescolar (3-5 años) y en los primeros años de primaria, y dentro de éstas, las intervenciones que operan a través del desarrollo de las habilidades no cognitivas son las que presentan efectos más persistentes. Finalmente, los programas implementados en adolescentes exitosos son solo aquellos focalizados en habilidades no cognitivas. En particular, los programas más efectivos en adolescentes suelen ser aquellos que desarrollan habilidades no cognitivas a través de prácticas laborales o programas de inserción laboral para adolescentes que han abandonado el sistema educativo formal. Sin embargo, si bien estos programas suelen mejorar los resultados en el corto plazo, los beneficios suelen desaparecer en pocos años.

En definitiva, las bases del éxito de los adultos se establecen muy temprano en la vida. Las diferencias en las habilidades emergen antes de que comience la educación formal, y con el paso del tiempo resulta más difícil remediar estas desigualdades. Por tanto, intervenir desde edades muy tempranas y construir una sólida base de habilidades (cognitivas y no cognitivas) que permitan un mejor aprovechamiento a lo largo de toda la vida académica y establecer un mayor compromiso con la escuela y la sociedad parece ser la mejor estrategia para reducir el futuro fracaso y abandono escolar. En otras palabras, más vale prevenir que curar.

Gabriela Sicilia (UCM). Fundación Europea Sociedad y Educación

VIA: http://blog.educalab.es