Los padres deben mantener unos horarios fijos para el sueño de sus hijos. (Corbis)
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Una de las quejas más habituales entre docentes y padres sobre sus hijos, una vez llega la pubertad, es que parecen deambular por la casa o el instituto, les cuesta concentrarse y, en definitiva, parecen estar todo el día dormidos. Sin embargo, lo que muchos no saben es que el cuerpo humano sufre durante la adolescencia una serie de cambios físicos que contribuyen a estos problemas de sueño y que sólo logran superar una vez pasados los veinte años, edad en la que el cuerpo comienza a estabilizarse.

Otra de las razones que se han aducido para explicar estos problemas de sueño es que durante la adolescencia, las  habitaciones de los jóvenes comienzan a llenarse con artefactos tecnológicos como ordenadores, televisores o teléfonos móviles que, como se ha demostrado en repetidas ocasiones, impiden conciliar el sueño correctamente y dejar descansar al cerebro. La necesidad de comunicarse con los amigos, de aprovechar el tiempo al máximo o simplementela dificultad para darse cuenta de que es hora de parar impiden que los chicos adquieran unos hábitos de sueño saludables.

Y deberían adquirirlos, porque la falta de sueño puede causar serios problemas, en forma de ralentización de crecimiento neuronal, de periodos prolongados de tristeza o incluso de depresión grave, que en algunos casos puede llegar al suicidio, según un estudio publicado este año por el doctor Carskadon.

Pero por muchos que sean los males, es complicado establecer estrategias que realmente motiven a los adolescentes a dormir las horas que les son necesarias, así que, ¿cómo luchar contra esas costumbres? Igual que no podemos detener el tiempo, resulta complicado cambiar el reloj biológico de nuestros hijos. Lo que sí se encuentra en nuestra mano es cambiar sus hábitos y costumbres, algo que puede contribuir de manera positiva a su reposo nocturno. En Snooze… or Lose!, la doctora Helene A. Emsellem propone diez estrategias diferentes que pueden llevar a cabo los padres para cuidar el sueño de sus descendientes.

–Hay que establecer hábitos que sean respetados por una mayoría de los miembros de la familia. De nada sirve pretender que un chaval de 15 años se vaya a la cama a una hora que le permita dormir el tiempo suficiente si la familia se queda hasta las dos de la mañana viendo la televisión o enganchado al ordenador.

–Es imprescindible preparar por la noche todo lo que los chicos necesitarán el día siguiente (libros, material escolar, comida, ropa, etc.) Eso permitirá tener todo organizado y, por lo tanto, levantarse más tarde y aprovechar el tiempo.

Fija una hora razonable para apagar todos los móviles, ordenadores y distracciones tecnológicas, y que sea al menos media hora antes de ir a la cama. Acostarse inmediatamente después de apagar el ordenador no es buena idea, porque el cerebro todavía no está en la fase que le permite desconectar.

La alimentación ha de ser sana. Y en especial la cena, cuando deben evitarse productos que se digieran mal. Además, es conveniente que trascurran dos horas desde que se toman los alimentos hasta que el adolescente se meta en la cama.

Mejor si no hay siesta. Pero si se produce, es conveniente que sean de no más de media hora. Es tiempo suficiente para que el cuerpo se recupere y no perturbe los ritmos de sueño nocturnos.

–Si tienes problemas para quedarte dormido, que el chico tenga a mano un papel y un bolígrafo para anotar todos los pensamientos que se le pasan por la cabeza.

Nada de cafeína después de las cuatro de la tarde. Una de los problemas principales de muchos adolescentes, en especial en épocas de exámenes, es que se han habituado a confiar en la cafeína para mantenerse despiertos durante el día.

Haz que se levanten de la cama nada más despertarse. Hay que abrir las cortinas y procurar que haya el máximo de luz para que no se queden remoloneando. El día es para hacer cosas, y hay que aprovecharlo desde el principio.

Un ambiente acogedor. Nada de distracciones: luces apagadas, y una atmósfera que incite al descanso es esencial para que la mente entienda que es hora de descansar.

Orienta la actividad diaria hacia el ejercicio. El sedentarismo es una de las causas más habituales de que el sueño no se concilie bien. Sólo cuando hemos tenido el movimiento físico necesario mejoraremos nuestras posibilidades de caer dormidos rápidamente.

http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2012/10/22/10-trucos-para-conseguir-que-los-adolescentes-duerman-sus-horas-107579/