«¿Quiere hacerle un favor a su hijo? Deje que vaya al colegio solo y que juegue solo, con pocos juguetes y con amigos». Es el mensaje que transmitió ayer en Pontevedra Francesco Tonucci, invitado a participar en las segundas Xornadas «Infancia e Cidade» que organiza el Concello en colaboración con el Ministerio de Medio Ambiente.

-Sin ir más lejos, en mi generación ibas solo al colegio y a los 7 años cuidabas de los primos ¿qué nos pasa que tiene que venir usted a impartir una conferencia para explicar lo evidente?

-Es una pregunta aparentemente muy simple pero que no tiene una respuesta clara, porque efectivamente no ha pasado nada que justifique esto, hoy la gente tiene miedo, y tiene miedo a pesar de que no pasa nada. Porque si me dice, es que como atropellan a muchos niños tenemos miedo de dejarlos en la calle, como los raptan y violan en la calle pues tenemos miedo a dejarlos en la calle, esto sería coherente, pero no es así, la gente tiene miedo a pesar de que no pasa nada. Cuando les pregunto de qué tienen miedo me dicen de la violencia, de los pedófilos, y les pregunto si ocurrió muchas veces, siempre responden que no, que en su pueblo nunca, pero por qué tienen miedo, porque lo vio en la televisión.

-¿A quién hay que responsabilizar de este miedo infundado?

-Creo que tiene mucha responsabilidad la política y vosotros, los medios. No se puede aceptar que un hecho puntual de violencia contra niños sea motivo para hacer 10, 20 retransmisiones de televisión en un horario de gran audiencia porque con ese énfasis empieza a pensar que esto es muy frecuente, hasta probable, y a partir de ahí yo como padre pienso que no puedo dejar salir a mi hijo.

-¿Esta protección mal entendida no está desresponsabilizando a los niños?

-Totalmente, estamos creando problemas enormes, uno es que no le damos la posibilidad de construir los sutiles para enfrentarse con el mundo, que significa desresponsabilizarlo, no le damos la posibilidad de jugar y esto es muy grave, la gente no se da cuenta porque el juego parece una cosa así, de niños, que se hace hasta que no hay cosas más importantes, cuando empieza la escuela ya le dicen basta de jugar, pero los que estudiamos el desarrollo de los niños sabemos que el juego es, con seguridad, la actividad más importante en la vida de una mujer y de un hombre, no de los niños, porque ahí se ponen las bases.

-Decía Albert Camus que todo lo que sabía de ética lo aprendió jugando al fútbol

-¿Ve? ¿Y por qué le digo que ahora los niños no pueden jugar? Porque la gente me dice lo contrario, me dicen «ahora los niños juegan mucho más, tienen muchos más juguetes y los llevamos al parque todos los días», bueno, son dos ejemplos que no tienen casi nada que ver con el juego, para jugar es muy importante tener pocos juguetes, con lo cual sería deseable que las familias ahorraran dinero y en lugar de juguetes regalasen tiempo libre a los niños y la posibilidad de encontrarse con amigos. Y la otra clave es que no se puede acompañar a un hijo a jugar, el verbo jugar no se conjuga con el verbo acompañar, la experiencia del juego es una experiencia de libertad. Y el otro aspecto es a nivel físico: si los niños no pueden salir y jugar libremente no pueden descargar las energías que necesitan, todo el tema de la obesidad infantil, que es un problema enorme y lo será más en adelante, está muy conectado con el hecho de que los niños salen poco solos, si salen de la mano con nosotros pero no con la experiencia del movimiento. Y por último, los niños no pueden vivir la experiencia del riesgo y el riesgo es fundamental para el desarrollo, riesgo significa ponerse a prueba con los compañeros y consigo mismo, a ver si hoy consigo hacer lo que ayer no pude.

-Habrá quien le diga que los niños buscan el peligro, que hay que frenarles en esta búsqueda del riesgo…

-Se equivocan, los niños en esto son perfectos en la elección del riesgo, nunca van buscando el peligro, no buscan el peligro por un afán suicida sino por el placer, y no poderlo experimentar hará que lo retrasen a la adolescencia, llegarán a ella con unas ganas enormes de riesgo que se expresará demasiado tarde y con peligro, ahí sí, todas las tonterías que no han podido hacer en la medida que lo necesitaban las unirán y compactarán en la adolescencia, y ahí si que habrá peligro.

-¿De las faldas de la madre al botellón?

-Exactamente.

-¿Qué le parece esto de aislar el colegio de la sociedad? Los llevamos en coche de casa a la escuela, los metemos en un centro cerrado a su entorno…

-Es algo equivocado, la propuesta que nosotros hacemos es que los niños vayan a la escuela solos, caminando, de manera que puedan aprovechar este recorrido para estar con amigos. Y hay que recordar que hay investigaciones científicas que demuestran que tener una actividad física antes de ir a la escuela produce un efecto positivo en el rendimiento. Yo no lo proponía por esto, pensaba solo que era una manera para recuperar autonomía, pero va más allá. Hoy tenemos problemas enormes con el tema del déficit de atención, se considera una enfermedad y en Estados Unidos, aunque ya está llegando a Europa, hay un bombardeo de medicamentos a niños para tratar el déficit de atención, pues las investigaciones demuestran que los niños que van caminando a la escuela en lugar de ir en coche con su padre tienen un nivel de atención significativamente más alto y que esa ganancia de atención se prolonga 4 horas, con lo cual la idea de una escuela cerrada es una equivocación total, para ser escuela la escuela ha de ser abierta.

http://www.farodevigo.es/portada-pontevedra/2013/10/20/quiere-hacerle-favor-hijo-colegio/899299.html

Unos alumnos de un colegio privado de Madrid crearon un grupo de WhatsApp que se llamaba «Pelea de Gallos». Se trataba de una especie de concurso consistente en meterse con el contrario. Resultaba vencedor quien más humillara al otro. Los angelitos promotores de la idea tenían apenas 10 años.

Los expertos en ciberbullying coinciden en que el acoso en las redes sociales ya no lo protagonizan sólo los adolescentes, sino niños de la tierna Primaria. Ya no es infrecuente que críos que deberían estar jugando al pilla pilla en el parque se dediquen a grabar a las compañeras desnudas y a difundir las imágenes por las redes sociales, ese nuevo patio virtual en el que pasa de todo.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la edad media en la que los críos comienzan a navegar por internet es «por debajo de los 10 años». Una encuesta realizada por el Ministerio del Interior añade que el 19% de los menores de 11 años tiene creado un perfil en una red social, cuando la edad mínima permitida de acceso son los 14 años. ¿Qué demonios hacen estos críos, a su edad, colgados de YouTube o Instagram?

«La única red social que pide el DNI a sus usuarios es Tuenti. Tuvimos una reunión con los responsables de Facebook para que también pidieran el DNI y nos dijeron que eso les suponía una complicación», explicaba ayer la directora de la Agencia Española de Protección de Datos, Mar España, durante unas jornadas organizadas por el Ministerio de Educación en las que se asentaron las bases del anunciado Plan Nacional de Convivencia Escolar, que será presentado en los próximos días y estará lleno de medidas contra la violencia en las aulas y en el ciberespacio.

La negativa de Facebook a establecer más controles pone de manifiesto hasta qué punto los menores son vulnerables. Se adentran sin protección en un mundo de reglas nuevas y, con frecuencia, desconocidas tanto para ellos como para sus padres y profesores.

«Muchas veces los niños lo hacen sin ser conscientes de que están cometiendo un delito», expone la inspectora jefa Esther Arén, delegada provincial de Participación Ciudadana de la Policía Nacional. Su equipo visita colegios de la Comunidad de Madrid hablando sobre el ciberbullying, el sexting, el grooming… Hace unos meses, bajaron a los 10 años la edad de los destinatarios de las charlas.

«Les contamos lo que es un insulto o una humillación y algunos nos dicen: ‘Es que esto lo hago yo’. Se denuncia poco. Mientras que los centros públicos activan el protocolo administrativo contra el acoso, a la mayoría de los colegios privados y concertados les cuesta denunciar. Nosotros nos enteramos por los padres o por los niños», indica Arén, que recuerda el caso de unos niños de 11 años que se fueron de excursión con la clase. Uno grabó desnudo a otro y se burló del tamaño de sus genitales. El tutor de los alumnos llamó directamente a la Policía. Lo que le aconsejaron los agentes es que cogiera el móvil -el cuerpo del delito- y se fuera directamente a comisaría.

De las jornadas de ayer -en las que el ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, declaró una política de «tolerancia cero con el acoso»- salieron varias cosas en claro. La primera es que la intención del Gobierno es que la Policía Nacional y la Guardia Civil vayan a los colegios para hablar sobre el acoso escolar, en línea con lo que ya hacen los funcionarios policiales, pero de forma más habitual y sistematizada, tal y como indicaron fuentes del Ministerio de Educación.

Esta medida, añadieron las mismas fuentes, estaría recogida en el Plan Nacional de Convivencia Escolar, junto a la creación de un teléfono al que los niños y adolescentes podrán llamar para denunciar casos de acoso escolar.

Por otro lado, el Ministerio firmó un convenio con la Agencia Española de Protección de Datos para educar a los alumnos en un uso responsable de las redes sociales. Comenzarán por repartir, a partir del próximo día 20, ocho unidades de fichas didácticas destinadas a padres, profesores y alumnos de entre 10 y 14 años.

Juan Meléndez Sánchez

Autor de “De Tales a Newton: Ciencia para personas inteligentes y del blog De Tales a Newton. Profesor en la Universidad Carlos III.

¿Cuáles son las características de un buen científico?
Yo creo que ser un cerebrito, como mucha gente piensa, no es lo más importante. Lo primordial es tener curiosidad ¡y que no te la hayan estropeado! También es importante tener cierto rigor en la manera de pensar,  no conformarse con la primera explicación que le viene a uno, sino ser crítico y no quedarse con respuestas superficiales. Las influencias de profesores, lecturas, experiencias, también puede resultar determinantes a veces, pero no siempre: hay gente a la que le gusta la ciencia sin motivo aparente.

A veces se piensa que para llegar a ser científico hay que tener superpoderes…
La ciencia está mitificada porque la gente piensa que es algo difícil o complicado de  entender, pero al fin y al cabo un científico necesita las mismas características que una persona que quiera dedicarse a realizar una carrera intelectual, sea cual sea la disciplina.

¿Que crees que es lo que más atrae de la ciencia a grandes y pequeños?
Creo que lo más atractivo de la ciencia es la sensación de entender algo por ti mismo. No es lo espectacular de algunos experimentos como a veces se piensa. Sencillamente, obtener una respuesta a una pregunta que te has planteado y que te ha requerido un esfuerzo poder responder de forma satisfactoria.

¿Porque crees que en determinadas personas crea animadversión?
Quizá es por la manera como se enseña. Por ejemplo: las matemáticas están muy centradas en las operaciones. Claro que hay que saber las tablas de multiplicar, y las reglas matemáticas, pero también se necesitan estímulos que lo hagan interesante, se tienen que ver las aplicaciones intuitivas.

¿Por ejemplo?
Mi hija hacía un ejercicio el otro día para calcular el número de cuadraditos que salen en una matriz y en un cubo. Si tu a los chicos les explicas que el resultado que obtienen multiplicando base por altura crece con el lado elevado a 2 para el rectángulo y con lado elevado a 3 para el cubo, que de ahí vienen lo de 2D y 3D, que son conceptos con los que están familiarizados porque están en su entorno, les haces los ejercicios más atractivos.

¿Es determinante el papel y la actitud del profesor en el aprendizaje de las ciencias?
Yo creo que sí, incluso más que en otras disciplinas. A las ciencias hay que encontrarles la gracia y a menudo depende mucho del profesor. Lo normal es que la ciencia no forma parte de tu vida espontánea y por lo tanto viene muy bien que alguien te haga de cicerone, pero puede ser un profesor, un libro, una peli, etc.

En las escuelas se esfuerzan por hacer la ciencia divertida.
Cierto, y la intención puede ser buena, pero lo que conseguimos con esto puede ser contraproducente. Damos una imagen muy superficial de la ciencia, porque no todo es hacer saltar por los aires espumas de colores. También hay padres que se empeñan en regalar juguetes científicos para estimular su curiosidad pero al final lo que logran es curar de espanto antes de hora a sus hijos y estos ya no experimentan la sensación de asombro con nada. No es necesario introducir las ciencias de forma precoz, lo que es importante es enseñar a pensar a los niños.

¿Crees que las escuelas deberían plantear las ciencias de otra forma?
Los colegios están muy presionados por cubrir un programa y rellenar el expediente. Esto también limita el margen de maniobra de los profesores. Por ejemplo, en los libros de física y química que se utilizan en la ESO están muy cuidados los aspectos superficiales como las ilustraciones, pero lo esencial, la lógica de plantear preguntas y enseñar a alcanzar las respuestas, no lo está. Y los temarios, por lo que veo en física y química al menos, muchas veces no están bien diseñados.

¿Dónde está la clave entonces?
Lo estimulante de las ciencias es entender el porqué de lo que sucede. A veces explicamos a los alumnos el porqué antes de tiempo y así matamos el interés de descubrirlo por uno mismo. Si no consigues que al alumno se le encienda la bombilla algún día estás perdido, porque entonces no le va a gustar la ciencia nunca.

¿La pasión por las ciencias se transmite?
Si. Hoy hay mucha tendencia a transmitirla de forma recreativa, pero es más interesante hacer preguntas y despertar la curiosidad por dar buenas respuestas a esas preguntas. Los niños son pequeños científicos, tienen toda la curiosidad que necesitan, les falta disciplina mental y les falta la capacidad de discernir una buena explicación de una mala.

¿Qué papel pueden jugar las nuevas tecnologías en el aprendizaje e ciencias?¿Qué posibilidades nuevas ves?
Creo que como todas las herramientas pueden tener un papel positivo o negativo y solo depende de quién las utilice. Hay cosas que son muy útiles en internet, por ejemplo, las que te permiten hacer simulaciones. Está muy bien para saber por ejemplo cómo se comportan los objetos en mecánica o para tener una idea de cómo funciona el sistema solar. Pero en estos términos el profesor debe tener claro que va a tener que trabajar más y esforzarse con creces para saber emplear cada recurso de la forma más adecuada para cada curso, incluso para cada alumno. Lo esencial es tener muy claro qué es lo que se quiere, y sólo después buscar la herramienta adecuada: no poner el carro delante de los bueyes, que es lo que se hace demasiado a menudo.

Desayunan, comen y meriendan en el colegio. Son ‘los primeros del cole’ y, extraescolares mediante, también los últimos en abandonar el centro. Llegan a casa con el tiempo justo para hacer los deberes, cenar e irse a la cama. Actividades que, con un poco de suerte, compartirán con sus padres. A veces a costa de sacrificar horas de sueño. Es el panorama de buena parte de los niños españoles que dibuja el psicólogo César de la Hoz. «Muchos chavales están así, desatendidos».

De la Hoz trabaja en programas de intervención en centros escolares. En concreto, en Madrid y Segovia. Cuenta que no es raro que los chavales le busquen «para hablar». Que «lo necesitan porque no ven a sus padres». Que apenas tienen vínculo con ellos, o sucede que, para verlos, se quedan despiertos hasta tarde, lo que propicia no sólo que no duerman las horas necesarias, sino que consuman contenidos de televisión inadecuados. Cuenta también que muchos se relacionan con sus hijos por WhatsApp. Es la cara infantil de la no-conciliación familiar y laboral, ese tema tan recurrente como el fútbol en las conversaciones de los españoles y que, sin embargo, no termina de resolverse.

«Los niños lanzan mensajes aterradores, se sienten solos. Y son la sociedad del futuro», alerta José Luis Casero, presidente de ARHOE-Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, durante la jornada ‘Hora de conciliar. Guía para trabajar la sensibilización sobre conciliación en la comunidad escolar’, celebrada en Madrid. «En la gran mayoría de los discursos no se menciona a los menores, y la conciliación es un derecho de adultos y niños. La educación, la salud y las horas de sueño han de estar por encima de la economía».

Un tema, el de las horas de sueño, que tiene que ver con los horarios de trabajo en España, pero también con el huso horario español. Y que trae como consecuencia «una sociedad más cansada, menos productiva y fracaso escolar. Los niños llegan al colegio dormidos», afirma Casero. Sin embargo, es en esas primeras horas de clase cuando suelen impartirse las asignaturas más duras, como lengua o matemáticas. «Dicen que porque están más tranquilos. Lo que pasa es que están dormidos y no se enteran».

La «perversidad» de que eduquen los abuelos

Otro de los problemas de la falta de conciliación familiar infantil es que muchos niños están siendo educados por personas que no son sus padres. Como los abuelos. Son la tabla de salvación de muchas familias, pero, a la vez puede tener un «efecto perverso», destaca Usue Madinaveitia, fundadora del movimiento social #mamiconcilia. «Los abuelos inculcan valores del pasado. Por ejemplo, los niños ven que la mujer se ocupa de todo en casa y sirve al hombre, cosas que precisamente queremos cambiar para conseguir una sociedad más igualitaria». Sucede también, dice, con los cuidadores extranjeros. Y tiene consecuencias, por ejemplo, sobre la alimentación. «Muchos niños se pasan todo el día en el cole o con estas terceras personas, de modo que no controlamos lo que comen nuestros hijos». O el problema de la lactancia materna, que la OMS recomienda como único alimento durante los seis primeros meses de vida del niño, algo incompatible con las 16 semanas de baja por maternidad en España.

De esto Madinaveitia sabe por propia experiencia. Trabajaba en una agencia de publicidad, «el típico empleo vocacional, en el que se presume que no hay horarios». Cuenta que, cuando era joven, le parecía bien. «Pero la vida cambia». Tanto que, a tres semanas de incorporarse de la baja maternal, la ‘invitaron’ a no volver. Así que, por obligación, dio un giro a su carrera para dedicarse a analizar cómo concilian diferentes profesiones, porque «siempre se había trabajado la conciliación desde punto vista empresarial y no tanto ciudadano». Por eso, ha recopilado testimonios, reunidos en varios e-books, que le han permitido sacar varias conclusiones. Una de ellas, que las empresas que toman medidas de conciliación tienen a sus empleados más contentos, por lo que obtienen mejores resultados. «Son más productivas, atraen talento y ganan reputación».

Otra, que el éxito se entiende demasiado a menudo desde un punto de vista empresarial y económico, «lo que hace que nos convirtamos en esclavos de nuestra propia vida. Es necesario replantear el concepto de éxito, basado en vincular la autorrealización con el trabajo». Y acabar con esa práctica tan extendida entre algunos directivos «que alargan la jornada intencionadamente para llegar a casa con los niños ya bañados», cenados e incluso acostados.

Y otra que, de no revertir esta situación y realizar cambios a nivel de Estado, que nos encaminamos a un «suicidio demográfico«. «Cada vez tenemos menos hijos, y los tenemos más tarde. Es insostenible».

Conciliación no sólo para los padres

Llama la atención sobre un fenómeno: la animadversión de quienes no tienen hijos hacia quienes sí los tienes. «Gente que no tiene hijos que manifiesta odio a los que sí porque se sienten discriminados, ya que las medidas de conciliación en la empresa suelen dirigirse a los que son padres. «Es necesario que las políticas de conciliación sean para todos. Si no, es imposible acabar con la discriminación y el mobbing hacia las mujeres que concilian por tener hijos».

En su opinión, partidos políticos y gobierno no terminan de enterarse de la situación. «Proponen medidas como ‘prestar atención al mobbing maternal’. Es necesario algo más que prestar atención. O el ‘cheque guardería’, cuando lo que queremos es poder criar a nuestros hijos en sus primeros años de vida».

«Adaptar la jornada laboral a la escolar es utópico, el problema es la tendencia a adaptar la jornada escolar a la laboral«, con las consecuencias que eso tiene, afirma José Luis Fernández Santillana, director del Gabinete de Estudios de USO y también participante en la jornada, en la que se presentaron los resultados de los talleres sobre conciliación organizados por ARHOE en cuatro centros escolares. Unos talleres en los que participaron más de 1.200 alumnos y a los que -significativamente- apenas pudieron acudir 40 padres.

«Constatamos un escaso interés por parte de los docentes», destaca Paz Ulloa, economista experta en igualdad de oportunidades, que resalta la necesidad de educar desde edades tempranas para promover la conciliación, la corresponsabilidad y racionalización de horarios, y transmitir valores y actitudes que contribuyan a la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres.

Proponen, por ejemplo, cuadrantes para un uso equitativo del patio del recreo, tras constatar que los niños lo monopolizaban para jugar al fútbol, dejando fuera a las chicas y parte de los chicos. Juegos de intercambio de roles, porque «las niñas corrían al espacio doméstico, y los niños al ordenador». Talleres para cuidar y cuidarse, en los que aprendan a planchar, arreglar un grifo, coser un botón , cambiar pañales… Toda una serie de propuestas que recopilarán en una guía para la comunidad educativa, además de trabajar para que la conciliación se incluya en el currículum educativo, de forma que, «ya desde la infancia, niñas y niños aprendan a racionalizar los tiempos y a valorar y diferenciar sus tiempos familiares, personales, profesionales y laborales».

http://www.elmundo.es/sociedad/2016/06/01/574ddb15268e3ee85c8b469f.html

 

Cedric Villani

Matemático. Dir. Instituto Poincaré

Ir más allá de uno mismo y dominar el mundo“. Esta máxima podría haber salido de la imaginación de Stan Lee y Jack Kirby en forma de lema tatuado en el brazo de Charles Xabier, el poderoso fundador de los X-Men. Sin embargo se trata de la inscripción que aparece en el anverso de la Medalla Fields -un premio otorgado cada cuatro años que distingue a los mejores matemáticos del mundo- rodeando la cabeza de Arquímedes. Muy pocas personas están en posesión de esta medalla, lo que podría interpretarse como que son muy pocos quienes tienen la capacidad de “dominar el mundo”. Uno de ellos es Cedric Villani.

Bautizado por los medios de comunicación, ansiosos por etiquetar cualquier fenómeno, como el “Lady Gaga de las Matemáticas”, el científico francés llama la atención por su estrafalario aspecto. Su porte de poeta romántico no escamotea detalle: media melena cuidadosamente cortada, levita, pañuelo de seda (siempre con lazo Lavallière) y broche gigantesco en forma de araña prendido de la solapa. Pero, una vez que la fascinación por sus ropas decae, brillan sus palabras. Y, sí, entonces Villani se muestra como lo que es: una mente privilegiada que ha elegido ejercer como embajador del patito feo de las ciencias.

Tras ganar la medalla Fields, Cedric Villani se convirtió en una celebridad mundial gracias a su capacidad para explicar de forma amena y comprensible lo que para la mayoría es un arcano inextricable. Una relevancia pública que le habría horrorizado hace años, según confesó en una entrevista para el New Yorker: “era el niño más tímido que uno pueda imaginarse. La simple idea de hablar en clase me hacía sudar, ponerme colorado y sentirme confuso“. Ahora en cambio Villani recorre el planeta de punta a punta pontificando en conferencias acerca de la importancia de las matemáticas, colabora en medios de comunicación, concede entrevistas e incluso ha publicado un libro que fue un best-seller en Francia. Todavía no domina el mundo, pero podría hacerlo…

Texto: José L. Álvarez Cedena

http://one.elpais.com/tipo-te-convencera-las-matematicas-la-profesion-del-futuro/?id_externo_rsoc=FB_CM

Madurar es ser feliz sabiendo que no todo es perfecto. Es crecer con aprendizajes, avanzar, evolucionar con la vida y conocer los ritmos que se pueden llevar para elegir uno.

Es subir montañas y confrontar vivencias, fortalecernos con los sentimientos de vernos en la obligación de tener que lidiar con el malestar es una fuente de aprendizaje, cambio y crecimiento.

Con el tiempo aprendes que no hay amor más poderoso que el propio y que este es la base de nuestra habilidad ante la vida. Porque querernos supone nuestro punto de apoyo, nuestra muleta para levantarnos de cualquier caída y que nuestras fracturas duelan menos.

La madurez emocional es un campo de crecimiento que se abona con los años y con los daños. En este último sentido, es curioso cómo crecemos particularmente en los momentos de mayor complicación y sufrimiento.

En la época de los manuales para casi todo, nos hace falta un “Manual de vida para madurar” e ir creciendo entre la multitud de mensajes que nos indican lo que tenemos y lo que no tenemos que ser, así como lo que tenemos y lo que no tenemos que lograr.

dolor emocional curar

Sin embargo, aunque hubiera un libro que se titulase “Manual de vida para madurar”, realmente no hay fórmulas mágicas para hacerlo. Cada uno tiene su ritmo y su punto álgido, por lo que no hay algoritmo que pueda determinar cómo una persona tiene que o va a crecer.

“Madurez es lo que alcanzo cuando ya no tengo necesidad de juzgar ni culpar a nada ni a nadie de lo que me sucede”

-Anthony de Mello-

Algunas señales de madurez emocional

Generalmente llega un momento en el nuestro propio recorrido emocional nos hace plantearnos cuál es la calidad del camino que hemos ido conformando. ¿Cuáles son las señales que nos indican nuestra evolución emocional?

Saber decir adiós

Las personas emocionalmente maduras saben que la vida es mucho mejor si se vive en libertad. Así que dejan marchar lo que ya no les pertenece, pues comprenden que mirar al pasado nos impide cerrar etapas y cicatrizar nuestras heridas emocionales.

Visita este artículo: 6 pasos para sanar las heridas emocionales de la infancia

el dolor emocional es el que más tarda en sanar

Fluir con la vida y limpiar el dolor emocional

Cuando hemos aprendido lo suficiente de nuestro dolor, quitamos el miedo de mirar hacia nuestro interior para sanar nuestro pasado emocional y subir un nuevo escalón en la vida.

Conocer lo que se piensa y se siente y poder hablar de ello

Dejando de revisar nuestro interior no conseguimos escapar de él, sino permitir que lo negativo de nuestro pasado maneje a su antojo nuestra vida presente.Y esto, por supuesto, resta espacio a lo positivo y, además, duele. Duele mucho.

La claridad mental de las personas maduras contrasta con la pereza y el caos constante de las personas que no han alcanzado este punto de madurez.  Por eso, la madurez mental ayuda a resolver problemas  de la vida cotidiana de manera eficaz.

Dejar de quejarse

Las personas maduras  han aprendido que o cambiamos o aceptamos, pero que no sirve de nada quejarse.

las heridas emocionales duelen

Empatizar con los demás sin sentirse abrumadas

Las personas maduras son capaces de gobernar y manejar sus emociones y las que les contagian.

No castigarse por cometer errores

Los errores son la mejor manera de aprender, pues nos ayudan a comprender aquello en lo que fallamos. Por eso, las personas maduras no se castigan por sus limitaciones, sino que procuran trabajar para mejorarlas.

Apertura emocional

Cuando evolucionas te das cuenta de que las corazas solo dificultan el avance. Puede que ponernos barreras sea útil en algún momento, pero lo importante es que nos las quitemos a tiempo.

mujer con cerradura

Las personas maduras disfrutan tanto del tiempo en soledad como del tiempo compartido

El texto que os vamos a presentar más abajo se atribuye a Charles Chaplin. Sea o no esta su autoría, es un bello reflejo de las idas y venidas que supone caminar por la vida, madurar y cambiar.

Ya perdoné errores casi imperdonables. Trate de sustituir personas insustituibles, de olvidar personas inolvidables.  Ya hice cosas por impulso. Ya me decepcioné con algunas personas, mas también yo decepcioné a alguien. 

Ya abracé para proteger. Ya me reí cuando no podía. Ya hice amigos eternos. Ya amé y fui amado, pero también fui rechazado. Ya fui amado y no supe amar

Ya grité y salté de felicidad.  Ya viví de amor e hice juramentos eternos, pero también los he roto y muchos. 

Ya lloré escuchando música y viendo fotos. Ya llamé solo para escuchar una voz.  Ya me enamoré por una sonrisa. Ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia…

Tuve miedo de perder a alguien especial (y termine perdiéndolo) ¡pero sobreviví!

¡Y todavía vivo!

Yo ya no paso por la vida. Y tú tampoco deberías dejarla pasar… 

¡¡¡VIVE!!!

Bueno es ir a la lucha con determinación, abrazar la vida y vivir con pasión. Perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve y la vida es mucho más para ser insignificante.

Hoy, junto al Dr Enrique Orchansky, médico pediatra, reflexionamos en torno a las “nuevas infancias” y la necesidad de acompañar a los chicos en su crecimiento. “Nutrir no es sólo dar alimentos a un chicos”, indicó el doctor.

Cumplimos rituales formales, no está mal reflexionar sobre un día del niño, del padre o de la madre, en donde uno resume lo que siente por el otro y se lo dice. El problema es cuando nos quedamos en la forma, y la forma le va ganando al contenido, en donde sea más importante el envase de lo que va adentro. Eduardo Galeano lo decía, ha pasado a ser más importante el vestido de la novia que el amor por el cuál se casa.

Alejarnos de las formas y volver al fondo de la cuestión, supone celebrar un niño y no el día del niño, porque si hay algo que tenemos que celebrar en esta época es la niñez. Estamos adultizando tanto a los chicos desde tan temprano, en donde los chicos están ensayando cosas que ellos no saben, y por otro lado queremos que sigan haciendo lo que en realidad tienen que hacer que son dos tareas: jugar y aprender. Para ellos ambas tareas son lo mismo, juegan y aprenden. Basta ver un chico de jardín de infantes para ver que juega y aprende al mismo tiempo, y después entra a la primaria y empieza a jugar menos y empieza a aburrirse, y después llega al secundario y ya no sabe por qué está ahí.

¿Cuál es la función de los adultos respecto de los chicos? después de 35 años de estudios de pediatría, pedagogía, cursos y demás, para darse cuenta que en realidad todo estaba resumido en lo que decía mi abuela “se enseña con el ejemplo”. Y qué lastima haber estudiado tanto para volver a la misma síntesis que desde hace años funcionaba muy bien.

Hay cosas que no han cambiado, que siguen idénticas, y que no se modifican. Hacemos regalos para reemplazar nuestra presencia, pidiendo disculpas por no haber estado con ese niño. Así la vida transcurre y los chicos van recorriendo etapas como si fuera un recorrido pre-armado o un surco que tienen que caminar, y eso es muy desilusionante. Entonces estamos los que formamos una legión de gente, que no es poca, para hablar de lo que en verdad necesitan los chicos y para qué están delante nuestro. No están para cumplir nuestros sueños o deseos sino para que descubramos los deseos y sueños de ellos y los ayudemos a que los concreten.

Hay una confusión muy grande entre el apuro y lo urgente. Las generaciones actuales tienen una ventaja respecto de las anteriores, y haciendo foco en estos chicos que van terminando el secundario quieren mirar un nivel terciario, sea de estudio o trabajo, los chicos es como si tuvieran más posibilidades de probar. Pertenecen a una generación que van buscando trayectoria más que trayectoria. Nosotros desde hace años teníamos la promesa de que si trabajamos nos iba a ir bien. Los chicos de ahora no, quizás por algunos adultos que han promulgado demasiado que no hay futuro, que el trabajo no vale la pena, que el estudio no reditúa, etc

Necesitamos recuperar pasiones, mostrarle a los chicos que vale la pena vivir por cosas que nos emociona. Vale la pena de vez en cuando decir delante de los chicos “me encanta esta vida que tengo, doy gracias por ésto”, “me encanta mi trabajo”, “hoy ayudé a alguien”, “estoy estudiando y aprender es para siempre, no para rendir una materia, porque el conocimiento me libera, y porque leer me transporta a un mundo que quizás nunca pueda acceder”. Esos mensajes esperanzadores están al alcance de cualquier persona. No hace falta comprarles la Play 4 con todos los artefactos para que sean felices. Hay que trasladarles el por qué para que cuando ellos armen sus propios proyecto no del “qué quiero hacer” sino del “quién quiero ser”.

El concepto de calidad de vida es distinto para los adultos que para los niños. En los adultos por lo general, pasa por lo material y el concepto es de “lo que tengo soy”. Es curioso repasar los resultados de la 1º encuesta mundial que se está haciendo sobre la percepción subjetiva de los chicos sobre qué es la calidad de vida, auspiciada por UNICEF. Contestan chicos de 8  a 14 años. Los chicos dicen que quieren que los padres griten menos y que acuerden más; que apaguen sus celulares, los padres; que abracen más… Que quieren tener menos horas encerrados en los colegios y tener más actividades para mover el cuerpo; quieren ver más gente contenta; no se quieren mudar.

La calidad de vida que nosotros estamos procurando para los chicos necesita de la opinión de los chicos también. Necesitan comer menos ravioles pero que se los de un familiar, comer con alguien. Alimentarse no es suficiente para llegar a estar sanos y fuertes; alimentarse es estar con alguien, compartir. La palabra comida tiene una raíz comú con comunidad, y la comida es la comunión que uno hace con un plato al medio. También los chicos mayores quieren mirar la cara de alguien y en lo posible la madre, el padre, una abuela, algún familiar con el cual sentirse en comunidad y sentirse a salvo. Eso es nutrirlos. Estamos frente a una epidemia muy feroz de soledad infantil.

No todos los centros escolares incluyen la «oratoria» entre sus asignaturas. Sin embargo, cada vez cobra mayor importancia no solo entre los alumnos —que se ven, sin saber muy bien cómo hacerlo, en la tesitura de exponer un trabajo ante sus compañeros—, sino también entre los profesionales de cualquier ámbito cada vez que presentan un negocio o proyecto en su propia empresa o ante clientes.

Lo que está claro es que saber comunicar una idea correctamente es una de las claves del éxito profesional y personal. Según Mónica Pérez de las Heras, directora de la Escuela Europea de Oratoria (EEO), los padres también pueden contribuir a fomentar que sus hijos potencien su capacidad para saber hablar en público, ser más convincentes y evitar esos nervios tan característicos que pueden tirar por tierra el más sencillo de los mensajes. Sus recomendaciones son los siguientes:

1.-Apóyalos para hablar en público.

Los niños aprenden y repiten muchas conductas de los padres. Si les enseñas que hablar en público es fácil y divertido, perderán el miedo a hacerlo. Muchos bloqueos e inseguridades nacen desde que somos pequeños y crecemos con algunas creencias que más tarde son difíciles de cambiar. Anímalos en este camino. Háblales en positivo sobre lo que significa ser un buen orador y recuérdales que todos podemos hacerlo.

2. Recuérdales que el secreto es ser uno mismo.

Los niños cumplen perfectamente las tres claves imprescindibles de la oratoria: naturalidad, humildad y corazón. Enséñales simplemente a ser ellos mismos. Cada vez que tengan que exponer en el colegio o hablar frente a sus compañeros, recuérdales que el mejor secreto es no tratar de imitar a nadie y que deben ser los mismos que están en la casa, jugando o divirtiéndose en la escuela. Fortalece sus cualidades. Recuérdales lo mucho que valen y que nunca se esfuercen en ser algo diferente a lo que son.

3. Ayúdalos a emplear la postura de «neutralidad».

Es una posición en la que el niño está de pie, con su peso equilibrado en ambas caderas y los brazos colgando. Sus brazos y sus manos se mueven en cuanto comienza a hablar. Enséñales que al hablar en público no pueden tocarse el pelo, la cara, poner «brazos en jarra» o cruzar brazos o piernas porque eso no da sensación de seguridad.

4. Anímales a contar historias.

La oratoria se nutre de grandes historias y anécdotas para enganchar al público. Es importante motivarles a inventar sus propias historias y a contarlas después. Celebra sus cuentos y recuérdales el valor que tienen sus vivencias cada vez que tengan que hablar frente a sus compañeros.

5.- Enséñales algunos trucos de la oratoria.

Anímalos a realizar «un buen principio» y «un buen final» en cualquier presentación que hagan. Se trata de un gran secreto que tienen los grandes oradores y que los niños pueden repetir en sus presentaciones. Puede ser una pregunta al público, entrar bailando o cantando, decir una frase con rotundidad o cualquier otra cosa que se les ocurra.

6. Ayúdalos a emplear su voz.

Para contar bien algo es necesario emplear «adecuadamente la voz», sin acelerarse o hablar demasiado despacio. Pídeles que ensayen frente a ti y recuérdales este punto. Y que sepan poner voz a cualquier personaje de su historia.

Y, por supuesto, después de tener en cuenta todos los pasos anteriores, recuérdales que la mejor clave para la oratoria es: practicar, practicar, practicar. Es decir, que cada vez lo harán mejor.

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