“Esta Nabidad compra libros o si no acavarán escribiendo asin”. Esta es la frase que cierra la cruzada personal del escritor Sergio Sola contra las faltas de ortografía, materializada en un vídeo que se ha hecho viral durante las últimas semanas y cuyo objetivo es que los más pequeños aprendan a escribir correctamente mediante el hábito de la lectura.

Recientemente, también hemos sido testigos del lanzamiento de La tabla periódica de la ortografía, una creación del lingüista Juan Romeu que puede resultar muy útil para resolver rápidamente dudas concretas sobre la lengua española y para que los niños consulten y retengan algunas de sus principales normas de una forma divertida. Pero, además, gracias a las aplicaciones móviles, nuestros teléfonos y tabletas pueden convertirse en cuadernos digitales para aprender y reforzar la ortografía desde los primeros palotes. Todo de manera lúdica e incluso con propuestas para usuarios de cualquier edad. Estas son algunas de las apps que ayudan a escribir correctamente.

iCuadernos by Rubio, la preescritura

Desde la década de 1950, son ya varias generaciones las que han aprendido a escribir con los cuadernillos de Rubio, que han sabido reinventarse en formato app para dispositivos iOS y Android. Lo cierto es que en estas versiones digitales hay una mayor oferta de ejercicios matemáticos, pero también es posible encontrar cuadernos de Educación Infantil que proponen actividades de preescritura pensadas para facilitar la soltura manual y el desarrollo motriz de los niños, algo previo al aprendizaje de la escritura. Además, Rubio cuenta con otros cuadernos de iniciación a la escritura para niños de más de tres años centrados en el reconocimiento de las letras mayúsculas y minúsculas.

Gracias a las aplicaciones móviles, nuestros teléfonos y tabletas pueden convertirse en cuadernos digitales para aprender y reforzar la ortografía desde los primeros palotes

Con el fin de evitar disgustos, las compras de los iCuadernos están protegidas mediante control parental y cada nuevo cuaderno cuesta 100 rubis, la moneda propia de Rubio. Para entendernos, primero es necesario adquirir rubis y después canjearlos por cuadernos, según estas correspondencias: 0,99 euros son 100 rubis; 1,99 euros son 200 rubis; 8,99 euros son 1.000 rubis; y 16,99 euros son 2.000 rubis. Antes de comprar, la app permite crear hasta tres perfiles de usuario con los que se puede acceder a una muestra de los ejercicios que contienen los cuadernos, disponibles en español, catalán e inglés. Después, a medida que los niños van superando ejercicios, se les motiva con la obtención de premios en forma de medallas digitales.

Pupitre, la apuesta de Santillana

Otra de las decanas en el mundo de la educación que también se ha adaptado a los nuevos tiempos para enseñar a escribir a los más pequeños es Santillana, que en 2012 lanzó Pupitre, una aplicación pensada para iPad y tabletas Android, si bien es cierto que la oferta de Lengua se limita al sistema operativo de Apple. En concreto, para estos dispositivos existen cuadernos con actividades de escritura para niños de 6 a 8 años, así como cuadernos de vacaciones para Educación Infantil y niños de hasta 8 años que incluyen fichas con ejercicios sobre la composición de las palabras o las normas de acentuación, entre otros. El funcionamiento es muy similar al de los iCuadernos de Rubio, pero sin moneda propia de por medio, de tal forma que cada cuaderno cuesta 0,99 euros, mientras que cada cuaderno de vacaciones tiene un precio de 3,99 euros.

Pupitre da la posibilidad de crear hasta cuatro perfiles distintos y también se basa en un sistema de recompensas acorde a la edad de cada usuario, con el fin de favorecer la curiosidad del niño y su interés por seguir aprendiendo.

Palabra correcta, para aprender mientras juegas

Con un diseño muy sencillo, esta aplicación gratuita para iOS y Android pone a prueba los conocimientos de gramática y ortografía de usuarios de todas las edades a través de distintos juegos. Entre ellos destaca el llamado Gramática (modo clásico), que viene a ser un test en el que hay que elegir, antes de que se agote el tiempo, la palabra exacta que completa los espacios en blanco de una frase. En caso de fallo, la app no sólo muestra la opción correcta, sino que además explica por qué con ejemplos adicionales.

Otras de las posibilidades de juego de Palabra correcta que ayudan a ampliar vocabulario son Arma Palabra, donde hay que ordenar letras para formar el vocablo descrito en una definición; Diccionario, cuyo reto es escoger la opción correcta entre distintas palabras que pueden corresponderse con una definición; y Sinónimos y Antónimos. Es posible batirse en duelo con otros usuarios mediante la opción multijugador o bien retarse a uno mismo.

Los Cazafaltas, el gran juego de la ortografía

Desarrollada por la editorial Planeta, esta app gratuita es un juego para iOS inspirado en el tablero del popular Juego de la Oca. Lo curioso es que para avanzar de casilla en casilla y llegar a la meta es necesario resolver las dudas ortográficas que se plantean en la pantalla del iPhone o el iPad. Con el fin de facilitar la tarea, en todo momento es posible acceder desde un botón a las reglas de la ortografía española, en las que se encuentran las respuestas a todas las preguntas de Los Cazafaltas.

Las partidas se desarrollan por turnos entre dos rivales, aunque cuenta con un modo para un solo jugador. En el primer caso, una vez finalizado el enfrentamiento se actualizan los datos del perfil de cada usuario, de tal modo que se puede acceder a un histórico con estadísticas y comprobar la evolución. Sin embargo, cuando se juega contra uno mismo la partida no queda registrada ni se acumulan los puntos conseguidos, aunque es un buen método de entrenamiento y una forma divertida de seguir aprendiendo ortografía.

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Todas las madres, padres y abuelos creen que sus hijos y nietos son muy inteligentes, pero lo cierto es que no todos los niños poseen altas capacidades (AACC), por mucho que sus familiares crean que sí. La ciencia los define como “aquellos que muestran una gran capacidad de aprendizaje y curiosidad; que se interesan por aprender y entender; que preguntan; que tienen la capacidad para resolver problemas y que son capaces de hacer deducciones y de cuestionarse”, explica Olga Carmona, psicóloga de Ceibe especializada en el diagnóstico y atención a estos niños. La OMS considera que un 2% de la población es superdotada. Mientras, los niños inteligentes son “los interesados en multitud de cuestiones y que necesitan entender los cómos y los porqués de las cosas”, diferencia.

La inteligencia no es un concepto abstracto ni que se aplique a una sola capacidad, sino a muchas, de hecho, la ciencia ha ido ampliando el concepto hacia otros más diversos donde no existe uno, sino múltiples tipos. Así, hoy podemos hablar de las inteligencias múltiples propuestas por Howard Gardner, premio Príncipe de Asturias a las Ciencias Sociales, y que plantea nueve diferentes: lingüística, lógico-matemática, corporal-kinestésica, espacial, musical, interpersonal, intrapersonal, naturalista y existencial. Otras posibles clasificaciones hablan de inteligencia emocional, cognitiva, social, y biológica. “Todos están de acuerdo en que no es una capacidad fija e inamovible, sino que nacemos con un potencial determinado genéticamente que luego se verá potenciado o disminuido en función del ambiente social y familiar”, explica Carmona.

¿Cuáles son las señales de que un niño tiene altas capacidades?

Un gran error, bastante generalizado, es creer que es lo mismo ser inteligente que tener altas capacidades. Todos los que las tienen son muy inteligentes, pero no todos los muy inteligentes las poseen. «La diferencia radica en el coeficiente intelectual, que en el caso de los superdotados debe ser igual o superior a 130 en la Escala Wechsler. También difieren en la creatividad. Además, el niño con altas capacidades tiene unas características de personalidad muy concretas y comunes a todos ellos en mayor o menor medida”, dice Carmona.

Tienen una memoria prodigiosa, suelen aprender a leer y a escribir de forma autodidacta. Son extremadamente distraídos y aparentemente caóticos en las rutinas y tareas cotidianas”

Es arriesgado hacer un listado aislado de tales características, explica, porque siempre quedarán fuera niños con altas capacidades que no las cumplen al 100%, pero rasgos comunes son que “suelen ser bebés extraordinariamente demandantes y se sobreestimulan con facilidad; muy hábiles a nivel psicomotriz, levantan la cabeza y fijan la mirada antes del mes de vida y dicen sus primeras palabras con sentido hacia los cinco o seis meses. Además, son niños muy intensos emocionalmente, muy extremos en su expresión emocional, con muy baja tolerancia a la frustración y muestran una gran capacidad empática a edades muy tempranas. Tienen un gran sentido de la justicia y la equidad. Además, son niños cuestionadores y desafían la autoridad. Suelen tener algún tipo de hipersensibilidad sensorial, es decir, alguno de los sentidos o todos muy aumentados”, añade. “Sin olvidar que se interesan por cuestiones poco infantiles, como la muerte o la existencia. Tienen una memoria prodigiosa, aprenden a leer y a escribir de forma autodidacta. Son extremadamente distraídos y aparentemente caóticos en las rutinas y tareas cotidianas”.

¿Qué hago si sospecho que mi hijo tiene altas capacidades?

Si sospechas que tu hijo tiene altas capacidades, lo adecuado es acudir a un psicólogo especializado en detección e intervención, ya que no cualquier profesional de la psicología lo está, o ponerse en contacto con alguna asociación de altas capacidades de tu comunidad autónoma para que te oriente.

Desde hace poco, también se puede hacer a través del médico de familia de la Seguridad Social, al menos en Madrid, pero con una gran lista de espera.

Una vez detectado, hay que ponerlo en conocimiento del centro escolar, que a través de los Servicios de Orientación de Zona, validará o no el diagnóstico. Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, el informe de los profesionales privados no es vinculante, «aunque en mi experiencia ahorra mucho tiempo y es más fiable», explica Carmona.

«En definitiva, la alta capacidad es una manera diferente de entender y procesar la realidad. Es un funcionamiento neurológico distinto, con estructuras y funciones cerebrales que difieren de los niños normotípicos, por muy inteligentes que estos sean”, añade. Como en tantas otras cuestiones referidas a las inteligencias múltiples, hay infinidad de estereotipos que no se corresponden con la realidad, y muchas personas desconocen aspectos básicos”. Por ejemplo, explica Carmona, “muchos creen que son niños con notas excelentes, que no tienen dificultades de aprendizaje, que aprenden todo y de todo a la primera, que no necesitan apoyo”.

Al contrario, la psicóloga asegura que “permanentemente se confunde a los niños con altas capacidades con los que tienen Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) porque estos se aburren soberanamente en clases repetitivas y lentas. Lo que ocurre es que aprenden a mucha más velocidad que el resto y por lo tanto, lo normal es que se ausenten, que se inquieten, que molesten o, en el mejor de los casos, que protesten. No es que el niño no pueda atender, es que ya no hay nada que atender, no es que el niño no logre concentrarse, es que no hay motivación para ello», explica. “Es como si a un niño de cinco años le pones en un aula de guardería con los lactantes y le pides que se adapte al ritmo y necesidad de los de pañal. Obviamente, no puede y, además, no debe porque él no es el problema. El problema es un sistema que le da la espalda y que no valora el mejor de sus activos, porque está oxidado, obsoleto y lleno de prejuicios” concluye.

La familia es quien suele iniciar la detección y, posteriormente, es, o debería ser, el principal sostén y referente emocional del niño

“Generalmente, los padres son los primeros en detectar que su hijo es diferente, pero no se atreven a consultar por miedo a lo que van a pensar de ellos, es decir, atrapados por un sentido de falsa modestia no consultan y dejan al niño sin diagnosticar. Los padres suelen darse cuenta desde que su hijo nace de que su evolución es diferente, sus gustos, sus manías, su conducta. Es común que los padres interpreten como una manía que le moleste determinada ropa o tejido, que no quiera pisar la arena de la playa, que detecte olores que nadie detecta y le produzcan rechazo, que parezca sordo muchas veces o que parezca incansable y con energía siempre. Que se aburra con lo que otros niños disfrutan, que devore libros o legos o sudokus o que tenga miedos a estímulos que los adultos no entendemos”, explica Carmona.

Muy excepcionalmente es el centro escolar el que detecta al niño, pero es un porcentaje casi insignificante. Lo habitual es que el niño empiece a tener problemas por lo que los padres acuden a un psicólogo y si este es un profesional experimentado, sabrá verlo y hacer el diagnóstico correspondiente”, explica la experta.

El desarrollo de un niño superdotado

Es obvio que crecer en una familia donde los padres poseen un mayor interés por la cultura y el aprendizaje y que, además, tienen estudios y amplia formación, favorecerá el buen desarrollo de ese niño con altas capacidades. “Estas vienen determinadas genéticamente, pero para poder expresarse, explica Carmona, son necesarios estímulos ambientales y es aquí donde la familia tiene un peso determinante. Obviamente, hay excepciones donde a pesar de tener todo en contra y pertenecer a un grupo socioeconómico bajo, estos niños sobresalen de forma llamativa, pero siempre van a necesitar recursos que faciliten el desarrollo de ese potencial. La familia es quien suele iniciar la detección y, posteriormente es, o debería ser, el principal sostén y referente emocional del niño. La realidad puede llegar a ser extremadamente hostil para un niño superdotado y la familia tiene el papel de amortiguador. Es también el principal agente de estimulación, especialmente en los primeros años. En el caso de familias con un perfil cultural muy bajo, es altamente probable que se pierda el potencial y no llegue nunca a expresarse”.

Altas capacidades y fracaso escolar suelen ir de la mano. La falta de detección o de recursos para tratar a estos niños hace que terminen suspendiendo todas o casi todas las asignaturas. Es decir, que fracasen en el colegio. Carmona tiene claro que “las personas con altas capacidades se saben diferentes, aunque no tengan el diagnóstico, conocen su necesidad de canalizar un potencial que, de no serlo, se les vuelve en contra”. «Además», añade, “si de adultos trabajan en algo rutinario y desprovisto de reto y motivación, no se resignarán y serán profundamente infelices”.

Un sistema educativo poco preparado

¿Qué sucede cuando un niño con altas capacidades se enfrenta a un sistema educativo como el español que, quizás, no está del todo preparado para atenderlo? La psicóloga Olga Carmona lo tiene muy claro. Para ella, “poco o nada, ya que es una sociedad donde las altas capacidades permanecen todavía en un lugar oscurantista, donde serlo o decir que tu hijo lo es se percibe como un ejercicio de soberbia y de afán de superioridad”.

De hecho, agrega, los padres con hijos con alta capacidad aún lo ocultan socialmente y lo viven con confusión, «ya que la respuesta social es negativa y recelosa. El sistema educativo es el resultado de una sociedad que hace apología de la mediocridad, donde todo está orientado a la media, a lo estadísticamente normal, por lo que aquellos que se salgan del percentil 50 hacia arriba o hacia abajo están destinados a ser la minoría extraña y desatendida”. Si bien es cierto que hay una mayor sensibilidad hacia la integración social y escolar de los niños con dificultades por déficit, también es verdad que va en detrimento de los niños con necesidades especiales por exceso de potencial, por lo que muchos de ellos fracasarán académicamente. “Un niño con alta capacidad necesita atención diferenciada y así lo recoge la ley en nuestro país. Esto, en la realidad, no se cumple”, sostiene.

Carmona denuncia que “no hay ni sensibilidad ni recursos ni competencia profesional en los centros públicos ni en la mayoría de los privados para atender la demanda educativa que estos niños requieren. Quedan expuestos a la suerte de que su profesor sea alguien con vocación de servicio y quiera involucrarse con ellos”. En el caso de los padres, tampoco mejora mucho el panorama: “Requiere dedicar mucho tiempo, dinero y energía a buscar alternativas extraescolares que solo son un parche para paliar la verdadera necesidad, en aras de que sus hijos no se desmotiven y enfermen con trastornos de ansiedad, depresiones y problemas de conducta”.

¿Cuál sería el mejor sistema educativo para este tipo de niños?

«En líneas muy generales», sostiene Carmona, “sería un sistema lo menos normativo y rígido posible, que potencie y facilite la investigación, la iniciativa, la creatividad; un sistema radicalmente flexible que permita acelerar al niño si es lo que este necesita, que le impulse a llegar hasta donde quiera sin caer en la repetición, en la memorización, en la rigidez de metodologías y contenidos, y donde la educación emocional sea piedra angular sobre la que orbite todo lo demás, un lugar donde pueda convivir con otros niños con altas capacidades y puedan trabajar en grupo; un sistema capaz de observar la forma idiosincrática de aprender de cada niño y ofrecérselo en ese envase. La equidad en la escuela no consiste en dar a todos lo mismo, sino a cada uno lo que necesita o, al menos, no frenarlo”.

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Es ya sabido por todos los que se interesan por la educación que la pedagogía tradicional, la que recibimos en la escuela los que ahora somos padres y profesionales, es un modelo caduco. Procede y obedece a una sociedad que se forjó con la revolución industrial y no ha sido esencialmente revisada. Paradójicamente, si hay algo que debe ser permanentemente cuestionado es cómo educamos en casa y en las escuelas.

Hace poco, el Foro Económico Mundial y otras organizaciones similares, anunciaron cuáles iban a ser las competencias o habilidades imprescindibles para las profesiones del futuro, muchas de las cuales ni siquiera existen en el presente. Es decir, la mayoría de nuestros hijos están recibiendo una educación pensada para convertirles en el tipo de profesional (y de persona) que se demandaba hace un par de siglos.

La era digital nos arrolla con otro reloj y la sociedad va detrás trastabillando y sin aliento, tratando de acompasarse a la velocidad de vértigo que las nuevas tecnologías imponen, para bien y para mal. De forma tal que aquellos que son capaces de mirar hacia el futuro, saben que lo que nuestros niños van a necesitar son determinadas habilidades y competencias, por encima de los conocimientos formales y estructurados, es decir, los puramente académicos.

Hay un consenso en definirlas y, aunque no es difícil intuirlas porque efectivamente se van convirtiendo en una demanda social y profesional clarísima, la mayoría de los centros educativos siguen instalados en el “así se ha hecho siempre”, cómodamente recostados en la rutina de “lo conocido” en su zona de confort.

Las competencias que va a demandar el mundo profesional y personal a los que hoy son nuestros hijos son:

1. Inteligencia EmocionalEste concepto tan de moda desde que el psicólogo Daniel Goleman lo redefinió y difundió, si bien, en la mayoría de los colegios que dicen trabajarlo, se queda más en un postureo teórico que en una parte esencial del currículum cotidiano.

Sin embargo, no es que sea importante, es que va a determinar en gran medida, el éxito o el fracaso en la vida. Hoy, gracias a la neuropsicología, sabemos que las emociones desempeñan un papel determinante en la vida de las personas, que dirigen nuestras decisiones, que condicionan nuestras motivaciones y que siempre son el poderoso motor que guía e impulsa a la razón. La inteligencia emocional no es otra cosa que la efectiva gestión de las emociones, propias y ajenas. No es el positivismo infantil del “todo va a ir bien”, no es el “si quieres, puedes”, no es ninguno de esos conceptos planos, simplistas y cuasi mágicos que los gurús de moda nos quieren imponer para hacernos creer que gestionar la vida es simple.

Es autoconocimiento, es realismo práctico, es superar las frustraciones sin quedarnos atrapados en el fracaso, es regular nuestros estados de ánimo, es empatizar con nosotros mismos y con los demás. Parece obvio pensar que en una sociedad incierta, cuyos registros aún no podemos definir ni conocer, esta resulte ser una competencia imprescindible, en tanto sirve de base para la mejor adaptación a la circunstancia más compleja. Nos empeñamos en enseñar a nuestros hijos los ríos y afluentes de España, pero no sabemos distinguir la ira de la tristeza, o la rabia de la frustración. Si no enseñamos a nombrar las emociones y se quedan en un confuso y angustioso bucle, no es posible habilitar las herramientas para poder gestionarlas. Analfabetos emocionales dando tumbos por la vida sin tener ni la más remota idea de qué me llevó a tal o cual decisión, o peor aún, creyéndome mi propio cuento racional. Cuando un niño es educado emocionalmente, le estamos dando el timón para dirigir su propia vida.

2. Trabajo en Equipo. El ser humano es gregario por naturaleza. Gracias al trabajo cooperativo ha sobrevivido como especie y también gracias a ello, ha aumentado nuestro cociente intelectual. El modelo de sociedad individualista, donde nadie necesite de nadie, enferma a las personas y atenta contra nuestra verdadera esencia. Un recién nacido que no es tocado por otro ser humano puede morir, aunque sea alimentado.

Los precursores del aprendizaje colaborativo, los hermanos David y Roger Johnson, demostraron que la idea de que solo los más aptos sobreviven era falsa y que en cambio el aprendizaje cooperativo era clave para convertirse en un ser social altamente efectivo. A partir de sus exitosos resultados, el modelo se difundió a miles de escuelas por todo el mundo. Saber trabajar en equipo no es juntar niños y pedirles que hagan determinada cosa; para crear las condiciones de cohesión y colaboración necesarias deben interiorizar que para que el proyecto tenga éxito, necesita de todos, es decir, el éxito individual pasa por el éxito del equipo al igual que el fracaso. Este paradigma no es incompatible con ser competitivo, es una forma diferente y psicológicamente más alineada con la condición humana de serlo.

3. Gestión de Personas. Las organizaciones más punteras saben que su principal activo son las personas. Las habilidades relacionadas con la comunicación efectiva, la capacidad para motivar, para influir, para empatizar, son el engranaje que hace que un sistema funcione, ya sea empresarial o familiar. Hablamos de inteligencia interpersonal siguiendo el esquema de Howard Gardner. Si la comunidad se va volviendo cada vez más compleja, se impone dirigir el foco hacia la forma de vincularse de quienes la integran.

4. Pensamiento crítico. Competencia imprescindible para preservar un mínimo de libertad personal en una sociedad donde, tanto la manipulación ideológica con fines económicos entre otros, como la ingente cantidad de información que recibimos por segundo, puede colapsar nuestro propio criterio. Se vuelve entonces un ejercicio esencial aprender a ser capaces de analizar y evaluar, de cuestionar, aquello que se nos sirve en la bandeja del pensamiento manufacturado desde el cómodo sofá de nuestra hipotecada casa. Enseñar en la escuela a ser críticos es enseñar a ser libres, es facilitar las herramientas para que nuestros hijos sean un poco más dueños de su propio futuro, minimizando la capacidad de la maquinaria económica y social para convertirnos en marionetas sin criterio ni libertad de elección. Es una apuesta tan arriesgada como imprescindible.

Nunca cambió nada que no se cuestionara antes, cualquier progreso de la humanidad ha pasado previamente por un cuestionamiento de lo que parecía una verdad absoluta. Sin individuos críticos, cuestionadores, pensantes, no hay evolución.

5. Resolución de problemas complejos. No sabemos cómo será la sociedad en la que nuestros hijos tendrán que desenvolverse, pero lo que sí podemos asegurar es que la velocidad a la que se producen los cambios es de vértigo. Surgen constantemente nuevos interrogantes con un grado cada vez mayor de complejidad. Potenciar la capacidad de resolver problemas complejos es una competencia que va a liderar un mundo donde se valorará más resolver un problema que saberse las respuestas de los que ya pasaron. Igual que las otras, se trata de una competencia que hace al individuo más adaptativo a la sociedad que le toque vivir.

6. Creatividad. Es la madre de la capacidad de adaptación al medio. Y la buena noticia es que puede potenciarse, en la escuela y en casa, pues no se trata de un rasgo genético que se tiene o no, sino que la conforman una serie de características tales como la curiosidad, la asunción de riesgos, el gusto por la dificultad, la imaginación, la independencia del juicio externo, la flexibilidad, el cuestionamiento de la norma y de la autoridad, la tolerancia a la frustración y a la ambigüedad, el entusiasmo, la intuición, la iniciativa, la sensibilidad y la apertura a la novedad.

Volviendo al principio, se impone revisar el modelo educativo desde la base, porque han cambiado y cambiarán aún más no sólo las reglas del juego, sino el juego mismo

7. Velocidad para aprender. Dice José Antonio Marina que Learnability es la palabra del futuro. “Los jóvenes que terminan este año sus estudios tendrán que reciclarse entre 10 y 14 veces en su vida laboral, lo cual exige una capacidad de aprendizaje muy amplia”…Tener el conocimiento será menos valorado que tener la capacidad para aprender rápidamente. Los llamados “nómadas del conocimiento” (knowmad), se caracterizan por ser innovadores, creativos, capaces de trabajar en colaboración con casi cualquier persona, en cualquier lugar y en cualquier momento. Se trata de que las escuelas y las familias enfaticen más el “aprender a aprender” que “lo que se aprende”. En palabras de J.A. Marina: “La sociedad del conocimiento se rige por una ley que no podemos olvidar: “Una persona, una organización, una empresa o una sociedad entera necesitan para sobrevivir aprender al menos a la misma velocidad con que cambia el entorno. Y para progresar, necesitan hacerlo a más velocidad”.

8. Capacidad de Negociación. Somos una generación educada en el concepto “ganar-perder”, es decir, si yo no gano, gana el otro, de forma que atrapados en esa dicotomía mi mejor opción es salir airoso. La sociedad ya no camina en esa dirección, sino en fórmulas de negociación que nunca antes como ahora, implican el concepto “ganar-ganar” como fórmula efectiva y saludable de éxito. Y como todas las otras competencias descritas hay que aprenderlas y entrenarlas para que formen partes de las habilidades y herramientas del adulto que será. Saber negociar es la forma más eficaz de llegar a una meta respetando y cuidando la autoestima y la dignidad de los otros. Es enseñar a nuestros hijos una mirada que contempla el mundo y sus necesidades desde un lugar más amable.

9. Orientación de Servicio. Hay una satisfacción netamente humana en ayudar a otros, un impulso cooperativo que habita en cada niño y que debe ser protegido y estimulado. Ningún profesional será lo suficientemente bueno si no tiene como fin último de su trabajo una misión de servicio que aporte sentido a lo que hace. Es fácil distinguir un profesor con vocación de servicio de otro que no la tiene, aunque tengan la misma formación: cambia radicalmente el resultado. Enseñar a nuestros hijos que la felicidad es diferente del placer hedonista y que en esencia tiene que ver con lo que sean capaces de ofrecer y aportar a los otros, es apoyarles a construir lo que dará sentido a sus vidas. Inculcar en casa y en la escuela el porqué se deben hacer las cosas, alejándonos de la obligatoriedad punitiva y acercándoles en cambio a la satisfacción del apoyo al otro, es el primer paso.

10. Juicio y Toma de decisiones. Para desarrollar la capacidad de juicio y de toma de decisiones es necesario entrenarla desde la cuna. Sin opciones no se produce elección y por tanto, tampoco decisión. El criterio no se desarrolla por ósmosis, necesita entrenamiento de menor a mayor, de acuerdo con cada etapa de la vida. Y necesita libertad para poder elegir y experimentar las consecuencias de cada elección, incluida la renuncia que lleva implícita. Desde muy temprana edad, los niños y niñas muestran capacidad de elección, desde qué zapatos prefieren ponerse a cómo celebrar su cumpleaños. Hay cientos de decisiones cotidianas que es necesario que tomen ellos, porque es la base que trabaja la formación del criterio personal, competencia necesaria en la adolescencia y esencial en la etapa adulta.

Volviendo al principio, se impone revisar el modelo educativo desde la base, porque han cambiado y cambiarán aún más no solo las reglas del juego, sino el juego mismo.

*Olga Carmona es psicóloga.

https://elpais.com/elpais/2018/03/15/mamas_papas/1521112132_001676.html?id_externo_rsoc=FB_CM

Cristina tiene 12 años. A diario piensa en el día de Reyes. Aunque con suerte, y la ayuda de su padre, igual sucede en una tarde de este verano. Cristina no tiene móvil y no lo tendrá hasta Reyes porque su madre así lo ha decidido. Solo tres compañeros más de su clase están en la misma situación. ¿Cómo lo resiste? ¿Acabará siendo la última?

La última de la clase en tener móvil

“Mis amigas tienen el móvil de mi madre y así nos comunicamos”, dice. Ni móvil ni redes sociales. Por supuesto, ni pensar en Instagram. Primero de secundaria y Cristina va y vuelve del cole sin necesidad de estar pegada a una pantalla. Ella se muestra resignada y comprensiva, quizás porque sabe que la fecha se acerca. Quizás también porque no quiere dejar mal a su progenitora ante la prensa.

“Entiendo un poco a mi madre, ella me dice que para todo hay que esperar un poco, que si cojo un teléfono me engancharé y que no miraré el mundo. La verdad es que no me siento apartada, pensaba que iba a ser peor”. Su padre es su mejor aliado y quien presiona en casa para que el aparato se entregue en verano. “Él sufre más cuando voy fuera y no puedo llamarlos”. La madre de Cristina es lo que se podría denominar madre resistente. “No creo que a esta edad les beneficie, y no están preparados para todo lo que puede hacer un móvil hoy en día. Yo le ofrecí un móvil, no un smartphone, solo para llamadas, pero no lo quiso. Además, no me considero del todo radical porque tiene Ipad en casa con el que se puede comunicar con las amigas si es necesario”, explica Pilar.

El mejor momento

En España uno de cada cuatro niños de 10 años tiene móvil, según una reciente encuesta del Instituto Nacional de Estadística. A la edad de Cristina, ya lo tienen el 75% de los chavales. John Hoffman es el principal responsable del Mobile World Congress, el congreso de telefonía móvil más importante del mundo. Pero, además, es padre de cuatro hijos de entre 26 y 12 años. Los mayores recibieron su primer móvil con 12 años; sin embargo, el pequeño contó con el aparato a los siete. “Depende del niño y de los padres. No es necesario que sea el primero de la clase, pero ser el último es realmente duro porque tienes mucha presión del entorno”, opina.

¿Cuándo es el mejor momento? Berta Saliner es psicóloga infantil y también madre. Como madre, opta por los 20 años. Y sonríe. Como experta explica: “Entre los 12 y los 14 años, junto con el inicio de la pubertad o adolescencia, se dan una serie de cambios neurofisiológicos que permitirán al niño ser capaz de iniciarse en la comprensión de las funciones de esa tecnología”.

“También es, en ese momento, cuando se despierta la necesidad psicológica más álgida de identificación y pertenencia de su grupo de iguales o de referencia… el cual se concentra y fomenta en gran parte hoy en día a través del móvil (chat, redes sociales, compartir fotos…)”, afirma. Su buen uso, añade Saliner, dependerá de la madurez del niño y de la enseñanza de las funciones de la tecnología, además de las limitaciones que impongan los padres.

SOBRE ESTE PROYECTO

Este reportaje es la séptima entrega de Crecer Conectados, una serie de artículos que explora la vida de niños y adolescentes en un mundo digital. Los códigos han cambiado, los chavales aprenden, juegan y se relacionan a través de redes y pantallas, rodeados de algoritmos y big data, nativos en entornos en los que sus mayores se mueven con desconcierto. Crecer Conectados reflexiona sobre los retos a los que se enfrentan y las posibilidades que se abren para estas generaciones. ¿Qué hacen, dónde están y cómo usan los menores la tecnología? Tienen entre 3 y 18 años: ellos serán nuestros guías.

https://elpais.com/sociedad/2019/05/11/actualidad/1557574247_036276.html

El consumo excesivo de alcohol acelera el riesgo de producir múltiples enfermedades entre ellas el Covid-19, ya que genera en el paciente una inmunodepresión por lo que la persona está más expuesta a enfermarse de una forma más grave por coronavirus.

En los eventos sociales también se registra un riesgo considerable de contagio masivo de Covid porque las personas entran en un estado de relajamiento y olvidan tomar los recaudos sanitarios establecidos a modo de prevención de la enfermedad.

Una persona que ingesta con frecuencia mucho alcohol automáticamente daña su hígado, el alcohol produce una toxicidad en este órgano que va matando algunas células especializadas que se denominan hepatocitos.

El doctor Hernán Martínez, director general de Desarrollo de Servicios y Redes de Salud, explicó los riesgos que produce el alcohol en nuestro organismo.

“El hígado es un gran laboratorio bioquímico del organismo, ahí se metabolizan los medicamentos que uno ingiere, todo lo que nosotros consumimos el hígado lo transforma, ya sea en energía, en aminoácidos, etc.”.

El alcohol destruye las células llamadas hepatocitos, entonces el hígado paulatinamente va entrando en lo que se llama insuficiencia hepática o cirrosis que después acarrean un sinfín de problemas como una acumulación de líquidos en el paciente. Esto produce várices en el esófago y eso a la larga puede producir lo que se llama hemorragia digestiva y puede producir que el paciente muera desangrado”, refirió el profesional.

“El alcohol produce una disminución de la inmunidad, ya que al verse afectado un órgano el sistema inmune entonces trata de paliar esta situación”, explicó.

A un paciente con problemas de alcoholismo se le considera un paciente inmunodeprimido, es decir, es una persona mucho más propensa en adquirir cualquier tipo de enfermedad entre ellas el Covid”, aseveró el profesional.

RIESGO DE CONTAGIO

Por otra parte, señaló que cuando una persona está en una ronda de tragos es más propensa a infectarse por Covid. “El efecto del alcohol en el cerebro es inhibidor lo que farmacológicamente esta sustancia le hace al cerebro; en ese momento es donde uno comienza a relajarse y a descuidar los protocolos sanitarios”.

Se produce un relajamiento porque ya hay una desinhibición, las personas cuando están bebiendo en un grupo social se sacan los tapabocas, no respetan el distanciamiento físico y comparten los mismos vasos, se recomienda que una persona use sus propios utensilios a la hora de asistir a alguna reunión social, ya que el virus puede quedar en la superficie del vaso, de la botella y ahí se empezará a desencadenar un contagio masivo”, manifestó Martínez.

“No es que no se pueda tomar alcohol en la pandemia, la cuestión está en la moderación y no olvidar los recaudos sanitarios, ya que el alcohol de por sí debilita nuestro sistema inmune y sobre todo a una persona que toma muy a menudo”, enfatizó.

“El protocolo sanitario estipula que el alcohol debe ser consumido de manera moderada, cuando se empieza el relajamiento es donde se acelera una transmisión masiva y el comercio nuevamente se verá afectado. Depende de nosotros que esto siga en orden, del cuidado individual para que no se vuelva al retroceso de fases y el de los comercios”, afirmó.



No es que no se pueda tomar alcohol, la cuestión está en la moderación y tomar los recaudos sanitarios necesarios. Hernán Martínez, director de Servicios y Redes de Salud.

Fuente: UltimaHora



La mayoría de los niños españoles, el 80%, considera que la herramienta más eficaz para atajar el acoso escolar es la mediación de los compañeros que son testigos de este. Sin embargo, según un estudio de la Fundación ANAR, una de las más activas abordando este drama, solo el 23,7% reconoce actuar cuando presencia un caso en el colegio. Por ello, la Fundación Mutua Madrileña y Disney España estrenan este miércoles una campaña dirigida a todos los menores con el lema #ActivaTuPoder, y que pretende sensibilizar a los niños para aumentar el porcentaje de chavales que decide romper el silencio, que es «cómplice», según el director general de la Fundación de la Mutua, Lorenzo Cooklin, y ponerse del lado de la víctima.

Los datos del estudio de ANAR y Mutua Madrileña reflejan que la edad media de las víctimas de acoso escolar se sitúa en los 10 años, aunque este alcanza a los chavales entre 8 y 14. Y lo sufren más los chicos (53,2%) que las chicas (46,8%). Además, los menores tardan alrededor de 13 meses de media en pedir ayuda, y en el 75% de los casos la violencia que sufren es diaria. Las formas más recurrentes de maltrato son insultos; golpes y patadas; empujones y zarandeos y aislamiento. Aunque, como ha precisado Cooklin, «el aislamiento puede ser más hiriente que un puñetazo».

Para evitar que los más vulnerables sufran esta violencia, Disney aporta a la campaña los personajes animados más populares de la compañía. «Pretendemos que los héroes sirvan de inspiración a los testigos del acoso y estos se pongan del lado de las víctimas», ha dicho José Vila, vicepresidente de la compañía de animación en España y Portugal. En el anuncio, que han dirigido los cineastas César y José Esteban Alenda, dos niños se topan con un caso de acoso en el pasillo del colegio y en ese momento recuerdan a todos los héroes de la factoría Disney, que les inspiran para detener y señalar al abusador. Estos hermanos, nominados este año al Goya en la categoría de mejor dirección nobel por Sin Fin, han asegurado que el anuncio persigue «que todos los niños cuando lo vean piensen que ese puede ser su instituto».

El 80% de los menores cree que la movilización de los compañeros es la mejor arma contra el acoso escolar

El maltrato que sufren los pequeños por parte de los acosadores les deja importantes secuelas psicológicas. Según el estudio de ANAR, el 68% manifiesta síntomas de depresión, ansiedad, sensación de miedo permanente y de soledad. Ese es el motivo por el que los responsables de la campaña han hecho un llamamiento a los padres para que permanezcan vigilantes si observan estos sintomatogía en sus hijos. También si sus hijos son los acosadores. La campaña de Disney se emitirá a través de todos los canales de comunicación de la compañía, entre ellos la cadena de televisión Disney Channel que, según la propia compañía, alcanza al 86% de la población infantil en España. Además, participarán en ella protagonistas de programas españoles dirigidos a adolescentes y líderes de opinión para ellos como Rebeca Terán, Hugo Marker y Alberto TM a través de las redes sociales.

El 80% de los menores cree que la movilización de los compañeros es la mejor arma contra el acoso escolar



https://elpais.com/sociedad/2019/02/13/actualidad/1550061896_811046.html

Cuentan con temporizadores para organizar los tiempos de estudio y trabajo siguiendo las bases de esta técnica: bloques de 25 minutos de intensidad con breves descansos.

Su nombre proviene del temporizador de cocina con forma de tomate y el objetivo de este método es gestionar mejor el tiempo. Para ello, propone fraccionar los momentos de estudio en bloques de 25 minutos de intensa actividad (cada bloque es un pomodoro), que deberán alternarse con pequeños descansos de 5 minutos. Cada cuatro bloques de estudio o ‘pomodoros’ debe aumentar el descanso, de unos 20 a 30 minutos. 

Aplicando este sistema se consigue no solo una mayor conciencia del tiempo dedicado a cada tarea, sino más control para evitar distracciones, mejorar la planificación y la motivación y reducir el agotamiento. Para practicarlo a la hora de hacer frente a los exámenes o tareas, es posible recurrir a aplicaciones basadas en la técnica Pomodoro.

Focus To-Do

Focus to do técnica pomodoro

Combina un temporizador basado en la técnica Pomodoro con la gestión de tareas para obtener los mejores resultados de rendimiento. En su lista de tareas se van añadiendo las cosas que se tienen que hacer y se establece el conteo de tiempo. A partir de aquí, la persona dispondrá de 25 minutos para realizar la actividad y una vez que suene la alarma podrá descansar cinco minutos para, después, seguir con otra obligación de la lista. Disponible para iOS y Android.https://bcebf882dcde6f968bb58086709d7ad1.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html

Pomodoro: Focus Timer

Pomodoro Focus Timer

Esta app de iOS combina un temporizador personalizable basado en el método de estudio con ruidos ‘blancos’ que tratan de mejorar la concentración. Estos cuentan con gran variedad de temas pensados para relajarse, como el sonido de un río, de la lluvia o de grillos cantando. Tiene una opción de voz que aporta un ‘feedback’ al usuario una vez termina los intervalos de trabajo y descanso. 

Pomodoro Timer 

Pomodoro Timer

Con un sonido igual al de un reloj de cocina, permite usar de manera simultánea otras aplicaciones a la hora de trabajar o estudiar. El usuario personaliza sus tiempos de concentración y descanso a partir de su temporizador de acuerdo a las actividades que se propone realizar. Está disponible para Android en varios idiomas y cuenta con una versión premium con la que obtener estadísticas de rendimiento. https://bcebf882dcde6f968bb58086709d7ad1.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html

PomoDoneApp 

PomoDone APP

Para usuarios de Android, permite combinar sus funciones con herramientas de administración de tareas como Trello, Asana o Microsoft To-Do para mejorar aún más la productividad y organización. La duración de cada tarea puede adaptarse, o pueden variar según las necesidades del usuario. Asimismo, pueden marcarse como favoritas aquellas que sean más importantes y finalizarlas a la vez en todas las apps que se tengan sincronizadas. https://bcebf882dcde6f968bb58086709d7ad1.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html

Pomodoro Smart Timer

Pomodoro Smart Timer

Esta app tiene diversas opciones de sonidos para personalizar la alarma al gusto así como la posibilidad de reproducir sonidos relajantes que ayuden al estudio. Dispone de un temporizador adaptable así como de lista de tareas para ir añadiendo aquellas cosas a realizar. Otra de sus funciones son las estadísticas que permiten observar si la optimización del tiempo y el rendimiento son suficientes. Descarga permitida para dispositivos Android

Fuente: Educación 3.0

Aquí tienes 10 señales que pueden indicar que estás bebiendo demasiado:

1.- Tu consumo de alcohol se considera de riesgo:
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), si bebes más de 28 UBE a la semana si eres hombre ó 17 UBE a la semana si eres mujer, se considera que tu consumo de alcohol es de riesgo (1 UBE equivale a una cerveza, copa de vino, carajillo o chupito – 2 UBE equivale a un whisky o combinado). Del mismo modo, si tomas más de 6 UBE en un solo episodio, también se considera de riesgo.

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2.- Alternas períodos de abstinencia con períodos de una fuerte ingesta de alcohol (superiores a 6 UBE en un mismo día o noche) y este tipo de consumo cada vez es más habitual.
3.- Te das cuenta de que cada vez que sales o realizas algún acto social bebes grandes cantidades de alcohol. O piensas que si no bebe no te lo pasas tan bien, o no te relacionas con los amigo/as, o te cortas y no ligas…
4.- Alguna vez has pensado: “hoy salgo y no bebo” y no lo has podido cumplir. Y esto cada vez te ocurre más.
5.- Bebes alcohol en contextos o situaciones que son incompatibles con la ingesta de alcohol y no lo haces de forma puntual sino que empieza a convertirse en un hábito (sales del trabajo para beber, bebes aunque tengas que conducir después o antes de manipular o usar maquinaria peligrosa, bebes cuando estas al cuidado de menores…).
6.- Tienes consecuencias legales como consecuencia del consumo de alcohol, como pueden ser controles de alcoholemia positivos, multas de tráfico por haber bebido, peleas bajo los efectos del alcohol…
7.- Empiezas a tener consecuencias laborales como absentismo, o llegar tarde al trabajo por estar bajo los efectos de la ingesta de alcohol o por estar de resaca. Baja tu rendimiento laboral o rendir igual te cuesta mucho más esfuerzo, o bien estas deseando que llegue la hora de acabar para ir a tomar algo.
8.- Te das cuenta de que tus relaciones sociales o sentimentales empiezan a verse deterioradas por el consumo de alcohol. Cada vez tienes más discusiones, haces bromas pesadas o que molestan al otro cuando bebes; los demás te dicen que bebes demasiado o que te pasas cuando bebes.
9.- Te das cuenta de que empiezas a dejar de hacer actividades de tiempo libre que antes hacías y ahora no te apetecen, sin razón objetiva: aficiones, deporte, salidas, etc. Dejas de cumplir con responsabilidades personales, familiares, sociales, laborales y académicas, o te cuesta mucho más esfuerzo realizarlas.
10.- Te ves o te dicen que cada vez estas más irritable, más pasota, más encerrado/a en tí mismo/a, más callado/a, te guardas más lo que sientes, te sientes más apático/a, cada vez más triste, más apagado/a, con menos ilusión sin motivo aparente (debes saber que el alcohol, en contra de lo que la mayoría de personas creen, es un depresor del Sistema Nervioso Central y por tanto, aunque aparezca un efecto euforizante los primeros minutos después de beber, poco después llegan efectos depresores….)

Si cumples alguna de estas señales y además superas el límite de ingesta de alcohol diario o semanal que la OMS señala como normalizado, tu consumo de alcohol sí es abusivo.
Los profesionales que trabajamos en el campo de las adicciones aconsejamos pedir ayuda a tu entorno más inmediato y plantearte la posibilidad de solicitar ayuda profesional si no puedes frenar la situación por tí solo/a.

Carles Capdevila es el director del diario catalán Ara y también padre de cuatro hijos. Cualidad personal que no destacaría en su currículo profesional si no fuera porque con sus charlas sobre la paternidad y la crianza, sustentadas en el humor, se ha convertido en uno de los divulgadores más populares de España. Su última ponencia sobre la educación de niños y adolescentes presentanda en el congreso Gestionando hijos, celebrado en Barcelona el pasado julio, ha revivido en la red dos meses después. Su monólogo acumula más de medio millón de reproducciones en YouTube, con un despunte a partir de mediados de septiembre cuando empezó a viralizarse a través de Facebook donde los visionados superan el millón y medio.

Colaborador habitual de la Ser y autor de una colección de la serie infantil Las tres mellizas, Capdevila cuenta a Verne que el éxito de esta charla le ha pillado por sorpresa. «El vídeo en el primer mes llegó a 40.000 visitas y en una semana pasó a 500.000. La gente me para por la calle para hablarme de ello. Tengo amigos que lo han recibido siete veces por WhatsApp», explica. ¿La clave? «Para entender la paternidad o maternidad no hace falta ser madre, es suficiente con ser hijo. La educación es el tema más universal, es la vida en estado puro». Unido a su humor habitual o «la ironía como método para no tener que estar enfadado todo el día».

Con 19 años de experiencia en paternidad ha llegado a la conclusión de que su misión consiste en «espabilar a los pequeños y controlar a los mayores», en su caso dos niños y dos adolescentes.»Esta noche cuando llegue a casa dos me abrazarán y dos no», dice en un momento del monólogo, en el que explica los cinco sentidos que componen la base de su manera de educar, con una estructura similar a la de un mónologo propio de El club de la comedia:

1. Sentido Común. Para intentar aproximarse a su meta aplica el sentido común necesario para que un padre se replantee si es necesario repetirle 27 veces a sus hijos que se vayan a dormir, por ejemplo. «Tal vez es que no entiende tu idioma», dice con retranca durante la ponencia.

2. Sentido del ridículo. El segundo sentido en el que confía Capdevila: «Padres bajitos que llegan al médico y no entienden por qué su hijo es bajito. Esto ocurre. Y claro el pediatra acaba mirando a ambos y diciéndoles: ‘Felicidades, el hijo es suyo».

3. Sentido del deber y la responsabilidad. Es decir, aquel que debería servir para que una pareja se pregunte si merece la pena verbalizar la frase ‘¿Tener hijos te cambia la vida?’. «Pobrecitos, mejor que no tengan», termina por decir el periodista en la ponencia. «Esta resistencia a ser padres y no querer cambiar me sorprende, porque es imposible».

4. Sentido moral. Se refiere a los valores, los que según Capdevila dependen mucho de la imitación. «A veces los roles los confudimos por la excesiva entrega», plantea.

5. Sentido del humor. Es el que vertebra su filosofía educativa. «Los padres motivados tenemos ciertos complejos o ansiedades fruto de saber tanto», dice, «y a mí lo que me apetece es que hablemos de educación y que a la vez nos divirtamos».

Rodeado de madres y padres que han descubierto en internet una nueva manera de compartir sus experiencias, el periodista cree que esta plataforma sirve para difundir experiencias de una manera más rápida y sencilla. «A veces te ayuda más otro padre o madre que un psicólogo o un pediatra», opina. «Además, estamos más informados, a veces demasiado. Creo que Google es una maravilla y también una fuente de preocupaciones infundadas». La sobredosis de información, métodos y consejos pueden tener también consecuencias negativas. «Nos puede acomplejar, nos rebaja la autoestima. Es mejor estar informado pero ser padre o madre requiere espontaneidad, alegría, seguridad, sentido común».

http://verne.elpais.com/verne/2015/09/29/articulo/1443539422_465488.html?id_externo_rsoc=FB_CM

La adicción a los videojuegos y las apuestas online entre los adolescentes. Cualquiera que tenga cerca adolescentes de ambos géneros habrá observado que a ellos les pirra jugar con videojuegos y que ellas se decantan por pasar horas chateando y en redes sociales. Pues bien, lo que respondía a una intuición tiene base científica. Así lo corrobora Detección temprana y prevención de adicciones tecnológicas en adolescentesun informe realizado por la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia en colaboración con Fundación Mapfre en el que han participado 3.597 estudiantes de 13 comunidades autónomas de entre 11 y 20 años. Uno de sus autores es Mariano Chóliz, de la Unidad de Juego y Adicciones Tecnológicas de esa universidad: “Efectivamente, los datos nos indican que, tanto en el caso de los videojuegos como en el juego online, son los adolescentes varones los que obtienen puntuaciones significativas de dependencia mucho más altas que las mujeres”. Las razones podrían tener que ver con “las variables más relevantes para el ajuste personal de ellos: demostrar habilidad, competir y ganar”. Aunque tampoco puede despistarse el hecho de que los videojuegos se comercializan para ellos, “usando los principales estereotipos masculinos”, afirma Chóliz.

José Antonio Tamayo, psicólogo sanitario del centro Activa Psicología lo entiende del mismo modo, pero añade “factores socioculturales que inciden en la socialización desde la infancia, aunque tampoco pueden descartarse influencias biológicas, que afecten diferencialmente al comportamiento en función del género”. Porque a ellas les interesan más los servicios de mensajería instantánea. Es decir, comunicarse con sus iguales a través del WhatsApp. “Las adolescentes podrían tener una mayor inclinación por la interacción social y la cooperación; algo que podrían satisfacer en mayor medida a través de tecnologías de carácter interpersonal, como el teléfono móvil o internet”. Tanto es así que su autoestima a menudo depende de los likes conseguidos en redes sociales. A los padres, sin duda, nos puede parecer una pérdida de tiempo (y una soberana estupidez), pero al menos en principio, no supone un problema grave. Los videojuegos y los juegos de azar, si: la adicción.

Una edad peligrosa

Según el psicólogo de Activa Psicología, la adicción a las tecnologías en población adolescente ronda el 5%, con un inicio más precoz en los varones. Es evidente que es una edad complicada. Lo cuenta Marta Marcos, compañera de Chóliz en la Universidad y coautora del estudio: “Son especialmente vulnerables por la etapa evolutiva en la que se encuentran. No están formadas todavía las áreas cerebrales de la planificación y el control y esto influye en la toma de decisiones que les conduce a asumir mayores riesgos sin ser conscientes de las consecuencias derivadas de la forma en que utilizan las tecnologías o el modo de relacionarse con ellas”.

Pero es que lo que les ofrece el juego es muy atractivo para ellos que se asumen como invulnerables, como afirma Marcos: “Es otra forma de asumir riesgos y debe considerarse en el contexto natural de los jóvenes en cuanto al abordaje del interés y la experimentación y deseo de independencia que caracteriza esta etapa evolutiva.” Lo que pasa es que no saben identificar el peligro, aunque sí tienen claro que las adicciones pueden llevar a quien las padece a “perderlo todo”.

La adicción a los videojuegos y las apuestas online entre los adolescentes. A mí no me va a pasar

Claro que eso no va con ellos: “Gran parte de las conductas de juego manifiestas sugieren una combinación de expectativas positivas y negativas en torno al juego que podrían diluir el riesgo general de la adicción. Y lo mismo ocurriría con el resto de las adicciones tecnológicas: videojuegos, móvil y redes sociales, lo que nos sugiere que se trataría de un mecanismo interno para disminuir la disonancia y mantener la autoestima intacta mientras se sigue llevando a cabo la actividad que necesitan y de la cual ya dependen”. Ante esta dicotomía, se decantan por el “eso a mí no me va a pasar”, incluso cuando ya tienen problemas, que los que suelen culpabilizar a otras situaciones o circunstancias.

El problema es mayor con los juegos de apuestas online, un verdadero peligro para los chicos. “Las apuestas deportivas se han convertido en el principal juego al que los adolescentes varones dedican su tiempo y su dinero, debido a que se trata de una actividad que no solamente les resulta atractiva, sino que está ampliamente promocionada y publicitada. Un factor que, junto a la proliferación de salas de juego y apuestas, ha sido crucial para la normalización de una actividad que contribuye sin duda a la adicción entre un público juvenil que, socialmente, ha sido condicionada para no encontrar ningún riesgo en estas actividades disponibles y accesibles dentro del contexto cotidiano”.

Más importante la relación que las horas

Ante esta perspectiva, es evidente que los padres debemos estar muy atentos a los posibles síntomas, que no siempre se corresponden con el tiempo que pasan ante la pantalla, sino con la relación que se establece con ella. “Los criterios de adicción definen una forma de utilización o relación con la tecnología esencialmente adictiva. Es decir, no es tanto el número de horas que la persona pasa conectada, sino la relación que establece la persona con una actividad que se vuelve una afición descontrolada e irrefrenable”, comenta Chóliz.

En ese sentido, los síntomas que denotan esa relación patológica serían los siguientes:

  • Necesidad de uso creciente de la tecnología para conseguir los mismos beneficios que al inicio (tolerancia).
  • Reacciones emocionales negativas ante la imposibilidad de usar la tecnología o ante un tiempo considerable sin poder usarla (síndrome de abstinencia).
  • Uso excesivo de las tecnologías que interfiere con todas las esferas de la vida de la persona.
  • Dificultades para dejar la tecnología a pesar de ser consciente de las consecuencias negativas de esta conducta.
  • Modificación del estado de ánimo como estrategia de escape aprendida para hacer frente a las dificultades propias del curso de la vida.
  • Pérdida de oportunidades académicas y/o laborales.

Fuente: El País