«Papá, no me avergüences». Los adolescentes se desahogan. Comienzan a elegir su propia ropa, prefieren ir solos de compras o con sus amigos, surgen los primeros secretos, las mentiras… Y, paralelamente, les avergüenzan ciertas conductas de los padres. La más clásica: que verbalicen cosas de su vida personal en las reuniones familiares. Posiblemente, si usted es padre de un hijo o hija adolescente (la Organización Mundial de la Salud -OMS- define este agitado periodo como el que va de los 10 a los 19 años), habrá sentido en sus carnes estas actitudes. Incluso quizá pueda recordar cuando ocurría con sus propios padres.

Estos comportamientos son algo absolutamente natural al llegar a esta edad, ya que la adolescencia es una fase clave en el proceso de la formación de la identidad. En palabras de la OMS, “es un periodo importante del crecimiento y la maduración del ser humano”. Durante este tiempo se producen cambios singulares y se establecen muchas de las características del adulto. Tal y como nos explica Eva María Barata Cuenca, psicóloga clínica y de la salud, además de la evolución física, se producen transformaciones de carácter emocional y social: “Es el momento en el que surge el cambio entre adorar a los padres, que se ven como único modelo de referencia, a convertirse en personas con más independencia. En este proceso, algunos comentarios y conductas de los padres provocan vergüenza en sus hijos”.

El sentimiento de vergüenza hacia los padres que surge en esta fase de la vida del hijo no es algo personal hacia las personas que le trajeron al mundo, sino que tiene que ver con la necesidad del adolescente de encontrar su propio espacio en la vida. “Empiezan a vivir experiencias con más valor y emocionalidad. Existen contradicciones porque, por un lado, mantienen conductas infantiles pero, por otra parte, dan indicios de independencia. Aparece la autocrítica hacia ellos mismos y al mundo que les rodea, buscan su espacio e intimidad, su autonomía y diferenciar su mundo del de sus padres”, señala la psicóloga. Entonces no es de extrañar ver cómo los niños comienzan a confiar más en sus amigos que en sus progenitores, pasando a ser ellos su ejemplo a seguir.

La adolescencia es el momento en el que surge el cambio entre adorar a los padres, que se ven como único modelo de referencia, a convertirse en personas con más independencia. En este proceso, algunos comentarios y conductas de los padres provocan vergüenza en sus hijos”

Para los padres primerizos recordarles que se trata de un proceso natural. Es recomendable afrontarlo con serenidad, escucharles y respetar su espacio aunque sea difícil en los primeros momentos. Lo más adecuado es evitar ciertas conductas que teníamos cuando eran pequeños y que ahora, si las mantenemos, ellos las viven como una crítica a su imagen ante el mundo. Y, sobre todo, restar importancia y no hacer un drama de lo que solo será una etapa transitoria. “Se trata de normalizar ese sentimiento de vergüenza que surge en nuestros hijos y enfocarlo como resultado de un cambio en la edad de estos, el paso de la edad infantil a la adolescencia y la posterior entrada a la edad adulta”, apunta Eva María Barata. Un último consejo: intente ponerse en su lugar y pensar en cómo se sentirá antes de que usted decida lanzarse a contar una historia de su infancia o a intentar ser su colega.

Por si sirve de ayuda, hemos querido recoger las anécdotas de adolescentes sobre las veces que sus padres les han abochornado por una u otra razón. Y lo centramos en el padre…

Nota: aunque surjan dudas después de leer estos reproches, todos los niños consultados aman sobre todas las cosas a sus padres.

COSAS QUE ME AVERGÜENZAN DE MI PADRE

1. María (14 años): «Eran las fiestas de mi pueblo y estaba en la plaza con mis amigas. Mi madre y mi padre, mi tía y algunos amigos de ellos estaban cerca nuestro. De repente, mi padre vino donde estaba yo con mis amigos ¡y se puso a bailar conmigo delante de todo el mundo! Qué horror».

2. Lidia (17 años): «Resulta que mi padre ahora en lugar de enviarme mensajes escritos por guasap me los envía de voz, como hago yo con mis amigas. Un día me envió uno, tenía el volumen alto y me llamaba ‘pispajín’, como hacía cuando tenía tres años. Todo el mundo alrededor lo escuchó. Me puse roja».

3. Jorge (10 años): «Hace poco íbamos en el coche a ver a mis abuelos y un señor se cruzó en la carretera. Mi padre pegó un frenazo y casi le atropella. Los dos empezaron a gritarse e insultarse. Mi padre se enfadó tanto que se bajó del coche. Yo pensaba que se iban a pegar. Al final mi madre tuvo que bajarse también y llevarse a mi padre de allí».

4. Víctor (16 años): «Mi padre se puso a discutir en mitad de un partido de fútbol en el que yo estaba jugando con un padre de un niño del otro equipo. Discutían por quién era mejor. ¡Casi se zurran!».

5. Gabriela (15 años): «El otro día estaba con mis amigas enseñándoles una foto en mi móvil y mi padre me envió un mensaje por snapchat. Claro, mis amigas vieron que era mi padre y quisieron ver el vídeo. Lo tuve que poner y qué vergüenza. Era él haciendo el tonto en la cocina».

6. Sergio (16 años): «Odio que cuente mis historias a sus amigos. Un día hizo que les enseñase a unos amigos suyos que vinieron a casa el chupetón que me había hecho una chica en el cuello. Qué vergüenza».

7. María (16 años): «Cuando se acerca donde estoy con mis amigas y utiliza expresiones viejunas tipo ‘chachi».

8. Adrián (15 años): «Si hay algo que me avergüenza de mi padre es su tono de móvil. Mira que hay tonos donde elegir que se tuvo que descargar Qué viva España. Cada vez que le llaman suena a todo trapo».

9. Elena (12 años): «Me acuerdo de una mañana que mi padre nos llevaba al colegio que se estropeó la alarma del coche y no paraba de sonar. Nos llevó todo el camino a mi hermano y a mi hasta la puerta del cole en plan ambulancia. ¡Nos miraba todo el mundo!».

10. Blanca (16 años): «Unas vacaciones de Navidad, mis padres, mi hermana y yo fuimos a Nueva York y pasamos allí el Año Nuevo. El día de Nochevieja reservamos para cenar en un restaurante en el que los camareros cantaban y bailaban. Una de las canciones fue la de Los Pajaritos. Mi padre se emocionó mucho (demasiado) y salió a bailar y a cantar en mitad del restaurante. ¡Me quería morir!».

11. Rubén (12 años): «Mis padres me llevaron de vacaciones una vez a Disneyland Paris. Cuando nos íbamos del hotel cogieron las toallas de su habitación y se las guardaron en la maleta porque les gustaban para casa. En la recepción vino un señor corriendo antes de que nos fuésemos y les dijo algo que no entendíamos, pero hacía gestos con una toalla en la mano. Yo me puse rojo de la vergüenza porque nos habían pillado, pero mis padres se hacían los locos y decían que no entendían nada. El hombre quería abrir las maletas y mi padre no le dejaba. Todo el mundo nos estaba mirando. Al final nos marchamos de allí con las toallas, pero pasé un rato malísimo».

12. Marina (16 años): «La vez que mi padre me ha hecho pasar más vergüenza fue cuando íbamos a la Plaza Mayor, de Madrid, en Navidad, y al entrar me agarró del brazo y empezó a hacer el idiota, a gritar y a bailar. No podía soltarme y todo el mundo nos miraba».

13. Claudia (14 años): «Mi padre, que tiene Instagram, me sigue. El otro día subí una foto y se puso a comentarla. Yo borraba los comentarios, pero él seguía. Hasta que me puso: ‘¡Pero no borres los comentarios que soy tu padre!’. Le bloqueé. Casi me castiga».

14. Cristina (16 años): «Mi padre tiene la costumbre de cantar en casa a gritos. Hay veces que tiene hasta su gracia, pero un día que fui a casa con mis amigos y estábamos en mi cuarto, empezamos de repente a escuchar algo. Un amigo dijo: ‘¡Es alguien cantando!’. Yo les dije que sería algún vecino. Al final se dieron cuenta de que era mi padre. ¡Casi me muero de la vergüenza!».

15. Andrea (16 años): «Una vez que volvíamos de vacaciones y paramos a comer, vi a uno de los del programa Mujeres, hombres y viceversa y se lo dije a mi padre. Él quería que el chico viniera para que me diese dos besos y me hiciera una foto con él y yo no quería porque me daba vergüenza. Al final mi padre le llamó. Vaya papelón».

16. Gorka (16 años): «Estaba yo en el gimnasio y apareció mi padre con un chandal de Ron Barceló y con la tripa que se le salía por la camiseta. Vino a saludarme y a estar conmigo todo mi entrenamiento. ¡Como si no hubiera más sitio en el gimnasio!».

17. Ohara (19 años): «Pasé mucha vergüenza un verano que fui de crucero con mi familia y estaba una noche en la discoteca del barco bailando con un chico que me gustaba. Mi padre se puso a bailar conmigo sin vergüenza ninguna».

18. Gonzalo (18 años): «Siendo muy pequeño mi padre me llevó al cine a ver una película de Torrente sin que supiese de qué iba. Creo que no es la mejor película para ver con tu padre…».

19. María (19 años): «Una vez en verano, en un restaurante de playa, había dos mujeres con un cuerpo impresionante animando la fiesta. Sacaban a gente a bailar y uno de ellos tuvo que ser mi padre. Hizo mucho el ridículo».

20. Marta (13 años): «El momento más vergonzoso que me ha hecho pasar mi padre fue cuando estábamos de vacaciones y fuimos al karaoke del hotel. Salimos los dos a cantar. Él se puso a bailar y gritar en el escenario. Digo gritar porque lo que hacía no se le podía llamar cantar…”.

21. Miriam 13 (años): «Fuimos a ver un experimento y el señor que lo realizaba hacía preguntas. Mi padre siempre quería contestar y generalmente lo hacía mal. Todo el mundo se reía. Menos yo, claro…».

22. Elia (14 años): «En muchas ocasiones, cuando estoy con mis amigas mi padre se comporta como si fuese muy gracioso y hace cosas que no tienen ninguna gracia. No se qué pretende, la verdad».

23. Carlos (16 años): «Mi padre tiene la fea costumbre de ponerse chanclas con calcetines. En plan guiri».

24. Sergio (18 años): «Me pone enfermo cuando baja a comprar el pan en chandal y con el polo por dentro. Intento no cruzarme con él por la calle».

25. Cris (17 años): «Siempre me ridiculiza cuando vienen amigas a casa. Me suele decir cosas del tipo: ‘Cris, enséñales a tus amigas lo cerda que tienes la habitación, seguro que ellas se preocupan de tenerla más limpia”.

26. Yolanda (17 años): «Me da cosilla cuando me acompaña a algún sitio porque he quedado con alguien y se despide de mi efusivamente, dando besos y abrazos».

27. Jorge (17 años): «Ahora no tanto, pero antes, cuando pasábamos juntos por delante de un grupo de chicas jóvenes solía decirles: ‘Mirad que hijo más guapo tengo’. ¡No venía a cuento!».

28. Adrián (18 años): «Las veces que trata de hablar conmigo o aconsejarme sobre temas (chicas, sexo…) sin que yo se lo pida».

29. Alba (14 años): «Siempre que me acompaña de compras y la música de la tienda está muy alta (tipo Bershka) se pone a bailar sin vergüenza ninguna. Es como: ¡Papá!».

30. Felipe (16 años): «Mi padre es más joven que el resto de padres de mis amigos. A veces se cree tan joven que bromea con mis amigos y suelta comentarios fuera de contexto».

31. Marina (15 años): «Odio que cada vez que salgo con mis amigas me llame 10.000 veces para saber dónde estoy, con quién, etc. Los padres de mis amigas no hacen eso».

Y LOS PADRES, CÓMO SE SIENTEN

B. de. F.

– José Jiménez (realizador audiovisual): «La mayoría de las veces yo me suelo sentir mal. Sobre todo cuando mis hijos me dicen la típica frase de ‘no me trates como a un niño, papá’. Aquí te vas dando cuenta de que tu trabajo como padre está a punto de terminarse».

– José Antonio Guerrero (comercial): «Hay veces que mi hijo se avergüenza de mí por mi forma de vestir o mi forma de hablar. Siempre me paro a pensar si realmente estaré haciendo el ridículo. Al final pienso que a él le pasará lo mismo algún día. Se mirará los pies y llevará los calcetines más subidos de lo que a su hijo le gustaría…».

– Jesús Martínez (administrativo): «Las primeras veces trataba de explicarles que no eran situaciones por las que sentirse avergonzados, que era la edad, lo cual ha derivado en grandes discusiones, enfados y en algunas ocasiones castigos. Con el tiempo te das cuenta de que es mejor dejarles y que se den cuenta ellos mismo. ¡Son adolescentes!».

– Mateo de Luis (empresario): «Cuando haces algo de ese tipo, lo haces porque te sale. No piensas en la impresión que se van a llevar quienes están a tu alrededor. Después, al ver que mis hijos se han avergonzado, pienso: ‘No entiendo, qué hijos más aburridos tengo, seguro que sus amigos están pensando en lo divertido que soy como padre y ellos no lo aprecian…”.

– Jesús Sánchez (médico): «Mi hija era muy vergonzosa. Tengo que reconocer que cada vez que la hacía sentirse incómoda, me entraba la risa y la seguía picando».

– Ricardo García (portero de finca): «Ser padre no es fácil y mucho menos cuando tus hijos llegan a esa edad difícil que es la adolescencia. Siempre intentas ponerte en su lugar pero en ocasiones no puedes evitar sentirte triste y, a veces, humillado».

– Esteban de la Fuente (camarero): «A veces pienso lo fácil que es para mi como padre sacar los colores a mis hijas, son muchos años ya criándolas y conozco sus puntos débiles… Y luego están las fotos de cuando eran pequeñas, que no se por qué les da tanta vergüenza cuando se las enseño a alguien. Pero también soy consciente de lo importante que son para ellas cosas que al resto nos pueden parecer una tontería, así que procuro comportarme con prudencia para no herirlas».

– Francisco Liceras (economista): «Siempre que noto que mis hijas se avergüenzan de algo que he hecho trato de comportarme de la forma más natural posible, sin complejos».

– Juan Maza (cámara de televisión): «Tengo que reconocer que yo soy una persona sin ningún tipo de vergüenza y entiendo que en situaciones concretas mi hijo no sepa dónde meterse. A mí me pasaría lo mismo. Muchas veces soy yo el que acaba con la autoestima por los suelos».

32. Ana (18 años): «Tuve la mala idea de aceptar a mi padre como amigo en Facebook. Ahora cada dos por tres pone fotos o dice cosas ridículas que leen todos mis amigos. El problema es que si le bloqueo se va a cabrear mucho».

33. Gorka (16 años): «Mi padre tenía Instagram y Twitter y cada vez que subía algo respondía y corregía mis faltas de ortografía. Y, claro, no le quería bloquear porque es mi padre. Al final entre toda la familia le denunciamos y le han cerrado la cuenta. Por pesado…».

http://elpais.com/elpais/2015/10/28/icon/1446031051_707770.html

Mi niño padece dislexia. ¿Cómo lo has averiguado? En el médico. Esto puede cambiar. La dislexia es la alteración de la capacidad de leer por la que se confunden o se altera el orden de letras, sílabas o palabras. Ahora, según se ha anunciado esta semana, Samsung y Change Dislexia han presentado Dytective para Samsung, “una nueva aplicación gratuita para tabletas que integra por primera vez un test de juegos lingüísticos y de atención con inteligencia artificial para la detección temprana del riesgo de padecer este trastorno”, informa EFE. Es el primer detector en línea de la dislexia.

La aplicación -que está disponible tanto para Android como IOS- consiste en una serie de ejercicios con una duración de un cuarto de hora en las que “tras analizar más de 200 variables y se le notifica al usuario si tiene riesgo o no de padecer dislexia con un 89,5% de precisión”, según explica Change Dislexia en su página web. De uso ilimitado, la prueba está dirigida para familias, profesionales y colegios. Y se ha probado con una muestra de 10.000 personas. “Se puede usar para niños a partir de los siete años y esta prueba no equivale a un diagnóstico médico”, alertan los creadores.

Esta nueva acción forma parte de la campaña ‘Tecnología con propósito’, puesta en marcha por Samsung, cuyo objetivo es eliminar todo tipo de barreras educativas y sociales gracias a la tecnología, como se explica en un comunicado.

Se estima que un 20% de la población padece dislexia, según anunció la Asociación Madrid con la Dislexia el pasado mes de enero. Entre la población infantil, más de 600.000 niños la padecen y muchos ni siquiera llegan a ser diagnosticados. Aunque los menores con dislexia poseen una inteligencia completamente normal, este trastorno está detrás de muchos casos de abandono escolar, según explican los expertos. “Con esta app, podemos ayudar tanto a detectar la dislexia como a mejorar la experiencia y rendimiento escolar de estos niños», ha declarado el director de Comunicación, Relaciones Institucionales y Ciudadanía Corporativa de Samsung, Francisco Hortigüela.

“Dytective es el resultado de varios años de investigación de Luz Rello, (Premio Princesa de Girona 2016) años duros de trabajo tras los que, finalmente, ha conseguido materializar en una herramienta única”, según explica Asociación Madrid con la Dislexia en su web. Para la investigación, se contó con más de 300 voluntarios de diferentes países (España, Colombia, Argentina y Chile) y la colaboración de más de 100 colegios y centros especializados. El resultado es el mayor estudio realizado hasta la fecha sobre dislexia en el mundo de habla hispana.

«Hablar de Samsung es hablar de innovación, pero innovación con propósito. Dytective for Samsung es un buen ejemplo de esto. Se trata de una iniciativa que contribuye a romper barreras y a ayudar a las personas a través de la tecnología contribuyendo a hacer una sociedad mejor», comenta el director de Marketing de Samsung España, Alfonso Fernández.

La app está disponible en Samsung App Store. El vídeo promocional sobre estas líneas se podrá ver en Callao (Madrid) y en cines de toda España en las próximas semanas.

http://elpais.com/elpais/2016/12/22/mamas_papas/1482421874_807579.html?rel=mas

Todos estamos padeciendo de cierto nivel de adicción a los teléfonos móviles, pero pocos padres saben el daño intelectual y emocional que esa adicción puede provocarle a sus niños, especialmente a los más pequeños. Según estudios de neurociencia, en los primeros tres años de vida es cuando más rápidamente se desarrollan las capacidades lingüísticas, emocionales, sociales y motoras del cerebro. Por ejemplo, en ese periodo se forman entre 700 y 1.000 nuevas conexiones neuronales por segundo. El desarrollo del vocabulario comienza entre los 15 y los 18 meses y continúa hasta los años preescolares.

Interacción cara a cara: estimula el aprendizaje y el desarrollo emocional

En un artículo reciente que leí, la pediatra Jenny Radesky del Boston Medical Group, señala que el uso desmedido de teléfonos celulares por los padres está afectando no solo cuánto hablan con sus hijos pero también cómo se relacionan con ellos.

Radesky indica que tras décadas de investigación, se ha concluido que las interacciones cara a cara de padres con los hijos, desde sus primeros días de vida, son muy importantes para el aprendizaje, comportamiento y desarrollo emocional. A través de la interacción cara a cara, los niños pequeños desarrollan no solo el lenguaje, pero también aprenden sobre sus propias emociones y cómo regularlas. Al observarlos, aprenden a cómo tener una conversación y a cómo leer las expresiones faciales de los demás y, eventualmente, a ser mejores comunicadores.

Padres absortos en sus teléfonos tienden a enfadarse más fácilmente

Radesky y otros dos investigadores pasaron un verano observando a 55 diferentes grupos de padres de familia y sus niños pequeños interactuando en restaurantes de comida rápida. En 40 de los 55 casos estudiados, los padres utilizaron el teléfono móvil durante la comida y muchos de ellos ignoraron completamente a sus hijos.

También encontraron que los niños de los padres que estaban más absortos en sus dispositivos eran más propensos a portase mal para llamar su atención y a la vez, los padres estaban más irritables. Según la psicóloga Catherine Steiner-Adair, autora del libro The Big Disconnect, esto se debe a que cuando la mamá está enviando mensajes de texto o contestando el correo electrónico, la parte del cerebro que está activa es la de “hacer”, en la cual se genera un sentido de urgencia por completar la tarea. En consecuencia, esa mamá se altera con más facilidad cuando el niño le interrumpe, pudiendo llegar a gritarle o tratarlo mal.

Hijos que se sienten ignorados por los padres

Steiner-Adair advierte que cuando los padres dan más prioridad a sus actividades digitales que a sus hijos, puede haber consecuencias emocionales profundas para el niño. Los niños interpretan este comportamiento como evidencia de que ellos no son lo suficientemente importantes o interesantes para sus papás, se sienten rechazados y esto afecta a la relación con los padres, la autoestima y su desempeño social.

Cuando pensamos en interacciones cara a cara, nos imaginamos a un padre con su hijo mayor de 5 años. Pero según explica el Dr. Jack Shonkoff de Harvard cuando un bebé escucha a la gente a su alrededor hablándole por unos meses, al poco tiempo comienza a responder con sonidos, balbuceos, o chillidos. ¿Has notado la forma en que un bebé reacciona cuando le miras a los ojos y le hablas de forma afectiva y calmada? Sus ojos se iluminan, generalmente sonríe y empieza a parlotear con más entusiasmo.

Shonkoff destaca que la importancia de hablar y escuchar a los niños no debe disminuir en la medida que crecen. Todo lo contrario, los padres deben hacer un esfuerzo por interactuar de forma más afectiva y poner reglas en casa para limitar el tiempo que los niños dedican a ver la tele, jugar videojuegos o con la computadora. Estas actividades no estimulan el área del lenguaje del cerebro de la misma manera que una conversación cara a cara. Es alarmante pensar que sean los propios padres que por desconocimiento les estén negando a sus niños el estímulo que necesitan, y por ello limitando sus oportunidades futuras.

Papás y mamás, es hora de reconectar con sus hijos que están ávidos de atención, comunicación y conexión emocional. Les propongo el reto de no tocar su móvil por al menos 30 minutos cuando estén comiendo o compartiendo con sus hijos. ¿Qué les parece?

Cuando los hijos llegan a la adolescencia las preocupaciones de los padres se multiplican por mil. Una de las más habituales tiene que ver con el tabaco. Parece que los chavales y chavalas que fuman suelen ser del grupo de los rebeldes y malotes. Probablemente la mala imagen que tiene el tabaco en la actualidad se deba en gran medida a la ley antitabaco que arrinconó a los fumadores, mandándoles a la calle. Pero de aquello hace ya 10 años y la idea que se tiene del cigarro ha vuelto a cambiar. Así se deduce del estudio EDADES (Programa de Encuestas sobre Alcohol y Otras Drogas en España), en el que se apunta a que en el año 2019 el 26% de los jóvenes y adolescentes entre 15 y 24 años había fumado en los 30 días anteriores a la encuesta, llegando al 28.5% en varones y al 23% en mujeres.

Entre otras cosas porque ya no nos referimos solo a los clásicos cigarrillos, sino que ahora hay que estar atento, además, al tabaco de liar, los porros, las cachimbas y los cigarrillos electrónicos. La cosa se complica: a mayor oferta, mayor preocupación. Aunque en definitiva, el enemigo es el mismo: la nicotina. Y lo es porque es una sustancia tremendamente adictiva cuyos efectos llevan a cualquier padre a echarse a temblar. Lo de menos es el modo que tiene de llegar al organismo del adolescente.

Distintas formas, mismo efecto

Rodrigo Córdoba, médico de familia y portavoz del Programa de Actividades Preventivas y Promoción de la Salud de semFYC: “El cigarrillo, según documentos de la industria tabaquera, no es más que ‘un vehículo para suministrar dosis de nicotina’. Por eso, la idea es venderla en cualquiera de sus formas porque el efecto va a ser el mismo en todas ellas. No olvidemos que se trata de un producto adictivo y tóxico que compromete el desarrollo cerebral normal de los adolescentes”. Ahí es nada.

Pues hay más: “Los cambios en la estructura cerebral provocados por el tabaco afectan de manera directa al control directo del estado interno de los adolescentes o a la toma de decisiones. En una edad tan sensible como esta, el tabaco puede cambiar drásticamente el desarrollo del cerebro de los jóvenes y afectar de manera importante a su personalidad”, comenta Córdoba, quien señala el rendimiento escolar y las relaciones familiares y sociales como principales damnificados de la nicotina.

Enfermedades cardiovasculares

Por supuesto, también están los problemas cardiorrespiratorios, como afirma Julio Álvarez Pitti, investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CiberOBN), pediatra y miembro del Comité promoción de la Salud de la Asociación Española de Pediatría (AEP): “La nicotina aumenta la frecuencia cardíaca, la tensión arterial y la contractilidad del miocardio. Además es un agente farmacológicamente activo que produce toxicidad aguda y que ingresa fácilmente en el cuerpo y se distribuye por el organismo. Activa múltiples vías biológicas que son relevantes para el crecimiento y desarrollo fetal, el funcionamiento inmunitario, el sistema cardiovascular, el sistema nervioso central y la carcinogénesis”.

Lo que pasa es que los chicos no solo consumen la nicotina a través del tabaco. Córdoba: “Curiosamente, más de la mitad de los jóvenes comienzan fumando tabaco mezclado con cannabis (porro) y la otra mitad fumando tabaco de liar o cigarrillos convencionales.” Pero aún hay más puertas de entrada: “La mitad de los adolescentes españoles reconocen haber probado el cigarrillo electrónico o las cachimbas”, afirma el médico de familia. Y uno de los principales problemas que suponen ambas es que el público en general y los adolescentes en particular no asocian su consumo con ninguna clase de peligro.

Por supuesto, están muy equivocados. Álvarez Pitti: “La utilización de cachimbas no es más que fumar tabaco prensado y mezclado en melaza, que se quema. El humo se absorbe a través de un tubo sin ningún tipo de filtro e inhalando”. No puede sonar peor. O sí, porque atentos a los sistemas electrónicos de administración de nicotina, que además de esta sustancia llevan “líquidos aromatizados como propilenglicol y glicerina que, al inhalarse pueden producir inflamación de las vías respiratorias. De hecho, durante el año 2019 se produjo brote de lesiones pulmonares asociado al su uso”.

Aumenta el uso de e-cigarrillos

Pero esta información no les llega correctamente a los chavales. Probablemente esa es la razón de que su consumo se haya hecho tan popular entre ellos: “Los datos actuales muestran que las tasas de uso de cigarrillos electrónicos están aumentando dramáticamente entre los jóvenes. Los resultados de un gran estudio epidemiológico realizado en EEUU en el año 2014 detectan que el 3,9% de los estudiantes de Secundaria y el 13,4% de Bachillerato habían hecho uso de un e-cigarrillo en los últimos 30 días. Este consumo se había incrementado en ambos grupos de edad en un 650% y 890%, respectivamente, en comparación con los datos de 2011”, asegura Álvarez Pitti.

Hay que tener claro que ninguna forma de consumir nicotina es mejor que otra porque, en cualquier caso, el peligro de la adicción siempre está presente. “Después de uno o dos años consumiendo nicotina, el cerebro se hace adicto a la sustancia y empieza un camino de retorno complicado. Basta con 100 cigarrillos consumidos en el plazo de uno o dos años para volverse adicto a la nicotina”, afirma el portavoz del Programa de Actividades Preventivas y Promoción de la Salud de semFYC. Y la cosa no acaba ahí, como afirma Álvarez Pitti: “El tabaco es vía de entrada a otras drogas ilegales. Tanto porque algunas de estas drogas son fumadas como porque el tabaco induce en ocasiones a acercarse a otras drogas. Por último, el efecto de recompensa que produce la nicotina hace que el cerebro desee repetir esta misma ‘experiencia’, y si es más potente, mejor.”

Fuente: El País

La Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) es una prueba que se realiza en España para evaluar los conocimientos adquiridos por los estudiantes de bachillerato y determinar si cumplen con los requisitos necesarios para acceder a la educación superior.

Pueden presentarse todos aquellos estudiantes que hayan finalizado sus estudios de bachillerato en España o en países con sistemas educativos similares pueden presentarse a la EBAU 2023. También pueden presentarse aquellos que hayan finalizado estudios equivalentes en otros países, siempre y cuando se cumplan los requisitos de homologación y reconocimiento de sus títulos.

La EBAU 2023 evaluará las competencias adquiridas en diferentes materias, que pueden variar en función de la comunidad autónoma en la que se realice la prueba. En general, las materias que se evalúan son:

  • Lengua Castellana y Literatura
  • Matemáticas
  • Lengua extranjera (inglés, francés, alemán, italiano, portugués, etc.)
  • Historia
  • Geografía
  • Física
  • Química
  • Biología
  • Dibujo técnico
  • Tecnología Industrial
  • Economía de la Empresa
La EBAU 2023: Las asignaturas que más ponderan

¿Cuándo se realizará la EBAU 2023?

La EBAU 2023 está prevista para junio de ese mismo año, y constará de diferentes exámenes que evaluarán las competencias adquiridas en distintas materias.La EBAU 2023 se realizará en junio de ese mismo año, y constará de diferentes exámenes que evaluarán las competencias adquiridas en distintas materias. Las fechas exactas de la prueba pueden variar dependiendo de la comunidad autónoma, por lo que es importante estar atento a las convocatorias oficiales.

Las asignaturas que más ponderan

Las asignaturas que más ponderan en la EBAU varían en función de la carrera a la que se quiera acceder, pero en general, las más relevantes son:

Lengua Castellana y Literatura:

Esta asignatura es fundamental en la EBAU, ya que es la única que es obligatoria para todos los estudiantes. Además, su ponderación suele oscilar entre el 10% y el 15% del total de la nota final, por lo que es importante prestarle especial atención.

Matemáticas:

Otra de las asignaturas más importantes en la EBAU es Matemáticas. Su ponderación también suele oscilar entre el 10% y el 15% del total de la nota final, y es fundamental para acceder a carreras relacionadas con la ciencia y la tecnología.

Idiomas extranjeros;

En función de la carrera a la que se quiera acceder, se puede requerir el conocimiento de una o varias lenguas extranjeras. Estas asignaturas también tienen un peso importante en la EBAU, y su ponderación puede oscilar entre el 10% y el 20% del total de la nota final.

En definitiva, es importante que los estudiantes que se preparen para la EBAU 2023 presten especial atención a estas asignaturas y dediquen el tiempo y esfuerzo necesario para obtener buenos resultados. La nota obtenida en la EBAU será determinante para acceder a la carrera universitaria deseada, por lo que merece la pena poner todo el empeño en ello.

Desarrollar una habilidad no es una tarea para nada compleja ¿A quién no le ha gustado practicar sin parar aquello que ama o le apasiona una y otra vez? Los niños lo hacen continuamente, sueñan despiertos, experimentan y practican todo aquello que, a priori, les encanta o les motiva. Porque con independencia de sus talentos, o esa predisposición innata a sobresalir en algún área mayor que el resto de los niños, las habilidades nos pueden llevar a ser verdaderos expertos en algo, ya sea en el arte, el deporte, la educación o cualquier otra materia, sin la necesidad imperiosa de poseer talento.

Jonhy Chaves, tiene 29 años y es bailarían profesional. Desde muy pequeño aprovechaba la hora del recreo para montar coreografías junto a sus compañeras. No paraba de bailar en casa, en el colegio…, y algo dentro de sí mismo le movía a continuar sin parar. A los 11 años descubrió a través de una serie de televisión que realmente quería dedicarse a ello para siempre. Sin embargo, frases como: “Esa carrera no va a ningún lado” “solo muy pocos llegan” o “bailar es para niñas”, eran frases frecuentes que se repetían en su casa y en su entorno.

Esa protección por parte de sus padres, el miedo, las circunstancias y un largo etcétera, son solo algunos de los impedimentos que se interponían en su camino, aunque en realidad el mayor obstáculo sería vencerse a sí mismo y a su miedo, sino su talento permanecería oculto. Con el fin de entender las dificultades Amaya Prado, psicóloga evolutiva y miembro directivo del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (COP) nos explica que las personas con mayor proyección y éxito son aquellas que, al final, trabajan más. “El talento existe como una capacidad innata, pero que a esta capacidad se llega a un nivel alto con esfuerzo, trabajo y práctica continuada”, asegura.

Hoy en día, resulta muy complejo pronosticar si un niño será artista o no en el futuro, porque básicamente, ello dependerá de sí mismo, de su educación y de las circunstancias que le rodeen. La famosa “regla de las diez mil horas” que hace cuarenta años se publicaba en la revista American Scientist en un exhaustivo estudio realizado por los psicólogos Herbert Simon y William Chase, dejaba clara la una de las conclusiones más famosas hasta la fecha sobre el talento: “Nadie llega al éxito sin talento innato. Los logros son fruto del talento más la preparación”, dice. Sin embargo, el estudio esclarece que cuanto más estudian los psicólogos las carreras de los superdotados, menor es el papel que desempeña el talento innato y mayor supone la preparación, el esfuerzo y la práctica.

El libro de Anders Ericsson, Peak: Secrets from the New Science of Expertise, Ericsson, un psicólogo cognitivo de la Universidad Estatal de Florida, asegura que aquellos que se dedican de manera persistente a la práctica de sus habilidades finalmente alcanzan los logros en su campo, y, por su parte, Amaya Prado expone que los factores más potentes para el establecimiento de un talento son la motivación, la generación de hábitos y la forma adquirir el conocimiento. “Es la combinación de varios componentes: la predisposición genética, la plasticidad del cerebro, las estructuras cerebrales predispuestas para el desarrollo de una habilidad u otra – objeto de numerosas investigaciones- así como el aprendizaje, el trabajo o la motivación que se desarrolle, entrene y mejore esa habilidad, lo que definirá el logro”, apunta.

Jonhy Chaves era consciente de que el talento hay que trabajarlo. “Yo era un niño que bailaba sin saber lo que hacía. Me dejaba llevar por mi instinto, hasta que un día empecé a trabajar el talento en varias escuelas de danza, porque es fundamental practicar, experimentar y formarte.”, asegura. “Creo que las personas nos movemos por emociones y sentimientos, y el arte no deja de ser emoción. Lo más importante para mí, haga lo que haga encima de un escenario es sentir que todo tiene sentido, porque con ganas y actitud cualquier cosa que te propongas podrá ser cumplido”, continúa.

¿Cómo criar a un niño con talento?

Un estudio publicado hace apenas dos años por la revista Nature informa los puntos necesarios para criar a un niño con talento y habilidades y, entre ellos, destacan: exponer a los niños a experiencias diversas, brindarle oportunidades para desarrollarlas, apoyar sus necesidades intelectuales y emocionales, pero sobre todo ayudarles a desarrollar una «mentalidad de crecimiento» alabando sus esfuerzos, y no tanto la capacidad, pues la etiqueta de ser identificado como “talentoso” podría suponer una carga extra emocional para el niño.

Por ejemplo, La Asociación Nacional para Niños Superdotados (NAGC) ofrece una información muy detallada de algunas de las características que los niños con talento poseen, para de esta manera, identificarlas y poder apoyarles. Sin embargo, no es necesario poseer grandes talentos para llegar al éxito, sino que la constancia, el esfuerzo, la tenacidad y la práctica siempre conducirán al camino que más se aproxima a lo que cualquier niño quiera en la vida.

“Yo siempre hice lo que sentí, me dejé llevar por mis inquietudes, era el diferente, el raro, pero bendita rareza, ya que hoy puedo decir que vivo de mi pasión”, asegura Chaves. “Todos tenemos la capacidad de expresarnos de alguna manera, y por eso mismo todos debemos fomentar cualquier tipo de habilidad o capacidad de cualquier niño”, continúa.

Actualmente, Chaves ha cumplido su sueño, es bailarín profesional, ha sido coreógrafo de Fangoria y bailarín junto a Carlos Baute o Soraya Arnelas, entre otros. Comenta orgulloso que, al final, gracias a su tesón, pudo obtener el reconocimiento y apoyo de sus padres, a los cuales agradece su incondicionalidad, fundamental para el desarrollo de su carrera. “El arte es la capacidad de poder llevar a cabo tu sensibilidad y de expresarla de alguna manera. Hoy me siento orgulloso de haberlo conseguido y de que mis padres lo puedan disfrutar conmigo”, concluye.

https://elpais.com/elpais/2018/09/20/mamas_papas/1537438035_871115.html

Desde Los Que No, hemos creado una infografía con el tema «Confía en ti, el poder es tuyo Vs El alcohol te controla a ti».

Sabemos que la presión social puede ser intensa en la adolescencia, pero beber alcohol no es la única opción para divertirse y socializar. Aquí te presentamos algunas alternativas saludables para disfrutar de tu tiempo libre sin alcohol.

DESCÁRGATE AQUÍ LA INFOGRAFÍA

infografia alcohol

Confía en ti, el poder es tuyo:


1.      Organiza actividades al aire libre: ¿Qué tal una tarde de fútbol con tus amigos? O ¿Por qué no probar un día de senderismo en la montaña? Hay
muchas opciones para disfrutar de la naturaleza y ejercitarse al mismo tiempo.
2.      Participa en actividades comunitarias: ¿Sabías que muchas comunidades tienen grupos de voluntariado o actividades de servicio social? Además de
ayudar a otros, puedes conocer gente nueva y hacer amigos que comparten tus intereses. 
3.      Explora tus habilidades creativas: ¿Tienes talento para la música, la pintura o la escritura? Dedica tiempo a explorar tus habilidades y encontrar nuevas
formas de expresarte.
4.      Participa en deportes y juegos en equipo: El deporte no solo es saludable para tu cuerpo, sino que también ayuda a desarrollar habilidades sociales y de
liderazgo. Busca un equipo de deporte o club que se ajuste a tus intereses.
5.      Planifica salidas con amigos: ¿Qué tal un día en el cine o un parque de diversiones? O ¿Por qué no organizar una noche de juegos en casa con tus
amigos? Hay muchas opciones divertidas y seguras para disfrutar con amigos sin necesidad de alcohol.
Recuerda, el poder de decidir es tuyo. No dejes que el alcohol tenga el control de tus decisiones y tu vida. Busca alternativas saludables y diviértete de manera responsable.
¡Confía en ti!
 

El alcohol te controla a ti porque:
 

El consumo excesivo de alcohol te controla a ti porque:


1.       Todas las actividades personales y de vida social giran alrededor del alcohol:

Cuando se consume alcohol en exceso, las actividades sociales y personales pueden girar en torno a él, lo que puede llevar a un aislamiento social y a una dependencia del
alcohol.
2.      Sentimiento de pérdida del yo: El consumo excesivo de alcohol puede llevar a la pérdida de la identidad personal y de las aficiones que antes eran importantes.
También puede conducir a una sensación de «dejarse llevar» y a la pérdida de la noción del tiempo y de la memoria temporal.
 
3.      Falsa euforia y luego bajón, depresión: El consumo excesivo de alcohol puede producir una falsa euforia en un primer momento, pero posteriormente puede llevar a
un bajón emocional y a una sensación de depresión.
                                                                                                
4.      Afecta a la salud física / mental y ocasiona dificultad para concentrarse: El consumo excesivo de alcohol puede afectar a la salud y generar cardiopatías,
diabetes, cáncer, cirrosis, disfunción sexual y de fertilidad. En salud mental: Depresión, ansiedad, trastorno bipolar, incluso provocar
esquizofrenia y trastornos del espectro autista. Altera la capacidad de concentración. Es perjudicial para estudiar de forma efectiva y
realizar actividades que requieran estar atento y producir accidentes de todo tipo, incluidos accidentes de tráfico. Mayor probabilidad de participar en comportamientos de riesgo y delitos.
 
5.       Problemas y deterioro en el trato con amigos y familiares: El consumo excesivo de alcohol puede llevar a problemas como el absentismo, la apatía, al deterioro del
trato con amigos y familiares, lo que puede tener un impacto negativo en las relaciones personales y en la vida social en general.
Dificulta la toma de decisiones frente a lo que es realmente importante en la vida Recuerda que consumir alcohol con moderación es importante para mantener una vida saludable y feliz.

El consumo de botellón es el más dañino y puede provocar daños a largo plazo, e incluso irreversibles, en el cerebro adolescente.

Según la última encuesta sobre drogas en enseñanzas secundarias en España (ESTUDES), 3 de cada 4 estudiantes entre 14 y 18 años han bebido alcohol durante el último mes, y un 27 % lo ha hecho rápida e intensivamente, “por atracón”.

Este consumo de botellón es el más dañino y puede provocar daños a largo plazo, e incluso irreversibles, en el cerebro adolescente.

La buena noticia es que el consumo de alcohol en jóvenes acusa una leve tendencia descendente en los últimos años, pero las tasas siguen siendo muy altas.

Un cerebro vulnerable

De nada sirve hablar de los efectos de las drogas de abuso si no se relaciona con la edad de la persona que las toma. El cerebro se encuentra en desarrollo hasta los 21-24 años, dependiendo del individuo. Hasta ese momento, dicho órgano se encuentra en una situación de mayor vulnerabilidad ante la exposición a cualquier compuesto tóxico.

Uno de los grandes problemas en este sentido es la banalización del consumo de drogas teniendo sólo en cuenta a los adultos. Si ese mensaje cala sin hacer distinción de edad, nos encontramos con un grave riesgo para la salud pública.

Valga como ejemplo el cannabis. Los problemas de salud mental asociados a la marihuana, como depresión, psicosis temporal o esquizofrenia, se vinculan a los años que ha cumplido el individuo cuando empieza a consumirla.

Los datos acumulados durante las últimas décadas demuestran que la aparición de demencias de forma temprana se relaciona con la edad del inicio del consumo de alcohol. Sabiendo esto y que el cerebro no deja de desarrollarse hasta al menos los 21 años, es incomprensible que beber alcohol sea legal a partir de los 18 años en la mayor parte del mundo.

Así afecta el alcohol

La respuesta del sistema inmune ante la presencia del alcohol conlleva la activación de procesos inflamatorios que contribuyen al daño cerebral. La neuroinflamación inducida por esta droga se ha relacionado con los efectos neurotóxicos y neurodegenerativos que produce, mucho más marcados durante la adolescencia.

No nos puede sorprender que cuanto más pronto empecemos a tomar bebidas alcohólicas, mayores probabilidades tendremos de desarrollar demencias tempranas. La comunidad científica lleva alertando sobre estos efectos desde hace mucho tiempo. En modelos animales, se observa perfectamente cómo el consumo por atracón durante la adolescencia promueve la aparición de la enfermedad de Alzheimer en el adulto joven.

Ese tipo de práctica ataca a los llamados progenitores neuronales, que abundan en el cerebro adolescente. Son como células madre que se encuentran en espera de convertirse en neuronas e integrarse en las redes neuronales del cerebro. Esto ocurre, por ejemplo, durante el envejecimiento.

Si disminuimos las reservas de los progenitores neuronales pronto en la vida, el mecanismo de defensa contra el envejecimiento queda mermado. Y lo mismo ocurre en otras situaciones de daño cerebral: nos quedamos sin capacidad de respuesta. En estas circunstancias, es razonable pensar que las enfermedades neurodegenerativas aceleren su aparición.

Qué podemos hacer

Nuestro grupo acaba de descubrir una nueva proteína que resulta esencial para el daño que provoca el alcohol en el cerebro adolescente. Inhibirla consigue prevenir el descenso de progenitores neuronales que causa esta droga en los jóvenes.

Además, el compuesto que hemos diseñado para actuar sobre esa proteína, llamado MY10, también regula la respuesta inmune al alcohol. Curiosamente, lo hace de forma diferente en ratones machos y hembras. Dado que MY10 previene totalmente la pérdida de progenitores neuronales en ambos sexos, no parece que la reacción inmune sea la única respuesta al alcohol que desempeña un papel importante en los efectos nocivos sobre el cerebro adolescente.

Como nosotros, muchos otros grupos a nivel mundial trabajan en este tipo de tratamientos, con resultados muy prometedores. Por ejemplo, el grupo del especialista estadounidense Fulton Crews ha observado cómo el fármaco galantamina repara la pérdida de progenitores neuronales en ratas.

En este caso, galantamina sólo se usó en ratas macho y los investigadores observaron que limita la respuesta inmune inducida por el alcohol, lo que limita sus efectos neurotóxicos. Esto es muy interesante porque este medicamento ya se usa para tratar el alzhéimer en humanos. Por tanto, conocemos bien sus dosis, efectos adversos, etcétera.

Pero no debemos engañarnos: la farmacología debe ser la última herramienta; jamás será tan efectiva como la prevención. Esta tarea no debería ser tan complicada. Hay que empezar por una concienciación basada en la evidencia científica. Luchar contra la pasividad familiar y social con el consumo de alcohol en los adolescentes debe ser prioritario. No podemos ignorar esas reuniones de cientos o miles de jóvenes bebiendo sin control.

Entre otras medidas, los expertos alzan la voz para que se adopten iniciativas valientes respecto a la exposición de los jóvenes a los contenidos sobre drogas en medios digitales que no se corresponde con su grado de desarrollo y madurez. Mirar para otro lado no es una opción.

* Gonzalo Herradón Gil-Gallardo es catedrático de Farmacología y decano de la Facultad de Farmacia, Universidad CEU San Pablo.

** Este artículo se publicó originalmente en The Conversation.

La duración del trayecto y el tiempo que se va a estar fuera de casa, así como el tipo de destino y el clima que allí espera, son determinantes para preparar el equipaje. La organización previa y acordarse siempre de llevar un botiquín y algún juego son imprescindibles.

A pesar de que organizar un viaje con niños puede resultar algo abrumador cuando no se tiene experiencia, luego te das cuenta de que todo es ponerse y de que no es tan complicado. Como en casi todo en la vida, basta con organizarse un poco para que las cosas salgan lo mejor posible, también haciendo la maleta de los niños con suficiente antelación. Si además leísteis nuestros consejos para viajar con niños en coche, tren y avión, seguro que el viaje se os hará más llevadero.

Lo primero que hay que tener claro a la hora de preparar el equipaje es de qué espacio se dispone, la duración del viaje y si se va a ir a una zona de frío o de calor. La maleta cambia en función de las respuestas a todas estas preguntas. Otra cosa importante, y que quita mucho estrés a la hora de preparar la maleta de los niños, es tener presente que el destino al que se viaja está lleno de niños que usan ropa, comen, necesitan pañales y se ponen enfermos, igual que todos los demás, así que no hay que delirar a la hora de dejarse algo, porque el 95% de las cosas se pueden conseguir en otros lugares y la ropa se puede lavar en lavanderías. Eso sí, si los pequeños tienen una necesidad muy especial con lo que sea (comida, medicamentos, cremas…), no está de más hacer acopio extra del producto en la maleta, por si acaso allí hay dificultad para encontrarlo.

Qué datos personales (y cuáles no) hay que poner en la etiqueta identificativa de una maleta

La organización es un plus: existen objetos y accesorios que os van a facilitar la vida. Unos de nuestros favoritos son los organizadores de maletas, que son pequeños compartimentos que se adaptan al espacio disponible y que permiten clasificar lo que se mete en cada uno, sin necesidad de mezclar la ropa de todos y teniéndola toda organizada.

Un organizador de viaje para llevar todo ordenado.
Un organizador de viaje para llevar todo ordenado.

El neceser y el botiquín son dos de los elementos más importantes cuando se viaja con niños, ya que usan sus propios productos de higiene personal y de primeros auxilios en caso de ponerse malos. En el caso del neceser, hay que tener presente que, a día de hoy, si viajáis en avión no podréis llevar con vosotros líquidos que superen los 100 mililitros (esos tienen que ir obligatoriamente en maleta facturada). Así que si queréis evitaros ese paso, hay varias opciones: llevar una minitalla, comprar en destino la crema / gel / lo que sea si este es de venta habitual; si es algo muy específico, importante o difícil de conseguir, es buena idea comprar pequeños botes rellenables aptos para subir al avión. En el caso del botiquín, nosotros siempre llevamos desinfectante por si los niños se caen y se hacen una herida, tiritas, termómetro y algo para la fiebre por si acaso, pero el elemento más indispensable del botiquín no es tangible: es el seguro de viaje por si la cosa se complica. Los nuestros han cogido virus que los han llevado al hospital en Estados Unidos y el pequeño se cayó y se abrió una ceja en Tailandia

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La familia de Mola Viajar en un motel de California.
La familia de Mola Viajar en un motel de California.

Qué llevar en la maleta de mano de los niños

Normalmente, para viajar llevamos una maleta grande con la ropa de todos, que solamente abrimos una vez llegados al destino. Y, por otro lado, una maleta pequeña más a mano y a la que podamos tener acceso fácil durante el viaje. En ella siempre metemos, al menos, un conjunto de ropa de recambio, algo de comida saludable para que piquen si el hambre hace acto de presencia y algún pequeño juguete de entre sus favoritos. Por ejemplo, solemos viajar con juegos de cartas como el Virus o Banderis y también con un juego de la oca tamaño viaje, que les chifla.

Otra cosa que nunca falta en la maleta de mano de los niños es una libreta con lápices de colores y algún boli. Con ella dibujan y colorean lo que quieren y se entretienen bastante.

El tema de las pantallas es algo que depende de los padres. Nosotros no abusamos de ellas, pero sí las utilizamos en función de la duración del trayecto, sobre todo en los más largos. Para esas ocasiones también nos llevamos sus auriculares habituales.

Con un carrito de bebé en el Pabellón Dorado (Kinkaku-ji) de Kioto (Japón).
Con un carrito de bebé en el Pabellón Dorado (Kinkaku-ji) de Kioto (Japón).

Cómo visitar el destino con los niños: la logística

Dependiendo de la edad del niño o niña y para que la vida sea más sencilla, os recomendamos que os llevéis en la maleta la opción de transporte más adecuada para ellos. Cochecito, mochila de porteo… es algo que depende de su edad y de la opción elegida. Si os sirve como ejemplo, en nuestro caso y aun cuando ya habíamos dejado de utilizar carrito para pasear con ellos por nuestra ciudad, sí nos lo hemos llevado de viaje. ¿Por qué? Pues porque tenemos dos hijos y cuando no se cansa de caminar uno, lo hace el otro. De esta manera, pueden ir turnándose para subirse en el cochecito (en vez de a nuestra espalda) cuando se cansan y si no, el carro siempre lleva las mochilas del viaje, bolsas con alguna compra, etcétera… Es una opción muy cómoda para viajes largos, en los que se prevén buenas caminatas y cuando ellos aún no están acostumbrados a hacerlas.

Adrián Rodríguez y Gosi Bendrat son autores del blog Mola Viajar desde 2008. Tanto en su blog como en su canal de YouTube cuentan cómo recorren el mundo en compañía de sus hijos, Daniela y Oliver.

Fuente: El País

Un menor con una visión negativa de sí mismo puede llegar a adoptar conductas perjudiciales. Expertos en terapia con menores dan algunas pautas para ayudarles a valorarse correctamente:

Charla con la psicóloga Cristina Gil el próximo viernes 29 (12h.)

Toma un trozo de arcilla. Moldéalo con delicadeza y construye una base sólida. Coloca luego sobre ella otro de tamaño similar y acarícialo sin tratar de disimular sus imperfecciones. Nuestra identidad se construye sobre esas dos ‘piezas’ de barro: el autoconcepto (quién creo ser) y la autoestima (cómo me siento respecto a quien soy). Todos somos, en cierta medida, alfareros que esculpimos a otros. Y los padres son los primeros que marcan ese molde a través de su forma de educar y de relacionarse con sus hijos.

La adolescencia es una etapa crucial en el proceso de definición personal. Durante ese periodo «los menores tienen que tomar todo aquello que sus cuidadores construyeron en ellos durante la infancia y autoconstruirse», explica el psicólogo Fernando Pineda. Y lo hacen en medio de un auténtico torbellino de emociones. Los chavales deben distanciarse de la seguridad que le ofrecen sus padres para reafirmar su individualidad, sentirse aceptado por un grupo de iguales con los que se compara, combatir los complejos en plena revolución hormonal y resistir el embate de los primeros amores (y desamores). Una auténtica prueba de fuego para la autoestima.

«Si un menor llega a los 14 o 15 años con una autoestima dañada debe destruir esa identidad anterior y construir otra sana»FERNANDO PINEDA, PSICÓLOGO.

Un adolescente que aprende a reconocer sus necesidades, fortalezas y debilidades, se acepta sin condiciones, se valora y se respeta percibe que tiene el control sobre su vida, afronta retos, tolera mejor la frustración, no depende de la voluntad de los demás o de las circunstancias, ni permite que le traten mal.

Sin embargo, cuando la visión que tiene de sí mismo no es positiva puede llegar a adoptar conductas perjudiciales. Se castiga porque cree que no vale la pena. Detrás de unas malas notas, de las discusiones constantes, de la rebeldía y/o agresividad, de la fanfarronería puede haber un problema de falta de valoración personal. Si un menor llega a los 14 o 15 años con una autoestima nociva tiene que destruir esa identidad anterior y «crear otra saludable» porque si no es así puede llegar a «hacerse un daño difícil de sanar», explica Pineda, que advierte a los padres, sin dramatismos, que con el paso del tiempo ese poder para recomponerles «se va de nuestras manos para llegar a las suyas».

COMBATIR EL DAÑO CON UNA APUESTA POR UNO MISMO

Alberto (nombre ficticio) tuvo que reconstruirse durante su adolescencia tras ser víctima de acoso en dos centros escolares diferentes. En el primero sufrió una agresión física y en el segundo, lejos de encontrar refugio, fue sometido a «vejaciones y humillaciones constantes«. Durante aquel curso de 2º de la ESO nunca quería ir a clase, los descansos los pasaba con chicos de cursos inferiores e incluso solo. No jugaba, no practicaba deporte y no se relacionaba porque siempre le perseguía el rechazo como una sombra.

«Uno se ve cada vez más sumido en un pozo del que no cree poder salir, no se siente capaz de llevar nada a cabo y ni mucho menos se esfuerza académicamente pues tu condena diaria es en tu centro», recuerda ya desde la mayoría de edad con el pesar de que no se dé la importancia suficiente a esas situaciones de violencia y se relativicen como «cosas de adolescentes». Él aprendió a combatir los desprecios con una apuesta por sí mismo y nuevas amistades: «Al final, uno debe valorarse, así que comencé a hacer deporte e hice mi pandilla en el baloncesto. Tener una red de seguridad social de ese calibre es más que imprescindible para cualquier adolescente, le da a uno fuerzas para continuar y empiezas a valorarte más, a ir a estudiar con más ganas, y a pasar de los demás con más ganas aún».

La psicóloga María Paz Bermúdez Sánchez, catedrática de la Universidad de Granada, aborda en su libro ‘Déficit de Autoestima. Evaluación, tratamiento y prevención en la infancia y adolescencia’ (Pirámide) las múltiples variables que determinan la creación de una imagen positiva de nosotros mismos. «Algunos de estos factores son internos y están relacionados con la manera de interpretar y afrontar los retos cotidianos. Otros son externos, como por ejemplo, los mensajes de aceptación o aprobación que personas significativas hacen sobre aquello que se dice o se hace. El déficit de autoestima es el resultado de una gran discrepancia entre la idea que la persona se ha formado de cómo debe ser para tener éxito en la vida y la imagen que tiene de sí mismo cuando autoevalúa sus conductas, pensamientos o sentimientos», resume.

Una excesiva auto-exigencia puede convertirse en una fuente de frustración para los chavales porque les hace percibir que no tienen capacidad para superar metas o afrontar cambios en los diferentes ámbitos de su vida y nunca se sienten conformes. Esa imagen negativa de sí mismos surge también a menudo de la tendencia a «realizar una atribución interna del fracaso y externa del éxito. Es decir, sentirse responsable de los fracasos y no responsable de los éxitos», explica esta psicóloga.

SÍNTOMAS DE UNA AUTOESTIMA DAÑADA

¿Cómo podemos saber si un adolescente sufre un problema de autoestima? Roberto García, experto en la atención a menores víctimas de acoso escolar, describe algunas señales en su comportamiento que pueden orientar a los padres:

  • Excesiva autocrítica e insatisfacción permanente.
  • Se sienten permanentemente atacados y experimentan mucho resentimiento.
  • Viven en un estado de indecisión crónica, no tanto por falta de información, sino por miedo exagerado a equivocarse.
  • Deseo excesivo de complacer: no se atreven a decir «no» por temor a desagradar.
  • Tratan de hacer todo lo que se proponen a la perfección, lo que les lleva a menudo a la frustración por no conseguirlo.
  • Culpabilidad neurótica: se condena por conductas que no siempre son objetivamente malas, exagera la magnitud de sus errores y delitos y/o los lamenta indefinidamente, sin llegar a perdonarse por completo.
  • A su alrededor se percibe hostilidad. Siempre está irritable, a punto de estallar incluso por cosas de poca importancia; todo le sienta mal, todo le disgusta, todo le decepciona, nada le satisface.
  • Ve sobre todo la parte negativa de la vida y le cuesta disfrutar.

«La baja estima ataca aquello que más valoramos. Si es la inteligencia, se pondrá en tela de juicio la capacidad intelectual, si apreciamos la belleza, no podremos mirarnos al espejo sin ver nuestras imperfecciones…» Y si no nos apreciamos a nosotros mismos, los refuerzos que recibimos de los demás «pierden fuerza». «No nos sirve que los demás nos valoren positivamente», advierte este psicólogo canario.

El desprecio de los adolescentes a su mundo interior puede generar problemas graves en su desarrollo: trastornos en el sueño (insomnio, pesadillas), en la alimentación (anorexia, bulimia, trastornos digestivos, vómitos, náuseas…), dolores de cabeza habituales, dificultad para comunicarse, incapacidad para concentrarse y/o recordar o tomar decisiones. Su capacidad de disfrutar de la vida se ve mermada porque se encuentra sumido en un estado de ánimo triste, ansioso, atrapado por la culpa o esa angustia vital constante que le puede llevar a tener incluso ideas de suicidio. Ese descontento consigo mismo se puede reflejar también en un abandono de su higiene personal, de sus obligaciones y una huida de su realidad a través de la mentira o el consumo de drogas.

Dar a los hijos responsabilidades adaptadas a su capacidad es fundamental para que confíen en sí mismos

Tanto construir una autoestima positiva como sanarla son labores que conllevan mucho esfuerzo y tiempo. «No hay fórmulas mágicas», advierte Fernando Pineda, cuyo canal de YouTube orienta a los padres cada semana en temas claves para el adecuado desarrollo de los menores, pero sí podemos ayudarles a reenfocar su mirada y darse el valor que merecen. Éstas son algunas de las pautas para ese proceso:

1. SANAR LA RELACIÓN SIN CULPA

Durante la infancia, el padre y la madre son la fuente más frecuente y fiable de valoración del comportamiento. «El niño necesita saber si actúa correctamente por lo que el refuerzo o el castigo de los progenitores, la consistencia y la seguridad que perciba de éstos va a influir de manera determinante en la imagen de competencia personal que el menor se va a formar», explica M ªPaz Bermúdez.

Y precisamente por esta influencia paterna, si nuestro hijo llega a la adolescencia con la autoestima dañada, posiblemente la culpa tienda a hacer acto de presencia. Y tal como aparece, debería alejarse. Recomponer la visión que tiene de sí mismo puede conllevar años y mucho esfuerzo, pero un primer paso fundamental es sanar la relación dejando a un lado ese sentimiento de frustración, que sólo obstaculiza los avances, y reflexionar sobre los posibles cambios de actitud. «Si te equivocaste recuerda que todo pasa por algo. Las personas que se tienen que auto-reconstruir son las más fuertes y sabias. Yo agradezco mucho a mis padres todo lo bueno pero aún más todos los errores que cometieron y lo que sufrí pues eso es lo que me permite ayudar y comprender a mucha gente», recuerda Pineda en primera persona.

2. DIÁLOGO Y NORMAS

Una familia «funcional» es esa que fomenta un desarrollo pleno y sano (también de la autoestima) de todos sus miembros y que educa aplicando el estilo democrático, lejos del autoritarismo y la permisividad. El amor, interés , dedicación, comprensión, confianza y escucha activa tienen un lugar prioritario pero no es un paraíso ajeno a los conflictos sino un lugar donde adquirir herramientas para combatir las adversidades, con normas, límites y roles claros, con respeto a la individualidad, comunicación (y negociación) constante y capacidad de adaptación.

3. OBSERVAR SIN INTERVENIR

El instinto de los padres es proteger a sus hijos y esto puede llevarles a tomar la iniciativa ante el más mínimo problema. Es comprensible pero al hacerlo el mensaje que les mandamos a ellos es que «no son lo suficientemente fuertes, inteligentes y capaces de resolver sus propios problemas», asegura Pineda subrayando en rojo que la identidad y la autoestima se construyen con «experiencias no con palabras».

Los adolescentes tienen, pues, que experimentar y hacer frente directamente a sus problemas para creer que son capaces de superarlos. Y los padres, contenerse y permitir que se equivoquen dejando claro que aunque no les vamos a resolver la vida, sí estamos a su lado para apoyarles.

4. HACERLE RESPONSABLE DE SUS LOGROS

Dar a los hijos una responsabilidad adaptada a sus capacidades es fundamental para que se sientan importantes. Si se ven como seres autónomos e independientes tendrán una imagen más positiva de sí mismos. Y para que superen la tarea con éxito, los objetivos tienen que ser realistas (posibles de alcanzar). Hay que tenerles en cuenta siempre a la hora de planificar objetivos. Ellos conocen mejor que nadie sus habilidades y limitaciones. Además, su compromiso será mayor si se siente escuchado. Cuando las expectativas son muy altas o son establecidas por adultos el adolescente puede encontrarse con obstáculos que le abocan al fracaso.

«Facilita a tu hijo experiencias y actividades posibles en las que tenga que implicarse y esforzarse», recomienda la psicóloga María Paz Bermúdez en su libro. De esta manera se le está transmitiendo que es parte esencial y activa de lo que consigue en su vida, de sus logros y éxitos y que lo que le ocurre no es producto de la suerte u otras circunstancias externas. Esto reforzará la confianza en sí mismo.

También hay que dotarles de herramientas para resolver las adversidades y superar retos cotidianos y enseñarles a premiarse a sí mismo cuando consigue objetivos, con ello se consigue que su valor no dependa de agentes externos sino internos.

5. EVALUARLE DE FORMA OBJETIVA

Los padres deben esforzarse en percibir, aceptar y describir al menor como es, no como nos gustaría que fuese. ‘Inflar el ego’ de los hijos no es la mejor forma de brindarles una autoestima sana. Debemos ayudarles a que vean tanto sus fortalezas como los aspectos que pueden mejorar, siempre haciendo énfasis en las capacidades que tienen y en los caminos que pueden tomar para sortear las dificultades. Que sean conscientes de sus virtudes pero también de sus defectos. Pineda nos pone este ejemplo claro: Imagina que te sientes enfermo y vas a la consulta del médico. ¿Qué esperas de él? ¿Que te diga que tienes una salud de hierro o que sea sincero en el diagnóstico? Esa misma honestidad desea encontrar el menor cuando habla contigo.

6. NO COMPARARLE CON NADIE

Aunque el objetivo de los padres al comparar a su hijo con otros jóvenes de su edad sea motivarlo, demostrarle que es posible, el efecto que se consigue es el contrario y afecta negativamente a la autoestima. La clave está en reforzar los intentos, el esfuerzo, y no exclusivamente los éxitos y logros.

7. ELOGIAR Y CORREGIR DE FORMA ADECUADA

Hacer referencia a la conducta concreta en ambas circunstancias. No etiquetar al menor porque de esta manera se puede prolongar la conducta al sentirse incapaz de modificarla porque cree que forma parte de su personalidad. Lo que se busca es corregir un comportamiento negativo, no al menor en su conjunto.

8. APRENDER A EQUIVOCARSE

El error es el requisito indispensable para el aprendizaje y no sirve de nada tratar de esquivarlo con el anhelo (siempre frustrado) de encontrar la perfección o de evitar retos para no fracasar. «Sentirse bien con uno mismo no es algo que hacemos después de corregir todos los errores sino algo que hacemos a pesar de los errores«, recuerda Roberto García.

9. NO DEPENDER DE LOS DEMÁS

Cuando una persona tiene la autoestima dañada busca la aprobación por necesidad, no es sólo un deseo. Y en esas circunstancias se expone a estar bajo un estado de frustración constante. En la adolescencia, la aceptación en el grupo, el ser elegido como amigo, es una de la principales fuentes de bienestar. Y el rechazo, de dolor. De ahí la importancia de quererse sin condiciones para asestar mejor esos posibles golpes y mantenerse en pie.

«Como el sentimiento de lo que vales como persona, se encuentra localizado en los demás, si ellos rehúsan alimentarte con su aprobación te quedas sin nada. No vales», explica García, que da las siguientes pautas para evitar esa nociva dependencia de los demás (recomendable que los adultos también tomen nota):

  • Incentivar en nuestros hijos pensamientos positivos sobre su valía
  • Enseñarles a recurrir a la estrategia del ‘tú’ para responder en caso de conflicto. Por ejemplo, «tu amigo no está de acuerdo contigo y se está enfadando. En lugar de cambiar de postura o defenderte, simplemente contesta : «‘Tú’ te estás enfadando y piensas que yo no debería pensar como pienso».
  • Cuando vaya a comprar ropa o cualquier otro artículo, que confíe en sí mismo y no consulte a nadie su opinión.
  • A la hora de expresarse, que evite buscar respaldo constante en los demás con frases como: «¿No es así?, ¿tengo razón o no?…»
  • Si el adolescente piensa que alguien le está tratando de manipular , que lo haga saber. En vez de ‘ablandarse’ para obtener aprobación, puede decir en voz alta: «Normalmente yo modificaría mi posición para lograr que me aceptes y me quieras, pero realmente creo en lo que acabo de decir».
  • Si nos están diciendo algo que no nos gusta pero puede ser positivo para nuestro crecimiento personal, lo agradecemos. Esto pone fin a cualquier tipo de búsqueda de aprobación.
  • Otra estrategia es buscar expresamente que nos desaprueben y trabajar para que no nos moleste. También, emplear técnicas para ignorar los actos de desaprobación y no prestar atención a los que tratan manipularnos. «Estás hablando en público y alguien no le gusta lo que estás diciendo. Se levanta y trata de forzar una discusión. Respondes, «de acuerdo y continuas.»

10. FOMENTAR LAS RELACIONES PERSONALES Y REALES.

En la adolescencia actual, la búsqueda de aprobación por parte de los demás tiene forma de ‘like’. Y cuando no llega, la autoestima se resiente. Tampoco sale bien parada en esa comparativa constante que los jóvenes hacen de su vida, de sus relaciones o de su cuerpo en plataformas como Instagram. «El problema en las redes sociales no es la exigencia de dar una imagen perfecta sino la evaluación continua a la que es sometida la vida que se expone y, la dependencia que el que la expone tiene de la opinión de los demás. Sin lugar a duda, para evitar los efectos negativos del uso de las redes virtuales lo mejor es reducir su uso, aceptar y transmitir que no es una manera natural de relacionarse y fomentar los vínculos personales y reales».

Incentivar las actividades deportivas, salidas al aire libre o las conversaciones en persona otorga a los menores una fuente de bienestar alternativa que les ayuda a desprenderse del poder actual de las nuevas tecnologías sobre su rutina diaria y que puede provocar, cuando el uso es inadecuado, en aislamiento, ansiedad y depresión.

Esa distancia emocional en Internet facilita, en una de sus vertientes más oscuras, prácticas como el acoso que atentan directamente contra la integridad moral de los menores. Con la experiencia como aval, Alberto pide a aquellos jóvenes que estén padeciendo actualmente una situación de violencia psíquica o física que «exijan que se les respete. Que no se dejen pisotear y mucho menos ser quien pisa a los demás. Y si no es capaz de dar el primer paso solo, que pida ayuda psicológica para poder sentirse cómodo consigo mismo y con los demás».

Y ELLOS, ¿QUÉ OPINAN?

¿Se paran los adolescentes a reflexionar sobre cómo son realmente? ¿Dependen en exceso de lo que piensan otros? Les damos la palabra para que nos expliquen qué circunstancias son las que dañan su autoestima en su vida diaria y cómo recuperan la confianza en sí mismos.

Cómo sanar la autoestima de los adolescentes

Fuente: El Mundo