Se acercan las esperadas vacaciones del colegio y muchas familias no pueden ausentarse del trabajo ni tienen con quién dejar a los niños. ¿Qué hacemos para que los pequeños de casa se entretengan, aprendan y no tengan problemas de adaptación en campos urbanos y campamentos?

Lo primero que hay que considerar es el nivel de madurez del niño y saber que no depende solo de su edad: podemos encontrar diferencias entre un niño de nueve años que ya haya ido de acampada con su familia o duerme a veces en casa de los abuelos o amigos de clase, y uno de diez años que nunca se ha separado de sus padres ni ha viajado y de repente se encuentra estudiando inglés en Londres. Si el objetivo final es enviarle al extranjero, los expertos recomiendan pasos previos: campos urbanos de unas horas por la mañana, fines de semana con algún familiar en otra ciudad, excursiones y pernoctaciones al aire libre… De esta forma, el menor estará más preparado e independiente en el siguiente viaje.

“Los campamentos de verano deberían ser un lugar de ocio educativo, no un castigo ni una excusa para descansar de los hijos. Y no es necesario buscar el más tecnológico o avanzado o caro. Campamentos urbanos con una excursión por la ciudad bien explicada pueden ser igual de efectivos que otros con grandes instalaciones. La opinión de niño también debería ser tenida en cuenta: podemos buscar un campamento que le resulte interesante por sus gustos, por sus habilidades, que implique parte de actividad física, aprendizaje, independencia y socialización con otros niños. Tienen que aprender a relacionarse, a hacer amigos, por puro sentido común, porque las nuevas tecnologías los están desconectando de esas habilidades”, señala Enrique Castillejo, presidente del Colegio Oficial de Pedagogos y Psicopedagogos de la Comunidad Valenciana. Y añade: “A la hora de elegir entre uno u otro debemos hacernos preguntas como ¿son profesionales acreditados quienes organizan las actividades? ¿Me dan información sobre los seguros, su capacitación profesional y asistencia médica? Si son campamentos en los que el niño duerme varios días fuera, ¿qué tipo de contacto podemos tener con la organización, no con el niño, para confirmar que todo va bien? No es lo mismo enviarle al extranjero que a Teruel, donde le podemos recoger en cuestión de horas si es necesario”.

Alergias e intolerancias

En el caso de niños alérgicos convine informarse previamente de los medios que tiene el centro para atender al menor en caso de emergencia, si cuenta con enfermería propia o transporte rápido a un centro médico cercano. La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) advierte de los riesgos de una repentina crisis de asma o reacción anafiláctica no tratada a tiempo. Entre sus recomendaciones a monitores de campamentos de verano señalan la importancia de conocer el tratamiento del niño y custodiar la medicación, inhibidores o adrenalina autoinyectable y saber usarlo en caso de que sea necesario. Según datos de esta organización, en España uno de cada cinco niños sufre algún tipo de alergia, uno de cada diez es asmático y cuatro de cada 50 tiene alergia a algún alimento. Sin embargo, con la información y formación en primeros auxilios adecuada, esto no debería ser un impedimento para que el niño pueda disfrutar de unos días al aire libre. Tanto la SEICAP como la Sociedad de Alergología de la Comunidad de Madrid y Castilla-La Mancha también recomiendan los campos de educación sanitaria para niños asmáticos (a partir de ocho años), que en un entorno lúdico y rodeados de iguales aprenden a controlar su enfermedad, los síntomas y el uso de su medicación.

Campamentos inclusivos

Para niños y adolescentes con algún tipo de diversidad funcional existen campamentos inclusivos de organizaciones como Plena Inclusión Madrid, Campamentos Para Todos o la Fundación Deporte y Desafío, que consiguen que los pequeños disfruten de esos días de ocio al aire libre y deporte adaptado, con atención especializada en todo momento.

Por otra parte, el apego, la timidez, el acoso escolar durante el curso o las dificultades sociales suelen ser también preocupaciones que asaltan a los padres antes de decidir qué hacer con sus hijos mientras trabajan. En los últimos años han surgido los llamados “campamentos urbanos de Inteligencia Emocional”, como los que organizan Afectiva Escuela o Centro APAI, que trabajan precisamente todo lo relacionado con las emociones a través de juegos y dinámicas de grupo desarrolladas por profesionales de la psicología.

“En los campamentos urbanos dividimos a los niños por edades y proponemos deporte al aire libre, manualidades, talleres de cocina, interacción con animales de granja… todo son recursos para trabajar el autocontrol, la autoestima a través de la creatividad, el autoconocimiento, la estimulación cognitiva para practicar memoria y destrezas y el ocio positivo, porque nos lo demandaban padres de adolescentes que no encontraban alternativas de ocio saludable al mismo tiempo que se trabajaban las habilidades sociales. Si detectamos algún trastorno o dificultad, señales de que el niño puede necesitar más apoyo por algún motivo, avisamos a los padres por si quieren que trabajemos de forma individual con él en terapia. Un día a la semana hacemos una yincana donde reunimos a los niños de todas los grupos para que jueguen juntos: los mayores lideran y se responsabilizan y los pequeños ayudan y participan para superar pruebas. El último juego consiste en enunciar qué aspectos positivos han observado en sus compañeros y qué han aprendido”, señalan las responsables del Centro APAI.

Nuevas habilidades

Los campamentos de toda la vida que constaban de “tienda de campaña-excursión-río-fogata-canciones nocturnas-fin” ahora se han convertido en circuitos multiaventura, rutas ecuestres, escalada, piragüismo o mini campeonatos de surf. Pero donde realmente se observa un salto exponencial es en las propuestas de cocina y robótica, en la línea de las nuevas tendencias de ocio. De esta forma, los jóvenes que no se pierden un concurso de cocina en televisión y que ya tienen cierta experiencia con el cuchillo y el aceite pueden divertirse con otros cocinillas en campamentos como el Bculinary Udan en Málaga o Guipúzcoa, el Campamento Chef Kiriko en Fornelos de Montes (Pontevedra), o el de recetas tradicionales e idiomas en el Palacio de la Bouza en Riberas de Pravia (Asturias). Por su parte, los niños aficionados a la tecnología disponen propuestas que combinan actividades al aire libre con nueva programación, diseño en 3D, drones y robótica. Algunos de estos campamentos, que no requieren conocimientos previos, son The Lake Lab de la Fundación Decode, el Robotics Summer Camp de Sheiffield o el Camp Tecnológico de Basauri.

 

http://elpais.com/elpais/2017/05/12/mamas_papas/1494565046_440061.html

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