Lejos quedan ya los días plácidos del verano en los que los más jóvenes de la casa disfrutaban de horarios dilatados, comidas desordenadas y rutinas alejadas de las que se establecen durante el curso escolar. Un periodo que en palabras de muchos padres… ¡por fin ha terminado! Lo que significa que un elevado número de niños y jóvenes se han incorporado ya a guarderías, colegios, institutos y universidades. Una nueva etapa que comienza y que, en muchas ocasiones, supone una verdadera preocupación para padres y madres, expectantes ante cómo se adaptarán a este nuevo ciclo. La vuelta a la vida de estudiante en Primaria y Secundaria supone volver a adaptarse a nuevos horarios, asumir de nuevo las tareas que asignan en clase, estudiar las asignaturas o adaptarse al ritmo de las aulas y también de los profesores. Cursar estudios superiores, significa además confirmar que la elección de la carrera o los estudios de Formación Profesional escogidos han sido los acertados.

El inicio o vuelta a la escuela infantil

En relación con las edades infantiles, Jorge Martínez, médico adjunto del servicio de Pediatría del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid, indica que “los niños en edades tempranas, en general, afrontan la incorporación a las aulas como un trance al que se adaptan relativamente bien. Es posible que los dos o tres primeros días de vuelta a una rutina que abandonaron hace ya casi tres meses, pueda costarles un poco. Los más pequeños son los que más apegados están a sus padres y serán los que más les echen de menos y, por consiguiente, los que más puedan notar esta incorporación a la guardería.

Primaria y Secundaria

Los niños que cursan primaria, en general, suelen demostrar ilusión ante el reencuentro con sus compañeros de clase, quiénes serán sus nuevos profesores, etc. En el caso de escolares que inician estudios de secundaria, pueden darse casos en los que los padres observen que sus hijos demuestran cierta ansiedad y nerviosismo ante el inicio de un curso que se presenta más difícil que el anterior y en el que van a tener que esforzarse un poco más”. Martínez opina que, en general, los progenitores no deben preocuparse excesivamente, aunque sí apunta que “siempre hay que estar atentos a las circunstancias concretas de cada niño y cada curso escolar”.

Ana Lucas, psicóloga de la Unidad de Personalidad y Comportamiento (Orientación familiar y prevención) del Hospital Ruber Juan Bravo-Grupo Quirón Salud, apunta que durante los años de infancia y adolescencia “la visión que la familia tiene del colegio, del profesor y de los compañeros de clase influye en la vivencia que tiene el niño y en cómo se relaciona en ese entorno”. Asimismo, destaca que “la importancia que la familia otorgue a los estudios, a sacar buenas notas o a destacar, también influye en la presión que siente el niño o el adolescente por tener buenos resultados”. Pero, según Lucas, no todo es responsabilidad de la familia, “cada niño tiene unas aptitudes o cualidades propias que le ayudan a afrontar la vida en el colegio de una forma satisfactoria. Sí el niño tiene buenas aptitudes académicas y físicas, su paso por la escuela va a ser mucho más fácil que para otro niño al que le cuesta entender matemáticas o no es tan bueno en las clases de educación física”. Por otro lado, para lograr una buena adaptación durante los primeros días de clase, es importante el ambiente en el aula y la integración del niño dentro del grupo. En este punto, Lucas señala que “sí el niño tiene un grupo de amigos donde siente que forma parte, se siente reconocido y tiene buenas relaciones con los iguales, es la base para que el niño esté a gusto en el colegio y quiera ir”.

Para facilitar la adaptación de los hijos a su nueva etapa escolar, sobre todo en etapas de Educación Infantil y Primaria, Ana Lucas ofrece una serie de estrategias que les ayuden a que el proceso de adaptación sea lo más corta posible.

  1. Ajustar los horarios de sueño unos días antes de empezar las clases.
  2. Preparar el material escolar y hojear los libros con ellos, despertando la curiosidad de todo lo que van a aprender este curso.
  3. Hablar de volver a ver a todos esos amigos de la clase, incluso quedar con alguno de ellos.
  4. Hablar del profesor que van a tener este curso.
  5. En general, tratar todos aquellos temas que les acerquen a la vida escolar para favorecer el proceso de adaptación del niño al nuevo año escolar.

La vida universitaria

Una intranquilidad, la de los padres, que persiste e incluso se ve aumentada cuando los hijos se incorporan a la vida universitaria y deciden cursar estudios superiores. Según algunos expertos, el desasosiego que se genera en las familias es importante ante la idea de que haya acertado en la carrera elegida, que se adapte al ritmo de las clases, que no tenga problemas para relacionarse con sus nuevos compañeros de estudios, etc.

Marina Díaz Marsá, directora médica de Sommos Desarrollo Personal, advierte de la importancia que tiene la “información” a la hora de saber elegir la carrera que más se adapta al perfil de nuestro hijo. Díaz Marsá comenta que para guiar a los hijos, “es importante orientarles en la necesidad de concentración y comunicarles que no se desanimen desde los inicios. Normalmente, son muchos los que lo pasan mal buscando su orientación profesional; por eso, es mejor que se tomen más tiempo para aclararse que empezar porque sí cualquier carrera”.

Además, Díaz Marsá centra su atención, dentro del ámbito universitario, en las novatadas que se hacen a los recién incorporados para “acogerles” en el grupo. En su opinión, “es importante que los alumnos sepan que no tienen por qué dar por sentado que este tipo de actos son un trámite que hay que pasar. Es bueno que los nuevos estudiantes formen grupo con otros en su misma situación para gestionar mejor la presión”.” Los hijos deben contar a sus padres lo que está sucediendo aunque tengan miedo. Los padres deben avisar al Vicerrectorado de la Universidad y a los Defensores Universitarios cuando se produzca una situación de acoso y buscar apoyos”, afirma Díaz Marsá.

  • Las pautas que deben incorporar los estudiantes universitarios para adaptarse al nuevo curso y finalizarlo de la mejor forma, son en opinión de Díaz Marsá:
  • Las técnicas de motivación ayudan a familias y docentes a modificar conductas de poco rendimiento en los hijos e incrementar el interés de los estudiantes.
  • Fomentar su autonomía y autoestima.
  • El ambiente en el hogar también debe incitar al esfuerzo y valorar este por encima de los resultados.
  • Los padres deben ayudar a sus hijos a reconocer y superar la ansiedad y frustración, reconocer sus capacidades y adaptar las tareas a ellas.

https://elpais.com/elpais/2017/09/14/mamas_papas/1505373113_597956.html

0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *