En ocasiones una persona se puede encontrar con dudas del tipo «estoy seguro de que este niño está siendo maltratado, pero quién soy yo para meterme» o «creo que este niño es víctima de malos tratos, pero no estoy seguro», ¿qué hacer entonces? Desde la Policía Nacional aseguran que lo que hay que hacer es notificarlo –llamando al 091– o poner una denuncia formal, pues después serán los agentes los que investiguen para determinar si realmente hay malos tratos.

«La notificación de la sospecha es el elemento clave para la activación de los recursos que pueden garantizar, tras la evaluación de las evidencias, la integridad del niño y su atención», aseguran desde la Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato Infantil (Fapmi).

Por lo tanto, si ves a un niño que crees que está siendo maltratado en ese mismo momento, lo mejor es que llames enseguida al 091 para que una patrulla se persone en el lugar de los hechos y estudie la situación. En esta ocasión no estarás denunciando sino dando la voz de alarma.

En el caso de que creas que se trata de maltrato continuado que no está pasando en el momento o hayas decidido denunciarlo después de que hayan ocurrido los hechos, puedes ir a una comisaría de policía a hacer la pertinente denuncia. Para denunciar no es obligatorio dar tus datos personales, aunque siempre es mejor hacerlo ya que en el proceso de la investigación los agentes podrán contactar contigo para que aportes más información o, incluso, podrías actuar como testigo, algo que no ocurriría si no das tus datos.

QUÉ SE CONSIDERA MALTRATO INFANTIL

El maltrato infantil es algo complejo pues, como ocurre con la mayoría de los problemas sociales, tiene más de una causa y formas de manifestarse, tal y como se explica en el Protocolo de actuación en casos de maltrato infantil del Observatorio de la Infancia, dependiente del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.

En general, existen cuatro tipos de maltrato infantil, definidos de la siguiente manera por la Fapmi:

Maltrato físico: acto no accidental que provoca lesiones físicas al niño, lesiones o riesgo de padecerlas.

Maltrato emocional: acciones –principalmente actitudes y palabras– que provocan o pueden provocar daños psicológicos. Por ejemplo, rechazarles, ignorarles, aterrorizarles, no atender sus necesidades afectivas y de cariño.

Abuso sexual: incluye conductas físicas (como violación o prostitución), pero también aquellas sin contacto físico (pornografía infantil o exhibicionismo ante niños) y cuando no se protege al niño de estos actos.

Negligencia: se da cuando no se atienden las necesidades del niño y cuando se incumples los deberes de guarda, cuidado y protección. Por ejemplo, no atender su estado de salud, de higiene o de alimentación.

Estos maltratos se pueden dar en el seno de la familia (maltrato familiar) y fuera de ella (extrafamiliar), pero el maltrato también puede ser ejercido por las instituciones al no garantizar una atención adecuada a los niños (maltrato institucional) o por las propias sociedades si se da un conjunto de factores que impiden la protección y atención al niño (maltrato social).

Pero también hay casos de maltrato prenatal, que es aquel que se produce dentro del seno de la madre si ésta no cumple con sus deberes de embarazada: cuando tiene una alimentación deficiente, trabaja en exceso o toma drogas o alcohol en demasía, por ejemplo.

Estas actuaciones «pueden repercutir en el futuro desarrollo del bebé«, según explica a europapress.es el doctor Jesús García, presidente de la Asociación Madrileña para la Prevención de los Malos Tratos a la Infancia (Apimm) y de la Asociación Española de Pediatría Social (SEPS), quien indica que en estos casos se trataría de una clase de maltrato por negligencia y que puede dar lugar al síndrome de alcohólico fetal (por madres alcohólicas) o el de abstinencia neonatal (por tomar drogas), entre otros.

Niña triste

SEÑALES DE QUE UN NIÑO ES MALTRATADO

Al tratarse de un problema tan complejo, las señales que pueden indicar que un niño está siendo víctima de maltrato son muy heterogéneas y dependen tanto del tipo de maltrato como de la edad del menor. Aún así, este pediatra explica que siempre que hay maltrato físico también lo hay emocional, y que hay algunas señales generales que «nos pueden hacer pensar que el niño pueda estar en una situación de riesgo».

Algunos de los indicadores físicos de maltrato en niños son:

– Falta de higiene adecuada
– Presencia de hematomas fuera los propios de la edad
– Cicatrices, chichones y marcas en la piel
– Retraso en el crecimiento
– Infecciones leves pero recurrentes y persistentes
– Consultas frecuentes a los servicios de urgencias
– Accidentes frecuentes (que denotan que el pequeño no está supervisado)
– Ropa inadecuada para las condiciones del clima (por ejemplo, no estar bien abrigado en invierno)
– Falta de pelo por arrancamiento
– Quemaduras
– Hambre continua
– Hábitos de vida anormales (tener horarios diferentes en las comidas, por ejemplo)

También hay indicadores de tipo emocional que se expresan en conductas de los niños para llamar la atención:

– Comportamientos cambiantes
– Conductas de aislamiento, tristeza, decaimiento
– Agresividad y actitudes violentas
– Hiperactividad
– Apatía por las cosas
– Sueño, somnolencia
– Falta de comunicación
– Necesidad de afecto
– Baja autoestima
– No quiere salir al patio del recreo
– No quiere irse a casa al terminar las clases
– Falta de desarrollo madurativo

En el caso de los abusos sexuales, a estos indicadores se suman otros más específicos: alteraciones al orinar, dificultad al caminar, sangrados genitales, secreción genital (en las niñas) y dolor y lesiones en esta parte del cuerpo. Asimismo, García asegura que incluso casos de embarazos adolescentes pueden ser por abusos sexuales.

Como se ha explicado, estas señales son genéricas, pero si se tiene en cuenta la edad del niño pueden ser más orientativas:

En menores de dos años: los niños presentan nerviosismo, aislamiento, trastornos del sueño y de la alimentación y lloran con demasiada frecuencia.

En niños de entre dos y cinco años: muestran desinterés por los juegos, son negativos (niegan todo), presentan retraso en el lenguaje y aparecen somatizaciones de emociones, es decir, se comen las uñas, se arrancan el pelo y lloran de manera descontrolada.

Hasta la preadolescencia (13 años): comienzan a aparecer conductas de fracaso escolar, roban, mienten, muestran desinterés por todo, rebeldía y agresividad. También se da incontinencia de esfínteres.

Adolescentes de entre 13 y 18 años: fracaso y abandono escolar, se acercan a las drogas y la delincuencia, son inseguros y agresivos, rebeldes, promiscuos en sus relaciones, con sentimientos de tristeza y culpabilidad y con pensamientos suicidas.

http://www.europapress.es/sociedad/noticia-hago-si-sospecho-nino-siendo-maltratado-20150603073201.html

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