El rechazo y la decepción son dos sentimientos difíciles de entender y de soportar, sobre todo si son los niños quienes los padecen. Por otro lado, la resiliencia es un rasgo que los padres deben fomentar en los hijos para que en el momento de sentirse decepcionados o rechazados puedan superar estos sentimientos sin que afecte negativamente en su autoestima.

¿Cómo ayudar a un niño que se siente rechazado por no encajar con los demás, ya sean sus compañeros de clase, un grupo de amigos o familiares?

  1. Antes que nada, entiende lo que siente
    Lo primero que necesita tu hijo es que lo escuches y entiendas por lo que está pasando, así podrá entender y normalizar sus sentimientos para poder manejarlos la próxima vez que se presenten. Si a tu hijo no le han invitado a una fiesta de cumpleaños necesitará tu consuelo, pero no te compadezcas de él.
  1. El fracaso en la amistad no siempre es malo
    Puede que tu hijo sienta miedo al fracaso porque le han rechazado, pero debes enseñarle a que el fracaso es una excelente experiencia de aprendizaje, aunque nos genere sentimientos incómodos. Cuando tu hijo se sienta rechazado anímalo a verlo como una oportunidad de aprender sobre los demás y sobre él mismo. Esto lo llevará, por un lado, a valorar más a las personas; y por otro, a saber que no todos merecen su amistad.
  1. Ayúdalo a mejorar sus habilidades sociales
    A veces los niños se sienten rechazados porque no han logrado desarrollar correctamente sus habilidades de convivencia y, por ejemplo, intentan ser graciosos en clase sin conseguirlo. Otro ejemplo es cuando uno o varios compañeros le piden que cambie algún comportamiento y él no lo hace creyendo, irónicamente, que es así como logrará ser aceptado, aunque consiga lo contrario.
  1. Tolerancia a la frustración
    Quizá el niño se siente rechazado porque tiene un comportamiento negativo con los demás y se alejan de él. Cuando esto ocurre es necesario que los niños sepan darse cuenta de qué está pasando para poder solucionarlo. Por ejemplo, si tu hijo no sabe perder y se enoja cada vez que no gana a un juego, es probable que debas trabajar la tolerancia a la frustración y practicar las reacciones con juegos de mesa en casa.
  1. Hay más peces en el mar
    Si tu hijo ha sido rechazado por otro niño o por algún grupo, hazle saber que si no le aceptan tal vez lo mejor sea no insistir. Hay muchas personas en el mundo que pueden ser sus amigos y mucho mejores. Las personas deben aceptarle y respetarle, igual que él debe hacerlo con los demás.
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Fuente: www.guiainfantil.com

La diferencia fundamental entre gasto e inversión es el retorno esperado de cada uno de ellos. Mientras que en la inversión se espera conseguir rendimiento en el futuro, el gasto es la simple utilización de un bien o servicio a cambio de una contraprestación.

La única forma de salir de una crisis es invirtiendo, sobre todo en formación y educación. No es casualidad que los países con mayor tasa de alumnos universitarios sean los que mejor hayan sorteado la devastadora situación que ha vivido Europa, mientras que en España el paro juvenil se encuentra al 46,49% la media de la Unión Europea es de 20,2%.

Como la mayoría de las cosas en este mundo, todo se puede definir con dinero y en eso en Estados Unidos son los mejores. Tener una educación pública y privada siempre ha marcado la diferencia en el país de las oportunidades, hasta el punto de que cientos de miles de jóvenes piden créditos para pagar sus estudios universitarios. Saben que es la mejor inversión posible y que al finalizar su programa educativo podrán pagar en varios años la inversión realizada con los rendimientos de sus trabajos. Digamos que entienden que es un peaje necesario que hay que pagar, si quieres tener una buena educación tienes que invertir dinero.

Al otro lado del mundo nos encontramos con la antítesis del modelo norteamericano. En Rusia siempre se ha considerado la educación como uno de los mayores bienes de una sociedad socialista, por ese motivo, la educación siempre ha sido gratuita, impartida siempre con su propio modelo pedagógico.
Rusia no ha sido la única en patentar un modelo de educación, Francia con el Lycée Français los ingleses con Bristish School o los alemanes con el Deutsche Schule, son otros países que han visto la educación como una forma de posicionarse como potencia mundial.

No deja de sorprender que, pese al aumento del gasto y el esfuerzo que ello supone para los ciudadanos, los índices de educación siguen muy lejos de los líderes mundiales.

Con la llegada de septiembre se establecen cálculos sobre el gasto medio por familia en la archiconocida «vuelta al cole». En 2014, seis años después desde que empezó la crisis, las familias españolas superaron el record de gasto: 838 euros de media, es decir, el 3,09% de los 27.098 euros del gasto medio total de las familias. Para este año, el gasto será igual o mayor. No deja de sorprender que, pese al aumento del gasto y el esfuerzo que ello supone para los ciudadanos, los índices de educación siguen muy lejos de los líderes mundiales.

Invertimos parte de nuestro salario, ya sea de una forma indirecta pagando impuestos o de una forma directa pagando matriculas, mensualidades para que año tras año todo lo relacionado con la educación incremente su precio pero no su calidad.

En Septiembre de 2017, las noticias sobre la vuelta al cole volverán a ocupar espacios destacados en las portadas de los periódicos. Mientras, todo continuará igual, haciendo la brecha entre la educación española y las potencias mundiales un poco más grande, un poco más difícil de cerrar.

http://www.huffingtonpost.es/santiago-ferrada-/vuelta-al-cole-gasto-o-in_b_11860956.html?utm_hp_ref=spain

Se ha comprobado que los niños que practican deporte de manera regular, no solo llegan a tener un mejor rendimiento en la escuela, sino que suelen tener mejores relaciones sociales y llegan a ser más felices. La práctica de algún deporte es muy importante para que fortalezcan su mente, reduciendo riesgos de padecer trastornos como la depresión o ansiedad. Por otro lado, en la práctica deportiva se transmiten valores, se adquieren hábitos saludables y se adquieren buenas costumbres alimentarias.

Es importante que este tipo de actividades no sean impuestas como una obligación, sino que el niño las lleve a cabo por gusto, que le resulten divertidas, y que encuentre en ello un espacio de recreación y socialización. De acuerdo con el doctor Franchek Drobnic, fisiólogo y jefe del departamento de Investigación del Deporte del Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, estos son los principales beneficios de hacer deporte:

  1. Se alcanza un mejor rendimiento académico
  2. Existe una menor probabilidad de sufrir depresión
  3. Mejora el estado de ánimo
  4. Favorece la socialización
  5. Transmite valores como la constancia, perseverancia, trabajo en equipo, competitividad y disciplina
  6. Promueve un estado de salud óptimo
  7. Mantiene un peso adecuado
  8. Reduce la probabilidad de sufrir enfermedades como la obesidad
  9. Fortalece el físico

Así que, si tu hijo aún no practica algún deporte de manera regular, ¡¿qué esperas para motivarlo?!

Fuente: www.abc.es

«La marihuana y el tabaco son una ‘pareja de hecho’ tan bien avenida ‘como el pan y la mantequilla'». Así lo afirman los más de 80 científicos del proyecto EVICT (siglas del programa de trabajo Evidencia Cannabis Tabaco), a quienes preocupa esta unión por el efecto que tiene la mezcla y por la constatación de que durante el último año fueron más los escolares españoles entre 14 y 18 años que se iniciaron en el cannabis que en el tabaco. 146.200 (72.400 hombres y 73.800 mujeres-) empezaron con la marihuana frente a 137.000 (60.500 hombres y 76.500 mujeres, según la encuesta ESTUDES 2014) que lo hicieron con los cigarrillos.

Joseba Zabala, médico de Salud Pública del Ayuntamiento de Vitoria y coordinador del proyecto, impulsado desde el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) y financiado por el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD), explica a EL MUNDO que las nuevas generaciones presentan respecto a las anteriores «una falta de conciencia de riesgo que supera incluso a la ya conocida conciencia de inocuidad del cannabis prevalente entre los jóvenes».

Una de las tendencias de la última década es que la edad de inicio en el tabaco (13,6 años) y en el cannabis (14,9 años) tienden a equipararse cada vez más. «Ahora muchos adolescentes acceden al humo antes a través del porro que a través del tabaco cuando antes no era así», indica Zabala, que destaca que «hoy día gran parte de los adolescentes españoles consume simultáneamente ambas sustancias y esto genera nuevas tendencias y consecuencias cruzadas que hay que tener en cuenta a la hora de desarrollar políticas de prevención».

Para este especialista, «el tabaco es el gran desconocido del porro y hay mucho por estudiar de la interacción entre ambos porque un conocimiento en profundidad de este ‘nudo’ neurobioquímico THC-nicotina cuestionaría muchos de los conocimientos, creencias y leyendas urbanas que se atribuyen al cannabis y al porro».

Según la Encuesta Global de Drogas, a diferencia de los fumadores de cannabis americanos, en Europa el 90% de los usuarios de cannabis lo mezcla con el tabaco en diferentes proporciones y con distintas formas de liado. «El añadir tabaco a la combustión del cannabis recreativo debe ser considerado como un factor de riesgo de primer nivel a considerar en todas las estrategias». Aunque queda mucho por estudiar, Zabala destaca que «cada vez se sabe más sobre la integración entre la nicotina y los receptores cannabinoides así como el cannabis con los receptores nicotínicos. Se estudia de qué forma el tabaco prolonga y aumenta el efecto del cannabis y el papel que tiene el sistema endocanabinoide en el aumento de la adicción a la nicotina».

En cuanto a si engancha más una sustancia u otra, el coordinador del proyecto EVICT aclara que «fumar cigarrillos duplica la probabilidad de llegar a consumir cannabis y viceversa. La mayoría de los españoles y europeos que usan cannabis fuman también cigarrillos. La mezcla tabaco cannabis aumenta por 5,1 la probabilidad adictiva del cannabis».

Dejar una sustancia pero no la otra

Por otra parte, con respecto al abandono del cannabis y tabaco los expertos han observado que en numerosas ocasiones las personas consumidoras de ambas sustancias quieren dejar de fumar una de las dos pero no la otra.

En este sentido, la psicóloga Ana Esteban, miembro del proyecto, afirma que «es recomendable dejar de consumir conjuntamente ambas sustancias, bien de forma simultánea (tabaco y cannabis a la vez) o secuencialmente (primero una sustancia y después la otra), puesto que existe evidencia de que la abstinencia dual (dejar de fumar tabaco y cannabis) predice mejores resultados».

La doctora Esteban explica asimismo que «estamos ante un reto científico y social que es necesario afrontar, ya que cada día se presentan nuevas evidencias que avalan la existencia de este «nudo» entre el cannabis y el tabaco».

http://www.elmundo.es/sociedad/2016/08/26/57c07b1122601dc7658b4597.html

El Estado ideal creado por Tomás Moro en su obra Utopía, una isla con pleno empleo donde no falta tiempo para el ocio, no existe en la Unión Europea. Entre otras cosas, porque millones de jóvenes ni estudian ni trabajan. Eurostat, la agencia estadística europea, ha puesto cifras este jueves al fenómeno de losninis. Pero solo se ha centrado en un pedazo de ellos: los que tienen entre 20 y 24 años. Un grupo en el limbo: muchos ya han acabado sus estudios y no siguen formándose. Pero tampoco acceden al mercado laboral. España no sale bien parada en esa foto: el salvaje aumento del paro, que ha pasado del 11% al 34,5% entre los veinteañeros en solo una década, la ha situado entre los países con mayor tasa de ninis de la UE.

El paro juvenil coloca a España entre los países con más veinteañeros ‘ninis’

Casi cinco millones de jóvenes europeos entre los 20 y los 24 años no dedica su tiempo a la formación o a un empleo, el equivalente a toda la población de Irlanda. Italia y Grecia encabezan la lista en una clasificación en la que España ocupa el sexto puesto pero con visos de avanzar: en la última década —el informe compara cifras de 2006 y 2015— ha sido el tercer país donde más ha aumentado el número de ninis de entre 20 y 24 años, un periodo crítico para la obtención del primer empleo que en muchos casos coincide con el fin de la carrera universitaria. Solo en Italia y Grecia ha sido mayor el deterioro.

La mejora de las cifras de empleo en España en los últimos años ha sido insuficiente para contener la sangría de jóvenes que permanecen fuera del mundo laboral. El estudio indica que más de uno de cada cinco españoles en esa edad —el 22,2%—, dedica su tiempo a otras actividades, una consecuencia de la elevada tasa de paro juvenil española, que supera el 40% y solo es inferior a la de Grecia en toda la UE. El lastre que ha supuesto para España la fuerte subida del desempleo en una franja de edad donde muchos jóvenes ya han dado por terminados sus estudios ha dejado fuera de juego a miles de ellos.

El mapa deja señales inequívocas: el Sur y el Este europeos acogen a la mayoría de jóvenes que se sitúan fuera del mercado mientras que nacer en la mayoría de países del Centro y Norte comunitarios proporciona mayores posibilidades de futuro como ejemplifican Holanda, Luxemburgo, Alemania, Suecia o Dinamarca, los Estados, por ese orden, con menor tasa de ninis. España ha pasado de estar por debajo de la media de la UE en 2006, cuando el estallido de la crisis era solo el augurio catastrofista de unos pocos economistas, a superarla ampliamente. En el conjunto de la UE el cambio no ha sido tan drástico y solo ha aumentado un punto la cifra de jóvenes sin perspectivas de mejora hasta situarse en el 17,3%.

Un efecto del aumento de la dificultad para encontrar empleo en la España actual frente a la de antes de la crisis es la extensión de los estudios hasta edades más avanzadas. Si en 2006 solo el 28,6% se dedicaba en exclusiva a tareas académicas, en 2015 eran el 46,3%, un dato coherente con la caída de la tasa de jóvenes que solo trabajan, que se ha reducido prácticamente a la mitad desde el 44,3 al 22,2%. Solo en Grecia hay menos.

Entre los casos de éxito pueden citarse países como Bulgaria, Polonia o Hungría, que aunque aún están por encima de la media europea, han mejorado la integración de sus jóvenes en el mercado laboral y las instituciones académicas apoyados por los fondos estructurales que han recibido tras su adhesión a la UE.

http://economia.elpais.com/economia/2016/08/11/actualidad/1470911765_986062.html

Han transcurrido 63 días desde que los más jóvenes de la casa aparcasen los libros y los cuadernos utilizados durante el curso e iniciaran sus vacaciones de verano. Ahora empieza la cuenta atrás y en pocos días, más de ocho millones de alumnos retomarán sus estudios de enseñanza de Régimen General no universitaria, según datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Esta incorporación de niños y jóvenes a las aulas, tras un dilatado periodo vacacional, se asocia con la aparición de episodios de ansiedad y angustia, al igual que les sucede a algunos adultos. Es el conocido como “síndrome postvacacional”, un proceso de adaptación que presenta unos síntomas bien definidos pero que no está reconocido por la Organización Mundial de la Salud(OMS) como enfermedad. En el grupo de población infanto-juvenil, el síndrome postvacacional puede manifestarse de forma conjunta o aislada y la sintomatología es bastante amplia: tristeza, irritabilidad, alteraciones del sueño, fatiga, pérdida de apetito, aparición de molestias corporales difusas, diarreas o vómitos. Síntomas que hacen que nuestros hijos presenten una conducta alterada.

Arancha Ortiz, psiquiatra infantil del Hospital Universitario La Paz (Madrid), indica que «el síndrome postvacacional es un fenómeno completamente normal, que dura entre uno y tres días. A veces, puede llegar a prolongarse una semana hasta que la persona se adecúa de nuevo a su ritmo de vida normal. Si no remite pasado este tiempo, quizás podrían enmarcarse dentro de los que se denomina trastorno adaptativo y habría que determinar si existen otros factores que están contribuyendo a que el niño no consiga aclimatarse a la nueva etapa”.

Según Yolanda Cuevas Ayneto, psicóloga de la salud y del deporte, “es importante saber diferenciar el síndrome postvacacional de la distimia”. En su opinión, “si el síndrome postvacacional se alarga en el tiempo y persisten pasadas dos semanas hay que acudir a un especialista para poder determinar si se trata de depresión. Detrás de ese estado emocional y físico puede haber dificultades de aprendizaje, miedo a profesores, presión de los padres por los resultados académicos, bullying, problemas de habilidades sociales o dificultades de adaptación al nuevo centro escolar, y no un proceso de adaptación natural a la nueva situación más exigente”. Cuevas Ayneto indica que “si durante un año el niño o adolescente presenta un estado deprimido o irritable la mayor parte del tiempo como criterio principal se trata de distimia, tal como lo marca el Manual de Diagnóstico de la Asociación Americana de Psiquiatría de los Trastornos Mentales (DSM), y estaría relacionado con otros criterios adicionales como exceso o falta de apetito, falta de energía, problemas relacionados con el sueño, falta de concentración, baja autoestima, dificultad para tomar decisiones o pensamientos negativos”.

Los pediatras explican que el “síndrome postvacacional” es algo normal y muy comprensible, especialmente en niños que llevan desde el mes de junio sin horarios fijos, con menos preocupaciones y responsabilidades y disfrutando de ambientes distendidos. Señalan también que la crisis de adaptación puede ocurrirle a cualquier niño: a aquellos que inician el colegio por primera vez, a los que en verano han variado mucho sus rutinas, a los que cambian de centro y, por lo tanto, también de compañeros y profesores, e incluso a aquellos que cambian de etapa en la escuela.

Por ello, Nieves Nieto, psicóloga y especialista en psicopatotolgía infanto-juvenil y atención temprana, aconseja “tranquilidad y paciencia”, tanto en el entorno familiar como escolar y comenta lo importante que resulta como norma general “la actitud positiva frente a la reincorporación a las rutinas y al colegio”. Asimismo, subraya que “hay que es importante hacerles ver lo positivo de cada época del año y no ser un ejemplo de negatividad frente a nuestra propia reincorporación al trabajo”

Cuevas Ayneto ofrece a los padres una serie de consejos para que sus hijos afronten esta nueva realidad con serenidad y de la manera menos traumática posible.

  1. Ayúdales a que expresen lo que les sucede y respeta el proceso. Muchos niños se encuentran mal y no saben las razones. Su falta de madurez impide que sepan describir lo que sienten y les hace más vulnerables. Observar y hablar de la sintomatología les ayudará a que tomen conciencia. Es importante entender también que cada niño lleva su proceso y que los hermanos, por ser hermanos, no tienen por qué adaptarse igual a una misma situación.
  2. No alimentes sus angustias. Lamentarse de que acaban las vacaciones entrena y favorece un modo de afrontar la situación de manera “tóxica”. Las malas caras y el mal humor potencian un estado negativo y al final la vida familiar se ve afectada.
  3. No des consejos sin saber las razones de su estado y valida sus emociones. Si su miedo es el nuevo profesor de nada sirve que le digas que va a ver a sus amigos. Transmítele tu apoyo. Recibe sus emociones, no le des portazo con expresiones tipo ¿por esa tontería estás así?
  4. El cerebro es teflón para lo positivo, así que enseña a fijar todo lo positivo. La actitud optimista se entrena. Por ejemplo, recuérdales que van a reencontrarse con amigos a los que les van a hacer partícipes de sus vacaciones más allá de compartir fotos por las redes sociales. También, habla con ellos sobre lo divertido que es iniciar su actividad deportiva favorita, disfrutar de sus juguetes, aprender cosas nuevas o hablar de las excursiones que van a hacer este año con el colegio o instituto.
  5. Es importante no volver casi la víspera del comienzo del curso pues esta situación aumenta la probabilidad de padecer “síndrome postvacacional”. A veces con la excusa de que está todo preparado, se pasa directamente del mar al pupitre. Así no se da tiempo para que se adapten. Facilítales ese tránsito permitiendo que forren libros o te ayuden, que pongan su nombre de forma original, diseñen la portada del cuaderno según la asignatura, elijan mochila o estuche. Es importante implicarles en este proceso. Si puedes, recoge el material didáctico la semana anterior para que lo hojeen y se familiaricen. Su cerebro comenzará a conectar con la nueva realidad.
  6. Fomenta los “hábitos de septiembre”. Que se acuesten antes y que los horarios de comidas, meriendas, cenas y baños se aproximen a su horario habitual. Así se facilitará el cambio al cerebro.
 http://elpais.com/elpais/2016/08/19/mamas_papas/1471593536_350119.html

«Todo el mundo tiene su propia vocación. El talento es la llamada», escribió el filósofo estadounidense Ralph Waldo Emerson en su texto Leyes Espirituales(1841), incluido en Ensayos (Cátedra). Y el talento brota en una fase muy temprana. Tanto que, por ejemplo, los genes de ciertos cromosomas están relacionados con la habilidad para aprender música, como demostró un estudio de 2014 de la Universidad de Melbourne (Australia). Ese mismo año, otro estudio publicado en Nature por científicos británicos encontró que la aptitud para la lectura y las matemáticas en niños de 12 años “tiene un componente genético sustancial”.

Pongamos que su hijo demuestra una gran facilidad para una materia concreta. ¿Destacará en ella el día de mañana, de una manera natural? Algunos pueden venir al mundo siendo un Mozart, Dickens o Einstein en potencia, pero el entorno influye y mucho. “Sabemos que cada niño viene dotado de serie de unos genes que le predisponen para destacar en ciertas habilidades físicas, artísticas, musicales, matemáticas o lingüísticas”, afirma Álvaro Bilbao, neuropsicólogo y autor del libro El cerebro del niño explicado a los padres (Plataforma). “Estos genes se van expresando a medida que el cerebro va madurando y que el niño está expuesto a situaciones que estimulan dichas habilidades. Podríamos decir que la potencialidad está ahí desde siempre y se evidencia cuando entra en contacto con el estímulo”.

Según el neuropsicólogo Álvaro Bilbao, hay genes que predisponen a destacar en ciertas materias, pero solo se expresan si se estimulan

El colegio es una pieza fundamental para fomentar habilidades, desarrollar incipientes talentos y canalizar correctamente la trayectoria académica. Pero el sistema educativo actual no lo hace, opinan expertos en el campo de la educación de todo el mundo. Uno de ellos es el británico Richard Gerver, un profesor que convirtió el desangelado colegio que dirigía a las afueras de Nottingham en un ejemplo de innovación que atrajo a intrigados colegas de 50 países. Fue en 2002, y desde 2007 predica sus apasionadas diatribas sobre la nueva educación en conferencias y en libros como Crear hoy la escuela del mañana (SM). “Todos los individuos tenemos intereses y talentos naturales”, explica desde Londres. “Nuestra labor es educarlos y, junto a los padres, ayudar a cada niño a descubrir qué es lo que le hace único”.

Eso ha sido así desde siempre, pero ahora resulta más necesario que nunca. En los últimos 20 años, la era de la información lo ha transformado todo de forma radical, mientras la educación está anclada en los esquemas de mediados del siglo XX. La consecuencia es que, a grandes rasgos, los niños de hoy aprenden igual que sus padres y abuelos. “El sistema solo aprecia lo académico y necesitamos crear una experiencia educativa más amplia que ayude a los jóvenes a encontrar aquello que les interesa y a descubrir su propio talento”, sostiene Gerver. “Para que esto sea posible, hay que aumentar la cantidad de experiencias que los niños tienen a lo largo de su trayectoria educativa. Eso se consigue proporcionando oportunidades para que dichas experiencias surjan en la escuela, dando a todas el mismo valor”.

Centros de puertas abiertas (literalmente)

Luis Cacho habla de un nuevo paradigma educativo. Este musicólogo riojano preside la Fundación Promete, creada en 2003 con el propósito de “promover un mayor y mejor desarrollo del talento de todas las personas, mediante el diseño y realización de proyectos de innovación educativa y social”, dice su web. Según Cacho, para adecuar la enseñanza a los nuevos tiempos, y poder explotar satisfactoriamente el talento oculto de chicos y chicas, hay que convertir los centros en algo más que en espacios donde uno aprende de memoria la tabla periódica.

Asunto de debate

El análisis de nuevos modelos educativos es objeto constante de foros, jornadas, ponencias y debates. Conozca la agenda de eventos relacionados para este otoño, gratis en nuestra aplicación.

“Hay que abrir los centros, permeabilizarlos a la participación de la comunidad educativa: padres, profesionales, empresas, instituciones del entorno local que estén dispuestas a ceder recursos y enriquecer las experiencias de aprendizaje”, sostiene. “Habría que convertir cada escuela en una comunidad educativa que dedique más atención al interés vocacional de los alumnos de forma complementaria a la pedagogía tradicional. No se trata de quitar asignaturas, sino que con una parte menor del tiempo lectivo se pueda transformar la comunidad educativa”.

Es necesario también motivar al alumno para que no tire la toalla al terminar la ESO como ha hecho un 19,97% de los jóvenes que ahora tiene entre 18 y 24 años, según la Encuesta de Población Activa (EPA) de 2015. “Debemos implicar al alumno en su aprendizaje ya que se duplican las tasas de éxito escolar. Se logra dejando espacio para su creatividad e intereses genuinos y generando espacios y tiempo para su conexión social”, observa Cacho. Matiz importante: la enseñanza personalizada no se dirige a crear seres individualistas, sino a fomentar lo mejor de cada alumno para que pueda ponerlo al servicio de sí mismo y de la sociedad.

De la teoría a la práctica

“La educación hay que personalizarla cuanto antes por una razón: porque los niños no nacen iguales”, defiende José Antonio Marina, filósofo, pedagogo y autor de libros como La educación del talento (Ariel). Hace ocho años fundó unauniversidad on line de padres. “Estamos en el siglo de la epigenética, que nos dice que todos nacemos con un genoma, pero unos genes se activan y otros no dependiendo del entorno, y dentro de ese entorno está la educación. Hoy debemos estar muy atentos a qué habilidades tienen los niños y adolescentes. El desarrollo del talento se basa en un entrenamiento bien dirigido y muy tenaz”.

“El sistema actual solo aprecia lo académico, pero los jóvenes deben descubrir su talento”, (Richard Gerver, profesor)

La gran pregunta es cómo se llevan estas ideas a la práctica. Marina: “En algunos centros avanzados facilitan que el niño pueda dedicar más tiempo a esa afición o habilidad, en vez de llevarlo a extraescolares a lo loco. Hay niños que tienen altas capacidades para las matemáticas, por ejemplo, y en su clase se aburren y acaban odiando la escuela. ¿Por qué no dejar que ese niño, en matemáticas, pase al curso siguiente? La solución es fácil”.

“Siempre es bueno que el niño que desea aprender y disfruta con una materia tenga algún enriquecimiento”, coincide Álvaro Bilbao, que este junio participó en el ciclo de conferencias La educación que queremos…, organizado por la Fundación Botín en Madrid. “Lo ideal sería tener un modelo educativo más flexible con asignaturas troncales obligatorias, como lengua, matemáticas o ciencias sociales, distribuidas en distintos niveles, y otras optativas, como pintura, fotografía o debate, que permitieran que cada niño vaya trazando su propio itinerario en función de sus propias habilidades e intereses”. Para lograrlo, debe haber “complicidad” entre profesores y padres. “Es fundamental, ya que incentivar estas capacidades suele requerir muchas dosis de tiempo e imaginación”, explica el neuropsicólogo. En definitiva, regar esa semilla para que, en la edad adulta, el talento brille en todo su esplendor.

Excelencia cercana

Para obtener buenos ejemplos de educación personalizada no hay que irse a los países nórdicos. En Alcorcón, localidad al sur de Madrid, está el Colegio Fuenllana, que en el informe PISA para colegios 2016, ha obtenido no solo una puntuación muy por encima de la media de los colegios españoles, sino superior a la de Finlandia, arquetipo de la enseñanza de calidad. Este centro concertado acoge niños desde infantil a bachillerato, con ciclos de formación profesional. Y, según la directora, Virginia González, una de las claves de su éxito es precisamente el seguimiento exhaustivo de cada alumno. “Tenemos un sistema tutorial individualizado que nos permite personalizar su ritmo de aprendizaje. También se detecta en actividades extraescolares y proyectos de enriquecimiento”, explica. Entre ellos, disponen de una escuela de debate, “que ayuda a potenciar habilidades del lenguaje”, y anteriormente desarrollaron un proyecto de excelencia literaria para descubrir talentos en ese ámbito. “Las habilidades no siempre son evidentes: hay niños con un enorme potencial en una asignatura, pero la suspenden en los exámenes”, apunta.

http://elpais.com/elpais/2016/08/18/buenavida/1471535055_752205.html?por=mosaico%3Fid_externo_rsoc%3DFB_CM

Cuando los niños se sienten bien consigo mismos están dispuestos a tomar más riesgos, tanto académica como socialmente. Esto les permite superarse así mismos, tener más amigos y quererse más. Los padres deben comprender qué es la autoestima y las estrategias que construirán de manera efectiva la autoestima de sus hijos.

Nutrir la autoestima de un hijo es una responsabilidad considerable. Al fin y al cabo, el sentimiento de autoestima sienta las bases para su futuro, a medida que se dispone a probar nuevas cosas por su cuenta.

La autoestima: El arte de quererse

Según la terapeuta familiar Jane Nelsen, la autoestima supone tener un sentido de pertenencia e implica la creencia de que somos capaces.

Madre abrazando a su hija sonriendo

“Como cualquier padre sabe, la autoestima es una experiencia fugaz”, dice Nelsen.“A veces nos sentimos bien con nosotros mismos y a veces no. Lo que realmente estamos tratando de enseñar a nuestros hijos son habilidades para la vida, como la capacidad de recuperación.”

Tu meta como padre es asegurarte de que tu hijo desarrolla el orgullo y el respeto hacia sí mismo, así como la fe en su capacidad para manejar los desafíos de la vida

Estrategias para que los niños aprendan a quererse más

Ayudar a aumentar la autoestima de tu hijo es una tarea de todos los días. Integra las siguientes estrategias en tu día a día y no olvides que, si quieres enseñar a tu hijo a quererse más, debes quererte tú también, porque el ejemplo es lo primero.

1 – Dale amor incondicional

La autoestima de un niño florece cuando sus padres sienten verdadera devoción por él, sin condiciones.

Un niño debe sentir que sus padres le quieren tal y como es, por lo que es.Acepta a tu hijo tal y como es, independientemente de sus fortalezas, dificultades,  temperamento o habilidades.

Madre abrazando a su hijo con ramo de flores

2 – Préstale atención

Saca tiempo para darle a tu hijo toda la atención que puedas y toda la que él requiera. Con esto le envías un mensaje clave para su autoestima: que piensas que él es importante y valioso.

Pero no es una cuestión de cantidad. De lo que se trata es de dejar lo que estés haciendo para atender a tu hijo, de preguntarle con interés por sus cosas, de hablar con él cuando estéis juntos, de responder a sus preguntas.

3 – Enséñale límites

Establecer reglas razonables y consistentes para tu hijo es importante para su autoestima. Y si se rompe una regla, asegúrate de que conoces las consecuencias de antemano -y aplícalas-.

Los niños se sienten más seguros cuando hay reglas, las conocen y las entienden. Esto les ayuda vivir de acuerdo a unas expectativas. Lo importante no es que haya muchas reglas, sino de que sean coherentes y respondan a un fin justo.

4 – Apóyale para que asuma riesgos

Anima a tu hijo a explorar algo nuevo, como comer un alimento diferente, hacer un nuevo amigo, practicar un deporte o manejar algo. Apuesta por actividades que promuevan la cooperación y no la competencia. El voluntariado es especialmente útil en la construcción de la autoestima.

Aunque siempre existe la posibilidad de fracaso, sin riesgo  hay pocas oportunidades para el éxito. Por eso debes estar con él para ayudarle a levantarse y a entender que de los fallos se aprende, que eso le hace estar más cerca de hacerlo mejor y que solo el que lo intenta puede conseguirlo.

5 – Deja que comete errores

Tomar riesgos implica la posibilidad de cometer errores. Estas son lecciones valiosas para la confianza de tu hijo. Los errores le permiten pensar, buscar soluciones y enfrentarse al reto de superarse a sí mismo.

Debes dejarle que tome sus propias decisiones y que se confunda. Cuando lo haga mejor, cuando lo consiga, la satisfacción le hará sentirse bien consigo mismo. Esa satisfacción quedará como un recuerdo la próxima vez que se enfrente a un reto.

6 – Celebra los éxitos y los aspectos positivos

Todo el mundo responde bien a los estímulos positivos. Por eso tienes que hacer un esfuerzo para reconocer las cosas buenas que tu hijo hace todos los días y hacérselo saber. Además, debes ser específico. Esto aumentará su sensación de logro y la autoestima.

Hija y madre sonriendo

7 – Escúchale

Si tu hijo tiene que hablar contigo, para y escucha lo que tiene que decirte.Él necesita saber que sus pensamientos, sentimientos, deseos y opiniones importan.

8 – Ayúdale a sentirse cómodo con sus emociones

Ayuda a que tu hijo entienda lo que le ocurre y a que se sienta cómodo con ello. Para ello es muy útil utilizar el etiquetado de las emociones. Y acéptalas tú también. Que aceptes sus emociones sin juicio ayudará a tu hijo a validar sus sentimientos y demostrar que  valoras lo que tiene que decir.

9 – No le compares con otros

Recuerda que tu hijo tiene que luchar contra muchas cosas, incluida la vergüenza, la envidia y la competencia. Incluso, las comparaciones positivas son potencialmente perjudiciales, porque a un niño le puede resultar difícil sentirse la altura y puede sentirse presionado.

Deja que tu hijo sepa que lo aprecias como el individuo único que es. Esto le ayudará también a valorarse a sí mismo.

10 – Enséñale respeto y compasión

Los niños que aprenden a respetar las cosas y las personas y a ser compasivos con ellas aprenden a valorarse a sí mismos y a quererse más. El respeto y la compasión estimulan las actitudes de ayuda a los demás y modela los valores.

11 – Corrige sus creencias erróneas  

Es importante que identifiques las creencias irracionales que tu hijo pueda tener sobre sí mismo para ayudarle a quererse más. Estas creencias pueden tener que ver con su aspectos, sus habilidades o sus capacidades.

Ayúdale ante la frustración y refuerza su perseverancia. Enséñale también a establecer criterios claros y a ser realista.

Los niños practican deportes por diversión. Olvidar esta máxima y generar presión en los hijos es el mejor camino para conducirles a que lo abandonen.

“Me siento triste cuando mi padre me regaña después del partido. Me dice que no he jugado con intensidad, que así no seré nunca un jugador de Primera División, que fallo en los pases porque me falta concentración. Y mi madre le apoya. Dice que juego como si no me importara ganar. También me echan en cara que se gasten dinero en mí y que me dedican muchas horas llevándome y recogiéndome del fútbol. A mí me gusta jugar al fútbol, me gusta aprender cosas nuevas, dar un pase de gol, estar con amigos, ganar, pero tampoco me importa mucho perder, porque eso es lo que nos dice el míster. Pero últimamente ya no disfruto, vengo a jugar los fines de semana nervioso, pensando que si no le gusto a mi padre, lo oiré gritar desde la banda, me dirá que me mueva, que espabile, y a veces me siento tan nervioso que no sé ni por dónde va el balón. Si vale la pena seguir viniendo cuando ya no disfruto. Pero si decido no jugar más, también les voy a decepcionar”.

Son muchos los padres y madres que acompañan a sus hijos a los partidos, competiciones y entrenamientos. Se sientan en la grada, observan, les dan directrices y se involucran en el deporte de sus hijos como si ellos fueran los que dirigen. Existen diferentes especímenes de padres y madres.

Los que asumen papeles positivos. Son aquellos en los que el interés del padre está en que su hijo disfrute de lo que hace.

Habla cuando estés enfadado y harás el mejor discurso que tengas que lamentar”

Ambrose Bierce

El padre taxista. Acompaña a su hijo, le deja en el entrenamiento, le recoge. Suele ser un padre al que los deportes le gustan bastante poco, pero le interesa que su hijo sea feliz.

El padre positivo. Anima, refuerza, se preocupa por cómo han ido los partidos. Le transmite entusiasmo sin presión. Felicita al chaval por el mero hecho de jugar y entrenar.

El padre involucrado. Le gusta participar en las decisiones y propuestas del club. Se interesa por la formación de los chavales o porque el centro obtenga ingresos. Este tipo de padres son activos en la divulgación de valores en el club y participan con cualquier acción que pueda mejorarlo.

Existen otros papeles, los negativos. Son aquellos en los que el comportamiento del padre influye negativamente en su hijo, generándole presión, exigiendo resultados y poniendo unas expectativas por encima de lo que el entrenador o el club esperan del niño.

En buena línea

¡Usted es su padre, no su entrenador!

“Lo más importante del deporte no es ganar,
sino participar, porque lo esencial en la vida
no es el éxito, sino esforzarse por conseguirlo”

 

El padre pesado. Se pasa todo el día hablando de lo bien que juega, nada o corre su hijo y de que apunta maneras. No presiona directamente al niño, pero sin querer le traslada que su valor como chaval está en el juego.

El padre entrenador. Grita directrices desde la banda, corrige a su hijo cuando se monta en el coche, incluso contradiciendo las indicaciones del entrenador. Genera confusión en el niño, que por un lado tiene una idea de juego que el profesional trata de inculcarle, y por otro, la versión de su padre o madre. En deportes como la natación, este padre está en la grada paseando de punta a punta de la piscina, cronómetro en mano, midiendo tiempos y apuntando en una libreta. No es de recibo crear presión en el niño con distintos mensajes. ¿A quién cree que debería obedecer su hijo?

El padre que se cree Cholo Simeone. Trata de motivar, transmitir garra, le pide al hijo que se entregue, que se esfuerce, que se deje la piel en la cancha, que trabaje, que compita como si se le fuera la vida en ello. Pero olvida algo muy importante: ni su hijo es un jugador de Primera División que tenga que ganarse la vida jugando ni él es el entrenador del Atlético de Madrid. Solo consigue que su hijo pierda de vista los valores que le transmite el club, donde normalmente prevalece la generosidad por encima de la individualidad, disfrutar y aprender por encima de los resultados, y el juego limpio por encima de competir a cualquier precio.

El padre que resta en todos los sentidos. Da gritos desde la grada, desacredita al míster, le dice a su hijo que no entiende por qué él no juega cuando sus compañeros son peores que él, se comporta de forma grosera con el rival, insulta al árbitro y otras impertinencias más. Es el padre del que cualquier hijo se sentiría avergonzado.

Los motivos por los que los padres pierden los papeles son diversos. Muchos esperan que sus hijos les saquen de pobres convirtiéndose en Nadales o Cristianos. Otros desean que su hijo gane todo porque sus victorias son sus propios éxitos, es la manera de sentirse orgullosos del chaval y presumir de él delante de sus amigos y en el trabajo. Otros proyectan la vida que ellos no pudieron tener. Otros no tienen ningún autocontrol. No lo tienen en el partido de sus hijos, ni cuando conducen, ni cuando se dirigen a las personas. Y por últimos están los que cruzan los límites sencillamente porque no tiene consecuencias. Saben que está mal, pero su mala educación o ausencia de valores les hace comportarse como personas poco cívicas y desconsideradas.

El valor está en hacer deporte, porque es una conducta saludable, pero sobre todo en ser capaces de divertirse y relacionarse con los amigos. Lo demás no importa. Si no le presiona para que se supere con la consola de videojuegos, ¿por qué lo hace cuando va a los partidos? En el momento en el que la palabra jugar pierde valor –“jugar al baloncesto”, “jugar al fútbol”, “jugar al tenis”–, su hijo dejará de disfrutar y no querrá seguir yendo.

Si es padre o madre, recuerde, por favor, que es un modelo de conducta para su hijo y para sus compañeros de equipo. A los hijos les gusta sentirse orgullosos de sus padres y, en cambio, lo pasan terriblemente mal cuando se les avergüenza. Ser modelo de conducta conlleva mucha responsabilidad, porque sus hijos copian lo que ven en usted. Y su forma de comportarse debe ser la ejemplar para que facilite el aprendizaje de una serie de valores que acompañan al deporte.

Si como padre o madre desea sumar, tenga en cuenta el siguiente decálogo:

1. Recuerde el motivo por el que su hijo hace deporte. El principal es porque le gusta. Existen otros, como practicar una conducta sana, estar con amigos o socializarse. El objetivo no es ganar.

2. Comparta los mismos valores que el club. Busque un centro deportivo afín a su filosofía de vida.

3. No dé órdenes. Solo apóyele, gane o pierda, juegue bien o cometa errores.

Disfruta del viaje, y deja de preocuparte por la victoria y la derrota”

Marr Biondi

4. No le obligue a entrenar más, ni a hacer ejercicios al margen de sus entrenamientos. Su hijo no es una estrella, es un niño. Aunque tenga talento, puede que no quiera elegir el deporte como profesión y solo lo practique por diversión.

5. No presione, ni dé directrices, ni grite, ni increpe, ni maldiga; no haga gestos que demuestren a su hijo que se siente decepcionado por su juego.

6. Respete a todas las figuras que participan en la comunidad deportiva: entrenador, árbitros, otros técnicos, jardineros…

7. Controle sus emociones. No se puede verbalizar todo lo que pasa por la mente. Las personas educadas no muestran incontinencia verbal.

8. Nunca hable mal de sus compañeros. Los otros niños forman parte del equipo. El objetivo grupal siempre está por encima del individual. Y hablar mal de sus colegas es hablar mal de la gente con la que comparte valores, emociones y un proyecto común.

9. Modifique su manera de animar. No se trata de corregir al niño, sino de reforzarlo.

10. No inculque expectativas falsas a su chaval, como decirle que es un campeón, que es el mejor y que si se esfuerza podrá llegar donde quiera.

La felicidad de los niños está por encima de todo. Siéntase siempre satisfecho con lo que haga, gane, pierda o cometa errores. Felicítele por participar más que por competir. Y recuerde que su hijo hace deporte para divertirse él, no para que lo haga usted.

http://elpais.com/elpais/2014/09/19/eps/1411145614_994965.html

Hay quien sigue pensando aquello de que abrazar mucho a los niños, demostrarles afecto y cariños continuados harán que los más pequeños se malcríen. Que haremos de ellos pequeños tiranos ingobernables.

Quizá por eso, aún seguimos escuchando frases como “que es mejor despegarse lo antes posible de ellos”, o que atenderles por las noches cuando lloran es un error, y que es mejor dejar que se calmen en soledad. Hemos de ir con mucho cuidado ante estas creencias populares, que en ocasiones, no suelen encerrar demasiadasabiduría.

El amor que se ofrece con sabiduría, plenitud, libertad e inteligencia, jamás hará que un niño se malcríe. Porque educar en emociones es educar desde la alegría y no desde el miedo, o la coacción.

El mayor causante de la “malcrianza” de un niño está en realidad en la falta de atención, en la despreocupación o incluso en la comodidad. En recurrir por ejemplo a ofrecerle nuestro teléfono móvil a un niño de 2 años para que se calme, y esté entretenido un rato mientras nos ocupamos de otras cosas. Ofrecer atención, cariño y amor a nuestros hijos jamás hará que se malcríen.

La crianza a través de la Inteligencia Emocional

niña durmiendo en salón de juegos cuidando de que otros niños no se malcríen

Todos tenemos claro también que hay niños exigentes que demuestran un alto nivel de demanda. Quieren atención, reconocimiento, palabras y juegan a desafiar nuestros límites constantemente. Lo creamos o no, el cariño va a seguir siendo nuestra herramienta clave. Ahora bien, desplegaremos un cariño inteligente que sabe de estrategias.

El cariño sabio que sabe reconocer al niño en sus aciertos, que pone límites y que hace uso de la orientación positiva en sus errores, consigue educar a una persona más segura de sí mismo, con menos frustración y mayor autoestima.

Sabemos que educar no es fácil. Que cada niño tiene unas necesidades y que los mismos consejos no sirven ni siquiera para dos hermanos.

Ahora bien, el que no se malcríen no depende en absoluto de las atenciones que les prestemos, sino en ofrecer una  “atención de calidad e inteligente”. Por ello, es necesario tener en cuenta estas pautas:

Sí al apego seguro y coherente

Los niños, en especial en los primeros años, necesitan de un apego con sus padres para desarrollar un vínculo seguro con ese primer contexto social que es la familia.

Un apego seguro implica que siempre vamos a reaccionar igual. Un bebé cuando llora necesita ser atendido, un niño cuando hace una pregunta espera ser respondido.

Si no atendemos, si no respondemos a sus preguntas, el niño intentará llamar nuestra atención de mil formas posibles. Nuestros hijos necesitan hábitos coherentes, y un apego firme y constructivo donde se sienta seguro para descubrir el mundo de nuestra mano. Día a día, irá avanzando con mayor independencia.

Evita caer en la estrategia más fácil

Querer a alguien es preocuparte por ese alguien, en este caso, nuestros hijos. Y preocuparnos e invertir tiempo en nuestros hijos jamás hará tampoco que se malcríen.

  • Hay padres y madres que por ahorrar tiempo y evitar lágrimas o berrinches prefieren “la salida más fácil”: ceder.
  • Si mi hijo llora porque no le he dado la leche en la taza de su hermana mayor, acabo quitándole la taza a uno para dársela a otro. Y en efecto, puede que acabe antes y se terminen las lágrimas, pero lo que estaré haciendo, efectivamente, es ceder: “malcriar”.
  • Y puesto que les queremos, les enseñaremos a gestionar esas emociones.A que uno no siempre puede conseguir lo que desea, y a que la rabia, las lágrimas, no siempre son caminos para conseguir nuestros objetivos.
  • Les diremos que no, y puede que hoy lloren, al igual que mañana y pasado. Pero seremos firmes y seguiremos educando su resistencia a lafrustración hasta que al final, lo entiendan.
niña con unicornio tocando la flauta

No hagas uso del chantaje emocional, utiliza la Inteligencia Emocional

“Es que me vas a matar a disgustos”, “Pórtate bien por que si no ya no te querré”, “Si haces esto todos los niños se van a reír de tí”… este tipo de chantajes emocionales no son una buena estrategia.

  • Recuerda siempre que la palabra tiene poder, y que los niños entienden mucho más de lo que pensamos.
  • Evita el chantaje emocional o daremos al mundo el día de mañana hábiles chantajeadores que harán infelices a otros.
  • Toda norma se argumenta, toda obligación o castigo debe explicarse para que el niño la entienda.
  • Atiende sus emociones e intenta que esa rabia, ese miedo o tristeza, contenida se traduzca siempre en palabras.
Dedicarles tiempo, mirarles a la cara y a su altura cuando te hablan y hacer que cada una de sus palabras sea lo más importante para ti, no hará jamás que se malcríen.

Darles voz, reconocimiento y autonomía en el día a día tampoco hará que se malcríen

Cuando les ofrecemos una responsabilidad y les damos un poco más de libertad, no estamos malcriándolos. Les ayudamos a crecer y asumir nuevos papeles, nuevos retos.

  • El apego en los primeros años de crianza ofrece seguridad al niño para crecer y descubrir el mundo desde nuestra mano.
  • Día a día, esa mano se irá retirando poco a poco para guiarles más con la palabra, con la mirada sincera, con el abrazo de quien sabe ofrecer reconocimiento, amor y ánimos cuando se necesita.
Ayudar a crecer a un niño es darles ejemplo cada día, es ofrecer tiempo de calidad y un amor sabio y pleno que no entiende de chantajes, que busca educar niños felices para dar al mundo adultos capaces, libres y maduros el día de mañana.
madre con hija abrazadas por la espalda evitando que los niños se malcríen

Imágenes cortesía de Nicoletta Ceccoli y Claudia Tremblay